25-Octubre-1979: 42 años después, la “izquierda abertzale” sigue manteniendo la falsificación y la mentira


25-Octubre-1979: 42 años después, la “izquierda abertzale” sigue manteniendo la falsificación y la mentira

Ruiz de Pinedo, parlamentario en el congreso español, en declaraciones que publica hoy Gara, dice que en la “aprobación” del llamado “Estatuto de Gernika” (25-Octubre-1979) se juntaron quienes estaban en contra del “Estatuto”: los cuales cantaron el “Eusko Gudariak” ante el rey español en la sala de Juntas; y quienes estaban a favor, como el “lehendakari” Garaikoetxea (o sea, el representante ordinario del Estado español de ocupación militar), que es quien trajo al “rey” franquista de la mano a nuestro País. Y dice también que todos ellos están hoy en EH Bildu.

Pero miente, o en cualquier caso – si es que sigue en su alucinación – falsifica la realidad, puesto que oculta que los integrantes de la pretendida “clase política vasca” que según él “estaban en contra del Estatuto”, habían reconocido ya siete meses antes: con su participación en las “elecciones generales” españolas de Marzo-1979, según ellos democráticas, que el régimen fascista del Segundo Franquismo era no-violento, legítimo y democrático y el suyo propio. Lo reconocieron a pesar de la advertencia que se les hizo sobre lo que estaban a punto de cometer; al igual que Garaikoetxea y los suyos habían sido advertidos en 1977 por quienes desde entonces estamos denunciando aquella traición. Por tanto, según lo que todos ellos habían reconocieron, las decisiones posteriores a aquellos actos también eran “democráticas” etc. y el resultado de “la voluntad de la mayoría”; lo cual, en un País sojuzgado bajo la ocupación militar y la colonización de otro, es: según sostienen Ruiz de Pinedo y la “izquierda abertzale”, lo mismo que “la democracia”.

Y aquello no sólo se aceptó en 1979 sino que ha seguido manteniéndose ininterrumpidamente por ellos hasta el día de hoy, momento en el que él mismo es un parlamentario en el Parlamento español: sede de la soberanía del pueblo español. Con lo cual él y “la izquierda abertzale” excluyen la existencia del Pueblo Vasco como otro Pueblo más del Mundo: distinto y separado del español, con su propio derecho internacional de autodeterminación o independencia nacional; y, por supuesto, excluyen y niegan que tenga su Estado propio, el Reino de Nabarra: internacionalmente reconocido durante mil años.

Quienes en aquel entonces engañaban a nuestro Pueblo con un discurso alucinado y/o mentiroso y falsario, según los casos, siguen haciendo exactamente lo mismo 42 años después. Un Pueblo sojuzgado cuyos pretendidos representantes y supuestos defensores de su libertad nacional son desvergonzados falsarios o lunáticos: como es el caso de Ruiz de Pinedo, que toman la ocupación militar de su País como democracia, y pagados por él se integran en las instituciones del Estado ocupante, está perdido.

Desde hace cuarenta y dos años, la “festividad” de ayer 25 de Octubre es: con sus alucinados cánticos de “Eusko gudariak” y puños levantados en Gernika, la conmemoración de la traición, la desgracia, la abyección y la vergüenza nacional que han traído a este País quienes, desde 1977-79 y hasta el día de hoy, están aceptando el régimen criminal, imperialista, colonialista y fascista español de ocupación militar sobre nuestro Pueblo y su Estado como el régimen y el Estado propios, no-Nacionalistas, no-violentos, legítimos y democráticos. No se trata de una fecha casual, ya que la “efeméride” del “estatuto” de 1979 señala la continuidad ideológico-política del hecho ocurrido el 25 de Octubre de 1839, con la aprobación de la “Ley de Confirmación y Modificación de los Fueros”; es decir de su Abolición, impuesta por España a nuestro País tras su derrota en la Primera Guerra de Independencia. Es decir, este día será por siempre para los Vascos TODO LO CONTRARIO de lo que, en ese mismo día de 1415, llevó – en la imaginación del poeta – a aquel rey inglés a decir en Agincourt:

“Este día es el de la fiesta de Crispiniano: Quien sobreviva a este día, y vuelva sano a su casa, se alzará sobre las puntas de los pies cuando se mencione este día, y se crecerá por encima de sí mismo ante el nombre de Crispiniano. Quien viva este día, y llegue a la vejez, cada año en la víspera de esta fiesta invitará a sus vecinos, y les dirá: ‘Mañana es San Crispiniano’. Entonces se subirá las mangas y les mostrará sus cicatrices, y dirá: ‘Estas heridas las recibí el día de Crispín’. [...]. Esta historia el hombre bueno la enseñará a su hijo; y la fiesta de Crispín y Crispiniano nunca transcurrirá, desde este día hasta el fin del mundo, sin que a ella vaya asociado nuestro recuerdo; el recuerdo de nuestro pequeño, de nuestro felizmente pequeño, de nuestro grupo de hermanos;” etc. (William Shakespeare; ‘King Henry the Fifth’.)

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