Autodeterminación de los Pueblos: único fundamento de la democracia
(Texto publicado inicialmente el 27-Julio-2018.)
Autodeterminación de los Pueblos: único fundamento de la democracia
“¿Qué hacer? [...] necesitamos leyes propias, que sean aplicadas por jueces del país, hasta sus últimas instancias. Quitarnos de encima todos los jueces ‘extranjeros’, como exigían nuestras Cortes soberanas. [En las resoluciones de aquellas Cortes soberanas, la palabra extranjerono iba entre comillas.] Y decidir en Iruña, no en Madrid [o en París], tal como en 1866 propuso la propia Diputación navarra a las otras tres provincias [entiéndase: Territorios Vascos]. Independentistas, federalistas y meros foralistas deberíamos estar de acuerdo en ello.” (Párrafo final de ‘Juzguemos a los jueces’: artículo de José Mari Esparza Zabalegi publicado hoy, 27-Julio-2018, en el periódico ‘Diario de Noticias’.)
Pero, como es evidente, pretender que estén “de acuerdo en ello” los imperialistas es algo completamente ilusorio; más aún, es una imposibilidad total: una contradicción en los términos. Incuestionablemente, sólo pueden “estar de acuerdo en ello” los demócratas, es decir: quienes propugnan EL RESPETO Y LA DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS FUNDAMENTALES (lo cual es EL ÚNICO fundamento de la democracia), y ante todo y sobre todo del derecho internacional de independencia, libre disposición o autodeterminación de todos los Pueblos, que es el primero de los derechos humanos fundamentales y la condición previa de todos ellos; todo lo cual es la antítesis del imprialismo. Y la implicación primera y fundamental del derecho de autodeterminación de un Pueblo sojuzgado bajo el imperialismo, como lo es el nuestro bajo el imperialismo franco-español, es la exigencia de evacuación incondicional e inmediata de sus fuerzas militares de ocupación: las cuales son el sostén del monopolio de la violencia criminal en que se basan las leyes (y los jueces extranjeros que las aplican mediante dicho monopolio) para mantener la dominación de nuestro País; todo lo demás es palabrería.
Ahora bien, los términos “independentistas, federalistas y meros foralistas”: utilizados en ese texto y que son quienes “deberíamos estar de acuerdo”, por sí solos y en la práctica son términos confusos, cuyo significado teórico y sociológico real puede ser y de hecho ha sido y es recuperado por la ideología y la política del imperialismo, si dichos términos no quedan perfectamente definidos y anclados por referencia a esa CUESTIÓN ESTRATÉGICA CENTRAL de afirmación de la democracia y correlativo rechazo del imperialismo. En consecuencia, toda negativa – sea cual sea la forma tras la que esté camuflada – a apoyar la implementación práctica del derecho de autodeterminación de todos los Pueblos: inherente a los Pueblos sojuzgados por el imperialismo y que se concreta en la exigencia de evacuación/abolición incondicional e inmediata de éste, constituye objetivamente un apoyo al imperialismo, y eso es algo que ha llegado a ser históricamente asumido y realizado por presuntos “independentistas, federalistas y meros foralistas”; con lo cual está claro que la invocación de esas meras palabras por sí solas no sirve de mucho...
En particular,
una de las formas más arteras (y absurdas) de camuflar esa negativa es tras la
afirmación/reivindicación de “federalismo” presentado como “alternativa”
preferente frente a la Autodeterminación o independencia: una posición
frecuentemente sostenida por sectores sedicentes “progresistas” e incluso
“socialistas”. El hecho de que esa negativa a apoyar la aplicación del derecho
de autodeterminación, realizada en nombre de un pretendido federalismo, sea
fruto de una confusión conceptual insuperable o ignorancia no-culpable, por
parte de quien es víctima involuntaria de la propaganda imperialista; o que sea
hecha por ignorancia culpable, resultado de un deliberado y consciente designio
de apoyo al imperialismo y a sus campañas de intoxicación y distorsión
ideológicas, ello poco importa puesto que en ambos casos el resultado es el
mismo: la negativa a admitir, en la teoría y en la práctica, el derecho de
autodeterminación de los pueblos sojuzgados frente al imperialismo; o sea, el
apoyo e integración incondicionales al régimen imperialista.
Escribe Lenin:
“Por cierto, no es difícil ver por qué, desde un punto de vista
Social-Demócrata, el derecho a la ‘autodeterminación’ no significa NI
federación NI autonomía (aun cuando, hablando en abstracto, ambos conceptos
aparezcan bajo la categoría de ‘autodeterminación’). El derecho a la federación
es simplemente un sinsentido, puesto que la federación implica un contrato
bilateral. Huelga decir que los marxistas no pueden incluir la defensa del
federalismo en general en su programa. Por lo que se refiere a la autonomía,
los marxistas defienden no el ‘derecho’ a la autonomía sino la autonomía misma,
como principio universal general de un Estado democrático con una composición
nacional variada y una gran variedad de condiciones geográficas y otras. En
consecuencia, el reconocimiento del ‘derecho de las Naciones a la autonomía’ es
tan absurdo como el reconocimiento del ‘derecho de las Naciones a la
federación’.” (V. Lenin; El Derecho de las
Naciones a la Autodeterminación; 1914.)
Veamos:
“puesto que la federación implica un contrato bilateral”, ello significa que
sólo puede darse entre dos Estados QUE YA SON INDEPENDIENTES Y ESTÁN EN PIE DE
IGUALDAD; lo cual excluye todo problema previo de imperialismo o falta de
Autodeterminación ( = Independencia originaria) entre ellos, y descarta por tanto el sinsentido de plantear
la federación como un remedio para un problema: el imperialismo, que por
definición no existe en ese supuesto. En otras palabras, la federación no sólo NO ES “una
alternativa” a la independencia contra el imperialismo sino que, bien al
contrario, LA FEDERACIÓN IMPLICA LA INEXISTENCIA DE IMPERIALISMO, Y LA PREVIA
INDEPENDENCIA DE LOS ESTADOS que voluntariamente planean federarse; exactamente del mismo
modo que el matrimonio: otro contrato igualmente bilateral, implica la PREVIA inexistencia
de esclavitud y la PREVIA libertad de las dos personas que voluntariamente
planean casarse. (Subiste también, por supuesto, el sinsentido al que apunta
Lenin: tan absurdo – y ridículo – es reivindicar/reclamar el “derecho a la
federación” como el “derecho a casarse”... con alguien que no desea aceptar
como socio/cónyuge al otro, ¡por mucho “derecho” que éste pretenda tener para ello!)
Pero si, por el contrario, lo que tenemos como punto de partida es una situación de imperialismo, o sea: de violación/privación de la Autodeterminación o Independencia originarias que pertenecen a todos los Pueblos (como es la situación del Pueblo Vasco y su Estado, el Reino de Nabarra, bajo el imperialismo de Francespaña), entonces está claro que esa colonia sometida a un Estado imperialista no podrá federarse con él a menos que previamente recupere su independencia, garantizada por su derecho de autodeterminación cuya primera exigencia es la retirada incondicional e inmediata de las fuerzas de ocupación y de todo el aparato de subyugación del Estado imperialista. Exactamente del mismo modo que una persona esclava: mantenida a la fuerza en estado de sometimiento sexual, sólo podrá casarse con su opresor si previamente realiza su autodeterminación rompiendo su esclavitud y sus cadenas, y recuperando su libertad plena de forma inmediata, sin condiciones ni dilaciones. No es necesario recalcar que debe tratarse de una autodeterminación (es decir: independencia o libertad) real y no falsificada; lo contrario constituiría un impedimento dirimente para ambos contratos que en consecuencia resultarían inexistentes y nulos de pleno derecho.
SÓLO A PARTIR
DE SU LIBERACIÓN AUTÉNTICA, el ente dominado podrá federarse/casarse con la
otra parte que hasta entonces lo dominaba... o podrá también, como es natural,
mandarla a paseo. Pero, en todos los casos, la condición de viabilidad de la
federación/matrimonio es la PREVIA RESTAURACIÓN DE LA INDEPENDENCIA REAL del
ente (colectivo o individual) sojuzgado; independencia que únicamente puede
quedar garantizada A PARTIR DE la retirada incondicional e inmediata de las
fuerzas de ocupación y la abolición de la situación de imperialismo/esclavitud.
Este paso: la independencia previa/abolición del imperialismo empezando por la
retirada de sus fuerzas de ocupación, es ineludible, y no puede ser substituido
ni hay truco que valga que pueda reemplazarlo.
Mientras esa independencia no sea efectiva, realizar EN SU LUGAR el simulacro de reivindicar federación/matrimonio: dirigido al dominador por parte del dominado, es simplemente colocarse en una situación de ridículo o demencia, puesto que quien quiere mantener y mantiene una situación de imperialismo y esclavitud no tiene intención de federarse/casarse con su dominado (ello implicaría liquidar su propio monopolio de violencia y concederle la independencia), ni consiente en tan presuntuosa o desquiciada “reivindicación” cuando puede usar su monopolio de la violencia – que incluye leyes en códigos penales, jueces y cárceles – para aplastarla. Es decir: o bien hay imperialismo, o no lo hay. Si lo hay, como es nuestro caso, hablar de “federación” dentro del imperialismo sólo puede ser deliberada mistificación e impostura, o extraviado charlatanismo y demencia.
De todos modos, la dignidad más elemental previene al dominado bajo un régimen imperialista de caer en el desatino de reivindicar tal falsificación como en su caso es “la federación”. En cambio, lo que sí puede y debe hacer siempre éste es denunciar el régimen como lo que es: criminal, imperialista y fascista; y no, por el contrario, aceptarlo como “legítimo, no-Nacionalista, no-violento y democrático”, según hacen los agentes del imperialismo: tanto los oficiales y declarados, así como los oficiosos y camuflados de “oposición” e incluso de “vascos”, que es el caso de la burocracia liquidacionista Pnv-Eta y sus satélites al menos desde 1977/9.
Es hora ya de
desenmascarar estos pretextos y a estos cuentistas, y de que todos tengamos
estas ideas claras y llamemos a las cosas por su nombre: rechazar la
implementación del derecho de autodeterminación de un Pueblo sojuzgado en
nombre de una necesariamente falsificada federación es propugnar la
continuación del imperialismo sólo que llamándolo ahora “federalismo”, lo cual
naturalmente no lo hace desaparecer; que es de lo que se trata para quienes así
actúan. Estamos simplemente ante un truco imperialista más, y quien no lo ve es
porque no quiere verlo. Y ya se dijo que no hay peor ciego que el que no quiere
ver, ergo... Se trata simplemente de constatar la realidad y dejar de lado a los
agentes del imperialismo, sean cuales sean sus usurpados disfraces y etiquetas.
Como dicen en mi pueblo junto al abrevadero: “de nada sirve silbar al burro
cuando no quiere beber”.
Las leyes y
los tribunales que tenemos no nos han caído del cielo sino que los han impuesto
los criminales regímenes imperialistas,
colonialistas, totalitarios y fascistas de España y de Francia, establecidos mediante sus ejércitos de ocupación. Y como cualquiera
puede comprender (es increíble que sea necesario tener que explicarlo, y muestra
de la situación ideológico-política de la “clase política e intelligentsia
vascas”), no podemos
echarlos fuera de nuestro País, es decir: “quitarnos de encima todos los jueces – y sobre
todo los códigos penales y tribunales – extranjeros”, como propone el articulista en el texto que citamos al principio, si los ejércitos de
ocupación que los impusieron y mantienen están dentro de él, y ese País ocupado – alienado como consecuencia de las alucinaciones o la corrupción/traición de su “intelligentsia y clase política” – llama a eso “democracia,
no-violencia” etc.
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