Jan Huss: In Memoriam
(Texto publicado inicialmente el 6-Julio-2019.)
Jan Huss: In Memoriam
Un día como hoy: el 6 de Julio de 1415, era quemado en la hoguera el checo Jan Huss: teólogo, filósofo y rector de la Universidad de Praga desde 1409, como consecuencia de la condena pronunciada ese mismo día por el Concilio de Constanza contra él bajo el cargo de heresiarca, es decir: líder y propagador de un movimiento herético. Ante su negativa a retractarse tras escuchar su condena, fue degradado de su cargo eclesiástico y despojado de sus vestiduras ante aquella asamblea general del Concilio celebrada por la mañana en la Catedral de la ciudad de Constanza; y a continuación, tras habérsele colocado sobre la cabeza un alto capirote de papel con la inscripción “Haeresiarcha”, fue “relajado al brazo secular” para ser quemado vivo junto con sus escritos, cosa que tuvo lugar por la tarde junto a las murallas de la ciudad. Todo ello: apresamiento, “juicio”, condena y asesinato, realizado a pesar de la promesa de salvo-conducto que había recibido del “Rey de Romanos” Segismundo de Luxemburgo para que acudiera a Constanza (Alemania), a donde llegó dos días antes de la apertura del Concilio.
Precursor
de la Reforma llamada protestante, Huss se oponía a la venta de indulgencias y
denunciaba la corrupción de la Iglesia. Pero – por si eso no bastara para
atraerse el odio de todos los poderes establecidos – la gota que colmaba el
vaso era su predicación en idioma checo, en unos momentos en que la identidad
nacional de Bohemia estaba reforzándose y tomando conciencia de sí misma basada
en su propia lengua, que les proporcionaba un nexo de unión y los diferenciaba
de los preponderantes colonos germanos, y que fue evolucionando hacia el
reforzamiento de la identidad checa. En este contexto, incluso algunos de sus
paisanos – los partidarios del “status quo” – lo abandonaron, en particular el
Rey Segismundo que aspiraba a ser Rey de Bohemia por herencia de su hermano
Wenceslao (cosa que ocurrió en 1419) y ser coronado Emperador, para lo que
necesitaba estar a bien con la Iglesia y con los electores germanos.
Horrorizado
por el asesinato de Jan Huss, del que se hizo responsable al rey Segismundo, el
pueblo de Bohemia-Moravia lo tomó como una ofensa contra su nación, radicalizó
su rebelión y se apartó aún más de las enseñanzas papales y de la Iglesia,
condenando en los más duros términos la ejecución de Huss (Protestatio Bohemorum). En este contexto, y tras el incidente que se conoce como la Primera
Defenestración de Praga en 1419 (en la que un juez, el alcalde y cinco miembros
del Consejo Municipal, apresados por Husitas, fueron arrojados a la calle desde
una ventana del edificio del Ayuntamiento de Praga, muriendo como consecuencia
de la caída o a manos de la enfurecida multitud congregada abajo), el Papa
Martín V – que había sido nombrado para el cargo por el Concilio de Constanza –
autorizó hasta cinco Cruzadas papales contra los seguidores de Huss (1420-34)
conocidas como Guerras Husitas, hasta que éstos fueron finalmente vencidos y
sometidos a los Imperios Germánico y después (1526) Austro-Húngaro, pero sin
ser jamás asimilados por el germanismo.
Derrotados
igualmente por los Austriacos en las barricadas de Praga (1848), en las que
participó el compositor Smetana combatiendo sobre el Puente de Carlos, la
derrota del III Reich alemán en 1945 resolvió definitivamente la opresión de
los Checos a manos de los Alemanes/Germánicos, de los que no ha quedado ni
rastro en la actual Bohemia/Chequia. La futilidad de los Imperios y los poderes
totalitarios ante la resolución de los Pueblos no puede quedar más en
evidencia.
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