Falsificación de la historia, al servicio del Nacionalismo imperialista y la negación de los Pueblos
Falsificación de la historia, al servicio del Nacionalismo imperialista y la negación de los Pueblos
(Artículo que escribí para que Kepa Anabitarte lo publicara como contestación al ataque recibido de Santiago de Pablo. Fue publicado – con modificaciones y “recortes” introducidos por el periódico – en ‘El Diario Vasco’ [DV] el lunes, 29 Octubre 2018.)
El pasado día 26 de Agosto, Santiago De Pablo, auto-presentándose como “Catedrático de Historia Contemporánea de la UPV/EHU”, publicó en el grupo Diario Vasco un artículo titulado “Batallitas del abuelo” y dedicado fundamentalmente a afirmar “la inexistencia de una unidad institucional entre los diferentes territorios históricos” del Pueblo Vasco; lo cual es una completa falsedad histórica, y que constituye la piedra angular del Nacionalismo imperialista español y francés – al que el autor y su artículo sirven – en su permanente empeño por negar no sólo esa unidad institucional sino también la existencia misma del Pueblo Vasco. Al mismo tiempo, mencionaba también mi nombre (así como a Arturo Campión), e intentaba ridiculizar las afirmaciones que yo hacía en un artículo que me publicó Gara en Agosto del pasado año 2017. Intentaré exponer una respuesta ordenada a estos ataques.
Como es evidente, “los Pueblos preceden políticamente y constituyen jurídicamente los Estados y los Gobiernos”. Es también innegable que el Pueblo Vasco/Euskal Herria existe; y existe porque nuestros antepasados los Vascones resistieron los innumerables intentos que los imperios – tras haber invadido sus territorios – realizaron para liquidarlos y asimilarlos en sus respectivas unidades totalitarias, la primera de las cuales, ya en época histórica, fue el imperio romano. A la caída de éste, está documentado que el Pueblo Vasco se organizó y dotó de diversas instituciones estatales para su auto-defensa, la primera de las cuales fue el Ducado de Vasconia: Dux Wasconiae según las fuentes de la época, el cual se esforzó siempre por mantener su independencia frente a los nuevos invasores bárbaros: Francos y Visigodos. Y a la caída del Estado de éstos en el año 711, también frente al imperialismo árabe-musulmán de los Omeyas así como el de los Hispanos sucesores de los Visigodos.
Es frente a la agresión de los Francos como se producen las batallas de Orreaga; la primera y más famosa de las cuales fue el año 778 contra el ejército de su rey Carlos I (en aquel momento no era aún llamado “Carlomagno”). La incesante agresión de los Francos provocó otra nueva batalla y victoria de los Vascones en Orreaga el año 824, esta vez sobre el ejército del hijo y sucesor de Carlomagno, Luis el Piadoso. Como consecuencia de esta nueva victoria, se constituyó poco después – desbordado ya el Ducado de Vasconia – el Reino de Pamplona, que llegó a aglutinar en torno suyo al conjunto de Territorios de las repúblicas, condados y señoríos constituidos por los Vascones/Vascos. En 1150, su Rey Sancho VI el Sabio concedió el Fuero a la ciudad de Donostia, y a partir de 1162 dejó de titularse Rey de Pamplona para denominarse Rey de Nabarra (Rex Navarrae). De su reinado, y fechado en 1167, se conserva un pergamino donde el Euskara es denominado lingua navarrorum: la lengua de los navarros. Sin embargo, la realidad histórica de esta confederación o unión de todos los Territorios de los Vascos en torno al Reino de Pamplona es calificada en su artículo por el “historiador” español De Pablo como “teoría”.
Como es bien sabido, fueron las constantes agresiones bélicas de los reinos hispanos las que fueron desgajando paulatinamente del tronco del Reino de Pamplona/Nabarra los diversos Territorios de los Vascos, y no la voluntad de éstos. Ello no obstante, incluso a pesar de su invasión y conquista en 1512 por la Monarquía Hispano-Católica, el Reino de Nabarra continuó existiendo oficial y formalmente: hasta 1830, en sus territorios al Norte de los Pirineos bajo la denominación (a consecuencia del ilegal “Edicto de Unión” de 1620) de Reino “de France et de Navarre”; y hasta 1839 como Reino de Nabarra, en sus territorios bajo ocupación española. Siendo – bien entendido – todas las agresiones contra el Reino de Nabarra, y por supuesto su no declarada “anulación” de facto (realizada tanto por Francia como por España), actos criminales, ilegales y nulos de pleno derecho, que los Vascos jamás hemos admitido ni reconocido.
En cualquier caso, y como todos sabemos, el recuerdo y la evocación – mejor o peor expresados, ésa es otra cuestión – de la profunda unión de todos los Territorios de los Vascos (“Hirurak bat”, “Laurak bat”, “Zazpiak bat”) y del mantenimiento de nuestras instituciones nacionales y estatales ha sido siempre una constante: tanto a nivel popular así como en los incesantes proyectos y deseos de libertad y cooperación formulados por las Diputaciones de los Territorios Vascos; máxime en los momentos de peligro, en los que éstas han podido expresarse de forma libre y no coaccionada. A esta innegable continuidad secular en el mantenimiento de las Instituciones propias del Pueblo Vasco en sus distintos Territorios, que llega a la Edad Contemporánea, el “historiador” español De Pablo: citando al también “historiador” español Antonio Rivera en quien parece necesitar apoyarse, lo llama “interpretaciones presentistas de la historia medieval navarra”.
En realidad, y como es natural, ocurre que todo lo que muestre o potencie la permanente conciencia y defensa de la realidad nacional y estatal del Pueblo Vasco, aun sometido a ocupación militar, es algo que el Nacionalismo imperialista español y francés no puede soportar y debe ocultar; lo cual el “historiador” español De Pablo manifiesta a las claras en su artículo. Es por ello que se ve obligado a falsificar y ridiculizar nuestra historia, y así califica de “mito” y “batallita del abuelo” un hecho histórico de gran impacto, mencionado en diferentes fuentes históricas, y de primer orden en la geo-política del momento, como es la victoria de los Vascones en Orreaga sobre el ejército invasor del rey Franco Carlos I, en el año 778. “Aduce” para ello una pretendida imprecisión/discrepancia en la datación de la batalla: “no hay datos sobre su fecha, que oscila entre el año 778 y el 824”, dice; siendo así que hubo allí al menos dos batallas distintas, cada una de ellas en su año respectivo.
Finalmente, y mencionando mi nombre, cita extractos de un artículo que publiqué en el Diario ‘Gara’ el año pasado con ocasión de la conmemoración de la primera de esas batallas, ocurrida el 15 de Agosto del 778. Al hacerlo, los presenta como si fueran afirmaciones también ridículas o absurdas, pero – eso sí – no es capaz de formular la menor crítica contra ellas. Una de esas afirmaciones que yo hacía en aquel artículo, y que al parecer lo escandaliza de forma particular, es ésta: “el derecho de autodeterminación [de todos los Pueblos], como todos los derechos humanos fundamentales e inherentes, no depende de elecciones, de mayorías o minorías convencionales”; afirmación a la que él, “apoyándose” en su mencionado colega Rivera, llama “situarse ‘en los límites de lo fantástico’. Unos límites que a veces se traspasan más allá de lo imaginable”. Con esta afirmación, el “historiador” español Santiago De Pablo termina su artículo.
Es decir que, según él, afirmar el derecho de autodeterminación de todos los Pueblos: reconocido por la Asamblea General de las Naciones Unidas como el primero de los derechos humanos fundamentales y la condición previa de todos ellos, es “traspasar los límites de lo fantástico más allá de lo imaginable”. Una sincera confesión sobre la opinión que a este nacional-imperialista español le merece la defensa y restauración de los derechos humanos fundamentales, el primero de los cuales es la autodeterminación o independencia de los Pueblos; confesión de parte que naturalmente nos ahorra más comentarios sobre él.
Frente a estos ataques y campañas de ridiculización y menosprecio del Pueblo Vasco y de su Estado en su recorrido histórico, desarrollados por el Nacionalismo imperialista español por medio de sus muchos peones y colaboradores instalados en las instituciones académicas de este País, seguiremos inconmovibles en la defensa tanto del derecho internacional de autodeterminación, libre disposición o independencia del Pueblo Vasco, así como de la continuidad, vigencia y actualidad de nuestro Estado histórico, el Reino de Nabarra, al que nuestro Pueblo nunca ha renunciado.
(Comentario mío, que pongo en FB para dar publicidad al artículo: “Un valiente y clarificador artículo, que pone de manifiesto y desbarata los ataques del Nacionalismo imperialista español – realizados por “historiadores” al servicio del régimen español de ocupación militar de nuetro País – desde las instituciones académicas de nuestro País, contra quienes afirman la continuidad y actualidad de las instituciones nacionales y estatales del Pueblo Vasco. Mi más sincera y calurosa felicitación a Kepa Anabitarte.)
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