El Pueblo Vasco / Euskal Herria frente a la “multi-polaridad” imperialista
El Pueblo Vasco / Euskal Herria frente a la “multi-polaridad” imperialista
Las crisis que actualmente sacuden el mundo ponen de manifiesto una y otra vez: con la terquedad de la realidad, por una parte, la imposibilidad de establecer un sistema estable de convivencia y progreso pacíficos entre los seres humanos al margen – y mucho menos en contra – del imperativo derecho (‘ius cogens’) internacional de autodeterminación, libre disposición o independencia de todos los Pueblos, y de integridad e independencia de sus Estados legítimamente constituidos sobre el principio de Autodeterminación o Independencia de los Pueblos (según numerosas y relevantes resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas vienen estableciendo desde su misma fundación por la Carta de San Francisco en 1945). Unos derechos cuya aplicación práctica y condición previa consisten en la evacuación incondicional e inmediata de todas las fuerzas de ocupación y de toda agresión imperialista realizada contra los Pueblos que aún siguen sojuzgados, y contra sus legítimos Estados.
Y, por otra, la absoluta incapacidad y ruina política, estratégica, intelectual y moral de la pretendida “izquierda” europea y mundial, que les impide ver siquiera – y mucho menos implementar – esta realidad que impone la justicia que ellos dicen defender frente a “la ley de la selva” imperialista. En su lugar, y en particular los lacayos “vascos” al servicio de un sistema de imperialismo “multi-polar” que presentan como “progresista”, esos sectores “de izquierda” nos proponen no la afirmación universal y la defensa – en la teoría y en la práctica – del mencionado derecho de independencia e integridad de todos los Pueblos y de sus legítimos Estados sino que cerremos los ojos ante las agresiones y crímenes de determinados imperialismos, y que nos sumemos al criminal sistema actual de imperialismos secundarios o a una “multi-polaridad” imperialista; en aplicación del “edificante principio” que podría expresarse como “allá cada cual” o que cada cual se arregle como pueda, y sobre la aberrante base de que hay un “imperialismo perverso” al que debemos combatir por el procedimiento de apoyar a los “imperialismos progresistas”. Éstos están representados – según esos agentes a su servicio – fundamentalmente por los sistemas totalitarios, reaccionarios, despótico-asiáticos y mafiosos de Rusia y China, que oprimen brutal y despiadadamente a otros Pueblos y Estados sojuzgados bajo su imperialismo y a sus propios Pueblos. (Véase nuestro texto: ‘El Imperialismo Chino contra el derecho de autodeterminación de los Pueblos’, publicado en este blog el 6 de Agosto de 2022.)
Frente a esos obstinados y fanáticos orates: que durante medio siglo han arruinado a este País predicándole la demencia sectaria y suicida del Eta (sin que ello los haya llevado a adoptar ahora la más mínima prudencia, humildad y honestidad ante sus terribles errores, que en su soberbia no quisieron reconocer cuando se les advertía de ellos, al igual que tampoco los reconocen ahora), nosotros nos reafirmamos una vez más en la afirmación de la validez y vigencia universales del arriba expresado principio de Autodeterminación o Independencia de todos los Pueblos, el Pueblo Vasco entre ellos; y de Independencia e Integridad de sus legítimos Estados y del nuestro en particular, el Reino de Nabarra: fundamento del Movimiento Vasco de Resistencia y Salvación Nacional, según ha quedado expuesto en nuestro ‘Manifiesto del Movimiento Vasco de Resistencia y Salvación Nacional‘, publicado en Español, Euskara, Francés e Inglés.
Por todo ello, y dada su actualidad, volvemos a publicar un extracto de nuestro texto ‘Agudización de la actual crisis geo-política: agresión del Imperialismo Moscoviano contra el Pueblo Ucraniano y su Estado’, publicado el 25 de Febrero de 2022:
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Simultáneamente, la grotesca pretensión de que los Colonos “rusos” – esparcidos por Ukraina y otros Países gracias al expansionismo y el colonialismo imperialista y militar del Imperio Ruso – tienen el “derecho de autodeterminación” que reivindican los colonialistas-imperialistas: el cual supuestamente prevalece sobre los legítimos derechos de autodeterminación, independencia e integridad nacional de los Pueblos autóctonos y de sus Países, dominados y colonizados por el Imperialismo Moscoviano durante toda su historia (Pueblos y Estados que por añadidura ese Nacionalismo imperialista niega), es el cáncer que corroe esa “alma rusa” sin remisión posible, y que lleva a ese Pueblo a la destrucción.
Los Colonos “rusos” del Donbas en Ucrania, o de Transnistria en Moldova, o los asentados en los Estados Bálticos: no más que los Colonos “rusos” en Chechenia/Ichkeria, Prusia Oriental, Tatarstán, Udmurtia, Buriatia, Yakutia etc. etc. NO TIENEN DERECHO DE AUTODETERMINACIÓN NI NINGÚN OTRO DERECHO POLÍTICO. Exactamente del mismo modo que los colonos germanos en Prusia Oriental y los Sudetes: descendientes o sucesores de los Caballeros Teutónicos y sus criminales Cruzadas propiciadas por el Nacionalismo imperialista y expansionista polaco contra los autóctonos Pueblos Bálticos Prusianos desde Conrado I de Mazovia; o que los colonos franceses y españoles en Argelia, Indochina, Cuba, Filipinas y el Reino de Nabarra, NO TIENEN DERECHO DE AUTODETERMINACIÓN NI NINGÚN OTRO DERECHO POLÍTICO.
El derecho internacional de autodeterminación o independencia de todos los Pueblos: reconocido – no constituido – por el derecho internacional de las Naciones Unidas como el primero de los derechos humanos fundamentales y la condición previa para el pleno disfrute de todos ellos, pertenece a los Pueblos autóctonos establecidos en sus propios Países, NO A LOS IMPERIALISTAS Y COLONIALISTAS establecidos en los Países que ellos han invadido y ocupado mediante guerras de agresión y crímenes imprescriptibles. Y consiste en el derecho originario e inmanente – no derivado u otorgado – de independencia incondicional e inmediata de esos Pueblos autóctonos frente a toda agresión o interferencia extranjeras contrarias a su independencia nacional, NO EN EFECTUAR FALSIFICADOS REFERENDA LLAMADOS “DE AUTODETERMINACION” BAJO LAS FUERZAS DE OCUPACIÓN DEL IMPERIALISMO, LOS CUALES SON LA NEGACIÓN del auténtico derecho de autodeterminación o independencia de todos los Pueblos. En cuanto tales, LOS IMPERIALISTAS NO TIENEN DERECHOS ¡Fuera los imperialistas de los Pueblos y Estados sojuzgados!
La desvergonzada reivindicación de un pretendido derecho de autodeterminación de los Colonos “rusos” que ha hecho el agresor Putin: para “justificar” su criminal agresión contra el Pueblo Ucraniano y su legítimo Estado mientras niega que eso sea una guerra (y además una guerra de agresión, para más señas), es idéntica y se basa en la misma “argumentación” que fue utilizada por Hitler en 1938 para “justificar” su reivindicación de “la vuelta de la región de los Sudetes – Sudetenland – a la madre-patria alemana”.
Es la misma afirmación de “unidad constitucional” establecida por la “Constitución” formal y secundaria española de 1812, esclavista, colonialista y racista, al afirmar en su Artículo 1: “La nación española es la reunión de los españoles de ambos hemisferios”.
Y es la misma que fue utilizada por el Nacionalismo-Imperialismo de Francia: “Es indispensable fundar la colonización sobre la dominación”, había dicho Jules Ferry en su discurso ante la Cámara de Diputados en Julio de 1885 para justificar la agresión colonialista sobre Argelia. “Argelia es Francia; [...] Desde Flandes hasta el Congo, [...] por todas partes la ley se impone, y esta ley es la ley francesa; es la que vosotros votáis porque sólo hay un parlamento y una nación, en los territorios de ultra-mar como en los departamentos de Argelia como en la metrópolis. Tal es nuestra regla; no sólo porque la Constitución nos lo impone sino porque es conforme a nuestras voluntades. [...] La única negociación es la guerra”, dijo François Mitterrand, ministro ‘socialista’ del interior del Gobierno de Mendes-France, en su discurso desde la tribuna de la “Asamblea Nacional” el 12 de Noviembre de 1954. “Por tanto”, su Gobierno invocaba los derechos de autodeterminación y de legítima defensa del Pueblo francés frente a la “agresión interna” que decía sufrir en Argelia, a fin de justificar aquella infame “no-guerra” colonial de “Argelia, parte integrante del Pueblo francés”.
(“En 1885 Jaurès había votado en favor de los créditos de guerra para Tonkín. En 1887, en el momento del affaire Schnæbelé, él estaba en favor de los créditos militares para Argelia ‘en el silencio patriótico de los parlamentarios’. En 1903, él pedía el presupuesto para la ‘penetración pacífica’ en Marruecos. En 1904, Guesde le reprochaba el ‘haber votado los presupuestos de la guerra y la marina’; lo que personalmente Jaurès había evitado hacer. Pero ‘los de ustedes los han votado – argumentaba Guesde aquel año, dirigiéndose a Jaurès y al PsF. Vuestro error está en vuestra concepción socialista que no tiene nada de socialista; vosotros hacéis surgir vuestro socialismo de la República, mientras que nosotros lo hacemos surgir de la evolución capitalista. ¡Vuestro método es el nacionalismo bajo una forma más peligrosa que otra!’. En 1908 Jaurès rechazó los créditos militares suplementarios.” Cita tomada del Cap. XI de ‘Nacionalismo y Nacional-socialismo’ / ‘Nationalisme et National-socialisme’ / ‘Nationalism and National-socialism’, de Iñaki Aginaga; publicado en el blog de Nabarra-ko Erresuma el 22 de Marzo de 2021.)
Ésta es la descripción que hace Aron de aquella mentalidad: “Estamos en presencia de una nacionalidad armada y vivaz que es preciso apagar mediante la asimilación, [...] la dislocación del Pueblo bereber y la fusión”. “El nacionalista – tunecino, marroquí, argelino – sería el enemigo: no ocasional ni siquiera permanente, por retomar los términos que hemos definido más arriba; sería el enemigo absoluto, aquél con quien ninguna reconciliación es posible, cuya existencia misma es una agresión y que, en consecuencia, si se siguiera la lógica hasta el final, habría que exterminar. Delenda est Carthago: la fórmula es la de la enemistad absoluta, la enemistad de Roma y de Cartago; una de las dos ciudades está de más. Si Argelia debe quedar definitivamente francesa, los nacionalistas que quieren una Argelia independiente deben ser eliminados sin piedad. Para que millones de Musulmanes se hagan Franceses a mitad del siglo XX, es necesario que no puedan ya soñar en una nación argelina, y olviden a los testigos que hubo que degollar.” (Raymond Aron; ‘Paix et guerre entre les nations’, 1962.)
Una vez establecido a priori de este modo el dogma de que “Argelia es Francia, y en Francia no hay más Pueblo que el francés”, de ahí se deducía con pretensiones de “lógica cartesiana” la ridícula y absurda afirmación de que “Francia no puede luchar contra sí misma”; y que, por tanto, la guerra colonial-imperialista de Argelia era una no-guerra. La actual “operación especial militar” y “no-guerra” de la “Federación de Rusia” contra el Pueblo Ucraniano y su Estado es la continuación de aquella línea de desvergüenza, crimen y destrucción de la razón. Y es también idéntica a las posiciones de Hitler, quien en el programa del “Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán-NSDAP” (que él mismo co-escribió y leyó en su primer mitin multitudinario celebrado en Múnich en Febrero-1920), reivindicaba la “unificación de los Alemanes” (Germanos de Austria y de Sudetenland-Checoslovaquia) invocando esa misma falsificada versión imperialista del derecho de autodeterminación, y que llevó al Pueblo Alemán a su mayor miseria. (Véase el Capítulo XV – ‘El imperialismo frente al derecho internacional / ‘Imperialism vs. International Law (XV)’ de nuestra obra general ‘EUSKAL HERRIA Y EL REINO DE NABARRA, O EL PUEBLO VASCO Y SU ESTADO, FRENTE AL IMPERIALISMO FRANCO-ESPAÑOL / EUSKAL HERRIA AND THE KINGDOM OF NABARRE, OR THE BASQUE PEOPLE AND ITS STATE, AGAINST FRENCH-SPANISH IMPERIALISM’.)
Todo esto está reproduciéndolo actualmente la criminal agresión del Estado putinista con la finalidad de restaurar los logros imperialistas y colonialistas rusos sobre el Pueblo Ucraniano y su Estado. Unos criminales logros que habían quedado establecidos en Poltava en 1709, hacía casi trescientos años; y que, tras el levantamiento del Pueblo Ucraniano en el Maidán de 2014 por su independencia nacional y la soberanía de su Estado, y contra los lacayos del imperialismo ruso infiltrados en el Gobierno de Ukraina, podían quedar nulificados si no se intervenía.
Así pues, frente al nuevo derecho internacional precariamente establecido tras el final de la Segunda Guerra Mundial: con la afirmación del derecho de autodeterminación o independencia de todos los Pueblos (y por tanto también de los Pueblos Ucraniano, Checheno etc.), los nuevos amos del Kremlin moscovita llegaron a la conclusión de que había que restablecer las viejas teorías de “la defensa de nuestros intereses nacionales”, basados en la afirmación de “zonas de influencia y de soberanía limitada”; y en definitiva en el “derecho de imperialismo” sobre esos Pueblos.
La consecuencia del reconocimiento de esos criminales intereses es la consolidación de “Reservas Coloniales” donde los derechos humanos fundamentales – y ante todo y sobre todo el primero y la condición previa de todos ellos: el derecho de autodeterminación (DA) o independencia de todos los Pueblos – no tienen vigencia alguna; así como la renovación o estabilización de “Zonas de influencia, Protectorados, Espacios vitales/Lebensraum/Spazio Vitale, Esferas de Co-Prosperidad de la Gran Asia Oriental, Zonas de Seguridad” y demás viejos conocidos de la expansión imperialista, subyacentes también en la “doctrina Brézhniev de soberanía limitada”. Pero eso es llevar de nuevo al mundo a una situación inaceptable para la mayoría de los Países, y desde luego a su destrucción.
Frente a ese funesto desatino que implica la afirmación del inexistente y criminal “derecho de imperialismo de la santa Rusia” sobre todos sus vecinos, el Pueblo Ruso y sus dirigentes sensatos y no criminales deberían comprender que su verdadero interés radica en incorporarse a un mundo establecido sobre la afirmación de los principios del respeto a los derechos humanos fundamentales y la cooperación entre los Pueblos y las naciones del Mundo, y ante todo sobre el derecho de autodeterminación o independencia nacional de todos los Pueblos, y no sobre los falsos “derechos” del colonialismo imperialista; y que un “futuro” construido sobre la imposición de su Nacionalismo imperialista sobre otros Pueblos consiste sólo en crímenes horrendos, corrupción, y finalmente en destrucción, ruina material y moral, y muerte. También para él.
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Pero desgraciadamente, y por efecto de una sistemática tarea de Terror y Despotismo asiático IMPULSADA SIN INTERRUPCIÓN POR TODOS los regímenes totalitarios e imperialistas que han regido en Rusia durante al menos los últimos cuatrocientos sesenta años: desde el del zar moscovita Iván IV el Terrible hasta el del zar “ruso” Putin I a día de hoy, he aquí que, como resultado de ello, los sofismas, la destrucción de la razón, y el fanatismo teórico-conceptual inherentes al Nacionalismo imperialista han arraigado en la estructura intelectual y en la “cosmogonía” del mundo ruso. Sólo así puede entenderse que una parte del Pueblo Ruso haya endosado silenciosamente y aceptado la falta de empatía, la perversión y la crueldad que implica el desentenderse de lo que el dirigente de su País está haciendo en Ucrania; garantizado todo ello, desde luego, por los actuales terror y persecución dirigidos contra todo pensamiento, toda oposición y toda acción independientes y democráticos que desafíen los diktat y las nuevas opríchnina y ojrana del régimen. Se trata de un dirigente que, ante la pasividad de esos sectores de su Pueblo – si es que no con una secreta y malsana satisfacción por esas actuaciones – afirma contra toda verdad y contra toda cordura que el vecino Pueblo y País de al lado “no existe, no es real, y necesita ser invadido [mediante una agresión criminal] en una guerra defensiva y existencial para el Pueblo Ruso, contra un nuevo Nazismo”.
Ahora bien, en cuanto a Nazismo, éste fue el aliado del Estado ruso-soviético desde el ‘Tratado de No-Agresión entre Alemania y la [así llamada] Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas-URSS’ (conocido también como “Pacto Hitler-Stalin”), firmado para 10 años entre esas Potencias el 23 de Agosto de 1939. Sin embargo, en un Protocolo secreto el Pacto establecía en realidad el reparto de Europa oriental y central entre ambas Potencias según “zonas de influencia” acordadas entre ambas. Además de un nuevo Reparto conjunto de Polonia – el cuarto – entre el Reich Alemán y el nuevo Imperio Ruso, a la “Unión Soviética” le correspondería anexionarse Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania (excepto su capital Vilna) y Besarabia (actual Moldova); es decir, todas las “posesiones” del Imperio ruso-zarista a las que el Imperio ruso-bolchevique había tenido que renunciar por el Tratado de Brest-Litovsk en 1918 y que Stalin ansiaba volver a dominar gracias a su pacto con Hitler, quien se apropiaba para Alemania del resto de sus “zonas de especial interés”. Y actualmente, tras haber recuperado sus independencias, todas esas antiguas “posesiones” del zarismo vuelven a estar hoy en el punto de mira de Putin. Los “rusos soviéticos” no fueron enemigos de los Nazis; fueron sus aliados desde el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Si después combatieron a los Nazis fue porque éstos traicionaron el Pacto de No-agresión y los atacaron, obligándolos a defenderse contra sus iniciales aliados.
Una vez firmado ese Tratado-Pacto de No-Agresión y Reparto de Europa, y contando con la complicidad de la “Rusia soviética” de Stalin, Hitler tuvo las manos libres para invadir Polonia nueve días después, el 1 de Septiembre de 1939, lo cual causó la declaración de guerra del Reino Unido y Francia contra Alemania, que dio inicio a la Segunda Guerra Mundial. Y dieciséis días después, el 17 de Septiembre, la “Unión Soviética” lanzó su invasión contra “su parte” oriental de Polonia, anexionándola, reprimiendo la Resistencia mediante ejecuciones y deportaciones a Siberia y otras zonas remotas, y afirmando que llegaban a Polonia para salvarla de los Nazis. De hecho, el Politburó “soviético” llamó con todo cinismo “campaña de liberación” a aquella anexión de Polonia que habían acordado con los Nazis. Del mismo modo, el 30 de Noviembre de ese año, los imperialistas “soviéticos rusos” – como lo habían hecho antes los zaristas rusos con todos los Pueblos no-rusos que desde el Báltico al Pacífico aún mantienen sojuzgados – se lanzaron contra Finlandia, que hizo frente a la agresión en la Guerra de Invierno y evitó la anexión pero no graves pérdidas territoriales, retenidas aún por la “Federación de Rusia” actual. El 15 y 16 de Junio de 1940, los otros tres Estados bálticos: Lituania, Estonia y Letonia, recibieron sendos ultimátum y fueron ocupados por el “Ejército Rojo” ruso, que a partir del siguiente día 28 de Junio ocupaba también Besarabia y el norte de Bucovina, según había quedado pactado entre el régimen Nazi y el “soviético”.
Putin no ha inventado nada nuevo al afirmar que quiere “liberar y desnazificar Ucrania”; simplemente ocurre que ahora en Ucrania, como en 1939 en Polonia y Finlandia, y en 1940 en Estonia, Letonia, Lituania y Rumania, los Nazis son los invasores “rusos”: agentes del Imperialismo Moscoviano totalitario camuflado como “soviético” entonces, y abiertamente totalitario-mafioso-kagebista-putinista ahora. (Esto quedará registrado así en la Historia, para eterna vergüenza y total descrédito de “la izquierda” europea que lo apoya, y en particular de la pretendida “izquierda abertzale”: totalmente acomplejada, acorralada y recuperada por los Nacional-”socialistas” y los Nacional-”comunistas” españoles que integran el actual social-imperialismo español. Éste, con sus sucursales y franquicias “sozialistas” camufladas en nuestro País con siglas “vascas”, cursa ahora bajo la mezcolanza que denominan “izquierdos/izquierdas-unidos/unidas-podemos-sumar-más-país” español.)
Tal es el régimen que detenta el poder hoy en Moscú bajo el Gobierno de Putin; quien, en un discurso oficial (16 de Marzo de 2022, disponible en la página web del Kremlin), para designar a quienes se oponen a él y a los – según él – “verdaderos patriotas”, ha utilizado términos tales como “escoria, traidores, insectos [moshki], y auto-limpieza natural y esencial de la sociedad”, así como “nacionaltraidores” en una sola palabra; del mismo modo que Hitler utilizó por primera vez la palabra Nationalverräter en ‘Mein Kampf’, y hablaba también de aquéllos a quienes aspiraba a destruir como de infrahumanos (Untermenschen), para facilitar psicológicamente la tarea de aplastarlos como si fuesen escoria o insectos. De hecho, la calificación de los Ucranianos como sub-humanos es un lugar común, un concepto establecido entre el Nacionalismo imperialista ruso, que constituye el mainstream ideológico ruso. El mismo Lenin advertía contra esta funesta tendencia de los Rusos:
“[...] En mis obras acerca del problema nacional he escrito ya que un planteamiento abstracto del problema del nacionalismo en general no sirve para nada. Es necesario distinguir entre el nacionalismo de la nación opresora, y el nacionalismo de la nación oprimida; entre el nacionalismo de la nación grande [o sea: imperialista], y el nacionalismo de la nación pequeña.
“Con relación al segundo nacionalismo, nosotros, los integrantes de una nación grande, casi siempre somos culpables, en el terreno práctico histórico, de infinitos actos de violencia; e incluso más todavía: sin darnos cuenta, cometemos infinito número de actos de violencia y de ofensas. No tengo mas que evocar mis recuerdos de cómo en las regiones del Volga tratan despectivamente a los no-Rusos, cómo la única manera de llamar a los Polacos es ‘Poliáchishka’, cómo el Tártaro es motejado de Príncipe, cómo los Ucranianos son siempre ‘Jojols’, y los Georgianos y demás nacionales del Cáucaso los llaman siempre ‘Kapcasianos’ u ‘hombres del Kápcaso’.
“Por eso, el internacionalismo por parte de la nación opresora, o de la llamada nación ‘grande’ (aunque sólo sea grande por sus violencias, sólo sea grande como lo es un esbirro) no debe reducirse a observar la igualdad formal de las naciones sino también a observar una desigualdad que, partiendo de la nación opresora, de la nación grande, compense la desigualdad que prácticamente se produce en la vida.
“[...] Y creo que en este caso, con relación a la nación georgiana, tenemos un ejemplo típico de cómo la actitud verdaderamente proletaria exige de nuestra parte extremada cautela, delicadeza y transigencia. El georgiano [está refiriéndose a Stalin-Beria] que desdeña este aspecto del problema, que lanza desdeñosamente acusaciones de “social-nacionalismo” (cuando él mismo es no sólo un “social-nacional” auténtico y verdadero sino un brutal esbirro Gran-ruso), ese georgiano lastima, en esencia, los intereses de la sociedad trabajadora de clase, porque nada retarda tanto el desarrollo y la consolidación de esta solidaridad como la injusticia en el terreno nacional,” etc. (V. Lenin; ‘Acerca de la cuestión de las Nacionalidades o “Autonomización”’. Tomado al dictado en taquigrafía por su secretaria Mariya Volodiceva el 31-XII-1922.)
Hoy sabemos que los Alemanes que se oponían a Hitler no eran nacional-traidores sino todo lo contrario, y que en cambio quienes lo apoyaron en su criminal empresa contribuyeron a traer la desgracia y la vergüenza del Pueblo Alemán; del mismo modo que esos “verdaderos patriotas” rusos, según Putin: que hoy lo apoyan en su criminal empresa, van a traer la ruina y la vergüenza para el Pueblo Ruso. Es el “filósofo político” ruso Iván Ilyin: un émulo de Hitler y declaradamente fascista, cuyos restos mortales Putin hizo traer de vuelta a Rusia desde Suiza y cuya tumba consagró, el que parece ser su inspiración. Finalmente, el hecho de haber elegido como distintivo de su agresión el símbolo de una letra ‘z’: que es en realidad una semi-sauvástica (o semi-svástica invertida), nos da la visión completa de este nuevo Nazi imitador de Hitler que es Vladímir Putin, y que como él ha empezado por el Anschluss de Ukraina. El Nazismo está hoy dirigiendo Rusia: desde el Kremlin, desde luego; pero también desde la Duma y la televisión rusa.
[...]
Esta ideología Nacionalista-imperialista, putinista y fascista, endosada con fanatismo por una parte del Pueblo Ruso y apoyada en Europa Occidental y otras partes por “representantes y pensadores” de una pretendida “izquierda marxista” reaccionaria: ideológica, intelectual y moralmente arruinada, degenerada y en total coincidencia con la derecha fascista de siempre (y que en nuestro País es apoyada por los sectores intoxicados con el dogmatismo y el fanatismo del Eta: actuales lacayos del social-imperialismo “socialista y comunista” español), es el verdadero cáncer que envilece al Pueblo Ruso y que hace posible la continuidad del régimen de ese autócrata y su banda mafiosa.
Es esa letal ideología la que alimenta esta situación, y la que permite que tales regímenes puedan aparecer y mantenerse. Pero no hay misiles ni armas nucleares – es fundamental comprender esto – que puedan servir para combatir la ideología fascista, ya sea de Putin, de la “izquierda marxista” pseudo-revolucionaria europea, de Berlusconi o de Donald Trump. Lo que se necesita frente a ella es un desarrollo teórico-ideológico basado en la auténtica Democracia, y no en su actual falsificación y sucedáneo creados por el “moderno” imperialismo y totalitarismo “con elecciones”, y aplicados en Europa occidental durante doscientos treinta años ya a partir de la “revolución” Nacionalista francesa. Es decir, un desarrollo de la auténtica Democracia, basada en el respeto y la vigencia de los derechos humanos fundamentales y ante todo en la Autodeterminación o Independencia nacional de todos los Pueblos, la cual desmonte los sofismas y las falsedades en que se basa todo régimen imperialista, totalitario y fascista. Veamos las condiciones de desarrollo de ambas ideologías:
“[...] Para la apreciación e interpretación de la realidad según la ideología del imperialismo y el fascismo, y debido a la distorsión mental/moral que ella establece, los mismos datos, los mismos medios, los mismos hechos y las mismas ideas son o bien “intrínseca y fundamentalmente” perversos, o rectos y santos; todo ello según sean las circunstancias, el momento, el sujeto involucrado y la propia conveniencia. La aplicación de conceptos, valores, criterios, principios, normas y referencias teóricas que no solamente son variables sino incluso formalmente contradictorios (una aplicación realizada conjunta o separadamente, según sea la necesidad y la oportunidad ideológica y según se apliquen a uno u otro de los adversarios), es una constante de la propaganda imperialista y fascista.
“En cambio, para las personas y los Pueblos sojuzgados, la verdad es el camino – largo, aventurado y lleno de riesgos – que conduce, a veces, a la libertad y que igualmente procede de ella. Pero, en un mundo como el nuestro, decir la verdad es una actividad poco recomendable que expone a sus temerarios o inconscientes actores a las peores reacciones de la opinión y los poderes ‘públicos’. En lo que se refiere a la verdad, el que aquí quiera ‘vivir bien’, o cuando menos vivir tranquilo, tiene todo interés en aprender a cerrar el morro. La mayor parte de la población lo ha comprendido así hace tiempo. ‘La verdad os hará libres’; pero la mentira y la destrucción de la razón ‘liberan’ también a los servidores de éstas: agentes del poder totalitario, imperialista y fascista establecido, a quienes éste ofrece la rica diversidad de su voluntad todopoderosa.
“En la medida en que la democracia implica libertad de pensamiento, de crítica e investigación, la coherencia lógica, la univocidad conceptual y terminológica, la paridad semántica y la estabilidad metódica son condiciones del acceso a la verdad y al conocimiento. En cambio, para el imperialismo y el fascismo son obstáculos insuperables que deben ser destruidos, porque sus agentes no pueden dominar ideológicamente a los Pueblos sin falsificar, recuperar y confundir los conceptos y los términos. Esa forma de ideología implica el embrutecimiento previo de sus pacientes por los modernos monopolios de propaganda. Ahora bien, si esta condición viene a faltar, la reacción puede ser peligrosa para sus pretenciosos agentes.
“Probidad intelectual, y Nacionalismo imperialista, se excluyen mutuamente. El Nacionalismo-Imperialismo nada tiene que ver con cualquier clase de ‘honestidad’ intelectual. El imperialismo es una empresa criminal de dominación-explotación Nacionalista y racista a costa de la libertad de los Pueblos: establecida y mantenida mediante la violencia criminal, que se realiza también mediante el adoctrinamiento ideológico; lo cual implica la confusión mental de sus pacientes, la mentira, el disimulo y la calumnia.
“Los ideólogos del Nacionalismo imperialista y fascista: tanto si se reclaman Nacional-católicos o Nacional-laicos/socialistas/comunistas, no son honrados teóricos u hombres de ciencia, ni menos todavía gentes de bien ‘que defienden sus ideas – todas legítimas y respetables – con la pluma y la palabra, y que oponen la cultura a la violencia’, como sus servicios indígenas y ‘autónomos’ de intoxicación ideológica de masas pretenden hacernos creer. Bien al contrario, en cuanto políticos, son agentes, partícipes, cómplices, encubridores y/o beneficiarios – notorios y convictos – de la rapiña y los crímenes de guerra, contra la paz y contra la Humanidad que constituyen el actual régimen imperialista franco-español que sojuzga nuestro País. Y en cuanto ideólogos, son mentirosos, difamadores, falsarios y embaucadores, tramposos y fulleros, jugadores de ventaja habituales o profesionales.
“Las personas decentes, las gentes de bien, no hablan con los criminales fascistas e imperialistas que continúan o pretenden que continúe la empresa de dominación del Nacionalismo imperialista español y francés, que ha ensangrentado y oprimido nuestro Pueblo y nuestro País desde hace doce siglos. Menos todavía pueden hacerlo quienes ejercen funciones y asumen responsabilidades ideológicas y políticas. El pensador, el político o la persona libre que afronta cuestiones teóricas, prácticas o de simple información en las condiciones del imperialismo, hará bien en desconfiar y protegerse de toda comunicación o aportación ‘informativa, científica o artística’ que provenga de sus agentes.
“Para los políticos, los científicos y las gentes decentes, ningún comercio digno, ninguna honrada frecuentación son posibles con los agentes ideológicos imperialistas y fascistas: cualesquiera que sean las pretensiones morales o culturales con que se encubran. No se habla con quien no es que tenga o no una pistola encima de la mesa, sino que se apoya sobre el monopolio de la violencia criminal establecido por la guerra y la conquista e innumerables y horrendos crímenes imprescriptibles. En nuestro País no caben “habladas” con los agentes de la propaganda y la guerra psicológica que imponen las ideas del imperialismo y el fascismo franco-español, al servicio y bajo el amparo de su ejército de ocupación. El ‘diálogo’ con el Fascismo y el Terrorismo imperialistas es un absurdo formal que implica la complicidad con sus agentes, y el encubrimiento de su empresa criminal de destrucción de las personas y los Pueblos libres; en lógica consecuencia, debe ser absoluta y positivamente evitado.
“En las condiciones del régimen imperialista de ocupación militar, son imposibles y contradictorias las relaciones democráticas con quienes combaten los derechos humanos fundamentales y, en primer lugar, el derecho de autodeterminación o independencia de todos los Pueblos: ‘primero de los derechos humanos fundamentales y condición previa de todos los demás’, según el derecho internacional establecido por las Naciones Unidas. Relaciones democráticas, voluntad popular y derechos humanos sólo se alcanzan por la supresión de la ocupación imperialista como condición previa.
[...]
“A la ideología del totalitarismo moderno, el método científico, el principio de no-contradicción y la lógica formal le traen más sin cuidado que a todos los sistemas despóticos que lo precedieron y fundaron. La lógica formal procede por contradicción y eliminación; la propaganda totalitaria, en cambio, por incoordinación y acumulación. La irracionalidad dota a la propaganda totalitaria de la exorbitante capacidad de jugar a la vez con todas las ideas, por formalmente contradictorias que sean. El totalitarismo contemporáneo puede así ampliar y adecuar su propaganda a los más diversos pacientes; y acusar al adversario de carencias o crímenes y atribuirse cualidades que – formalmente pero no ideológicamente – son equívocos o se excluyen entre sí.
“Por su parte, la lógica formal y la precisión conceptual y terminológica: a las que la resistencia democrática debe sujetarse, tienen su propia virtualidad, desde luego; pero implican limitaciones que no afectan a la propaganda totalitaria, la cual puede permitirse ‘pasar’ de cosas de ésas. Por si no tuvieran bastante con sufrir la sinrazón del despotismo y el despotismo de la sinrazón, las fuerzas democráticas sufren también la tiranía de la razón. Porque, en virtud del principio de no-contradicción, la razón y la democracia carecen de diversificación ideológica complementaria, y sólo disponen de una línea ideológica única, de una única carta teórica que poner en juego: la de la racionalidad y la coherencia lógica sin fallas. En cambio, el fascismo, el imperialismo y el totalitarismo tienen todas las que les hagan falta, por irracionales que sean (según sea la época, el lugar, el adversario y la coyuntura); y todas ellas son sucesiva o simultáneamente, parcial o totalmente operativas y operacionales. Pueden así ampliar, diversificar y adecuar su propaganda a los más diversos clientes, con ofertas especiales adaptadas a cada estrato o grupo social.
“La mentira y la difamación de masas son armas fuertes, más directas y efectivas que su problemática rectificación teórica posterior. Para empezar, los monopolios de violencia y propaganda excluyen ya toda respuesta proporcionada al daño causado, multiplicando así de forma decisiva la superioridad ideológica de las fuerzas imperialistas; y de este modo, la mentira mil veces repetida deviene una vez más la verdad ideológica.
“Es preciso tener en cuenta que la utilización a ultranza de los medios materiales de que dispone, e incluso la propia debilidad teórico-formal de la propaganda imperialista y fascista, son causa y efecto de la situación de dominación absoluta que el monopolio de la violencia criminal proporciona a sus agentes. Y ello porque la contradicción formal en la que se mueven (con total naturalidad y sin que ello les cause la menor preocupación), el embuste y la estupidez, la falsificación de las palabras, y la manipulación de los conceptos, son siempre rentables para el fascismo, si el monopolio de propaganda les asegura repetición y penetración sin posibilidad de réplica; y esto es algo que el fascismo se asegurará en conseguir. La falsificación de los términos y los conceptos cardinales de la sociología y la política, es parte de la técnica ideológica del imperialismo y el totalitarismo modernos para conseguir la confusión y dominación de los Pueblos.
“El imperialismo y el fascismo destruyen no sólo la realidad material de los Pueblos; destruyen también en ellos el sentido común y la razón. La esquizofrenia ideológica funda la propaganda dominante que afirma la ‘libertad’ del imperialismo. Sus portavoces: considerados mentalmente sanos por los medios y criterios clínicos tradicionales, son un peligro permanente para la salud mental de las poblaciones sometidas a los monopolios de propaganda, guerra psicológica, e intoxicación ideológica de masas del régimen imperialista y fascista. Lejos de perjudicarlos, la irracionalidad les ofrece a esos funcionarios considerables – y con frecuencia decisivas – ventajas ideológicas frente los defensores de la auténtica libertad, basada en los derechos humanos fundamentales y la Democracia; sin que aquéllos deban temer de éstos una competencia racional o científica que pueda ser ideológicamente efectiva entre las masas, dada su aplastante superioridad de medios.
“Por sorprendente que ello pueda parecer a los ilusos o idealistas románticos: que todavía creen en el valor y la vigencia universales del panlogismo y en la eficacia de la razón como arma ideológica, la estupidez y la irracionalidad formal no son defecto ni debilidad sino plenitud y virtud ideológicas, bajo las condiciones del imperialismo y el fascismo. La confusión, el caos, el envilecimiento de las ideas, y la destrucción de la razón benefician siempre al fascismo y al imperialismo.
“Frente a ellos, el único antídoto que tiene la ideología democrática es la honestidad intelectual y la coherencia lógico-formal, por un lado; y, por otro, la vertebración de una ideología y una política democráticas fundadas sobre la afirmación teórica y práctica de la vigencia y el respeto universales de los derechos humanos fundamentales y ante todo sobre el primero y la condición previa de todos ellos: el derecho de autodeterminación o independencia de todos los Pueblos. Sin derechos humanos, no hay democracia.” Etc. (Véase Cap. XXIII: Ideología imperialista frente a ideología democrática: una asimetría de factores variables y constantes / Imperialistic ideology versus democratic ideology: an asymmetry of variable and constant factors, de nuestra citada obra general.)
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