El “lehendakari” Urkullu ignora/oculta ante Europa al Pueblo Vasco y a su Estado propio

 (Texto publicado inicialmente el 9-Diciembre-2017.)


El “lehendakari” Urkullu ignora/oculta ante Europa al Pueblo Vasco y a su Estado propio

 

I

Las naciones sin Estado que, como Euskadi, forman parte del proyecto europeo” etc. “Las naciones sin Estado no somos un problema que Europa tiene que ignorar.” Etc. etc. (Recientes declaraciones de Iñigo Urkullu en su “tour” europeo.)

El actual “lehendakari”, en cumplimiento del papel que tiene encomendado como representante ordinario del Estado español en la “Comunidad Autónoma Vasca” a la que él llama “Euskadi”, acompañado por el Presidente de su Partido que se denomina “nacionalista vasco”, sigue reforzando en los foros europeos la negación de la existencia y vigencia de nuestro Estado propio: el Reino de Nabarra (militarmente ocupado por Francespaña), y reconociendo el Estado ocupante que él representa y con cuyos Presupuestos Generales es retribuido.

(Bueno, al menos él cobra espléndidamente por ello y no ve qué prisa hay en cambiar las cosas. Hay otros que lo niegan a cambio de nada, y que – como aquéllos – siguen engañándose y engañando al Pueblo, haciendo como que esperan en la posibilidad de su liberación del imperialismo franco-español a partir del reconocimiento del carácter “pacífico, legítimo y democrático” del régimen que ha establecido mediante las armas y el genocidio sobre nuestro Pueblo y Estado.)

El Reino de Nabarra es el único Estado del Pueblo Vasco, constituido por él histórica y libremente, al que jamás ha renunciado ni ha reconocido nunca ningún otro. La repetitiva y obsesiva ocultación/negación del Reino de Navarra como Estado propio del Pueblo Vasco, efectuada por estos agentes oficiales del Estado español, corre pareja con la ocultación/negación que hacen del Pueblo Vasco como un Pueblo más en el mundo y – al igual que todos los demás – sujeto agente del derecho internacional de autodeterminación o independencia de todos los Pueblos.

Para hacer posible esa ocultación/negación del Pueblo Vasco, en las declaraciones de esos agentes al servicio del régimen fascista español, nuestro Pueblo es insidiosamente substituido por el término “Euskadi”, el cual ha sido previamente reducido y desvirtuado por ellos para que designe sólo a la “Comunidad Autónoma Vasca del Reino de España”; en completa falsificación del sentido completo que le dio su creador.

Uno podrá estar en desacuerdo con ese neologismo y rechazarlo; pero si lo admite, parece lógico que deberá hacerlo respetando el significado que su inventor le dio, y no reduciéndolo y falsificándolo como estos falsarios Ortuzar y Urkullu hacen al servicio del imperialismo español.

II

(Texto publicado inicialmente el 31-Enero-2019.)

Una vez más, el pasado día 18 de Enero de 2019 un grupo de impostores y colaboracionistas/traidores, compuesto y encabezado por el “lehendakari de Ajuria Enea” Urkullu junto con su séquito de agentes auxiliares: “secretarios generales” de “convivencia, derechos humanos y cooperación” y de “acción exterior”, y otros altos funcionarios, al servicio todos ellos del régimen imperial-colonialista impuesto sobre el Pueblo Vasco mediante la violencia y crímenes imprescriptibles, se ha desplazado por Europa para plantar de nuevo un retoño del árbol de Gernika. En realidad lo ha hecho para exhibirse, ocultar la violación de los derechos humanos fundamentales – que ellos hipócritamente dicen defender – a manos del régimen al que representan y que presentan como “legítimo, no-violento y democrático”, y en definitiva reforzar el régimen de ocupación militar al que sirven, confortan y protegen: un régimen impuesto y conservado mediante la violencia criminal de una secular agresión armada contra el Pueblo Vasco y su Estado el Reino de Nabarra; mediante crímenes imprescriptibles de guerra, contra la paz y contra la humanidad; y mediante la violación sistemática de su derecho de autodeterminación: primero de los derechos humanos fundamentales y condición previa de todos ellos.

Como se recordará, ya el 20 de Abril de 2017 Urkullu y su corte se desplazaron con esa misma finalidad a Polonia, donde participaron “en la plantación de un retoño del Árbol de Gernika a pocos metros del Campo de Concentración de Auschwitz, en el Parque Zasole”. Con tal ocasión, y entre sus “fundamentales aportaciones” políticas, “el lehendakari ha reclamado a la Organización de Naciones Unidas (ONU) que la paz sea considerada ‘como derecho humano universal’, en unos momentos en que, según ha advertido, ‘vuelven a sonar inquietantes tambores de guerra en el mundo’. ‘Éste es el más alto valor que cabe defender, respetar y promover: derechos humanos para todas las personas en todo el mundo. Nos mueve el mismo objetivo: reivindicamos el Derecho Humano a la paz’, ha manifestado”. (Deia, 20-IV-2017.)

Ante estas afirmaciones uno se pregunta si el “lehendakari de Ajuria Enea” se ha tomado la molestia de leer o si conoce lo que está establecido al respecto en la Carta de las Naciones Unidas, y nada menos que en su Capítulo I: Propósitos y Principios, y Artículo 1, a saber: “Los propósitos de las Naciones Unidas son: 1 Mantener la paz y la seguridad internacionales, y con tal fin: tomar medidas colectivas eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la paz, y para suprimir actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz; y lograr por medios pacíficos, y de conformidad con los principios de la justicia y del derecho internacional, el ajuste o arreglo de controversias o situaciones internacionales susceptibles de conducir a quebrantamientos de la paz; 2 Desarrollar entre las naciones relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos, y tomar otras medidas adecuadas para fortalecer la paz universal;” etc. (Carta de las Naciones Unidas; 26 Junio 1945.)

Porque, a la vista de sus palabras, o bien esta cuadrilla de agentes del régimen imperialista desconoce – o desconocía – ese dato, y entonces es así como se explica que tuvieran el insensato atrevimiento nada menos que de “reclamar” a la ONU que establezca algo que había sido establecido hacía 72 años (y que precisamente el régimen al que ellos sirven incumple con el Pueblo que ellos dicen representar); o bien es que siguen en la idea absurda – que tan frecuentemente expresan en nuestro País al que diariamente adoctrinan e idiotizan con su funcional oligofrenia para la política democrática, si bien no para la imperialista y para sus propios intereses – en el sentido de que las declaraciones formales de derechos o de buenas intenciones llevarán necesariamente a su cumplimiento. De este modo – parecen razonar – si la paz es “considerada como derecho humano universal” no habrá guerra ni volverán “a sonar inquietantes tambores de guerra en el mundo”.

¡Es increíble que en el mundo entero nadie se hubiera percatado aún de este enorme descubrimiento! Así pues, es sólo debido a una imperdonable dejadez el que la guerra y el resto de jinetes del Apocalipsis hayan estado cabalgando por el mundo; porque si simplemente los derechos a la paz, la alimentación y la independencia nacional se hubieran declarado a tiempo como derechos humanos universales, según el “lehendakari” ha reclamado a la ONU que se haga, como resultado de ello no habría habido más guerras, hambre ni imperialismo en el mundo! ¡Es una tragedia universal que estos Urkullu y Fernández no hubieran aparecido antes en la historia de la humanidad! ¡De haberlo hecho, el mundo sería ahora una Arcadia feliz, las cacofonías de los “inquietantes tambores de guerra” y quienes los aporrean habrían desaparecido hace muchísimo tiempo, y los perros vivirían felices atados con longanizas!

Pero por desgracia (y por encima del desvergonzado o alucinado charlatanismo de esta banda de desaprensivos traidores y/o simples lunáticos), a pesar de que los derechos humanos fundamentales y universales a la autodeterminación nacional, la paz y la alimentación han sido solemnemente reconocidos por los Organismos internacionales, ello no ha sido bastante para impedir que en el mundo existan el Imperialismo y el Nacionalismo colonialistas. Y a éstos, los derechos humanos fundamentales le traen sin cuidado, puesto que están basados precisamente en la negación de esos derechos y ante todo del derecho de autodeterminación de todos los Pueblos, y de hecho son la peste que ocasiona la agresión y dominación contra los Pueblos por medio de la guerra, causante de muerte, explotación y hambre en el mundo.

Por lo tanto, de lo que se trata es de erradicar del Mundo el Nacionalismo imperial-colonialista; y para ello lo que se necesita es ante todo potenciar y unificar las fuerzas que trabajan por LA AUTODETERMINACIÓN, INDEPENDENCIA O LIBRE DISPOSICIÓN DE TODOS LOS PUEBLOS y ante todo de los sojuzgados; según se establece en la mencionada Carta de la ONU (¡y en su artículo primero!), y posteriormente a ella en innumerables resoluciones de su Asamblea General. Autodeterminación de todos los Pueblos que es la ÚNICA BASE POSIBLE para una paz y una democracia auténticas. Y ese reforzamiento y unión democráticos deben ser orientados al objetivo de oponer esas fuerzas de la libertad a las fuerzas y Estados que trabajan en pro del imperialismo y el totalitarismo; como es el caso de estos charlatanes y embaucadores, que justifican su sueldo y llenan sus bolsillos preconizando por el contrario una “paz” en abstracto basada NO en la libertad e independencia de los Pueblos sojuzgados por el Nacionalismo imperialista (como es el caso del Pueblo Vasco, sojuzgado bajo el Nacionalismo imperialista hispano-francés lo cual se cuidan siempre muy bien incluso de nombrarlo) sino precisamente en su sumisión y liquidación, que es el cometido de esta burocracia Pnv.

En esta línea de afirmar siempre generalidades para evitar hablar de la realidad de opresión del Pueblo Vasco, y como en todas sus declaraciones queda una y otra vez de manifiesto, su concepción de la persona humana es – al igual que la de la paz – también irreal e idealista: consiste en un ser abstracto desligado de toda referencia a la comunidad en la que una persona (y no sólo la humana) debe necesariamente alcanzar su propia realización y plenitud como ser social dentro de la comunidad cultural y nacional a la que pertenece; lo cual implica una reducción (en realidad destrucción) absurda y anti-natural de la persona humana. Por ello, y como hemos visto, su “reivindicación de derechos” está destinada “para todas las personas en todo el mundo”. Es decir: de su discurso han desaparecido por completo las comunidades naturales formadas por los Pueblos o las Naciones, que son para empezar los creadores de las Naciones Unidas (según queda establecido desde las siete primeras palabras de su Preámbulo: “Nosotros, los Pueblos de las Naciones Unidas” etc.) y los titulares y sujetos agentes del derecho de autodeterminación de todos los Pueblos, para pasar directamente al “cosmopolitismo mundial” de personas en abstracto.

Esto no es un olvido o una inadvertencia inocentes sino el cuidadoso cumplimiento de una exigencia absoluta que ellos (por encargo expreso o auto-censura voluntaria y culpable) han endosado, a saber: el acomodar su discurso a la prioridad del Nacionalismo imperialista de los pueblos dominantes; para los cuales, desde sus dirigentes y agentes – sean papas, reyes o presidentes hasta el último funcionario – la independencia y el respeto de los Pueblos sojuzgados y de sus derechos es algo totalmente incompatible e inconciliable con su designio histórico de dominación. Para el imperialismo de los pueblos dominadores, los Pueblos sojuzgados deben ser eliminados de la faz de la tierra: son arena en los engrasados rodamientos de su sistema de dominación; no hay lugar para ellos en el ecosistema del cosmopolitismo imperialista, integrado por individuos idénticos y estandarizados según el patrón de la globalización actual, que produce y reproduce los grandes rebaños de los pueblos dominantes bajo las directrices de sus Estados de integración totalitaria, y mediante sus monopolios mediáticos de intoxicación y uniformización cultural-ideológica, anexos a sus monopolios de la violencia.

En estas circunstancias la coartada perfecta para que estos hipócritas indígenas: mercenarios al servicio del imperialismo colonialista, puedan camuflar su repugnante inmoralidad contenida en la traición a sus propios Pueblos que ellos están realizando, y presentarse en cambio como virtuosos agentes que denuncian “populismos y extremismos” y defienden los derechos humanos como “brújula que permite orientar una política basada en el humanismo” (Urkullu en Estrasburgo), consiste en entonar loas a la “Declaración Universal de los Derechos Humanos” (Resolución 217 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, 1948); una Declaración de Derechos que dejó deliberadamente fuera nada menos que al derecho de independencia, libre disposición o libre determinación de todos los Pueblos, y ello a pesar de que – según se ha indicado más arriba – éste había sido establecido tres años antes como un derecho fundamental en el Capítulo I, Artículo 1 de la Carta de las Naciones Unidas.

Esta “Declaración de derechos humanos” (o “del Hombre”, como originalmente fue denominada en su versión en Español y en Francés, no así en Inglés): la cual deliberadamente ignoró el derecho de autodeterminación de todos los Pueblos (y que fue aprobada por la Asamblea General de las NU con 48 votos a favor sobre los 58 Países que formaban entonces la ONU, con la abstención de todos los Países de la Europa del Este debido precisamente a su insuficiencia), es la que en consecuencia puede ser sostenida por esos farsantes agentes indígenas del imperialismo, puesto que no representa ningún peligro para “la voz de su amo”: el moderno sistema imperialista, colonialista y totalitario al que ellos sirven y que es sostenido por ellos contra la libertad de su propio Pueblo.

Es por ello que “el lehendakari de Ajuria Enea” y su séquito, lacayos todos del régimen de ocupación militar, se han desplazado el pasado día 18 a las instituciones de la Unión Imperialista Europea en Estrasburgo: una “Unión” y unas instituciones que no reconocen el Pueblo Vasco, su derecho de autodeterminación ni su Estado, a fin de adherirse a la “Declaración Universal de Derechos Humanos” en su setenta aniversario y darse así otra capa de barniz que les permita seguir engañando a su propio Pueblo. Y también para plantar allí otro retoño del Árbol de Gernika, que es símbolo de la independencia del Pueblo Vasco frente a sus agresores; un símbolo y una independencia que estos traidores-impostores usurpan, traicionan y mancillan al reconocer como legítimo, no-violento y democrático al régimen imperialista de ocupación militar instalado sobre el Pueblo Vasco y su Estado: el Reino de Nabarra, por las Potencias ocupantes. Indudablemente van a necesitar algo más que capas de barniz para ocultar lo que está a la vista de todo el mundo.

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