Los regímenes imperialistas y totalitarios se ensañan contra la libertad de expresión

Los regímenes imperialistas y totalitarios se ensañan contra la libertad de expresión


“'Noura bint Saeed al-Qahtani ha sido condenada a 45 años de cárcel por tuitear sus opiniones', afirma Abdullah Alaoudh, director de investigación de la Organización Dawn (Democracia para el mundo árabe)”. (Tomado de la prensa diaria, 31 de Agosto de 2022.)


Esta desgraciada noticia hace necesario volver sobre la mistificación que en nuestro País ha desarrollado su pretendida 'intelligentsia' y "clase política vasca", acerca de la "separación interna de poderes" en un régimen imperialista y/o totalitario, como supuesta "garantía de democracia". A tal efecto, volvemos a reproducir textos en los que hemos tratado sobre ello (cuyos link proporcionamos), de los que indicamos a continuación un extracto:


[...] Una acepción auxiliar, equívoca y estrecha de la “política”: servida por la ideología imperialista franco-española de servicio y que es difundida por la pretendida “intelligentsia y clase política vasca”, la limita exclusivamente a la actuación de los órganos Ejecutivos, presenta el Legislativo y la Judicatura como “apolíticos”, y reduce las cuestiones del imperialismo y el fascismo, y su sistema antagónico de la democracia, a un mero asunto de “separación estatal de poderes”. Sin embargo, una eventual “separación interna de poderes” dentro del Estado imperialista o totalitario no resuelve ninguna de esas cuestiones. Efectivamente, la separación de poderes tiene por condición de nacimiento y vigencia la contradicción de fuerzas en las luchas sociales; y lo que hay en el imperialismo es una lucha de clases a nivel internacional y no sólo doméstico, es decir: opresión y explotación de Pueblos y Estados bajo/por otros Pueblos y Estados.


En un régimen imperialista y/o totalitario, la “separación interna de poderes” no es otra cosa que “el entramado funcional unitario del poder totalitario”; es decir, es el régimen como un todo: todo él, el que es imperialista y totalitario, y no sólo una parte de él. Según ha informado la prensa recientemente (31-Agosto-2022): “Un juzgado de Arabia Saudí ha condenado a una mujer a 45 años de cárcel por sus publicaciones en redes sociales. Concretamente, por el uso de la red ‘para romper el entramado social del país’. El gobierno Saudí no ha realizado ningún comentario.”


Bajo tales condiciones, los cuerpos Legislativo, Ejecutivo o Judicial de un Estado imperialista y totalitario coinciden espontánea y plenamente sobre el tratamiento a aplicar a las fuerzas democráticas de los Pueblos y Estados sojuzgados. A este respecto, las supuestas diferencias y contradicciones entre esos cuerpos estatales internos son una fábula reaccionaria y una apología del régimen fascista de ocupación militar, porque en un régimen totalitario y fascista los jueces no necesitan lecciones ni presiones de nadie para participar en la represión de la Libertad de los Pueblos y de los derechos humanos fundamentales (DDHH) en general; como siempre se ha constatado y en este mismo capítulo tendremos ocasión de exponer.


Todo intento de oponer, en el interior de un régimen imperialista, “el poder político al poder judicial” es un dislate teórico y práctico:


“[Estas] actuaciones [del Gobierno español] en Catalunya cuestionan la libertad ideológica, la de información, el pluralismo político, la igualdad ante la ley, [...]... en una escalada represiva sólo posible en un Estado carente de derecho que pretende su inmutabilidad a través de una actuación conjunta de sus poderes, ignorando la separación entre ellos imprescindible para la consideración de democracia.” Etc. (‘Estado sin derecho’; editorial en un diario “abertzale”, 21-IX-2017.)


Pero, bien al contrario, el poder imperialista es el poder imperialista, es decir: un poder incompatible con la democracia si bien no “carente de derecho”, como tan absurda como culpablemente se afirmaba en ese editorial. Y seguiría siendo un poder imperialista con “base jurídica” o sin ella, con “separación interna de poderes” o sin ella, y con jueces “independientes” o sin ellos. (Véase nuestro texto: ‘Totalitarismo fascista y sentencias judiciales’,  publicado en esta página el 14 de Octubre de 2019.)


La afirmación de la “separación interna de poderes” del imperialismo, como supuesta garantía democrática, muestra la “incapacidad”: real o de mala fe, de los “moderados y radicales” de la burocracia liquidacionista Pnv-Eta de nuestro País para comprender la política imperialista como UNA CUESTIÓN NO MERAMENTE INTERNA SINO INTERNACIONAL, que consiste en la dominación y destrucción de Pueblos sojuzgados y de sus Estados a manos de otros Pueblos y sus Estados imperialistas agresores, y que por tanto no es reductible “a los intereses de una determinada ideología, al centralismo, al jacobinismo, o a la falta de separación interna de poderes” del Estado ocupante; a los cuales ellos se empeñan no obstante en reducirla. Un Estado ocupante - Francespaña - que desde hace casi cincuenta años hasta el día de hoy esos Traidores aceptan como no-Nacionalista, no-violento, legítimo, democrático y "el Estado" propio.


Todas estas formulaciones suponen el abandono de los conceptos, principios y criterios fundamentales de libertad y democracia nacional del Pueblo y el Estado Vascos, substituidos por los supuestos internos y formales del régimen imperialista y totalitario franco-español: dentro del cual tales “moderados y radicales” Pnv-Eta y sus satélites siguen situando y entendiendo toda realidad política, incluido el derecho inherente de independencia de los Pueblos sojuzgados.


Así pues, en contra de su persistente incapacidad ideológico-estratégica, es preciso reafirmar una y otra vez que son la política INTERNACIONAL, el derecho INTERNACIONAL, y la separación INTERNACIONAL de poderes los instrumentos que permiten la única garantía política y jurídica del Pueblo Vasco contra el imperialismo Franco-Español, asegurada por su Estado propio, el Reino de Nabarra, internacionalmente reconocido durante mil años.


“La forma de expresión según la cual no gobiernan hombres, sino normas y leyes”, es una equívoca manera de solventar los problemas. “Una norma nunca se establece por sí misma (éste es un modo fantástico de hablar) [...] como caída del cielo.” No son las leyes las que mandan sino quienes las fabrican e imponen: los humanos hacen la ley. Etc. (Extractos del punto 15. “Separación de poderes, ley y Constitución, Estado de derecho e imperio de la ley, sufragio universal, diálogo y negociación”: fraudulentas justificaciones ideológicas del imperialismo, del texto Fundamentos ideológicos – Ideologi oin-harriak’/ ‘Ideological fundamentals – Stepping-stones’.)

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