La incontinencia verbal de Aitor Esteban, o “A todo hay quien gane”
(Texto publicado inicialmente el 25-Febrero-2019.)
La incontinencia verbal de Aitor Esteban, o “A todo hay quien gane”
Aitor Esteban,
preocupado por la “carrera” de un señalado miembro perteneciente a los colonos
ultra-nacionalistas españoles instalados en Catalunya y defensores allí de su
imperialismo, y ante su decisión de dejar aquel ámbito “regional” y orientar su
actuación política futura en el “Congreso de los diputados”, es decir: en el Parlamento
español en Madrid, donde también él mismo actúa, ha llamado a esa decisión
“hacer un maroto” y ha afirmado que “al final lo que les importa es Madrid”. ¡Asombroso!
Sin embargo,
es preciso decir a este respecto que cuando los colonos metropolitanos o los
renegados indígenas – tanto da que sean “catalanes” como “vascos” – acuden al Parlamento
español no están engañando a nadie: acuden a su propio parlamento, que es el de
España, como los Españoles que ellos se reclaman y que indudablemente son por
su origen o su propia y libre elección; un parlamento que establece y afirma la
soberanía del “pueblo español y de España una e indivisible, patria común de
todos los españoles”, y que niega el Pueblo Vasco
como Pueblo distinto y titular de su propio derecho de autodeterminación así
como su Estado ocupado, el Reino de Nabarra. Indudablemente son, por supuesto,
agentes Nacionalistas y fascistas españoles actuando al servicio del
imperialismo español en contra de los Pueblos sojuzgados Vasco y Catalán, de
sus derechos fundamentales y ante todo de su derecho de autodeterminación o independencia, así
como de sus Estados ocupados; pero desde luego no son traidores ni están
engañando al “pueblo español”, del que se reclaman y son sinceros servidores.
En
cambio, cuando los pretendidos “políticos nacionalistas vascos” – como ocurre
entre otros con el mencionado – van al “Congreso de los Diputados de Madrid”,
que es el parlamento de España, lo hacen PRETENDIENDO que van allí como
“vascos” y ello a pesar de que ese “parlamento” es oficialmente el
representante de la soberanía del “pueblo español”: el cual según su
“Constitución” formal es el único que hay, y de la “nación española”, que es
también oficialmente la única que hay; y van además admitiendo que esas
instituciones y los postulados sobre los que incuestionablemente se asientan
son “legítimos, no-violentos y democráticos”. Y al admitir así todos los
postulados del Nacionalismo imperialista español como si fueran “democráticos” (que
es lo que incuestionablemente hacen al acudir a ese “parlamento”), y por tanto
la inexistencia del Pueblo Vasco y de su Estado, ellos PRETENDEN sin embargo
que están trabajando por “la independencia del pueblo vasco”: algo que ellos ya
han admitido que no existe como distinto del español sino que es una parte de él,
y que además todo ello es “legítimo, democrático” etc. etc.
En otras palabras,
“hacer un maroto” no consiste en engañar a nadie; consiste en ser imperialista
y fascista, desde luego (si bien reconocido como “demócrata” por la política
liquidacionista de la burocracia Pnv-Eta), pero no traidor ni farsante. En cambio,
“hacer un esteban” (o “un beitia-larrangoitia”) sí es engañar al Pueblo Vasco y
ser traidor y farsante, al pretender que se está
trabajando por un Pueblo cuya inexistencia oficial se ha admitido, cuando lo
único que se está haciendo en realidad – aparte de la traición – es “ganarse la
vida” y un enorme sueldo engañando y explotando al Pueblo que se aparenta
defender. Y además, “hacer un esteban” (o “un beitia-larrangoitia”) es
reconocer que el régimen imperialista de ocupación militar establecido sobre el
Pueblo Vasco y su Estado, así como todos sus agentes y auxiliares (incluidos
los colonos metropolitanos y los autóctonos renegados), son demócratas; y es
por tanto negar que exista opresión nacional sobre el Pueblo Vasco, y que la
naturaleza del régimen establecido sea imperialista y fascista de ocupación
militar: un régimen al que por el contrario estos traidores le prestan
internacionalmente un inestimable marchamo de total “legitimidad democrática”.
Bien entendido: lo repugnante de esta actitud es que todo ello es negado y
ocultado al Pueblo, mientras afirman que están haciendo todo lo contrario. Por
supuesto, esto no será así para siempre.
Lo
que queda claro, de todos modos, es el desahogo de esta gente para ponerse
públicamente en evidencia gratuitamente y sin el menor pudor, como consecuencia
de su profunda convicción de que el Pueblo es un rebaño de lerdos al que podrán
tomar indefinidamente el pelo y reírse de él, y que – con la “telebista” en sus
manos como la tienen – será incapaz de darse cuenta de ello. Son como el gato
blanco en la fábula política de Tommy Douglas (publicada aquí el pasado día
20), el cual hacía propaganda ante sus votantes los ratones llamándolos
abiertamente “moron”, o sea: idiotas o retrasados mentales, mientras pretendía estar
abogando por una “mayor visión”: mor[e] [visi]on. Es la única sinceridad que
hay en ellos; una reveladora sinceridad, por cierto.
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