Ideología del colaboracionismo “vasco”: “vía institucional y lucha armada” (XXVI)


EUSKAL HERRIA Y EL REINO DE NABARRA, O EL PUEBLO VASCO Y SU ESTADO, FRENTE AL IMPERIALISMO FRANCO-ESPAÑOL



XXVI – Ideología del colaboracionismo “vasco”: “vía institucional y lucha armada”


Iñaki Aginaga y Felipe Campo


“O inglorious league!

Shall we, upon the footing of our land,

Send fair-play orders and make compromise,

Insinuation, parley and base truce

To arms invasive?” (W. Shakespeare; King John.)

 

(“¡Oh pacto ignominioso! ¿Deberemos acaso, ante la invasión de nuestra tierra, enviar proposiciones amables y hacer compromisos, insinuaciones, parlamentos y una vil tregua a las armas invasoras?” Traducción: F.C.)


Con referencia a “el espacio, el número y los recursos”, el vasco es un Pueblo pequeño y necesariamente pacífico. Su débil capacidad defensiva corresponde a un pobre índice de agresividad interna y externa; y sus bajos niveles comparados de delincuencia “común” son un handicap de graves consecuencias para la lucha internacional de clases. El optimismo inherente al expansionismo nacionalista de belicistas y conquistadores de todos los tiempos lo señaló siempre como presa fácil y víctima propiciatoria de las dos “grandes” naciones de presa que lo rodean; cuyo imperialismo multi-secular – continental y trans-continental – ha expoliado y asesinado Razas y Civilizaciones incapaces de resistir con efectividad a la agresión, la ocupación y la colonización extranjeras de esas naciones.

Las reducidas dimensiones del Pueblo Vasco lo ponían, a priori, a cubierto de veleidades belicosas contra sus vecinos y opresores imperialistas y colonialistas, de extensión mucho mayor y provistos de destacadas tradiciones de guerra, conquistas, represión y terrorismo. Pero el Pnv: “contrario a toda violencia” que no sea la violencia monopolista de la ocupación militar franco-española, metió ya al País en una guerra; y su corolario el Eta ha pretendido meterlo en otra. Sólo ponían para ello una condición: que estuvieran perdidas de antemano.

Una sociedad políticamente primitiva y sojuzgada, como ésta, hace su aproximación instintiva y espontánea a la oposición contra el régimen imperialista, colonialista y fascista de ocupación militar por dos vías aparentes, formalmente distintas pero básicamente unidas e interactivas; las cuales una parte de su población prefiere siempre antes que una estrategia real y auténtica pero difícil y problemática, dadas las condiciones de represión y embrutecimiento de masas establecidas por los monopolios de Violencia criminal y propaganda del régimen imperialista y fascista franco-español, impuesto sobre nuestro Pueblo y nuestro Estado, el Reino de Nabarra.

La primera vía busca la solución en el terreno de la confrontación inmediata y directa contra el monopolio fascista de Violencia criminal, que es la base política del poder dominante, y lo hace – o pretende hacerlo – por los mismos medios de éste; lo cual, cuando la guerra es imposible, produce un levantamiento revolucionario armado o una sucesión de atentados: forma romántica e infra-política de violencia, que en nuestro País ha cursado durante casi cincuenta años impulsada por el grupo Eta bajo el nombre de “lucha armada”. La segunda forma de reacción espontánea invierte los procedimientos: la fuerza bruta y los atentados son sustituidos por “la inteligencia, la habilidad, la paciencia, la astucia y la perfidia”, y la vía directa, por “la indirecta, los rodeos y los atajos, la vía política, institucional, pacífica, realista, posibilista, minimalista, gradualista, reformista, paso a paso, segura, cómoda, provechosa, sin adversarios y sin complicaciones”; equívocas vías hacia la sumisión al poder establecido, impulsadas por el Pnv desde hace ahora sesenta años (1962) como pretendida “vía institucional”.

 Las dos vías aparentemente opuestas están en realidad más próximas – y el paso de una a otra es más fácil y frecuente – de lo que algunos pueden creer. Son consecuencia y expresión de la incapacidad ideológica y política. A partir de ese punto, toda iniciativa de abandono o liquidación – cuanto mayores, mejor – de posiciones estratégicas es presentada como el colmo de la sabiduría y la experiencia políticas, la demostración de la asombrosa capacidad de los genios que las promueven, cuya mirada de águila les permite ver caminos de progreso y oasis de paz y fraternidad allí donde la evidencia, el análisis y la síntesis políticos hacen ver todo lo contrario.

Ahora bien, la espontaneidad de masas: correspondiente a esa oposición instintiva en cualquiera de sus manifestaciones, no puede proporcionar la cualifiación estratégica que es imperativo oponerle al imperialismo “moderno”, dados sus actuales y elaborados métodos de integración totalitaria e intoxicación ideológica de masas. De hecho, la transformación de esa fuerza espontánea de base – que es la condición primaria sin la cual no hay oposición – en estructuras ideológicas y orgánicas secundarias, con la cualificación estratégica como resultado (sin lo cual no hay posibilidad de eficacia política alguna), es la misión específica de una clase política democrática y anti-imperialista digna de ese nombre.

Pero, para empezar, toda la propaganda de la “clase política oficial vasca” Pnv-Eta sobre “la vía institucional y la lucha armada” (supuestamente, contra el régimen imperialista y fascista franco-español de ocupación militar sobre el Pueblo Vasco y su Estado), tiene en cambio por objetivo limitar el alcance de la crítica contra ese régimen, preservando así a toda costa el postulado fundamental de su carácter democrático. Según esas burocracias de traidores, el criminal régimen franco-español de dominación imperialista sobre el Pueblo Vasco y su Estado no es criminal ni imperialista, es democrático; y su Estado totalitario es “el Estado” democrático y propio del Pueblo Vasco, que en realidad ni existe porque es parte del pueblo español o el francés que son los únicos que hay. A partir de lo cual, la causa está definitivamente saboteada y perdida a manos de la pretendida ‘intelligentsia’ y “clase política vasca”: recuperada y corrupta por la ideología y la venalidad del imperialismo democrático.

De este modo, en la ideología de la colaboración y la complicidad con el imperialismo, la legalidad es llamada “vía institucional” y – mejor aún – “vía democrática”; lo que implica, una vez más, la negación de la realidad del imperialismo y la afirmación de la imposible “democracia imperialista”. A su vez, la ilegalidad se identifica con los atentados, designados como “lucha armada o guerra revolucionaria”. Pero pasarse de listos y jugar a todo para engañar a todos no es tan fácil como creen. Los diputados, senadores y demás “representantes democráticamente elegidos” en las condiciones del imperialismo y del fascismo triunfantes, de los que el grupo Pnv-Eta hace alarde, implican ya el reconocimiento del régimen de ocupación como “democrático”: sólo en régimen de derechos humanos y democracia auténtica puede la vía institucional ser democrática, y sólo en un régimen democrático pueden obtenerse representantes democráticamente elegidos.

Más aún: quienes denuncian el “déficit democrático” de un régimen lo están afirmando con ello como democrático, pues sólo en la democracia puede haber déficit democrático. Quienes denuncian su “involución democrática” están con ello afirmando su previa evolución democrática, sin la cual no cabe involución democrática. Y quienes hablan de “vía democrática” afirman el espacio democrático en que aquélla discurre: sin espacio democrático no hay vía democrática.

Cuando denuncian como “contrarias al derecho y a la democracia” las medidas que les impiden votar y participar en elecciones y consultas impuestas por el régimen de ocupación militar, muestran con esto que, para ellos, la democracia “retrocede” cuando no les permiten votar, participar etc.; pero consideran irrelevantes y conformes al derecho y a la democracia la agresión, la guerra, la conquista, la ocupación, la deportación, la colonización, el asesinato en masa, el Terrorismo de Estado, el bombardeo de poblaciones civiles, el pillaje, la opresión lingüística y cultural – de muchos años o siglos – en que dicho régimen se basa. Prefieren pasar discretamente sobre tales minucias porque, de otro modo, correrían el riesgo de incomodar al poder establecido, perdiendo los miserables privilegios que éste les otorgó como premio y estímulo a su leal colaboración o complicidad.

Los partidarios de “la vía institucional” armada o desarmada, que no han entendido nunca la diferencia entre atentados y violencia política, entre lucha armada y guerra revolucionaria, han coincidido siempre con la propaganda oficial del régimen fascista en su objetivo de ocultar la realidad de criminal violencia constitutiva del régimen imperialista. La incompetencia y la indigencia – por otra parte manifiestas – de los institucionalistas armados y desarmados en materias políticas e ideológicas no explican por sí solas esta “coincidencia”, la cual obedece a una necesidad objetiva y profunda: el Pnv y sus satélites armados y desarmados no pueden denunciar la violencia y el Terrorismo de Estado. Efectivamente, sólo el régimen totalitario y – “paradójicamente” – los partidarios de “la vía institucional y la lucha armada” tienen interés en ocultar la aplastante realidad de violencia criminal y Terrorismo del régimen establecido: el primero, a fin de reforzar y “justificar” la represión contra la “violencia opositora”, que queda así fingidamente acreditada y magnificada; los segundos, para dar credibilidad a su pretendida “estrategia de oposición” y ocultar que es insignificante.

El negacionismo de la Violencia y el Terrorismo de Estado cuenta efectivamente con la colaboración y la complicidad de los institucionalistas aborígenes armados y desarmados, que no pueden “revelar” la realidad del régimen y han adoptado los puntos-clave de la ideología imperialista sobre esta cuestión. Ciertamente, “revelar” la realidad de violencia criminal y Terrorismo de Estado: constitutiva – desde sus orígenes mismos y hasta el día de hoy – del régimen establecido, sería poner de manifiesto la inanidad de “la vía institucional y la lucha armada” para oponerse a esa aplastante superioridad material de los monopolios estatales de Violencia y Terrorismo.

La necesidad de dar credibilidad a “la vía institucional y la lucha armada” conduce de este modo a sus promotores a la negación de la realidad, para así hacer creer a los Pueblos – y tal vez creerse ellos mismos – que el imperialismo y el fascismo, como el diablo, no existen. Ocultan incluso la existencia misma de las fuerzas armadas del imperialismo y el fascismo, que se vuelven “realmente” invisibles o excepcionales también para ellos, y en cambio atribuyen virtualidad política a las ridículas mascaradas de “elecciones, negociaciones” etc. que quieren hacer pasar por oposición política. Condenan al País, socialmente alienado, también a la alienación mental: sólo así pueden engañar al Pueblo y alimentar delirantes ilusiones “para solucionar el conflicto por la persuasión y el diálogo, la negociación y el acuerdo entre todos en ausencia total de violencia”; todo ello, “en esta democracia en que vivimos, donde todos los medios de represión y comunicación están en poder del ejército”. En definitiva se inventan el régimen político que les permita conservar a la vez sus privilegios y sus delirantes perspectivas de “cambio político”, en una extraña democracia que no se instauró ni se conservó ni se conduce democráticamente pero que, según ellos, sigue siendo democracia. A partir de esta posición capital de partida, la “oposición” oficial se debate en una contradicción fundamental, con todas sus consecuencias.

Sus “denuncias” sólo afectan por eso a los márgenes de Violencia y Terrorismo del régimen: al artículo 8 de la Constitución; a la violencia “ilegal” del Gal y a la que tiene lugar en los cuarteles de detención, las comisarías o las cárceles; a la “violencia legalizada o de respuesta”; y a la tortura y el pretendido “estado de excepción”. Así, el objetivo de TODOS ellos es ocultar la violencia fundamental, normal y constitutiva del régimen de ocupación.

Ahora bien, si la violencia de que hablan se reduce a “marginales excesos” o a un pretendido “estado de excepción en Euskadi-Sur”, entonces el fascismo, el imperialismo y su Estado dejan de existir, y basta una moderada reforma para corregir el “déficit de no-violencia”; estableciendo así un agregado social plenamente no-violento, luego apolítico. Con lo cual el Estado democrático y todos los derechos se extinguen por falta de adversarios. Es, manifiestamente, lo que se trata de hacer creer a una opinión pública conveniente e incesantemente condicionada para creerse cualquier cosa.

Tras haber embrutecido a sus víctimas durante casi cinco décadas, repercutiendo sobre ellas la propaganda imperialista del régimen “democrático y no-violento” español, he aquí que “los vascos moderados no-violentos y radicales violentos” de la burocracia Pnv-Eta nos advierten del “peligro” de intervención militar garantizado en “la Constitución” formal española. Pero el aviso llega tarde, por lo menos con doce siglos de retraso. En cualquier caso, después de ochocientos años de ocupación militar con todas sus implicaciones, cabe preguntarse qué más les hará falta a los precavidos y previsores “dirigentes moderados y radicales vascos” armados y desarmados para descubrir que el ejército extranjero de ocupación “intervino” ya hace mucho tiempo; y que el Estado y el Pueblo vascos se encuentran “intervenidos” desde entonces: cualesquiera que sean la coyuntura, la forma de intervención o la variante constitucional formal en vigor. A este respecto, conviene no olvidar que, si bien toda guerra y todo derecho se fundan sobre la violencia, ello no implica la actuación permanente o caso por caso de todas las armas a disposición: Neque semper arcum tendit Apollo”. (Del mismo modo que tampoco bajo la dictadura personal del General Franco cañones y tanques practicaban fuego continuo o sistemático.)

De este modo, la “incapacidad” de “moderados y radicales” para desmontar la formalmente absurda versión oficial del régimen “democrático no-violento” (según ellos “amenazado”, para su mayor apología, por el peligro de “intervención militar”) contribuye a su difusión e implantación de masas. Que todo ello sea producto de la estupidez, de la mala fe o de la pura mentira deliberada, el resultado es parecido.

La “Constitución, las leyes, la libertad, la democracia, la convivencia, la pluralidad, los derechos humanos y la no-violencia” de que hablan son el despotismo, la opresión y el monopolio de la Violencia criminal, el terror y el condicionamiento mental de las masas populares. Velar, intoxicar sus mentes e impedirles tomar conciencia de su situación es el objetivo de la ideología imperialista, que sus agentes se esfuerzan en difundir cada día: a causa de su vinculación vital con la criminal empresa imperialista, los unos; y por temor a perder sus miserables privilegios personales y corporativos, los otros; cosa que los colaboradores indígenas “moderados y radicales” temen sucederá si incomodan a sus amos o se niegan a cumplir con su abyecto y triste papel. Lo más a que éstos son capaces de llegar: puesto que de alguna manera hay que desviar la atención sobre su flagrante ocultación-negación de la realidad fascista, es a “denunciar” la “guerra sucia” (por contraposición a una supuesta guerra y represión “limpia” que – según parecen indicar – sí es plenamente democrática, justa y legal), los atentados y detenciones “ileGALes”, la dispersión de prisioneros en lejanas cárceles, y la tortura de los detenidos en comisarías, o el “déficit democrático” que supone la “legislación especial y el estado de excepción”.

Afirman, con infatigable insistencia, que frente a la violencia – infrastratégica – de sus atentados están “los atentados”, la “guerra sucia” y “la violencia del Gal”. Pero “los atentados”, la “guerra sucia” y “la violencia del Gal” son ínfimo y normal complemento de una supuesta y correlativa “guerra limpia”; son una ínfima y accesoria parte del régimen establecido, constituido por violencia criminal de nivel estratégico. Ocultar o blanquear la violencia criminal fundamental, dando protagonismo político a “los atentados y la guerra sucia” del Eta y el Gal frente a la “guerra limpia” de la represión, es la tarea de los órganos fascistas de intoxicación ideológica, con la participación plena e indefectible del grupo Pnv-Eta. Sea lo que sea lo que entienden por “guerra limpia”, las víctimas, “los atentados y la guerra sucia” del Terrorismo mancomunado franco-español ocultan ocho siglos de guerra sucia, invasión, crímenes y víctimas a manos del imperialismo, que han constituido el presente régimen. (El concepto de “guerra sucia”, correlativa de una supuesta “guerra limpia”, permite limitar y ocultar el fundamento del régimen de ocupación, establecido por las guerras de agresión y la agresión permanente.)

Los “no-violentos” del Pnv y los “militares” del Eta ocultan la realidad de Violencia criminal impuesta en nuestro País por el régimen imperialista y fascista franco-español de ocupación militar, y siguen la tradición de los doctrinarios y padres constitucionales españoles y franceses, quienes “nunca han tenido muy claro” el lugar que ocupan la Violencia criminal contra los derechos humanos fundamentales, y otros “insignificantes” factores que han intervenido en sus procesos constituyentes.

Lo que realmente significan los citados textos “constitucionales” es que la burocracia Pnv-Eta, y sus patronos y cómplices, defienden el monopolio de la Violencia criminal del régimen franco-español de ocupación militar de nuestro País, el cual se estableció y se mantiene mediante esa Violencia y el Terror de la guerra de agresión, conquista y ocupación de nuestro País; mediante la deportación, colonización, extorsión y explotación de nuestro Pueblo; mediante la conculcación de los derechos humanos fundamentales y en primer lugar del derecho de autodeterminación de todos los Pueblos: primero de los derechos humanos fundamentales y condición previa de todos ellos; y mediante crímenes de guerra, contra la paz y contra la humanidad.

Según los colaboracionistas y cómplices armados y desarmados, la violencia terrorista constitutiva del régimen de ocupación queda así reducida a los actos “ilegales” de los Servicios del régimen, y a los “atentados” terroristas ile-Gales; lo cual afirman con el objetivo de acreditar por referencia el papel de “la vía institucional y la lucha armada”. La propaganda Pnv-Eta “denuncia” “la violencia y la tortura que se ejerce en las comisarías, los cuarteles y las cárceles”. Pero tal “denuncia” es la más insidiosa negación y evacuación ideológica de la verdadera estructura de violencia criminal del sistema imperialista de dominación.

Es curioso y significativo que los partidarios del “terrorismo individual” se digan marxista-leninistas; lo que muestra el carácter de recurso ficticio de tal apelación. Porque, si se atuvieran a esa ideología que dicen mantener, sabrían que la violencia política no se da simplemente en el Estado; y que las cárceles, los cuarteles, las comisarías, el Estado y los territorios ocupados, en su totalidad, no son sólo lugares donde, eventualmente, suceden deplorables y reprobables actos de violencia. “Son” de por sí violencia, consisten en y están constituidos por la violencia permanente, con o sin sevicias añadidas dentro o fuera de ellos. Una cárcel, una comisaría, un cuartel o un Estado no-violentos son una contradicción en los términos, un puro disparate conceptual. Pero tales disparates sirven admirablemente los fines ideológico-políticos del imperialismo y el fascismo.

Sin embargo, esta realidad de violencia terrorista del imperialismo no siempre es percibida por las clases dominadas: “Vienen como vinieron con Cánovas y con Franco, ahora sin armas pero con la misma intención de atacar al nacionalismo vasco”. “Quieren lograr lo mismo que Franco, pero ahora sin armas, con la ley y las instituciones, en esta democracia en que vivimos, donde todos los medios de represión y comunicación están en manos del Ejército.” “Conseguiremos nuestros fines no por medios violentos sino por el voto; a no ser que vengan con los cañones”; “a no ser que vengan con la pistola”. “Para seguir así, más vale retirarnos de la vida política y que metan los tanques.” Etc. (X. Arzalluz.)

Esta “descripción” del régimen de hecho, establecido y mantenido – según se pretende – “sin violencia, sin armas, sin cañones y sin tanques, con la ley y las instituciones, el voto y el diálogo”, tiene por único objeto: bien sea gracias a la hipocresía o a la estulticia de sus valedores, ocultar una vez más el origen y la realidad de tal régimen; y presentar violencia, armas, cañones y tanques como potenciales o excepcionales, como pasado irrelevante o – en todo caso – futuro posible, como riesgo o amenaza latente. Pero los ejércitos, los cañones y los tanques entraron aquí hace mucho tiempo y nunca se fueron: en ellos se funda el presente régimen de ocupación militar. Estos despropósitos implican la negación de la realidad de la violencia criminal, imperialista y fascista; ocultan y niegan obstinadamente el papel esencial de esa violencia criminal, constitutiva del imperialismo y el fascismo.

Tales proposiciones se explican por el nivel ideológico a que las clases dominadas se hallan reducidas. Tras cuarenta años de mediático lavado de cerebro e intoxicación ideológica de masas, una parte de la población no percibe siquiera la violencia criminal constitutiva de las guerras de agresión y del régimen de ocupación armada de ocho siglos. “Si citamos a Eta, debemos incluir también al Gal y las torturas a manos de la Guardia Civil”, dicen como  “gran” afirmación. (Pete Zenarruza, ex-Secretario del Estado de Ohio.)

Curiosa advertencia estatal ultramarina, que tan limpiamente excluía el Terrorismo de Estado y que, además, ni siquiera tuvo consecuencias, puesto que la moción originaria fue inmediata y precipitadamente retirada tras la intervención-reacción fascista-imperialista trans-continental que siguió, en plena fase pletórica del Trío – en realidad Cuarteto – de las Azores. Pero, sobre todo, curiosa “denuncia de toda violencia venga de donde venga”, que se limita a los atentados formales o reales, y que deja fuera de toda consideración la violencia criminal constitutiva del régimen político imperialista, el cual es por tanto aceptado y reconocido. Conviene aclarar que la tortura ocupa sólo una parte muy reducida en las labores cotidianas de la Guardia civil; labores cuya legitimidad, necesidad y efectividad el Pnv reconoce y reclama públicamente: “¡Que registren caserío por caserío!” (Arzalluz.) Al igual que en Argelia bajo el imperialismo francés, la condena retórica de la tortura sirve para encubrir el apoyo a la criminal violencia fundamental, que la hace posible y “necesaria”.

Ese trans-continental “reconocimiento del derecho de autodeterminación del Pueblo Vasco”, “aclarado” a renglón seguido por el propio Zenarruza como “el derecho para votar y decidir”, concluía una vez más en vergonzante espantada. Aparecía una vez más como falsificación y negación del derecho de una Nación y un Estado vascos, los cuales implícitamente – por no decir que explícitamente – eran declarados inexistentes; como reconocimiento de hecho y de derecho de las Naciones y los Estados que los subyugan; como exaltación del Terrorismo imperialista y fascista; y como condenación de toda política democrática. De este modo, quedaba reforzada la presidencial y ejecutoria petición de principio del imperialismo y el fascismo neo-hegemónicos, puesto que según ella “todos los españoles deben unirse contra el terrorismo”  (G. Bomber Bush). A esto llevan la mala fe, la superficialidad y la confusión de las ideas, cuando se entra así: sin base ni fundamento, en materia de violencia (sin ser capaz de distinguir entre violencia legítima y violencia criminal), autodeterminación y democracia.

La ideología imperialista utiliza los atentados individuales – consecuencia de la desesperación y la incapacidad política en que se mantiene a las víctimas del Despotismo y del Terrorismo – como pretexto para esconder la realidad de Violencia criminal y Terrorismo que constituye la dominación fascista e imperialista. El nuevo delito de “terrorismo”: expurgado y adaptado según las necesidades del fascismo y el imperialismo, es la incriminación universal que sirve de portador a la propaganda dominante. En él, el término y la idea propios y tradicionales de terrorismo han sido modificados para excluir a los Estados imperialistas, que son sus principales actores. Las NU han abandonado así el derecho que formularon durante la ola de decolonización del Tercer Mundo en el contexto de la Guerra Fría, y han refrendado después los monopolios de Violencia criminal y Terror del imperialismo y el fascismo. (Este tema será más ampliamente tratado en nuestro texto ‘Violencia y Terrorismo.- Su mistificación ideológica al servicio del Imperialismo.)

El tratamiento que los institucionalistas “vascos” armados y desarmados aplican al tema de la Violencia y el Terrorismo es fundamentalmente el mismo que éste recibe en la propaganda de la prensa y la radio-televisión que sirven declaradamente al imperialismo, el colonialismo y el fascismo franco-español. Todos ellos, que se proclaman demócratas no-violentos, condenan los atentados; pero apoyan y ocultan la Violencia criminal, originaria y eminente de las guerras de agresión, así como los monopolios estatales de las fuerzas armadas que instalaron y constituyen el régimen imperialista en nuestro País.

La simple anotación de los disparates reaccionarios sobre Violencia y Terrorismo: con los que la propaganda de los institucionalistas “vascos” armados y desarmados intoxica a diario a sus sufridas e indefensas víctimas al amparo de los monopolios fascistas de violencia y propaganda, ilustra el grado de descomposición mental y perversión moral de los lunáticos, los hipócritas y los aprovechados que las profieren. (Véase nuestro texto: 50 años de funcionales sandeces.)

La estrategia es expresión dinámica, motor y consecuencia de la relación de fuerzas. Una proposición política en términos estratégicos implica la explicación y/o la comprensión de la realidad política, de sus contradicciones sociales fundamentales, y de su estructura de fines y medios, causas y efectos antagonistas; todo lo cual es imposible de alcanzar a partir de la ignorancia o la negación de objeto y método a aplicar en ese estudio. Y sin embargo son precisamente ésas: que son las cuestiones fundamentales de la historia de este Pueblo, las que están ausentes en la propaganda de la “oposición institucional vasca armada o desarmada”. Al negar y ocultar con algún éxito la realidad de violencia criminal del régimen imperialista y fascista establecido, los institucionalistas “vascos” armados y desarmados hacen imposible toda oposición estratégica, porque no se puede combatir lo que se considera inexistente. Institucionalistas “vascos” armados y desarmados niegan el mundo real en el que viven, y lo substituyen por un entorno imaginario y fantasmagórico ordenado por ridículos rituales legales e ilegales, por procesos ilusionistas institucionales que presentan como prácticas políticas fundamentales.Los Pueblos sólo se movilizan por grandes causas, y en todo caso por la Libertad nacional; no lo hacen para fines que no lo merecen. Un Pueblo sojuzgado puede tener conciencia de su realidad nacional, política, histórica y sociológica, sin llegar por eso a acceder al “momento” político, es decir: a la condición de actor de nivel estratégico, que es LO ÚNICO que lo capacita para ser el protagonista de su propia política. Y es que la política, o bien consigue expresarse como estrategia, en función estratégica; o de lo contrario no es nada.

El Pueblo que carece de estrategia propia hace necesaria e inevitablemente la de los demás. Es por ello que si un Pueblo ya sojuzgado bajo el imperialismo no afronta el imperativo estratégico, es decir, si no desarrolla su voluntad de libertad nacional dentro de una estrategia propia: única realidad que lo cualifica permanentemente para las luchas ideológicas y políticas internacionales, entonces más pronto o más tarde está fatalmente perdido. Y ello aunque se agite y agote en permanentes acciones, afirmaciones, investigaciones o performances – folklóricas, sociales, históricas o culturales etc. – de nivel infrastratégico; como es el caso de quienes en este País entienden la política únicamente como repetición anual de gestas, recuerdos, aniversarios etc.

Sin una base estratégica propia y auténtica, y en la sociedad ideológica y psicológicamente enferma y maltrecha que corresponde a un Pueblo sojuzgado bajo un imperialismo absoluto (Nacionalista, colonialista y de ocupación militar durante siglos como lo es el español y el francés sobre el Pueblo Vasco), su oposición: desviada, extraviada y bloqueada por una pretendida intelligentsia y una “clase política” incompetentes, corruptas y recuperadas, se agota, degrada y desintegra. Las “prestaciones” de esas sub-clases: consistentes en oportunismo, demoralización, demovilización e inhibición, llevan a la sumisión, la colaboración, la complicidad y la traición en un proceso acelerado e irreversible de liquidación política, letal para toda oposición democrática.

Un Pueblo sojuzgado que, bajo el monopolio de la violencia criminal resultante de la guerra y la ocupación militar (ya sea extranjera o doméstica), no es capaz de afrontar moral y materialmente la realidad del imperialismo y el fascismo, ha elegido ya la sumisión, fase primera de su liquidación. Si, prefiriendo las ilusiones a la realidad, no quiere o no puede ver y afrontar el imperativo estratégico, nadie lo hará por él.

En política, y ante la realidad del imperialismo y el fascismo, la simple voluntad de los Pueblos no cuenta para nada, a menos que éstos sean capaces de constituir la fuerza/violencia: estratégicamente estructurada, con que pueden realizar su voluntad. El Pueblo que – como base y estructura de su comportamiento – renuncia al imperativo estratégico, o que carece de estrategia propia, inevitablemente adopta la estrategia y hace la política del imperialismo y el fascismo; el resto es palabrería.

Sin estrategia no hay política; y la pretendida clase política vasca: formada por la burocracia liquidacionista Pnv-Eta y sus satélites y sucursales, desde hace casi cincuenta años por lo menos no es que tenga una estrategia equivocada, es que no tiene ninguna excepto la del poder imperialista franco-español establecido. Desorientado por dicha “clase política”, toda la virtualidad popular del Pueblo Vasco se ha visto arruinada por retraso, primitivismo y subdesarrollo cultural, ideológico y político, gracias al decisivo concurso de los institucionalistas “moderados y radicales”, armados y desarmados.

Sin estrategia no hay tampoco táctica: las opciones tácticas, que sólo existen dentro de un planteamiento estratégico, desaparecen con la ruina de éste. Sólo una oposición estratégicamente diferente del imperialismo permite combatirlo desde dentro y desde fuera, “legal” e ilegalmente. Una estrategia con algún contenido auténtico puede en mayor o menor medida estar equivocada; pero su propia dinámica y su efecto: ideológica y políticamente integrador, son ya un avance inestimable sobre la ausencia de estrategia.

En el mundo en que vivimos no hay trucos, atajos, rodeos ni soluciones de facilidad que permitan a las fuerzas populares hacer la economía de una línea estratégica acorde con la realidad de las fuerzas en presencia; y, como todos los Pueblos del Mundo han comprendido, aparte de la independencia nacional garantizada por un Estado propio, no hay ningún sucedáneo que pueda asegurar la pervivencia nacional de un Pueblo que ha sido sojuzgado por el imperialismo. El que todavía no se ha enterado de esto, es un peligro mortal para el grupo social que dice representar o defender.

Por desgracia, la historia moderna del Pueblo Vasco es exponente de su dificultad e incapacidad recurrentes para acceder al nivel estratégico – e incluso para comprender la naturaleza misma de la política – bajo las nuevas condiciones creadas por el “moderno” imperialismo-totalitarismo de Españoles y Franceses: los Pueblos y Estados predadores de siempre. En tales circunstancias, la ‘intelligentsia’ y la supuesta clase política vascas iban a mostrarse incapaces incluso de comprender la naturaleza de las nuevas falsificaciones y armas ideológicas contra la libertad de los Pueblos, surgidas desde el comienzo mismo de la Edad Contemporánea; y por supuesto de proporcionar a nuestro Pueblo protección alguna frente a ellas.

Creadas y puestas al día estas falsificaciones y armas ideológicas por teóricos de Pueblos y Estados dominantes y predadores, tales mistificaciones fueron inmediatamente adoptadas para ocultar y “legitimar” el imperialismo de Franceses y Españoles; cuyo eterno y criminal Nacionalismo imperialista y colonialista: camuflado ahora como “libertad, igualdad, fraternidad, derechos humanos y democracia” gracias a las manipulaciones ideológicas elaboradas por la “revolución francesa”; y como “socialismo y comunismo” según las de la “revolución rusa”, era aceptado y asumido por las incompetentes y minadas “clases dirigentes vascas”, y repercutido por ellas al Pueblo Vasco para su confusión y debilitamiento.

La simple consideración de sus productos culturales permite apreciar que no le han faltado a nuestro Pueblo cronistas y documentalistas más bien que historiadores, ni etnógrafos más bien que sociólogos, y que ha tenido filólogos más que lingüistas, leguleyos y administradores más que juristas, y teólogos y moralistas más que políticos; pero la cuestión estratégica: objeto final del arte y la ciencia aplicados de la guerra y la política en general, ha sido constantemente ignorada. En su lugar, discursos idealistas, wishful thinking, cuentos chinos, novelas rosa y poemas románticos ocupan la literatura y los discursos oficiales. Campión y Arana-Goiri no escaparon por desgracia a esta triste realidad.

En las condiciones políticas, económicas y culturales que siguieron a la conquista de nuestro País y Estado por el imperialismo franco-español, la ausencia de una escuela propia de las ciencias sociales se hace cruelmente notar, y ello no se ha subsanado nunca. En vez de ello, todas las facciones “institucionalistas vascas”: vitalmente unidas al régimen imperialista franco-español de ocupación militar, tienen manifiesto interés en mantener a nuestro País en el subdesarrollo cultural e ideológico; el cual es efecto – y a su vez causa – del subdesarrollo político.

Políticamente aherrojado, e ideológicamente amordazado por el Fascismo internacional, el Pueblo Vasco ha demostrado de nuevo, durante los últimos cincuenta años correspondientes al Segundo Franquismo, su incapacidad estratégica para afrontar el imperialismo franco-español. Su inteligencia política: lastrada por el subdesarrollo y la perversión de la cultura, y embotada por la dominación extranjera y el colaboracionismo indígena, está hoy tan deteriorada que le impide comprender – cuando más falta le hace – la naturaleza misma de la política y el imperialismo.

Majaderías y engañabobos ideológicos tales como “la vía institucional y la lucha armada, la no-violencia, el derecho a la vida como valor supremo y sagrado, el diálogo y la persuasión como medio para resolver los problemas políticos” etc. ponen en evidencia el retraso de la supuesta clase política sobre la situación y la capacidad reales del Pueblo que dicen representar, al que han reducido a la indefensión, la división y la nulidad ideológicas y políticas. Han arruinado así tanto la Resistencia ilegal como la legal, a las que han privado de toda referencia estratégica. De este modo, la revolución democrática derivó en reformismo fascista y en cretinismo electoralista y parlamentario. Cretinismo “institucional”, e infantilismo “armado”, no integran dos términos de una alternativa política; son, por carencia constitutiva, la misma cosa.

Frente al imperialismo y al fascismo, la vía institucional y los atentados no tienen la menor posibilidad de éxito. La vía institucional, que pretende amansar al ocupante mediante la sumisión, la colaboración y la complicidad en sus crímenes, sólo consigue aumentar el desprecio que los aborígenes serviles y corrompidos inspiran al conquistador. En cuanto a los atentados, cuya propia incapacidad los hace políticamente inofensivos, sólo exasperan la natural ferocidad, la irritación, la impaciencia y el furor xenófobo del predador.

“Vía institucional” y “lucha armada” eran el letal sucedáneo ofrecido al Pueblo Vasco por las burocracias que pretendían dirigirlo, tras haber abandonado y liquidado – a partir del Pacto de Múnich en 1962 – la estrategia de institucionalización nacional-estatal en que se había fundado la unidad democrática de sus fuerzas populares. Una unidad que había sido posible sólo sobre la base de la oposición estratégica al imperialismo, y cuyo restablecimiento: imposible a partir de la liquidación de esta oposición, no se ha logrado nunca desde entonces; habiéndose producido por el contrario la mayor división y más completa incomunicación entre la base política del movimiento abertzale, junto a un descrédito internacional sin precedentes. Las bases para la consolidación del Segundo Franquismo quedaban así establecidas a costa de la liquidación de una auténtica oposición nacional y democrática – ambas cualidades son inseparables – del Pueblo Vasco.

En tales condiciones, la nueva “oposición” oficial: desde el Pnv tradicional al Eta (junto con sus diversos satélites, sucursales y dependencias en general), constituye un conglomerado solidario. Sus denominaciones de uso general – impuesto o aceptado por todos ellos – de “derecha e izquierda abertzale”, muestran que sus componentes se reconocen mutuamente en su política e ideología respectivas. La complementariedad funcional de “moderados y radicales vascos” hace de ellos “rivales” ideales: cada grupo presentándose como remedio a la inepcia e incapacidad del otro.

Ambos se producen y reproducen mutuamente, y se nutren de la noria genética de movimiento continuo, si no perpetuo, que produce partidarios de “la lucha armada y la guerra revolucionaria” con los desengañados y desesperados desechos – frustrados, rebotados y renegados – de la “vía democrática institucional”; y que reproduce partidarios de “la vía institucional” con los desechos desesperados y desengañados – frustrados, rebotados y renegados – de “la lucha armada y la guerra revolucionaria”. La frustración institucional impulsa los atentados. El fracaso de los atentados devuelve a la vía institucional. Recurrencia asimétrica y mal equilibrada, de evolución inevitable y fatal desenlace.

La sub-clase política en funciones de colaboración ha desangrado y explotado este País durante cincuenta años. Medio siglo de “vía democrática institucional y lucha armada revolucionaria vasca” ha diezmado sus recursos humanos, culturales, y económicos; obstruido y destruido las condiciones, los medios y las fuentes de su oposición política; y terminado con toda libertad de comunicación y expresión crítica, con toda iniciativa e innovación, en beneficio del fanatismo, el obscurantismo, el dogmatismo, la inercia y el fascismo ideológicos. Y por si esto fuera poco, “la vía institucional y la lucha armada” permiten además ocultar la realidad del régimen fascista, servir su propaganda, dosificar la “democracia”, cultivar las falsas ilusiones en un mundo político imaginario, y desarrollar la corrupción, el clientelismo y la creación de capas sociales enteramente dependientes de la Administración “autónoma” y dispuestas a todo para conservarla.

El resultado es el colapso del proceso democrático y la parálisis sin remisión de las fuerzas de la libertad; la congelación de su expansión en las zonas políticamente subdesarrolladas; y la demoralización inevitable de las masas invariablemente frustradas y burladas, una vez más reducidas a expectativas tan falsas como invalidantes y catastróficas. La oposición oficial de “los moderados y radicales vascos” ha inutilizado, demoralizado y puesto en ridículo a las fuerzas populares, hasta llevarlas a la culpabilización y la vergüenza de su identidad nacional. El pulpo corporativo y burocrático multi-formato de “los moderados y radicales” Pnv-Eta ha apresado entre sus tentáculos el cuerpo social de nuestro Pueblo, devora insaciable sus órganos vitales, consume sus fuerzas vivas, y destruye de antemano toda virtualidad estratégica.

“La vía institucional y la lucha armada” son manifestaciones e instrumentos complementarios de la incapacidad del Pueblo Vasco para acceder al nivel estratégico que le permita constituirse en agente político e ideológico real. Son pretextos, coartadas y provocaciones que hacen el juego a la represión y el Terrorismo de Estado. Ni la “vía política e institucional”, es decir las “elecciones” etc. (que los cómplices del imperialismo pretenden “democráticas y no-violentas”), ni su consecuencia, complemento y corolario, o sea “la lucha armada y la guerra revolucionaria” (entiéndase por ello los atentados individuales), ni juntos ni separados, tienen entidad estratégica para llenar el vacío político frente a la ocupación y el terrorismo imperialistas y fascistas.

Efectivamente, si no hay base política real para implementar una oposición estratégica frente al imperialismo, “la estrategia de la vía institucional y la lucha armada” es un absurdo de penosas consecuencias. Y si tal base existe, entonces el absurdo de recurrir a tales procedimientos es mucho mayor y las consecuencias tanto más lamentables, graves y desastrosas; pero su coste añadido es una catástrofe suplementaria que ciega las vías de la conciencia, la acción y la restauración políticas. Ambas “vías” son excluyentes de toda alternativa política real al imperialismo y al fascismo. “Institucionalismo” y atentados son expresión y consecuencia de la ocupación militar y el conflicto político imperialistas que oprimen a nuestro País; pero son también producto y coartada de la incapacidad política y de la sumisión, la colaboración y la complicidad estratégicas de la “clase política vasca” Pnv-Eta.

“La vía institucional” y su corolario y complemento, “la lucha armada”, no son un error en la política democrática de liberación nacional. Son el abandono de la política de liberación nacional, y la integración artera en la política imperialista de liquidación del Pueblo Vasco. Son la ruina de la idea misma de libertad nacional y democracia; y la falsificación del derecho fundamental e inherente de autodeterminación o independencia de todos los Pueblos, para adaptarlo al régimen fascista – que califican de democrático y no-violento – mediante su substitución fraudulenta por un “derecho a decidir” que se han inventado, en un esfuerzo vano para obtener la benevolencia y la homologación del imperialismo hacia un proyecto “compatible”, aceptable, conciliable, negociable, recuperable y asimilable para lo que llaman “el Estado”, es decir: los Estados criminales, imperialistas, colonialistas y fascistas español y francés que los aborígenes colaboracionistas y cómplices “vascos” del imperialismo reconocen como los suyos propios. Son una trampa mortal, un callejón sin salida ni esperanza de encontrarla.

“La vía institucional y la lucha armada” no conducen a la libertad nacional del Pueblo Vasco, conducen inexorablemente a su liquidación. Sus valedores han reducido las fuerzas populares vascas a la ruina estratégica. El resultado de medio siglo de sabotaje ideológico-estratégico es la indefensión política del Pueblo Vasco: sin piloto, brújula ni timón, es un corcho a merced del oleaje en el mar del imperialismo. Medio siglo de mentiras, falsas ilusiones y esperanzas vanas han llevado a sus propias, inevitables y terribles consecuencias.

Tales procedimientos son el producto de una visión fantástica de la política y una visión romántica de la historia, que hacen inútil la experiencia propia e ignoran o falsifican el ejemplo de los demás. El “gran Pnv”: todos sus satélites incluidos, es el instrumento auxiliar, necesario, vendido o manipulado, del que el imperialismo se ha servido para mantener en la sumisión y la inactividad estratégicas al Pueblo Vasco durante ese mismo decisivo periodo. El objetivo real del Pnv y sus satélites, bajo el amparo del régimen establecido, es la amortiguación, el desgaste, la congelación y la corrupción de las fuerzas populares del Pueblo Vasco.

Institucionalistas armados y desarmados son una mina inagotable y a flor de tierra para los equipos de “investigación”, provocación e infiltración del régimen fascista establecido, que penetran en ellos como el cuchillo en la mantequilla. Las “elecciones, las manifestaciones, las conversaciones, las negociaciones” y las detenciones de la víspera preparan la información, la represión, la tortura, las confesiones y las revelaciones “del día después”, sin píldora que lo remedie. Partido del abandono y la traición, el Pnv y sus satélites son el brazo “político” auxiliar de propaganda y represión de la Guardia Civil, la quinta columna y el servicio de información y provocación que el despotismo tradicional debía financiar, y que al Segundo Franquismo le salen gratis. “¡Que registren caserío por caserío!” (Xabier Arzalluz, presidente del Pnv.)

“Alguna vez tendrán que negociar”, o “esto va para doscientos años”, repiten – radicales e impacientes – los conversos de “la lucha armada y el Plan de ocho años de liberación y unificación nacional”, que son ahora pacifistas-realistas-minimalistas-optimistas; a quienes los burukide del Pnv, con plena conciencia y cínica desvergüenza de su propia realidad, les recuerdan perversamente cómo “han pasado por el reclinatorio del régimen con doble genuflexión” (Joseba Egibar).

El grupo Pnv-Eta ha ocultado durante medio siglo la realidad política bajo las condiciones del imperialismo franco-español. En el intervalo de cuarenta años de largas marchas y contramarchas, de pretendidos rodeos y atajos, persuasión y diálogo, victorias electorales y negociaciones históricas, la relación de fuerzas se ha modificado incesantemente en beneficio del imperialismo, los problemas no han hecho sino agravarse, y la cuestión estratégica sigue pendiente, en condiciones incomparablemente peores que las de antes.

Lo más notable, significativo y vergonzoso es que la pretendida clase política de este País: desde el Pnv oficial al Eta, participa activa y plenamente en la propaganda del régimen fascista, y refrenda y repercute todos los días sobre el País sus engaños, mitos y falsificaciones sobre violencia, derechos humanos, libertad y democracia. Todavía hoy, “derecha e izquierda abertzale, moderados y radicales, violentos y no-violentos”, se reúnen en la negación o la apología del imperialismo; promueven, protagonizan y reproducen “la vía democrática, las campañas y los triunfos electorales, la no-violencia, la persuasión, el diálogo y la negociación como medios para obtener objetivos políticos”; y ocultan la criminal violencia y el terror constitutivos del régimen imperialista y fascista franco-español, incompatible con cualquier clase de diálogo y persuasión que no sean los que llevan a la destrucción del dominado. Como en los años treinta (pero en condiciones mucho más precarias todavía), “inconscientes” de lo que se nos viene encima, siguen jugando a la “democracia deficitaria” imperialista y fascista; embellecen y disfrazan la realidad; propagan el olvido histórico y las más funestas e invalidantes ilusiones; y aletargan, preparan y condicionan a la víctima propiciatoria – indefensa, inconsciente, inerte e inerme – que ofrece el cuello para el degüello.

Contra toda evidencia, el charlatanismo optimista, la demagogia barata y la propaganda delirante de “los moderados y radicales vascos” pretenden incesantemente hacer creer que el imperialismo y el fascismo retroceden ante “la vía institucional y la lucha armada”; que “estamos ganando”; que por “medios democráticos no-violentos” el Pueblo conquistado está a punto de recobrar – frente al no menos democrático y pacífico régimen imperialista y fascista de ocupación militar – la libertad perdida; que “el año que viene celebraremos aquí la independencia”; que “les vamos a hacer morder el polvo de la paz”; que “en cinco años tendremos nuestro Estado independiente en Europa” mediante el diálogo y el proceso de paz en ausencia de toda violencia: violencia propia, por supuesto; ya que como es sabido el régimen fascista franco-español según ellos es no-violento.

Si, a pesar de todos los análisis y todas las advertencias, alguien se ha llamado a engaño, ello es porque esos ahora asombrados y escandalizados “dirigentes” llevan medio siglo procurando la mistificación de la opinión pública, y usando todos los medios de exclusión, difamación y represión que el fascismo ponía a su alcance para silenciar toda revelación y toda crítica susceptibles de poner en evidencia el cambalache pseudo-democrático que ellos mismos estaban poniendo a punto. Y es que la desinformación, el embrutecimiento y la alienación de la opinión pública son para “los moderados y radicales vascos” una necesidad absoluta. Solamente así pueden esconder ante sus adictos tanto la inanidad de lo que llaman “vía institucional y/o lucha armada”, como medios de modificar el régimen político de ocupación; así como la realidad de la miserable función que asumen a su servicio. Sólo así se benefician de las ventajas del régimen fascista que con hipócritas reservas aceptan y reconocen como democrático, y del que son ideológica y políticamente inseparables. La “clase política” Pnv-Eta no ha tenido nunca – y sigue sin tener – ni la menor idea de la forma de salir de la situación que tanto han contribuido a establecer y mantener, ni la menor intención de intentarlo.

Ocultar el fundamento, la naturaleza y las consecuencias del conflicto político que enfrenta el Pueblo Vasco bajo el imperialismo y el fascismo franco-español; desviar la atención hacia los actores marginales y las peripecias de la catástrofe política de los últimos cincuenta años; esconder y destruir las condiciones de base para poder implementar una oposición democrática de nivel estratégico frente al imperialismo; negar la realidad y la función fundamental de la Resistencia popular y – paralelamente – negar la realidad del fascismo y la ocupación militar imperialistas; encubrir la liquidación estratégica de la política vasca de liberación frente al imperialismo fascista con ridículos y costosos sustitutivos que ellos han inventado; falsificar y arruinar teórica y prácticamente el derecho de autodeterminación de todos los Pueblos, que ellos han substituido por un fantasmagórico “derecho a decidir” con la ilusión o el pretexto de hacerlo “aceptable” para el imperialismo en el poder; ocultar el papel determinante que los agentes Pnv-Eta han jugado en el desastre; encubrir las consecuencias de la lucha institucional y la lucha armada para continuar en la misma línea de afabulación, recuperación y engaño del Pueblo; y cerrar toda vía de salida política para nuestro Pueblo: tales son los propósitos y las consecuencias teóricas y prácticas – imposibles de sobrevalorar – implicados en medio siglo de colaboracionismo mantenido por los agentes de la burocracia liquidacionista Pnv-Eta y sus satélites. Mantener esos objetivos es el único medio que les queda a sus protagonistas y a su clientela para conservar alguna parte de sus ventajas burocráticas y corporativas bajo el régimen fascista de ocupación militar, del que son inseparables.

El grupo burocrático Pnv-Eta es indisociable del régimen imperialista y fascista en el que ha surgido y se ha desarrollado. Siendo – como es – un grupo burocrático y corporativo, tiene como tal por objetivos fundamentales la conservación y reproducción de su propia entidad; lo cual sólo puede conseguir mediante su propia adaptación e incorporación al régimen en que se ha conformado. Sus agentes y beneficiarios han aceptado hace tiempo el régimen imperialista como la única e inamovible realidad política: son factores de su estabilidad y permanencia, se mueven en ella como pez en el agua, y no tienen ni idea ni tampoco intención de hacer nada por cambiarla. Componen una capa social dispuesta a todo para conservar los privilegios que deben al fascismo en el poder. El Pueblo Vasco y sus derechos (por no mencionar su Estado propio: que no reconocen mientras admiten por el contrario el Estado ocupante español – o el francés – como el suyo propio) son conceptos y términos que ellos en la práctica no mencionan en absoluto, y que substituyen por “la población” o “la ciudadanía”. Para ellos, nuestro País es únicamente el filón a explotar y exprimir por cuenta propia hasta su agotamiento total; al menos mientras dure la credulidad e ingenuidad del Pueblo Vasco: abducido por su propaganda desde los media del régimen que ellos tienen a su servicio.

Los “moderados y los radicales” Pnv-Eta prefieren la continuación del imperialismo y el fascismo: en los que ellos están integrados desde 1977-79, antes que una ideología y una política democráticas, que pondrían en peligro al poder establecido y a sus cómplices. Sus intereses individuales, burocráticos y corporativos los han llevado a consolidar la “reconciliación” con el imperialismo franco-español en el poder, y a temer y rechazar toda veleidad de auténtica oposición ideológica o política contra ellos. Y si – correlativamente – los conceptos y términos de ‘imperialismo’, ‘fascismo’ y tantos otros han ido desapareciendo también de su propaganda, ello es porque necesitan adoptar los correspondientes a la “democracia pacífica con déficit, aunque reformable,” del fascismo transitivo español en la que ellos han decidido integrarse. Para que la “política” Pnv-Eta de “elecciones, persuasión, diálogo y negociación” tenga “sentido y perspectivas”, es necesario que el imperialismo y el fascismo no existan. Y como la realidad es la que es, a los auxiliares locales “vascos” incumbe ocultarla.

En cuanto al Eta, si un sector sigue resistiéndose al abandono de los atentados a menos que obtenga una rendición “honorable” que le permita salvar la cara, ello es porque el contenido real de la operación no se le escapa a nadie, a pesar de todos los débiles subterfugios, coartadas y cabos que se le tienden u ofrecen. Los atentados no son un medio de lucha contra el imperialismo, ni un medio de concienciación y excitación de un Pueblo alelado (como sus promotores y defensores desvergonzadamente han afirmado que está); son el único medio que han encontrado para mantener engañado y controlado al Pueblo de que se sirven para sus propios fines e intereses corporativos.

El despotismo, el imperialismo y el fascismo tienen unas características propias tan manifiestas, que tratar de disfrazarlas de democracia sería una empresa perdida: incluso ante la crítica profesional o amateur menos capacitada. Sin embargo, la “oposición” conjunta Pnv-Eta: tanto por su inepcia “técnica” así como por su voluntad política deliberadas y perversamente obstinadas (y gracias al monopolio mediático de embrutecimiento de masas que tienen a su disposición), ha instaurado semejante superchería en nuestro País, a saber: que el Imperialismo y el Fascismo español que continúa bajo el Segundo Franquismo es la democracia; hasta el punto de anular toda tentativa de poner públicamente en cuestión la condición “democrática” del régimen de ocupación militar imperialista y fascista español al que ellos están fundamentalmente unidos desde que en 1977-1979 se incorporaron al Segundo Franquismo. Un régimen que desde entonces y hasta hoy ellos están sosteniendo como el régimen y “el Estado” propios, no-Nacionalistas, no-violentos, legítimos y democráticos. Todavía estos mismos días hemos tenido que soportar que el jeltzale Erkoreka, en funciones de portavoz del “gobierno vasco” y desde la televisión “vasca”, califique la retirada de la momia del dictador Franco como “una decisión acertada, satisfactoria, en la medida en que pone fin a una situación que era absolutamente insostenible en un Estado democrático”.

El conglomerado Pnv-Eta no puede ni quiere salir de su condición presente porque no tiene a dónde ir; a menos que haga una revisión de tal calado que sería el fin de su entidad e identidad. Su propia estructura corporativa y burocrática correspondiente les cierra toda posibilidad de evolución o adaptación: ya sea ideológica o política. Por lo que a los títeres del grupo Pnv-Eta respecta, no piden ya cosa mejor que continuar en esta situación de marasmo, ruina y liquidación estratégica de las fuerzas democráticas del Pueblo Vasco y de su Estado ocupado.

Obsoletos – debido tanto a la fuerza de las cosas como a la marcha de los tiempos – el filón del “dualismo social-nacional y clase-nación”, así como el cuento de la lucha de clases y la revolución nacional-socialista y comunista a la española, no cabe duda de que la actual “conversión” ideológica del Gobierno, el Partido y la política imperialistas y fascistas de Francespaña en travestis “no-violentos y democráticos” (hasta llegar a ser ampliamente aceptada), ha sido el tema central de la propaganda y la guerra psicológica del régimen de ocupación en los últimos años. El fascismo ha contado para ello con múltiples complicidades; pero la del grupo Pnv-Eta ha sido y sigue siendo particularmente útil y relevante. Sin su participación activa y pasiva para tal tarea, el paso desde la simple alienación ideológica a la alienación mental colectiva de tan amplios sectores de población no habría podido efectuarse.

No se puede combatir la propaganda imperialista y fascista con reparos de orden interno, formal y parcial, una vez que se han aceptado y reconocido sus fundamentos y principios en materia de democracia, libertad, violencia, terrorismo, diálogo, elecciones y derecho de autodeterminación. No se puede combatir el Nacionalismo ideológico imperialista y fascista haciendo en permanencia la apología del régimen de ocupación.

Manifiestamente, la burocracia Pnv-Eta se ha tragado deliberadamente, con delicia, entera, cruda y sin pelar la ideológica patata podrida de la “democracia imperialista no-violenta”, y se la ha hecho tragar a buena parte del País. La realidad del régimen de ocupación militar establecido y conservado por la violencia y el terror, su esencia imperialista y fascista, y su incompatibilidad radical con la libertad, la democracia y el derecho de autodeterminación de los Pueblos: primero de los derechos humanos fundamentales y previa condición de todos ellos, son teórica y prácticamente negadas por los agentes, colaboracionistas, cómplices y “opositores” oficiales de un sistema al cual no se atreven siquiera a calificar de totalitario, imperialista y fascista; o a hacerlo sin tantas precauciones y restricciones que los conceptos desaparecen.

Infundios reaccionarios tales como “el artículo 8 de la Constitución, que da su poder al Ejército; el proceso de autodeterminación sin violencia: ni legalizada ni de respuesta; la violencia que se da [sólo] en los cuarteles de detención, las cárceles y las comisarías; el régimen de excepción” etc., ocultan y niegan hipócrita e insidiosamente la criminal violencia constitutiva del régimen imperialista y fascista de ocupación militar. El hecho de que el Franquismo se diga ahora democrático no-violento, y llame fascistas y terroristas a sus propias víctimas, podía considerarse como una tentativa de dudosas y en todo caso limitadas posibilidades. Lo que la ha hecho realmente efectiva es la actitud de “los moderados y los radicales vascos” de la burocracia Pnv-Eta, que han reconocido y difundido la superchería.

Doce siglos de guerras, desmembramientos, ocupación y anexión imperialistas no han sido suficientes para que el conjunto burocrático Pnv-Eta ponga en duda el carácter fundamentalmente “democrático y no-violento” del régimen de ocupación español y francés. Por desgracia, la “incomprensible negativa a negociar e incluso hablar” con Ibarretxe introdujo un inaceptable “déficit democrático” del régimen fascista español, que de todos modos no afectaba según ellos a su esencia democrática. En cuanto al régimen francés se refiere, ya “un gran lehendakari”: el presidencial predecesor de Ibarretxe, había manifestado sus propias reservas: “Siempre hemos dicho que Francia era una democracia, y ya ven: ahora no nos dejan pasar la frontera”. (José Antonio Ardanza, “lehendakari vasco”.)

La guerra, la agresión, la ocupación, el desmembramiento y la anexión multi-seculares del imperialismo del “Antiguo Régimen” francés, así como la negación, represión y deportación del Pueblo Vasco en nombre de “la República”, no son suficientes para poner en entredicho la “democracia hexagonal” que santifica todo ello; pero que a Ardanza no le dejen pasar la frontera es un hecho político transcendental que constituye impedimento dirimente para beneficiar plenamente del label democrático que la burocracia del Pnv atribuye. Respecto a la similar actitud acomplejada y reverenciosa por parte de aborígenes asimilados (que anteriormente hemos tenido ocasión de señalar), e incluso de descendientes del Exilio Vasco – nacidos en Francia – que le proclaman su agradecida admiración, el espectáculo es simplemente obsceno.

El programa de condicionamiento mental del Pueblo sojuzgado ha podido así continuar en un grado jamás antes alcanzado de efectividad y ultranza, a escala y con intensidad cada vez mayores. Hace medio siglo que el sabotaje, el engaño, la farsa y la burla se prosiguen de esta manera, asegurando de paso la continuidad burocrático-corporativa de la “vanguardia” que los utiliza. El tiempo se ha encargado de mostrar, incluso a los más incautos, el coste y las consecuencias de la cooperación, la corrupción, el ilusionismo y el charlatanismo a tal punto llevados.

A la apología del poder vigente, a la falsificación de la historia y los datos sociales básicos, se unen así la negación o la caricatura de la libertad nacional y de la Resistencia democrática en general. Tal acumulación de sandeces e insanidades, ideológicamente funcionales, revela la complicidad de quienes las profieren, y la naturaleza del sistema que las hace posibles y necesarias. Evidencian de por sí el alcance casi ilimitado de los monopolios de propaganda e intoxicación ideológica de masas que el monopolio de la violencia pone a disposición de sus agentes. Ponen de manifiesto la degradación política, intelectual y moral que el despotismo imperialista tiene como fin y resultado allí donde logra imponerse.

Si hemos de creerlos, es el precio que sus promotores han elegido pagar “para poder decir algo en este País”. Pero cuando – con reservas o sin ellas – se ha reconocido el carácter “legítimo, democrático y no-violento”, con o sin déficit, del imperialismo y sus instituciones; cuando se oculta, acepta, alienta o “legitima”, directa o indirectamente, la ocupación y la represión que ejercen sus monopolios de violencia y propaganda de masas; cuando se niega – implícita y explícitamente – la Nación y el Estado ocupados; cuando se falsifica el concepto de derecho de autodeterminación de todos los Pueblos para hacerlo “aceptable” para el régimen de ocupación; cuando se denuncia “el peligro para la democracia” de las nuevas vueltas de tuerca administrativas o los “excesos de violencia de la policía nacional y autonómica”, a fin de ocultar así la guerra, la violencia y el fascismo Nacional-imperialistas que son la base real del poder político, en tal caso se ha renunciado ya a decir nada porque nada queda ya que decir.

La propaganda de los colaboracionistas/traidores “vascos” que forman la burocracia liquidacionista Pnv-Eta y sus satélites: Ea-Ehbildu-Sortu-Geroa bai etc., se ajusta perfectamente a su política real y objetiva (poco importa que, en algún caso, ella pueda no ser también consciente y subjetiva), la cual es la política de la liquidación estratégica del Pueblo Vasco y de su Estado ocupado, el Reino de Nabarra.

En consecuencia, no se habla en dicha propaganda Pnv-Eta de la encrucijada a la que se enfrenta nuestro Pueblo, que decidirá fatal e inexorablemente entre su desaparición o su permanencia como un Pueblo más en el concierto de los Pueblos del Mundo. Esta encrucijada nos conduce por un lado a continuar transitando por el actual modelo político, que consiste en el criminal régimen imperialista, colonialista y fascista franco-español de ocupación militar de nuestro País; un régimen que esas burocracias “vascas” reconocen como legítimo y democrático, y que lleva necesariamente a la integración totalitaria del Pueblo Vasco en la masa de Francespaña donde nuestra desaparición/disolución como Pueblo está asegurada. O bien, por el otro, a adoptar el modelo de Liberación frente a ese Imperialismo, y de Autodeterminación o Independencia nacional con restauración de nuestro Estado propio, el Reino de Nabarra, internacionalmente reconocido durante mil años. Se trata de la única alternativa real que se nos plantea: una alternativa que decidirá para el Pueblo Vasco entre el ser o el no-ser.

Por el contrario, lo que – ocultando totalmente la realidad del imperialismo – propone a nuestro Pueblo la propaganda de los burócratas Pnv-Eta y sus satélites es la falsa y letal alternativa sectaria entre ellos mismos, dividiendo para ello el voto del Pueblo Vasco, y dejando totalmente al margen e intacto – como si no existiera – el régimen imperialista franco-español que ellos han admitido como legítimo y democrático, en el que están más o menos cómoda o incómodamente integrados como si se tratara de nuestro propio Estado, y en el que en cualquier caso viven y prosperan desde hace medio siglo como el pez en el agua.

La ideología del conglomerado liquidacionista “moderado y radical vasco” de los burócratas Pnv-Eta y sus satélites: verdaderas criaturas del régimen fascista en el que han nacido y se desenvuelven, no es una ideología de oposición al imperialismo y al fascismo franco-español, es un insidioso y peligroso instrumento de reducción y recuperación ideológicas al servicio de ese imperialismo y fascismo; el cual esa pretendida ideología “abertzale vasca”: recuperada por el imperialismo de la mano del Nacional-socialismo/comunismo español y sus diversas hijuelas social-imperialistas “de izquierdas”, lo presenta como democracia e incluso “progresismo”. Al igual que el dualismo de “la vía institucional y la lucha armada” – bietan jarrai – fue y sigue siendo un eficaz instrumento de reducción de la oposición política anti-imperialista, y de su recuperación por el imperialismo y el fascismo.

Ahora, tras la capitulación y el abandono por la burocracia del Eta de su demencial, desastroso e infrastratégico terrorismo individual que – en su delirante fanatismo – ellos llamaban “lucha armada y guerra revolucionaria”, sigue plenamente en vigor su capitulación electoralista que se remonta a Marzo de 1979; en perfecta armonía desde entonces con las posiciones de la burocracia Pnv sobre el régimen imperialista y fascista franco-español establecido sobre nuestro País mediante innumerables, horrendos e imprescriptibles crímenes y Terrorismo de Estado, que todos ellos reconocen como “no-Nacionalista, no-violento, legítimo y democrático”.

La creciente reducción de las fuerzas vascas de liberación frente al imperialismo fascista: rebajadas a clases sociales de conciencia histórica débil o debilitada por el odioso y repugnante despotismo imperialista franco-español en las condiciones del fascismo triunfante, ha llevado a la actual política de liquidación estratégica del Pueblo Vasco por intermedio de la sub-clase ideológica y política Pnv-Eta y sus satélites Ea-Ehbildu-Sortu-Geroa bai etc. Esa burocracia Pnv-Eta ha dejado un Pueblo fragilizado, indefenso e inerme ante el Terrorismo ideológico del imperialismo  franco-español. Un régimen Terrorista y Fascista el cual todos ellos: para total desorientación del Pueblo Vasco, están admitiendo – ¡durante medio siglo ya! – como un régimen no-Nacionalista, no-violento, legítimo y democrático, y como “el Estado” propio.

Confusión, demoralización, agotamiento, resignación, sumisión y corrupción: consecuencias de la liquidación estratégica y de la traición y el abandono de su pretendida intelligentsia y clase política vascas, son cada vez más visibles en la conducta de un Pueblo que fue libre; y que, frente a la guerra, la ocupación y el Terror imperialistas, supo mantener a través de los tiempos su pasión por la libertad, los derechos humanos y la dignidad nacional. La burocracia mafiosa-liquidacionista Pnv-Eta y sus satélites y propagandistas tendrán que afrontar estos hechos para la posteridad.

“Nosotros ya dijimos desde la transición que esto es fascismo”. Pero ésos quienes han denunciado siempre – según dicen ahora – el carácter fascista del régimen, llevan cuarenta años afirmando su carácter democrático, con o sin déficit. Si lo han sabido siempre, como dicen, llevan además los mismos años engañando al País. Los "vascos" diputados, senadores y funcionarios “del Estado”: “democráticamente elegidos” – así dicen ellos – durante más de cuarenta años, tendrán tanto que contar al respecto. Los adictos más o menos recientes de la pretendida “vanguardia revolucionaria” del Eta tendrían un instructivo interés en ponerse al corriente de la realidad de la historia reciente de nuestro País; y en contrastar la credibilidad tanto de los actuales esfuerzos que hacen sus “líderes” para ocultar su papel en la consolidación, legitimación y camuflaje de ese régimen Terrorista que ellos han admitido como “democracia con déficit” y que han tardado cuarenta años en calificar de fascismo (si es que lo han hecho, lo que no es cierto), así como la de sus intentos en decir tarde y mal lo que nunca han querido entender y que durante todo ese tiempo no han permitido se supiera que otros habíamos dicho pronto y bien.

La ignorancia, el error, la imprevisión y la incapacidad no son nunca excusas de recibo para políticos “profesionales” (profesionales por los recursos materiales de que disponen y que dilapidan, aunque sus dotes y preparación sean incomparablemente más bajas de lo que se considera nivel amateur o simple capacidad civil en cualquier País del mundo). Pero no puede hablarse de simple incapacidad, imprevisión, error o ignorancia por parte de quienes evitan y esconden deliberadamente los molestos y peligrosos datos y principios – de largo tiempo adquiridos por el conocimiento vulgar o científico – sobre la naturaleza de la realidad imperialista, por cuanto no cuadran con sus intereses burocráticos o corporativos, cuando por añadidura lo que esos tales hacen es combatir la libertad de expresión, de comunicación y de crítica, sin la cual no caben progreso teórico ni solución práctica de los problemas que la ideología totalitaria presenta. No se trata de simple incapacidad teórico-ideológica sino de mala fe y engaño caracterizados.

La ignorancia de buena fe es incompatible con la vanidad, la pedantería, la arrogancia y el exhibicionismo en pleno régimen totalitario de ocupación. La ignorancia de buena fe implica la buena disposición para aprender; pero la sub-clase política “vasca” dedicada a la colaboración por “la vía institucional y la lucha armada” excluye semejante buena disposición para aprender (que iría en contra del título, la dignidad y la función de vanguardia política, ideológica, teórica y científica que se han atribuido sus “representantes”), y lo que en consecuencia hace al respecto es sabotear la solución y ocultar su incapacidad. La incapacidad, la imprevisión, el error y la ignorancia: formalmente evidentes, son aquí efecto y causa de la mala fe y el engaño caracterizados, inseparables de la ideología dominante. No caben, en tales condiciones, causas justificantes, eximentes o atenuantes que puedan ser tenidas en cuenta.

Incluso sus “críticas” al régimen son deletéreas para el Movimiento de Resistencia Nacional. Porque, al denunciar el “centralismo jacobino”, lo que hacen es negar y ocultar el imperialismo internacional, cuyo nombre y concepto eliminaron hace tiempo de su ideología y de su vocabulario. No se trata de “jacobinismo y centralismo”, se trata del Nacionalismo imperialista: vergüenza y lacra permanente de la humanidad, empresa incompatible con toda organización democrática de la sociedad, que se realiza mediante crímenes de guerra, crímenes contra la paz y crímenes contra la humanidad, y cuya finalidad evidente y declarada es aquí la liquidación completa del Pueblo y el Estado vascos. Se trata de la destrucción del derecho fundamental de libre disposición de los Pueblos: primero de los derechos humanos y condición previa de todos los demás, y del consiguiente derecho de los Estados – constituidos ellos mismos sobre esos derechos humanos – a la integridad y la independencia, según el Derecho Internacional. La democracia de que hablan, “donde todos los medios de coacción y comunicación están en manos del ejército”, es el fascismo imperialista franco-español en el poder.

Oponen el pretendido “no-nacionalismo” y el “nacionalismo democrático”, al “nacionalismo no democrático”. Pero el imperialismo es la forma extrema, agresiva y totalitaria del Nacionalismo. Todo Nacionalismo imperialista es tautológicamente antidemocrático, cualquiera que sea la forma con que se acompañe o manifieste. Encubrir su naturaleza es el objetivo de quienes no tienen reparo en calificar de “no-nacionalismo” al Nacionalismo imperialista de las Naciones criminales, establecido por la agresión, la guerra, la ocupación y la conculcación de los derechos de libre disposición y legítima defensa del Pueblo que lo padece. Lo que la ideología imperialista llama “nacionalismo democrático” es el Nacionalismo de quienes reconocen el Estado español (o su aliado francés) y la Constitución de la Nación española (o francesa) como propios y democráticos; es el Nacionalismo de quienes reconocen y apoyan el monopolio imperialista de la violencia criminal; es el Nacionalismo de quienes subordinan el derecho de autodeterminación de los Pueblos a las normas impuestas por la guerra y la ocupación. Lo que ellos llaman “nacionalismo democrático” es, en realidad, puro Nacionalismo imperialista español (o francés), adaptado a las condiciones de receptividad del Pueblo ocupado. La “oposición no democrática” al imperialismo es una contradicción en los términos. Todo “nacionalismo” anti-imperialista: en cuanto ejerce el derecho de libre disposición y legítima defensa de los Pueblos frente al imperialismo, es tautológicamente democrático.

El Nacionalismo imperialista persigue sus fines y ejerce sus “derechos” mediante la guerra, la conquista y el monopolio de la violencia criminal; el “nacionalismo” de los demás debe hacerlo mediante la sumisión a las condiciones y límites que el régimen imperialista le marca. Es así como el Nacionalismo imperialista entiende el respeto de los derechos de todos – “incluidos los nacionalistas” de los países ocupados – a comportarse como la Nación dominante quiere que se comporten. El imperialismo cínicamente pretende que los derechos del Pueblo ocupado “se respetan sin perjuicio de la unidad constitucional”, es decir como derecho interno de la Nación ocupante. Pero dado que el Pueblo y el Estado ocupados no son parte de la Nación dominante sino Nación y Estado distintos y separados, sus derechos – y el derecho de autodeterminación como derecho fundamental – son externos e incompatibles con el “derecho” de la Nación ocupante.

Para el Nacionalismo imperialista y fascista, son “nacionalistas vascos democráticos” quienes apoyan, aceptan y reconocen de hecho y de derecho la dominación del Nacionalismo (español); y quienes niegan el derecho de autodeterminación de todos los Pueblos y la misma existencia de la Nación y el Estado ocupados. Es decir, quienes no son ni nacionalistas (vascos) ni demócratas, esto es: los Nacionalistas españoles locales. Los demás tienen “derecho” al Terrorismo de Estado, al fusilamiento, la cárcel, la deportación y la solución final individual o colectiva como “delincuentes fascistas, enemigos de las reglas democráticas” que los Nacionalistas españoles fabrican e imponen. De todos modos, dada “la incompatibilidad entre nacionalismo (vasco) y democracia, así como la identificación entre nacionalismo (vasco) y terrorismo”: según pregonan las mismas fuentes de propaganda fascista, poco margen, poco espacio y poco tiempo van a quedarles  a los cómplices “moderados o radicales vascos” del Nacionalismo-Terrorismo franco-español para sus democrático-deficitarios esparcimientos.

Siguiendo la propaganda imperialista hasta las últimas consecuencias, niegan la existencia del Pueblo Vasco como distinto de los ocupantes, para reducirlo a una absurda e hipócrita entidad “administrativo-territorial, civil, a-nacional, no identitaria” etc., es decir: nacional e identitariamente española. Quienes – a fin de engañar a los incautos – son llamados ahora “vascos”, son simplemente españoles con vecindad administrativa en tres Provincias de España, según “la Constitución y el Estatuto”. Lo que – a fin de engañar a sus seguidores – llaman “Euskadi, Euskal-Herria, nación o pueblo vasco” ha perdido entidad e identidad propias hasta desaparecer. La “nación” de que hablan no es realidad y fundamento político, como lo es en todos los Movimientos de Liberación Nacional del mundo, sino vacía expectativa y objeto de retóricas pretensiones: “el pueblo con derecho a formar una nación”, “la nación que va a nacer”. “El Estado” que reconocen como propio, legítimo y democrático es el español o el francés, y se funda formal y explícitamente sobre la Nación española o la Nación francesa como único sujeto y fuente de derechos, excluyente de toda entidad nacional distinta.

En la ley francesa, la negación es formalmente expresa e inequívoca: “en la República francesa no hay más Pueblo, ni más Lengua, ni más Ciudadanos, ni más Derecho que los franceses”. En derecho español, “Euskadi y Navarra, vascos y navarros” figuran en los textos “legales”; pero dado que, por designación y definición constitutivas, “son vascos y navarros los españoles con vecindad administrativa en las respectivas Provincias españolas”, tal “reconocimiento” oficial se reduce a un ejercicio de confusión y recuperación ideológicas que la situación política de “las Provincias y el resto de la Navarra” parece todavía necesitar. La versión “ampliada” de la propaganda Pnv-Eta: “son vascos los que viven y trabajan en Euskadi”, vacía la nacionalidad de todo sentido. La “oposición vasca” armada y desarmada participa de la misma superchería con fórmulas tanto más insidiosas, por cuanto el “pueblo vasco” que ellos contemplan se reduce a una población que recibe su “identidad” por su adscripción administrativa a “los tres territorios vascongados” que el imperialismo estableció por la guerra y el terrorismo de masas. El viejo truco ideológico de la “neutralización o indiferencia a-nacional” pretende encubrir el abandono y la liquidación de los conceptos fundamentales de Pueblo, Nación y Estado vascos, sustituidos por los correspondientes franco-españoles.

Traicionan irremediable y alevosamente con ello el principio fundamental del Pueblo Vasco como Nación distinta con su propio e inherente derecho internacional de autodeterminación o independencia. Y niegan similarmente así la afirmación de que el Pueblo Vasco es un Pueblo distinto del español, que no pertenece a España; que los Vascos no son Españoles ni Franceses, y que los Españoles o Franceses no son Vascos. Una vez negado esto, se niega de raíz la existencia nacional del Pueblo Vasco: no cabe aquí escapatoria que valga. En tal caso el “problema vasco” no existe, es una pura invención puesto que no hay tal Pueblo, ni Estado, ni historia, ni sociología, ni guerra, ni conquista, ni ocupación que le conciernan.

Dentro del régimen “autonómico vasco” de España, los términos-trampa de “nacionalidad, nación o pueblo vascos” han sido deliberadamente creados para combinar su efecto ideológico inmediato acorde con la interpretación doctrinal oficial del imperialismo español, que los ha vaciado de todo contenido sociológico y político al hacerlos sinónimos de una circunscripción administrativa que es simple creación de su Estado. Efectivamente, la ideología imperialista no se para en barras ni hace las cosas a medias; y encima el apoyo a tales posiciones por parte de los agentes locales auxiliares del imperialismo español es total: “Hay que lograr un acuerdo entre vascos: vascos con diferentes sentimientos de pertenencia.” (Iñigo Urkullu.) Para estos agentes, el significado del término “vasco” consiste en una mera adscripción a una determinada demarcación territorial de España denominada “país vasco o Euskadi”, sin ninguna identidad nacional.

Esto, cuando no nos encontramos con afirmaciones que, formuladas incluso por veteranos militantes abertzale (quienes muestran en estas crisis la inseguridad moral e ideológica causada por la propaganda imperialista, que hace mella en ellos), plantean como un insulto inaceptable el que llamemos “Español” bien a quien, siéndolo por su origen metropolitano, él mismo se auto-califica como tal; o a un Renegado/Colaboracionista autóctono que, de forma concienzuda, no ve ni contradicción en considerarse “Vasco” y Español/Francés a la vez, ni tampoco que se hayan cometido “crímenes capitales mascados, tragados y digeridos”, en el largo camino de guerras y opresión que el imperialismo hispano-francés ha recorrido hasta conseguir imponer esa “identidad” como algo “natural”, según sus agentes pretenden.

El derecho internacional de autodeterminación de todos los Pueblos implica la existencia de Pueblos distintos con derechos distintos; mientras que el “derecho de imperialismo” consiste en la negación de todo ello. Inglaterra no es Alemania ni Francia, y los Ingleses no son a la vez Alemanes ni tienen “los mismos” derechos que éstos o que los Franceses: tienen derechos semejantes en su propio País pero no en los Países de los demás, y nadie en su sano juicio se atrevería a pretender que hay en ello afirmación de “superioridad, discriminación o insulto”. Pretender otra cosa sería negar la existencia de Inglaterra, Alemania y Francia como Naciones distintas y separadas: con poblaciones distintas y derechos distintos. (Esta clase de basura ideológica sólo tiene curso y virtualidad entre Pueblos sometidos y alienados; a veces bajo la acción de su propia y pretendida “clase política” e intelligentsia’, como ocurre en nuestro País.)

Eso es exactamente lo que hacen aquí los agentes del grupo Pnv-Eta cuando, adoptando la ideología del Nacionalismo español y francés, afirman que en nuestro País los oficiales y auto-proclamados Españoles o Franceses tienen legítimo derecho a serlo y a afirmarse como tales bajo la protección que les proporciona la ocupación militar franco-española de nuestro País (una ocupación que ellos no rechazan sino que preconizan y defienden); que a pesar de ello son demócratas; que la vez son “vascos” y que, en consecuencia, los “vascos” son Españoles o Franceses. Es simplemente la negación no sólo de su derecho internacional de autodeterminación o independencia sino de la existencia misma del Pueblo y el Estado Vascos, y la afirmación del derecho de España y de Francia a ocuparlos y hacerlos desaparecer como tales.

Por añadidura, si las cosas son tal como ellos dicen, los que en Urdiain o Ahetze se dicen Vascos son simples impostores, usurpadores y suplantadores de nacionalidad. El Pnv tendrá que pedir perdón a Navarros, Suletinos y Labortanos por haber dicho alguna vez que eran Vascos, en lugar de haberlos excluido sin ambigüedades – de acuerdo con el Nacionalismo español y francés imperante – del particular “pueblo vasco” euskadiano-vascongado que los jeltzale fingen estar defendiendo; al igual que pidió públicamente perdón a los oficiales y auto-proclamados Españoles del PsoE y el Pp por haber dicho que eran Españoles y no Vascos.

Paso a paso, concesión tras concesión, acorralados por la represión fascista y por su propia incapacidad y su creciente corrupción, buscando adaptarse a exigencias que se hacen correlativa y sistemáticamente mayores apenas se satisfacen, los ideólogos “moderados y radicales vascos” de la burocracia liquidacionista Pnv-Eta y sus satélites – Ea-Ehbildu-Sortu-Geroa bai etc. – sueltan lastre y prosiguen su tarea de demolición. Han pasado de la “simple” liquidación estratégica, al abandono de los fundamentos de toda ideología de liberación nacional frente al imperialismo; han falsificado el derecho de autodeterminación de todos los Pueblos, y adoptado los supuestos básicos de la propaganda fascista.

No hay lugar para lamentaciones y justificaciones hipócritas. Han elegido como aliado e interlocutor al imperialismo, y ahora se lamentan de que el imperialismo fascista “democrático y no-violento” – que ellos han reconocido y consolidado – toma contra ellos medidas más desagradables cada vez. Las medidas “poco democráticas”, que tanto les ofenden cuando atentan contra sus miserables privilegios, son las medidas propias que ellos han preconizado, apoyado y reconocido: las propias del régimen que con inalterable obstinación siguen apoyando y reconociendo como legítimo y democrático y “el Estado” propio. Son la inevitable consecuencia de la política de liquidación nacional que ellos han impuesto al Pueblo que dicen representar. Se ven ahora ellos mismos excluidos y perseguidos, calificados de criminales fascistas por el mismo régimen que ellos han blanqueado, caucionado y sacado del oprobio internacional. Han estado limpiado las botas de los militares mientras les han hecho falta, y ahora no les sirven ya ni siquiera para eso.

No hay nada que descubrir, no hay motivo de asombro en la conducta del poder político de hecho, que actúa según sus propios fines, medios y naturaleza que una larga historia ha puesto a la vista de todos. Ése es el régimen imperialista y fascista que tan virtuosos e intratables – y eventualmente maltratados, denigrados y excluidos – demócratas moderados y radicales vascos” aceptaron y prepararon hace más de cuarenta años.

Denuncian el “nuevo estado de excepción fáctico y el apartheid ‘institucional’ en que vive ya la izquierda abertzale”; lo cual implica el reconocimiento continuado de “la normalidad democrática de las instituciones”, reservando así la excepción contra ellos pero ocultando y preservando la represión permanente contra los demás. Pero la represión de las libertades fundamentales no tiene nada de nuevo ni de excepcional. Lo excepcional en el “derecho común” totalitario son las miserables exenciones oficiales u oficiosas por ellos pactadas y aprovechadas. Es su previa colaboración legalizada en el régimen fascista, la condición necesaria para su posterior des-legalización. Es la trampa que ellos han montado, la que ahora se cierra también sobre ellos mismos como antes se había cerrado sobre los demás. Proclaman que “han caído las máscaras” con que se encubría el fascismo; pero el fascismo no ha tenido aquí otras máscaras que las que ellos le han ayudado a ponerse.

Reprueban ahora los “crecientes ataques a la libertad de expresión y comunicación de las ideas”: la de ellos; pero ellos destruyeron previamente todas sus condiciones de posibilidad, y – desde la preparación y los primeros momentos de la “transición” intratotalitaria – cooperaron con el Nacionalismo y el Fascismo español en el poder para desacreditar, silenciar y obstaculizar toda crítica y toda propuesta democráticas consecuentes. El grupo Pnv-Eta ha sabido siempre que la libertad de expresión, comunicación y crítica era incompatible con su propaganda; lo cual lo forzaba a realizar su adaptación a las condiciones del imperialismo y el fascismo.

Denuncian la “política de criminalización y aislamiento contra el nacionalismo democrático o contra su izquierda abertzale o su MLV” particulares; pero hace siglos que el Pueblo ocupado sufre esa política, y hace casi cuarenta y cinco años que – en las condiciones creadas por el régimen de ocupación – ellos mismos practican la política de aislamiento y de guerra caliente contra cuantos denuncian las ilusiones, las falacias y las catastróficas consecuencias de “la lucha institucional y la lucha armada”, y contra cuantos reclaman una estrategia democrática efectiva como única oposición posible al imperialismo fascista. Han utilizado la calumnia y la difamación, en las condiciones del fascismo en el poder y en colaboración con él, como último recurso para evitar y descalificar toda crítica y toda oposición a “la vía institucional y la lucha armada”.

Se ha dicho: “La verdad os hará libres”; pero los que la digan lo pasarán muy mal, sobre todo en este País. Nunca se encarecerá bastante a los candidatos a la felicidad terrestre y celeste que, el que quiera “vivir bien” o cuando menos tranquilo, hará bien en abandonar tan perversa ocupación. Decir la verdad ha sido siempre un mal asunto, pero en este País es suicidario.

El Pueblo Vasco ha perdido así también la guerra psicológica y de propaganda de la post-guerra. La trampa ideológica en que se ha dejado encerrar es inseparable de su reducción al nivel de simple objeto político. Frente a ello, su ÚNICA salida consiste en la unidad estratégica de todas las fuerzas democráticas – por tanto anti-imperialistas – vascas en torno a dos principios fundamentales comnunes a todas ellas, y que sintetizan y proporcionan el momentumde acumulación de fuerzas de nuestro Pueblo, sin posibilidad de que puedan ser dispersadas o recuperadas en favor del imperialismo. Estos principios son:

1/ Afirmación del derecho de libertad, LIBRE disposición, independencia nacional o autodeterminación del Pueblo Vasco/Euskal Herria.

“Piedra angular de la democracia”, el derecho internacional de autodeterminación o independencia de todos los Pueblos es un derecho que es originario, fundamental, inherente, de costumbre, inmediato, incondicional, continuo, permanente, inalienable, irrenunciable e imprescriptible para todos los Pueblos sojuzgados bajo un régimen imperialista y extranjero; que es la misma cosa que la incondicional e inmediata independencia nacional de éstos contra/frente a toda dominación o intromisión extranjera contraria a su libertad nacional; y que ha sido reconocido – no constituido – por el Derecho Internacional contemporáneo de las Naciones Unidas: desde el Artículo Primero de su fundacional Carta de San Francisco así como por numerosas y relevantes Resoluciones de su Asamblea General, como EL PRIMERO DE LOS DERECHOS HUMANOS FUNDAMENTALES Y LA CONDICIÓN PREVIA PARA EL PLENO DISFRUTE DE TODOS ELLOS.

Su corolario y aplicación práctica consiste, como requisito ineludible para su realización, en la EXIGENCIA DE EVACUACIÓN INCONDICIONAL E INMEDIATA de todas las fuerzas de ocupación y de todo el aparato de sojuzgamiento imperial-colonialista de las Potencias ocupantes: España y Francia, FUERA de los Territorios históricos del Pueblo Vasco/Euskal Herria y de su Estado. Y

2/ Afirmación de la continuidad, vigencia y actualidad de nuestro Estado propio: el Reino de Nabarra, sucesor del Reino de Pamplona – “el Reino de los Vascos” – constituido por una Confederación de Repúblicas, Condados y Señoríos Vascónicos histórica y libremente reunida en torno a él, e internacionalmente reconocido durante mil años; el cual sigue siendo el único Estado de la Nación Vasca, al que jamás ha renunciado ni ha admitido ni reconocido nunca ningún otro.

Su necesaria consecuencia implica EL NO-RECONOCIMIENTO Y LA DENUNCIA constantes e incesantes de los Estados ocupantes: el “Reino de España” y la “República francesa”, y de sus regímenes totalitarios de ocupación militar, como criminales, imperialistas, colonialistas y fascistas, y no como los propios, no-Nacionalistas, no-violentos, legítimos y democráticos, según está haciendo hasta el día de hoy la pretendida “clase política oficial vasca” formada por la burocracia liquidacionista Pnv-Eta y sus satélites.

Simultáneamente, y mientras el imperialismo franco-español no retira sus fuerzas de ocupación de nuestro País (dado que ellas constituyen el elemento esencial y fundamental de su dispositivo estratégico de dominación, sin el cual todo su sistema se desploma), el corolario y la aplicación práctica de estos dos principios implica mantener un BOYCOTT TOTAL:

– a toda participación, tanto en las instituciones del régimen imperialista-colonialista y fascista de Francespaña, que criminalmente los conculcan desde su constitución real y primaria (y especialmente en sus monopolios jurídicos o “parlamentos”: Parlamento francés y Cortes Generales españolas, establecidos a lo largo de los siglos mediante su Monopolio de la Violencia criminal y el Terror de guerra y de Estado, e incontables e imprescriptibles crímenes constitutivos); así como en sus “elecciones generales” totalitarias que “legitiman” todo ello, y

– a toda colaboración con toda persona individual o colectiva que total o parcialmente, en la teoría o en la práctica, se niegue a asumir públicamente uno o ambos principios fundamentales antes citados. Como es evidente, no es posible hacer una política anti-imperialista con el concurso de imperialistas y fascistas, infiltrados agentes quinta-columnistas del imperialismo franco-español entre nosotros. Al negarse a asumir esos principios que afirman nuestros derechos nacionales, esos agentes afirman por el contrario su “derecho” de imperialismo y de ocupación militar sobre nuestro Pueblo y Estado; y forman objetivamente – algunos incluso subjetivamente – parte de ese imperialismo.


(De ‘Euskal Herria y el Reino de Nabarra, o el Pueblo Vasco y su Estado, frente al imperialismo franco-español’.)


¡REINO DE NABARRA: EL ESTADO DEL PUEBLO VASCO/EUSKAL HERRIA!


¡Ejército de ocupación ni con música!

¡España ni con república! ¡Francia ni con monarquía!

¡BOYCOTT TOTAL A LOS IMPERIALISTAS Y FASCISTAS, Y A SU RÉGIMEN DE OCUPACIÓN MILITAR! – ALDE HEMENDIK!


¡¡¡VIVA EL PUEBLO VASCO LIBRE!!! – GORA EUSKAL HERRI ASKEA!!!

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