Represión de las ideas (XXXI)


EUSKAL HERRIA Y EL REINO DE NABARRA, O EL PUEBLO VASCO Y SU ESTADO, FRENTE AL IMPERIALISMO FRANCO-ESPAÑOL



XXXI – Represión de las ideas


Iñaki Aginaga y Felipe Campo


En la Resistencia al Imperialismo y al Fascismo, un Pueblo que no se asegura un espacio interno de construcción y participación teórica e ideológica, y de crítica, reflexión y comunicación (por mínimo o clandestino que sea), está perdido. Las consecuencias de tal carencia las sufren siempre los Pueblos sojuzgados, que pagan el precio del subdesarrollo cultural y político. La censura, el obscurantismo cultural, el adoctrinamiento interno y externo, el dogmatismo autoritario y sectario, así como la demagogia y la “discreción” y el secretismo burocráticos, impiden la renovación de la conciencia política, la difusión del conocimiento socio-político, y el acceso popular a él, en un País cultural y políticamente subdesarrollado.

En nuestro País, siglos de ocupación militar, despotismo, absolutismo, reacción, clericalismo, Contra-Reforma, obscurantismo, Inquisición y Fascismo franco-españoles han marginado a nuestro Pueblo de las grandes corrientes y aportaciones que constituyen el lado positivo de la cultura occidental, y le han acarreado la incomunicación, y el retroceso y la ruina de la cultura política hasta el día de hoy. Y medio siglo de mandanga colaboracionista y pseudo-activista Pnv-Eta, con la esperanza – siempre frustrada por ellos – en la victoria del PsoE y la “democracia republicana y de izquierdas” imperialista y fascista franco-española, ha dejado a este País noqueado, agotado, al borde del colapso y a la cola de la lista y el atlas estratégico correspondiente al escenario de la lucha actual por la independencia nacional de los Pueblos sojuzgados. Todo esto ha quedado oculto a los ojos del Pueblo Vasco gracias a los monopolios de adoctrinamiento e intoxicación ideológica de masas del régimen imperialista y fascista franco-español de ocupación militar, camuflado como democrátrico por la acción de sus agentes locales que en nuestro País se presentan como la “clase política vasca”, nombradamente:  la burocracia liquidacionista Pnv-Eta y sus satélites Ea-Ehbildu-Sortu-Geroa bai etc.

El Monopolio contemporáneo de la Violencia criminal impone la censura, la represión y también el Monopolio total de los medios de comunicación: productor, llave y prisión de la ideología. En consecuencia, la libertad de información, expresión y crítica es imposible en un régimen constituido por la negación de los derechos  humanos fundamentales en general. En estas condiciones no caben libertad, ni derechos humanos, ni democracia.

Un poder político que, en plena posesión de los Monopolios de Violencia criminal y comunicación de masas, teme aun así la crítica de una oposición desarmada y discriminada, evidencia con ello su debilidad formal y su carácter totalitario. El miedo a la libertad de pensamiento, expresión, información y crítica revela de manera inequívoca la dominación o la tendencia totalitaria de una organización política.

Efectivamente, si los imperialistas y fascistas reprimen la libertad de expresión, y si imponen su propia ideología mediante la Violencia criminal, no lo hacen así porque perversas pulsiones e inclinaciones los llevan a preferir tales procedimientos a “la persuasión y el diálogo” de los que tanto hablan; bien distintamente, ello es así porque no tienen más remedio ni otra alternativa. En definitiva, los ideólogos de una dominación como la establecida por el imperialismo franco-español sobre el Pueblo Vasco: la cual durante siglos ha necesitado matar, encarcelar, torturar y utilizar sistemáticamente la amenaza y el Terrorismo de guerra y de Estado para establecerse, no tuvieron ni tienen otros “argumentos” que oponer contra las aspiraciones de libertad de nuestro Pueblo.

Nadie, provisto de los Monopolios de Violencia criminal y de los medios de comunicación y condicionamiento de masas (además de tener una aplastante superioridad demográfica y económica), tendría interés en impedir la libertad de expresión, y en confinar a la oposición en la clandestinidad o bajo un complot del silencio, si no fuera porque es consciente de que sus ideólogos – ventajistas de necesidad – son completamente incapaces de afrontar nada que se parezca a la más mínima crítica o el más primario debate en condiciones de libertad real para todos. De hecho, los agentes del imperialismo y el fascismo franco-español sólo pueden afrontar la “réplica” servil, preparada, amañada, programada y prefabricada que les dirigen sus amordazados, atocinados, alelados, corrompidos o aterrorizados comparsas “moderados y radicales” Pnv-Eta: preparados y siempre dispuestos para cumplir con su triste y abyecto papel.

El monopolio de la “información”, la represión y la censura no han cesado de ejercerse de forma absoluta y reveladora durante todo el Segundo Franquismo. En cuarenta y cinco años ya de “transición” y precaria clandestinidad, las cuestiones fundamentales de una política de real de oposición crítica no han podido nunca ni siquiera enunciarse públicamente. La existencia de propaganda clandestina es la prueba absoluta de la existencia de opresión ideológica y de quiénes son sus víctimas: donde hay libertad ideológica no hay prensa clandestina; donde hay prensa clandestina no hay libertad ideológica. La determinación y complicidad de “las democracias occidentales” con la tarea de persecución de la libertad de expresión que es realizada por el imperialismo y el fascismo franco-español son tan radicales como reveladoras: sólo se persigue absolutamente lo que absolutamente se teme.

Sin embargo, los ideólogos del Nacionalismo imperialista franco-español pretenden que el miedo impide la producción y difusión de sus “ideas”. Pero nunca en este País el Nacionalismo español y francés ha tenido la menor dificultad para la producción y difusión de sus infundios, que tienen a su servicio el control monopolista absoluto de todos los medios de violencia y condicionamiento de la opinión pública.

En contra de esos infundios que propalan esos ideólogos y agentes del imperialismo franco-español, la propaganda ilegal o clandestina no muestra ni rastro de su “tan perseguida” ideología. Bien al contrario, es la defensa de la democracia, la libertad y el derecho de autodeterminación de los Pueblos la que invariablemente queda confinada de forma obligada en la difusión ilegal y clandestina, ya que toda vía regular de expresión le está permanentemente cerrada. El recurso obligado a tan limitada y problemática vía de expresión certifica la realidad de la opresión, y revela su verdadero paciente: nadie elige por gusto la marginación o la clandestinidad ideológicas y políticas. La persecución, la ilegalidad y el miedo por causa de la Violencia criminal golpean siempre en nuestro País del mismo lado, y determinan el carácter precario, individual y confidencial del underground ideológico democrático. Cuando la simple defensa teórica de los derechos humanos fundamentales debe refugiarse en él como condición de posibilidad, el régimen que lo hace necesario se califica por sí mismo.

Es eminentemente comprensible la necesidad en que se encuentra el imperialismo franco-español de impedir, por todos los medios, la más mínima libertad de elaboración y expresión de las ideas de los demás. Visto el nivel teórico-formal de la ideología dominante, nadie podría creer que semejante basura pueda imponerse socialmente, como no sea mediante la represión y el miedo que los Monopolios de Violencia Criminal y Terrorismo de Estado infunden sobre sus víctimas, y contando con el apoyo de los medios de difusión e intoxicación de masas que los correspondientes monopolios ponen a su servicio exclusivo. Paralelamente, nadie puede creer que se necesite recurrir al miedo para oponerse a esa ideología, en cualquier lugar donde exista la más elemental libertad de pensamiento, expresión, crítica, información y comunicación.

Las personas y los Pueblos libres, los demócratas, no temen a la libertad: ni siquiera para las ideas imperialistas y fascistas, allí donde la libertad de pensamiento, opinión, expresión, información, comunicación y crítica existe para todos. Sólo temen al monopolio y la represión totalitarios de toda vida ideológica, cultural, artística y científica, ejercidos por el imperialismo y el fascismo. En cambio, los imperialistas y los fascistas, y sus colaboradores y cómplices, temen a todas las ideas: hasta las de su propia laya, si escapan al control absoluto de la clase política e ideológica “felizmente” reinante.

Tienen, efectivamente, miedo; pero miedo a todo pensamiento y a toda forma de expresión libres. En un régimen democrático efectivo, la libertad de expresión – incluso para sus enemigos – es la forma más eficaz de poner en evidencia la miseria ideológica del Nacionalismo imperialista y el Fascismo. Permitirles hablar en igualdad de condiciones es, prácticamente, el peor tratamiento que se les puede infligir; a condición de que tengan enfrente una auténtica ideología anti-imperialista y no un incapaz sucedáneo y simulacro de ella.

Después de largos siglos de guerras de agresión y despotismo, de poder absolutista o fascista, de lavado de cerebro colectivo e intoxicación ideológica de masas, he aquí que el imperialismo y sus ideólogos constatan su incapacidad para hacer valer sus impresentables “ideas”, a menos que sea hablando solos y al abrigo de los monopolios fascistas de violencia, terror, propaganda e intoxicación ideológica de masas; una incapacidad que les impide afrontar la más leve libertad de expresión y la más ligera crítica, que no sea la de sus títeres previamente condicionados. Es así el modo como ellos entienden el derecho a la libre expresión, y la forma en que según ellos se produce la “libertad de expresión”, a saber: cuando los servicios auxiliares de la “oposición” local – filtrada, infiltrada, impregnada, controlada, manipulada y dirigida por el poder establecido – se encargan de decir lo que al poder mismo le conviene que se diga, y de contestar lo que de antemano se ha previsto que contesten.

Con su actitud mancomunadamente represiva de este derecho fundamental, todos los Partidos oficiales del régimen fascista español de ocupación militar: desde el Franquismo tradicional al Eta, han mostrado sobradamente durante medio siglo – y muestran a diario – su clara conciencia de que únicamente hablando solos pueden seguir engañando a una resignada parte (cada vez menor) de sus seguidores, y sojuzgando a los Pueblos, reducidos por ellos tanto a la indefensión ideológica como a la indefensión política.

El despotismo tradicional no podía impedir espacios limitados – aunque fértiles – donde la comunicación, la crítica, la información y la creación circulaban bajo la represión y la censura. Por desgracia, el fascismo neo-franquista moderno ha terminado con ellos y los ha incorporado a sus propios circuitos, donde él mismo crea y difunde la ideología de la supuesta oposición fabricada por él. Pero, antes de ello, los burócratas, oportunistas, colaboracionistas y cómplices “vascos” moderados y radicales del exilio, y los servicios auxiliares del imperialismo español, habían preparado el terreno de antemano, acabando con todo pensamiento independiente y libre mediante el obscurantismo, el fanatismo, la calumnia y la denuncia contra quienes pretendían mantenerlo; todo ello al abrigo de los monopolios fascistas de represión y propaganda. La división y la incomunicación internas, la represión de las ideas y el obscurantismo cultural fueron el corolario inevitable de la ruina estratégica.

Incapaz de afrontar la más mínima oposición en libertad, el Franquismo tradicional utilizaba su monopolio de Violencia criminal y propaganda para imponer abiertamente su ideología y destruir la de sus adversarios. En cambio, el Segundo Franquismo camufla la misma ideología y fabrica además la ideología de su oposición, al igual que fabrica esa “oposición” misma, encargada de decir lo que el poder quiere que se diga. Y de este modo produce también la “opinión pública” a través de un gigantesco sistema de adoctrinamiento monopolista, que repercute su propaganda en régimen de sesión continua sobre la población indefensa.

La adhesión forzosa al derecho positivo español, a su “Constitución” y al “estatuto vasco” es la nueva forma de la “adhesión a los Principios del Movimiento Nacional”: obligatoria y obligada durante décadas bajo el Primer Franquismo, para todo aquél que en este País tuviera la pretensión de poder comer. Actualmente, la “Educación para la ciudadanía” y la “Educación para la paz”: nueva envoltura del imperialismo y el fascismo español tradicionales e incluidas en el “currículum escolar” de los servicios “autónomos”, son la nueva forma de lavado de cerebro e intoxicación ideológica, correspondiente a la antigua “Formación del Espíritu Nacional”.

El Partido único del Movimiento Nacional español se ha enriquecido, diversificado y potenciado ideológicamente con múltiples aportaciones, progresivamente incorporadas en el largo proceso del derrumbe de la oposición española y de su integración en el fascismo imperialista español que ganó la guerra. De este modo, los antiguos homenajes y monumentos “a los gloriosos caídos por Dios y por España y a los mártires de la Cruzada” han sido ventajosamente actualizados por los memoriales y homenajes a los nuevos Nacionalistas españoles “no-violentos, defensores de la libertad y víctimas del terrorismo de los atentados y de la violencia de persecución” (sic); memoriales que son erigidos en parques infantiles y plazas de este País.

El imperialismo se ha percatado ya de que la familia – la casa-castillo tradicional – es todavía el primero y el último baluarte de la libertad, en el actual mundo del Internet y de los medios de comunicación de masas; así pues, busca el modo de penetrar, debilitar y destruir el santuario familiar de la Libertad y la Resistencia, separando a la infancia de sus salvaguardas filiales y entregándola indefensa al lavado de cerebro y la intoxicación monopolistas del Estado ocupante franco-español.

La corrupción y el secretismo burocráticos alimentan y condicionan la información. Los institucionalistas armados y desarmados: desde el Pnv oficial al Eta, han coincidido siempre con la propaganda oficial en ocultar la realidad de Violencia criminal que constituye el régimen imperialista franco-español, “aunque a veces se excede un poco en su cometido, porque ningún régimen político es perfecto”, según  dicen ellos del fascismo. El lavado de cerebro y la intoxicación ideológica de masas han hecho de buena parte de la sociedad colonizada víctima indefensa e inerte de la propaganda y la guerra psicológica, incapaz de percibir y procesar la más evidente realidad política. La alienación social ha devenido en alienación mental de los individuos.

Los agentes del Pnv tradicional en su secular historia, y los del Eta desde su fundación, siendo ellos mismos conscientes también de su incapacidad para afrontar la más elemental crítica política, han sido por ello siempre adversarios naturales de la libertad de expresión e información. Saben muy bien que la libertad de crítica y el más mínimo debate teórico-ideológico serían letales para su empresa de confusión y mistificación de masas, harían imposible la dominación ideológica basada en el dogmatismo y el obscurantismo con que ellos siempre han contado, y pondrían en evidencia su incapacidad teórica y práctica para afrontar legal e ilegalmente el conflicto ideológico y político contra el imperialismo franco-español; un conflicto que ellos han llevado a su más avanzado punto de putrefacción. Necesitan por eso seguir engañando a sus incautos seguidores, como han hecho siempre; seguidores que, en buena medida, no piden ya otra cosa. Y si es posible, engañándose también a sí mismos, que es la mejor forma de engañar a los demás.

Si, después de cuarenta y cinco años de pretendida democracia bajo el imperialismo español (y después de doscientos treinta años largos bajo el francés), las ideas fundamentales sobre la realidad política siguen ignoradas en nuestro País, ello es ciertamente por obra de los institucionalistas armados y desarmados Pnv-Eta y sus satélites, que se han asociado con el fascismo exógeno de nuestros ocupantes al objeto de asegurarse substanciosa participación en los monopolios de propaganda, y para impedir la irrupción de todo pensamiento libre.

Como es evidente, la libertad de expresión, información y crítica: de la que esos agentes burocráticos Pnv-Eta son consecuentes adversarios, revelaría y haría imposible su empresa de charlatanismo y embaucamiento, complementaria del imperialismo franco-español. Así pues, con el decisivo concurso de esos agentes auxiliares locales “vascos”, los monopolios totalitarios del régimen fascista franco-español de ocupación militar – que aquéllos han admitido como legítimo y democrático – reprimen la producción y reproducción de las ideas, la libertad de expresión, comunicación e información, y la formulación de las contradicciones sociales fundamentales en nuestro País; cerrando así el paso a toda fuerza crítica y creativa. Gracias a ellos, toda oposición, toda crítica y todo debate no fabricados de antemano por el poder totalitario son imposibles. La represión, la censura, el secretismo y la “discreción” burocráticos del grupo Pnv-Eta, junto con su sectarismo y corrupción, alimentan y condicionan en nuestro País la información, al abrigo de los monopolios fascistas de Violencia criminal y comunicación.

Una forma hipócrita de censura de la información es el secretismo, es decir: la exigencia de “discreción, silencio y obscuridad” en sus procesos políticos imaginarios; la obra del enjambre de charlatanes, pedantes y exhibicionistas que lo único que con ello pretenden es ocultar la realidad y las consecuencias de su empresa de liquidación política de nuestro Pueblo. “Discreción y secretismo” han sido siempre una exigencia de toda política hecha a espaldas y a costa de la opinión y la información democráticas. Los Colaboracionistas y los Cómplices Pnv-Eta del totalitarismo imperialista franco-español tratan de esconder tras esas pantallas la impresentable e inconfesable realidad de su pretendida acción política, tras de la cual no hay nada. La oficial “oposición vasca” está desnuda; pero nadie se atreve a decirlo o es capaz de decirlo. La política de procedimientos, pactos y diplomacia secretos: constantemente denunciada por las fuerzas democráticas y revolucionarias, ha sido siempre inseparable de la reacción nacional e internacional, fuente de conflictos, y un obstáculo constante para la paz y la democracia dentro y fuera de los Pueblos.

Los Colaboracionistas armados y desarmados Pnv-Eta y sus satélites: Cómplices del imperialismo franco-español que ellos han admitido como democracia, son contrarios a toda libertad de las ideas, incluidas aquéllas que ellos mismos proclamarían y explotarían si se les ocurrieran a ellos; cosa imposible porque el alcornoque: especie común en las colonias, no dará nunca peras. En algún momento, también ellos han tenido que lamentarse de la represión contra la libertad de expresión e información: la de ellos. Pero, antes de eso, ellos han cooperado activamente siempre y participan: con todos los medios de difusión y confusión de masas que los monopolios fascistas de propaganda del régimen de ocupación ponen a su relativa disposición, en la tarea de negarla a los demás en las condiciones establecidas por los monopolios fascistas de Violencia criminal y propaganda; incluidas la mentira, la calumnia, la difamación y la delación aplicadas contra quienes hicieran cualquier revelación de su abandono y liquidación de toda política de liberación de nuestro País contra al imperialismo, con la finalidad de mantener a nuestro Pueblo en la ignorancia de esa realidad política. Es la única forma que tienen para disimular su interesada incompetencia y su corrupción en cuestiones ideológicas y políticas.

Basta con notar las tribunas que los mass-media “autonómicos” – en particular la televisión española local que llaman ‘euskal irrati-telebista’ – ofrecen a los más reaccionarios portavoces de la propaganda fascista española; o los “debates electorales libres y democráticos” que los portavoces de la burocracia Pnv-Eta y sus satélites Ea-Ehbildu-Sortu-Geroa bai etc. admiten mantener en esos media junto con los fascistas de “la izquierda y la derecha” del imperialismo franco-español (quienes parten desde la afirmación de la inexistencia de nuestro País y del derecho que España y Francia tienen para ocuparlo y anexionárselo como propio: posiciones ideológicas que todos ellos admiten como “legítimas y democráticas”), para comprender que toda esa propaganda está destinada a hacer creer en la existencia de la libertad de expresión y crítica bajo el imperialismo franco-español y en la inexistencia de éste, así como a ocultar sus monstruosos e innumerables crímenes contra el Pueblo Vasco y, en particular, su represión totalitaria de las ideas.

Basta con señalar las consecuencias de las “reglas de juego” imperialistas y fascistas impuestas a nuestro País mediante ocupación militar, a saber, “el sufragio universal” dentro del “universo” de Francespaña impuesto a nuestro Pueblo y Estado a sangre y fuego: unas “reglas de juego” que esos a la vez corruptos y cretinos agentes “vascos” Pnv-Eta han aceptado, preconizado y contribuido a imponer como si fueran democráticas, para poner de manifiesto el papel de títeres y auxiliares ideológicos del imperialismo que esos agentes realizan, al servicio del régimen imperialista y fascista franco-español de ocupación militar y de sus propios intereses burocráticos y corporativos, a costa de la liquidación estratégica de nuestro Pueblo y País mediante la negación del derecho de autodeterminación o independencia del Pueblo Vasco, y mediante la negación de su propio Estado ocupado: el Reino de Nabarra.

La mafia burocrático-liquidacionista Pnv-Eta y sus satélites: Ea-Ehbildu-Sortu-Geroa bai etc. es un cáncer para el Pueblo Vasco, que se nutre y prospera sobre la explotación y destrucción de la potencialidad y vitalidad políticas de nuestro Pueblo, en favor del criminal y fascista imperialismo franco-español que ellos admiten como legítimo y democrático. Sin desembarazarse de esa letal burocracia de incompetentes y corruptos traidores, y de sus funestas posiciones ideologicas, para afirmar por el contrario el derecho internacional de autodeterminación o independencia del Pueblo Vasco y la continuidad, vigencia y actualidad de su Estado propio, el Reino de Nabarra, nuestro Pueblo está perdido. La evicción de esa burocracia: para empezar negándose a apoyarla en sus divisionistas llamamientos “electorales”, es la primera condición para la regeneración política que nuestro País urgentemente necesita.


(De ‘Euskal Herria y el Reino de Nabarra, o el Pueblo Vasco y su Estado, frente al imperialismo franco-español’.)

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