De vuelta a la realidad (XXXIV)


EUSKAL HERRIA Y EL REINO DE NABARRA, O EL PUEBLO VASCO Y SU ESTADO, FRENTE AL IMPERIALISMO FRANCO-ESPAÑOL



XXXIV – De vuelta a la realidad


Iñaki Aginaga y Felipe Campo


La verdad, la realidad y la identidad de una clase o un partido políticos se fundan y caracterizan sobre su entidad y contenido ideológicos y políticos, no sobre distinciones formales, personales, corporativas, burocráticas o instrumentales. Consideradas las virtualmente innumerables filiales, dependencias, variantes o especialidades políticas, sindicales, económicas, ideológicas, culturales, humanitarias, recreativas o deportivas que componen el vasto, simbiótico, pluriforme y multi-onomástico conglomerado que va desde el Pnv oficial hasta el Eta, los respectivos márgenes diferenciales no pueden ocultar su matriz única; la cual se revela tanto en las posiciones y opciones políticas fundamentales, así como en la ideología que las recubre o encubre.

A fin de hacer compatibles sus propias posiciones con la realidad del régimen político imperialista y fascista franco-español que ocupa nuestro País (algo que realizan “dentro del más absoluto respeto a sus instituciones” que para ellos son democráticas y las suyas propias); y para encubrir las inevitables consecuencias – previsibles y previstas – de la incontenible deriva que los ha llevado desde el oportunismo a la colaboración, la complicidad y la traición (congraciándose así con el imperialismo y el fascismo en el poder), los institucionalistas aborígenes armados y desarmados Pnv-Eta y sus actuales satélites Ea-Ehbildu-Sortu-Geroa bai etc. han desarrollado una propaganda que incorpora una idea trucada de la democracia, una negación obstinada del papel de la Violencia criminal en la Política, el Estado y el Derecho imperialistas, y una completa falsificación conceptual del derecho fundamental e inherente de autodeterminación o independencia de todos los Pueblos, desvirtuado por ellos hasta convertirlo en su propia negación, expresada a través de la idea absurda e imperialista de un “derecho a decidir” bajo la ocupación militar y el fascismo en el poder. Es la consecuencia inevitable de su liquidación ideológica y política de toda Resistencia estratégica al Imperialismo y al Fascismo de Francespaña; una liquidación que ellos adoptaron hace casi medio siglo para integrarse en “la democracia” del Segundo Franquismo actualmente reinante.

Su “incapacidad” para desmontar la formalmente absurda versión oficial de la Violencia y el Terrorismo de los criminales Estados ocupantes, contribuye a su difusión e implantación de masas en nuestro País. Sin la participación activa del “gobierno vasco” fantoche de la Cav, y de los institucionalistas “moderados y radicales” armados y desarmados Pnv-Eta en el dispositivo fascista de propaganda e intoxicación ideológica de masas, nunca habrían logrado el Imperialismo y el Fascismo franco-español reducir a la memez colectiva a buena parte del Pueblo que los padece.

El conglomerado burocrático Pnv-Eta y sus satélites reconocieron en 1977-79, no sólo de facto sino también de jure, el “nuevo” régimen imperialista español del Segundo Franquismo, presentándolo como legítimo, democrático y no-violento. Renunciaban con ello a toda Resistencia de nivel estratégico; la cual, frente a la integración totalitaria del Pueblo Vasco y su Estado el Reino de Nabarra en la criminal unidad imperialista franco-española, implica la implementación consecuente del derecho de autodeterminación o independencia de todos los Pueblos, pronto falsificado y substituido por ellos con un reaccionario “derecho a decidir” aceptable y conciliable para el régimen imperialista franco-español de ocupación militar. (Véase el anterior capítulo XVII: ‘Aportación del grupo Pnv-Eta a la falsificación del derecho de autodeterminación de todos los Pueblos y al fraude reaccionario: el “derecho a decidir”’.)

La consecuencia de ello ha sido la parálisis política de un País indefenso, sin instituciones ni estrategia propias, cuyas últimas expresiones habían sido liquidadas en 1962 por las burocracias Pnv-Anv en el Pacto de Múnich con el partido Nacional-socialista-imperialista español PsoE, con el objeto de integrarse en las instituciones y estrategia unitarias del Fascismo imperialista español post-franquista que dichas burocracias aceptaron entonces como democrático. Y el Pueblo que no tiene instituciones y estrategia propias está obligado a servir las de quien sí las tiene, en este caso los Estados ocupantes. Ese conglomerado burocrático Pnv-Eta, con sus diversos satélites, dependencias y sucursales ideológicos y políticos, participa activamente en el reconocimiento y la difusión de tan grosera superchería contra nuestro Pueblo, ideológicamente indefenso por la traición de su pretendida “clase política e intelligentsia”. Esta actitud se explica en parte por la ignorancia e incapacidad de aquellas Organizaciones en materia de teoría política; pero obedece ante todo a su necesidad ideológica de ocultar la realidad del Imperialismo, la Violencia y el Terrorismo del Estado criminal que por su inconfesable corrupción ellos han aceptado como propio y democrático.

Su identidad fundamental: corporativa y burocráticamente conformada y estabilizada, se realiza de manera constante en su incapacidad teórica y práctica para todo planteamiento estratégico susceptible de implementar la Resistencia al imperialismo franco-español; en su aversión a la libertad de expresión; en su aceptación y reconocimiento simple y calificado de los monopolios imperialistas de Violencia criminal y comunicación; en su consorcio de mutua legitimación que todos ellos explotan; y en la alienación ideológica y la corrupción de sus clientelas, con el objeto de compensarlas por la ruina total de su pretendida política democrática.

La burocracia Pnv y sus satélites, incluido el Eta, reconocen como democráticos y los suyos propios a los Estados español y francés de ocupación militar; y ello a pesar de que, además de su falta de toda legitimidad, la ideología del Nacionalismo imperialista hispano-francés pretende – según las respectivas versiones – que el Pueblo Vasco o bien no existió nunca, o, si alguna vez existió, desapareció en la fecha más o menos reciente, difusa y confusa en que renunció voluntariamente – según dan por hecho – a su nacionalidad para unirse a Francia y a España, separado en dos por la “frontera natural” del Bidasoa (que deja de serlo aguas arriba del puente de Endarlatsa) impuesta mediante guerra y ocupación militar.

Por lo que respecta a Francia, se postula que el Pueblo Vasco desapareció durante la “revolución”, cuando parte de “los vascos abandonaron libremente su nacionalidad para incorporarse voluntariamente al Pueblo francés, uno e indivisible, y convertirse en franceses” a secas; lo que Gipuzkoa y Bizkaia se negaron a imitar con su propuesta federalista – y por tanto “contra-revolucionaria” – de adhesión.

Y por lo que concierne a España, se pretende que la correspondiente incorporación-adhesión se manifestó en las sucesivas “uniones voluntarias” que siguieron a las guerras de conquista; las cuales, o bien no hubo nunca, o fueron democráticamente convalidadas, sanadas o consolidadas no se sabe cómo. (La versión dada depende en cada caso de la desvergüenza de quien lo “explica”.) Y que, finalmente, accedió a la democracia con “el pacto constituyente” entre los Partidos de la “transición” intra-totalitaria española, mediante “el régimen que nos hemos dado entre todos”, es decir: que se han dado ellos para que lo suframos los demás. Falsificaciones, mentiras, mitos y disparates son así el obligado recurso justificativo del Nacionalismo imperialista franco-español en este País.

Para el colaboracionismo institucionalista con el fascismo: desde el Pnv tradicional al Eta, la agresión y ocupación imperialistas de nuestro País no existen, y no obstan, por tanto, al carácter pacífico, legítimo y democrático del régimen franco-español. Aprecian en él un “déficit” que, según dicen, no afecta a su carácter fundamentalmente democrático y no-violento a la vez. Reprueban también, ciertamente, los “excesos” de los órganos de represión. Y manifiestan su escándalo cuando los intereses individuales y corporativos de su colaboracionismo se ven amenazados por la propia lógica del sistema que ellos han convalidado. Es decir: cuando la Ley de Partidos o las decisiones judiciales restringen para “los moderados” e impiden a “los radicales” el acceso y el disfrute de privilegios y rentas institucionales; o cuando un pretendido estado de excepción recorta o reprime los privilegios de su colaboración.

Debido a la conciencia que han cobrado de su total incapacidad para imaginar – a pesar de todas las experiencias y demostraciones históricas – una oposición ideológica y política capaz de movilizar y estructurar las reales fuerzas vivas de la oposición democrática de este País con el objeto de modificar la relación real de fuerzas, se ven ahora obligados, si quieren conservar corporaciones y clientelas, a buscar renovadas formas de embaucamiento, capaces cuando menos de engañar a quienes quieren ser engañados, todavía numerosos en las actuales condiciones.

Planes y más planes, propuestas y más propuestas, pactos y más pactos, elecciones victoriosas, oportunidades históricas, entrevistas muy positivas, saltos cuantitativos-cualitativos, y huelgas “generales”: expedientes cada cual más vacío y absurdo que los anteriores, se suceden y se anuncian desde hace casi cincuenta años cada vez a mayor velocidad, a fin de ocultar que sus genitores no tienen ni zorra idea de cómo salir ni la menor intención de salir de la situación que ellos mismos han fabricado para su beneficio propio y perjuicio del País que dicen representar. Su inveterada e imaginativa manía de ver o hacer ver las cosas no como realmente son sino como ellos quieren que sean o creen que deberían ser, tiene a buena parte de este País desde tiempos inmemoriales a la espera de “futuribles que todos sabemos que no van a suceder nunca” (sic). Realmente, se necesita estar viviendo en el cuento de hadas, persuasión, diálogo, democracia y no-violencia que han imaginado los partidarios Pnv-Eta de la vía institucional armada o desarmada, para no darse cuenta de ello.

El Pnv y sus satélites, incluido el Eta, han reconocido el régimen imperialista y fascista franco-español establecido; el cual, aunque según ellos imperfecto, deficiente y mejorable, se empeñan con singular obstinación en calificar de legítimo, democrático y no-violento. El imperialismo, el fascismo, y el monopolio de la Violencia criminal: constitutivos del régimen extranjero de ocupación militar que sojuzga a nuestro País, para ellos han desaparecido. Sus reservas sobre el supuesto “déficit democrático, el estado de excepción, la violencia en las cárceles y las comisarías, el Gal o la tortura” no alteran su reconocimiento fundamental, y son únicamente una hipócrita forma de complicidad y reconocimiento del fascismo español y francés como democracia. Han renunciado con ello a toda Resistencia nacional de nivel estratégico; y, a partir de ahí, toda su “oposición” es necesariamente institucional dentro de las instituciones del imperialismo.

Ahora bien, aparte de la radical ruina e imposibilidad que han establecido para toda política democrática, una vez que han reconocido el imperialismo y el totalitarismo fascistas como democracia, el hecho es que no cabe estrategia de oposición a las instituciones del imperialismo dentro de esas mismas instituciones. La constitución real, la “Constitución” formal, y la “vía institucional” no sólo excluyen la modificación del carácter unitario de los Estados español y francés. Excluyen también toda realidad nacional de los Pueblos sojuzgados y toda política de redistribución o pluralidad de poderes, así como la Resistencia política nacional y el derecho de autodeterminación de todos los Pueblos; un derecho internacional reconocido – no constituido – por la Carta e innumerables Resoluciones de las Naciones Unidas, pero que “los moderados y los radicales vascos” Pnv-Eta han falsificado y substituido por un “derecho a decidir” que esperan resulte aceptable y conciliable para el régimen imperialista extranjero de ocupación militar que sojuzga nuestro País y que para ellos es legítimo y democrático.

El “proceso de paz y solución del conflicto [vasco] por medios democráticos, sin violencia, por el voto, el diálogo, la persuasión” etc. es un intento de ocultar una realidad que no saben y no quieren afrontar. Como se ha indicado, sus valedores tienen por objetivo real ocultar que no tienen la menor idea de la forma de sacar a este País de la trampa sin salida en que ellos mismos lo han metido, ni la menor intención de intentarlo. Estrechamente dependientes del régimen imperialista y fascista franco-español en el que se han instalado, tratan de disimular su voluntad profunda de no moverse del mismo sitio a no ser que sus padrinos del poder real los saquen de él a patadas. Cuando se considera el vacío total, y la flagrante indigencia de las “soluciones” teóricas y prácticas que proponen desde hace medio siglo, se hace patente que solamente mediante la represión de todas las libertades y la ruina de toda realidad estratégica puede imponerse a un Pueblo tan indigesta superchería.

Es así como el conglomerado Pnv-Eta de los institucionalistas “vascos” desarmados y armados ha potenciado la particular capacidad de este País para no enterarse del mundo en el que vive, y su buena disposición para no llegar nunca a sus encrucijadas y compromisos políticos con la Historia. Bajo tales condiciones de fanatismo, ignorancia y obcecación impuestas a nuestro Pueblo por las burocracias liquidacionistas Pnv-Eta y sus satélites, ni la aportación de construcciones teóricas coherentes ni la demostración práctica: proporcionadas al País por sectores que planteábamos la crítica democrática de “la vía institucional y la lucha armada”, sirvieron para instaurar en las fuerzas populares la racionalidad y la superación de esas vías suicidarias y absurdas, las cuales son la negación de toda política democrática y han servido ante todo para esconder y cegar hasta el día de hoy la única estrategia anti-imperialista viable; constantemente propuesta por dichos sectores y constantemente rechazada por las burocracias liquidacionistas. A partir de ahí, la resistencia informe y los esporádicos reflejos semi-insurreccionales: característicos de “la oposición vasca” desde hace siglos, encontraban los límites bien conocidos de la espontaneidad de las masas, cuando éstas rechazan o se muestran incapaces de superar ese nivel primario de oposición y de crear estructuras estratégicas secundarias, con la cualificación ideológico-política como resultado.

“La vía institucional” y su corolario y complemento, “la lucha armada”, no son un error en la política democrática de liberación nacional. Son el abandono de la política democrática de liberación nacional, puesto que no hay política sin estrategia, y esas vías no tienen ninguna. Son el engaño a nuestro Pueblo, para conseguir su integración artera en la política imperialista destinada a la liquidación del Pueblo Vasco; y la engañosa cobertura ideológica para lograr su liquidación política. Son la ruina de la idea misma de libertad nacional y democracia, y el abandono o la falsificación del derecho de autodeterminación o independencia de los Pueblos, para adaptarlo al régimen que califican de democrático y no-violento a la vez. Son una trampa mortal sin salida ni esperanza de encontrarla.

Junto con la “plena restauración foral” o la “negociación inevitable”, para volver nuevamente a “la nación foral”, la historia se repite a través de los años y de los siglos en carrera continua y acelerada hacia el abismo, mientras “la clase política vasca” ignora – u oculta deliberadamente al Pueblo – que todo ello: según la falsificación ideológica que da cobertura al imperialismo español desde 1839, es incompatible con los Estados totalitarios de España y de Francia, y con su “unidad constitucional” imperialista de ellos. Unos Estados imperialistas que están precisamente basados en la destrucción de las libertades constitucionales del Estado del Pueblo Vasco, el Reino de Nabarra, y de su derecho nacional e internacional; y en la negación del Pueblo Vasco y de su imprescriptible e inalienable derecho nacional e internacional de autodeterminación o independencia de todos los Pueblos.

Es comprensible que pueda cundir el desaliento entre las filas de la oposición democrática vasca, a la vista de la ingente tarea de lucidez, crítica y autocrítica que imponen la exposición y denuncia del estado de absoluto deterioro a la que “la clase política vasca” ha llevado la política de liberación de nuestro País.

Ante ello se produce, por una parte, la tendencia a creer que no hemos “explicado” adecuadamente al imperialismo nuestra realidad; y que si se hiciera así, las cosas cambiarían. Pero “cuando la lucha nacional tiene la base social y la realidad histórica que se dan en nuestro Pueblo, sólo en el País dominado quedan gentes necesitadas de demostración reiterada y permanente. Sólo ellas pueden creer, bajo el efecto de la propaganda imperialista, que las clases dominantes ‘no comprenden’ la realidad nacional del Pueblo Vasco. Los hechos demuestran que es justamente el imperialismo el que mejor conoce, si bien no reconoce, tal realidad; y el que responde, aprende, se adapta, se diversifica, innova y se transforma en consecuencia. Es el Pueblo dominado el que acusa el castigo, y lo hace también en la frecuente endeblez de sus cuadros, minados por la inseguridad material e ideológica y por interminables crisis teóricas, éticas o estéticas. De ahí su necesidad constante de auto-persuasión y justificación; la búsqueda de un imposible reconocimiento imperialista, encubierta tras la pasión ‘demostrativa’; y el conformismo derrotista establecido tras la vinculación inerte a objetivos superables y superados”. [Véase el artículo ‘Neofascismo y manifestaciones de masas en Euzkadi’; 1975.]

Y por otra, esas inseguridades y crisis – o tal vez oscuros sabotajes – de algunos de esos pretendidos y endebles/corruptos cuadros dirigentes los llevan actualmente incluso a la contradicción-aporía de sostener que el intento de realizar una crítica global del complejo imperialista / social-imperialista / colaboracionista establecido en nuestro País será contraproducente para el Pueblo dominado, ya que la alienación social-mental inducida en él por el imperialismo hará que sea incapaz de comprenderla. Pero esto equivale a admitir que la superación teórico-conceptual del imperialismo es imposible, puesto que si una profundización definitiva en la crítica democrática anti-imperialista – único modo de lograr esa superación – es según se afirma un camino “inconveniente” para ello, entonces sólo una crítica parcial o limitada – es decir incompleta – es la forma adecuada; lo cual es absurdo.

Así pues, desde “la transición” intra-totalitaria española, hemos tenido que soportar casi cinco decenios de intoxicación ideológica y adoctrinamiento de masas realizados día a día en régimen de sesión continua – mañana, tarde y noche – por el monopolio fascista de los mass media “estatales y autonómicos”; intoxicación y adoctrinamiento sostenidos por la burocracia Pnv-Eta y sus satélites al servicio del “régimen democrático que nos hemos dado entre todos”, es decir: el régimen imperialista franco-español que según todos ellos es no-violento, no-Nacionalista, legítimo y democrático”, y por supuesto contrario al derecho fundamental de autodeterminación o independencia del Pueblo Vasco; esto por un lado. Y frente a todo ello, por el otro lado se suscitan entre nosotros limitaciones y aprensiones a la hora de exponer y denunciar esos hechos en toda su amplitud (algo que encima nos vemos obligados a hacer con medios limitadísimos y en régimen casi de clandestinidad), porque – según hipócritamente se nos dice – “seguramente no se entenderá lo que decimos o puede ser recuperado por el imperialismo”; cuando estos “aprensivos” agentes son plenamente conscientes de que nuestra ideología es irrecuperable por el imperialismo y perfectamente inteligible por nuestro Pueblo.

En definitiva, se trata de hacernos admitir que deberíamos o bien quedar atados de pies y manos frente a la realidad del imperialismo franco-español, o defendernos de él y de sus agentes locales auxiliares Pnv-Eta con un brazo – o los dos – atado a la espalda y con la boca cerrada. Es la manifestación de la profunda huella dejada por el imperialismo en pretendidos “dirigentes” derrotistas e ideológicamente recuperados – ellos sí –y corrompidos por él.

Nadie pretende que esta tarea de denuncia y desenmascaramiento del fascismo neo-Franquista en el poder sea cómoda: ciertamente no lo ha sido para quienes hemos asumido el realizarla. Sin embargo, y en cualquier caso, la crítica anti-imperialista y la correspondiente liberación mental de quienes están alienados por la propaganda totalitaria no admiten limitaciones ni mitigación. Al objeto de conseguir esa finalidad en uno mismo, cada cual deberá tomar los recursos que esta aportación – u otra, si es que existe – pueda ofrecerle, según sus propias necesidades y capacidad; pero el objetivo global de demoler críticamente el imperialismo ha de proyectarse en su totalidad, o de otro modo su superación no podrá ser completa. Dejando bien establecido, por supuesto, que esta tarea de crítica ideológico-política contra el imperialismo franco-español jamás podrá igualar cuantitativamente – ni con este trabajo ni con diez más como él – al diluvio de falsedades, falsificaciones, mistificaciones, mentiras y lavado de cerebro a los que ese imperialismo ha sometido este País desde la transición intra-totalitaria española al “fascismo democrático”, planeada en el Pacto de Múnich (1962) con el apoyo de la colaboración y la traición de la burocracia indígena Pnv-Anv.

El Pueblo Vasco es perfectamente capaz de comprender los trucos imperialistas así como la crítica que los pone de manifiesto; es sólo que “los moderados y los radicales vascos” armados y desarmados Pnv-Eta han preferido dejar a nuestro Pueblo ideológicamente indefenso bajo los monopolios fascistas de Violencia criminal y de propagada: de cuyas ventajas participan, antes que soportar los efectos de una información que pondría de manifiesto la absoluta nulidad de su propia alternativa. El vasto conglomerado burocrático Pnv-Eta que protagoniza en nuestro País “la vía institucional y la lucha armada”, colabora desde hace cincuenta años ya con el régimen franco-español de ocupación militar para imposibilitar la libertad de expresión, que pondría en evidencia el verdadero contenido de “la vía institucional y la lucha armada”. El reconocimiento del “nuevo” régimen fascista español y de su “legitimidad democrática no-violenta” implicaba la consolidación de su monopolio de la Violencia criminal; lo cual ha acarreado cincuenta años (por ahora) de indefensión estratégica, y el abandono de los fundamentos y principios de la libertad nacional y de los derechos humanos en general, con todas sus terribles e irreparables consecuencias.

Con este régimen iban y van a solucionar “el conflicto político” – según ellos se expresan – los adictos de “la vía institucional y/o la lucha armada”, mediante “la persuasión, el diálogo, la negociación, las consultas, las elecciones, el proceso de paz y autodeterminación en ausencia de toda violencia” y demás sandeces, que implican la negación de la existencia de imperialismo. Es lo nunca visto: la solución del problema mediante la negación del problema; la fuga “ingenua”, demente o hipócrita hacia un gratificante mundo de imaginaria beatitud donde el imperialismo y el fascismo reales no existen, esto es: un mundo donde “todas las personas son buenas”. Pero, según quedó ya expuesto, la política no empieza donde empiezan la libertad, el diálogo y la paz; empieza donde tales cosas han acabado o donde no han existido nunca. Trata de responder a los problemas que existen en el mundo en que vivimos, no a los que se supone existen en el limbo de los justos, o de los tontos, o de los locos.

Ante la “comunidad internacional”, el Pueblo Vasco y “el Gobierno de hecho de Euzkadi” han perdido todo reconocimiento. Desde que la liquidación estratégica se ha institucionalizado en este País a manos de la burocracia Pnv-Eta, la unidad democrática se ha destruido y la cualificación de la conciencia política se ha hundido. Desde el punto de vista de la ideología democrática, todos los esfuerzos – no desprovistos de resultados – que habían sido realizados para implantar los principios teóricos, los conceptos y el vocabulario acordes con la Resistencia Nacional consecuente frente al imperialismo franco-español, fueron arruinados para restaurar en su lugar los clichés, las categorías y la terminología que la dominación imperialista franco-española había establecido en los Territorios ocupados del Pueblo Vasco.

La burocracia Pnv y sus satélites, incluido el Eta, usan ahora la misma terminología y las mismas categorías ideológicas que los Partidos y el Gobierno de España. Nociones y palabras como “imperialismo” e “independencia” han sido deliberadamente evacuadas por la propaganda de “los abertzales moderados y radicales”, y substituidas por otras más aptas para reinterpretar, adaptar y falsificar el derecho de autodeterminación o independencia de todos los Pueblos. De hecho, la palabra “imperialismo” desapareció de su propaganda desde tiempos inmemoriales, substituida por “jacobinismo”, “centralismo” o “unionismo” – cuando nunca hubo aquí un “Reino unido” – e incluso “navarrismo”; y, del mismo modo, el término “pacificación”: de siniestras resonancias, ha substituido al concepto de liberación nacional en sus “planes para solucionar el conflicto vasco”.

Al amparo del monopolio fascista de desinformación del que se benefician, los institucionalistas desarmados y armados Pnv-Eta: los unos desde siempre y los otros desde 1979, han sacrificado la lucha anti-imperialista a una ideología reaccionaria según la cual la democracia y la política democrática están basadas en “las elecciones y las instituciones” fascistas: en las que ellos tan activamente participan, impuestas por el poder franco-español criminalmente establecido sobre nuestro País mediante ocupación militar. Además, se han mostrado excepcionalmente dotados para “perder” elecciones en todos los terrenos y también para arruinar su propia “mayoría” autonómica, hasta el punto de convertir la amplia mayoría política y sociológica de nuestro País: que rechaza el Nacionalismo imperialista franco-español y su régimen fascista de ocupación militar, en una minoría institucional; y su simple incompetencia, en un ridículo cualificado.

Así y todo, el régimen Nacionalista, imperialista y fascista franco-español ha constatado el relativo fracaso de su farsa y trampa “democrática y autonómica” para liquidar la Resistencia Nacional del Pueblo Vasco; y es por eso que sólo confía en las ventajas de la explotación total de su monopolio de la Violencia criminal para destruir la democracia, la libertad, los derechos humanos fundamentales, y ante todo el derecho de autodeterminación de todos los Pueblos: primero de los derechos humanos fundamentales y condición previa de todos ellos. Es su objetivo constitutivo de siempre. Sus auxiliares indígenas Pnv-Eta – y los satélites y asociaciones subsidiarias de éstos – no pueden ya ocultar que las víctimas ingenuas o incautas de su propaganda institucionalista son una minoría que se encoje sin cesar. Sus continuos esfuerzos para ocultar esta realidad no consiguen disimular que, en las condiciones de represión política e ideológica de los monopolios de Violencia criminal y propaganda del Segundo Franquismo, aun cercada, perseguida y abandonada a sus propias fuerzas por la traición de estos responsables Pnv-Eta de “la vía institucional y la lucha armada”, la Resistencia civil a “participar en las elecciones a las instituciones” fascistas franco-españolas: ampliamente mayoritaria incluso según las propios datos oficiales, supera cada vez más a la credulidad y las ilusiones “legalistas y electoralistas”.

Los partidarios de la abstención y el boycott políticos contra el régimen imperialista franco-español son una amplia mayoría de la base social del Pueblo Vasco bajo la ocupación militar extranjera; una mayoría que rechaza espontánea y cada vez más abiertamente – además del imperialismo en su conjunto – la marcha al desastre liderada por esos promotores Pnv-Eta de “la vía institucional y la lucha armada”.

Siendo todo esto evidente para cualquier patriota, en teoría no hacía falta recordarlo ni antes ni después de “la transición” intra-totalitaria española. Aun así, esto quedó expuesto en textos que los institucionalistas “vascos” armados y desarmados, puestos al servicio de la censura y la propaganda del imperialismo español, sabotearon e impidieron por todos los medios difundir; en particular, la convocatoria dirigida al Pueblo Vasco para que desbaratara con su boycott las “elecciones generales” españolas de 15-Junio-1977, con las que el régimen fascista español pretendía “legitimar” el paso al Segundo Franquismo admitido como “democracia”:

“Toda negativa, por espontánea o individual que sea, a colaborar en una exhibición pública que tiende a hacer de las fuerzas populares de Euzkadi el hazmerreír de la política peninsular, es una actitud de elemental decoro nacional, condición previa de toda política democrática. La abstención, recurso natural e inmediato de los Pueblos oprimidos frente al condicionamiento totalitario, recobra aquí todo su sentido. [...] Es por todo ello que, en las presentes circunstancias sociales, en la presente coyuntura política, no cabe otro modo eficaz y democrático de aprovechar el ‘sufragio universal’ por los trabajadores y el Pueblo de Euzkadi que el boycott a las elecciones.” (‘Otra vez “elecciones generales”Lan Deya, Mayo-1977’.)

Sin embargo, los “vascos radicales” del grupo Eta y sus seguidores, que incluso en 1979 afirmaban todavía “la abstención es la mejor postura de lucha” y “queda así pues claro que nuestra postura es totalmente contraria a la participación ya sea en las elecciones generales como en el producto de las mismas, es decir: las normas e instituciones que surjan de ellas; aún más, pensamos que tal práctica política debe ser denunciada abiertamente, y que debemos acusar a los líderes y Partidos que la apoyan de engañadores del Pueblo y traidores a la causa”, concluían finalmente afirmando, a la vez, que “la mejor manera de abstenerse era participar”, y que “hemos declarado la guerra caliente a la abstención” etc., para “justificar” sus propias traición e integración en el régimen fascista transitivo español, aceptado por ellos como democrático desde las “elecciones generales” del 1 de Marzo de 1979 hasta el día de hoy.

Aunque la advertencia previa no era obligada, según lo hemos indicado, no obstante la hicimos; pero de nada sirvió que les previniéramos sobre lo que estaba en juego, a fin de impedir que dieran el paso de reconocer como democrático el régimen imperialista y fascista español, como hicieron. Ante esta situación, publicamos en Febrero de 1979 un nuevo texto homónimo del anterior, con el que iniciábamos la serie de Publicaciones Iparla. (‘Otra vez “elecciones generales”; Iparla núm. 1, Febrero-1979’.)

A partir de ahi, ésos que hasta 1979 denunciaban la participación en las elecciones y las instituciones organizadas por el Segundo Franquismo y sus padrinos internacionales como “engaño y traición al Pueblo”, han acreditado y confortado esas instituciones con sus votos y participación: hecha de engaño y traición durante casi medio siglo ya; y las han avalado como democráticas mientras les han dejado votar y participar a ellos.

Los institucionalistas indígenas armados y desarmados Pnv-Eta se lamentan del “déficit democrático” del régimen establecido, y asisten impotentes e impasibles a la ruina de sus esperanzas y “logros democráticos”, con la esperanza de recuperar así los favores de sus entrañables aliados. Los que siempre se dicen “absolutamente convencidos” del inminente éxito de sus delirantes proyectos y de todas las tonterías que repiten sin descanso por los monopolios de intoxicación ideológica y embrutecimiento de masas, callan, desaparecen o cambian de tema por unos días cuando la más notoria, previsible y prevista realidad pone en evidencia la insensatez de esos proyectos, y en ridículo a sus autores y al País que por desgracia ellos dicen representar oficialmente. Y siguen afirmando el carácter no-violento, legítimo y democrático del poder fascista real; incluso cuando sus “victorias electorales y la negociación inevitable” no impiden que ese poder real se manifieste no obstante como la cruda realidad que es, y que el Pueblo, el Fascismo y el Nacionalismo imperialista españoles quieren imponer e imponen.

La excepcional capacidad de los “pedagogos” y demagogos institucionalistas Pnv-Eta: tanto armados como desarmados, para inventar y acumular disparates formales, favorece siempre ideológicamente al Imperialismo y al Fascismo. A pesar de todo ello, tales falsedades persisten en la propaganda de una política que está basada actualmente en “la vía institucional”, es decir: en la participación política voluntaria dentro del régimen imperialista y fascista franco-español de ocupación militar que ellos admiten como “democracia”.

Una propaganda que esos demagosos Pnv-Eta dirigen, por un lado, a sus incautos y crédulos seguidores que se lo creen todo y que, desde hace dos siglos, siguen esperando – como si las Guerras de Independencia del siglo XIX no hubieran existido y no se hubieran perdido – en la plena restauración foral de los derechos históricos, o en lo que ellos llaman “la Nación foral”; todo ello bajo el régimen imperialista y colonialista español – según ellos democrático – que niega que nada de eso exista. Y, por otro, a una amplia clientela de organizaciones “sociales” auxiliares: farsantes, embaucadores y estafadores que ofrecen al público pretendidos servicios “culturales y políticos” que ellos son incapaces de realizar, y que se lucran con ello a cargo de la contribución forzosa y las dádivas de los cándidos pichones previamente condicionados por los monopolios de Terrorismo y propaganda de Estado.

Faltos por completo de toda capacidad de respuesta política (así como de toda dignidad individual o colectiva, que pondría en peligro sus miserables privilegios), son ya incapaces incluso de mostrar el más simple reflejo de Resistencia que implique un plante estratégico frente al desprecio y las humillaciones que este País recibe constantemente del imperialismo franco-español, con el indefectible apoyo de “los moderados y los radicales vascos” Pnv-Eta y sus satélites. Creen amansar así a la fiera; pero la sumisión y la humillación propias sólo tienen por efecto excitar y aumentar el desprecio, la irritación, la impaciencia y el furor xenófobo del Nacionalismo imperialista español y francés.

Toda revolución y todo cambio políticos implican un desplazamiento del poder político y de las relaciones sociales que éste determina. Cuando el monopolio de Violencia criminal permanece intacto en las mismas manos que antes (con todas las variaciones colaterales que se quiera), ello indica que no hay cambio ni revolución sino farsa funcional al servicio del régimen imperialista constituido. La Resistencia espontánea y clandestina, activa y pasiva, es recurso natural, instintivo e inmediato de los Pueblos oprimidos frente al imperialismo y el fascismo.


(De ‘Euskal Herria y el Reino de Nabarra, o el Pueblo Vasco y su Estado, frente al imperialismo franco-español’.)

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