Aportación del grupo Pnv-Eta a la falsificación del derecho de autodeterminación de todos los Pueblos y al fraude reaccionario: el “derecho a decidir” (XVIII)


EUSKAL HERRIA Y EL REINO DE NABARRA, O EL PUEBLO VASCO Y SU ESTADO, FRENTE AL IMPERIALISMO FRANCO-ESPAÑOL



XVIII – “Aportación”  del grupo Pnv-Eta a la falsificación del derecho de autodeterminación de todos los Pueblos y al fraude reaccionario: el “derecho a decidir”


Iñaki Aginaga y Felipe Campo


En una sociedad internacional jurídicamente organizada y constituida sobre los derechos humanos fundamentales, la Autodeterminación, Libertad Nacional o Independencia de todos los Pueblos se configura como un principio fundamental. En realidad el Estado democrático: allí donde existe, no aporta, ni adopta, ni permite, ni reconoce la Autodeterminación o Independencia de los Pueblos sino que la implica y presupone como premisa previa. La Autodeterminación de los Pueblos es constitutiva del Estado democrático y del Derecho Internacional.

Instrumento institucional de la libertad de los Pueblos sojuzgados y colonizados, el derecho internacional de libertad, libre disposición o autodeterminación de todos los Pueblos: derecho fundamental, inherente y de costumbre, está inscrito y reconocido – no constituido – en la Carta de la Organización de las Naciones Unidas-ONU (1945). Leemos en su Capítulo 1: Propósitos y Principios de “Los Pueblos de las Naciones Unidas”, y en su Artículo 1: “2 Fomentar entre las naciones relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos, y tomar otros medidas adecuadas para fortalecer la paz universal;” etc.

Sin embargo, tres años después, los teóricos y legistas del Nacionalismo imperialista francés: encabezados por el Nacionalista francés René Cassin (a quien la burocracia liquidacionista Pnv presenta como “vasco”, habiendo incluso creado un Premio con su nombre), conseguían imponer sus mistificaciones ideológicas Nacional-imperialistas y colonialistas en el seno de la ONU. Es de este modo y bajo ese influjo, como el derecho de autodeterminación o independencia de todos los Pueblos sojuzgados: instrumento fundamental de su libertad nacional frente al Imperialismo, fue dejado ausente en la ‘Declaración Universal de Derechos Humanos’ establecida en la Resolución 217 (III) de la Asamblea General de la ONU (París, 10 de Diciembre de 1948). Se iniciaba así la evolución presente en las resoluciones sobre derechos humanos creadas bajo inspiración europea”, las cuales son un retroceso y salto atrás caracterizado y significativo por referencia a la Carta y las Resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas (UNGAR), y a los Pactos Internacionales de Derechos Humanos de 1966.

[Nota. Frente a la expresión ‘Human Rights’: adoptada en la versión en Inglés de ‘The Universal Declaration of Human Rights’ (cuya traducción literal al Español con la expresión ‘Derechos Humanos’ es la que hemos vertido más arriba), el título de esa Declaración de la ONU en su versión oficial en Francés y en Español – publicadas bajo las directrices de los Gobiernos y las Academias respectivos – siguieron aferrándose a las expresiones ‘Droits de l’Homme/Derechos del Hombre’. Los mandarines del Nacionalismo imperialista y chovinista francés: fieles celadores de la mitología y las falsificaciones ideológicas establecidas en 1789 con su “Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano”, siguen impertérritos a día de hoy con la misma expresión oficial y obligatoria: ‘Droits de l’Homme’. Los Españoles, constantes admiradores e imitadores de los Franceses, parecen titubear un tanto a este respecto. La feminista y abolicionista de la esclavitud Olympe de Gouges: autora en 1791 de la “Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana”, y única mujer asesinada por la “revolución francesa” por causa de sus ideas, fue guillotinada dos años más tarde por el régimen Terrorista revolucionario francés debido a su apoyo a los Girondinos, y a su denuncia de la criminal Dictadura Nacionalista francesa de los Jacobinos y sus proto-fascistas Comités de Salvación Pública.]

La mencionada Resolución 217 (III) y su “Declaración Universal” fue aprobada por la Asamblea General de la ONU sin ningún voto en contra pero con la abstención de los Estados del Este europeo, los cuales dejaron patente así su protesta ante el rechazo de la propuesta soviética para que el derecho de autodeterminación de todos los Pueblos fuera incluido en aquella Declaración. Se abstuvieron por ese motivo la Unión Soviética de Rusia y las Repúblicas Soviéticas de Belarús y de Ucrania, así como Checoslovaquia, Polonia y Yugoslavia. (La Unión de África del Sur – con su ‘apartheid’ – y Arabia Saudita escondieron en la abstención su rechazo de la Resolución por otros y evidentes motivos. La República de Honduras y el Reino de Yemen no votaron.)

En cualquier caso, ya desde 1950, en la Resolución adoptada sobre el Proyecto de Pacto Internacional sobre Derechos Humanos que la ONU vió necesario formular, su Asamblea General estableció la necesidad indispensable de que en dicho Pacto: superando la laguna creada por el idealismo e individualismo abstactos que impregnaban la Declaración Universal de Derechos Humanos’ de la Resolución aprobada en 1948, quedara incluido el derecho de autodeterminación de los Pueblos y las Naciones:

La Asamblea General, [...], Considerando indispensable que el Pacto contenga disposiciones que obliguen a los Estados a promover la realización de los derechos humanos y las libertades fundamentales proclamadas en el Pacto, y a tomar las medidas necesarias, inclusive de carácter legislativo, para asegurar a cada individuo la posibilidad de disfrutar de los referidos derechos y libertades, [...] B 3. Considera: (a) Que la lista de derechos que se contienen en los primeros dieciocho artículos del proyectado Pacto no contiene algunos de los derechos más elementales; [...] (c) Que en la redacción del Pacto se deben tener en cuenta los Propósitos y Principios de la Carta de las Naciones Unidas y que estos Propósitos y Principios deben ser sistemáticamente aplicados y asiduamente protegidos; [...] D 6. Invita al Consejo Económico y Social a pedir a la Comisión de Derechos Humanos que estudie métodos y procedimientos para garantizar a los pueblos y las naciones el derecho de libre determinación, y que prepare recomendaciones para su consideración por la Asamblea General en su sexto periodo de sesiones; E [...], Por cuanto el ser humano, privado de los derechos económicos, sociales y culturales, no representa esa persona humana que la Declaración Universal considera como el ideal del ser humano libre, 7. a) Decide incluir en el Pacto de Derechos Humanos los derechos económicos, sociales y culturales, y el reconocimiento explícito de la igualdad de hombres y mujeres en cuanto a esos derechos, según consta en la Carta de las Naciones Unidas;” etc. [UNGAR 421 D (V-1950); Proyecto de Pacto Internacional de Derechos Humanos y medidas de aplicación.]


Al año siguiente, la mencionada invitación de la Asamblea General se convertía en una rotunda reafirmación de ese derecho, el cual debía quedar expresamente incluido en el Pacto o los Pactos Internacionales sobre Derechos Humanos que estaban siendo impulsados desde esa magna Asamblea:

“Inclusión en el Pacto o Pactos Internacionales sobre Derechos Humanos de un artículo referente al derecho de los pueblos a la autodeterminación.

Considerando que la Asamblea General en su quinta sesión reconoció el derecho de los pueblos y naciones a la autodeterminación como un derecho humano fundamental [Resolución 421 D (V) de 4-Diciembre-1950], [...],Considerando que la violación de este derecho ha resultado en derramamiento de sangre y guerra en el pasado y está considerada una constante amenaza para la paz,

La Asamblea General

(i)              Para preservar la presente y sucesivas generaciones del flagelo de la guerra,

(ii)             Para reafirmar la fe en los derechos humanos, y 

(iii)            Para tener debidamente en cuenta las aspiraciones políticas de los pueblos e impulsar así la paz y la seguridad internacionales, y para desarrollar relaciones amigables entre las naciones basadas en el respeto al principio de derechos iguales y autodeterminación de los pueblos,

1. Decide incluir en el Pacto o los Pactos Internacionales sobre Derechos Humanos un artículo sobre el derecho de todos los pueblos y naciones a la autodeterminación en reafirmación del principio enunciado en la Carta de las Naciones Unidas. Este artículo deberá estar redactado en los siguientes términos: ‘Todos los pueblos tendrán el derecho de autodeterminación’, y dispondrá que todos los Estados, incluso los que tienen la responsabilidad de administrar Territorios No-Auto-Gobernados, deben fomentar el ejercicio de ese derecho, de conformidad con los Propósitos y Principios de las Naciones Unidas, y que los Estados que tengan la responsabilidad de administrar Territorios No-Auto-Gobernados deben fomentar el ejercicio de ese derecho en lo concerniente a los pueblos de tales Territorios;

2. Pide a la Comisión de Derechos Humanos se sirva preparar recomendaciones concernientes al respeto internacional del derecho de libre determinación de los pueblos y someterlas a la Asamblea General en su séptimo periodo de sesiones. 375ª sesión plenaria, 5 de Febrero de 1952.” [UNGAR 545 (VI-1951)]


Y ya en 1952, quedaba formalmente reconocido por la Asamblea general de las NU el principio de que el derecho de autodeterminación de todos los Pueblos y las Naciones (DA) era la condición previa para el pleno disfrute de todos los derechos humanos fundamentales:

“El derecho de los pueblos y las naciones a la autodeterminación. - A - Por cuanto el derecho de los pueblos y las naciones a la autodeterminación es condición indispensable [a prerequisite] para el pleno disfrute de todos los derechos humanos fundamentales, [...], Por cuanto los Miembros de las Naciones Unidas, con arreglo a las disposiciones de la Carta, deben respetar el mantenimiento del derecho de libre determinación en otros Estados, La Asamblea General recomienda que: 1. Los Estados Miembros de las Naciones Unidas deberán mantener el principio de autodeterminación de todos los pueblos y las naciones;” etc. [UNGAR 637 A (1952)]


A partir de ahí, el DA fue incorporado en los dos Pactos Internacionales sobre Derechos Humanos: el Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos, y el Pacto Internacional sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales [UNGAR 2200 (1966)], y en ambos casos fue colocado en su Artículo 1. Fue también incorporado en los Protocolos adicionales a las Convenciones de Ginebra sobre Protección de las Víctimas de Conflictos Armados Internacionales (1977); y en numerosas y relevantes Resoluciones de la Asamblea General de las NU (con la oposición o la abstención de los Estados ocupantes y colonialistas) así como en otros actos internacionales.

Por ejemplo, al año siguiente, y en la Resolución “Importancia de la realización universal del derecho de los pueblos a la libre determinación y de la rápida concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales para la garantía y la observancia efectivas de los derechos humanos”, leemos:

“La Asamblea General, [...], Reafirmando la importancia de la realización universal del derecho de los pueblos a la autodeterminación, a la soberanía nacional y a la integridad territorial, y de la rápida concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales COMO CONDICIONES INDISPENSABLES PARA EL PLENO DISFRUTE DE TODOS LOS DERECHOS HUMANOS, [...], 1. Insta a todos los Estados a cumplir plena y fielmente la resoluciones de las Naciones Unidas relativas al ejercicio del derecho a la libre determinación por los pueblos bajo dominación colonial y extranjera; 2. Reafirma la legitimidad de la lucha de los pueblos por la independencia, la integridad territorial, la unidad nacional y la liberación de la dominación colonial y extranjera y de la ocupación foránea POR TODOS LOS MEDIOS A SU ALCANCE, PARTICULARMENTE LA LUCHA ARMADA.” Etc. [UNGAR 33/24 (1978). Énfasis añadidos.]


Para dejar aún más claro – si es que aún hacía alguna falta – que ese derecho es el primero de los derechos humanos y la condición previa de todos ellos, el Comité de Derechos Humanos (de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos) adoptó en su sesión veintiuna (Marzo-1984) un Comentario General Nº 12 sobre el mencionado Artículo 1 – El derecho de autodeterminación de los pueblos – de los Pactos Internacionales sobre Derechos Humanos. Este Comentario General, en su párrafo primero, reza como sigue:

“1. De acuerdo con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas, el artículo 1 del Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos reconoce que todos los pueblos tienen el derecho de autodeterminación. EL DERECHO DE AUTODETERMINACIÓN ES DE PARTICULAR IMPORTANCIA PORQUE SU REALIZACIÓN ES UNA CONDICIÓN ESENCIAL PARA LA EFECTIVA GARANTÍA Y OBSERVANCIA DE LOS DERECHOS HUMANOS INDIVIDUALES Y PARA LA PROMOCIÓN Y EL REFORZAMIENTO DE TALES DERECHOS. Es por esa razón que los Estados establecieron el derecho de autodeterminación como una disposición de la ley positiva en ambos Pactos [el ya mencionado, y el Pacto Internacional sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales], y colocaron esta disposición como artículo 1 destacado de todos los otros derechos establecidos en los dos Pactos y anterior a todos ellos.” [HRI/GEN/1/Rev. 9 (Vol. I); 13-Marzo-1984. Énfasis añadido.]


La evolución de las fórmulas y las disposiciones ha reforzado siempre este derecho. Su contenido necesario impone a todos (‘erga omnes) el fin inmediato e incondicional del régimen imperialista de ocupación y colonización, y la correspondiente independencia incondicional e inmediata de los Pueblos y Estados sojuzgados.

Sin Autodeterminación de todos los Pueblos no hay Democracia. No hay Democracia donde no hay derechos humanos fundamentales, y no existen estos derechos donde falta el derecho de autodeterminación de todos los Pueblos: “primero de los derechos humanos y condición previa de todos ellos”.

Negar el DA de todos los Pueblos en nombre de la democracia sólo puede hacerse si se adopta una designación y un concepto de “democracia” previamente fabricados o falsificados para excluir el derecho de autodeterminación. Sólo hay un medio de “combinar” la democracia y la negación teórica y práctica del derecho de autodeterminación de todos los Pueblos: falsificar la una, el otro, o los dos. El imperialismo: negación teórica y práctica del DA de los Pueblos, no es “compatible ni incompatible” con la democracia; la democracia imperialista es simplemente una contradicción en los términos.

Los Estados imperialistas que han sometido a Pueblos bajo su dominación y pretenden perpetuarla, utilizan esa dominación para cambiar la base demográfica o étnica del País ocupado: como medio concurrente para acabar radicalmente con la Resistencia nacional y con el País mismo, mediante la afluencia sistemática de inmigrantes extranjeros y la liquidación y deportación de los autóctonos, en forma incompatible con el derecho de autodeterminación. Todo País colonizado es “plural”: contiene colonizados y colonizadores, de otro modo no sería colonial; pero ninguna colonización o invasión: minoritaria ni mayoritaria, legitima el sojuzgamiento de los Pueblos.

Idealismo, esencialismo, (pseudo)historicismo o consensualismo concurren a la construcción y consolidación del paradigma imperialista. Ocultar, negar, falsificar y destruir los derechos humanos fundamentales y ante todo el derecho de autodeterminación de todos los Pueblos: “primero de los derechos humanos y previa condición de todos los demás”, es objetivo permanente del fascismo y el imperialismo. Su finalidad es ocultar que el régimen de ocupación establecido en el País dominado es el resultado de la violencia criminal imperialista: a veces multi-secular y siempre originaria y permanente.

Los ideólogos, agentes, funcionarios y especialistas al servicio del Nacionalismo imperialista franco-español realizan un esfuerzo constante y se sirven de técnicas diversas para negar, falsificar, substituir, adaptar, desvirtuar y – finalmente – destruir el derecho internacional de autodeterminación, libre disposición o libertad de los Pueblos: derecho de independencia política inmediata frente al imperialismo, cuya simple formulación constituye una amenaza para la dominación, colonización y explotación internacionales. Por otra parte, la incapacidad ideológica en que se mantiene a los Pueblos todavía presa del imperialismo: lograda con la colaboración – estúpida o comprada – o con la complicidad de sus auxiliares indígenas, favorece las más burdas supercherías al efecto. Y es así como, en efecto, esta operación cuenta en nuestro País con la más activa, dinámica, efectiva y espontánea participación del equipo burocrático Pnv-Eta y sus satélites y terminales mediáticos, que movilizan para la tarea todos los medios de difusión y confusión de masas de que disponen.

La versión imperialista del derecho de libre disposición es un burdo fraude ideológico. Es la aportación de sus promotores a la confusión, degradación, falsificación, perversión, recuperación y destrucción de los términos, conceptos, principios y derechos fundamentales: tarea que ningún pretexto oportunista puede excusar. Pero, puesto que sólo un Pueblo puede ser sujeto agente del derecho internacional de autodeterminación de todos los Pueblos, esa tarea que los agentes foráneos y autóctonos del imperialismo franco-español realizan a su servicio en nuestro País debe consistir de entrada y ante todo en negar la existencia misma del Pueblo Vasco/Euskal Herria; lo cual ellos llevan a cabo ocultando ese concepto y término, y evitando hacer toda referencia a él.

Cuando se expresan en Español, esto lo remedian evitando totalmente utilizar la expresión ‘Pueblo Vasco’, y substituyéndola de forma sistemática por ‘la ciudadanía vasca’. Y en cuanto a su expresión en Euskara, la labor de los Renegados y Traidores vascos: auxiliares indígenas al servicio del imperialismo y el colonialismo franco-español, ha consistido en corromper/destruir el contenido del término ‘Euskal Herria’.

Este inequívoco término/concepto: que es la única y natural expresión-traducción en Euskara, palabra por palabra, de “Basque People/Baskische Volk/Peuple Basque/Pueblo Vasco” etc., no sólo es para ellos impreciso; afirman además en su neo-lengua que él tiene un significado “dinámico”. (A. Esparza Leibar.) En otras palabras: que la extensión y comprensión de este término/concepto cambian y se encogen sin cesar, puesto que dependen de la presencia social del Euskara. De este modo, según la lógica formal de estos charlatanes agentes del “dinamismo” colonialista y fascista franco-español, el concepto de Pueblo Vasco/Euskal Herria consiste únicamente en su histórica regresión territorial y humana, ligada a la destrucción del Euskara entre el Pueblo Vasco por la imposición del Español y el Francés gracias a la ocupación militar de nuestro País y Estado por los Estados Nacional-imperialistas y totalitarios de Francespaña.

(Véase el artículo ‘Fijación de términos y conceptos: Designación en Euskara del Pueblo, el País y el Estado Vascos’, publicado en el blog de NABARRA-KO ERRESUMA el 30-Abril-2021.)

La falsificación o “adaptación” imperialista del concepto del DA es una forma artera de negarlo para los Pueblos sujetos a una ocupación extranjera. Consiste en aceptarlo en palabras pero alterando su significado, esto es: tanto los sujetos del derecho (Naciones o Pueblos) como su contenido (la independencia inmediata ante el imperialismo) son negados o modificados. El derecho de autodeterminación de todos los Pueblos se hace así conciliable, inocuo, recuperable y asimilable para los Estados y las Naciones que lo conculcan; e inutilizable para los Movimientos de Liberación Nacional. Las consecuencias prácticas son difíciles de exagerar: no cabe procesamiento estratégico de un derecho cuya naturaleza se desconoce, oculta o falsea.

Los “especialistas” del grupo Pnv-Eta, sirviendo la recuperación implementada por los ideólogos del imperialismo, han desvirtuado y falsificado de manera constante el DA. Tales “especialistas”, adoptando las versiones de liquidación puestas a punto por los ideólogos-funcionarios al servicio de la Internacional imperialista (cuyo objetivo es bloquear y mantener los Pueblos sujetos a una ocupación extranjera), invocan – en un esfuerzo vano por obtener la aceptación del imperialismo – una versión reaccionaria, contradictoria, falsificada y recuperada del derecho internacional de independencia, libre disposición o autodeterminación de los Pueblos, acorde con los objetivos de recuperación y liquidación del imperialismo. Se trata de un conocido recurso de éste para prevenir, frenar o disolver el proceso de liberación nacional. No es extraño que las Constituciones, los funcionarios y los “especialistas” franceses y hasta algunos españoles hayan seguido el mismo procedimiento. Pero lo que en otros lugares se elabora y difunde por los ideólogos-funcionarios oficiales de los Estados dominantes, se realiza aquí “espontánea y libremente” por los órganos de propaganda de la sub-clase política sedicente “abertzale”.

La propaganda del grupo Pnv-Eta ha desvirtuado y falsificado de manera constante el concepto mismo de DA de los Pueblos, ocultando sin rebozo el único contenido necesario de éste, a saber: la independencia política inmediata frente al imperialismo. Profundamente impregnado por la ideología imperialista, el vasto conglomerado que va desde el Pnv oficial al Eta colabora: con todos los recursos que el régimen de ocupación pone a su alcance, en la falsificación teórica y la destrucción práctica del DA de los Pueblos, sobre las que tal régimen está fundado, para hacerlo “compatible” y adaptarlo al régimen de ocupación que sus componentes califican de democrático y no-violento.

“Los moderados y los radicales vascos”, que han llegado al fin a un acuerdo total para definir, rechazar o aceptar la violencia: según queda ésta establecida en cada caso por los monopolios imperialistas de violencia y propaganda, defienden también una concepción idéntica del “derecho de/a la autodeterminación de los Pueblos”. Es de este modo como los “institucionalistas” armados y desarmados subordinan el derecho de independencia contra el imperialismo a “consultas, elecciones, votaciones y decisiones libres y democráticas” bajo el imperialismo; a falta de ello, la independencia nacional frente al imperialismo sería “imposición y fascismo”, según dicen. Lo cual implica o bien negar el DA, que es incompatible con el imperialismo; o negar la realidad misma de la ocupación imperialista, que es incompatible con la libertad, la democracia y los derechos humanos en general. Afirmar el DA como posible en un régimen imperialista, y compatible con él, es una contradicción en los términos.

Un régimen imperialista es incompatible con la libertad, la democracia, el DA, y los derechos humanos en general; la única alternativa democrática a él es su liquidación mediante la independencia inmediata e incondicional de sus colonias: condición previa para toda democratización interna. Ahora bien, si por el contrario se trata de un régimen con un “déficit de democracia” (y por tanto fundamentalmente democrático, puesto que sólo en un régimen democrático puede haber déficit de democracia), como ellos dicen, entonces el fascismo, el imperialismo y el Estado ocupante no existen, y nada se puede ni se debe hacer contra ellos, puesto que se trata de un régimen legítimo y democrático. Incluso si un determinado grado de “violencia anómala” está presente en ese Estado, pero esa violencia de que hablan se reduce a “marginales excesos”, o a un pretendido “estado de excepción en Euskadi-sur”, como siguen diciendo, entonces basta una moderada reforma para corregir el “déficit de no-violencia”, estableciendo así un agregado social plenamente “no-violento y democrático”.

Es lo que los burócratas del grupo Pnv-Eta: agentes al servicio del imperialismo franco-español, plantean cuando reafirman la urgencia de una “Refundación del Estado” (Iñigo Urkullu, Araba-ko Alderdi Eguna, 16-VII-2016). Por supuesto, refundación del Estado español, que es el único que ellos pueden concebir y que de la forma más natural admiten como propio. Así pues, “el Estado” (el español, porque imaginarían demencial negar la “democracia francesa”) no es imperialista sino democrático y además el propio, y por tanto la libertad nacional y el derecho de autodeterminación de los Pueblos están en vigor y no hay nada que hacer para restablecerlos, pues no hay nada que restablecer. Con lo cual la reivindicación de todos esos derechos – y los derechos mismos, al estar ya plenamente en vigor – se extinguen por falta de adversarios que estuvieran imponiendo su conculcación. Es, manifiestamente, lo que ellos tratan de hacer creer a una opinión conveniente e incesantemente condicionada para creerse cualquier cosa.

Por supuesto, todo esto es perfectamente comprensible cuando se comprueba que el objetivo supremo actual de todos ellos es su propia inserción en el aparato imperialista de violencia, propaganda, corrupción, beneficios y subvenciones o sinecuras administrativas; un objetivo del cual su “táctica” de infiltración y clientelismo los ha hecho enteramente dependientes. Su obsesivo y constante apoyo político-electoral a “la estabilidad del régimen” en los momentos de su mayor descrédito y debilidad: tanto internacional como interior, es revelador al respecto.

Los falsificadores indígenas del DA tratan de diferenciar y oponer este derecho, frente al derecho de independencia ante el imperialismo, cuando son una misma e idéntica cosa. Independientemente de la confesión a que se acojan: ya sea como marxistas-leninistas o como representantes del clero vasco, se remiten sin vergüenza alguna a las Resoluciones de las NU, a Lenin o a Juan XXIII como inspiración o en apoyo de sus infundios; lo cual sólo demuestra que no conocen ni quieren conocer aquellas Resoluciones o Convenciones, los textos del Bolchevique, o las Encíclicas del Pontífice. Como ya quedó expuesto:

“En consecuencia, si queremos captar el significado de la autodeterminación de las naciones: no jugando con definiciones legales o ‘inventando’ definiciones abstractas, sino mediante el examen de las condiciones histórico-económicas de los movimientos nacionales, debemos inevitablemente llegar a la conclusión de que la autodeterminación de las naciones significa la separación política de estas naciones de los organismos nacionales extranjeros, y la formación de un estado nacional independiente. Más adelante vamos a ver todavía otras razones por las que sería incorrecto interpretar el derecho a la autodeterminación como significando cualquier otra cosa excepto el derecho a la existencia como un estado separado.” (V. Lenin; ‘El Derecho de las Naciones a la Autodeterminación’, 1914.)


Cosa distinta – aunque inseparable – es la cuestión de los medios estratégicos y tácticos de hacer efectivo ese derecho de autodeterminación o independencia; pero sin teoría no hay práctica, y sin concepto final no hay mediación política posible. El DA y su implementación estratégica son cosas distintas, pero no independientes. De este modo, la inicial ruina estratégica de la oposición nacional y democrática del Pueblo Vasco: absolutamente ligada a su reconocimiento del régimen de ocupación militar franco-español como “legítimo, no-violento y democrático”, y a su participación en las “elecciones generales” y en los monopolios jurídicos totalitarios hispano-franceses, ha llevado a la liquidación del concepto de libre disposición; y la liquidación del concepto de libre disposición ha reforzado la ruina del proceso estratégico.

No se moviliza un Pueblo arrastrando su dignidad por los suelos y destruyendo los fines constitutivos de su Resistencia a la agresión. No hay consideración válida alguna que puede justificar la liquidación de un derecho o de un principio político e ideológico fundamentales; solamente puede explicarla la colonización cada vez más profunda del conglomerado burocrático Pnv-Eta por la política y la ideología del Nacionalismo imperialista español: iniciada desde los prolegómenos de la transición intra-totalitaria y que condujo al Pacto de Múnich. Con “nacionalistas vascos” como ellos no se necesitan Nacionalistas ni no-Nacionalistas españoles.

Los partidarios de la adaptación imperialista del derecho de independencia nacional, libre disposición o autodeterminación de los Pueblos sojuzgados, ponen condiciones a la independencia incondicional, inmediata y unilateral del Pueblo y el Estado ocupados; de otro modo, condenan ésta como “imposición antidemocrática”. Los escrupulosos “demócratas institucionalistas vascos”: defensores del régimen imperialista y fascista franco-español de ocupación militar, pretenden que “actuar de otro modo sería imponer”: “Eso es fascismo”, dicen. La única alternativa que dejan es la imposición de la continuidad de ese imperialismo, puesto que no ponen condiciones ni encuentran imposición en la continuidad de la conquista del Reino de Nabarra y en el mantenimiento de sus consecuencias.

Así pues, ésos que aceptan sin condiciones la agresión, la ocupación, la anexión y la destrucción de los Pueblos y sus Estados, y validan las consecuencias de tales prácticas, ponen por el contrario condiciones previas al movimiento de liberación frente al imperialismo para deshacerse de ellas. Pretenden que la versión consecuente del DA de un Pueblo sojuzgado frente al imperialismo: la cual implica la retirada incondicional e inmediata de las fuerzas extranjeras de ocupación militar y la restauración de su independencia originaria, es impositiva, antidemocrática y fascista. De ese modo, “moderados y radicales” están acordes en “el ejercicio pactado del derecho a la autodeterminación”. Pero un “derecho a la autodeterminación de ejercicio pactado” es un despropósito jurídico y político: el DA de un Pueblo sojuzgado es la misma cosa que su independencia del imperialismo, es inseparable de su ejercicio como restauración de esa independencia y expulsión de las fuerzas extranjeras de ocupación, y es independiente de cualquier pacto; menos aún con el criminal agresor y ocupante extranjero.

El “respeto” al institucionalismo imperialista: supuesta exigencia “democrática” del DA (y en contra de lo que él denominaba “imposición de la libertad nacional”), fue mantenido por M. G.: de forma tan suficiente, arrogante y agresiva como vacía de argumentos, incluso en un escenario tan inesperado y poco plausible para ello como lo fue el Congreso General de la “Liga Internacional por los Derechos y la Liberación de los Pueblos-LIDLIP”, celebrado en Donostia el 21/22-Noviembre-1999. Ahora bien, ¿cómo puede imponerse la libertad? “Quisiera que me lo expliquen”.

Efectivamente, la libertad de sus titulares: los Pueblos sojuzgados, es el único contenido necesario del derecho de autodeterminación de todos los Pueblos, que es derecho de independencia incondicional e inmediata frente al imperialismo, y es además el fundamento del DA. Todo derecho: democrático o no, es imposición y violencia. La cuestión que se suscita, al hacer la distinción entre el derecho despótico y el derecho democrático, consiste únicamente en establecer quién impone qué, a quién y para qué. La libertad no puede ser materia de imposición; esto es una proposición tautológica. “No es fácil comprender” cómo la libertad puede imponerse a sus beneficiarios, en qué puede consistir la “imposición antidemocrática” de la libertad, ni en qué ésta necesita – o cómo puede ella nacer – del “acuerdo” de nadie. “Imposición de la libertad” es una aporía, una paradoja fundada en una idea contradictoria en los términos.

Lo que el DA de los Pueblos sojuzgados “impone”: precisamente a quienes pretenden conculcarlo o eludirlo, es la Libertad nacional. La Libertad de los Pueblos es el único objeto del DA: derecho inherente de independencia incondicional e inmediata frente al imperialismo, sin dilaciones, sin trampas ni falsificaciones. A partir de ahí, las cuestiones de comportamiento que plantea no son de derecho sino de estrategia.

Sin embargo, los adversarios inconciliables, intratables e incorruptibles de toda imposición e incluso de la independencia inmediata frente al imperialismo – “imposición antidemocrática”, según osan decir – no ven imposición ninguna en el imperialismo, en la agresión, la conquista, la ocupación y la subyugación, en la represión, la colonización y el Terrorismo que fundan y constituyen el presente régimen de ocupación militar franco-español sobre el Pueblo Vasco y su Estado, el Reino de Nabarra; un régimen imperialista y fascista al cual defienden contra la “imposición” de la libertad y el DA; ni tampoco ponen condiciones para someterse a él. Es precisamente el régimen establecido y mantenido por la guerra y la ocupación: cuyas condiciones y normas son las que pretenden preservar, mantener y consolidar, lo que ellos establecen como base de su pretendido “derecho de autodeterminación” adaptado y falseado. Lo cual, lógicamente, supone de hecho la negación de que el régimen impuesto sea imperialista.

A los que fundaron el presente régimen de ocupación militar nadie les advirtió, ni advierte ahora a sus sucesores, de que debían aceptar primero las leyes del Estado de Nabarra, ganar las elecciones a Cortes del mismo, o partir del “acuerdo bilateral” con él; sin lo cual el régimen establecido sería una imposición antidemocrática, ilegal e imperialista cuyas consecuencias no podían ni pueden “los demócratas” aceptar como fundamento de legitimidad. Sin embargo, muy al contrario, los defensores “moderados y radicales” de semejante “derecho de autodeterminación” exigen al Pueblo Vasco que acepte y reconozca el régimen así establecido como base y condición del derecho democrático fundamental de autodeterminación, libre disposición o libertad de los Pueblos. Quienes bajo un régimen imperialista de ocupación militar ponen “la ley, la Constitución, las elecciones, las consultas y las mayorías” que derivan de ese régimen de facto como condiciones para la independencia del imperialismo, no ponen en cambio condiciones para el régimen cuya legitimidad y vigencia defienden, el cual fue impuesto por la agresión, la conquista, la ocupación, la colonización y crímenes incontables e imprescriptibles.

Los conquistadores no cumplieron nunca tales exigencias para establecer su dominio; lo cual sus partidarios indígenas pasan por alto. Para desmembrar, conquistar y arrasar el Reino de Nabarra por la guerra y el Terrorismo no son necesarios para ellos – no más que para Alfonso 8, Fernando el Católico, Louis 13 ó 16 – condiciones y procesos “democráticos”; pero sí lo son para restaurar su independencia.

Así pues: aceptación, legitimación y reconocimiento inmediatos e incondicionales para la agresión, la conquista, la ocupación y la colonización imperialistas como legales y democráticas, por un lado; exigencias, condenaciones, condiciones, tergiversaciones, prelaciones y dilaciones “democráticas” para la restauración de los derechos negados y destruidos, por otro. Campo libre y sin trabas para el imperialismo; barreras para la defensa o la restauración de las Naciones y los Estados ocupados y sojuzgados. Plena licencia para arruinar la libertad; obstáculos y limitaciones para restablecerla. Es así como los agresores y sus colaboradores o cómplices de los territorios ocupados y colonizados: convertidos en sus negadores y “defensores-renovadores moderados y radicales”, entienden la democracia y el DA de todos los Pueblos. Es así como encubren: tras las palabras de libertad, democracia y autodeterminación, el reconocimiento de hecho y de derecho del régimen imperialista de ocupación militar cuya existencia niegan, el cual mantienen en la clave de todas sus proposiciones, y a cuyos principios son incapaces de renunciar. Es así, con tales posiciones, como arruinan y arrastran la dignidad nacional de un Pueblo: medio seguro de terminar con el Pueblo mismo.

El DA no es un posible camino de “acceso” a la independencia. Bien al contario, la independencia nacional frente a todo imperialismo constituye el DA. Pero sus falsificadores lo han convertido en lo que llaman “derecho a decidir”, lo cual consiste en la confusión y la ruina del derecho fundamental de autodeterminación de los Pueblos mediante: la negación de la independencia de éstos frente al imperialismo como único contenido político del derecho de autodeterminación; la negación de la oposición y la legítima defensa contra el imperialismo como su único contenido estratégico; y la negación del carácter imperialista del régimen de ocupación militar franco-español.

“El derecho a decidir” – reciente descubrimiento ideológico de “la vanguardia abertzale” – es consecuencia del derrumbe de la vía institucional y la lucha armada: pretendidas estrategias del grupo Pnv-Eta para resolver el problema del imperialismo; y de la sumisión estratégica e ideológica de esas burocracias al imperialismo franco-español, el cual los valedores periféricos del régimen de ocupación han aceptado, apoyado y reconocido como legítimo, democrático y no-violento, negando con ello la realidad misma del imperialismo y la entidad nacional y política de la Nación sojuzgada. Y es también consecuencia de la colaboración de ese grupo en la empresa fascista de liquidación de la libertad de expresión, información y crítica, cuyo desarrollo haría imposible la difusión de esa superchería que constituye el “derecho a decidir”.

La incapacidad total del grupo Pnv-Eta para afrontar el problema real se oculta y remedia con la negación del problema: ya que no saben ni quieren saber (las dos cosas van aquí juntas) cómo resistir al imperialismo, optan por descubrir que el imperialismo no existe sino, en todo caso, como afección deficitaria y curable del régimen de ocupación militar democrático y no-violento. Nociones y palabras como “imperialismo” e “independencia” han sido deliberadamente evacuadas por la propaganda de “moderados y radicales”, y substituidas por otras más aptas para reinterpretar, adaptar y falsificar el derecho de autodeterminación. Junto con éste, desaparecen también, necesariamente, del vocabulario de la “oposición” Pnv-Eta la historia y la realidad políticas de las ideas-clave de la Resistencia nacional. Las substituyen “jacobinismo, unionismo, centralismo, navarrismo” etc.

La confusión mental que la propaganda fascista ha logrado introducir en esta materia, como en otras, no es sólo producto de la incompetencia (por otra parte manifiesta), la mala fe o las peores artes de sus autores y propagandistas; y tan grosera falsificación del derecho de autodeterminación: acometida por “moderados y radicales”, no proviene solamente de su indigencia ideológica. Tiene por objetivo real la “conciliación” del derecho de autodeterminación con el imperialismo y el fascismo, es decir: su destrucción teórica y práctica. Abandonan para eso el internacional, universal, fundamental, inherente y consuetudinario derecho de independencia o autodeterminación de todos los Pueblos, reconocido e insistentemente reafirmado por las NU, el cual lo substituyen por una vacuidad reaccionaria.

No se trata aquí de cuestiones de pequeño calado ni de un lamentable desliz teórico. Se trata del abandono de las posiciones y principios fundamentales de la libertad y la democracia nacional e internacional. La realidad del régimen de ocupación establecido y conservado por la Violencia y el Terror criminales, su esencia imperialista, y su incompatibilidad radical con la libertad y el derecho de libre disposición o autodeterminación de los Pueblos, con la existencia y la dignidad del País ocupado como Nación distinta y con sus derechos fundamentales de dignidad y libertad, han sido implícita o explícitamente negados por los agentes y colaboradores populistas del sistema Pnv-Eta de embaucamiento colectivo.

Como ha quedado dicho, la última aportación a la confusión reinante en esta cuestión proviene de los institucionalistas aborígenes armados y desarmados: colaboracionistas, cómplices o agentes locales del imperialismo, que han substituido fraudulosamente la libertad nacional y el derecho fundamental e inherente de autodeterminación de todos los Pueblos por un “derecho a decidir” que se han inventado. El llamado “derecho a decidir”: que “moderados y radicales” han imaginado e impuesto en la propaganda de la colaboración, es la falsificación vergonzosa y vergonzante del derecho de autodeterminación de todos los Pueblos. Tal “hallazgo” implica la negación o relegación del derecho fundamental inherente de autodeterminación de todos los Pueblos: conquista de la lucha por la libertad, que fue reconocido formalmente por el Derecho Internacional de las NU, y su substitución por el engendro propio que ellos han “alumbrado”, en un esfuerzo vano por obtener la benevolencia y la homologación del régimen imperante hacia un proyecto que esperan sea compatible, aceptable, conciliable, negociable, recuperable y asimilable para lo que llaman “el Estado”, es decir, el Estado imperialista y fascista franco-español de ocupación militar que los Traidores, Colaboracionistas y Cómplices “vascos”  reconocen como el suyo propio.

A pretexto de clarificación y explicación de lo que ellos mismos no entienden ni quieren entender, los “vascos” Colaboracionistas o Cómplices del imperialismo prefieren inventarse algo que corresponda a sus alcances e intereses, y así han llegado al “derecho a decidir”. Pero ese pretendido “derecho a decidir en un proceso de autodeterminación sin violencia ni legalizada ni de respuesta”, que los institucionalistas “vascos” armados y desarmados reivindican, no es el derecho de autodeterminación de todos los Pueblos con un nombre “más claro” para la misma cosa; ni siquiera es un nombre diferente para la misma cosa: es su completa desubstancialización.

Su “derecho a decidir” es la negación de la realidad del imperialismo franco-español mediante su reconocimiento y apología. Es la negación de nuestras propias instituciones, y el reconocimiento de las del actual régimen de ocupación militar, empezando por su Estado imperialista y totalitario producto de agresión, guerra, conquista, ocupación, anexión y colonización, el cual ellos admiten constantemente como “el Estado” propio, legítimo etc. mientras rechazan nuestro Estado propio y milenario, el Reino de Nabarra. Es el reconocimiento de lo que es el fundamento de la política imperialista, a saber: la negación de las Naciones y los Estados ocupados y anexados, y de su libertad nacional. Es la pantalla para encubrir el hecho de que “moderados y radicales” no tienen ni la menor idea sobre cómo plantear siquiera la cuestión política fundamental, a saber: constituir una estrategia de Resistencia nacional al régimen de ocupación y colonización de Francia y España contra el Pueblo Vasco y su Estado, el Reino de Nabarra.

El “derecho a decidir” tiene por objetivo real la destrucción teórica y práctica, la negación de la independencia nacional del Pueblo Vasco frente al imperialismo franco-español, como único contenido necesario del derecho de autodeterminación; la negación de la Nación sojuzgada y de su derecho y Estado; y la negación de todos los derechos fundamentales, históricos e institucionales y, en primer lugar, del propio derecho de autodeterminación de todos los Pueblos. El “derecho a decidir” es en realidad el sabotaje ideológico, la falsificación y ruina del derecho internacional de autodeterminación de todos los Pueblos en cuanto forma institucional de la libertad e independencia nacionales frente al imperialismo, tal como es definido tanto por la tradición y la práctica de las Naciones así como por los principios y normas formales de las Naciones Unidas. (Principios y normas traicionados después por ellas mismas, y oficialmente negados por los mismos Estados miembros que habían suscrito la Carta.)

El DA  de todos los Pueblos: como cualquier derecho humano fundamental de los cuales es el primero y la condición previa de todos ellos, no se somete a votación. El actual sucedáneo al que llaman “derecho a decidir”: supuesto “derecho” a ser ejercitado bajo régimen imperialista de ocupación militar y sus condiciones (“y si sale ‘no’, nos conformamos”), es el derecho del imperialismo a decidir por medio de / a consecuencia de / gracias a la agresión, la conquista, la ocupación militar permanente, la anexión, la colonización y el genocidio; es la falsificación y negación del DA o independencia de todos los Pueblos; es el derecho del imperialismo de determinar a los demás.

Los colaboracionistas-institucionalistas vascos “radicales y moderados”, armados y desarmados, tras haber cooperado en las maniobras y contorsiones sanatorio-novatorias necesarias para realizar la transición intra-totalitaria del régimen franquista (una operación política montada por el fascismo español y sus padrinos euro-americanos-israelitas-sino-vaticanistas con el apoyo de sus Servicios secretos, Partidos, Sindicatos, Fundaciones y ONGs, al objeto de financiar e implementar el transformismo que iba a dar lugar al neo-Franquismo transitivo con las “elecciones generales” de 1977 y 1979), no podían aceptar el DA, y por tanto debían desvirtuarlo y falsearlo. Habían descubierto que ese inestimable instrumento institucional para la lucha por la libertad e independencia nacional que es el DA, al ser absolutamente incompatible con el derecho imperialista que ellos habían aceptado, no se adaptaba a su política de colaboración en las “instituciones” imperialistas y fascistas del régimen y el Estado que ellos habían reconocido como democráticos y no-violentos; por lo que debían encontrar un mecanismo para substituirlo por algo que fuera inocuo y aceptable por el régimen. Este mecanismo era “el derecho a decidir”.

El procedimiento es claro: puesto que el régimen (“ligero déficit” aparte) es básicamente democrático, el objetivo es hacerle “comprender” y aceptar que “debería” permitir una votación en libertad, puesto que lo contrario “no sería democrático”. Entretanto, la explotación, ruina y feroz represión terrorista de los sectores populares continuaban sin tregua: “unilateral e incondicional” respuesta del régimen a sus “demandas de democracia”. Sin embargo, por imposible que pueda parecer, nada de eso iba a llevar a esa “oposición” a poner en cuestión sus absurdas posiciones basadas en el postulado de la “democracia imperialista”, y a abandonar la caverna ideológica fascista en que viven sumidos.

Ajenos a la magnitud de la trampa en que habían encerrado al País como consecuencia de su “brillante” estrategia: consistente desde hacía cuarenta años en negar la naturaleza imperialista y colonialista del régimen hispano-francés de ocupación militar, “moderados y radicales” se embarcaron en la demencial empresa de hacerle al régimen “comprender y respetar” sus “deberes democráticos” hacia los Pueblos sojuzgados. Intentaban así vanamente obtener del imperialismo fascista una actitud acorde con su postulada “democracia”, mientras se mostraban incapaces de comprender que esta “democracia” consistía simplemente de un instrumental disfraz que ellos mismos con su colaboración le habían permitido al régimen adoptar, destinado precisamente a engañar a los Pueblos y destruir: ahora también con el apoyo de las “democracias” Occidentales, la verdadera Democracia y los derechos humanos fundamentales. Por supuesto, además del reconocimiento del régimen fascista como democrático, se consideraría también legítimo y democrático un resultado del “referéndum de autodeterminación” que, bajo las condiciones del imperialismo y del fascismo, reflejara un deseo mayoritario de continuación del régimen imperialista. No se podía ir más lejos en la abyecta tarea asumida a su servicio.

Es por tanto de la máxima importancia poner ya de manifiesto que el llamado “derecho a decidir” bajo el régimen imperialista de ocupación militar: último hallazgo “teórico” que todo el abanico de la oposición vasca infrastratégica repite y se esfuerza por “vender” (esperando que pueda resultar aceptable y conciliable para el régimen de ocupación, y con el que vanamente intentan conseguir una imposible transubstanciación del imperialismo en democracia: un absurdo “imperialismo democrático” contradictorio en los términos), consiste, de entrada, en la falsificación y destrucción del derecho fundamental e inherente de autodeterminación de todos los Pueblos; derecho cuyo único contenido necesario es la independencia completa, unilateral, incondicional e inmediata frente al imperialismo, y sobre el cual no hay nada que decidir. Por añadidura, dicha posición implica hacer la apología del imperialismo.

Efectivamente, pretender que es posible resolver el problema creado por el imperialismo con retórica moralista: exhortándolo a “implicarse” y “mostrar voluntad política” en la solución del conflicto (lo cual es tanto como afirmar que el régimen fascista no tiene voluntad de hacer la política que hace, y que “debería” avenirse al diálogo y la negociación a que “moderados y radicales” le presuponen ya receptivo), y esperando de él una actitud democrática, todo ello implica realmente negar la naturaleza fascista del régimen de ocupación, hacer su apología, y simplemente negarse a ver la realidad.

Bien sea que tales propuestas son el resultado de alucinaciones o de deliberadas maniobras de corrupción, sabotaje ideológico y recuperación política de la Resistencia nacional, resulta obvio para cualquier observador que el imperialismo – civil, militar y eclesiástico – ha dejado perfecta, inequívoca y dolorosamente clara durante siglos su “voluntad política”, y esta voluntad consiste muy precisamente en “implicarse”: no en la liberación sino en la dominación y liquidación de los Pueblos sojuzgados; actitud que ha mantenido hasta hoy y que se corresponde con sus actuales posiciones teóricas y prácticas. Por si no fuera suficiente con su utilización de la violencia terrorista a ultranza y sin titubeos en todos los momentos en que la ha considerado necesaria para mantener la dominación de su Nacionalismo imperialista (como volverían a hacerlo si la ocasión se presentara y le resultara posible), su permanente posición teórica fundamental consiste en la negación, ya en idea, de la existencia misma de los Pueblos dominados para mejor destruirlos así en la práctica. Para la Constitución, las leyes, la jurisprudencia, los partidos y la propaganda del imperialismo español (y francés): todas tendencias reunidas, el “pueblo vasco” no existe si no es como parte alícuota del “pueblo español” (o el francés). Y lo que no existe no tiene derechos: ni a decidir ni a nada.

(La equívoca versión española “Pueblo de pueblos” y “Nación de naciones”: simplemente retórica y de todos modos rápidamente retirada, no les impide reafirmar que “en el Estado español no hay más Pueblo ni más Nación, ni más fuente de poder y derecho que los españoles”; lo cual es fundamento de la Constitución española y tema recurrente para el monopolio estatal de propaganda. En el “derecho” del imperialismo francés el “pueblo vasco” no existe ni siquiera como eso. La propuesta inicial de la Presidencia de la República concerniente al “pueblo corso”; e incluso su versión corregida en el proyecto de 1991 del ministro del interior P. Joxe: “el pueblo corso: parte, integrante del pueblo francés”, fueron ambas invalidadas por el Tribunal Constitucional al interpretar la Constitución en sentido contrario, pues “en el territorio de la República no hay más pueblo que el francés”.)

La realidad de estos datos hace evidente para cualquiera que sólo la cerrada determinación de destruirlos puede estar detrás de la negación de un hecho sociológico tan innegable como es la existencia de los Pueblos sañudamente sometidos. Sin embargo, por su parte los Traidores “vascos” armados y desarmados se niegan a registrar tan evidentes y trágicas enseñanzas – adquiridas desde el conocimiento científico, o incluso el vulgar de la experiencia popular – que proporcionan la sociología y la historia, y siguen afirmando que todo ello ha de deberse forzosamente a algún infortunado malentendido de un régimen básicamente democrático, salvo por deficiencias afortunadamente subsanables. Un déficit y malentendido que ellos: con fatal ignorancia tanto de la esencia imperialista y fascista del régimen así como de las exigencias  dictadas por la relación de fuerzas – que implica una estrategia anti-imperialista, esperan poder sanar mediante “la persuasión y el diálogo” y sus cautivadoras propuestas.

La pertinaz negativa a afrontar la realidad, y la necesidad de alentar en la población falsas ilusiones, lleva ocasionalmente al colaboracionismo a establecer fatales – y comparativamente apologéticos – paralelismos con el imperialismo inglés, los cuales implican una flagrante deformación de la realidad. Porque Inglaterra jamás negó la personalidad de Escocia, Eire, Bengala o Canadá en tanto que sujetos políticos diferenciados, ni los anexionó como parte de Inglaterra; cosa que sí hicieron España y Francia tanto con sus reinos circundantes como con Cuba o Argelia, por citar sólo esos casos. Según afirman esos falsarios:

“El derecho de autodeterminación está reconocido internacionalmente, pero no en el ordenamiento jurídico del Estado español. Si consiguiéramos en esta legislatura que el lehendakari impulsase una consulta destinada y dirigida a la ciudadanía de la Comunidad autónoma vasca (Cav), preguntándole si está de acuerdo en que en el ordenamiento jurídico vigente podamos tener la capacidad de decidir sobre nuestro futuro, sería un paso importantísimo para la normalización democrática.”

En este interminable galimatías sobre una consulta para un acuerdo sobre una decisión sobre una capacidad para no se sabe qué, de lo que se trata no es del DA de todos los Pueblos contra/frente al imperialismo, ni de la “decisión para elegir el futuro”. No se trata siquiera de “decisión para modificar el ordenamiento español”. Se trata de “preguntar si la ciudadanía vasca está de acuerdo” con una “modificación del ordenamiento español” que incluya “el poder tener la capacidad de decidir”; lo cual suplanta fraudulosamente al DA: derecho fundamental e inherente, sobre el cual ni “la ciudanía vasca” ni ninguna otra tiene nada que decidir ni acordar.

Una vez más, se pretende “marear la perdiz”, dar gato por liebre al Pueblo, presentando como “normalización democrática” y DA la continuidad del régimen de ocupación, esencialmente incompatible con la democracia y el DA. Como puede verse, aparece siempre el esfuerzo a ultranza para acumular prioridades, condiciones y obstáculos en un proceso pseudo-democrático ideado para escapar al DA y sus exigencias. Las “consultas para opinar sobre las consultas para decidir” sobre Dios sabe qué pueden así estirarse y diversificarse al infinito, asegurando la permanencia del régimen y la tranquilidad de sus beneficiarios. Es la técnica habitual para engañar al Pueblo y no llegar a plantear nunca los problemas reales.

El régimen “que tenemos hasta ahora” y cuya consolidación “democrática” figura entre las “opciones” del grupo Pnv-Eta es esencialmente, no accesoriamente, incompatible con la democracia y el DA. La “opción democrática de seguir como hasta ahora pero democráticamente, en virtud del derecho de autodeterminación”, pretende “sanar” política y jurídicamente un régimen constituido por la guerra, la ocupación, el Terrorismo y la negación del DA. Es el reconocimiento más descarado del régimen de ocupación como régimen democrático, como punto de partida de toda modificación del estatuto político, y como realidad actual del DA. Es la liquidación conceptual del DA, convertido en “derecho interno” del régimen de ocupación militar.

En un Estado democrático, es decir: constituido sobre el principio de derechos iguales y Autodeterminación o Independencia de todos los Pueblos (y por tanto contradictorio e incompatible con todo imperialismo, que es la negación de todo ello), cabe optar entre “separarse, unirse o seguir como hasta ahora”. (Véase más abajo el comentario de Lenin sobre el equívoco que suscita el símil entre la autodeterminación y el divorcio.) Pero en un régimen de dominación imperialista no hay otra salida democrática, acorde con el DA, que independizarse del imperialismo. El régimen de ocupación imperialista de Pueblos y Estados no puede respetar el DA de ellos sin liquidarse a sí mismo; es por eso que, si se le aplica el derecho democrático de autodeterminación de los Pueblos sojuzgados, el régimen “que tenemos hasta ahora” no se reforma sino que desaparece. Los falsarios del DA fingen estar afirmándolo mientras parten del régimen imperialista-fascista y lo aceptan; siendo así que el DA es su misma negación.

Libertades democráticas en general, por un lado, e imperialismo, por el otro, son inconciliables en los términos. Es decir: o bien la democracia institucional  y el derecho de autodeterminación y la libertad nacional que la constituyen  ya existen en un régimen dado, en cuyo caso no cabe pretender que se los reivindica y se aspira a ellos; o no existen en ese régimen constituido sobre su negación/conculcación, y entonces no hay en él vía democrática institucional para lograrlos.

Veamos. Según se ha indicado anteriormente, el DA: considerado como fundamento (y no como resultado, fin u objetivo), es esencial para la calificación del Estado democrático, el cual está necesariamente constituido sobre el DA. Sin embargo, estos farsantes: que han abandonado el derecho de autodeterminación, la libertad nacional y la democracia como fundamentocon la finalidad supuesta – según pretenden – de poder “facilitar” así su procesamiento y “conseguirlos” como resultado, fin u objetivo dentro del régimen  imperialista  establecido que los niega/conculca, vuelven a necesitarlos y postularlos como condición de posibilidad para poder realizar su tramposo “proceso de autodeterminación”. De este modo, el DA: que ellos inicialmente han apartado de sus posiciones y abandonado, vuelve a aparecer en su ecuación mordiéndose el rabo; y la única “escapatoria” posible que les queda ante esa insalvable contradicción es hacer negación y apología de la realidad imperialista, presentada como “democracia”; que es lo que esos falsarios locales hacen.

El derecho de autodeterminación no es el proceso de autodeterminación. El derecho de autodeterminación es el cese inmediato: sin otra forma de proceso, de la ocupación y la dominación imperialista. Pura y simplemente, inmediatamente, sin condiciones, sin consultas ni decisiones previas que serían su negación.

El derecho de autodeterminación de los Pueblos no es futuro, ni probable, ni futurible, ni posible, ni contingente, ni próximo, ni remoto del derecho de libertad nacional: es su presente inmediato, tautológicamente necesario, sin el cual el “derecho de decidir” no tiene esencia ni existencia. No es un acto puntual, único o periódico: es un derecho continuo y permanente; al igual que el derecho de propiedad es un derecho continuo y permanente.

Por el contrario, en la formulación del “derecho a la autodeterminación” que plantean los saboteadores y falsificadores del DA, las “opciones” admitidas como “posibles”: bien sea la independencia del imperialismo, o la dependencia parcial o total del imperialismo, son contradictorias del derecho inherente, inalienable, intransmisible e irrenunciable de autodeterminación; del mismo modo que la alternativa o decisión “libre y democrática” entre las “opciones de libertad o esclavitud” son contradictorias con el derecho fundamental de libertad en general, que consiste en la abolición inmediata de la esclavitud y es inconciliable con ella.

Extraviados en su delirio, Colaboracionistas y Cómplices del imperialismo pretenden salir de dudas: las suyas propias, y atribuyen a las instituciones de ocupación – a las que solicitan su apoyo legal – la alta misión democrática de esclarecerlas. Por supuesto, ése no es el caso del imperialismo mismo, que conoce bien la voluntad libre de los Pueblos. Si no fuera así, no habría recurrido durante siglos y hasta el día de hoy a las guerras de conquista, la ocupación armada, la represión y el Terrorismo de masas, y a la intoxicación ideológica colectiva por la propaganda monopolista. Es por eso que el imperialismo en el poder no acepta nunca el referéndum llamado de autodeterminación; aunque a veces lo utiliza como último recurso para evitar o retardar la independencia inminente, o para mejorar o disimular los términos y las condiciones de su capitulación formal o real.

El llamado “referéndum de autodeterminación”, o bien es consecuencia, forma y desarrollo posteriores del DA: una vez que la independencia del imperialismo ha sido ya conseguida; o es arma y obstáculo contra ese derecho. Aparece en la Historia como un modo de confirmar el DA: una vez que éste se ha establecido ya de forma efectiva tras la abolición del imperialismo, o como un medio de impedir o retardar su puesta en práctica con la ayuda de la colonia de población metropolitana. La historia de los Pueblos muestra la falsedad o la falsificación inherente a tales “decisiones”, cuando éstas son realizadas antes de la abolición efectiva del imperialismo; lo cual finalmente la independencia acaba poniendo en evidencia. Esperar de un Estado ocupante que reconozca y acepte el DA de los Pueblos es esperar que el lobo reconozca y acepte el derecho de autodeterminación de las ovejas.

Bajo las circunstancias de una ocupación militar, el voto no ya eventual sino incluso más o menos amplio a los candidatos del imperialismo revela simplemente el grado de represión e intoxicación que padece el Pueblo sojuzgado y colonizado. Lo extraño en estas condiciones no es que tal voto se dé, puesto que la aplastante realidad del poder de hecho presupone el voto gubernamental como total o ampliamente mayoritario. Bien al contrario, lo extraño es que, aun así, haya quienes en mayor o menor número se abstengan o voten a candidatos u opciones cuando menos equívocos, y ello es suficientemente revelador de la realidad de dominación imperialista. Tales hechos no se producen en Poitiers ni en Valladolid, sólo se dan en los Países colonizados. Revelan el voto que se daría en condiciones inversas, tras siglos de independencia.

En la Argelia colonial e incluso en vísperas de su independencia, los Franceses “ganaban consultas libres y democráticas” mientras las consignas del Gobierno provisional de la rebelión eran seguidas por el 14% de los autóctonos. Inmediatamente después de la independencia, ese 14% se había convertido en el 100%; y después de ser repatriados los colonos franceses, no queda allí una sola tendencia que reclame la anexión de Argelia a Francia, cuando poco antes eso era, supuestamente, el objeto de la “adhesión inquebrantable” de la inmensa mayoría de la población. La mayoría o el voto independentista en los Países colonizados no suele pasar de la tercera parte de la población, con un tercio indeciso y otro adverso; lo cual se consideró una base operacional aceptable para la insurrección americana impulsada por los colonos terroristas-independentistas – según el derecho nacional e internacional establecido – que crearon los USA a costa, ¡una vez más!, de la “minoría” indígena.

Como es evidente, una auténtica consulta tiene por condición previa la inmediata evacuación de las fuerzas de ocupación del imperialismo y la independencia inmediata de los Estados ocupados. En efecto, la libre expresión implica no sólo el derecho a ella sino también las condiciones de la libre expresión. No es posible votar en virtud del DA, en un régimen que contradice y viola el DA.

Una consulta, una opción, una decisión o un voto democráticos implican – sobre otras cuestiones – la entidad libre y democrática del sujeto del derecho, y las formas libres y democráticas de su ejercicio: condiciones que no caben bajo el imperialismo y son contradictorias de él. Por otra parte, implican – indudablemente – no sólo el derecho formal para su realización sino además las condiciones sociales, económicas y culturales del acceso efectivo a la comunicación y la información: circunstancias que, siendo imprescindibles para toda toma de decisión libre, son tanto más inexistentes allí donde toda información ha sido substituida por la propaganda oficial, y la menor tentativa de difundir la objetividad es susceptible de recibir sanciones tan oficiales como inmediatas, perfectamente establecidas en el Código Penal del fascismo imperialista en términos de sedición/rebelión.

Por tanto, tales circunstancias exigen ante todo la realización previa: sin condiciones ni falsificaciones, tanto del derecho de libertad nacional, libre disposición o autodeterminación de los Pueblos: “primero de todos los derechos humanos fundamentales y condición previa de todos los demás”; así como del derecho de sus Estados – constituidos sobre el derecho de libre disposición de los Pueblos – a la integridad e independencia. Ello implica, en otras palabras, que tales procedimientos de consulta suponen – no siguen – el previo final del imperialismo, la independencia frente al imperialismo, y para empezar la retirada incondicional e inmediata de sus fuerzas de ocupación. La vigencia del régimen imperialista: antes, durante y “eventualmente” después de tan hipotética y “democrática consulta” (una vigencia que los falsarios del DA entienden como compatible con la *realización de esos procedimientos), es contradictoria de los derechos democráticos y del propio DA, los cuales preceden y condicionan toda consulta democrática.

La “voluntad libre” de un Pueblo expresada bajo ocupación militar extranjera, así como la “libre confesión” bajo tortura o amenaza de ella, no tienen el menor valor como fundamento democrático; en realidad no existen ni pueden existir. El voto democrático implica la exclusión y abolición previas del régimen imperialista y colonialista, empezando por la evacuación incondicional e inmediata de sus fuerzas de ocupación, es decir: la efectividad de la Autodeterminación o Independencia de los Pueblos contra/frente al imperialismo. El voto libre no lleva a la independencia: supone la independencia, puesto que no hay voto libre sin independencia previa. La Autodeterminación es lo mismo que la Independencia del imperialismo, y precede necesariamente a toda “consulta”. Bajo un régimen imperialista de ocupación militar, el “derecho a decidir” en libertad no es posible.

Basta confrontar el tratamiento que la ideología dominante aplica a este derecho, comparándolo con el que observa respecto de cualquier otro derecho internacional o doméstico, para apreciar las aberraciones teóricas a que se enfrenta la defensa del derecho de autodeterminación de todos los Pueblos.

En los Territorios ocupados del Pueblo Vasco, la ausencia de libertad de información y crítica – de la que el imperialismo se vale y que los monopolios de violencia y propaganda garantizan – permite y potencia el sabotaje ideológico del DA; sabotaje que es tanto más eficaz y peligroso, y que afecta tanto más a la libertad de los Pueblos, por cuanto procede de actores indígenas que forman la burocracia liquidacionista Pnv-Eta y la pretendida ‘intelligentsia vasca’, los cuales se presentan como defensores y valedores de los derechos humanos en general y la libertad de los Pueblos en especial.

Los Colaboracionistas y Cómplices indígenas del imperialismo, que llevan más de cincuenta años preparando, conformando y avalando la España de las autonomías y preconizando un Departamento francés con un Prefecto, perciben ahora que “lo urgente es echar las bases de un proceso de autodeterminación para cuyo arranque es condición necesaria la existencia de un clima social sin violencia política, ni legalizada ni de respuesta. Un proceso soberanista que desde nuestro punto de vista debe llevar – en la medida en que cuente con respaldo popular suficiente – a conformarse como un Estado independiente mediante el derecho a decidir”: pretendido derecho con el que identifican la libertad nacional y el derecho de autodeterminación.

Igualmente, invocan “el derecho de los Pueblos a decidir su futuro en referéndum de autodeterminación, votando entre todas las opciones – todas legítimas y respetables – en un clima social sin violencia política: ni legalizada ni de respuesta” etc. Incesantemente difundidas por los monopolios fascistas e imperialistas de propaganda de masas, sandeces reaccionarias de tal calibre no son – o no son solamente – resultado de la evidente incompetencia y la flagrante mala fe de sus autores; son consecuencia de su voluntad de ignorar u ocultar la realidad imperialista para mejor engañar a sus aturdidos seguidores, y permiten apreciar los devastadores efectos de la represión de las ideas y del monopolio de la propaganda imperialista y fascista sobre las masas populares política e ideológicamente indefensas.

Tales afirmaciones: reivindicadas por los indígenas o foráneos falsificadores del DA, corresponden al reconocimiento oficial y oficioso del régimen que Colaboracionistas y Cómplices indígenas del imperialismo franco-español aceptan y apoyan como legítimo, democrático, no-Nacionalista y no-violento a la vez. Esos dirigentes institucionalistas: “realistas y posibilistas”, armados y desarmados, niegan con ello la realidad del imperialismo y practican el encubrimiento y la apología del régimen de ocupación, al igual que niegan también la entidad nacional y política de la Nación y el Estado sojuzgados.

Porque, una de dos: o el imperialismo existe, y por tanto no existe la libertad; o la libertad existe, y entonces no existe el imperialismo. Si los problemas existen es porque el imperialismo existe. El “problema vasco” es el problema del imperialismo franco-español, y el imperialismo es: no por accidente sino por su esencia y su existencia, incompatible con el diálogo y la solución democrática reales, que únicamente pueden quedar establecidos sobre la libertad y la ausencia de violencia criminal.

Efectivamente, si el fascismo y el imperialismo no estuviesen constituidos por la guerra y la violencia criminal monopolista; si dialogaran o respetaran los derechos humanos fundamentales; si aceptaran negociar con quien – aun teniendo los derechos humanos fundamentales de su parte – ven que no consigue alcanzar entidad política como para obligarlos a negociar; si estuvieran dispuestos a admitir el derecho a decidir en libertad; o si la democracia, la paz y los derechos humanos contaran para ellos, en tal caso no se dedicarían a ocupar militarmente los Pueblos y Estados de los demás, no serían el imperialismo y el fascismo, y no habría problema imperialista que resolver. Pero, por desgracia, el Nacionalismo imperialista español y francés existe, tiene establecidos sus ejércitos de ocupación y sus monopolios de violencia criminal y propaganda (servidos por sus propios partidos políticos imperialistas que se presentan como demócratas) sobre los Pueblos dominados, y su invariable objetivo es liquidarlos a éstos por todos los medios: preferentemente la Violencia y el Terrorismo de Estado, y no aceptar el diálogo o consentir su “derecho a decidir” en libertad.

Ahora bien, el DA no es un pretendido “derecho a decidir”, el cual es en realidad su negación, puesto que no hay nada que “votar para decidir” en relación a un derecho fundamental e inherente de todos los Pueblos, como lo es el DA. El DA es la negación teórica y práctica, incondicional e inmediata, de todo régimen imperialista.

Pretenden convertir el DA en “el derecho de votar para decidir sobre el futuro” político de un Pueblo. Pero este “derecho de votar para decidir sobre el futuro” etc. es parte, forma, derivación, consecuencia y desarrollo tardío y posterior del derecho de autodeterminación, el cual es el derecho de independencia actual e inmediata de los Pueblos sojuzgados contra/frente al imperialismo; un derecho sobre el cual no hay nada que votar ni decidir, al igual que no lo hay, por ejemplo, sobre la esclavitud de una persona. La independencia del imperialismo no es una “opción”, no es un resultado eventual del “derecho de decidir sobre el futuro”; ese “derecho de opción sobre el futuro” es forma y parte posterior del DA, el cual es idéntico y no es otra cosa que el derecho de independencia inmediata frente a todo imperialismo.

La independencia contra/frente al imperialismo es la esencia del DA, del cual una eventual decisión ulterior es parte integrante. La independencia frente a todo imperialismo es el contenido único y permanente del DA, y no una variante formal, un fin, una consecuencia o un resultado eventuales de él. Estas variantes son irrelevantes para lo que es la base común del DA y de todas sus expresiones, a saber: la independencia del imperialismo. Igualmente irrelevantes son las variantes de los sujetos del derecho.

Si el DA existe, o lo que es lo mismo: si un Pueblo está bajo una situación de imperialismo, en tal caso ese Pueblo no tiene nada que decir o decidir sobre ese derecho, que es fundamental y por tanto imprescriptible, irrenunciable e inmanente: “del que no es posible abdicar ni con el propio consentimiento” (B. Spinoza, ‘Un Tratado Teológico-Político’; 1670).

Así pues, un derecho fundamental no depende de votación “democrática” alguna sino que la precede y condiciona. De otro modo, ese derecho no sería fundamental sino fundado por la votación, cuyo derecho: “derecho a votar”, sería entonces el fundamental; lo cual es una pura aberración que podría aplicarse a la “legalización” de crímenes contra la humanidad como el imperialismo o la esclavitud.

Pero, como sabemos, el voto no funda nada: ni de facto ni de jure, sino que, por el contrario, está siempre fundado sobre un régimen y un derecho que lo preceden y fundan. Si éstos – el régimen y su derecho positivo previos – son democráticos, es decir: si están fundados ellos mismos sobre la vigencia y el respeto de los derechos humanos fundamentales, y por tanto y en primer lugar sobre el derecho de autodeterminación o independencia de todos los Pueblos, entonces el voto simplemente refleja – no constituye – esa realidad previa, que es ya lícita y democrática antes de ese voto. En cambio, si el régimen y su derecho positivo son despóticos e imperialistas, es decir: si están fundados sobre la conculcación de los derechos humanos fundamentales y en primer lugar del DA, entonces el voto en las condiciones generales de ese régimen refleja y constituye una falsificación de la realidad: un simulacro de la pretendida democracia a la que ese voto pretende quedar asimilado (pero que él no puede fundar ni substituir, puesto que su fundamento es despótico e imperialista), así como una ocultación de esa realidad previa que es irremediablemente criminal, ilícita, imperialista y fascista a despecho de ese voto.

El voto o sufragio no pueden constituir un régimen político sino que lo suponen e implican como algo ya previamente constituido, pues ese voto o sufragio sólo existen y pueden darse como resultado de él. Efectivamente, no hay nada menos universal que el llamado “sufragio universal” realizado en el interior de las fronteras históricamente impuestas por el imperialismo, puesto que éste ha determinado ya: previamente y por las armas, las fronteras, los votantes, los no-votantes y las condiciones bajo las que el voto ha de darse. En un régimen imperialista, el voto, las elecciones o el sufragio no fundan nada; es la ilícita e incurable violencia criminal imperialista: originaria y permanente, la que ha fundado y mantiene tal orden político sobre la base de crímenes imprescriptibles.

Ninguna “mayoría” tiene legitimidad contra el derecho de autodeterminación de los Pueblos sojuzgados, es decir: contra su derecho de vivir libres en una Patria propia, sobre un territorio propio y en fronteras seguras. Hacer depender el DA de una “consulta”, sea la que sea, es negar el DA. La opinión del Pueblo Vasco – o la de cualquier otro – sobre el DA, en nada afecta a la vigencia del DA, que no depende para nada de tal opinión. Ni el Pueblo Vasco, ni ningún otro, tiene derecho a decidir ni a votar NADA en lo que concierne al DA: un derecho fundamental e inherente a todos los Pueblos que – precisamente por ser fundamental e inherente – PRECEDE a toda decisión y sobre el que no hay nada que decidir. El Pueblo Vasco no tiene nada que expresar, no tiene “derecho” alguno al respecto. La “consulta para conocer la opinión del Pueblo Vasco sobre el DA” es la forma evasiva y dilatoria más forzada de falsear el DA en beneficio del imperialismo.

En realidad, invocan el “derecho a decidir” a fin de ocultar, falsificar o negar el derecho de autodeterminación o independencia frente al imperialismo; un derecho que es fundamental e inalienable, y que no procede de la capacidad para votar y decidir sino que es originario e inherente a todo Pueblo. El derecho de autodeterminación o independencia de los Pueblos sojuzgados no se refiere a un voto o referéndum. Su “capacidad” de ellos “para votar y decidir” es parte implicada y derivada del DA, y tiene como condición previa la independencia frente a todo imperialismo: la independencia del imperialismo precede a la capacidad para votar y decidir. Pretender realizar ésta dentro del régimen de ocupación imperialista implica o bien una contradicción en los términos; o bien la negación del imperialismo, desde el momento en que se reconoce tal régimen como democrático y, por tanto, acorde con el DA. Ello es, en todo caso, destruir el DA.

La “libertad para decidir” no es condición de la independencia nacional; es la independencia nacional la que se constituye como condición ‘sine qua non’ de la libertad para decidir. La libertad para decidir de algo es una simple, eventual, facultativa, derivada, secundaria y tardía consecuencia del DA, que es el derecho originario de independencia incondicional e inmediata de todos los Pueblos sojuzgados. Por otra parte, la “capacidad para votar y decidir en un referéndum de autodeterminación con todas las opciones, en ausencia de toda violencia y sin violencia política, institucional ni de respuesta”: que reivindican los falsificadores indígenas o foráneos del DA, es una proposición absurda.

Veamos: o hay imperialismo, o no lo hay. Si – considerando la primera posibilidad – hay imperialismo, esa propuesta de solución es absurda al ser contradictoria con la realidad del imperialismo, puesto que éste consiste NO en la “ausencia de toda violencia”: lo cual es el postulado camino que ellos proponen, sino precisamente en la negación de la libertad y en la opresión por medio de toda violencia criminal; que es la auténtica realidad actual del régimen imperialista y fascista de ocupación militar. Es decir, en buena lógica, no es posible salir del imperialismo actual – cuya existencia de base es la posición de partida que estamos considerando ahora – a través de un camino que supone la inexistencia del imperialismo actual: según se postula en la ‘ausencia de toda violencia’ que preconizan estos falsificadores del DA.

Y si – contemplando la segunda posibilidad – no hay imperialismo, entonces no hay problema imperialista que resolver. Evidentemente, eso no es resolver el “problema vasco”; eso es negarlo y darlo por resuelto. Ello es transformar el pretendido fin, a saber: el logro de la autodeterminación o independencia mediante “un referéndum de autodeterminación en ausencia de toda violencia”, en un medio o camino que es además innecesario, puesto que el problema se supone ya previamente resuelto. (Por supuesto, aunque se trata de un camino absurdo, eso no significa que el imperialismo vaya a aceptar tampoco la celebración de ese tipo de mascaradas.)

La versión falseada del DA que estos falsarios indígenas o extranjeros con inaudita obstinación proponen, consistente en la celebración de un llamado “referéndum de autodeterminación”, supone que hay un régimen sin violencia previo a la “consulta para decidir”; lo cual implica el reconocimiento arteramente disimulado del régimen imperialista como no-violento y democrático, o sea: la negación del imperialismo como una realidad política actual entre nosotros. Pero al presentar la realidad: que es imperialista, como si fuera democrática y “compatible” con el DA, ellos (aparte de todo lo que eso implica en cuanto a incomprensión/falsificación de la realidad y también de la democracia y el derecho fundamental de autodeterminación, que son lo opuesto al imperialismo) están incurriendo además en el absurdo, puesto que si reclaman la celebración de un “referéndum de autodeterminación”, ello es porque han asumido como un hecho su necesidad dada la existencia del imperialismo; el cual es no obstante negado a continuación al admitir que la realidad es democrática y compatible con la celebración de ese “referéndum”.

En otras palabras: si se ha llegado a reclamar el DA, ello es porque se ha reconocido ya la existencia del imperialismo, el cual es contradictorio con el “régimen sin violencia previo a la consulta para decidir” que ellos presuponen. Así pues, una de dos. O bien se afirma que hay imperialismo y el correspondiente régimen de violencia criminal constitutiva contra la libertad de los Pueblos que él implica y tiene como base, lo cual activa inmediatamente el DA o independencia incondicional e inmediata del Pueblo sojuzgado bajo ese régimen imperialista, con exigencia de evacuación total, incondicional e inmediata de sus fuerzas de ocupación, y sin celebración de “consulta” alguna. O, por el contrario, se afirma que no hay imperialismo actual o virtual, y entonces no hay tampoco DA de los Pueblos que pueda ser ejercido ni necesidad de ninguna consulta.

Si no hay violencia criminal y dominación imperialista contra un Pueblo sojuzgado, sino que la Autodeterminación o Independencia de los Pueblos está ya vigente y es efectiva, entonces tampoco hay DA que pueda ser reivindicado, puesto que no hay nada sobre lo que combatir o defender, y toda la cuestión es un absurdo total. Pero si hay imperialismo, es decir: si el régimen consiste en una violencia criminal constitutiva sobre la que él está fundado, entonces no puede darse esa situación de “régimen sin violencia previo a la consulta para decidir”. Así pues, el famoso “derecho a decidir” que ellos proponen: falsificación del fundamental derecho internacional de autodeterminación o independencia de todos los Pueblos sojuzgados, descansa sobre una insalvable contradicción en los términos.

Los defensores de la versión falseada del DA substituyen así la realidad del régimen imperialista de ocupación militar por un imaginario Estado ya democrático, cuyo más o menos leve “déficit democrático” se subsanaría por “el reconocimiento del DA”, entendido como “el derecho a realizar un referéndum” al que ellos reducen el DA. Pero – déficits aparte – un régimen realmente democrático está ya necesariamente constituido por la previa Autodeterminación de los Pueblos: consistente en su Independencia nacional, la cual precede a todo reconocimiento y a todo referéndum; mientras que un régimen imperialista está inevitablemente constituido sobre la negación/conculcación de la Autodeterminación o Independencia nacional de los Pueblos, y en consecuencia también de toda libertad y de toda posibilidad de convivencia democráticas. La “convivencia” que ofrece el imperialismo es el sometimiento y la destrucción nacional de los Pueblos sojuzgados, y consiste en un sangriento sarcasmo.

Así pues, en un régimen real y no falsamente democrático, la Autodeterminación o Independencia nacional son ya efectivas y por tanto no cabe/es superfluo reclamar el derecho a ellas, a su reconocimiento o su ejercicio, puesto que éstos se realizan ya en la práctica y libremente, e informan cada momento de su acontecer diario. Por tanto, quienes entre nosotros y bajo el régimen fascista franco-español de ocupación militar reclaman “el reconocimiento del DA”: equiparándolo al “derecho a realizar un referéndum” en el seno del régimen imperialista, o bien – contradiciéndose a sí mismos – lo dan ya por establecido, desde el momento en que reconocen el régimen imperialista como democrático y compatible con la realización de ese “referéndum” al que ellos asimilan el DA; o entienden y reducen el DA a sus formas secundarias y derivadas, al reclamar una “realización” de él que consiste en un simulacro, un ritual vacío en el seno de un régimen de ocupación militar que es la negación del DA e incompatible con él.

Según afirman, “el derecho de autodeterminación, y el hecho de que [el Pueblo Vasco] lo utilice cuando llegue el momento, si expresa la voluntad de hacerlo, es un punto no negociable”. Pero el DA es inherente e irrenunciable, definitiva o provisionalmente, y es la misma cosa que su “ejercicio”. La “utilización” del DA no es un hecho sujeto a una “expresión de voluntad”, es el DA mismo, y el Pueblo Vasco no tiene nada que decidir sobre él. Si bien el ejercicio de algunas facultades integrantes del DA puede darse o no, en cambio el ejercicio de lo que es el fundamento invariable y necesario del DA, esto es: la independencia del imperialismo, es inseparable de ese derecho.

La pretendida “expresión de voluntad del Pueblo Vasco sobre la utilización o no del DA” es pseudo-democrática, anti-democrática y contraria al DA; no tiene nada que hacer aquí, salvo expresión y muestra de la degradación ideológica de esos agentes bajo el imperialismo, o de su consciente servicio a él, si de algún modo están cobrando de sus presupuestos. El “derecho a no utilizar” el DA es el “derecho a utilizar” el “derecho de imperialismo”, cuya violenta imposición sus utilizadores tratan de escamotear. La “no utilización” del primero significa simplemente su negación, y la utilización-imposición del segundo; no cabe otra alternativa: ni lógica ni sociológica.

El “derecho a/de votar y decidir”: del cual hablan los secuaces ideológicos del imperialismo, no es el DA ni se ejerce en virtud del DA; es “el derecho de elegir libre y democráticamente entre la independencia y el imperialismo”. Pero la independencia del imperialismo es el único contenido necesario del DA: el imperialismo no es “opción” del DA, es su negación absoluta. Por tanto no se puede: “en virtud del DA”, votar una “opción”, a saber: la continuidad del imperialismo, que es contradictoria con el DA. El “derecho a decidir” entre la independencia y la dependencia del imperialismo es la negación del DA, implicada en la segunda “opción”. El “derecho a/de decidir entre todas las opciones”, “en virtud del derecho de autodeterminación”, no puede incluir la “opción” de continuidad del imperialismo, porque el DA no da “derecho de elegir” imperialismo, el cual es contradictorio del DA. La “capacidad para votar y decidir sobre la independencia” bajo el imperialismo es la negación del DA, puesto que éste, bien al contrario, implica la abolición incondicional e inmediata del imperialismo por la evacuación de sus fuerzas de ocupación, y la independencia incondicional e inmediata del Pueblo sojuzgado.

Imperialismo y libertades democráticas son inconciliables. Los mismos que afirman el carácter democrático del régimen imperialista defienden, al mismo tiempo, el “respeto a la voluntad del Pueblo Vasco libremente expresada”. Pero la voluntad del Pueblo Vasco, que se ha expresado durante una larguísima historia por la resistencia permanente a todos los imperialismos, y por la multi-secular presencia histórica del reino de Nabarra, no puede expresarse libremente bajo el régimen imperialista franco-español de ocupación militar. Su libre expresión exige ante todo el respeto previo, sin condiciones ni falsificaciones, del derecho de autodeterminación, libre disposición o libertad nacional de los Pueblos: “primero de todos los derechos humanos fundamentales y condición previa de todos los demás”; y del derecho que tienen a su integridad e independencia los Estados libre y legítimamente constituidos sobre el derecho de libre disposición de los Pueblos; todo lo cual exige como condición previa la retirada incondicional e inmediata de los ejércitos de ocupación de España y de Francia, fuera de los Territorios históricos del Pueblo Vasco y de su Estado, el Reino de Nabarra.

Todas las opciones no son legítimas y respetables: el imperialismo y el fascismo son crímenes de guerra, crímenes contra la paz, y crímenes contra la humanidad. La liberación nacional, o sea: la imposición del derecho de autodeterminación a un régimen imperialista, en la forma que sea, es una revolución, es decir: una transformación fundamental de las relaciones políticas.

Los Colaboracionistas y Cómplices indígenas del imperialismo identifican el DA con el voto de la mayoría dentro del régimen establecido. Pero el DA, como todos los derechos humanos fundamentales e inherentes, no depende de elecciones, de mayorías o minorías, las cuales sólo existen legítimamente donde previamente hay un Pueblo, al cual el DA: que precede a toda elección, le es inmanente. Los ulteriores procedimientos, soluciones, compromisos y decisiones eventuales del Estado democrático: fundado sobre el DA, así como el carácter democrático del sufragio, de toda mayoría o minoría, suponen por tanto la vigencia previa de los derechos humanos fundamentales y en primer lugar del DA, y se remontan a una primera decisión o constitución:

“El acto por el que un Pueblo es un Pueblo es el verdadero fundamento de la sociedad. Porque, en efecto, si no hubiera una convención previa, ¿de dónde surgiría (a menos que la elección fuese unánime) la obligación de la minoría de someterse a la elección de la mayoría? Y ¿de dónde cien, que quieren un amo, tienen derecho a decidir por diez que no lo quieren? La ley de pluralidad de sufragios es ella misma un establecimiento de convención, y supone que la unanimidad ha subsistido entre ellos, al menos una vez.”

Un Pueblo, eventualmente, “vota o decide” “sobre la base del derecho de autodeterminación de los pueblos” [UNGAR 742 (1953)], el cual le es inherente. Es decir: es ya previamente un Pueblo con derecho de autodeterminación, y no como resultado de un voto y una decisión precedentes, o en virtud y sobre la base de un derecho precedente, el cual sería entonces antinómico del DA; lo cual – una vez más – implicaría no la afirmación sino la negación del DA y de las libertades democráticas.

Los valedores de esa teoría presentan el “derecho a decidir” como punto de partida, punto cero de la libertad y de la política democrática, pero en realidad consiste en la aceptación y el reconocimiento fraudulentos del imperialismo: actual y de hecho, como fundamento y condición de toda actividad política. Salvar el régimen, “el Estado”, sin el cual se encuentran perdidos, sin orientación ni referencias, es una necesidad imperiosa para ellos. De ahí su empeño en afirmar, “denunciar” y reformar su “déficit democrático”: no para destruirlo sino para poder seguir contando con su presencia y fundamento. Así reclaman un “Derecho a decidir sin cartas marcadas. [...] Tras las próximas elecciones [2015], el peso de las fuerzas soberanistas y de izquierda, tanto en el Congreso como en la calle, va a ser bastante mayor. El marco estatal debe ser así un escenario obligado cara a crear redes y alianzas diversas a fin de impulsar la ruptura democrática y social que reclamamos.” (S. C. Énfasis añadido. Por supuesto, ni se les ocurre la necesidad de aclarar que el “Congreso” o el “marco estatal” de que hablan son los españoles: ellos simplemente no pueden pensar en otros.)

Ciertamente, los agentes Pnv-Eta no consideran el régimen franco-español de ocupación militar simplemente como un “factor de poder”: “una simple constelación de poder la cual, por una parte, hay que tener en cuenta en la medida de su poder y sólo en la medida de lo que alcanza su poder efectivo; pero examinando al mismo tiempo con toda exactitud y de la manera más amplia las fuentes de su poder, a fin de descubrir los puntos donde ese poder puede ser debilitado y minado [...], un hecho real cuya potencia efectiva ha de ser considerada sin aceptar su pretensión de determinar interiormente nuestra acción”, según nos ilustra la exposición de G. Lukács, sino que ellos lo consideran como el ámbito inevitable, natural y democrático de su actividad. Sin embargo, sin una política de liberación nacional estratégicamente fundada, el derecho de autodeterminación de todos los Pueblos sojuzgados, y su libertad nacional, son música de viento para el régimen establecido, y siempre han sido tratados como tal. Sólo plañideras e hipócritas profesionales pueden sorprenderse o lamentarse por las consecuencias del desmantelamiento político que ellos mismos han permitido y potenciado.

El grupo Pnv-Eta lleva casi cincuenta años proclamando su pretensión de “reformar, desarrollar y democratizar” el régimen fascista franco-español de ocupación militar que sojuzga nuestro País, mediante la corrección de su “déficit democrático”; y de “reformar, desarrollar y democratizar” las ‘Constituciones’ formales de esos regímenes de ocupación mediante la incorporación en ellas de lo que sus portavoces llaman “derecho A la autodeterminación” (y en general, “derecho a decidir”), y la celebración de un llamado “referéndum de autodeterminación” que implica en realidad la negación del DA.

La palabrería “reformista y desarrollista de la derecha y la izquierda abertzale” oficiales tiene por objeto engañar, una vez más, al País que dicen servir, auto-engañándose tal vez ellas mismas para mayor confort y eficacia. Tiene por fin camuflar, una vez más, la naturaleza del Nacionalismo imperialista franco-español y de su orden de Violencia criminal establecido, al que directa o indirectamente sirven. Implica siempre el reconocimiento – abierto o disimulado – de la Nación y el Estado dominantes, y el abandono y la negación de la Nación y el Estado ocupados. Implica el reconocimiento simple y cualificado del régimen de ocupación y de su fundamento histórico: las guerras de 1199, 1512, 1834 y 1936, así como de sus consecuencias demográficas, sociales, culturales y políticas.

Porque no se trata aquí de “déficit democrático” ni de “régimen de excepción”. Se trata de la destrucción del derecho fundamental de libre disposición o independencia de los Pueblos sojuzgados: primero de los derechos humanos fundamentales y condición previa de todos ellos, y del consiguiente derecho de sus legítimos Estados a la integridad y la independencia, según el Derecho Internacional. Se trata del Nacionalismo imperialista: vergüenza y lacra permanente de la Humanidad, empresa propia de Naciones y Estados criminales, incompatible con toda organización democrática de la sociedad, que se realiza mediante crímenes de guerra, crímenes contra la paz, y crímenes contra la humanidad, y cuya finalidad evidente y declarada es aquí la liquidación completa del Pueblo y el Estado vascos. No hay ningún déficit de un régimen democrático que deba ser subsanado: lo que hay que hacer es librarse de un régimen criminal que está constituido por el imperialismo.

Los falsarios indígenas del DA no pueden ni quieren ver que “la Constitución está constituida” por el régimen imperialista franco-español de ocupación militar; y que ella es radical y constitutivamente incompatible – cualquiera que sea su articulado accesorio – con el derecho de autodeterminación de los Pueblos sojuzgados. La única forma de democratizar la ‘Constitución’ formal de Francespaña es acabar con ella y, ante todo, acabar con su constitución real: la ocupación militar. La única forma de “convertir” un régimen imperialista en democrático es acabar con el imperialismo.

(Respecto a la “reforma” de la Consitución, reproducimos aquí el siguiente párrafo del texto ‘La “Unión Europea” y la Libertad de los Pueblos’:

La “reforma” de la Constitución de la Unión Imperialista Europea (UIE) para incorporar el derecho de autodeterminación de todos los Pueblos, así como la “reforma” de las Constituciones francesa y española con el mismo propósito, es una ilusoria empresa política que se sitúa fuera del campo de las constituciones formales y, sobre todo, reales. La “reforma” del Tratado para incluir en él el derecho de autodeterminación de todos los Pueblos no sería una reforma sino una revolución que terminaría con el Tratado y con la UIE. Los Estados constructores de la futura Unión, directa o indirectamente afectados por la cuestión nacional, lo tienen por su parte bien claro.)

Tras siglos de guerras y desmembramientos, de ocupación, represión, colonización, corrupción y monopolio político, económico, ideológico y cultural en manos de una Administración todopoderosa, y de “sufragio universal” reducido a los fines y los medios del régimen imperialista, los “abertzale” Pnv-Eta interpretan y consideran el voto en las condiciones del régimen francés y español como la expresión de la voluntad democrática del Pueblo Vasco, y hacen de su resultado la base de la “autodeterminación” y la legitimación de la dependencia de ese modo establecida. Niegan así la existencia de la Nación Vasca y su derecho de autodeterminación, incompatibles con la anexión por los Estados limítrofes. Con “nacionalistas vascos” como éstos, el imperialismo no necesita Nacionalistas españoles y franceses. El imperialismo ciertamente no empieza o acaba con un referéndum ni con la negación de un referéndum: está constituido por guerra, conquista, ocupación y colonización, Terrorismo de Estado, deportación y substitución étnica, tortura, genocidio, crímenes imprescriptibles y pillaje, y por la negación de todos los derechos humanos fundamentales, perpetrados durante siglos.

La “reivindicación” – por otra parte siempre frustrada – de la “libertad para decidir y elegir” supone, además, el reconocimiento de que ni siquiera eso existe en el régimen cuyo “déficit democrático” pretenden “reformar”; y de que su justificación “procesal” es tan vacía como su afirmación teórica. Se remiten a un “pueblo vasco” sujeto activo de derechos políticos. Pero, para el Nacionalismo franco-español y su “derecho de hecho”, no hay aquí más Pueblo, más Nación ni más sujeto activo de derechos políticos que los suyos. Todo lo demás no existe; y lo que no existe, ni es ni puede ser sujeto activo de derechos. El sojuzgado Pueblo Vasco y sus derechos son inexistentes para el imperialismo franco-español, que detenta y monopoliza todos los derechos. El Pueblo Vasco no tiene existencia “legal”, y según la normativa en vigor son “vascos (o navarros) “los españoles con vecindad administrativa en cuatro provincias de España”.

Los derechos fundamentales no son accesorios que  por incompetencia, desenvoltura o simple oportunismo  se toma o se deja o se falsea según el momento o la ocasión. La falsificación de los términos y los conceptos cardinales: urdida para ocultar el verdadero contenido de la colaboración y la complicidad con el criminal régimen de ocupación militar franco-español, es parte de la liquidación ideológica y política de la estrategia de liberación nacional de los Pueblos sojuzgados.

La debilidad teórica, la desenvoltura, el laxismo, la mala fe y el consiguiente falseamiento de términos, fórmulas y conceptos, que son lo propio del conjunto Pnv-Eta y de su “métodos” ideológicos, no son simple cuestión anodina. La evidente satisfacción que les producen sus “descubrimientos” teóricos, y el pedantismo ilustrado con que tratan de encubrir esos despropósitos, sólo sirven para reforzar el contenido reaccionario de sus ideológicas innovaciones; dando así paso al falseamiento de la idea fundamental del DA, cuyas consecuencias son de la máxima gravedad ideológica y política. La confusión teórica: difundida por esos agentes Pnv-Eta y sus auxiliares, beneficia siempre al imperialismo y al fascismo, puesto que se traduce siempre en confusión práctica. Y abre las puertas, de par en par, a la recuperación teórica y práctica del derecho de autodeterminación por el fascismo y el imperialismo; estrategia amplia y corrientemente utilizada por las Potencias colonialistas para impedir o retardar el proceso de liberación nacional.

Los agentes de la “oposición abertzale” oficial llevan al menos cuarenta años proclamando su voluntad de proceder a la resolución del problema nacional “por la vía democrática”, “por medios democráticos”, dentro del régimen establecido y “sin romper nada”, como acaba de declarar el burukide Andoni Ortuzar (45ª edición del ‘Alderdi eguna’, 26-IX-2021). Su pretendida “vía de acceso a la democracia” supone la afirmación del régimen imperialista franco-español de ocupación militar como régimen democrático de partida: concepto del que el conglomerado liquidacionista de la burocracia Pnv-Eta es “incapaz” de prescindir, dadas sus decisivas conexiones con el régimen imperialista-fascista. Pero la “democracia imperialista” es una contradicción en los términos.

Veamos, si la democracia es, entonces no cabe acceder a ella: el imperialismo no es, el derecho de libre disposición está vigente de pleno ejercicio, y el tan traído y llevado problema político se supone resuelto, si es que alguna vez existió. Pero si, por el contrario, el imperialismo y el problema que él ha creado existen, entonces la democracia no es, y no cabe otra vía de acceso a la democracia que la oposición política y estratégica contra aquél.

Sin embargo, en un nuevo “genial descubrimiento” teórico, afirman también que el “derecho a decidir” – sucedáneo y falsificación del DA – es además “una reivindicación pre-política”: formulación con la cual, según imaginan, podrán descolocar y desarmar al imperialismo, y conseguir la adhesión universal gracias a su “astuta” treta. Según eso, a partir de ahora todo el mundo estará de acuerdo y nadie podrá negarse a algo que es “pre-político”, o sea, algo así como “neutral”; pretensión que naturalmente impresiona e inquieta tanto al imperialismo como el ruido de la lluvia: cuando ocurre además que no es él sino nuestro País el que sigue a la intemperie. (Algo que desde luego no les ocurre a los traidores pagados y a sueldo fijo del régimen fascista español y francés de ocupación militar, que ellos llaman “democracia”.)

Es decir, tras la concienciación ideológica desarrollada en el mundo occidental a comienzos de los años setenta sobre aspectos hasta entonces no considerados como políticos (feminismo etc.), la cual: como respuesta a los anteriores estereotipos y sometimiento, cristalizaba en lemas tales como “Lo personal es político”, he aquí que los representantes de la “vanguardia revolucionaria vasca” vienen a decirnos ahora, cincuenta años después, que su “derecho a decidir” sobre el imperialismo es pre-político. Para no abundar en más comentarios (pues bastante nos hacen perder ya el tiempo), nos limitaremos a tomar este ejemplo para ilustrar el hecho de que, bajo la nefasta dirección de los agentes Pnv-Eta, este País tiene garantizado que jamás saldrá de la “pre-política” para llegar a la oposición política y estratégica propia. O, dicho de otro modo: que si de ellos depende, seguirá metido de lleno y hasta el fondo en la política del imperialismo. La esterilidad de su aportación, y a la que han llevado al País, es completa.

Al igual que cualquier otro, el imperialismo franco-español no tiene nada de democrático; es tautológicamente anti-democrático: por definición, en su esencia, en sus fines, y en sus medios. Y como en cualquier otra parte, en nuestro País ese imperialismo está basado en un criminal régimen fascista de ocupación militar; por mucho que esta realidad moleste e incordie a los defensores de la demencial e imposible “vía democrática a la independencia, a realizar en el seno y desde el régimen imperialista”. Una “vía democrática a la independencia” que – realizada en el seno y desde el régimen imperialista – es imposible por más que se llame a eso “democracia”, ya que en cualquier caso el DA de los Pueblos sojuzgados no es adorno, accesorio, complemento, logro o consecuencia de la democracia SINO QUE ES SU BASE CONSTITUTIVA. Es decir: sin previa abolición del imperialismo y de su ocupación militar sobre los Pueblos y Estados que él está sojuzgando, o sea, sin la previa Autodeterminación o Independencia de ellos, NO HAY NI PUEDE HABER Democracia.

En definitiva, el DA no es el fin o el resultado aleatorios de la democracia: es su punto de partida; y llamar “democracia” a cualquier otra cosa distinta es pura falsificación imperialista. Estrictamente hablando, no es posible “esperar” ni “reclamar” tal derecho de una democracia, cuando es la democracia misma la que no existe sino fundada por los derechos humanos fundamentales (y ante todo por el que es el primero y la condición previa para el pleno disfrute de todos ellos, el DA), que la preceden y constituyen.

Si bien todos los imperialistas del mundo niegan el DA de los Pueblos sojuzgados (un derecho de ellos que por supuesto es siempre unilateral e incondicional, como lo son todos los derechos fundamentales), sin embargo, en una posición de repliegue táctico, admiten ahora un “derecho de autodeterminación” por acuerdo y decisión “conjuntos”, es decir: unilaterales de la Nación dominante, para determinar el estatuto político de la Nación ocupada. Pero para eso no hace falta hablar de DA de todos los Pueblos, a menos que sea para mejor llevarse a éstos “al huerto”.

Veamos: todos los derechos implican la correspondiente obligación. Es decir: lo propio de todos los derechos es obligar unilateralmente al que no quiere respetarlos; para quienes sí se avienen a respetarlos, no hacen falta disquisiciones sobre derechos ni obligaciones. Un “derecho” que – con acuerdo o sin él – depende de la decisión unilateral del obligado, ni es derecho ni implica obligación. Lo propio del DA de los Pueblos sojuzgados es imponerse al Estado imperialista contra su voluntad y por la sola voluntad del Pueblo que lo detenta; de otro modo carece de todo sentido. Un “derecho de autodeterminación” que – con acuerdo o sin él – se funda en la decisión unilateral del obligado Estado ocupante para aceptarlo o no, es una funcional tomadura de pelo.

Efectivamente, condicionar el DA al “acuerdo” de la Nación dominante es contrario al DA; y exigir el “acuerdo” de la Nación dominada – como también plantean los falsificadores autóctonos del DA – lo es igualmente, puesto que la cuestión involucrada constituye un derecho fundamental, inherente e irrenunciable que no depende del acuerdo de nadie. La cuestión que se suscita no es el derecho de hetero-determinación que el Pueblo y el Estado sojuzgados plantean ejercer sobre el Pueblo y el Estado opresores sino todo lo contrario. Los despropósitos a los que se podría llegar por ese camino, y que están implicados en ese planteamiento, serían la afirmación del derecho de autodeterminación “por decisión imperialista”; y su negación “por decisión del Pueblo sojuzgado”, porque “En Euskadi no hay ahora mismo una mayoría que quiera ejercer la autodeterminación”. (Arnaldo Otegi, agente ideológico-político del imperialismo español y “coordinador general” de Ehbildu, en declaraciones a la prensa española el 19 de Diciembre de 2023.)

Como ya se ha indicado, ninguna “mayoría” tiene legitimidad alguna contra el derecho de autodeterminación de los Pueblos sojuzgados, es decir: contra su derecho de vivir libres en su propia Patria (no en la de otros), sobre un territorio propio y en fronteras seguras. Ni el Pueblo Vasco ni ningún otro tiene derecho a decidir ni a votar NADA en lo que concierne al DA: un derecho fundamental e inherente a todos los Pueblos que – precisamente por ser fundamental e inherente – PRECEDE a toda decisión y sobre el que no hay nada que decidir.

El Pueblo Vasco no tiene “derecho” alguno al respecto: no tiene nada que decir, nada que decidir, nada que elegir y nada que votar tratándose de la vigencia, la validez y el contenido de un derecho fundamental, inherente, inmediato, incondicional e irrenunciable. Según se ha indicado ya anteriormente (Capítulo XIV – Derecho Internacional y Autodeterminación de los Pueblos), sobre la independencia nacional de los Pueblos sojuzgados bajo el imperialismo no hay nada que decidir, sólo cabe su (re)instauración inmediata; y sin previa independencia nacional de esos Pueblos frente al imperialismo: lo que implica la previa evacuación incondicional e inmediata de sus fuerzas de ocupación militar, no cabe libertad para decidir sobre nada. La “consulta para conocer la opinión del Pueblo Vasco sobre el DA”: realizada bajo la ocupación militar y sin su previa independencia nacional (tras la abolición del imperialismo franco-español sobre nuestro Estado, el Reino de Nabarra), es la forma evasiva y dilatoria más forzada de falsear el DA en beneficio del imperialismo.

Por su parte, el imperialismo no tiene nada que organizar, nada que condicionar y nada que reconocer tratándose del derecho de independencia de los Pueblos que él está sojuzgando. Pretender que “hay que conseguir una mayoría de este país que quiera el derecho de autodeterminación [lo que ellos llaman ‘derecho a decidir’], y que entonces el imperialismo lo reconocerá”: como fingen creer la corrupta burocracia liquidacionista Pnv-Eta y sus satélites para agotar y embrutecer a sus seguidores, no es sólo un objetivo estratégicamente inalcanzable bajo la ocupación militar y – por si eso fuera poco – la multi-secular colonización del Nacionalismo imperialista franco-español sobre nuestro País; es además un absurdo lógico y sociológico que conduce inexorablemente a la perpetuación de ese imperialismo en el que, por cierto, ellos están ya totalmente integrados, mientras afirman que el imperialismo franco-español no es imperialismo sino que es nuestra democracia y “el Estado” propios.

El conseguir la independencia frente al imperialismo – y por tanto negarse a colaborar con él – es un acto que PRECEDE a toda eventual voluntad libre y democrática sobre otras cuestiones. La continuidad y vigencia del régimen imperialista: antes, durante y “eventualmente” después de tan hipotética y “democrática” consulta, es contradictoria de los derechos democráticos y del propio DA, que los precede y condiciona.

Incapaces de plantear el carácter unilateral e inmediato del derecho de autodeterminación o libre disposición de todos los Pueblos, y obligados a camuflar la falsificación y negación de éste tras una constante palabrería absurda y falaz, los “líderes del institucionalismo vasco” Pnv-Eta siguen engañando al Pueblo con el aparente mantenimiento de “la irrenunciable exigencia del cumplimiento del Estatuto”; el cual sigue incumplido cuarenta años después de su “concesión”, y en el cual pretenden que “entran otros apartados tales como la bilateralidad o el reconocimiento de la nación vasca”. (I. Urkullu, “lehendakari” de la “comunidad autónoma vasca” española y real representante ordinario del Estado imperialista español.) Todo esto después de que unos y otros han reconocido formalmente la identidad de ésta como parte alícuota de la única nación española.

Según hipócrita o estúpidamente declaran, pretenden “defender el Estatuto” ante los constante incumplimientos de los Nacional-imperialistas que – sean del color que sean – están en funciones como Gobierno español, y a quienes ellos invariablemente consideran y aceptan como “demócratas”; los cuales por su parte olímpicamente lo ignoran, recortan e incumplen, y sólo reconocen y admiten la vigente unilateralidad imperialista a la que todos ellos llaman “democracia”. Las consecuencias prácticas de esta muestra de incapacidad, estupidez y servilismo absolutos hacia el régimen imperialista y fascista: confortado por esos “líderes” como democrático y por tanto envalentonado e intratable, no pueden ser – una y otra vez – más desastrosas para cualquier País sojuzgado.

No atreviéndose esos “líderes” ni siquiera a llamar al Pueblo Vasco como tal ante los agentes fascistas declarados (a pesar de que ello está establecido en las disposiciones del “estatuto de autonomía”, al menos “a los efectos de este estatuto”), ni menos aún a reivindicar su DA, un televisado y patético intento del ex-Lehendakari Ardanza en un “debate” con ellos: para conseguir que aceptaran un “pacto entre diferentes” quienes no sólo niegan la existencia del sojuzgado Pueblo Vasco sino incluso “cualquier diferencia entre Españoles”, se resolvió haciéndonos a todos escuchar cómo en la televisión española que llaman “euskal telebista” los agentes provocadores fascistas, admitidos por él ante el Pueblo como “demócratas”, denigraban a este País: que el imperialismo español y francés ha masacrado durante siglos y que sigue bajo sus ejércitos de ocupación, afirmando que se intenta imponerles unas “diferencias” – nuestras características nacionales, criminal y secularmente suprimidas por España y Francia – a las que llamaron “derecho de pernada”. (F. Savater.)

Los falsarios del DA evitan las consecuencias teóricas de su fraudulenta operación mediante fórmulas abstractas que ocultan arteramente la cuestión del régimen político dentro del cual se realiza el DA; sin embargo, la calificación concreta del DA, así como del régimen político – imperialista o democrático – en el que él se ejerce, es esencial para determinar las implicaciones diferenciales del DA. Efectivamente, independencia frente/contra el imperialismo; e independencia dentro de un sistema que ya es democrático en relación con el DA, son puntos de partida que implican situaciones y soluciones distintas. No es lo mismo pasar desde una forma de Autodeterminación y Democracia a otra (de entre sus diversas opciones posibles), que pasar desde el imperialismo y el totalitarismo a la Autodeterminación y la Democracia; lo cual, como ya se ha expuesto, no admite otra opción que el ineludible paso a la independencia nacional y la liquidación del imperialismo.

La correcta distinción entre la independencia originaria de los Pueblos frente el imperialismo, por un lado (que es el contenido necesario, incondicional y permanente del derecho de todos los Pueblos sojuzgados a la autodeterminación o independencia); y, por el otro, la independencia como modo concreto – dispositivo o facultativo, eventual y condicional – de ejercer ese derecho de independencia frente al imperialismo una vez que éste ha quedado abolido y la libertad nacional y la democracia que él conculcaba han sido restablecidas, permite evitar el riesgo de lamentables equívocos, ya sean voluntarios o involuntarios.

La reciente puesta a la moda en nuestro País de la “diferenciación dualista” (una más) entre “independencia y soberanía” puede sorprender. De largo tiempo, el uso y la jurisprudencia internacionales interpretan esos términos como sinónimos. La substitución, o más bien suplantación, de la independencia por una versión igualmente falsificada de la “soberanía” no es el anodino desplazamiento de un término o un concepto “vulgar” por otro “sapientísimo”: logro teórico admirable de los asesores, especialistas e intelectuales de la formación Pnv-Eta. (Incidentalmente: la súbita e “inexplicable” caída en desgracia del término – si no de la idea – entre los radicales, no ha tardado en remediarse con su recuperación por parte de los moderados, de modo que nada se pierda y todo quede en casa.)

Se trata una vez más – como ya se dijo antes – del pedantismo ilustrado con que tratan de encubrir sus despropósitos teóricos. En el sentido que le atribuyen sus promotores, visiblemente encantados con su “descubrimiento”, la “soberanía” no es la independencia del imperialismo. Es, bien al contrario, la dependencia del imperialismo: negado como tal y presentado como compatible con la democracia y el DA. Y ello con un solo objetivo ideológico: confundir, disgregar y descomponer los términos y los conceptos a fin de separar y substituir la clara e “incómoda” noción de independencia ante el imperialismo como fundamento primero y necesario del DA; excluir de la política actual y real la independencia ante el imperialismo; relegarla a imaginarias “votaciones y decisiones”; separarla de los conceptos generales de libertad y democracia; y desvirtuar el DA con la ilusoria aspiración de hacerlo aceptable para el régimen imperialista de ocupación militar implantado en el Reino de Nabarra, y asumible por las fuerzas que lo sostienen.

Siempre a la escucha de cuantas “aportaciones” puedan extender la confusión teórica e ideológica en torno al DA y los derechos democráticos en general, los falsarios locales Pnv-Eta no han vacilado en incorporar a su arsenal de propaganda la nueva distinción dualista – otra más – entre “el derecho de autodeterminación externo” y su correspondiente “interno”, que viene como anillo al dedo a su actual campaña de liquidación conceptual del DA. Es éste, precisamente, el objeto ideológico de esta “innovación teórica” reciente (difundida sobre todo a partir de 1979); fin que los falsarios Pnv-Eta del DA persiguen. Su acuerdo con los agentes y funcionarios ideológicos del imperialismo internacional se ha producido por tanto de forma espontánea y natural, y si llega veinte o cincuenta años tarde es por simple ignorancia o incapacidad informativa.

Al igual que reivindican los derechos de las “Lenguas minoritarias, de las minorías nacionales y de los Pueblos sin Estado”: referido todo ello a nuestra realidad lingüística, nacional y estatal (reconociendo así la lengua nacional, la nación y el Estado de los Pueblos ocupantes como propios), del mismo modo cierran: con su “derecho a decidir”, toda base teórica al DA de los Pueblos y de independencia estatal. Es indudable que semejante operación de sabotaje y falsificación-recuperación imperialista y fascista de las ideas de libertad, derechos y democracia no habría podido intentarse siquiera en nuestro País si el conjunto Pnv-Eta: “espontánea y libremente”, no la hubiera adoptado, respaldado y difundido como doctrina propia a través de los monopolios de “información” oficiales generosamente puestos a su disposición. Todo ello en total contradicción con el sentir de un País que – al igual que hacían quienes perdieron la vida, la libertad y los bienes en su defensa frente a la criminal agresión fascista – no ha entendido nunca por Askatasuna’ otra cosa que la Independencia frente al imperialismo, sin trucos ni falsificaciones.

Para apreciar mejor los extravíos y las aberraciones: teóricos y prácticos, a los que conduce la “aportación” del grupo Pnv-Eta al conocimiento y aplicación de la ley internacional, podemos considerar los resultados de esos mismos principios si fueran aplicados al derecho doméstico – civil o penal – tal como ellos los conciben.

El robo y la violación: delitos contra la propiedad y contra el derecho de libertad sexual, crean una situación de conflicto político y jurídico. Según la solución que el conjunto Pnv-Eta mantiene, el procedimiento democrático a seguir es el que sigue: el robo y la violación, con todos sus resultados, se consideran legalmente válidos, y toda actividad en su contra debe considerarse ilegal y será reprimida por la violencia – con o sin procedimiento penal o administrativo – mientras el correspondiente “proceso de autodeterminación civil” no haya producido la modificación de la “legalidad” vigente sobre los “derechos” de propiedad y de libertad sexual. Mientras tanto, las víctimas de robo o violación podrán dirigirse al ladrón o al violador: que detentan el poder político de hecho y de derecho, para pedirles que les reconozcan el derecho de no ser desvalijadas o violadas. Si los presuntos delincuentes acceden a la petición, se organizará una consulta indicativa para conocer la opinión de las víctimas sobre la oportunidad de organizar una consulta que decidirá sobre el respeto de los derechos de propiedad o de libertad sexual. Si los consultados deciden libre y democráticamente que en lo sucesivo quieren seguir siendo desvalijados o violados, entonces todo sigue igual, pero ahora de forma plenamente libre y democrática. Y si, por el contrario, libre y democráticamente deciden que no quieren seguir siendo desvalijados o violados, en tal caso cabe esperar que ladrones y violadores respetarán la decisión. Pero si no lo hacen… entonces “todavía peor, porque no sería democrático”. En cualquier caso, la “democrática” tomadura de pelo puede indefinidamente continuar, siempre por iniciativa y con el refrendo del conjunto Pnv-Eta.

Si la versión imperialista del derecho de libre disposición es una superchería y una nulidad teórica, su implementación “estratégica” presenta la “vacua plenitud” que una interminable serie de pactos, procesos consensuales y catastróficos planes políticos ofrecen al Pueblo que los padece. La verdad es que los ideólogos del grupo Pnv-Eta no tienen ni la menor idea de cómo meterle el diente al mendrugo estratégico que constituye el fondo del problema. Y puesto que lo que la presunta vanguardia ideológica y política no puede resolver es necesariamente irresoluble (dado que sería “contrario a la razón” que la retaguardia pudiera resolver lo que la vanguardia es incapaz de resolver), entonces sólo queda como salida la creación de monstruos ideológicos tales como la posibilidad de seguir “democráticamente” como hasta ahora en un régimen cuya esencia es el imperialismo, y negar a la vez el imperialismo, el derecho de autodeterminación, la democracia y la lógica formal.

Cuando no se tiene ni zorra idea de algo, no se juega – honradamente – a maestros de la opinión pública. Cuando no se tiene ni idea de cómo afrontar un proceso estratégico, se va uno a casa, y no juega a ser dirigente político para que los incautos que lo siguen paguen el pato. Cuando se cree que es imposible combatir el régimen de ocupación, y que es necesario aceptarlo y acomodarse a él; o que el DA es imposible de realizar, se dice honradamente así. Lo que no se hace es intentar embaucar, dar gato por liebre, y hacer creer a un País que “eso” es Democracia y Autodeterminación; ni se intenta falsificar los conceptos y la realidad para salvar la cara (dura) y la vanidad que los hechos han puesto una y otra vez en evidencia.

En resumen, ésta es la situación a la que las burocracias de “los moderados y los radicales vascos” Pnv-Eta han llevado a la Resistencia política del Pueblo Vasco contra el imperialismo franco-español. De un lado, derecho de auto-determinación y de legítima defensa inmediatos y auto-calificados para los Pueblos y Estados agresores y ocupantes, con derecho añadido de hetero-determinación, guerra, conquista, ocupación, anexión y colonización imperialistas sobre los Pueblos agredidos y sus Estados ocupados. Y, del otro, obligación para los Pueblos y Estados sojuzgados de aceptar y reconocer de facto y de jure: como plenamente legítimo y democrático, el criminal régimen imperialista franco-español de ocupación militar instaurado por la guerra, el genocidio, el Terrorismo de guerra y de Estado, y mantenido por los monopolios de violencia criminal y condicionamiento ideológico de masas. Y como premio de consolación por todo ello, el Pueblo Vasco tenemos “derecho de votar” como Españoles o como Franceses en las “elecciones” montadas por el régimen de ocupación militar español y francés, para “decidir” lo que el régimen de ocupación español y francés quiera que se decida. En definitiva: “derecho para consultar, bajo el régimen de ocupación, sobre la legalización del derecho a una consulta para decidir” entre “el derecho a la independencia y el derecho a la dependencia”: es así como los representantes oficiales Pnv-Eta del “nacionalismo vasco moderado o radical” entienden la libertad, la democracia y el derecho de libre disposición de todos los Pueblos.

En “virtud” de tal caricatura de “democracia”, no es el DA de los Pueblos – esto es, el derecho de independencia de los Pueblos ante el imperialismo – el que decide de la legitimidad de las elecciones; bien al contrario, es el régimen imperialista: con las “consultas y elecciones” que él organiza, el que decide sobre la ilegitimidad del derecho fundamental de autodeterminación, “primero de los derechos humanos fundamentales y condición previa de todos ellos” según la ley internacional. No son los crímenes del imperialismo los que ponen en evidencia cuál es la “legitimidad” del fascismo internacional; son las consultas y las elecciones franco-españolas, y el régimen fascista que las organiza, los que califican los crímenes de guerra, contra la paz y contra la humanidad, cuya prevención, represión, sanción y reparación son la base misma del Derecho Internacional. El derecho fundamental no es derecho, ni el crimen es crimen, a menos que las “elecciones” franco-españolas y los regímenes fascistas que las organizan así lo decidan.

Atribuir al régimen imperialista franco-español de ocupación militar el derecho de condicionar, organizar y determinar la voluntad del sojuzgado Pueblo Vasco mediante un “proceso democrático de autodeterminación”; subordinar el DA a consultas y votos previos a la independencia y realizados bajo un régimen de ocupación militar y colonización establecido y conservado durante siglos mediante la criminal violencia originaria y eminente de la guerra de agresión, el Terrorismo y la conquista; interpretar – en fin – y considerar el voto en tales condiciones como expresión de la voluntad democrática del Pueblo Vasco; y hacer de su resultado la base y la condición de legitimidad de la Autodeterminación y la Independencia, todo ello es ya negar la existencia de la Nación Vasca y su DA: que es derecho de independencia inmediata e incondicional contra el imperialismo, y es reconocer la ocupación, la anexión y la colonización.

Un orden político: un Estado criminal de ocupación militar establecido y conservado mediante la guerra, la conquista, la ocupación, la colonización, el pillaje y el Terror; que durante años o durante siglos ha ejercido y sigue ejerciendo el poder político, económico e ideológico; que continúa en plena posesión de los monopolios de Violencia, Terrorismo, Represión y Propaganda; que practica tanto el Terrorismo mediático como el de las bombas incendiarias contra poblaciones civiles sin defensa; que es dueño y señor de vidas y haciendas y de las relaciones y comunicaciones internacionales; que somete a deculturación, aculturación, educación y re-educación, censura, lavado de cerebro, intoxicación y adoctrinamiento obligatorio a generaciones enteras desde la primera infancia; que se mantiene dueño y señor de fronteras políticas y administrativas, de los movimientos demográficos, de las fuerzas productivas y – en fin – de los flujos económicos, no es accesible a la persuasión y al diálogo, no organiza, consiente o padece operaciones “institucionales” susceptibles de derrocarlo y substituirlo, no se convierte en democrático porque monte “elecciones” para que los que él quiere voten donde, cuando, como y lo que él quiere, o porque autorice a la “oposición” a decir lo que él quiere que se diga, ni capitula ante los atentados: por mucho que se los llame “lucha armada y guerra revolucionaria”, con la esperanza de cambiar las cosas cambiándoles el nombre.

Todas las posiciones del grupo Pnv-Eta: ante todo en las cuestiones decisivas de la democracia y el DA, revelan tanto la dependencia de esos colaboracionistas y cómplices armados y desarmados del imperialismo franco-español respecto a las posiciones de éste, así como su impregnación de ellos por la ideología de él. Todo ello constituye la base de sus reflejos mentales; lo cual es perceptible en todas sus posiciones: teóricas y prácticas, incluso cuando dicen oponerse a él.

El grupo burocrático Pnv-Eta – junto con sus satélites y auxiliares sindicales, “sociales y culturales” – es “incapaz” de concebir un proceso político que no tenga el régimen fascista franco-español de ocupación militar de nuestro País como su fundamento. Toman ese régimen imperialista y fascista como punto de partida del derecho y el “proceso de autodeterminación”, porque no conciben política ni derecho que no se funden en él. Aparte de deficiencias por fortuna subsanables, ese régimen imperialista y fascista franco-español de ocupación militar de nuestro País consiste para ellos en un orden político “natural”, legítimo, no-violento y originario; en un Estado fundamentalmente democrático y propio: fuente de derecho y punto de partida incuestionable de todo “proceso democrático de autodeterminación” (en el cual la Nación sojuzgada pretende o aspira a la libertad como un fin aleatorio y no como el fundamento de toda democracia y progreso); y – en fin – en un confortable entorno ideológico-político del que son incapaces de salir ni siquiera en idea.

La reivindicación del “derecho a decidir” bajo el régimen imperialista y fascista franco-español de ocupación militar de nuestro País implica aceptar, reconocer y legitimar dicho régimen como democrático; y – en todo caso – conduce a establecer una moratoria en su favor mientras se prohíbe o retarda la reivindicación de independencia incondicional e inmediata frente al imperialismo: que es el único contenido necesario del DA; con lo cual se destruye el DA.

Para la ideología del liquidacionismo y la traición Pnv-Eta y sus satélites, el DA no es un derecho inmediato sino mediato y condicionado por una “decisión” a adoptar dentro del “derecho” imperialista; en cambio, éste no necesita de decisión otra que la suya propia para seguir imponiendo su vigencia inmediata, “legítima y democrática”. Es una estratagema para “ganar tiempo” en favor del imperialismo y para hacérselo perder al País; es una manera de escapar a la implementación estratégica del DA, el cual no saben ni quieren afrontar; y es un modo de ocultar su abandono o negación reales del DA. Porque – una vez más – el DA no resulta de la democracia: la precede y constituye.

A los colaboradores y cómplices del régimen establecido les encanta jugar no sólo a la guerra sino también a las elecciones, al parlamentarismo y a las convenciones parlamentarias, como si esto fuera el Reino Unido o los Estados Unidos, y no el criminal régimen totalitario, imperialista y fascista franco-español de siempre; y como si ellos fueran políticos de verdad, y no muñecos de trapo. Ni siquiera la experiencia directa les hace descubrir por dónde se pasan las elecciones, la ‘Constitución’ y las leyes orgánicas – y a fortiori sus dominios reservados: los “parlamentos autónomos” y sus convenciones expresas y tácitas  quienes ganaron la guerra y ejercen por eso el poder político formal y real.

No es posible combatir el imperialismo con la ideología, las instituciones, las categorías, los conceptos y la terminología imperialistas. Los institucionalistas “vascos” armados y desarmados de la burocracia Pnv-Eta y sus satélites Ea-Ehbildu-Sortu-Geroa bai etc. han hecho suyos los supuestos estratégicos y los principios ideológicos del régimen imperialista y fascista franco-español de ocupación militar de nuestro País: que ellos han aceptado como legítimo y democrático, dentro de los cuales no hay cabida ni salvación para la democracia ni para la libertad del Pueblo Vasco; fines ambos indisociables.

Víctimas de su funesta demencia: propia de fanáticos frailes “iluminados” que abandonaron el seminario o el jelkidismo para abrazar en su lugar una nueva “revelación” y un nuevo dogma, esta vez los del Eta y su falsificada “iraultza”; y tras haber mantenido de forma obtusa y suicida durante décadas su pretendida “lucha armada” – o sea, los atentados – mientras despreciaban toda crítica democrática consecuente sobre ello, pasaron a continuación sin la menor autocrítica a abrazar desde 1979 las mismas posiciones que la burocracia del Pnv había adoptado dos años antes como un apriorismo inamovible y absoluto, a saber: la aceptación de que el criminal régimen imperialista y fascista franco-español de ocupación militar que sojuzga a nuestro Pueblo y Estado es legítimo y democrático, incluso a pesar de que todos ellos fueron advertidos sobre ese tremendo y letal error. La ultranza de algunos de ellos en el fanático mantenimiento de estas “nuevas posiciones”, casi cincuenta años después, y en “dialogar y negociar” con el fascismo que destroza nuestro País y al que ellos siguen llamando democracia, supera toda elemental prudencia y cordura:

“El dialogar y negociar es la base imprescindible de la acción democrática. ¿Qué pensaríamos de quien se negara a hablar con el PSOE [sic], por haber sido el mentor de las guerras sucias y las torturas, que han originado cientos y miles de víctimas, sin prácticamente ningún amparo judicial para las víctimas? No hay verdadera democracia sin diálogo y negociación.” (Patxi Zabaleta Zabaleta; Democracia y negociación’,  Diario de Noticias, 14-Junio-2023.)

Pero, bien al contrario y estrictamente hablando, la auténtica realidad es que no hay ni puede haber verdadera democracia sin derechos humanos fundamentales, y en primer lugar sin Autodeterminación o Independencia de los Pueblos, que es el primero de los derechos humanos fundamentales y la condición previa de todos ellos, según ha sido reconocido – no constituido – por el Derecho Internacional. Sin embargo, para estos orates Pnv-Eta y sus satélites “la base imprescindible de la acción democrática es el diálogo y la negociación” con los criminales imperialistas y fascistas españoles de Falange-PsoE, con quienes ellos llevan medio siglo haciendo como que “dialogan y negocian” mientras esos fascistas siguen liquidando nuestro País; lo cual aquéllos no sólo no niegan sino que incluso afirman. Está claro lo que debemos pensar de estos lunáticos o sub-normales “vascos”.

“Las personas decentes, las gentes de bien, no hablan con los criminales imperialistas y fascistas que continúan o pretenden que continúe la empresa de dominación del Nacionalismo imperialista franco-español, el cual está agrediendo al Pueblo Vasco y oprimiendo a nuestro País desde hace doce siglos. Menos todavía pueden hacerlo quienes ejercen funciones y asumen responsabilidades ideológicas y políticas. El pensador, el político o la persona libre que afronta cuestiones teóricas, prácticas o de simple información en las condiciones del imperialismo, hará bien en desconfiar y protegerse de toda comunicación o aportación ‘informativa, científica o artística’ que provenga de sus agentes.

“Para los políticos, los científicos y las gentes decentes, ningún comercio digno, ninguna honrada frecuentación son posibles con los agentes ideológicos imperialistas y fascistas: cualesquiera que sean las pretensiones morales o culturales con que éstos se encubran. No se habla con quien no es que tenga o no una pistola encima de la mesa sino que se apoya sobre el monopolio de la Violencia criminal, establecido mediante la guerra y la conquista e innumerables y horrendos crímenes imprescriptibles. En nuestro País no caben habladas’ con los agentes de la propaganda y la guerra psicológica que imponen las ideas del imperialismo y el fascismo franco-español, al servicio y bajo el amparo de su ejército de ocupación. El ‘diálogo’ con el Fascismo y el Terrorismo imperialistas es un absurdo formal que implica la complicidad con sus agentes y el encubrimiento de su empresa criminal de destrucción de las personas y los Pueblos libres; en lógica consecuencia, debe ser absoluta y positivamente evitado.” Etc. (Véase el Capítulo XXV – ‘Ideología imperialista frente a ideología democrática: una asimetría de factores variables y constantes.)

“Ya desde el clandestino e ilegal pacto de Múnich, acordado en 1962 con el PsoE por la burocracia liquidacionista Pnv-Anv (y todos ellos sin excepción desde su integración en el Fascismo español, oficialmente admitido por ellos como “democracia” desde las “elecciones generales” de 1977-1979), los institucionalistas ‘vascos’ moderados y radicales armados y desarmados Pnv-Eta y sus satélites han estado haciendo creer a sus seguidores y víctimas hasta el día de hoy que los agentes del Nacional-imperialismo y el Fascismo español: los Nacional-socialistas/comunistas de Falange-PsoE/PcE y los Nacional-fascistas de Ap/Pp, eran en realidad nobles y dignos aliados democráticos con cuya real y fiable alianza una estrategia política viable podía y debía fundarse. La pretendida ‘clase política oficial vasca’ ha evacuado así hasta el sentido de la distinción decisoria ‘amigo-enemigo’, y de la naturaleza misma del régimen imperialista; ha desconectado o invertido su sistema inmunitario; y ha destruido sus defensas naturales o artificiales, bio-sociológicas y político-ideológicas. El colaboracionismo: desde el Pnv tradicional u oficial hasta su corolario el Eta, es el SIDA del Pueblo Vasco inoculado por el imperialismo franco-español.” (Véase el Capítulo XXVII – ‘Tarea del colaboracionismo Pnv-Eta y su resultado: el reforzamiento del Frente Nacionalista-imperialista’.)

Con sus funestas posiciones, atrapados entre oxímoron y aporía, los institucionalistas “vascos” armados y desarmados Pnv-Eta et alii (ardientemente apoyados en particular por los miserables agentes mercenarios que, al servicio del imperialismo español, se hacen llamar periodistas e incluso “directores de periódicos abertzales”), deben NEGAR la realidad criminal, imperialista, colonialista y fascista tanto del régimen franco-español de ocupación militar sobre el Pueblo Vasco y su Estado, el Reino de Nabarra, así como la de los partidos franco-españoles que sostienen ese régimen, y AFIRMARLA por el contrario como no-criminal, legítima y democrática, para que de ese modo su política tenga sentido, y para poder así eludir su propia responsabilidad en la desviación y el sabotaje de la lucha de liberación de nuestro Pueblo frente al imperialismo franco-español.

Tales aberraciones ideológicas: que el mencionado conglomerado burocrático-liquidacionista Pnv-Eta y sus satélites difunden entre el Pueblo Vasco con la ayuda de los agentes mercenarios del monopolio mediático imperialista, son consecuencia de la represión de las ideas, el obscurantismo, la mala fe, y de su identificación estratégica e ideológica con los criminales Estados ocupantes de España y de Francia; unos Estados que esa mafia de Traidores liquidacionistas y cómplices “abertzales oficiales vascos” en funciones aceptan, apoyan y reconocen como “los Estados” propios, legítimos, democráticos y no-violentos, todo a la vez; negando con ello el imperialismo. La idiotización a la que llevan a sus seguidores es total, y el daño que con ello siguen haciendo a nuestro Pueblo es inmenso.

Llevados por las inevitables consecuencias lógicas y políticas de sus propias inconsecuencias, los “institucionalistas vascos” Pnv-Eta armados y desarmados niegan la realidad misma de la dominación imperialista, y la entidad nacional y política de las Naciones sojuzgadas: realidad imperialista y entidad nacional sojuzgada sin las cuales no hay DA que valga. Por el contrario, ellos afirman el carácter democrático del criminal régimen franco-español de ocupación y colonización, y a partir de ahí toda su pretendida oposición se derrumba. Por cualquier lado que se tome, la ideología de “la derecha y la izquierda abertzale” se resuelve, revierte y concluye siempre en la ocultación del Estado ocupante, y en la negación, el disfraz y la apología del Terrorismo, el Imperialismo y el Fascismo como su única realidad política.

Incapaces de plantear el DA de los Pueblos de forma concreta ante la realidad del imperialismo, estos agentes liquidacionistas se pierden en abstracciones que corresponden a un régimen político inexistente. Curiosamente, la ideología imperialista y fascista recurre – ahora que las cosas no van bien para el comunismo – a los clásicos comunistas, en los que busca inspiración para reducir el sentido del DA. La célebre analogía entre el DA de los Pueblos y el derecho al divorcio civil de las personas: convenientemente falsificada, ha merecido los parabienes de  liquidacionistas, fascistas, oportunistas y cómplices del imperialismo, que han sacado la gratificante sensación de tenerlo muy claro sobre el DA de los Pueblos y el divorcio de individuos, cuando en realidad lo tienen todavía más oscuro sobre los dos. Según se ve, el sofisma de composición sigue prestando grandes servicios a la ideología dominante.

Efectivamente, el libre divorcio – ya sea entre personas o Naciones – sólo cabe en asociaciones que han sido ellas mismas constituidas libremente a partir de la previa libertad/independencia. En cambio, cuando las uniones son a la fuerza, no cabe elección ni opción para divorciarse o no, y la anulación/abolición de esa falsa unión es la única vía de libertad frente a la opresión: ésta es una proposición tautológica. La independencia del imperialismo es una exigencia absoluta del DA, y tautológicamente no puede ser de otra manera. El DA no es un derecho de unión o separación a partir de una previa unión voluntaria y legítima. Bien al contrario, es el derecho: sin alternativa, de independencia o de acceso a la independencia – ya sea personal o nacional – mediante separación/anulación de una unión forzosa. En el primer caso: de unión voluntaria, cabe elección entre opciones; en el segundo, la propuesta de elección es una idea absurda.

Las ideas de Pueblo, Nación, nacionalidad, principio de nacionalidades, derecho de autodeterminación etc. comportan implicaciones que las sitúan en el centro de las luchas ideológicas. El ataque ideológico a la libertad y al derecho de autodeterminación de todos los Pueblos cuenta con una enorme literatura y una abrumadora difusión mediática. La simple crítica teórica no cambiará gran cosa, y los ideólogos del fascismo y el imperialismo seguirán de todos modos diciendo lo mismo mientras sigan viendo que sus superiores recursos y sus monopolios de violencia y propaganda: sin comparación posible con los medios limitados de una ideología de oposición democrática, les aseguran la dominación sobre las conciencias Pueblos sojuzgados, incapaces de tomar conciencia de su realidad y menos aún de actuar eficazmente frente a ella.

La incapacidad para sustraerse a las perniciosas consecuencias de esta dominación no sólo resulta en la ruina y los extravíos estratégicos de los Pueblos sojuzgados y sus fuerzas populares que hemos expuesto; convierte también a sus víctimas en lunáticos y alienados mentales, o los sumerge en los complejos y dolorosos síndromes que acarrean la mala conciencia, la impostura y el auto-odio.


(De ‘Euskal Herria y el Reino de Nabarra, o el Pueblo Vasco y su Estado, frente al imperialismo franco-español’.)

*

CONCLUSIÓN

Es por todo ello que, desde el Movimiento Vasco de Resistencia y Salvación Nacional, hacemos un llamamiento al Pueblo Vasco/Euskal Herria para que no secunde las convocatorias e “iniciativas” que, suscitadas por los agentes de la burocracia liquidacionista Pnv-Eta y sus satélites y terminales “socio-culturales”, consisten en la falsificación y destrucción del derecho internacional de autodeterminación o independencia de todos los Pueblos.

Según ha quedado expuesto en este texto, este derecho es suplantado por dichas burocracias mediante el fraudulento y reaccionario sucedáneo imperialista que ellos “reivindican” y al que llaman “derecho a decidir”. Su propósito consiste en desviar y agotar nuestras fuerzas populares, movilizadas en pos de una trampa, de un espejismo: la reivindicación de un así llamado “referendum de autodeterminación” falaz que pretenden ha de realizarse bajo las condiciones del criminal régimen imperialista y fascista franco-español de ocupación militar sobre nuestro Pueblo y Estado; un régimen que desde hace casi medio siglo y hasta el día de hoy esos agentes toman como nuestro régimen y Estado propios, legítimos y democráticos.

Ante este complot, invitamos en primer lugar a las personas que puedan estar comprometidas en la realización de tales “proyectos”, sólo por el hecho de que su buena fe ha sido sorprendida por estos agentes del imperialismo español camuflados como “nacionalistas vascos”, a que desistan de tales planteamientos y dejen de apoyarlos. Pero ante todo exhortamos al Pueblo Vasco/Euskal Herria a dar la espalda a cualquier llamamiento que provenga de esas “iniciativas”, las cuales entrañan una falsificación ideológico-política fundamental, así como la confusión y recuperación de nuestras fuerzas populares para desviarlas de sus objetivos de liberación y para ponerlas al servicio del régimen fascista.

La naturaleza fraudulenta de esos llamamientos es inequívoca para cualquier Vasco de buena fe y entendimiento y conciencia rectos, desde el momento en que consisten en la ocultación, negación y destrucción de los dos principios fundamentales que estructuran necesariamente una auténtica política nacional vasca, y sin los cuales no hay Pueblo Vasco ni Nación Vasca.

Así pues, el Movimiento Vasco de Resistencia y Salvación Nacional hace un llamamiento a toda persona de buena voluntad de nuestro Pueblo para que no secunde ninguna convocatoria de ningún grupo pretendidamente democrático y vasco, la cual no ponga por delante estos dos principios estratégicos fundamentales, sin los cuales no hay ni puede haber política democrática ni salvación alguna para nuestro Pueblo; a saber:

1/ Afirmación del autóctono Pueblo Vasco/Euskal Herria como un Pueblo más del Mundo y, como ellos, titular y sujeto agente del fundamental e inherente derecho internacional de independencia, LIBRE disposición o autodeterminación de todos los Pueblos. Un derecho que es originario, inmediato, incondicional, continuo, permanente, inalienable, irrenunciable e imprescriptible para todos los Pueblos; que es la misma cosa que su libre disposición o independencia inmediata contra/frente a cualquier dominación o intromisión política extranjera constituida por el imperialismo; que ha sido reconocido – no constituido – en la Carta de las Naciones Unidas y en el Derecho Internacional: a través de numerosas y pertinentes Resoluciones de su Asamblea General, como el primero de los derechos humanos fundamentales y la condición previa de todos ellos; y cuyo corolario y aplicación práctica consiste, como requisito previo para su realización, en la exigencia de evacuación INCONDICIONAL E INMEDIATA de todas las fuerzas de ocupación y de todo el aparato de sojuzgamiento imperial-colonialista de las Potencias ocupantes: España y Francia, fuera de los Territorios históricos del Pueblo Vasco/Euskal Herria y de su Estado; y

2/ Afirmación de la vigencia, continuidad y actualidad de su propio Estado histórico, libérrimamente constituido sobre una confederación de Repúblicas, Condados y Señoríos Vascónicos reunida en torno al Reino de Pamplona: “el Reino de los Vascos” al que sucedió el Reino de Nabarra, el cual sigue siendo en la actualidad el único Estado del Pueblo Vasco, al que jamás ha renunciado ni ha admitido ni reconocido nunca ningún otro. Su necesaria consecuencia implica EL NO-RECONOCIMIENTO Y LA DENUNCIA constantes e incesantes de los Estados ocupantes: el “Reino de España” y la “República francesa”, y de sus regímenes totalitarios de ocupación militar, como criminales, terroristas, imperialistas, colonialistas y fascistas, impuestos sobre nuestro Pueblo y Estado mediante ocupación armada permanente y horrendos e imprescriptibles crímenes de guerra, crímenes contra la paz y la seguridad de los Pueblos y sus Estados legítimamente constituidos sobre el principio de la Autodeterminación o Independencia de los Pueblos, y crímenes contra la Humanidad.

Simultáneamente, es preciso mantener un BOYCOTT TOTAL a toda colaboración con quienes rechazan en la teoría o en la práctica uno o ambos principios fundamentales arriba mencionados, puesto que objetivamente forman parte del imperialismo; especialmente los social-imperialistas de todo pelaje que, disfrazados de “progres, socialistas, comunistas” etc. (en cualquiera de sus desdoblamientos o hijuelas), no denuncian/apoyan el régimen fascista franco-español de ocupación militar. Como es incuestionable, quienes entre nosotros – sean cuales sean su origen, apellidos y pretendida ideología – rechazan asumir total o parcialmente esos principios, quedan absolutamente desenmascarados como los imperialistas y fascistas que son: partidarios de que continúe la ocupación militar imperialista de nuestro País y de nuestro Estado por el Reino de España y la República francesa. Ahora bien, ¿qué colaboración puede haber con estos agentes? ¿Puede alguien honesta y cuerdamente creer – inconfesables intereses o extraviadas alucinaciones puestos aparte – que es posible hacer una política anti-imperialista con el concurso de imperialistas y fascistas? Está claro que no.

Así pues, mientras el imperialismo franco-español no retira de nuestro País sus fuerzas de ocupación (dado que ellas CONSTITUYEN el elemento esencial y fundamental de su dispositivo estratégico de dominación, sin el cual todo su sistema se desploma), y puesto que no es posible hacer una política anti-imperialista junto con los quinta-columnistas y agentes al servicio del imperialismo infiltrados entre el Pueblo sojuzgado, es preciso mantener un BOYCOTT TOTAL:

– a toda colaboración con quienes, por rechazar en la teoría o en la práctica uno o ambos principios fundamentales antes citados, forman objetivamente – algunos incluso subjetivamente – parte del imperialismo; y

– a toda participación, tanto en las instituciones del régimen imperialista-colonialista de Francespaña y especialmente en sus monopolios jurídicos o “parlamentos”: Parlamento francés y Cortes Generales españolas (establecidos a lo largo de los siglos mediante el Monopolio de la Violencia criminal y el Terror de guerra y de Estado, e incontables e imprescriptibles crímenes constitutivos); así como en sus “elecciones generales” totalitarias que “legitiman” todo ello.


¡REINO DE NABARRA: EL ESTADO DEL PUEBLO VASCO/EUSKAL HERRIA!


¡Ejército de ocupación ni con música!

¡España ni con república! ¡Francia ni con monarquía!


BOYCOTT TOTAL A LOS IMPERIALISTAS Y FASCISTAS, Y A SU RÉGIMEN DE OCUPACIÓN MILITAR!

ALDE HEMENDIK!


¡¡¡VIVA EL PUEBLO VASCO LIBRE!!! – GORA EUSKAL HERRI ASKEA!!!

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