Reforzamiento del Segundo Franquismo por los Nacional-socialistas españoles de Falange-PsoE

(Texto publicado inicialmente el 26-Octubre-2019.)


Reforzamiento del Segundo Franquismo por los Nacional-socialistas españoles de Falange-PsoE


“Todo aquello que está bajo la tierra, el Tiempo lo sacará a la luz del sol.” (Quinto Horacio; Epístolas.)

“Hasta entonces permanece en silencio, alma mía: los actos criminales aparecerán, / Aunque toda la tierra los sepulte, ante la vista de los hombres.” (W. Shakespeare; Hamlet.)

La desvergonzada y obscena exhibición del régimen franquista: realizada el jueves día 24-Octubre-2019 por el Gobierno Nacional-socialista español a través del monopolio mediático de adoctrinamiento e intoxicación ideológica de masas con motivo del traslado de la momia de su fundador, y con máxima cobertura y exquisito tratamiento hacia todas las manifestaciones y todos los manifestantes que se declaran sus seguidores, ha sido la ocasión no sólo para una humillación más hacia sus incontables víctimas sino además para una nueva vuelta de tuerca en la operación de distorsión/falsificación fundamental: histórica, ideológica y política, en que el actual régimen del Segundo Franquismo está fundado desde hace ya cuarenta y dos años. (El papel del PsoE en dicha operación ya quedó apuntado en el texto que el 7-Diciembre-2018 publicamos en esta página bajo el título: Cometido del Nacional-socialismo español de Falange-PsoE en la transición intra-totalitaria española al Segundo Franquismo’, al que remitimos al lector interesado.)

Ante esta nueva campaña mediática de lavado de cerebro e idiotización de masas, es necesario romper: aunque sólo sea individualmente, el monopolio establecido de falsificación y mentira, de monólogo abrumador, embrutecedor y falsario que desde los mass-media reproduce unánimemente y en sesión ininterrumpida el pensamiento único fascista, difundiendo frente a él nuestros imprescindibles y aun así desconocidos textos que no podrán ser permanentemente silenciados. Ofrecemos al lector el texto ‘Consolidación del Franquismo: la transición intra-totalitaria española:

“La ‘transición a la democracia’: que los Franceses realizaron por ‘la Toma de la Bastilla y la Gran Revolución’ nacionalista, y que los Españoles hicieron mediante un decreto de Arias Navarro – ‘el Carnicero de Málaga’ – y el ‘pacto constituyente’ que le siguió, es el principio de una historia que tiene tantos principios y tantas peticiones de principio como la ideología dominante necesita. En cualquier caso la ‘transición a la democracia’ no anula, obviamente, la historia despótica que la precede, funda y constituye: la cual no puede cómodamente evacuarse y vaciarse como sus actuales herederos querrían hacer.

“Cuando en 1977 los restos de la antigua oposición española se rindieron – esta vez sin reservas – a ‘los Nacionales’, incorporándose a continuación a la organización y las funciones del ‘nuevo régimen’ que había acabado con ellos, la lucha de clases había terminado ya en España. Este final oficial y efectivo de la lucha de clases en España: aceptado por los Nacional-comunistas y los Nacional-socialistas españoles, era la condición negativa para la incorporación de esa ‘oposición’ al fascismo español. La ‘reconciliación nacional’, y el apoyo de los vencidos a la unión sagrada del Nacionalismo imperialista español de los vencedores en la lucha de clases internacional; a la común oposición de todos ellos contra el movimiento de liberación de los Pueblos; y a la irremediable contradicción entre el ‘orden jurídico-político’ imperialista y fascista, por un lado, y por el otro el derecho democrático de autodeterminación e independencia de los Pueblos y Estados sojuzgados: Vascos y Catalanes entre otros, eran para todos ellos la condición positiva. Al igual que ha ocurrido en otros lugares, la recuperación de los Nacional-comunistas y los Nacional-socialistas españoles por el Franquismo, y su reconversión en Nacionalistas monárquicos y franquistas a secas, se realizó rápidamente, sin dificultades, y a plena satisfacción de todos.

“Como ya ha quedado expuesto, a despecho de las fantasmagorías de una burocracia republicana española en el exilio: políticamente autista e incapaz, la evolución política en la España de la post-guerra puso finalmente de manifiesto no el pregonado hundimiento del fascismo en el poder sino el de la oposición del bando derrotado. Esta evolución había tenido por fundamento: profundas modificaciones en las estructuras conflictivas del sistema social; el desplazamiento constante de la relación de fuerzas en favor de los detentadores del poder; la regresión, sumisión, liquidación o extinción de la oposición española; y el reconocimiento y la homologación del régimen fascista por las ‘grandes’ Potencias: antes divididas y finalmente reunidas en su interés por estabilizar, consolidar y ‘legitimar’ los logros históricos y las instituciones del Franquismo en España y sus Colonias.

“Tras el final de la Guerra de agresión fascista de 1936-9, y una vez que la derrota militar había sido asumida por los vencidos, la acumulación estratégica de fuerzas políticas para lograr un frente común anti-franquista se había demostrado imposible. Siendo la idea Nacionalista-unitaria que de España tenía el régimen franquista también la misma y propia de los pretendidos anti-franquistas españoles, los residuos de la oposición española se opusieron siempre a toda redistribución territorial del poder político en favor de las Naciones dominadas por el Nacionalismo imperialista español, rechazando por tanto las aspiraciones de independencia de Vascos y Catalanes; lo que llevó a aquéllos a supeditar una vez más la acción contra el fascismo al mantenimiento absoluto de la estructura unitaria del Estado español. Finalmente el Ejército español: ‘clase’ política real y columna vertebral de España desde la crisis del despotismo monárquico y la reacción terrorista contra la Revolución Francesa (a la que después había imitado), operó su propia decisiva reforma, a saber: la ‘Transición’, conservando su propia dictadura. Era la transición intra-totalitaria desde el Primer Franquismo al Segundo actualmente reinante que aportó la ‘democracia’, es decir: la auto-reforma y la consolidación del Franquismo bajo el protectorado de las Potencias hegemónicas – integrantes del sistema de dominación imperialista y terrorista internacional – y de sus satélites.

“Según el monopolio de propaganda, esa ‘transición pactada’ española implicaba ‘borrón y cuenta nueva, salto de página, tabla rasa, punto cero del proceso político’; pero todo ello a partir del mantenimiento de los fundamentos intangibles e inamovibles del Estado imperialista despótico-oriental, absolutista o fascista. Lo que la ‘transición’ suponía en realidad era la conservación de los fundamentos del régimen político, dando apariencias de democracia electoral y parlamentaria a la continuidad de la dictadura bajo las innovaciones formales; con el reconocimiento, la homologación y la participación de las Potencias Occidentales. El resultado es esta vergüenza o desvergüenza política: el único régimen instituido por el Eje que subsiste en la Europa de la ‘dimensión humana’, que se dice ejemplo y modelo de democracia para todo el mundo, con el obsceno reconocimiento – ya durante la propia dictadura personal del General Franco – y el apoyo de las ‘Democracias Occidentales’ y la ‘Unión Europea’.

“De este modo, en virtud del ‘pacto que nos hemos dado entre todos’, es decir: el ‘pacto’ que imponían los franquistas para que lo sufriéramos los demás, el imperialismo y el fascismo conservaban intacta la dominación, el saqueo y el latrocinio establecidos durante siglos de violencia, guerra y conquistas; y los vencidos, oprimidos y despojados conservaban su condición de tales. Era la ‘reconciliación’ con el imperialismo y el fascismo. ‘Consenso, elecciones y asambleas constituyentes’ eran mecanismos destinados a ensanchar la base y la clientela de la nueva ‘Constitución’ formal y la constitución real de siempre: basada en agresión, guerra y crímenes imprescriptibles secularmente realizados contra el Pueblo Vasco y su Estado, el Reino de Nabarra; mientras el tradicional ‘bi-partidismo’ a la española restauraba la ‘alternancia’ en el acceso a la gestión, las sinecuras y los enchufes, los beneficios y las prebendas administrativas.

“A partir de ahí la reconciliación nacional entre Españoles ‘republicanos, comunistas, socialistas’ y franquistas se realizó sin problemas por la declarada ‘finalización’ de la lucha de clases interna, junto con la Unión Sagrada en la lucha de clases externa contra los Pueblos y Estados sojuzgados, y por la incorporación del Nacionalismo de los vencidos al Nacionalismo vencedor. La conservación de la herencia colonial, y el reparto por turnos de los beneficios y de las tareas – administrativas y represivas – derivados de su mantenimiento, esto es: la gestión de su empresa imperialista y colonialista, junto con la correlativa exacerbación de la lucha de clases internacional y del odio xenófobo y racista contra los Pueblos sojuzgados, constituyeron – y siguen constituyendo – la piedra angular de las preconizadas incorporación y ‘síntesis histórica de los contrarios’ (Carrillo), y permitieron consolidar la dominación Nacionalista española sobre los Pueblos y Estados sojuzgados, que la nueva Guerra de 1936 y la subsiguiente contra-revolución habían restablecido. El Pacto de Múnich (1962) había sido la escenificación de ese ‘contubernio’ de reconciliación y síntesis Nacionalista española: establecidas sobre la base de mantener el Estado unitario y fascista contra los sojuzgados Pueblos y Estados de Vascos y Catalanes. Ello fue hecho posible contando con la comprada, miserable y siempre negada traición y liquidación de los principios y la política nacionales que los burócratas del Pnv realizaron a espaldas del Pueblo Vasco; lo cual finalmente acabaría revelándose con su apoyo a la transición intra-totalitaria de 1977 a la que dos años más tarde se unió también la burocracia del Eta, encerrando así al Pueblo Vasco en la trampa en la que esos sinvergüenzas desaprensivos y/o cretinos-lunáticos lo tienen metido desde entonces hasta el día de hoy.

“La transición intra-totalitaria tenía por finalidad la conservación del Estado unitario imperialista español, y – ante todo – el mantenimiento del control y la estabilidad del orden político y de su monopolio de la violencia y el terror: establecido como resultado de todas las guerras de agresión y conquista realizadas contra el Pueblo Vasco. De un Franquismo a otro, el proyecto de reforma, adaptación y modernización del régimen fascista español – consecuencia del acuerdo de la vanguardia franquista con las Potencias Occidentales – fue preparado e implementado por el Gobierno del General Franco y su estructura militar, y por la oligarquía financiera, Nacional-imperialista y clerical que lo sostenía. Fue impuesto bajo el monopolio franquista de violencia, terror y propaganda, con el propósito de preservar las estructuras de poder del régimen y de conservar los logros e instituciones del fascismo en España y sus Colonias. Fue diseñado, avalado y financiado: por decisión y bajo vigilancia y con asistencia ‘técnica’ del Cia y el Fbi, de modo a asegurar la selección y promoción de los partidos conservadores, cerrando el paso a toda fuerza política o ideológica democrática. La garantía política y financiera de la operación corría a cargo de los Servicios Secretos – americanos, británicos, germanos, israelitas y vaticanos – de propaganda, espionaje, represión, subversión y terrorismo, de corrupción y asistencia ‘técnica’, junto con los servicios auxiliares de partidos, sindicatos, fundaciones, empresas financieras y multinacionales, publicaciones ‘científicas y culturales’, Ong ‘humanitarias’, clero secular y órdenes eclesiásticas, y demás satélites institucionales – legales o clandestinos – dependientes de ellos.

“Todos los partidos y sindicatos de la ‘oposición’ oficial al Franquismo renovado: elegidos para asegurar la continuidad del Franquismo en España y sus Colonias, fueron creados, seleccionados, diseñados, financiados, recuperados, promocionados y aprovisionados con la contribución ideológica y financiera masiva de los millones de dólares de la Potencia hegemónica y sus satélites y dependencias, y son piezas integrantes de su sistema de dominación. Todos ellos encontraron su sitio según el guión y el organigrama transitivos confeccionados por el verdadero artífice político-administrativo de nuestro tiempo: los Gobiernos y los Servicios Secretos franquistas y occidentales. Los tupidos filtros del Cia y el Fbi no fueron obstáculo a la recuperación de los signos y despojos de los partidos ‘republicanos’ – pasados a ‘los Nacionales’ – que sirvieran para disimular la superchería.

“En la práctica, sin la confianza del Cia y sus aliados y satélites (y del propio Gobierno español, que decidía administrativamente en última instancia), reconocimiento o tolerancia estaban cerrados a todo grupo político. Los ‘republicanos’ y el PsoE del exilio habían desaparecido de la oposición política sobre el terreno. Y los demás grupos quedaron descartados cuando los Gobiernos, los Servicios Secretos y las Fundaciones Occidentales concentraron su apoyo económico y político exclusivo y excluyente en fabricar y afianzar un nuevo Partido transitivo: el actual Falange-PsoE surgido del Congreso de Suresnes en 1974, como complemento del partido franquista tradicional. Se sacrificaba así a toda la oposición que se había manifestado realmente frente al franquismo; lo cual, por sí solo, la hacía sospechosa para los Agentes del ‘cambio controlado’.

“La cuestión decisiva: ‘saber quién manda aquí’, no ofrecía dudas para nadie. Todo postulante individual o colectivo sabía que debía pasar por las horcas caudinas del Ejército español, y sabía muy bien que la primera exigencia y condición absoluta del Ejército no era la marginación de los comunistas nacionales sino la garantía y el amejoramiento del estatuto unitario del Imperio español. La más leve desviación en el terreno del Nacionalismo imperante encontraría la inmediata reacción de las fuerzas armadas; y la simple sospecha o desconfianza de éstas sería el fin – cuando menos político, ya sea individual o colectivo – de los responsables o irresponsables implicados. Mediante esa exigencia absoluta se reforzaba y confortaba también todo el conjunto de sectores e intereses que apoyaban al régimen franquista, pues, como ocurre en otros sistemas totalitarios, la opresión nacional – en nuestro caso contra los Pueblos Vasco y Catalán – era y sigue siendo el punto más débil del dispositivo estratégico de dominación imperialista y fascista; ahora bien, como ya se ha expuesto, ocurría que su propio Nacionalismo le impedía a la ‘oposición’ española el utilizar esa debilidad para combatir el fascismo español. (En cualquier caso, entre la ‘transición’ y el putsch endo-castrense de 1981 desaparecieron los últimos temores, a este respecto, por parte de una clase político-militar que no podía sublevarse ya contra nadie y acceder al poder porque lo había hecho muchos años antes y desde entonces estaba ella en el poder.)

“Con el hundimiento, la sumisión y la desaparición de la antigua oposición, los ‘republicanos, ácratas, Nacional-socialistas y Nacional-comunistas’ españoles renunciaban apresuradamente a ‘la revolución democrática’ y al ‘régimen transitorio sin signo institucional definido’ (que tan ardientemente habían mantenido como señuelo hasta conseguir que la burocracia golpista del Pnv aceptara liquidar el Gobierno Vasco en el exilio), y juraban precipitadamente fidelidad sin reservas a la Monarquía Pretoriana instaurada por el General Franco, convirtiéndose así en artífices de la reconciliación nacional y garantía del orden constitucional y la unidad del Imperio. ‘Ya no quedan Rojos: todos se han pasado a los Nacionales’. Obtenían a cambio rehabilitación, reconocimiento y gratificante reinserción en los organismos auxiliares de gestión, propaganda y recuperación de un ‘nuevo’ régimen cuya adaptación había llegado a ser tan posible como necesaria; tanto más necesaria por cuanto que, de los malditos rojo-separatistas, todavía quedaban vivos y coleando los malditos separatistas. Todo ello venía atado y garantizado por la conservación de los fundamentos del régimen político bajo las innovaciones formales, y – ante todo – del monopolio de la violencia social, establecido como resultado de la guerra y nunca puesto en cuestión desde entonces.

“En estas circunstancias, los restos de la clandestinidad y el exilio: aterrados por sombrías anticipaciones de soledad y aislamiento, abandonados por sus presuntos aliados, vaciados de su base original, y renovados y encuadrados por sucesivas aportaciones y transfusiones del Partido del Movimiento Nacional, dieron su reconocimiento simple y cualificado al régimen que los había vencido y que no podían ya rechazar ni modificar en su substancia. Finalmente aquellos ‘revolucionarios’, al igual que todos los ‘Socialistas y Comunistas’ del Este y del Oeste, dejaron oficialmente de serlo para en este caso hacerse – como casi todos los antiguos ‘republicanos’ – legitimistas monárquicos y reformistas burgueses; pero siguen siendo los Nacionalistas totalitarios que siempre han sido. De esta forma podían todos ellos seguir persiguiendo a las personas y a los Pueblos libres como siempre han hecho, que es lo único que saben hacer.

“El Franquismo transitivo legalizó al Pnv y al Partido comunista de España (PcE) para fines marginales; pero no hizo igual con los escuálidos restos del PsoE: el Gobierno de Franco se los quedó a precio de saldo (al igual que la Monarquía), y a continuación excluyó a su burocracia histórica. Establecido el objetivo, fueron el Cia y los otros ‘Servicios’ y Gobiernos Occidentales (que desconfiaban incluso de esa burocracia del exilio) quienes dirigieron y financiaron la que llamaron ‘lamentable escisión’ de Suresnes, donde los falangistas excluyeron a la burocracia oficial del PsoE y tomaron directamente el mando. La ‘nueva’ Falange-PsoE no se molesta ya en esconder – tras una retórica en la que no creen ni sus portavoces – la ideología y los objetivos del Nacionalismo puro y duro. Nada van a cambiar los Nacional-socialistas o social-imperialistas, que han reemplazado la lucha de clases por el fascismo: la retórica marxista y las citaciones de Marx, Engels, Lenin e Iglesias (senior) han dejado paso hace tiempo a las de Primo de Rivera (junior).

“Abolida la lucha de clases interna por los renovadores del Franquismo, la antigua ‘revolución Nacional-sindicalista’ de Falange es la actual involución Nacional-socialista de Falange/PsoE. De hecho, el PsoE actual es un pot-pourri de ‘Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista’ (FET y de las JONS), junto con colorantes varios, diseñado y cocinado por el Cia como ‘oposición’ oficial incorporada al partido franquista tradicional. La Falange Española (‘por Dios, por la Patria y el Rey; por Dios, por España y por Franco’) cumplía así su ‘misión histórica en lo universal’ colonizando y substituyendo los escuálidos y burocráticos restos del PsoE.

“Al PcE no hizo falta colonizarlo y se incorporó él sólo al nuevo franquismo transitivo: sus burócratas e intelectuales aceptaron las exigencias de Madrid y Washington, y obtuvieron la bendición y el visto bueno de la burguesía, el capitalismo y el Franquismo en el poder. En cuanto a los revisionistas anarco-sindicalistas, empezaron a descubrir y manifestar que, después de todo, nada importante los separaba de los ‘sindicatos verticales’ franquistas.

“Así pues, el cambio en el tratamiento de la oposición por el poder establecido ha sido total: el despotismo y el imperialismo primitivos imponían su poder político reprimiendo la oposición de los tiempos heroicos del liberalismo, el socialismo y los movimientos de liberación nacional. En cambio el fascismo y el imperialismo actuales fabrican su ‘oposición’: la inventan, reinventan, recuperan, incorporan, condicionan, provocan, corrompen, financian, informan, fomentan, organizan, alimentan y dirigen según conviene a su propia dominación y represión contra los Pueblos; lo cual permite desvirtuar los eventuales excesos de esa ‘oposición’, que son reducidos a nivel infrastratégico. Los partidos y sindicatos de la ‘oposición’ oficial española al poder franquista establecido son productos, imitaciones, falsificaciones y marionetas de los Servicios Secretos de intoxicación ideológica y espionaje del imperialismo y el fascismo, y están diseñados para la represión contra los Pueblos. Su ‘estrategia’ está en realidad dictada: directa o inmediatamente, por el poder establecido. Subvenciones y donativos aseguran su dependencia de una ayuda financiera sin la cual no pueden subsistir.

“El Ejército del Segundo Franquismo abandonó mucho lastre en materia de fe y costumbres, represión sexual y moralismo clerical, a fin de adoptar armas más modernas y efectivas de dominación ideológica; pero su Nacionalismo no ha hecho sino concentrarse y endurecerse, al verse reducido a la custodia de los restos próximos de un imperio colonial otrora inmenso: adquirido y conservado por medio de la violencia y el terror, y perdido por causa de la destrucción sistemática de las fuerzas productivas, la resistencia de los Pueblos, y la emergencia de las nuevas Potencias comerciales e industriales.

“Sin fuerzas armadas, el imperialismo está desprovisto de movimiento político. Es su violencia específica: lo cual es la naturaleza misma de las fuerzas armadas, y no las declaraciones y las inauguraciones de sus burocracias “políticas”, lo que constituye la realidad del movimiento político del imperialismo. Son el Ejército, la Guardia Civil y las Compañías Republicanas de Seguridad: brazo armado del Nacional-socialismo español y francés, su violencia ‘revolucionaria’.

“Con la ‘transición’, la internalización de externalidades políticas se realizó también rápidamente, es decir: los que estaban fuera se encontraron dentro; y los aspirantes a la descentralización, más centralizados que antes. Los agentes del Nacionalismo imperialista y fascista se pretenden ahora ‘demócratas no-violentos’; pero son los mismos fascistas de siempre, más peligrosos todavía que antes. Son franquistas y falangistas travestis, que conservan el poder que ya tenían al módico precio de un cambio de nombre homologado por ellos mismos y por sus socios internacionales. Opus-Deístas, tecnócratas y demás ‘demócratas orgánicos’: base real de la Democracia Cristiana española, prepararon la logística de la reconversión y el reagrupamiento general de la reacción y el fascismo continentales.

“El mundo entero respaldaba o aceptaba una operación que la incapacidad, la realidad o la irrealidad de la ‘oposición’ española presentaba como la única posible y deseable. El campo quedaba libre para las grandes maniobras de reforma y consolidación de la dictadura militar. Se hacían posibles, de este modo, la adaptación a las nuevas condiciones generales, la incorporación de nuevas técnicas de represión, condicionamiento e integración sociales, la dosificación de la ‘democracia’, y la superación de los métodos propios de las grandes crisis sociales: bélicas o revolucionarias, ausentes desde largo tiempo en el conjunto occidental.

“El régimen del General Franco realizaba así su ‘transición democrática’. Rehabilitado, legitimado, confirmado, reconocido y consolidado, logró su triunfo definitivo sin solución de continuidad, sin tocar siquiera a su estructura de clase ni a su ‘clase’ política real: fuerzas armadas, burocracia y servicios administrativos, todos poblados de demócratas de siempre o milagrosamente convertidos a la democracia de la noche a la mañana. Para llegar a eso, la ‘oposición’ española y sus títeres periféricos se habrían podido ahorrar – y nos habrían permitido ahorrarnos – la Dictadura de 1923, la República, la guerra de 1936 y la post-guerra franquista; y con todo y con eso, la democracia no podría estar ahora peor de lo que está.

“Su milagrosa transfiguración lo transformó en el modelo envidiado – siempre imitado pero nunca igualado – por todas las dictaduras del mundo; y en parangón, inspiración y referencia de la nueva Europa. Un solo partido de oposición real: portador de la crítica, la denuncia y la exigencia democráticas, habría bastado entonces para poner en evidencia la falacia y la verdadera naturaleza de la operación, ofreciendo así la condición primera para convertir la crisis del Franquismo en revolución democrática. Pero tal partido no existía, y su base social menos todavía. Selección, cooptación y promoción de los partidos conservadores habían cerrado el paso a toda fuerza política o ideológica democrática. El Partido Único Nacionalista, y un bi-partidismo ‘de pega’, aseguraban la alternancia ‘de pega’ y la corrupción al servicio del poder real. El régimen franquista conseguía así renovarse mediante una transición-farsa. ‘China no es más democrática pero sí es un Estado de derecho en mayor medida que Rusia, porque ejerce la alternancia en el poder, aunque limitada. Los pactos de la transición española dieron a la élite franquista garantías de que no sería machacada.’ (M. Jodorkovski, 2014.) En realidad le dieron garantías de que podría seguir machacando impunemente a los Pueblos sojuzgados, como así ha seguido haciendo ‘democráticamente’ hasta hoy mismo gracias a la cobertura ideológico-política que desde 1977 le proporcionan también los Colaboracionistas y Cómplices indígenas: integrantes de la burocracia liquidacionista que, desde el Pnv oficial hasta el Eta junto con todos sus multi-onomásticos desdoblamientos formales, participan en la farsa de la ‘transición’ y de toda la corrupción en que ella consiste.

“El ‘bi-partidismo’ y la ‘alternancia’ de partidos: modelo tradicional de la “democracia a la española”, son un viejo truco largamente practicado por la Monarquía Borbónica en sus sucesivas Restauraciones, que aseguraban la corrupción al servicio del poder real. En esas circunstancias los ‘conflictos entre partidos’ se reducen al reparto de las prebendas y beneficios – legales e ilegales – que reportan los servicios auxiliares del poder político real. Estos partidos políticos son ‘organizaciones que no se ocupan mas que de la caza de empleos, y que modifican su programa concreto en función de los votos a captar. En España, al menos hasta estos últimos años [1919], los dos grandes ‘partidos’ se sucedían en el poder según el principio de una alternancia consentida, bajo la manta de elecciones ‘prefabricadas’ desde lo alto, para permitir a los partidarios de estas dos formaciones aprovecharse de las ventajas que procuran los empleos administrativos. En las antiguas Colonias españolas, las sedicentes ‘elecciones’ y las sedicentes ‘revoluciones’ no tienen otro objetivo que el de apoderarse del plato de mantequilla en que esperan encontrar subsistencia’. Con una salvedad: todas estas organizaciones son natural y sinceramente Nacionalistas, su apoyo al imperialismo y al colonialismo no falla nunca. Es en las organizaciones indígenas institucionalistas, armadas y desarmadas, donde el colaboracionismo, la complicidad y la traición se confunden con la corrupción burocrática y corporativa en la caza al enchufe político-administrativo.

“El Partido Único Nacionalista español de ahora es el Movimiento Nacional en versión franquista tradicional: Falangista y Nacional-sindicalista antes, Nacional-socialista ahora. Funcionalmente ordenado a semejanza del aquel sistema tradicional de las restauraciones monárquicas españolas, el actual ‘bi-partidismo’ Pp-PsoE es actualmente un avatar funcional del partido franquista, que es el único que hay. Accesoriamente, asegura la ordenada distribución de las prebendas, los enchufes y la corrupción administrativamente organizada. La continuidad familiar, la filiación y el parentesco, y los vínculos patrimoniales/matrimoniales, clericales y corporativos, ponen de manifiesto que sus figurantes de ahora: nombrados y educados en el serrallo franquista, han heredado individual y colectivamente los cargos y funciones de sus padres, parientes y compinches militares, falangistas, cardenales, obispos, opus-deístas y demás ralea. Tras cada ‘demócrata tradicional o Nacional-socialista’ español de hoy se esconde, individual y colectivamente, un franquista ‘de antes’. El Pp y el PsoE son las dos caras y las dos ramas del Partido Nacionalista español fascista y terrorista. La identidad profunda del Nacionalismo español, tanto en su vertiente tradicional así como en la Nacional-socialista, ha sido puesta en evidencia por el supremo revelador: la continuidad de la oposición y la resistencia espontáneas del Pueblo Vasco. La identidad profunda del Partido Nacionalista francés: absolutamente fijada por la Revolución Nacionalista y Terrorista francesa, no ha necesitado siquiera revelador. (La magnificada farsa que escenifican los fantoches grupos de ultraderecha, tanto en España como en Francia, cumple simplemente la función de acreditar y homologar por referencia el pretendido carácter ‘democrático’ de la derecha fascista y criminal de siempre, que es la única que hay.)

“La ‘oposición’ española había desaparecido, y sus restos – que no pedían ni esperaban otra cosa – cambiaron de chaqueta y fueron recuperados sin dificultad: incorporados, convalidados o substituidos por los agentes y dirigentes del Franquismo tradicional, para revocar la fachada del nuevo orden político. Al igual que había ocurrido cien años antes con la Restauración (1876), esta Segunda Restauración borbónica y la reconciliación nacional española manifestaban el fracaso, la sumisión y la corrupción de los vencidos, que se acogieron a la generosa discreción de los vencedores a cambio de aceptar y legitimar el orden establecido. Recibieron así la homologación de las ‘grandes’ Potencias, y participaron de la ‘alternancia’ en la búsqueda y disfrute de las prebendas administrativas según el modelo tradicional de la Restauración monárquica: el ‘turnismo’, orientado al ordenado reparto y disfrute de la corrupción estructural.

“Sin embargo, esa distinción formal entre ‘vencedores y vencidos’ españoles no podía ocultar la profunda identidad Nacionalista entre ellos. Los Partidos políticos reales se caracterizan o se identifican por su entidad ideológica y política, no por ‘diferencias’ formales, corporativas, personales o instrumentales. De hecho, en la presente como en la precedente Restauración, no hay verdaderos Partidos españoles: hay un Partido Único Nacionalista Español – integrado por filiales diversas – que es fachada, brazo ‘civil’ e instrumento del Ejército Español: el verdadero protagonista y la clase política real y permanente de la historia política española desde la crisis del despotismo oriental español originada por la invasión-revolución francesa. Todas esas filiales compiten con el Franquismo tradicional para alcanzar su confianza, favor y benevolencia: es la consecuencia de la degeneración política y moral, del oportunismo, la colaboración y la complicidad bajo un régimen de ocupación militar.

“El actual Movimiento Nacional español: su Partido Único Nacionalista, se ha enriquecido, diversificado y potenciado ideológicamente con múltiples incorporaciones y aportaciones. Su objetivo no es la oposición al Franquismo sino su desarrollo, para acabar con la Resistencia de los Pueblos sojuzgados. No hay organización política oficial u oficiosa en el Segundo Franquismo que no haya sido construida, financiada, homologada, aceptada, tolerada, asimilada y manipulada por el poder real: todo ello en cuanto que daba su adhesión y hacía suyos los principios y las condiciones legales e ideológicos del régimen establecido por la estructura franquista de poder. Los demás fueron inmediata o progresivamente excluidos, perseguidos e ilegalizados si eran obstáculo o no eran ya útiles al Segundo Franquismo: consolidado y cada vez más exigente como consecuencia del derrumbe de la oposición al fascismo y al imperialismo español.

“Los protagonistas del Primer Franquismo eran fascistas y criminales cínicos, sin complejos y sin vergüenza de serlo. Ningún Tribunal Penal los ha encausado nunca. No obstante, durante la transición desde el Primero al Segundo Franquismo, la necesidad de contar con la colaboración y la complicidad de los derrotados aconsejaba concesiones y compensaciones. Esas circunstancias obligaron a los vencedores a moderar o disimular expresiones que revelaban más de lo que pretendían decir: ‘En Cataluña y en el País Vasco alguna forma de decisión política será necesaria para evitar la absoluta desconexión actual entre la realidad que allí existe, y la utópica versión oficial.’ (J. M. de Areilza.) En consecuencia, el régimen transitivo se esforzaba entonces para conseguir la participación institucional y el reconocimiento de sus Colaboracionistas y Cómplices periféricos: armados y desarmados, de la burocracia liquidacionista Pnv-Eta.

“Aquella realidad sociológica ‘que allí existe’ no ha cambiado substancialmente desde entonces; pero, cuarenta años después, una vez que han quedado consolidados, estimulados y potenciados por la estupidez, la corrupción, el colaboracionismo, la complicidad y la traición de sus comprados compañeros de ruta locales, los Franquistas: tanto tradicionales como Nacional-socialistas, dan ya por terminada la transición intra-totalitaria, prescinden de sus insufribles comparsas, destruyen los residuos formales de identidad nacional de los Pueblos sojuzgados, y renuevan la orgíaca euforia triunfalista de la primera Falange en los Territorios ocupados de esos Pueblos y Estados. Es evidente que el secular empeño español por conseguir que ‘la realidad que allí existe’ se identifique finalmente con las aspiraciones de su Nacionalismo totalitario está hoy al menos tan presente como siempre.

“Pero el totalitarismo ideológico y político produce necesariamente subdesarrollo, parálisis y reacción generalizados. Donde la libertad de pensamiento, crítica y comunicación no existe para las cuestiones políticas, tampoco puede desarrollarse para el conjunto de la producción económica o cultural. Consubstanciales con toda tiranía: desde el despotismo asiático hasta el totalitarismo moderno, los diversos procedimientos y mecanismos de represión, censura, sumisión, obscurantismo, dirigismo, academismo, formalismo, impostura, fraude y falsificación intelectual en general cierran el paso a la creación, la evolución y la difusión de las ideas progresistas. El subdesarrollo general conlleva, a su vez, reacción ideológica y política.

“El General Franco: el criminal, cruel, sanguinario y vengativo tirano, correspondía eficazmente a las condiciones del Pueblo español tras la victoria del Fascismo internacional, y a la necesidad de cerrar el paso a toda capacidad económica y cultural y a toda fuerza crítica y creativa susceptible de generar resistencias ideológicas y políticas: sobre todo en los Pueblos y Estados sojuzgados por el imperialismo español. Sin lo cual su régimen: establecido mediante victoria militar con el decisivo apoyo de las Potencias del Eje, no habría podido permanecer, durar y adaptarse, como lo ha hecho, una vez que los Aliados vencedores tomaron el relevo de las ‘Naciones enemigas’ y vencidas. Sin embargo los Aliados: a la vista de la realidad socio-política española, decidieron mantenerlo; traicionando así todos los principios que ellos habían aducido para justificar la guerra y la victoria contra el Nazi-Fascismo germano-italiano. Al Franquismo no lo ha derrotado nunca nadie, el régimen franquista no ha sufrido nunca derrumbe ni derribo, ni ruptura, ni substitución, ni sucesión. El Franquismo no es cosa del pasado: es el fundamento pasado y presente del Estado español. Es ahora cuando demuestra y explota todas sus perspectivas y posibilidades, durante largo tiempo subestimadas.

“Franco no era, estrictamente hablando, un fascista. Su visión y su cultura política reducían la sociedad y el Estado a una extensión de la organización castrense y la vida cuartelera, y a un nivel cultural de cuerpo de guardia (civil). Pero Franco es el verdadero padre de la España moderna. Su régimen de terror y exterminio ha cambiado fundamentalmente las condiciones sociales y políticas y la relación de fuerzas en España y sus Colonias, haciendo posible el Segundo Franquismo, que dura ya más que el Primero.

“Durante la Guerra y el Primer Franquismo no había beligerantes, ni insurrectos, ni siquiera guerra propiamente dicha: los enemigos del insurgente nuevo ‘Estado totalitario al servicio de la Patria’ eran calificados de comunistas, anarquistas, ateos, sin-Dios, judíos, masones, y rojo-separatistas o separatistas a secas, que eran los peores: ‘Es verdad que también estaban los anarquistas y los comunistas; pero el enemigo, el verdadero enemigo, era el Vasco’ (J. L. de Vilallonga). Era el conflicto absoluto con el enemigo absoluto en una guerra absoluta.

“En contraste, tras la transición intra-totalitaria, el Segundo Franquismo de los fascistas de siempre ha separado, de un lado, a ellos mismos: los ‘justos, la gente decente y las personas de bien; o sea, los demócratas no-violentos’, como a sí mismos se califican. Y, del otro, los ‘violentos, terroristas y fascistas’, calificados ahora – substituyendo los improperios políticos por los ‘comunes’ – como ‘malhechores, delincuentes, bandidos y criminales, homínidos, psicópatas violentos y terroristas frenológicamente determinados para el asesinato, matones, chulos y sinvergüenzas, granujas, canallas, cobardes, hermafroditas, pederastas y violadores, gentuza repugnante, pájaras y ratas de alcantarilla, asquerosos cabrones hijos de puta, asesinos que se pasean entre nosotros, ante las viudas y los huérfanos de sus víctimas como auténticos chulos’. Son calificaciones comunes, universales, idénticas y reversibles, aplicables a todo aquél que uno quiera. Pueden afectarse indistintamente contra toda política, y producen y reproducen las mismas retorsiones. En contraste con la negación que Nacional-imperialistas y fascistas franco-españoles mantienen sobre la existencia y la resistencia de los Pueblos que ellos están sojuzgando, estos insultos suyos traducen la frustración y la exasperación del Segundo Franquismo contra esos Pueblos, y son un involuntario reconocimiento de ellos.

“Españoles y Franceses se sienten insultados por el hecho de que, en Estados que ellos mantienen militar e ilícitamente ocupados, y que aun así ellos insensatamente consideran dominios suyos sólo por un imperialista “derecho de conquista” nulo de pleno derecho (como ocurre por ejemplo con el Reino de Nabarra o el Principado de Catalunya), haya gentes que no son, ni quieren ser, ni serán jamás Españoles o Franceses.

“‘Un Pueblo no llega a la conciencia de sí mismo sin sobre-estimarse’, es cierto; pero si Españoles y Franceses hubieran puesto no su vanidad sino el orgullo nacional de que tanto alardean en la defensa de los derechos humanos y la democracia, y no en el Nacionalismo y el Imperialismo, no habrían aguantado a Franco y a sus semejantes durante cuarenta años, ni a sus antecesores y sucesores durante mil doscientos. No se empeñarían tampoco en mantener por más tiempo una vergonzosa situación en la que los Pueblos atacados y sojuzgados tienen la desfachatez – según aquéllos estiman – de rechazar la generosidad fagocitaria de sus fascistas, imperialistas y colonialistas ‘benefactores’. Sin embargo, muy al contrario, encuentran satisfacción en mantener bajo su yugo a Pueblos que no los quieren ni ver. Al igual que los machos dominantes: que combaten con la violencia y el terror la independencia de la mujer de la cual se apropiaron y que no los puede ver ni en pintura, y sólo así recuperan su honra y dignidad viriles, así también ponen los Nacionalistas españoles y franceses su honor y su gloria de grandes Potencias venidas a menos en el mantenimiento de su opresión sobre los últimos Pueblos que aún siguen dominando mediante la misma Violencia y el mismo Terrorismo con los que constituyeron su Imperio.

“Gracias al fascismo español, y al apoyo y la complicidad del imperialismo mundial que nunca les han faltado, los Españoles disponían ahora de un régimen político estable y seguro como no lo habían tenido nunca desde la caída del Imperio despótico-asiático multisecular al que atribuyen sus mayores glorias, y en el que fundan su mitología nacional: la de la mayor y más devastadora organización criminal trans-Continental de fanáticos malhechores, asesinos y ladrones de toda la Historia de la Humanidad.

“En las condiciones ideales creadas para él por la guerra y la post-guerra, el General Franco: el más negativo, vulgar, engreído, ignorante, grosero y hortera de los dictadores militares o fascistas que el mundo ha padecido, pudo creer que su nivel intelectual y moral – no superior al del último soldado de guardia – lo cualificaba (con el apoyo de sus servicios culturales militares, civiles y eclesiásticos) tanto para prohibir, censurar o falsificar la Biblia, ‘Los Miserables’, ‘El Corsario Negro’, ‘Mogambo’ y ‘Blanca-nieves y los siete enanitos’, así como para imponer su ‘pensamiento’ y sus normas de conducta a sus indefensas víctimas, esto es: muchos millones de niños y adultos de todo sexo y condición. ‘No se sirven obras de Víctor Hugo’, anunciaba el incorruptible funcionario de la Biblioteca Municipal con toda la superioridad, dignidad, satisfacción y suficiencia moral y científica que su alto y uniformado cargo le confería sobre el depravado e iluso aspirante a lector. Los aficionados a las clasificaciones y jerarquías – por indecentes que éstas sean – dirán tal vez que el General Franco no ha sido el mayor criminal de la historia; pero ha sido ciertamente el más destructivo de todo pensamiento libre, de toda creatividad (incluso fascista), y de toda iniciativa: ya sea política, artística o científica.

“Los crímenes del General Franco son tan inolvidables e imperdonables como innumerables; sin embargo, tal vez el mayor y más nefasto de todos ellos no esté en la guerra, los asesinatos y otras exacciones individuales y colectivas, ni en la violencia y el terrorismo de masas propios del imperialismo y el fascismo, sino en matar de aburrimiento durante cuarenta años, sin remisión ni esperanza, a los millones de supervivientes que tuvieron la desgracia de caer bajo las botas del despiadado y sanguinario tirano, y de permanecer enterrados bajo la losa de mármol de su miserable despotismo. En comparación con él, Hitler o Mussolini se sitúan – en cuanto a creatividad y amenidad – del lado de Alejandro, de Calígula o de Lorenzo de Médicis. La dictadura de éstos es la dictadura del desequilibrio mental; la de Franco y su banda es la dictadura de la oligofrenia colectiva, la castración mental (y las otras), la destrucción de la razón, la desaparición del espíritu (que es crítico o no es), y la estupidez como principio de vida y de conducta. El hecho de que el pueblo español la haya aguantado durante tantos años y que, en realidad, la siga aguantando bajo las formas adaptadas de sus sucesores, muestra las consecuencias de siglos de despotismo y de la formidable paliza de 1936-9. Y el hecho de que – aun en las condiciones que el despotismo y la ocupación foránea le han impuesto durante siglos – subsistan todavía en el Pueblo Vasco algunas formas de resistencia y sentido crítico: por reducidas, primarias e ineptas que ellas sean, muestra el formidable espíritu de independencia que cientos o miles de años de libertad o de lucha por la libertad han permitido en alguna medida preservar.

“Por desgracia, los autores de crímenes de guerra, contra la paz y contra la humanidad siguen campando por sus respetos, y conservan su escalafón y ventajas sociales por eminentes servicios rendidos a la Nación: la de ellos. Ellos y sus familias han conservado y acrecentado las prebendas, los frutos del latrocinio y los ‘donativos’ institucionales de la era franquista: todos los bienes muebles e inmuebles requisados, confiscados y expoliados, y disfrutan plenamente de ellos. Benefician de reconocimientos, funciones, ascensos y remuneraciones a costa de sus víctimas. Los propios ministros y criaturas de Franco: cómplices, coautores, signatarios y beneficiarios de todos sus crímenes, y los esbirros y agentes ideológicos que oficiaron durante la guerra y la dictadura personal del General Franco en ‘el Estado instrumento totalitario al servicio de la Patria por el Imperio hacia Dios’, han ocupado un lugar distinguido entre los artífices de la transición intra-totalitaria, fundan Partidos y concurren a sus elecciones, desempeñan los más altos cargos, y conservan sitio y ejercen destacadas funciones en el ‘nuevo’ régimen como demócratas de siempre; lo que, sin más, ilustra la naturaleza de la auto-reforma franquista y la diferencia respecto de toda auténtica evolución o revolución del poder político.

“Esos ministros, cómplices y continuadores de los crímenes del Dictador: al servicio del Nacionalismo imperialista español, siguen ejerciendo el poder político e ideológico, y disponen de los monopolios de difusión de masa para seguir difamando impunemente a las víctimas del Franquismo. Se llaman a todas horas ‘demócratas no-violentos’, pero son los mismos fascistas de siempre: más hipócritas y peligrosos todavía que antes. Su presencia en las ‘instituciones’ no las contamina, pues son tan fachas los unos como las otras. Sin embargo, los sinvergüenzas traidores y/o ineptos cretinos-lunáticos integrantes de la banda burocrática Pnv-Eta: que desde hace más de cuarenta años están aceptando y llamando a ‘eso’ democracia (y al imperialismo y al fascismo españoles, ‘Derecha’: como si la ‘Izquierda’ española no lo fuera igualmente), cuando ven ahora que el fascismo español de siempre muestra su cara y su realidad repugnantes e intactas que ellos han estado tapando y colaborando para que el Pueblo Vasco no las viera, todo lo que hacen frente a ello es seguir falsificando la realidad y llamándola ‘involución democrática’; una pretendida involución democrática que sólo podría haberla si previamente hubiera habido una evolución o revolución democrática, la cual, salvo en sus alucinaciones, en su demencia o en su mala fe, jamás ha existido. ‘Denunciar’ una inexistente involución democrática es su miserable ‘justificación’ para eludir su responsabilidad en la situación actual que únicamente ellos han hecho posible, mientras perversa y obcecadamente siguen aceptando y colaborando con el régimen imperialista, colonialista, esquilmador y fascista español impuesto sobre nuestro Pueblo y Estado; un régimen Nacionalista y cleptocrático de ocupación militar que ellos siguen reconociendo como legítimo, no-violento y democrático, y participando en sus instituciones y ‘elecciones generales’ totalitarias.

“No más ni mejor crédito que los titulares del régimen reinante merecen los ‘republicanos, anarquistas y comunistas’ españoles, así como los ‘nacionalistas’ periféricos: los institucionalistas moderados y radicales, armados y desarmados que integran la burocracia liquidacionista multi-formato Pnv-Eta; quienes, por adelantado y con ridículas reservas, reconocen el Estado criminal franquista “reformado” por la transición intra-totalitaria como el Estado propio mientras ignoran absolutamente nuestro vigente Estado histórico: el Reino de Nabarra, y a las ‘instituciones’ y fuerzas armadas franquistas de ocupación militar de nuestro Estado como democráticas y no-violentas. Todos ellos pugnan para alcanzar su confianza, reconocimiento, favor y benevolencia, sin los cuales se les acaba la fiesta. A cambio, estos traidores Colaboracionistas y Cómplices autóctonos sólo piden que les dejen colaborar (que es lo único que saben hacer), participar, votar, hacer negocios (que no es lo mismo que negociar políticamente), y cobrar remuneraciones y subvenciones para ellos: es la esencia misma del régimen del Segundo Franquismo que todos ellos sostienen y que los sostiene.”  Etc. (Véase el Capítulo VII - Consolidación del Franquismo: la transición intra-totalitaria española (VII).)

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