Adoctrinamiento ideológico imperialista y ‘mainstream’ periodístico
(Texto publicado inicialmente el 3-Noviembre-2018.)
Adoctrinamiento ideológico imperialista y mainstream periodístico
Es de suponer que quienes ejercen de comunicadores desde los medios de difusión son conscientes de que tienen una grave responsabilidad en la difusión de lo que – en términos de cultura, creencias u opiniones – se denomina en inglés mainstream (= corriente principal), que vendría a ser el pensamiento que mayoritaria o generalmente es admitido como “normal y corriente”. Pero ese pensamiento puede distar mucho de ser un pensamiento equilibrado y realmente normal; por ejemplo, el mainstreamque corresponde a una sociedad alienada, es decir: que ha sido inducido bajo la dominación de un poder totalitario que somete a la población al adoctrinamiento ideológico que conviene a su dominación, por fuerza adolecerá de falta de sensatez y equilibrio. Así pues, bajo esas condiciones tendremos por fuerza comunicadores que – incluso inadvertidamente – refuerzan con sus comentarios el pensamiento “normal y corriente”, es decir: el que corresponde a las directrices del poder establecido; y, si hay suerte, habrá también comunicadores que son capaces de comprender la realidad en la que se encuentran, y que tratan en lo posible de inducir en sus lectores un pensamiento libre que sea capaz de sustraerse al adoctrinamiento oficial.
Bien,
imaginemos que, tras haber sido hallada en un recóndito archivo, leemos hoy
esta noticia, la cual corresponde a un comentario realizado por un escribano
flamenco en un documento del siglo XVI:
“Unos señores
[españoles] visitan un pueblo [pongamos Maastricht, que en el Español de la
época era Mastrique] para certificar su españolidad, apoyar a los Tercios de
Flandes, y exigir la derogación de la Unión de Utrecht (Enero-1579). Y yo, como
creo en la libertad de opinión, exhibición y tránsito, considero que tienen
derecho a hacerlo, el mismo que tiene el vecindario a rechazar el uso y abuso
del topónimo.” [Según leeríamos más extensamente en ese documento, el pueblo de
Mastrique habría estado muy criticado en aquella época en los medios de
comunicación oficiales por su oposición a la corona española; de ahí lo del
“uso y abuso del topónimo”. De hecho Mastrique fue asediado por los Tercios
españoles durante cuatro meses, y tras su toma en Junio de 1579 fue saqueado.
Permaneció en manos españolas desde entonces hasta 1632.]
Como es
natural, suponiendo – lo cual es imposible de creer que pudiera ser posible –
que un escribano flamenco en su sano juicio hubiera sido capaz de escribir tal
majadería, sin duda habría sido puesto en manos de los médicos para que vieran
qué le ocurría y trataran de restaurar su equilibrio mental; haciéndole
comprender, para empezar, que lo grave no era que los ocupantes extranjeros
hubieran abusado DEL NOMBRE del pueblo sino DE LOS HABITANTES del pueblo. Y que,
desde luego, los ocupantes no tenían el menor derecho “de opinión, exhibición y
tránsito” para pasearse por allí puesto que lo hacían únicamente gracias a la
ilegal ocupación militar de sus ejércitos, pero no porque tuvieran ningún
derecho legítimo. Pero, como digo, esto no habría sido necesario porque tal
situación simplemente no se habría dado. Los escribanos flamencos del siglo XVI
no estaban tan abducidos como para escribir eso, porque si lo hubieran estado y
hubieran creado un mainstream
de opinión general a tenor de esas afirmaciones, los Países Bajos de las Siete
Provincias Unidas no habrían conseguido su independencia, como consiguieron en
1648.
Sin embargo
los lectores de Diario de Noticias se desayunan hoy con este comentario
referido a Altsasu que reproduzco a continuación, colocado en un lugar
totalmente relevante del periódico, es decir: muy adecuado para que sea
masivamente leído y pase a incorporarse en la mente de miles de personas como
“pensamiento normal y corriente”:
“Unos señores
visitan un pueblo para certificar su españolidad, apoyar a la Guardia Civil y
exigir la derogación de la Disposición Transitoria cuarta. Y yo, como creo en
la libertad de opinión, exhibición y tránsito, considero que tienen derecho a
hacerlo, el mismo que tiene el vecindario a rechazar el uso y abuso del
topónimo.”
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