Un ministro Nacional-socialista español defiende la españolidad de Altsasu y Nabarra


(Texto publicado inicialmente el 6-Noviembre-2018.)


Un ministro Nacional-socialista español defiende la españolidad de Altsasu y Nabarra


“Quizá para defender a la Guardia Civil y la españolidad de Alsasua y de Navarra se puedan plantear acciones que no conlleven o determinen la posibilidad de crispación o de incidentes” (Declaración hecha hoy por Marlasca, miembro de Falange-PsoE y ministro ministro español de la porra.)

“Quizá”, dice... Es decir, duda en todo caso de la idoneidad de las “acciones” emprendidas, pero no cuestiona ni mucho menos condena los fines de esas “acciones”, que consisten – según todos ellos – en “defender” lo que sus antepasados y ellos mismos están IMPONIENDO aquí manu militari al menos desde 1512. Pero, como es evidente, lo importante para nosotros no es lo que ellos dicen y hacen (que, por cierto, es lo mismo que han dicho y hecho en nuestro País desde siempre), sino lo que nosotros hacemos y sobre todo lo que deberíamos hacer al respecto.

Según declaraciones que la prensa afirma también hoy han sido hechas por la Policía Foral, “las personas identificadas por repicar y bandear las campanas de la parroquia de Alsasua [...] serán denunciadas por una infracción grave”. Ese acto – al igual que ya ocurrió con las actuaciones de los ocho jóvenes del pueblo actualmente presos – podría incluso ser exorbitado al máximo y dar lugar a la construcción artificial de una imputación seria: algo demencial pero tristemente posible, puesto que ya anda de por medio la calificación de “infracción grave”. Es preciso no olvidar que los sucesos en los que esos ocho jóvenes quedaron “oficialmente” involucrados fueron en un primer momento considerados por sus características (cuatro de la mañana, ambiente de bar...) como no graves; pero finalmente, tras una sistemática campaña implementada desde los monopolios mediáticos anexos al régimen, esos actos fueron calificadas por fiscalía como “terrorismo” y supusieron la inmediata prisión preventiva incondicional y finalmente condenas firmes, aunque luego en la “sentencia” quedara probado y admitido que no existió “terrorismo”.

Lamentablemente, como si nada se hubiera aprendido ni se quisiera aprender de aquello, tenemos de nuevo imputaciones a la vista cuando se debería haber evitado caer en la provocación de un hecho que estaba perfectamente anunciado, y que por tanto debía haber generado de forma natural el completo vacío y el boycott total de todo el Pueblo, con puertas y ventanas cerradas a cal y canto. Como acertadamente señala hoy J. Vizcaíno (Más que palabras): “precisamente por esa condición de eterno pimpampum, procedía, tal como se decidió en la asamblea popular de la semana pasada, practicar el no aprecio como el mayor de los desprecios”.

Sin embargo, los orates que padecemos como “clase política”: formada por aduladores insensatos, irresponsables e incapaces sin remedio, o demagogos profesionales y conscientes, producen al respecto repugnantes “análisis” que hablan de un “ejercicio de madurez política” y “respuesta digna y firme”. A la posibilidad muy real de que hubieran ocurrido males mayores (que sólo por suerte no han sucedido, pero no porque se haya evitado el peligro como debió haberse hecho) lo llaman “madurez política y respuesta digna y firme”. Por supuesto, no serán ellos quienes paguen las consecuencias – aunque sólo sean económicas – de esas anunciadas “denuncias por infracción grave” que corresponden a lo que ellos describen como “madurez política” etc. Los eventuales sancionados deberían tenerlo en cuenta cuando suceda, como por desgracia seguramente sucederá.

¿Qué más tiene que ocurrir en este País para que se incorporen, como enseñanzas socialmente adquiridas, los muchísimos y gravísimos escarmientos que el Pueblo Vasco ha padecido ya por manifestar de forma obcecada e irreflexiva su oposición a las provocaciones del establishment imperialista español? ¿Por qué esa incapacidad de ver que detrás de esos centenares (¡) de provocadores llegados al Pueblo en sus unidades móviles – o de las individualidades eventualmente residentes en él – hay todo un ejército de ocupación; y que en esas circunstancias LO ÚNICO que cabe hacer es salir a escape en dirección contraria o quedarse en casa? ¿Por qué esa perversión intelectual que impide ver el enorme y absolutamente seguro y barato potencial del boycott, cuando se está frente a unas fuerzas de agresión brutales y totalmente desproporcionadas? ¡Y esto ocurre en un País en donde Jorge Oteiza llegó a concebir la escultura como vacío, como anti-volumen y espacio desocupado! ¡Sin embargo el Pueblo Vasco, a la hora de concretar una actuación política, es incapaz de comprender el anti-volumen y la desocupación del espacio como presencia masiva, y el vacío y boycott políticos: consciente y estratégicamente implementados, como LA ÚNICA posibilidad que tiene un Pueblo sojuzgado para hacer frente a la provocación y el condicionamiento que le vienen impuestos desde un poder totalitario caracterizado por su desmesurada y obtusa brutalidad!

De todos modos es preciso notar también, como señales positivas y esperanzadoras en el asentamiento de un mainstream ideológico sensato y adaptado a las circunstancias, que además del juicioso comentario anteriormente citado, en el mismo periódico (“Mesa de redacción”) se dice igualmente: “Y quizá aún hubiera sido más lamentable la imagen protagonizada por... [aquí omito citar los partidos españoles asistentes, porque virtualmente lo son todos los existentes como demuestra la cita inicial], si se hubieran visto en la soledad absoluta”. ¡Ésta es la buena dirección; pero es preciso formularla con claridad e insistir sin descanso en ella!

“Hay un único impulso del que puede decirse que generalmente suprime todos los demás: el impulso de fuga; pero incluso éste encuentra a veces su dominante”. (There is only one drive of which it can be said that it generally subjugates all others – the escape drive – but even this one sometimes meets its master.)

Aparte de instintos nobles de protección de la familia etc., el autor se refiere a la supresión de ese instinto cuando el amenazado por la agresión ve que la huida es inútil: bien sea porque la vía de escape está cortada o porque la proximidad del agresor es tal que no vale la pena seguir huyendo, y entonces comprende que su única opción es luchar “like a cornered rat”.

Afortunadamente, nosotros no estamos en esa situación. Y sería muy lamentable que, a pesar de no estarlo, nuestro Pueblo fuera incapaz de comprender que esa obcecada actitud de “entrar al trapo” de la provocación, en vez de hacer un corte de mangas mediante un digno y masivo vacío-boycott, corresponde a una degradación genética o intelectual: a una alienación que han creado mediante represión secular, lavado de cerebro, y condicionamiento y embrutecimiento totalitarios. Al igual que han conseguido hacer, para su perversa diversión, con el toro de lidia: genéticamente diseñado por selección no natural sino anti-natural para que, actuando en contra de su propia seguridad que debería dictarle su instinto básico, decida por el contrario suprimir el impulso de fuga y volver una y otra vez a la provocación y al castigo

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