IMPERIALISMO Y “CIENCIAS SOCIALES” (LAN-DEYA: Órgano informativo de S.T.V., Año LVI [Septiembre 1967] Nº 38)

(LAN-DEYA: Órgano informativo de S.T.V., Año LVI [Septiembre 1967] Nº 38)


IMPERIALISMO Y “CIENCIAS SOCIALES”



Ignoramos qué método sociológico es el que Aresti se ha propuesto utilizar en sus “pesquisas” históricas sobre las cosas de nuestro país. Creemos que el interés sistemático, casi obsesivo, que el “poeta” metido a ensayista demuestra al tratar distintos aspectos de la vida vasca, siempre en una determinada dirección, debe tener como soporte un método historiográfico, fenomenológico, analítico, empirista o dialéctico. Al menos esto es lo que se propondría un ensayista serio. Pero nuestra ignorancia resulta de la sorpresa de ver mezclados en una misma tesis - la tesis de la futilidad, inutilidad y desfasamiento de los principales aspectos de la vida de nuestro pueblo -, palabras que, como “superestructura” y “mecanicismo histórico”, podrían suponer un contexto ideológico materialista-dialéctico, junto con una repetida elaboración de supuestos históricos basados en el empirismo más descarado y en el análisis reductivo, y disgregados de realidades que, “en sí”, son totalidades dialécticas. Es decir, dentro de la más pura corriente ideológica burguesa y reaccionaria. Pues análisis-reductivo y teoría burguesa es descomponer los diversos aspectos de la vida del euskera sin referir todos y cada uno de ellos al propio euskera como estructura lingüística socializada y objetivada en un proceso histórico dado.


Análisis-reductivo y mentalidad burguesa es desgajar, bastardeándolas, mínimas anécdotas de la vida de tal o cual municipio (Balmaseda o Tudela), sin referencia a la totalidad de los elementos sociológicos que, en su interacción, constituyen la vida histórica de un pueblo, o una entidad política con personalidad definida y caracterizada. En este caso la Provincia-Estado de Vizcaya, y el Reino (no la provincia) de Navarra.


Recientemente, en el mundo, Aresti ha tenido buenos maestros en este menester. Ya sabemos que el capitalismo es el modo de organizar la economía propio de la burguesía, también sabemos que el capitalismo engendra fatalmente el colonialismo. Podríamos pues establecer esta relación lineal, Burguesía-positivismo idealista-análisis reductivo-capitalismo-colonialismo, tomando como base estos ejemplos:


CONGO EX-BELGA (Vísperas de la independencia): El “Congo” nunca ha constituido una nación, es un conglomerado de tribus que pelean entre ellos, su unidad lingüística viene dada a través del francés, la lengua colonial, su unidad económica y política es la de la administración colonial, los negros no están preparados... etc., clamaban los colonialistas agentes de la Unión Minera del alto Katanga. Análisis reductivo de la realidad, que escamoteaba una sola verdad: la existencia de la explotación colonial y el derecho de los negros a su autogobierno.


ARGELIA, guerra de liberación: Argelia no ha tenido nunca una existencia histórica, fue una simple colonia turca, no hay pueblo argelino sino árabes y kabilias que se odian y se combaten, su unidad y progreso están ligados a la acción civilizadora de Francia, el francés es el único idioma de cultura existente en el territorio, sus hijos han dado mil veces la vida por Francia, los nacionalistas argelinos proponen una arbitrariedad política sin raíces en la historia, los musulmanes son “franceses”, en Argelia hay un millón de franceses “europeos”, no existe cohesión nacional... etc. etc., clamaban a su vez los fascistas de “Presencia francesa en Argelia”. Análisis-reductivo de la realidad, en beneficio de las clases dominantes, monopolios y terratenientes franceses. Todo ello, bien entendido, con el apoyo incondicional de toda la “izquierda” social-colonialista francesa, de Miterrand al P.c.F.


Angola, Kenia, Madagascar, Cuba, “Indochina francesa”... etc., la larga historia del Imperialismo. Siempre el mismo esquema, la misma teoría, analítica, pragmatista y burguesa. Siempre el mismo portavoz de la leyenda, el gran capital monopolista internacional, sin olvidar que, para pertenecer a esta clase, no es preciso gozar de su “dolce-vita”; por ejemplo, los gendarmes katangueños o el mayor Hoare y sus mercenarios blancos y negros. Nos lo recuerda el poeta de la “negritude” Aimé Césaire en aquellos versos:

“Ahí está el delator negro, el gendarme negro;

y todas esas cebras se revuelcan como pueden, para

deshacerse de sus rayas, en el rocío de la leche blanca”.

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