“Comisiones de investigación” fascistas
(Texto inicialmente publicado el 19-Septiembre-2018.)
“Comisiones de investigación” fascistas
La abyecta misión de los agentes indígenas: colaboradores necesarios del régimen fascista de ocupación, los está llevando al colmo de la ignominia. Tras haber admitido – desde 1977 hasta la actualidad – que el régimen fascista era “democrático”, y haberles concedido a los más señalados fascistas el label de “demócratas”, ahora pretenden que deben investigarlos porque “presuntamente” han delinquido... ¡por causa de su “caja B”, por “financiación irregular” o por no pagar correctamente sus impuestos!
Esos agentes “vascos y catalanes” de la colaboración: insensatos apologistas del criminal régimen imperialista y fascista establecido contra sus respectivos Pueblos (el cual gracias a ellos queda más legitimado aún por esas “comisiones de investigación”), no “investigan” a los franquistas porque sean defensores o beneficiarios de crímenes imprescriptibles contra los derechos humanos fundamentales y ante todo contra el derecho de autodeterminación o independencia de todos los Pueblos. No; lo hacen – aunque en realidad ni eso consiguen demostrar – ¡porque presuntamente son corruptos o defraudadores!
La colaboración con el fascismo y la búsqueda de su imposible “regeneración” lleva aparejada la demencia, y la de esa gente va en aumento. Un fascista así “investigado” podría echar mano al clásico y, al igual que Shylock, contestarles tranquilamente: “Mientras no podáis borrar el reconocimiento que en 1977 hicisteis del régimen neo-franquista como no-violento, legítimo y democrático, hablando tan alto no conseguiréis otra cosa que perjudicar vuestros pulmones. Restaurad vuestro entendimiento, buenos jóvenes, o va a caer en una ruina irremediable. Aguardo aquí confiado el cumplimiento de la ley”.
Bien entendido: de “la lei quel vencedor pone al vencido” (A. Nebrija, 1492); impuesta por el imperialismo mediante violencia y crímenes imprescriptibles y aceptada por esos colaboracionistas como “democrática”, es preciso no olvidarlo.
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