Campaña propagandística sobre “el derecho pirenaico y la ciudadanía transfronteriza”: una nueva maniobra de difuminado/ocultación del Pueblo Vasco, su Derecho y su Estado, el Reino de Nabarra.

(Texto inicialmente publicado el 17-Marzo-2021.)


Campaña propagandística sobre “el derecho pirenaico y la ciudadanía transfronteriza”: una nueva maniobra de difuminado/ocultación del Pueblo Vasco, su Derecho y su Estado, el Reino de Nabarra, impulsada por los agentes del grupo Nabarralde en colaboración con el pretendido “gobierno de Navarra”, al servicio del Imperialismo franco-español


Estos charlatanes del “derecho pirenaico”: como si “el derecho” fuera algo que bajara de los Montes Pirineos bajo el brazo de algún Basajaun (al igual que según parece bajó con Moisés del Monte Sinaí, escrito por Dios en pétreas “tablas de la ley”); o de los Alpes traído por Heidi y su amigo Pedro (y entonces estaríamos ante el “derecho alpino”), deben imaginar que “el derecho” – pirenaico o tibetano – es algo que se escribe por sí solo en montañas lejanas, o que, como se ha indicado, lo escribe Dios para entregarlo en ellas...

El derecho es creación de los Pueblos que lo establecen. Las leyes no se hacen solas. ¿¿¿¡¡¡Qué diablos es eso del “derecho pirenaico”!!!??? ¡Querrán decir el derecho del Pueblo Vasco y de su Estado, el Reino de Nabarra! Pero ésa es la cuestión: ¡¡¡QUE NO QUIEREN MENCIONAR PARA NADA EL PUEBLO VASCO, NI SU ESTADO REAL Y ACTUAL!!!

“‘La forma de expresión según la cual no gobiernan los humanos sino las normas y leyes’, es una equívoca manera de solventar los problemas. ‘Una norma nunca se establece por sí misma (éste es un modo fantástico de hablar) [...] como caída del cielo.’ No son las leyes las que mandan sino quienes las fabrican e imponen: los humanos hacen la ley. No son la ley y el derecho positivo los que rigen la política: es – bien al contrario – la política hecha por los humanos la que, mediante la violencia y la guerra, establece el derecho positivo y su norma jurídica.

Éstos: derecho positivo y norma jurídica, son meros reflejos de un determinado ‘orden político’, es decir, de un orden de violencia; ya sea ésta legítima, cuando es ejercida en defensa de los derechos humanos fundamentales, en cuyo caso estamos ante un derecho legítimo y democrático; o – en caso contrario – criminal, cuando ella es ejercida en violación de los derechos humanos fundamentales y ante todo de la Autodeterminación o Independencia de los Pueblos, y de la independencia e integridad de sus Estados legítimamente constituidos, en cuyo caso estamos ante un derecho ilegítimo, criminal, imperialista y fascista, como lo es el español y el francés sobre el Pueblo Vasco y su Estado, el Reino de Nabarra.” Etc. (Véase el Capítulo XXIII – ‘Fundamentación ideológica actual del Estado imperialista: “democracia, ‘Constitución’ y Estado de derecho” (XXIII)’.)

Pero ahí siguen en las mismas estos de Nabarralde, a quienes – a buen entendedor y sin citarlos – tuve que recordar que en su escrito sobre el “Aberri Egun” del año pasado no mencionaban NI UNA SOLA VEZ el Pueblo Vasco. Hasta el punto de que mi artículo sobre aquel acontecimiento: publicado en esta misma página el 10-Abril-2020, lo titulé: ¿Aberri-Egun sin Pueblo Vasco? El debate que siguió (a consecuencia del ataque público que me dirigió uno de sus representantes, a pesar de que ni él ni su grupo habían sido expresamente mencionados en mi escrito), dejó a las claras que aquella actitud de ocultación del Pueblo Vasco era plena y obstinadamente deliberada, y aquí estamos de nuevo con la misma cuestión.

El Pueblo Vasco tiene un problema con estos farsantes, y no es un problema menor mientras sigan engañando a seguidores que creen ver en ellos unos defensores de nuestro Pueblo, cuando su función fundamental es OCULTAR/NEGAR el Pueblo Vasco. Ellos saben que han sido denunciados, pero siguen a lo suyo: las subvenciones y los sueldos para esos inútiles y falsificadores conscientes, porque yo soy una voz y creen que pueden permitirse ignorarla.

En cuando al jurista Juanjo Álvarez, que nos traen ahora para adornar y reforzar su discurso, tengo guardada alguna píldora buena que indica lo que es: un “jurista” que, al igual que Nabarralde (aunque todos ellos lo oculten y camuflen), parte de las posiciones establecidas y aceptadas desde 1977-79 por la burocracia mafiosa-liquidacionista Pnv-Eta, es decir, del reconocimiento y la aceptación del régimen y los Estados de Francia y de España: criminales, imperialistas, colonialistas y fascistas de ocupación militar sobre el Pueblo Vasco y su Estado, como si fueran legítimos y democráticos etc.; y de sus leyes y derecho positivo imperialistas y fascistas (“las leies quel vencedor [im]pone al vencido”, según la sincera afirmación de Nebrija), como si fueran igualmente legítimos y democráticos.

Para este jurista español, el Pueblo Vasco, su Derecho y su Estado el Reino de Navarra: creaciones del Pueblo Vasco, quedan ocultados/negados, no existen, y corresponden a una simple “ciudadanía trans-fronteriza”. Para él y para el grupo ‘Nabarralde’: un chiringuito más destinado a engañar, defraudar, explotar, desviar y demoralizar al Pueblo Vasco, cuya finalidad actual es perpetuarse y dar sueldo a los burócratas que lo gestionan al margen e incluso en contra de toda estrategia de liberación nacional y estatal del Pueblo Vasco (y de los principios fundamentales de Autodeterminación o Independencia en que ella debe basarse), cuya mención expresa cuidadosamente difuminan y ocultan/niegan en todos sus documentos oficiales, el Pueblo Vasco no existe, y su creación jurídica: el legítimo derecho positivo y consuetudinario del Reino de Nabarra, es un montaraz, vago y pintoresco “derecho pirenaico” que se diluye “y extiende hasta Cataluña”. No hablan del “derecho apenino o de los Apeninos” cuando hablan del Derecho de los Romanos, el cual es ‘el derecho romano’; pero a la hora de hablar del Derecho de los Vascos, lo que tenemos sgún ellos es el ‘derecho pirenaico’

Es decir: según estos “nabarristas y juristas”, el régimen franco-español: imperialista y fascista de ocupación militar, es democrático, y lo único que hay que hacer es establecer un sistema que reconozca “una ciudadanía transfronteriza”. En otras palabras, hay una frontera entre España y Francia: que son los únicos Pueblos y Estados con derecho de autodeterminación que hay. Dicha frontera es “natural, legítima y democrática”, y a ambos lados de ella hay por una parte españoles, y, por la otra, franceses. Desde luego no hay Pueblo ni menos aún Estado Vascos: expresiones que deben ser absolutamente evitadas (aunque, si es posible, conviene no formular esa negación de forma expresa), y lo único que hay que hacer es permitir que unos travestis españoles y franceses que hay a ambos lados de esa frontera: los cuales constituyen “una ciudadanía transfronteriza” que sigue empeñada en decir que son “vascos” o incluso “vasco-nabarros”, sigan con sus ensoñaciones, de forma que puedan seguir “viviendo y bailando en el Pirineo” entre las “capra pyrenaica”, y creyendo que tienen un “derecho pirenaico”, hasta que se aburran y se mueran y desaparezcan. En definitiva: no es preciso ser demasiado duros con ellos, porque – como se ha dicho – ya se aburrirán, o se morirán.

Todo ello es el equivalente a lo que el Conde de Brockdorff-Rantzau: Ministro plenipotenciario de Asuntos Exteriores del Estado Alemán ante la Conferencia de París, previa al Tratado de Versalles, exponía en las contra-propuestas que la Delegación Alemana presentó al Proyecto de Tratado de Paz (el cual puso fin a la Primera Guerra Mundial mientras establecía las condiciones para la Segunda), cuando afirmaba el rechazo del Estado que él representaba a abandonar Prusia e incluso a realizar allí plebiscito alguno, como no fuera para consolidar “legalmente” – mediante los votos de sus colonos – los logros del imperialismo y el colonialismo teutónicos:

“El derecho de los pueblos a disponer de sí mismos [= derecho de autodeterminación de los Pueblos] no debe ser un principio solamente aplicable en detrimento de Alemania. Bien al contrario, debe valer en igual medida en todos los Estados, y ser aplicado especialmente allí donde una población de raza alemana desea su reunión al Imperio Alemán. [...].

“[A pesar de ello, el Proyecto de Tratado de Paz establece que] Casi toda Prusia occidental, salvo algunos distritos (Kreise) del Este y del Oeste, debe ser anexionada a Polonia. Incluso una parte de Pomerania debe ser arrancada de Alemania sin la menor justificación etnográfica. [Sin embargo,] Prusia occidental es un antiguo territorio alemán; la Orden de los Caballeros Teutónicos la ha marcado para todos los tiempos con carácter alemán. [...]. La cesión de la mayor parte de Prusia occidental separaría enteramente a Prusia oriental del Imperio Alemán. [...]. Alemania nunca podrá consentir esto.

“En la parte meridional de Prusia oriental se invoca la presencia de una población que no tiene el Alemán como lengua materna, para pedir que en esta región se celebre un plebiscito (Artículos 94 y 95). Sin embargo, esta región no está habitada por una población indiscutiblemente polaca. El hecho de que en ciertas regiones persista una lengua no alemana no puede ser tomado en consideración, puesto que casos similares pueden observarse en las unidades estatales más antiguas: pueden mencionarse los Bretones, los Galeses y los Vascos. La frontera actual de Prusia oriental ha sido fijada hace aproximadamente quinientos años. [...]. Esta población jamás ha manifestado, aparte de un grupo de agitadores extranjeros, la petición de separarse de Alemania, y por consiguiente no hay razón para modificar la situación gubernamental y económica de este territorio.” (‘Papers relating to the Foreign Relations of the United States, The Paris Peace Conference, 1919.’ Traducido del original en Inglés por el autor de este artículo.)

Todos aquellos “territorios y ciudadanos transfronterizos: marcados para todos los tiempos con carácter alemán”, son hoy felizmente parte de Polonia y Lituania. Pero no podemos sorprendernos de sus palabras, ya que aquél era un sincero imperialista alemán; en cambio todos estos charlatanes y falsarios que forman la pretendida clase política e intelligentsia vasca, después de haber transcurrido más de cien años de las independencias de Finlandia, los otros Países Bálticos, Checoslovaquia y Polonia a partir de la afirmación de su Autodeterminación o Independencia, siguen disfrazándose de dirigentes vascos para consolidar “legalmente” el imperialismo y el colonialismo franco-español sobre su propio Pueblo, su Derecho y su Estado: LOS CUALES ELLOS SISTEMÁTICAMENTE OCULTAN Y NIEGAN, para substituirlos por una “ciudadanía tras-fronteriza” formada de españoles y franceses travestidos de “vascos y navarros”. Pues bien, a todos ellos: la “consejera” Ollo, el “jurista” español Juanjo Álvarez, el carlista español Luis María Martínez Garate, y el “revolucionario” Rekalde etc... ¡¡¡¡que os den por el Perineo!!!!

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