“Elecciones” totalitarias bajo el imperialismo, o la falsificación de la democracia
“Elecciones” totalitarias bajo el imperialismo, o la falsificación de la democracia
“En este
tiempo histórico los cambios políticos, sean para bien o para mal, pasan por
las urnas. [...] Las urnas son condición necesaria para hacer operativo un
cambio político, pero no son suficientes, tal y como hemos visto en Catalunya.”
(Iñaki Soto, Director de Gara, “Para bien y para mal”; 31-Diciembre-2018.)
“El voto es el
instrumento de la democracia y el autogobierno; votando, fortalecemos la
democracia. [...] Espero que el día termine y me hayan nombrado diputado [al
parlamento español por Geroa Bai].”
(Declaraciones de Koldo Martínez a la prensa “abertzale”, publicadas el 28-Abril-2019, día de las “elecciones generales” españolas.)
He aquí, así pues,
“las urnas y el voto” bajo un régimen fascista de ocupación militar, presentados
como instrumentos mágicos: milagrosos o infalibles, “para hacer operativo un
cambio político y el fortalecimiento de la democracia”... es decir: de lo que
esos agentes del imperialismo califican de “democracia”. Pero ¿lo son
realmente?
Desde hace
cuarenta y dos años, nuestro País está siendo víctima de un sistemático
embrutecimiento ideológico mediante la difusión de la superchería y el
fetichismo de las urnas y el voto: ejercidos EN EL MARCO Y LAS CONDICIONES del
régimen español totalitario, imperialista y fascista de ocupación militar, como
si ello fuera la expresión de un auténtico régimen democrático vasco. Un
embrutecimiento que, como se ve en los ejemplos indicados, es constantemente
martilleado sobre las conciencias y las mentes de nuestras gentes a través de
los monopolios mediáticos y con el concurso de la pretendida intelligentsia y clase política “vasca”,
formada en el mejor de los casos por auténticos ignorantes que no saben de qué
hablan, o por insensatos, frívolos o corruptos sinvergüenzas a la búsqueda de
un “enchufe”. Esta falsificación constituye desde hace al menos cuarenta y dos
años la trampa funesta en la que esa camarilla de ignorantes/desaprensivos ha
encerrado a este País. No es de extrañar que, bajo esas circunstancias, nuestro
Pueblo esté donde y como está.
Una base
democrática PREVIA, en la variante que sea, es condición para la validez
democrática de una eventual operación técnica de consulta por sufragio
mayoritario. “El acto por el que un pueblo es un pueblo es el verdadero
fundamento de la sociedad. Porque, en efecto, si no hubiera convención previa,
¿de dónde surgiría (a menos que la elección fuese unánime) la obligación de la
minoría de someterse a la elección de la mayoría? Y ¿de dónde se sigue que cien
personas, por ejemplo, que pudieran desear tener un amo, tendrían derecho a decidir
por diez que pudieran desear no tener ninguno? La elección mediante una
pluralidad de los sufragios es en sí misma un establecimiento de convención, y
supone que la unanimidad ha subsistido entre ellos, al menos una vez.” “No hay
mas que una sola ley que, por su naturaleza, exige un consentimiento unánime:
es el pacto social; porque la asociación civil es el acto más voluntario del
mundo puesto que, habiendo nacido toda persona libre y dueña de sí misma, nadie
puede, bajo ningún pretexto que sea, someterla sin su consentimiento.” (J. J.
Rousseau, 1762.)
La libertad y
la democracia no comienzan con la “libertad de votar o de presentarse a las
elecciones” sino con la libertad de constituir la democracia, sin la cual no
hay elecciones democráticas. La democracia: poder político del Pueblo, empieza
con el respeto de los derechos humanos fundamentales, y en particular del
derecho de autodeterminación o independencia de todos los Pueblos. Los derechos
humanos fundamentales: inherentes, inalienables e irrenunciables, no se votan
porque no dependen de voluntades ni mayorías. Ninguna mayoría tiene valor
democrático alguno contra los derechos humanos fundamentales. Estos derechos
son EL ÚNICO FUNDAMENTO de una sociedad libre y democrática, y el derecho de
autodeterminación o independencia de los Pueblos es el primero de los derechos
humanos y la condición previa de todos los demás.
Como ya se ha
indicado, el voto democrático se funda sobre la vigencia y efectividad de los
derechos humanos fundamentales y ante todo del derecho de autodeterminación o independencia de todos los Pueblos:
primero de los derechos humanos fundamentales y condición previa de todos
ellos, según ha sido reconocido repetidamente por Resoluciones de la Asamblea
General de las Naciones Unidas y otros Organismos de Derechos Humanos. Por
tanto, un voto democrático implica la exclusión y abolición PREVIAS de todo
régimen imperialista de ocupación, es decir: la efectividad de la
Autodeterminación de los Pueblos y su independencia del imperialismo. Sin
embargo la “estrategia electoral” desarrollada por el colaboracionismo de la
burocracia Pnv-Eta bajo el régimen imperialista del Segundo Franquismo ES
INSEPARABLE:
– DE SU
NEGACIÓN DEL PUEBLO VASCO como un Pueblo más del Mundo: distinto de los demás y
como ellos agente titular de su propio, originario, inherente e inalienable
derecho internacional de independencia, libre disposición o autodeterminación
(que todos los Pueblos del Mundo tienen), al admitirse como democráticos el
régimen y la Constitución españoles que expresamente afirman su inexistencia
como tal y su integración en el “pueblo español”, que es el único que ellos
afirman que hay;
– DE SU
NEGACIÓN DEL IMPERIALISMO como una realidad que oprime a nuestro Pueblo y
Estado, al admitirse como “legítimo, no-violento y democrático” el Estado
imperialista español mientras se niega/ignora nuestro propio Estado: el Reino
de Nabarra; así como
– DE SU
RECONOCIMIENTO DEL RÉGIMEN DE OCUPACIÓN militar imperialista como “legítimo,
no-violento y democrático”.
Es curioso
comprobar cómo los mismos que aducen la supuesta debilidad – demográfica u otra
– de este País a fin de negarle toda virtualidad estratégica, sean no obstante
“incapaces” de descubrir la inanidad de cualquier pretensión de ganar mediante
el “voto” en el marco y las condiciones del régimen imperialista: lo cual es el
supuesto teórico en el que ellos hacen radicar toda su “estrategia”. Al parecer
son incapaces de comprender que “la mayoría” es algo que puede perfectamente
ser fabricado, condicionado y cualificado: nadie lo sabe mejor que las clases
dominantes.
Sin embargo, ninguna “mayoría” tiene legitimidad contra el derecho de autodeterminación de los Pueblos: contra su derecho de vivir libres en su propia patria, sobre su propio territorio y en fronteras seguras. Sin el respeto de los derechos humanos fundamentales y en especial del derecho fundamental de autodeterminación o independencia de los Pueblos: derechos que no proceden de votos ni de mayorías ni de minorías, las “elecciones libres y democráticas” son sólo una caricatura, un eficaz engañabobos de la ideología fascista e imperialista.
La
independencia de los Pueblos frente al imperialismo PRECEDE necesariamente a
toda votación o “consulta”. Unas Leyes y “Constitución” imperialistas – como lo
son las españolas y las francesas – no
son antidemocráticas porque un Pueblo ocupado no las haya “refrendado” con sus
votos, sino porque han sido impuestas por el “régimen constituyente” mediante
agresión armada y ocupación militar ANTES de toda votación. El hecho de que, a
continuación, llegara a “votarlas” el 100% de la población no cambiaría en nada
su carácter imperialista y radicalmente antidemocrático. La evacuación previa
de todas las fuerzas e instituciones de ocupación es la CONDICIÓN NECESARIA de
una constitución real y unas Leyes y Constitución formal democráticas, y de
subsiguientes votaciones democráticas.
Una vez que un
determinado poder político ha quedado establecido al margen de los derechos
humanos fundamentales, y sobre esa base despótica, pueden a continuación
establecerse – mediante el procedimiento formal e integrado de “votos y
mayorías” – tantos sistemas diversos y contradictorios como rectas pueden
hacerse pasar por un punto. Se puede, sobre todo, construir los sistemas
totalitarios más antidemocráticos que cabe concebir. El fascismo, el
imperialismo y el genocidio – al igual que el asesinato, el canibalismo, el
secuestro (legal) o la violación de menores (y de mayores) – son perfectamente
compatibles con “las elecciones, el sufragio universal, la ley de la mayoría y
la consiguiente democracia” totalitarios.
Si, como
pretende la ideología imperialista, la fuente de toda legitimidad es la
voluntad de “la mayoría” (lo cual esa ideología identifica además como
“democracia”), entonces cualquier grupo humano puede negar y destruir “legítima
y democráticamente” los derechos humanos fundamentales de un Pueblo, y reducir
o liquidar así “democráticamente” a cualquier otro Estado, si “simplemente”
puede consolidar la guerra, la ocupación y la anexión unilateral de ese Pueblo
y Estado mediante un desplazamiento de poblaciones y una geometría electoral ad
hoc: previamente creados por la violencia, los cuales le permitan “ganar
referenda o elecciones” – a las que su ideología de servicio ha tenido la
precaución previa de llamar “democráticas” – por “mayoría”. Sólo los agentes de
“la pluralidad y la fusión”: en las condiciones y en provecho de su propia
Nación agresora y dominante, pueden cínicamente ignorar lo que eso significa
para las Naciones más pequeñas e incluso para las menos grandes. Que se trate de
Marcha Roja, Verde o Amarilla, el procedimiento es siempre el mismo.
Con tal caricatura de “democracia”, China puede: “mayoritaria y democráticamente”, cargarse o tragarse no sólo Taiwán, Tíbet y Turquestán Oriental – como ya está intentando hacer – sino también Mongolia, Siberia, todo el Sudeste Asiático, Polinesia, Micronesia, Melanesia, el Continente Austral, o cualquier otro país del mundo, los USA incluidos. Lo que habría ocurrido ya pacíficamente, de no haberse promulgado en su momento las leyes para cortar la llegada de inmigrantes de raza amarilla, una vez que la realización de ferrocarriles, canales y otros trabajos “de interés mayoritario” finalizó y se dejó de necesitarlos y de acabar con ellos según iban llegando, tras haberles hecho trabajar y haberles proporcionado cementerios flotantes de retorno.
Si
las condiciones políticas – bien fuera por capitulación política o, “mejor”,
por gripe china o derrota termonuclear – se diesen, “nada prueba” que el
Imperio Chino no procedería a la transferencia de población que, en la misma
relativa escala, ha realizado ya en todas partes donde ha podido hacerlo.
“100.000.000 de chinos, tal vez, o 200.000.000, serían transferidos a nuestro
País”. Los desplazamientos, intercambios, repartos y cesiones de población del
siglo XX: que no se denominaban aún purificaciones étnicas, han hecho surgir
nuevas “democracias mayoritarias” en diversas partes de Europa: Rusia, Turquía,
Grecia, Polonia, Alemania o Checoslovaquia. La inmigración-partición-exclusión
de poblaciones en Palestina ha creado una “mayoría” a partir de una minoría del
0.3 % de la población judía; y la posterior partición en dos Estados
independientes responde a criterios que se aplican al revés en otros lugares
donde Serbios, Kurdos, Albaneses o Irlandeses son demasiado débiles para
oponerse.
De
este modo, la “pugna por la mayoría” de la Cav: entre el bloque Nacionalista
español oficial y el grupo Pnv-Eta, estaría ya “resuelta” si el imperialismo
español hubiera logrado doblar bien la matanza, la expulsión y la colonización
de la guerra y la postguerra, o la inmigración de los años sesenta. ¿Qué habría
hecho entonces el grupo Pnv-Eta? ¿Se habría proclamado Partido de las minorías infra-nacionales,
o filantrópica ONG al servicio de la infancia maltratada?
Es preciso aclarar – aunque su evidencia debería hacerlo innecesario – que no hay nada menos universal que el llamado “sufragio universal”, ni nada más equívoco y falseado que la universalidad del sufragio. La evidente grandilocuencia y ambigüedad de esos términos sirve para ocultar que la “universalidad” del sufragio en cuestión excluye la inmensa mayoría del género humano. Votos, mayorías y minorías suponen previamente un Estado y un poder político ya constituidos en su territorio: con fronteras humanas y territoriales predeterminadas que delimitan la población a que aquéllos alcanzan; lo cual excluye forzosamente a todos los demás. No hay mayorías ni minorías políticas sin el régimen político PREVIO que las precede y constituye; un régimen que, en el caso del imperialismo, no proviene de votos ni elecciones ni electores sino de una inicial e insubsanable violencia criminal constitutiva: responsable de crímenes imprescriptibles y de la violación de derechos inalienables, y que por tanto es ilícito y nulo de pleno derecho.
Por otra parte – y en esta misma línea tan lamentablemente necesaria de tener que echar abajo mitos tan arraigados y funestos como absurdos – es también incuestionable que votos, consultas, referenda y elecciones no “llevan” Y NO PUEDEN LLEVAR a la libertad. Efectivamente: si no hay libertad previa, “los votos, las elecciones” etc. no son libres; y si ya existe, entonces no son éstos los que han llevado a ella.
Establecer PREVIAMENTE un régimen libre y democrático: que forzosamente ha de
estar fundado en la vigencia y el respeto de los derechos humanos fundamentales
y ante todo en el propio derecho de autodeterminación o independencia, ES UNA
NECESIDAD INSOSLAYABLE para todo Pueblo que aspire a poder ejercer en plena
libertad un genuino y democrático sufragio mayoritario. Si, por el contrario,
un Pueblo está sojuzgado bajo un régimen imperialista, en ese caso no hay
trucos, “urnas ni votos” que – ni para bien ni para mal – le permitan ahorrarse
hacer el camino hasta llegar a su independencia, como todos los Pueblos libres
del planeta Tierra han comprendido y hecho al luchar en primer lugar por su
libertad nacional: algo que también el Pueblo Vasco debe comprender
urgentemente si es que desea ser el sujeto agente de su propio destino, y no
permanecer como objeto inerte destinado a la manipulación e inevitablemente la
destrucción bajo la integración totalitaria franco-hispana “tú al norte y yo al
sur”.
Sobre esta oposición e incompatibilidad radical entre los derechos humanos fundamentales, por un lado; y el ‘derecho’ positivo y la política imperialistas, por el otro, véase el texto publicado en esta misma página el 21-Febrero-2019 bajo el título: “Recuperación, para la ideología del imperialismo, del XXVI Congreso de la Asociación Mundial de Juristas“.
Un Pueblo
sojuzgado que, siguiendo las sugestiones de una pretendida clase política
indígena formada por cretinos, incompetentes y/o corruptos desaprensivos, llega
a adoptar el extravío de creer que puede “pasar” de asumir la tarea de conseguir
su propia independencia; que ésta puede ser substituida por “la participación
electoral, las urnas, el voto y el autogobierno” dentro del régimen
imperialista y colonialista de ocupación militar que está sojuzgándolo mientras
LEGAL Y OFICIALMENTE NIEGA que tal Pueblo exista; y que todo eso puede hacerse
perfectamente y admitir también al mismo tiempo a ese régimen imperialista como
“legítimo, no-violento y democrático”, a sus Colonos metropolitanos y Renegados
autóctonos – los cuales apoyan la dominación y la ocupación militar fascista –
como “demócratas que piensan de forma diferente”, y a su Estado imperial-colonialista
y totalitario como si fuera “el Estado” legítimo y propio, negando el suyo
propio; en resumen: un Pueblo que acepta todas esas funestas patrañas porque se
las transmite una banda mafiosa disfrazada de “vascos nacionalistas y
abertzales”, y que no se desembaraza de tales sinvergüenzas y charlatanes
profesionales dedicados a traerle la ruina, es que ha aceptado ya la sumisión y
simplemente está perdido. Veamos la formulación que se hace de estas cuestiones
en nuestros textos:
“Los Pueblos
que pierden su libertad y agotan su fuerza vital en la sumisión y en la
colaboración no tienen sitio en la Historia. En la Historia, los Pueblos que no
se han independizado es porque no han podido hacerlo: lo cual no es
precisamente la mejor sino la peor forma de subsistir, si es que ello puede ser
posible; pero no hay un solo ejemplo de Pueblo que, tras haber accedido a la
independencia nacional, haya decidido volver a su anterior estado de dominación
para acogerse a la demencia de ‘las urnas, el voto, el autogobierno y la
democracia’ del opresor, según la ‘clase política vasca’ y sus propagandistas
nos predican que podemos hacer. En el ecosistema imperialista de España y de Francia
no hay el menor lugar para el Pueblo Vasco ni para nuestro idioma el Euskera.
Quien dice no verlo así y afirma lo contrario es porque miente o porque no
quiere verlo, y ya se dijo que no hay peor ciego que quien no quiere ver. Se
trata en ambos casos de las sugestiones y los cantos de sirena de Renegados,
Traidores o Colaboracionistas. Para un Pueblo sojuzgado bajo el imperialismo,
apartarse de ellos y no escucharlos; o, por el contrario, aceptarlos y
seguirlos, es simplemente una cuestión de vida o muerte.
“Elecciones y
referenda no constituyen el régimen político; es el régimen político – ya sea
democrático o totalitario – el que constituye las elecciones y los referenda en
correspondencia con su propia naturaleza. Los votos, las elecciones etc.
suponen un poder político PREVIO que las establece. En un régimen político – ya
sea de facto o de jure – el poder está ya necesariamente establecido ANTES de
las elecciones: desde el momento mismo en que ese régimen existe, la base del
poder real existe efectivamente; y es éste el que fija las fronteras,
constituye el Gobierno, establece el orden y determina la ciudadanía que puede
y no puede votar, así como las normas bajo las que ello ha de hacerse, además
de ser el que implanta el uso o el monopolio de los mass media. El fetichismo
de ‘los votos y las urnas’ pretende ocultar un hecho básico, a saber: que la
libertad política y jurídica depende de la relación de fuerzas, y por tanto
aquéllos sólo adquieren – o no adquieren – sentido en función de esta relación.
En definitiva: si no se ha conseguido PREVIAMENTE que el régimen que ‘convoca’
a elecciones sea un régimen democrático (o sea: un régimen en el que los
derechos humanos fundamentales y ante todo el derecho de autodeterminación o
independencia de los Pueblos: primero y condición previa de todos ellos, estén
garantizados), el resultado que saldrá de esas ‘elecciones’ no alterará la
naturaleza del régimen convocante y ya previamente en el poder.
“Tanto si es
democrático como si es totalitario, no son los votos, las elecciones, las
mayorías ni las minorías las que fundan el poder político; es el poder
político, en uso de su monopolio de la violencia (ejercida bien sea en defensa
de los derechos humanos fundamentales, en cuyo caso es legítima y democrática;
o por el contrario en conculcación de esos derechos, y que por tanto es
criminal y totalitaria), el que funda, produce, determina, condiciona, regula y
decide electores, elecciones, mayorías y minorías, incluye y excluye votantes,
candidatos y alternativas; y decide también de las consecuencias; las cuales,
en un régimen imperialista de ocupación militar como el que mantiene al Pueblo
Vasco y a su Estado, el Reino de Nabarra, sojuzgados desde hace por lo menos
ocho siglos, son las que tenemos a la vista.
“Un sistema
político o ‘jurídico’, sea del signo que sea, no se funda nunca – ni lógica ni
sociológicamente – en resultados electorales u otras formas de sufragio. En
realidad el pretendido sufragio ‘universal’ es un procedimiento derivado,
secundario y tardío de un régimen político que ha sido constituido ya con
anterioridad, y por tanto ese procedimiento en modo alguno puede fundarlo ni
legitimarlo. ‘Pactos, Constituciones, elecciones, mayorías, consensus,
referéndum, derecho’ etc. suponen previamente la existencia de un Estado,
cualquiera que sea su naturaleza: democrática o totalitaria. Por tanto, tales
mecanismos ‘posteriores’ no pueden fundar el Estado – ni
eventualmente la democracia – sino en petición de principio, es decir: sobre
una falsificación. La ‘teoría’ de la fundamentación y la legitimación del ‘Estado de derecho’ por ‘la Constitución, el sufragio universal y
su mayoría’ es una completa vacuidad teórica, no significa absolutamente nada, y
es pura palabrería ideológica para manipular a los tontos y los desamparados
que el régimen totalitario fabrica a mediáticas manos llenas. Las ‘elecciones’
y el ‘referéndum’ – aunque se llamen ‘de autodeterminación’ – bajo un régimen
de ocupación militar son, entre otras cosas, una tomadura de pelo.
“En especial,
bajo el régimen de un Estado imperialista, la violencia, los ejércitos, la
expoliación y la represión, es decir: su constitución real y primaria, fundada
sobre la conculcación de los derechos fundamentales de Pueblos y Estados
sojuzgados, existen ya antes de las ‘elecciones’ y las ‘Constituciones’
formales y secundarias, y continúan ejerciendo el poder real después. Los
ideólogos del fascismo y el imperialismo invocan ‘las normas morales y
jurídicas, la Constitución y el Estado de derecho’; pero ocultan que esas ‘normas’
y estructuras políticas que ellos se esfuerzan por ‘legalizar’ han sido
constituidas mediante violencia y guerra, crímenes y Terrorismo, para que las
suframos los demás, negando y destruyendo previamente para ello los Estados, las
instituciones y las normas democráticos y precedentes, propios de los Pueblos
sojuzgados y colonizados. Es así como han adquirido y conservado el poder que
les permite a continuación juzgar del bien y del mal, e imponernos a los demás
‘las normas morales y jurídicas’ que les convienen.
“(Incidentalmente:
la esperpéntica formulación de los Preámbulos y premisas de las
significativamente abundantes ‘Constituciones’ formales que históricamente ha
promulgado el ‘moderno’ imperialismo franco-español no es sólo imputable a
deficiencias intelectuales y formales de concepción, elaboración o redacción
sino, sobre todo, a las condiciones y fines objetivos a los que los padres de
las criaturas tenían que sujetarse, con la finalidad de ocultar la
pre-existente realidad imperialista y criminal de las constituciones reales.)
“Para una
mayor seguridad, y según postula el sistema ideológico totalitario, la mayoría,
la minoría y los ‘derechos’ que amparan al régimen imperialista son y se presuponen
siempre simples, suficientes e incluyentes, mientras que por el contrario la mayoría
y los derechos que se le oponen son por designación y se presuponen
cualificados, insuficientes y excluyentes. El ‘sufragio universal’ bajo un
régimen imperialista sirve únicamente para ‘el reconocimiento y la legitimación’
del régimen de ocupación, y para ‘decidir’ en qué medida la estrategia
imperialista se prosigue bien por la gestión de los servicios auxiliares de la
sub-clase política local, por la obra directa del Partido fascista oficial y
sus comparsas y comisiones gestoras, o bien por la administración directa del
ejército. En las ‘elecciones’ el fascismo juega sólo a ganar, o a no perder el
timo que tiene montado. Si ‘gana’, el resultado le permite una vuelta de tuerca
suplementaria. Si ‘pierde’, el poder real político-administrativo y el proceso
real continúan: nada cambia, se intenta otra vez, o se cambia las reglas del
juego y los jugadores, o ‘interviene’ el ejército. A menos que no pueda
sublevarse porque ya se había sublevado antes y es el que manda, como ocurre
con el ejército español.” (Cap. XXIV – ‘Democracia y votaciones’.)
*
Bajo estas
cómodas condiciones, los Agentes de la ocupación y los Colonos metropolitanos,
así como los Renegados aborígenes: herederos, continuadores o beneficiarios de
quienes ocuparon su historia en criminales empresas de depredación Continentales
y trans-Continentales sojuzgando, negando, expoliando y destruyendo Pueblos y
Estados mediante la guerra y el Terror, e imponiéndoles su propia identidad
(todo lo cual no sólo no lo han condenado jamás sino que afirman enorgullecerse
de ello), protegidos por sus fuerzas armadas de ocupación militar y formando
todos ellos parte del País imperialista, se pretenden naturales del País colonizado,
exigen el respeto de sus posiciones colonialistas, y dan lecciones de
moralidad, convivencia, democracia y no-violencia predicando el
arrepentimiento, el pluralismo y el universalismo “no-identitario” a los
Pueblos que han sido sometidos por el Nacionalismo imperialista español y
francés mediante crímenes imprescriptibles y Terrorismo de guerra y de
ocupación, y cuya negación-liquidación ellos mismos a día de hoy aún persiguen.
Todo ello es
el contenido real de lo que esos Agentes, Colonos y Renegados obscenamente
llaman “pensar de forma diferente”: basura ideológica difundida a todas horas y
sin contestación posible por sus monopolios mediáticos de condicionamiento,
adoctrinamiento e intoxicación ideológica de masas anexos a su monopolio de la
violencia. Lo llaman así intentando, en primer lugar, enmascarar la realidad
actual de la criminal imposición totalitaria y militar del Nacionalismo
imperialista español o francés (que ellos apoyan y que a su vez los apoya),
escondida tras ese pretendido “pensar de forma diferente”. Y, finalmente,
anular la resistencia residual de las víctimas que escaparon ilesas (pero no
indemnes) a los bombardeos, los asesinatos mediante fusilamientos y paseos al
amanecer, las cunetas, las simas, las plazas de toros y las tapias de los
cementerios, las prisiones de exterminio y los campos de trabajos forzados, la
represión, el exilio y “los grandes cementerios bajo la luna”; víctimas
actuales a las que esos canallas imperialistas y fascistas esperan reducir a la
condición de débiles mentales, ahora mediante el terrorismo y la guerra
psicológicos.
La
afirmación – constante en todos los Estados totalitarios e imperialistas – del
“respeto a las minorías” o del “derecho a la autonomía”, con sus
correspondientes “decentralizaciones, bilingüismos, facultades opcionales y
autonomías regionales”, es un manido expediente ideológico cuyo sentido real es
bien conocido. El “voto particular de las minorías” prefabricadas sirve para
mantenerlas en su triste condición en espera de su liquidación final. Porque de
todos modos, y una vez más, cualquiera que sea la “mayoría minoritaria” particular,
“lo que cuenta es la mayoría de todos los Españoles”. La discriminación y la
liquidación de las minorías e incluso de las mayorías musulmana, judía, guanche,
azteca, inca, araucana; o la represión “pluralista y mayoritaria” contra la
“minoría” musulmana de Argelia, “parte integrante del Pueblo francés”, son nada
más que ejemplos de la forma en que Españoles, Franceses y sus compinches
entienden “la democracia
mayoritaria”.
El monopolio totalitario de la violencia conlleva el monopolio totalitario de las ideas y el pensamiento único. Como resultado de todo ello, y bajo estas circunstancias de ocupación militar, el voto no ya eventual sino incluso más o menos amplio a los candidatos del imperialismo revela simplemente el grado de represión e intoxicación que sigue padeciendo el Pueblo sojuzgado y colonizado. Lo extraño en tales circunstancias no es que tal voto se dé, puesto que la aplastante realidad del poder de hecho presupone el voto gubernamental como total o ampliamente mayoritario; lo extraño es que, aun así, haya quienes en mayor o menor número se abstengan o voten a candidatos u opciones cuando menos equívocos, y ello es suficientemente revelador de la realidad de dominación imperialista. Tales hechos no se producen en Poitiers ni en Valladolid, sólo se dan en los Países colonizados. Revelan el voto que se daría en condiciones inversas, tras siglos de independencia.
En la Argelia colonial y en vísperas de su independencia, los Franceses “ganaban consultas libres y democráticas” mientras las consignas del Gobierno provisional de la rebelión eran seguidas por el 14% de los autóctonos. Inmediatamente después de la independencia, ese 14% se había convertido en el 100%; y después de ser repatriados los colonos, no queda allí una sola tendencia que reclame la anexión de Argelia a Francia, cuando poco antes esto era, supuestamente, el objeto de la “adhesión inquebrantable” de la inmensa mayoría de la población. La “mayoría” o el voto independentista en los Países colonizados no suele pasar de la tercera parte de la población, con un tercio indeciso y otro adverso; lo cual se consideró una base operacional aceptable para la insurrección americana impulsada por los colonos independentistas-terroristas (según el derecho nacional e internacional establecido) que crearon los USA a costa – ¡una vez más! – de la “minoría” indígena.
Las elecciones
las gana el poder que las organiza. El Nacionalismo español y francés: que ha
sojuzgado este País mediante la violencia y el Terrorismo de guerra, de
ocupación y de Estado, y no mediante “elecciones”, ha destruido con ellos todo
rastro de nuestras instituciones legítimas y propias, y por tanto de toda
democracia; todo lo cual se impide por la violencia. El vencedor ha impuesto
sus propias “elecciones”. Estas “elecciones”: con las cuestiones, límites y
condiciones que el monopolio político imperialista determina, suponen el
“derecho”, o sea: la obligación de los “electores” (que el poder establecido
califica o descalifica) para votar como y lo que él mismo quiere que se vote; e
implican procedimientos, geometrías, y un sistema de mayoría simple o
cualificada, general o local, que han sido establecidos según el interés y la
perspectiva del poder totalitario. De este modo, las seis “provincias” son un
todo electoral para dar la “mayoría general” al imperialismo: reducidas a
cuatro (o tres más una), quedan diluidas en el coto de caza impuesto por las
fronteras del imperialismo español; y convertidas del mismo modo en
“departamentos”, dan la “mayoría” al imperialismo francés. Y ello porque, de
todos modos, “lo que cuenta es el voto del conjunto de los Españoles y de los
Franceses”, que son las únicas Naciones que hay según su propia “legalidad” y jurisprudencia.
Es éste el
régimen político fundamental que la ideología fascista trata de ocultar:
motivos no le faltan para ello. La finalidad perseguida por la ideología
fascista sobre las “elecciones” y otras expresiones del sufragio “universal”
es, en realidad, excluir todo cuestionamiento de la fundamentación del poder
político imperialista; cuya base real: establecida sobre agresión militar y
crímenes imprescriptibles contra el Pueblo Vasco, y sobre el desmembramiento y
la ocupación armada contra su Estado el Reino de Nabarra legítima, voluntaria e
históricamente constituido, es así arteramente escamoteada y “desaparece”. La
“democracia” resultante queda confinada a las formas derivadas y secundarias – “urnas
y voto” – dentro de un régimen político previo cuyo incurable y criminal origen
y fundamento: nulos de pleno derecho, gracias a esa prestidigitación de
trileros se pretende que han desaparecido y quedan descartados.
El “sufragio
universal” fue, a veces, reivindicación contra el despotismo; pero esa
institución se encuentra desde hace tiempo perfectamente controlada y utilizada
por el poder político totalitario. Si el voto fuera actualmente el poder del
Pueblo (o así lo creyeran los Gobiernos que realmente lo ejercen en su lugar),
entonces estarían en contra de él como lo estuvieron en el pasado. En cambio
son precisamente las fuerzas oligárquicas y burocráticas las que ponen los
inmensos recursos de los monopolios de violencia y propaganda en el empeño de
lograr el voto de las masas: medio seguro y sin peligro de confortar y
legitimar su propio poder político Nacional-imperialista sobre el Pueblo Vasco
y su Estado, el Reino de Nabarra.
Queda por tanto perfectamente visible que, bajo estas condiciones impuestas por el imperialismo mediante ocupación militar y sus monopolios mediáticos anexos a su monopolio de la violencia, la “pugna por la mayoría” que plantea en nuestro País el grupo Pnv-Eta se orienta a un objetivo imposible. La creencia o esperanza de que “muchas cosas serán posibles cuando tengamos el 80% de los votos” es una ilusión que ha ocasionado los mayores desastres desde el final de las Guerras Carlistas. Ningún Pueblo ha obtenido jamás tal pseudo-democrática mayoría: ni siquiera local, en las condiciones de un régimen de ocupación militar. Se ha expuesto ya la situación previa a la independencia en las Colonias americanas y en Argelia: bajo ocupación militar imperialista, la norma de los supuestos tres tercios: en contra, a favor y neutro, es perfectamente operacional, y se convierte en totalidad tras la independencia.
Ningún Pueblo ocupado tiene la menor posibilidad de constituir tal
mayoría. Si ésta no existe, por supuesto el imperialismo se valdrá de ello;
pero, aunque existiera, ninguna “mayoría” Pnv-Eta – por grande o
total que fuera: del 80 ó el 99% – haría que el imperialismo aceptara el
derecho de autodeterminación, es decir, la abolición del régimen de ocupación
militar y la independencia frente al imperialismo. Y ello porque “lo que cuenta
es la mayoría de todos los Españoles”: según establecen
la “Constitución” y sus armados guardianes que detentan “los cañones y
envían la artillería a las calles; [...]. Ya lo veis señores [...]: ¡esto es parte de una constitución! [...]; esos cañones y fuerza organizada, esos
muy importantes puntales constitucionales a los que ya he hecho referencia:
los cañones”. (Ferdinand Lassalle; ‘On the Essence of Constitutions’, 1862.)
Éste es el régimen “no-Nacionalista, no violento, legítimo y democrático” cuyas “elecciones” la burocracia Pnv-Eta admite como “vía política” para nuestro Pueblo sojuzgado. La alternativa REAL que le ofrece a un Pueblo sometido el adherirse a semejante “política” se reduce o bien a perder las elecciones, o a provocar el cambio más o menos relativo, táctico o estratégico de la política colonial. Efectivamente, una eventual e imprudente “alza electoral” de las opciones vascas sería sólo el preludio de la supresión o corrección del régimen “autonómico” establecido, la señal para la rebelión militar y fascista, o el anuncio de la nueva invasión migratoria que desequilibre la balanza “electoral” y prepare la nueva “mayoría” para las nuevas “elecciones”. El “electoralismo” Pnv durante la República llevó a la sublevación militar, monárquica y fascista, a la guerra y al desastre; el “electoralismo” Pnv-Eta de la postguerra, al aumento de la represión fascista.
Ahora bien, la “estrategia electoral” de la burocracia liquidacionista Pnv-Eta, incuestionablemente absurda, sólo lo es si se contempla admitiendo como cierta su proclamada afirmación de que está orientada a conseguir la independencia nacional del Pueblo Vasco. Pero, en realidad, – y como es más evidente cada día – no tiene nada de absurda, puesto que su objetivo NO ES LOGRAR LA INDEPENDENCIA SINO GESTIONAR Y PERPETUAR LA DEPENDENCIA de España y Francia, y hacer que el Pueblo Vasco se encuentre “cómodo” bajo su régimen de dominación que ellos admiten como “legítimo, no-violento y democrático”; objetivo del que han hecho su miserable medio profesional de vida.
Es decir, su objetivo (que, como hemos visto, algunos de ellos – particularmente imprudentes – incluso declaran abiertamente) es conseguir cargos y “enchufes” dentro del régimen, que es de lo que viven; y, mientras tanto, suministrar al Pueblo – en su calidad de gestores autóctonos “de proximidad” – la adormidera y el engaño que haga más fácil el tránsito a la liquidación. Son los encargados de proporcionar una piadosa anestesia al paciente antes de su ejecución. El hecho de que “la oposición moderada y no-violenta”, con el apoyo constante de “la oposición radical y violenta” que ha llegado a “declarar la guerra caliente a la abstención”, hayan estado colaborando desde hace cuarenta años en la consolidación “electoral” del régimen imperialista, ilustra de por sí la función real que una y otra asumen.
Entretanto, la
alteración de la base sociológica (mediante la movilización, reorganización,
radicalización y potenciación de las colonias de población; la multiplicación
del número y la acción de los Renegados; y la destrucción sistemática de los
caracteres nacionales mediante colonización, alienación y deculturación etc.)
prosigue su labor al servicio del objetivo criminal de siempre: la sumisión y
liquidación de los Pueblos sojuzgados. Mientras los títeres y auxiliares ideológicos
“moderados y radicales” juegan – los unos desde siempre, y los otros desde 1979
– a democracias imaginarias, el bulldozer nacionalista, fascista e imperialista
prosigue día a día su obra de demolición; el rodillo económico, político,
racial, lingüístico y cultural de la apisonadora colonial avanza a paso de
gigante hacia la completa destrucción de los Pueblos sojuzgados.
El imperialismo
es la lucha de clases a nivel internacional: es la dominación y explotación de
un País por otro; y el imperialismo Nacionalista consiste además en la
destrucción de la Nación dominada y la imposición sobre ella de los caracteres
nacionales de la Nación opresora. En estas condiciones, en un País sojuzgado
bajo un régimen Nacional-imperialista y fascista de ocupación militar sólo
caben dos Partidos reales: el de la integración al poder dominante, por un
lado, que se apoya en las fuerzas de ocupación y que eventualmente se camufla
como “democrático” tras una fachada de cartón-piedra o siglas que ocultan la
auténtica realidad; y el de la Resistencia, por otro, cuyo objetivo es y sólo
puede ser conseguir la expulsión de las fuerzas de ocupación. Frente a esta
realidad, la labor de los agentes de la burocracia liquidacionista Pnv-Eta es
potenciar la división partidaria interna la cual arruina necesariamente ese
objetivo, substituido por la “contienda electoral, las urnas y el voto” en el
seno del ocupante Estado imperialista.
La única
empresa susceptible de revertir las condiciones impuestas por el imperialismo
en nuestro País consiste en la conformación del Pueblo Vasco como agente
estratégico capaz de alterar la relación de fuerzas que funda dicha situación,
lo cual es incompatible con toda división partidaria interna del Pueblo
sojuzgado; una división que es absurda, además de suicida. La
institucionalización de un Movimiento de Resistencia Nacional: popular,
unificado, masivo y universal, y por tanto la negativa a participar divididos
en un juego que en esas condiciones está perdido de antemano, es un objetivo
básico e inseparable del desarrollo estratégico e institucional de las fuerzas
democráticas.
Por desgracia,
la cuestión que se nos plantea es que estas fuerzas están siendo
concienzudamente contrarrestadas, divididas y arruinadas por la retaguardia
orgánica, “académica”, mediática y corporativa de la burocracia mafiosa-liquidacionista
Pnv-Eta: tenaces promotores en el pasado de “la vía institucional y la lucha
armada”, y reconvertidos actualmente en los auténticos sostenes a ultranza del
régimen imperialista franco-hispano de ocupación militar de nuestro Estado
gracias a la artificial, absurda y criminal división electoral interna de
nuestro Pueblo para las instituciones locales, y a la aceptación de ese
régimen, de sus “instituciones” y monopolios jurídicos, sus “urnas y votos”
como “democráticos” etc. Un repugnante régimen que está basado en el
Nacionalismo imperialista español y francés, en una secular y permanente
ocupación militar, en horrendos e imprescriptibles crímenes y genocidio al
servicio de su implantación, en el monopolio de su violencia fascista, y en los
monopolios auxiliares de embrutecimiento, adoctrinamiento, corrupción e
intoxicación ideológica de masas anexos al monopolio de la violencia, pero que
la burocracia Pnv-Eta acepta desde 1977-79 como “legítimo, no-violento y
democrático”.
De no haber
sido por el label de “democracia” etc. que estos traidores le han prestado y
siguen prestándole a ese régimen, a cambio de los sueldos, sinecuras y
chanchullos que perciben o esperan percibir por camuflar el mantenimiento de la
opresión imperial-colonialista sobre el Pueblo Vasco (al conseguir que éste
acepte votar en las “elecciones” totalitarias como si “eso” fuera democracia),
no habría podido el régimen del Segundo Franquismo mantenerse durante estos
últimos cuarenta y dos años como lo ha hecho, continuando el auténtico y real
poder militar: oculto y “democráticamente blanqueado”, con toda tranquilidad en
sus cuarteles y casas-cuarteles gracias a los abyectos y rastreros oficios de
estos despreciables y embrutecidos traidores a su servicio: los pasados y los
actuales Ortuzar, Egibar y Otegi, Urkullu y Barkos, Esteban, Erkoreka, Matute y
el resto de la reata que han hecho y hacen creer al Pueblo el demencial embuste
de la democracia fascista española y francesa, de “sus urnas y sus votos”. Los
partidos y organizaciones que integran el conglomerado multiformato de la
burocracia mafiosa-liquidacionista Pnv-Eta son los partidos de los Ejércitos,
las Compañías Republicanas de Seguridad (CRS) y la Guardia Civil que ocupan el
Reino de Nabarra.
Así pues, frente
a los imperialistas de todo pelaje: Fuerzas de ocupación, Colonos
metropolitanos y Renegados autóctonos; y frente a sus agentes auxiliares:
traidores, colaboracionistas y sus eternos y crónicamente despistados compañeros
de viaje que integran la nube de desaprensivos vendedores de humo y frívolos
dilettantes, los cuales únicamente aspiran a monetarizar sus inexistentes
prestaciones políticas explotando la buena fe del Pueblo Vasco con la venta de
sus deleznables performances y trivialidades, seguiremos inconmovibles
afirmando sin descanso EL PRINCIPIO FUNDAMENTAL DE DOBLE AFIRMACIÓN NACIONAL Y ESTATAL DEL PUEBLO VASCO; lo cual constituye el ÚNICO programa capaz de aglutinar a todas las fuerzas democráticas – y por tanto anti-imperialistas – de nuestro País, para conseguir la liquidación del imperialismo franco-español, a saber:
1/ Afirmación
del derecho internacional de independencia, libertad, LIBRE disposición,
autogobierno o autodeterminación del Pueblo Vasco. Un derecho que es
originario, fundamental, inherente, inmediato, incondicional, continuo,
permanente, inalienable, irrenunciable e imprescriptible para todos los Pueblos
sojuzgados bajo un régimen imperialista y foráneo; que es la misma cosa que su
libre disposición o independencia inmediata contra/frente a cualquier
dominación o intromisión política extranjera constituida por el imperialismo;
que ha sido reconocido – no constituido – en la Carta y por el Derecho
Internacional de las Naciones Unidas: mediante numerosas y relevantes
Resoluciones de su Asamblea General, como el primero de los derechos humanos
fundamentales Y LA CONDICIÓN PREVIA DE TODOS ELLOS; y cuyo corolario y
aplicación práctica consiste, como requisito ineludible para su realización, en
la exigencia de evacuación incondicional e inmediata de todas las fuerzas de
ocupación y de todo el aparato de sojuzgamiento imperial-colonialista de las
Potencias ocupantes: España y Francia, fuera de los Territorios históricos del
Pueblo Vasco y de su Estado; y
2/ Afirmación de la continuidad, vigencia y actualidad de nuestro propio Estado histórico, constituido sobre una confederación de Repúblicas, Condados y Señoríos Vascónicos libérrimamente reunida en torno al Reino de Pamplona: “el Reino de los Vascos”, al que sucedió el Reino de Nabarra, el cual sigue siendo en la actualidad el único Estado del Pueblo Vasco, al que jamás ha renunciado ni ha admitido ni reconocido nunca ningún otro. Su necesaria consecuencia implica EL NO-RECONOCIMIENTO Y LA DENUNCIA constantes e incesantes de los Estados ocupantes: el Reino de España y la República francesa, y de sus regímenes totalitarios de ocupación militar, como criminales, imperialistas, colonialistas y fascistas.
Simultáneamente,
es preciso mantener un BOYCOTT TOTAL a toda colaboración con quienes, por
rechazar en la teoría o en la práctica una o ambas afirmaciones fundamentales
arriba mencionadas, forman objetivamente parte del imperialismo. Porque ¿puede
alguien honesta y cuerdamente creer que es posible hacer una política
anti-imperialista con el concurso de los imperialistas y fascistas? Está claro
que no. Como es incuestionable, quienes entre nosotros – sea cual sea su origen
o apellidos – rechazan asumir total o parcialmente esos principios, quedan
absolutamente desenmascarados como los imperialistas y fascistas que son,
partidarios de que continúe la ocupación militar franco-española de nuestro
País y Estado.
Así pues,
mientras el imperialismo no retira sus fuerzas de ocupación (dado que ellas CONSTITUYEN el elemento esencial y fundamental de su dispositivo estratégico de
dominación, sin el cual todo su sistema se desploma), y puesto que
no es posible hacer una política anti-imperialista junto con los
quinta-columnistas y agentes al servicio del imperialismo infiltrados entre el
Pueblo sojuzgado, es preciso mantener un BOYCOTT TOTAL:
– a toda
colaboración con con toda persona individual o colectiva que, por rechazar – o negarse a asumir públicamente – ya sea en todo o en parte, en la teoría o en la práctica una o ambas afirmaciones fundamentales citadas, forman objetivamente – algunos incluso de forma subjetiva y confesa – parte del imperialismo franco-español; y
– a toda participación tanto en las instituciones del régimen imperialista-colonialista franco-español y especialmente en sus monopolios jurídicos o “parlamentos”: Parlamento francés y Cortes Generales españolas, establecidos a lo largo de los siglos mediante el Monopolio de la Violencia y el Terror de guerra y de Estado, e imprescriptibles crímenes constitutivos; así como en sus “elecciones generales” totalitarias que “legitiman” todo ello.
DERECHO DE AUTODETERMINACIÓN O INDEPENDENCIA NACIONAL INCONDICIONAL E INMEDIATA DEL PUEBLO VASCO / EUSKAL HERRIA!
¡REINO DE NABARRA: EL ESTADO DEL PUEBLO VASCO/EUSKAL HERRIA!
¡Ejército de ocupación ni con música!
¡España ni con república! ¡Francia ni con monarquía!
BOYCOTT TOTAL A LOS IMPERIALISTAS Y FASCISTAS, Y A SU RÉGIMEN DE OCUPACIÓN MILITAR! – ALDE HEMENDIK!
¡¡¡VIVA EL PUEBLO VASCO LIBRE!!! – GORA EUSKAL HERRI ASKEA!!!
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