Puntualizaciones sobre la visión de nuestra historia transmitida por historiadores y la prensa diaria de nuestro País
Puntualizaciones sobre la visión de nuestra historia transmitida por historiadores y la prensa diaria de nuestro País
El artículo periodístico ‘El reino que protegió Catalina de Foix. El historiador Aitor Pescador rescata la figura de la última reina navarra, que modernizó y defendió su corona en un reinado que se recuerda de “paz y justicia”’, publicado en ‘Diario de Noticias’ (Ana Ibarra Lazkoz/Iban Aguinaga; martes, 18 de Diciembre de 2018), y escrito a raíz de “una charla que fue protagonizada la semana pasada por el mencionado historiador en el [Palacio del] Condestable sobre la última reina navarra, que dará nombre a partir de marzo a la avenida del Ejército”, merece algún comentario para contra-restar los graves errores contenidos en él.
Hasta en tres ocasiones se martillea en dicho artículo lo de “última reina navarra” referido a Catalina I de Nabarra. Increíble, penoso. Porque es incuestionable que la última reina de Nabarra no fue “Catalina de Foix, que ocupó el trono navarro entre 1483 y 1517” (según se afirma en dicho texto), sino que fue Joanna III de Albret, quien reinó en Nabarra desde el fallecimiento de su padre el rey Enrique II de Nabarra, en el año 1555, hasta su propia muerte en 1572. Fue esta Joanna III, y no Catalina I, “la última reina navarra”; por supuesto, en el sentido de que después de ella no ha habido otro monarca de Nabarra de sexo femenino, ya que monarcas varones sí los ha habido después de ella.
También se afirma en el artículo que el padre de Joanna, “Enrique II, fue de hecho rey de la Baja Navarra en el exilio” ¡Uff! ¡Tres falsedades seguidas en apenas doce palabras!
1/ Enrique II, hijo de la mencionada Catalina I de Nabarra, no fue rey de hecho sino de pleno derecho tras la muerte de su madre la reina. 2/ JAMÁS existió un “Reino de Baja Navarra”, ni en documento oficial alguno se dejó constancia JAMÁS de ese supuesto “Reino de Baja Navarra”; por tanto, no hubo JAMÁS ningún monarca que se titulara “rey/reina de Baja Navarra”. Así pues, Enrique II ‘el Sangüesino’ no fue – ni fue jamás titulado – “rey de la Baja Navarra” sino que fue Rey de Nabarra. Y 3/ Ese rey de Nabarra obviamente no estaba en el exilio cuando estaba en la Nabarra de Ultrapuertos o en otros Estados de su Corona – como Bearne – libres de ocupación militar extranjera sino que estaba en su propio Reino de Nabarra, cuyos TERRITORIOS sud-pirenaicos habían sido ocupados por la Monarquía Hispano-Católica, que no por “España”, ya que ésta era simplemente una referencia geográfica equivalente a la antigua “Hispania” romana pero no un ente jurídico-político.
Así pues, es también absolutamente falso que la reina Joanna III fuera reina de “la Baja Navarra”. En la dedicatoria que Joannes de Leizarraga le hace a la reina Joanna en su traducción al Euskera del Nuevo Testamento, que se publicó en 1571, reza en Francés y Euskara: “A la muy ilustre Dama Jeanne de Albret, Reina de Navarre, Dama soberana de Béarn, etc.” Lo reiteramos: JAMÁS hubo un “Reino de Baja Navarra”, como el Sr. Pescador indica, ni monarca alguno se tituló JAMÁS “rey de la Baja Navarra”.
¡Es terrible comprobar cómo esa labor ideológica, que el propio historiador mencionado señala fue encargada por el usurpador “Fernando el Católico” a su propagandista Palacios Rubios, a saber: hacer desaparecer la percepción del Reino de Nabarra en su esencia de Estado (cuya existencia y continuidad de su personalidad jurídica, al igual que ocurre con todos los Estados, no dependen de la extensión concreta de su territorio), ha hecho mella en él mismo! ¡Asombroso y lamentable!
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