Tarea del colaboracionismo Pnv-Eta y su resultado: el reforzamiento del Frente Nacionalista-imperialista (XXVII)


EUSKAL HERRIA Y EL REINO DE NABARRA, O EL PUEBLO VASCO Y SU ESTADO, FRENTE AL IMPERIALISMO FRANCO-ESPAÑOL



XXVII – Tarea del colaboracionismo Pnv-Eta y su resultado: el reforzamiento del Frente Nacionalista-imperialista


Iñaki Aginaga y Felipe Campo


“SILENCIO ANTE LA TORTURA: La llegada de la democracia [a ‘España’] no impidió que la vulneración de los derechos humanos fuera una práctica habitual como lo había sido también durante el franquismo.” (J. Encinas; artículo de cabecera y su entradilla, difundidos por el periódico supuestamente ‘progre y abertzale’ Diario de Noticias, 14-Enero-2023.)


“La llegada de la democracia a ‘España’.” Cretinismos periodístico, electoral, institucional, parlamentario o activista-armado funcionan aquí juntos por lo menos desde hace casi cincuenta años, tras la instauración del Segundo Franquismo actualmente reinante. De este modo, las bandas armadas o desarmadas de retrasados y perturbados mentales, de iluminados e ilusionistas, de exhibicionistas, charlatanes y embaucadores, y de aprovechados, corruptos-desaprensivos y agentes del imperialismo franco-español: quienes durante todo ese tiempo han estado promoviéndolos, mantienen en la inopia ideológica y en la nulidad política al Pueblo que dicen representar. Pero no hay nadie tan tonto como para creerse, a estas alturas y de buena fe, que “los planes y las propuestas” etc. de la “oposición vasca” institucional armada o desarmada Pnv-Eta y sus satélites – actualmente Ea-Ehbildu-Sortu-Geroa bai etc. y el resto de “asociaciones sindicales, sociales y culturales” auxiliares que les dan cobertura  encierran la más mínima virtualidad política.

Para todos esos “institucionalistas vascos” armados y desarmados, y desde la transición intra-totalitaria española al Segundo Franquismo, la calificación del criminal régimen imperialista franco-español de ocupación militar establecido sobre nuestro País como “democrático y no-violento” – ¡y de su Estado totalitario y criminal como el Estado propio y legítimo! – es el postulado iluminista y místico sobre el que, mediante obcecada deducción y radical exclusión de toda experiencia, se funda y construye toda nuestra “realidad” política. Efectivamente, puesto que por intangible apriorismo y petición de principio el régimen franco-español que ocupa militarmente nuestro País es – desde “la llegada de la democracia” – legítimo, democrático y no-violento, de ello se deduce de forma inapelable que no puede cometer actos de imperialismo, fascismo, violencia criminal, terrorismo etc., ya que de otro modo no sería democrático y no-violento. Y si a pesar de todo los comete, entonces sólo puede tratarse de un limitado “déficit democrático” que no afecta al sistema político como tal, el cual sigue siendo no-violento, legítimo y democrático.

Vemos así cómo la voluntad de ignorar u ocultar la más evidente realidad mediante la creación constante de falsas ilusiones y vanas esperanzas es lo propio de quienes prefieren ver las cosas no como realmente son sino como ellos quieren que sean o creen que deberían ser. Sin embargo, el ser no es lo mismo que el deber-ser; y el imperialismo español y francés contra el Pueblo Vasco es inevitable y realmente imperialismo y no democracia, que es su contrario. En una tal dimensión de desatino, sólo se engañan quienes prefieren engañarse o que los engañen, antes que ver las cosas como realmente son. Ahora bien, quienes prefieren los paraísos – en realidad los infiernos – artificiales al mundo real, hacen con ello el juego y la política del imperialismo y el fascismo. Frente a ello, la única posibilidad de cambiar políticamente la dura realidad exige, para empezar, verla como es; todo lo demás es reacción, charlatanismo, imperialismo y fascismo. (¡Tanto desastre material y moral para llegar a eso!)

Desde hace casi cincuenta años, se suceden y repiten en nuestro ocupado País, con monótona regularidad, “consultas y elecciones generales democráticas decisivas para que el Pueblo diga lo que quiere”; todas ellas en espera de las siguientes para saber lo mismo y que volverán a “decidir” sobre lo mismo. A continuación, con “los triunfos electorales y las mayorías absolutas, empiezan el inevitable proceso de negociación y la marcha a la independencia”. Sin embargo, una y otra vez “habrá que esperar a las próximas elecciones para que el Pueblo diga lo que quiere”, después de un número incalculable de entrevistas muy positivas, muestras de voluntad política para resolver el conflicto, saltos cualitativos, oportunidades históricas, procesos de negociación inevitable, y marchas a la independencia inminente. La tomadura de pelo puede así continuar indefinidamente, por obra de los agentes “vascos” armados o desarmados Pnv-Eta y sus satélites: servicios locales auxiliares del régimen imperialista y fascista franco-español de ocupación militar que ellos llaman democracia.

Si los Pueblos oprimidos de los cinco Continentes hubieran seguido el camino que preconiza aquí la pretendida clase política abertzale armada o desarmada para resolver el conflicto vasco, la expansión del imperialismo habría sido un proceso irreversible y ni uno solo de ellos habría accedido a la independencia nacional: único contenido necesario del derecho de autodeterminación frente a la dominación extranjera.

Pero no hay sitio para la imprevisión o el azar en lo que ha ocurrido en consecuencia, y aquí sólo ha sucedido lo que lógica y necesariamente tenía que suceder. Todo ello es el resultado inevitable, previsible, previsto y advertido, primero de la liquidación estratégica de la política nacional vasca, realizada por la burocracia liquidacionista Pnv-Anv del exilio mediante sus pactos con la “oposición” Nacional-socialista española entre 1957 y 1962 (pactos de París y de Múnich); a continuación, de la irremediable “incapacidad” teórica y práctica de “los moderados y los radicales” que forman la burocracia Pnv-Eta y sus satélites; y, finalmente, de  su venalidad y participación en el sistema imperialista y en el aparato fascista franco-español de corrupción y represión de la libertad de expresión, información, comunicación y crítica, contra quienes advertían de la realidad. Un sistema y un aparato en el que todos ellos se insertaron – en particular desde 1977-79 – aceptándolo como legítimo y democrático hasta el día de hoy.

Por supuesto, “los moderados y los radicales” Pnv-Eta y sus satélites potencian el cretinismo electoral-institucional en las condiciones del fascismo; sin embargo, no se trata – o no se trata sólo – de cretinismo parlamentario o extra-parlamentario sino ante todo de imperiosa necesidad y complicidad deliberada. El reconocimiento implícito y explícito de la “nueva democracia franquista”, el electoralismo en las condiciones del fascismo español que ocupa militarmente nuestro País, la falsificación del derecho de autodeterminación o independencia de todos los Pueblos y su denegación para el Pueblo Vasco, y el abandono de los fundamentos y principios de libertad nacional y de los derechos humanos fundamentales en general: traiciones que sintetizan la aportación esencial de “los moderados y los radicales” Pnv-Eta durante los últimos cincuenta años, han sido perpetradas a cambio de los privilegios que siempre y en todas partes acompañan y recompensan los servicios auxiliares indígenas bajo un régimen imperialista de ocupación militar; y naturalmente constituyen una contribución determinante a la política y la ideología imperialistas y fascistas, jamás a la libertad nacional y a la auténtica democracia que aquélla condiciona y fundamentaViolando la independencia nacional de un Pueblo sojuzgado no hay ni puede haber democracia; hay imperialismo y fascismo.

En nuestro caso es claro que no puede hablarse con propiedad de “fracaso de la vía institucional y la lucha armada”, puesto que sus pretendidos medios y objetivos no han existido nunca excepto en la propaganda de sus promotores y en las alucinaciones de sus adictos. Tales “procedimientos de lucha” han dado el resultado que realmente se buscaba o preparaba, y en este sentido no cabe hablar de fracaso sino de completo éxito de la empresa. La guerra nacional de 1936 fue ciertamente para nosotros una terrible derrota militar de la que surgió el actual régimen cuyas exacciones seguimos padeciendo. En cambio, no cabe hablar de derrota política suplementaria en lo que concierne el desastre de los últimos cincuenta años. Una derrota política supone una previa confrontación política; pero la renuncia, el abandono por incomparecencia, es la negación de esa confrontación. La voluntad deliberada de la burocracia “institucionalista y activista” Pnv-Eta de sabotear la estrategia democrática y sus implicaciones, y de encontrar por el contrario un grado variable de acomodo en el fascismo español fortalecido y renovado, ha dejado a este País indefenso ante los sucesivos e intensificados ataques del Nacionalismo en el poder.

(Como ya quedó indicado más arriba, sólo por extensión e impropiamente cabe hablar, en este caso, de colaboracionismo y de colaboracionistas. El colaboracionismo supone una entidad política diferenciada del imperialismo oficial. Por tanto, cuando se adoptan como propios el Estado, la Nación, la ideología y la estrategia del imperialismo no hay colaboración con el imperialismo: hay incorporación al imperialismo y al fascismo en calidad de agente auxiliar.)

En los acontecimientos políticos el “elemento espontáneo” juega un gran papel, “ya sea de impulso o de contención”, porque “las revoluciones no se dejan guiar como por un maestro de escuela”. Sin embargo, en cualquier escala y en cualquier contexto, “la presencia de un Partido revolucionario que se da exactamente cuenta de las fuerzas motrices de la época actual [...]; que conoce la potencia del método revolucionario en una época de inestabilidad de todas las relaciones sociales; que está listo para emplear ese método y llevarlo hasta el final: la presencia de un tal Partido representa un factor de importancia histórica incalculable”. (L. Trotsky.)

Tal Partido “no puede ni debe esperar en fatalista, con los brazos cruzados, la venida de la ‘situación revolucionaria’; esperar que este movimiento popular espontáneo le caiga del cielo. Al contrario, su deber es – como siempre – adelantarse a la evolución de las cosas, tratar de precipitarla”, de modo que “en toda fase y en todo momento se realice y ponga en actividad la masa entera de potencia disponible”; y “que no se encuentre jamás, en decisión y precisión, por debajo del nivel de las relaciones de fuerza existentes en la realidad sino que, al contrario, supere este nivel.” Es lo contrario de un Partido “que beneficia de una cierta influencia tradicional pero que no se da cuenta de lo que pasa a su alrededor; que, no comprendiendo la situación revolucionaria, no puede encontrar la correspondiente llave”. Una dirección “consecuente, resuelta, hacia adelante, provoca en las masas el sentimiento de la seguridad, la confianza, el ardor en la lucha”. Una dirección “vacilante y débil ejerce sobre las masas una acción paralizante y perturbadora”.

Ahora bien, ciertamente el grupo Pnv-Eta no ha esperado en fatalista, con los brazos cruzados, a que el movimiento revolucionario y popular contra la adaptación y consolidación del presente régimen fascista español le cayera del cielo. Bien al contrario, ha frenado y retrasado la evolución de todo lo que pudieran entorpecer ese movimiento, y ha mantenido la masa entera de potencia disponible por debajo del nivel de las relaciones de fuerza existentes. El conglomerado Pnv-Eta: que se atribuía el monopolio – la función primero y el mérito después – de dirigir y reconstituir la Resistencia y la estructura política y cultural de nuestro Pueblo, ha tirado de él fuera de su virtualidad espontánea, pero lo ha hecho siempre hacia atrás. (Esto quedará más ampliamente expuesto en el Capítulo XXXIII – ‘Estrategia y táctica; clase y unidad políticas’.)

Efectivamente, y por desgracia, no toda la culpa de nuestra situación reside en el imperialismo oficial. Pueden considerarse diversos factores diferenciales en la reciente historia comparada de los Estados Escandinavos, Bálticos, Caucásicos, Balcánicos y otros prófugos del Imperio Ruso-Soviético; pero no puede soslayarse el dato decisivo de que el Pnv y sus filiales armadas y desarmadas no tuvieron allí participación ni equivalencia, ni fueron modelo para nadie. De haber ocurrido así, no sería la independencia sino la consolidación de la Santa Rusia Imperial – y una nueva fase de “persuasión y diálogo, profundización en la democracia, progreso paso a paso y sin prisas, desarrollo institucional y autonómico, lucha armada y guerra revolucionaria”, siempre en espera de las próximas elecciones, de la “negociación inevitable” y de “un nuevo status político”; es decir: de rusificación, represión y exterminio – lo que habrían encontrado los alógenos soviéticos y sus vecinos.

El heroico Pueblo de Chechenia, a pesar de una determinación y una pasión por la libertad excepcionales, ha pagado muy cara la brevedad de una coyuntura que sólo se presenta, cuando lo hace, una vez por siglo contado. Ello dio lugar y tiempo a la clase política del “Antiguo Régimen” para reconstituir la fragilizada estructura totalitaria propia de “la transición y la reconversión” (en su caso, desde la URSS a la “Federación de Rusia”), reforzada por los sórdidos cambalaches entre los protagonistas de la resuelta Guerra Fría y el nuevo orden o desorden hegemónico mundial. Apoyada por un arco ideológico que iba desde el “comunismo” nacionalista al Nacionalismo fascista rusos, la atroz represión terrorista y genocida resultante – permitida y bendecida por las grandes, medianas y pequeñas Potencias – mostró de por sí la inédita solidaridad del nuevo bloque imperialista mundial contra la libertad de los Pueblos, y lo que cabe esperar de una insuficiente resistencia armada; con más motivo aún si ésta consiste en alguna de sus caricaturas occidentales.

Fue precisamente ése el camino aquí elegido, a pesar de que las consecuencias eran previsibles y habían sido previstas: “En tal caso, cuando la opresión, degradación y humillación se amplíen también en lógica correspondencia, cuando la represión se desmadre sobre un país reducido a una resistencia espontánea, cuando los circuitos de propaganda fascista a escala mundial arrojen la difamación y el descrédito sobre un pueblo amordazado, que el elector ‘vasco’ recuerde que él legitima, financia y aprovisiona con sus votos la estrategia, los agentes y las armas de la ‘nueva democracia española’.” (“Otra vez ‘elecciones generales’”; Iparla, 1. Zenbakia, Febrero 1979.)

Esto era lo que podía esperarse de la ampliación del colaboracionismo, como resultado de la participación de los denominados “vascos radicales” en las “elecciones” totalitarias españolas de 1979, tras haberlo hecho ya dos años antes el “moderado” Partido “nacionalista vasco”-Pnv y sus satélites; todo lo cual implicaba la participación de unos y otros en la “transición” española, es decir: en la auto-reforma del Franquismo que ya había sido diseñada a partir del Pacto de Múnich.

Si en este País se ha dejado pasar una crisis intra-totalitaria por simple incomparecencia, y dos inmensas olas de decolonización planetaria no han dejado aquí otra cosa que la consiguiente resaca, ello es, ciertamente, porque el Pueblo Vasco estaba debilitado por las guerras y la ocupación militar que venían desde el siglo XIX, lo cual fue reforzado desde 1923 por continuas dictaduras; pero ante todo porque sufrió un sabotaje interno al estar dirigido, aturdido e infantilizado por una supuesta clase política corrompida, incapaz, ignorante, engreída y exhibicionista: impuesta, dirigida y financiada por el régimen de ocupación y las Potencias Occidentales, la cual no tenía la menor idea de aprovecharlas ni el menor interés en descubrir la forma de hacerlo. Y si también el Pueblo y el Estado vascos disfrutan hoy de una reputación bien establecida de perdedores sin remedio; si carecen del más mínimo reconocimiento internacional; si no hay sociedad “civilizada”, Nación oprimida, tribu primitiva o nómada del desierto que se arriesgue a reconocerlos o a contar con ellos, es porque su prestación política de los últimos cincuenta años no ha dado para más. ¿Cómo alguien nos va a conocer o reconocer si no lo hacemos nosotros mismos? Los débiles, los necios y los indefensos no tienen clientes, amigos, aliados ni valedores en el mundo en que vivimos; y con el fin del duopolio del Terror termo-nuclear en el mundo han desaparecido las últimas ilusiones al respecto.

Ya desde el clandestino e ilegal pacto de Múnich, acordado en 1962 con el PsoE por la burocracia liquidacionista Pnv-Anv (y todos ellos sin excepción desde su integración en el Fascismo español, oficialmente admitido por ellos como “democracia” desde las “elecciones generales” de 1977-1979), los institucionalistas “vascos” moderados y radicales armados y desarmados Pnv-Eta y sus satélites han estado haciendo creer a sus seguidores y víctimas hasta el día de hoy que los agentes del Nacional-imperialismo y el Fascismo español: los Nacional-socialistas/comunistas de Falange-PsoE/PcE y los Nacional-fascistas de Ap/Pp, eran en realidad nobles y dignos aliados democráticos con cuya real y fiable alianza una estrategia política viable podía y debía fundarse. La pretendida “clase política oficial vasca” ha evacuado así hasta el sentido de la distinción decisoria “amigo-enemigo”, y de la naturaleza misma del régimen imperialista; ha desconectado o invertido su sistema inmunitario; y ha destruido sus defensas naturales o artificiales, bio-sociológicas y político-ideológicas. El colaboracionismo: desde el Pnv tradicional u oficial hasta su corolario el Eta, es el SIDA del Pueblo Vasco inoculado por el imperialismo franco-español.

En el País de los Vascos, todas las advertencias – sobre lo que estaba ocurriendo e iba a ocurrir – resultaron en vano. Las burocracias y los sectores “vascos” disidentes y liquidacionistas, nombradamente los institucionalistas aborígenes armados y desarmados Pnv-Eta y sus satélites, todos ellos colaboracionistas, cómplices o agentes locales del imperialismo español que proclaman su compromiso irrevocable con todos los derechos humanos, arruinaron la base estratégica para la defensa de los derechos humanos fundamentales del Pueblo Vasco, substituyéndolos por el “derecho a confiar” en las promesas de los Franquistas – tradicionales de Ap/Pp y Nacional-socialistas de Falange-Ugt-PsoE – que preparaban la transición intra-totalitaria española.

Basándose en la “confianza” hacia “el cambio que – según afirmaban – al régimen español le venía desde dentro”, habían decidido ya por el Pacto de Múnich concederle a su imperialismo fascista una generosa moratoria – sesenta años largos por ahora – para que, después de haber masacrado a nuestro Pueblo en la guerra y la represión durante el Primer Franquismo, tras la muerte del Dictador el sucesor régimen español pudiera seguir colonizándolo, explotándolo, arruinándolo y reprimiéndolo durante el Segundo. Una concesión que – según pensaron – no sería hándicap demasiado pesado, mientras los intereses que ellos representaban pudieran seguir explotando sus propios negocios: sus dominios reservados; lo cual creyeron intocable y que les sería respetado por el régimen transitivo español. De este modo, aceptaron el régimen fascista de ocupación militar al que ahora llamaban “la nueva democracia española”, y la participación en sus “elecciones generales e instituciones” totalitarias.

Todo ello era una burda corrupción de todos los términos y conceptos cardinales sobre la libertad nacional y la democracia, y era ante todo la falsificación y el abandono del derecho internacional, fundamental e inherente de autodeterminación o independencia de todos los Pueblos, para adaptarlo a un “derecho a decidir” de su propia invención. Junto con el derecho de autodeterminación desapareció también el derecho fundamental e inherente de legítima defensa, que todos los Pueblos serios y todos los Gobiernos del mundo dignos de este nombre afirman unilateralmente como fundamento y previa condición de todo derecho internacional. En su lugar, quedaba afirmado el monopolio imperialista franco-español de la Violencia criminal y el Terror de masas, al cual nadie tenía derecho a oponerse. Un “nacionalismo vasco” que así actúa y de tal modo ignora estas cuestiones es Nacionalismo español o francés puro y duro; por mucho que, para ocultarlo, jueguen a todas horas con la palabra “Euskadi”, que ellos y el régimen han vaciado de su verdadero significado y con la que suplantan al Pueblo Vasco y su Estado, el Reino de Nabarra.

Los colaboracionistas y cómplices “vascos” del imperialismo fascista franco-español: la burocracia liquidacionista Pnv-Eta y sus satélites y sucursales, cubren una función de primer orden en la tarea de represión, provocación, recuperación, sabotaje y aniquilación de la Resistencia a la dominación extranjera. Mendigan el reconocimiento y la “alianza” con los Partidos de importación colonial. Participan en la consolidación del régimen imperialista de ocupación militar, y en la prevención, represión y división de la Resistencia. Pretenden que se dedican a servir y representar a los Pueblos, lo que los hace más peligrosos y efectivos todavía puesto que en realidad contribuyen a su indefensión.

Como ya se ha dicho, encarar la realidad, ver las cosas tal como son es la primera condición para combatir la opresión internacional sobre los Pueblos; pero la misión de los colaboracionistas y cómplices es precisamente mantenerlos en la inopia, confundiendo y haciendo perder el contacto con la realidad a los adversarios del imperialismo y el fascismo, y haciendo de ellos presas fáciles en su ruta hacia el matadero.

Subjetiva y objetivamente, los institucionalistas armados y desarmados Pnv-Eta y sus satélites son parte necesaria de la empresa que ha fundado el presente régimen político: el Segundo Franquismo, que ha durado ya más que el Primero y que ha aportado la “democracia”, es decir: la auto-reforma y la consolidación del Franquismo bajo el protectorado de las Potencias hegemónicas y sus satélites y protegidos, las cuales sustituyeron a las Potencias del Eje que lo habían establecido. Todos ellos son la primera línea avanzada, fortificada, auxiliar y periférica del dispositivo imperialista y fascista de represión y propaganda, el cual es el condicionante directo e indirecto de la pretendida estrategia de “los moderados y los radicales”. Mientras el poder real aprecie en el Pueblo sometido alguna virtualidad política, no podrá “pasar” de su mediación.

Para llegar a esto, no hacía falta que tantas víctimas – cuya sangre valía mucho más que la de sus dirigentes, asesinos y verdugos – quedaran abandonados por los montes y las simas, en las tapias de las cárceles y de los cementerios, y en las plazas de toros, ante los pelotones de asesinos o bajo los bombardeos terroristas contra la población civil; poblaran el exilio, las prisiones y los campos de trabajo, esclavitud y exterminio; y padecieran de todas las maneras la represión, la vesania, el sadismo, el odio y la venganza de las fuerzas y los servicios de ocupación y de las clases sociales que los producen y utilizan: agentes que han diezmado los escasos recursos humanos, materiales y culturales de un País demasiado pequeño como para reponerlos frente a sus predadores históricos, incomparablemente mayores y mejor armados. Al igual que hacen los actuales “dirigentes” de la Cav, podrían haber servido y cantado en su propio provecho las glorias del imperialismo pacífico, no-violento, dialogante, liberal y democrático franco-español que nos gobierna. De haberlo hecho así, podrían emprender ahora “la rehabilitación y la reinserción” del Pueblo oprimido, y la respetuosa y prosternada afirmación de su carácter pacífico y trabajador, realizadas ante los representantes de las Naciones cuyo propio carácter “pacífico y trabajador” – que ha ensangrentado, desvalijado y explotado cinco Continentes – no necesita rehabilitación ni confirmación. La abyección es el estadio supremo de la colaboración y la sumisión.

Con las llamadas “instituciones”, es decir: las instituciones que el imperialismo y el fascismo imponen, ganan siempre los que construyen y controlan las instituciones, porque los partidos los gana quien impone el campo y los participantes, dicta las reglas del juego y las cambia cuando le conviene, que para eso están hechas. Las instituciones tradicionales tenían por fin la represión o la destrucción de la oposición. Si las cosas no iban todo lo bien que se quería, entonces se sublevaba el ejército: fundamento de la constitución real y primaria antes de serlo de la Constitución formal y secundaria y de todas sus instituciones; lo cual permitía cambiar las reglas y los votantes, los manifestantes, los persuasores, los persuadidos y los Pueblos. De hecho, los ejércitos se sublevaron hace ya mucho tiempo; y las instituciones resultantes: que son las suyas, no necesitan de nuevas sublevaciones. Es necesario vivir en otro planeta para creer que un poder político: cuyos monopolios incorporan, representan e imponen los intereses y la supremacía del imperialismo nacionalista franco-español, va a exponerlos a “la negociación, el diálogo, el veredicto de las urnas, el imperio de la ley” y otras tonterías, en lugar de construir las condiciones políticas e ideológicas que le permitan ganar en todos los terrenos.

Los agentes armados y desarmados “vascos” adictos a la “vía institucional”, son parte cada vez más evidente del sistema político e ideológico de Violencia criminal, dominación y corrupción. La “vía institucional” conduce rápidamente – desde la incapacidad, el oportunismo y la sumisión – a la colaboración, la complicidad y la traición. Las instituciones y los servicios auxiliares “autónomos” son parte activa de la administración colonial del Estado ocupante. Son el régimen administrativo local, la deconcentración y la potenciación de los recursos y órganos locales propios del poder colonial que, según el momento y las circunstancias, actúa directamente o por intermedio de sus colaboradores y cómplices indígenas.

Totalmente desprovistos de poder político propio, tanto nacional como internacional, estos órganos administrativos locales del Estado ocupante (sucursales locales del único Gobierno real, a veces llamados pomposamente “gobiernos” por las instituciones metropolitanas que los han creado, las cuales son a su vez órganos de gestión y cobertura del verdadero Gobierno: la estructura franquista del poder y su clase política real) hacen suyos, contra sus propios administrados, la propaganda, la Violencia criminal y el Terrorismo del Estado al que pertenecen: son el instrumento institucional de la colaboración, la complicidad y la traición. Su organización especial de violencia, represión y delación: lo que los expertos en bilingüismo español llaman “la ertzaintza”, son cuerpos auxiliares de proximidad de la policía de verdad al igual que lo fueron sus predecesores: los Black and Tan, los Harki o la Milicia de Vichy. La represión de las personas y de las ideas, y la administración de la corrupción, son las verdaderas funciones que les han sido asignadas.

La liquidación de toda estrategia democrática implicada tanto en el reconocimiento del régimen imperialista y fascista como democracia, así como en la participación en sus “instituciones”, llevó además a un cambio de papeles sin precedentes: gracias a las concesiones de la “transición” española, los fascistas quedaban reconocidos como respetables “demócratas”; mientras la Resistencia nacional del Pueblo sojuzgado (tras haber soportado los horrores y el Terrorismo de guerra, los bombardeos incendiarios de ciudades y poblaciones, los asesinatos y la represión del Nacionalismo español nazi-fascista) era calificada y perseguida ahora como “nacionalismo”, “terrorismo” y “nazismo” por aquéllos y sus sucesores y por los Colonos y Renegados, cada vez más motivados y exasperados todos ellos por un odio xenófobo y racista de larga tradición española. Todo ello bajo la impotente mirada de los aprendices de brujo que, después de haber presentado los fascistas como “demócratas” y haberlos introducido en la Internacional de los Partidos Cristiano-Demócratas, se veían a continuación expulsados por ellos.

Cuando el Fascismo europeo convertido a la democracia se mudó a las ruinas de la “Internacional” Demo-Cristiana, de la que el Pnv era un Partido fundador y único miembro “español”, los dirigentes peneuvistas (que aceptaron el principio: “un País, un Partido”) se apartaron y abandonaron su plaza para facilitar el acceso del reformado Franquismo tradicional a los Organismos de la derecha oficial europea. De este modo, el Pnv cedía su puesto de fundador a su “aliado”, preparándose así de paso para ser después ignominiosamente expulsado por sus mismos protegidos: infamante expulsión que inevitablemente espera a todo instrumento útil devenido inútil. Se comprende así mejor, a la vista de estos hechos, la ruina de la Democracia Cristiana, dada su nueva función de refugio y blanqueo del Fascismo europeo.

La expulsión-substitución del Pnv por el Partido franquista tradicional español: realizada en el interior de “la Internacional Demo-Cristiana”, estaba cantada y preparada de mucho tiempo atrás por unos y otros. Las “Democracias Occidentales” aceptaron así la “adhesión indefectible a la causa de la libertad, la justicia y el bien contra el mal” de amigos y aliados tan acreditados y seguros, fiables, desinteresados y sinceros como los fascistas españoles y sus semejantes, que contaban ahora incluso con el reconocimiento “vasco” gracias a la traición de una pandilla de burócratas Pnv; todo ello a costa de la libertad y los sufrimientos del Pueblo que, tras haber luchado contra el Nazi-Fascismo y padecido sus zarpazos, tenía que seguir soportando ahora la “democrática” represión de sus herederos apoyada por la burocracia Pnv, unida a un general descrédito.

El llamado “Gobierno autónomo” de la Cav: pretendido logro político del Pnv, es la adaptación programada por el Estado español para contener, controlar, desviar y abortar desde dentro el desbordamiento del régimen político unitario por la presión democrática del Pueblo Vasco. La experiencia ha mostrado, incluso a los más ilusos, que el poder real impone, utiliza, recambia y reemplaza a los títeres locales y sus gobiernos-fantoche a su antojo y conveniencia; y que prescinde de los servicios de sus indeseables compañeros de ruta cuando no los cree ya necesarios. La “transición” franquista impuso primero, e incumplió inmediatamente y recuperó después, su propio “Estatuto autonómico”; el cual la Administración central incumple abiertamente ante la pasividad y la cooperación de sus cómplices locales.

Efectivamente, las circunstancias de la transición intra-totalitaria española llevaron al régimen franquista a concesiones formales y marginales que recupera rápidamente, una vez pasado el peligro inmediato. El término “Pueblo Vasco o Euskal-Herria” se recogió formalmente en el Artículo 1 del “presente Estatuto [de Autonomía para el País Vasco], que su norma institucional básica”, sin perjuicio de la unidad constitucional de la Monarquía. Tres decenios más tarde, el Segundo Franquismo revisó y recuperó tan exorbitante concesión; y el mismo “gobierno autónomo” de la Cav, una vez en manos del Partido Nacionalista Español-PsoE, infringió desde su misma toma de posesión la Constitución y el Estatuto que formalmente lo constituyen: excluyendo “ilegalmente” de la Administración local el término y el concepto de Pueblo Vasco, y negando expresamente que tal Pueblo exista. Todo ello ante la mirada bovina, alelada y servil, ante la pasividad y la aprobación de sus comparsas y servicios auxiliares indígenas Pnv-Eta de colaboración, complicidad y traición; unas comparsas que presentan como logros políticos la sumisión y la ruina de todo un País, y que presencian – sin emitir una voz y sin mover un dedo – cómo sus entrañables aliados de siempre y golpistas locales liquidan sin contemplaciones la “Carta fundamental” de la autonomía otorgada de cuya “obtención” tanto presumieron.

Pero he aquí que los “abertzale moderados y radicales Pnv-Eta” y sus satélites “descubren” que “la ley y la justicia españolas no son iguales para todos”, y que sus decisiones “no se atienen al derecho jurídico (sic) sino que obedecen a presiones políticas”. Muestran ahora su escandalizada disconformidad por las crecientes “infracciones a la democracia y al estado (deficitario) de derecho”, y por el avance de “la derecha fascistoide” española y del “neo-fascismo español, ya apenas camuflado en Euskadi Sur”. (Si la “derecha” española es fascistoide y el neo-fascismo apenas queda camuflado, ¿qué es y cómo se manifiesta la “izquierda” española? En cuanto a “Euskadi Norte”, la “democracia” reina allí desde que la mitología francesa la inventó a partir del Terror, la guillotina y la deportación de pueblos en masa, y el imperialismo no existe o se trata de “imperialismo democrático”.)

Sus “especialistas” en la materia: los cuales protestan por las medidas “no jurídicas sino políticas” adoptadas contra ellos, hacen la apología del derecho imperialista al presentarlo como manipulado y maltratado por la política fascista, en lugar de verlo como una parte integrante y funcionalmente adaptable de ella. Disgregan así la realidad indisociable y totalizante de la violencia política y la violencia jurídica (actual y virtual), las cuales constituyen un Estado como su quintaesencia misma. Una disgregación y una distorsión que son tanto más funestas aún cuando, como es el caso, impiden comprender la naturaleza del Estado imperialista y fascista: fundado y mantenido sobre su constitutiva violencia criminal jurídico-política.

Disgregan igualmente las fuerzas y los Partidos imperialistas de las Metrópolis: los cuales obviamente integran el poder totalitario como un todo; y, como si ello no fuera así, buscan la alianza con sus agentes políticos ya sean “de derecha o de izquierda” según los casos y los momentos, a los que esos “políticos y especialistas” Pnv-Eta del colaboracionismo indígena eventualmente presentan como proclives a objetivos de libertad y democracia, cuando la más palmaria realidad pone en evidencia todo lo contrario. A esta reaccionaria asociación supeditan o sacrifican la realidad y las posibilidades de las auténticas fuerzas democráticas, necesariamente anti-imperialistas.

Se lamentan y lloriquean luego: patética y periódicamente, cuando “descubren” las inevitables, irremediables, previsibles y previstas consecuencias de “la traición, el engaño y el comportamiento contra natura” de sus entrañables aliados históricos, quienes “no cumplen su palabra y el pacto entre caballeros, y no son de fiar”; lo que, al parecer, siglos de agresión, guerras, crímenes, ocupación y colonización: jamás condenados sino ensalzados por esos tales, no les habían permitido todavía descubrir ni considerar. Sin embargo, esos entrañables aliados históricos hispano-franceses: los de “la Alianza Demo-Cristiana por encima de las clases” o “el Frente Obrero por encima de las naciones” etc., son lo que han sido siempre por naturaleza y no han traicionado nada ni a nadie, y menos todavía a los vendidos autóctonos. En cambio éstos los han apoyado, cubierto y encubierto de todas las maneras siempre que lo han necesitado, mientras que por el contrario perseguían por todos los medios a cuantos denunciaban la verdadera naturaleza de tales agentes políticos como integrantes del régimen de ocupación militar, y manifestaban la realidad ideológica y política más evidente.

La labor propia de las bandas nacionalistas, imperialistas y fascistas de “Derecha e Izquierda” es derrotar, debilitar y engañar a sus enemigos: los Pueblos sojuzgados. Bien entendido: si, tras la experiencia de cuarenta años de Fascismo bajo el primer Franquismo, esas “Derechas e Izquierdas” han conseguido engañar aquí a alguien, ello ha sido posible gracias a la colaboración y complicidad de sus aliados indígenas Pnv-Eta armados y desarmados: movilizados para encubrir y servir la agresión y la represión contra los Pueblos, y para engañar mancomunadamente a sus incautos seguidores acallando a todo aquél que pusiera de manifiesto la realidad. Son estos colaboracionistas indígenas quienes han engañado: no precisamente a los enemigos de los Pueblos que ellos dicen representar y defender, sino a los propios Pueblos oprimidos.

Un modelo en el que puedan [co]existir pluralismo y democracia internos en el seno de su propio partido, por un lado, junto con un bi-partidismo vasco externo a nivel del País, por el otro, no ha funcionado nunca en el Pnv ni es posible con él. La burocracia peneuvista no puede aceptar que un movimiento auténticamente vasco pero independiente del Pnv pueda llenar el espacio ideológico y político al que su propio partido no llega; lo cual la lleva a apoyar – en contra de ese movimiento vasco independiente – a cualquier otro partido, con tal de que sea abiertamente español. Hemos visto a la burocracia Pnv apoyarse sin el menor pudor incluso en el Pp. Pero ante todo, y desde siempre, el Pnv buscó un imaginario aliado estratégico en el Nacional-socialismo español del PsoE, al que hizo el juego y la corte contra cualquier otra presencia o tendencia vasca que pudiera amenazar sus respectivos monopolios y “terrenos de caza”, a saber: el “nacional”, para el Pnv; y el “social”, que la burocracia Pnv prefiere regalar a los españoles del PsoE antes que aceptar que pueda quedar cubierto por un movimiento autónomo auténticamente vasco.

En otras palabras, su repugnante chantaje no puede estar más claro: si alguien de nuestro País desea incorporarse a la política de liberación del Pueblo Vasco, tendrá que hacerlo en los términos y la organización que establece el Pnv bajo control de dicha burocracia, que ha confiscado el partido para sus propios y espurios fines; y si no acepta eso, la alternativa prevista para el caso por el Pnv es obligarlo a hacerse Español y tener que irse al PsoE o a alguna de sus variantes. Porque el objetivo de la burocracia liquidacionista Pnv no es liberar el Pueblo Vasco del imperialismo franco-español, el cual esa burocracia ha aceptado desde hace más de medio siglo y hasta el día de hoy como un régimen legítimo y democrático y como “el Estado” propio. (Pacto de la burocracia Pnv-Anv con el PsoE en Múnich – 1962 – para su inserción en la “democracia” española bajo las condiciones del Segundo Franquismo, una vez llegada la desaparición “natural” del General Franco.) Su verdadero objetivo es consolidar los intereses de la corporación Pnv y de los sectores económicos a los que ésta sirve: “Al PNV no le preocupan los que no lo han votado; le preocupan los que sí lo han votado”. (Declaraciones de Andoni Ortuzar, presidente del Pnv, 23-Abril-2024.)

Igualmente desde el primer momento, el Eta buscó un modelo y aliado imaginario en el PcE, con oposición a toda alternativa autóctona. Y en la actualidad, sus sucesores de la pretendida “izquierda abertzale” compiten y “empatan” (A. Ortuzar, presidente del Pnv) con la burocracia Pnv, si es que no la aventajan, en su abyecto agasajo tanto a los imperialistas y Nacional-socialistas españoles de Falange-PsoE, así como a los social-imperialistas residuos del PcE y sus variadas hijuelas fascistas a las que llaman “la izquierda confederal”; de los que esa “izquierda abertzale” Ehbildu-Sortu etc.: ideológica y políticamente colonizada y recuperada por ese social-imperialismo español “de izquierda”, se ha convertido en una sub-delegación local “vasca”. (Véase nuestro texto: ‘La auténtica oposición democrática vasca, frente al discurso de la “oposición” Pnv-Eta y sus satélites recuperados por el imperialismo’.)

Ello es así porque esa pretendida “izquierda abertzale”, tras haber reconocido en las “elecciones generales” españolas de 1979 – al igual que había hecho la burocracia liquidacionista Pnv en las de 1977 – el régimen imperialista y fascista franco-español de ocupación militar de nuestro País como legítimo, democrático y “el Estado” propio, rechaza también con perversa obstinación/traición (y/o incurable estupidez/corrupción), al igual que lo hace la burocracia Pnv, proclamar públicamente el principio fundamental y único de doble afirmación nacional-estatal del Pueblo Vasco, a saber:

1/ Afirmación del derecho internacional de autodeterminación o independencia nacional del Pueblo Vasco, junto con su corolario de exigencia de evacuación incondicional e inmediata de la fueras imperialistas de ocupación militar de nuestro País; y

2/ Afirmación de la continuidad, vigencia y actualidad de nuestro Estado propio, el Reino de Nabarra, constituido por una confederación de Repúblicas, Condados y Señoríos Vascónicos histórica y libremente reunidos en torno a él, e internacionalmente reconocido durante mil años; el cual sigue siendo el único Estado de la Nación Vasca y al que nunca ha renunciado ni ha admitido jamás ningún otro, según hemos expuesto con más detalle en otros momentos.

Lo que implica el rechazo constante e incesante de los Estados de España y de Francia como criminales, imperialistas, colonialistas y fascistas de ocupación militar, y no su constante aceptación como legítimos, democráticos y propios, según hacen la burocracia mafiosa-liquidacionista Pnv-Eta y sus satélites.

Son ellos: la burocracia Pnv-Eta y sus satélites, quienes se unieron al imperialismo y al fascismo en el poder para reducir todo intento de restauración institucional y Resistencia civil del Pueblo Vasco, o de simple información o libre expresión, difamando y persiguiendo además a cuantos se atrevían a decir la verdad sobre sus cambalaches con el imperialismo y el fascismo, y sobre sus maniobras de liquidación y sumisión de toda política nacional vasca; siempre en unión con sus entrañables “aliados”:

“Ésos que vosotros llamáis el PSOE, y que son en realidad los socialistas vascos”, y con “los restantes demócratas de quienes recibimos seguridades en las que tenemos derecho a confiar”. (Manuel Irujo.) “Ahora que los socialistas llegan al poder en España y en Francia, un nuevo panorama político se abre para Euskadi.” “Los Partidos obreros y toda la izquierda de España están con nosotros”. “Tenemos que pedir perdón a los socialistas [es decir al PsoE] por haber dicho que no eran vascos.” Etc.

El nuevo Falange-PsoE: “fusión” de ganadores y perdedores de la guerra, tomaba buena nota desde los pactos de liquidación de París y de Múnich: “Nosotros sabemos bien que el Pnv podría imponer exigencias mucho mayores y más duras; pero, mientras los del Pnv sean tontos, ¿qué va a hacer el PsoE sino aprovecharse?” (M. Herzog.) Sin embargo, y no obstante, ésta es la afirmación del propio Arzalluz al frente en aquel entonces (1996) del Pnv: “He conseguido más en catorce días con Aznar [Pp] que en trece años con Felipe González [PsoE], y eso tampoco lo vamos a olvidar.” Ahora bien, “Pp-rekin ez dago zer eginik; itxaron beharko da Espainiak bozak arte”, vuelve a constatar Urkullu; y así hasta la náusea.

Día tras día “descubren”, constatan y denuncian, con atónito e hipócritamente escandalizado asombro, “el comportamiento escasamente democrático, poco democrático o no-democrático, la falta de voluntad política, la ausencia de talante democrático” de la curiosa “democracia” por ellos pregonada durante más de cuarenta años, donde “todos los medios de coacción e información están en manos del ejército”, y donde el derecho de autodeterminación de los Pueblos y los derechos humanos fundamentales que él condiciona son institucionalmente negados y destruidos. Muestran su democrática indignación y plañidera desolación porque el Estado “impone su voluntad sin negociación ni concertación” con los órganos de la Administración periférica – desprovistos de todo poder político – que él mismo ha instaurado; siendo así que innegablemente se trata de un Estado unitario que detenta el monopolio de la Violencia criminal y todos los poderes, y que ha sido apoyado y reconocido por ellos mismos como legítimo y democrático. Señalan el “incumplimiento de los pactos” por quienes no han cumplido jamás ni siquiera los tratados desiguales o leoninos que ellos mismos han impuesto.

Hablan también de “reglas no escritas” y denuncian “la unión y los pactos contra-natura” entre los “Partidos” españoles. Pero la unión en un solo Partido real de la clase política española dejó hace tiempo de ser considerada como vergonzante contubernio, para convertirse en el más natural y edificante de los ayuntamientos, bendecido por los dignatarios políticos y religiosas autoridades del mundo entero. (La única unión aparentemente contra-natura que aquí se da es entre organizaciones sedicentes abertzale y el régimen de ocupación, que incansablemente califican de no-violento, legítimo y democrático, sin perjuicio de “lamentables excesos e irregularidades deficitarios” que no afectan al fundamento del sistema. Pero, considerando su incorporación al régimen durante medio siglo, vemos que no hay ya nada contra-natura en ello.) Es precisamente la natura la que los lleva a unirse contra la libertad de los Pueblos sojuzgados, y lo han demostrado siempre así: ya fuera en Argelia o en Nabarra. Todos ellos han sido y son lo que siempre han sido y son, y se comportan en consecuencia.

Para disimular la abyecta sumisión que hace de ellos auxiliares y títeres del imperialismo y el fascismo, pretenden ahora que el Gobierno español falta al “espíritu de los pactos” que con ellos contrajo; que “el Pp y el PsoE los han engañado y traicionado”. (Lo que, de ser cierto, no sería atenuante ni excusa sino agravante para quienes dicen que “nuestra misión es mostrar al Pueblo el camino”.) Pero tampoco habrían engañado aquí a nadie sin la decisiva ayuda, sin el aval y los disfraces, sin el crédito y el auxilio material y moral que les han prestado y conferido el Pnv oficial y el Eta, con sus satélites, sucursales y dependencias armados y desarmados. No son los Gobiernos de España y de Francia los que “han faltado a los pactos”. El régimen franquista era lo que era y es lo que es, y no engañó ni traicionó a nadie. Tampoco el Partido franquista tradicional (el Pp) y sus satélites Nacional-socialistas (Falange-PsoE) y otros han engañado ni traicionado a nadie. Los entrañables “aliados democráticos” que los han engañado y traicionado, según dicen, son los cuervos que ellos mismos han criado y alimentado desde siempre; sacrificando y persiguiendo, para satisfacerlos, las fuerzas vivas, ideológicas y políticas de este País que los denunciaban como imperialistas.

Por otra parte, la “interpretación auténtica del pacto”, que los burócratas jelkide invocan, no les permite ocultar que la “interpretación auténtica” la hace el legislador, y que en el régimen de ocupación imperialista no hay más legislador, real y formal, que el imperialismo. El invocado “espíritu del pacto” es un desesperado intento que hacen los espiritistas de la “oposición” integrada para ocultar la realidad y las consecuencias de su política de liquidación estratégica, sustituyéndolas por los fantasmas y las mesas mediáticas que son ya su único refugio y consolación. La pérdida total de credibilidad y fiabilidad, para la supuesta clase política oficial “vasca” y para su línea de liquidación política, y la desesperada frustración así generada, provocaron además el desarrollo de los atentados individuales y colectivos; porque los invocados “pactos de la transición” intra-totalitaria española no fueron sino la sumisión a las condiciones de incorporación que la dictadura imponía. Por lo demás, como es evidente, no deben tomarse por pactos reales los acuerdos espirituales que los burócratas piraos del Pnv y sus satélites armados y desarmados creen haber logrado con el fascismo.

Una y otra vez “traicionados y engañados”, sus “representantes” pretenden justificar con ello su propia incapacidad. Pero en política la traición y el engaño de los demás no justifican, ni excluyen, ni exculpan, ni atenúan nada; no hacen sino agravar la responsabilidad de la supuesta clase política que ha llevado a tales resultados. El engaño y la traición – de que los colaboracionistas y cómplices del imperialismo y el fascismo dicen ser víctimas – son una gastada y miserable excusa que implica algo mucho peor que lo que se intenta excusar. En política lo que se dice no vale sino en función de lo que se hace. En política no existen ni se respetan de por sí los derechos humanos, las normas, los pactos, las convenciones, las declaraciones, las palabras dadas y la natura sino en la medida en que son políticos y jurídicos, es decir: a menos que la violencia estructural – inserta en la relación de fuerzas en presencia – los constituya y obligue a respetarlos.

Descubren ahora que sus entrañables “aliados” tradicionales “no son de fiar”. Pero Ugt-PsoE no ha sido nunca de fiar para la libertad y la democracia, y menos aún desde que fue colonizado por la Falange y homologado como componente auxiliar, comparsa y testaferro del Partido y el régimen franquista tradicional. El actual Falange-PsoE es en cambio plenamente fiable para el Ejército y el imperialismo españoles, como auxiliar sin fallas que es para la política de represión y genocidio que todos ellos desarrollan en los Territorios ocupados del Pueblo Vasco: la alianza entre todos ellos no es “contra natura” sino sanamente natural. Y ahora, gracias al concurso que les prestan los colaboracionistas indígenas Pnv-Eta y sus cómplices, sus representantes locales y metropolitanos han hecho del profanado Árbol de la Libertad un evacuatorio donde levantan la pata o se acuclillan los perros y las perras del imperialismo y el fascismo.

La disimulación, la falsificación, la mentira, la doblez, la perfidia y la hipocresía son instrumentos idóneos y normales de la política y la diplomacia; y engañar y traicionar al enemigo es lo propio de la política, más aún de la imperialista. Por lo tanto, no dejarse engañar ni traicionar es la primera obligación y la primera condición para actuar en política. Si los “políticos vascos” profesionales – o al menos remunerados como tales – ignoran esto, ello significa que son auténticamente incapaces, anormales o retrasados mentales. Y si lo saben y aun así lo permiten, entonces es que se han pasado ya al enemigo. Los Pueblos oprimidos que se dejan engañar por “profesionales” como éstos no deben lamentar su mala suerte: desembarazarse de su esterilizante tiranía es una tarea de salud pública, sin la cual el restablecimiento de las fuerzas democráticas es imposible.

Son el Pnv y sus satélites armados y desarmados quienes no son de fiar. Son los colaboracionistas y cómplices: la supuesta clase política oficial indígena “vasca” y sus impresentables representantes, quienes han engañado y traicionado a este País; abandonado así en la trampa mortal sin salida en que lo han encerrado. Ellos son lo único ‘contra natura’, que se pone de manifiesto una vez más.

Apoyaron, reforzaron, acreditaron, auxiliaron, encubrieron y disfrazaron a sus entrañables aliados de Falange-PsoE – o incluso del Pp – tanto y tan bien, que éstos pueden ya pasar o creen poder pasar de ellos para seguir embaucando al Pueblo, y acabarán tirándolos a la basura en el momento oportuno. No cabe esperar nada nuevo de las episódicas e hipócritas pataletas del Pnv y de sus satélites armados y desarmados, que no asustan a nadie y menos aún a sus amos tradicionales. Los institucionalistas armados y desarmados no tienen alternativa de cambio ni de recambio a la estrategia imperialista de la que son producto. Sólo pueden seguir en las mismas mientras les dejen.

Esperan y buscan el más leve gesto propiciatorio del Partido franquista español – ya sea en su versión tradicional del Partido del Movimiento, o en su versión Nacional-socialista de Falange-PsoE – en eventual dificultad; lo cual bastaría para que los históricos tontos útiles o aprovechados inútiles de siempre acudieran al reclamo: sin condiciones y con lágrimas en los ojos, a fin de recuperar la añorada, cordial, entrañable y abyecta condición que les es propia, y dispuestos a volver a empezar (traicionando y persiguiendo para ello a todo y a todos los que haga falta), con la esperanza de prolongar durante algún tiempo sus miserables privilegios. Quienes han vendido el País a cambio de miserables intereses y mezquinos privilegios: individuales y corporativos, “descubren” ahora que también peligran unos y otros; aunque barreras institucionales, nepotismo y paracaídas dorados por eminentes servicios prestados suavicen todavía el aterrizaje. Roma siempre paga a traidores mientras le son necesarios o útiles; pero dejará de hacerlo cuando dejen de ser necesarios.

Son el Pnv y los burócratas de la “oposición pactada y la negociación inevitable” quienes engañaron a sus incautos seguidores, y han engañado y traicionado al Pueblo Vasco, al que han llevado a la indefensión y la inexistencia política, y lo siguen engañando. Y si no fue así y se dejaron ellos mismos engañar (lo cual: estar convencido de que uno está transmitiendo la verdad, es la mejor manera de engañar a los demás), entonces “todavía peor”, pues demostraron con ello un grado de irresponsabilidad y subdesarrollo mental absolutamente incompatibles con el ejercicio de la más limitada función política otra que la colaboración, la complicidad y la traición. La primera cualidad y la obligación de un político es no dejarse engañar, o de lo contrario debe dejar de decirse político. Los habituales e insufribles lloriqueos de los políticos inocentes, puros e intachables, realistas y posibilistas, constantemente burlados por sus malvados y arteros aliados, malísimos “centralistas” que traicionaron su confianza, son un espectáculo demasiado lamentable y gastado como para provocar consideración ni respeto.

Son el Pnv y el Eta, junto con todos sus satélites, quienes han disfrazado, acreditado, confortado y apoyado al Partido franquista (ya sea en su versión tradicional de Ap/Pp, o en la transitiva y Nacional-socialista de Falange-PsoE), así como a su transición intra-totalitaria, cuyas consecuencias se manifiestan más profundamente cada vez. Son ellos quienes hicieron de la impresentable AP franquista de Fraga un Partido “honorablemente establecido” en este País, y los que sirvieron y apoyaron a Ugt-PsoE, hasta otorgarle el monopolio de la oposición “socialista”: reinventada, diseñada y financiada por el Franquismo, el CIA y sus aliados, cómplices e instrumentos de los Estados “democráticos” occidentales. Mientras tanto, perseguían, denunciaban, difamaban y calumniaban – y lo siguen haciendo – a cuantos, a partir de los pactos de liquidación y en particular el de Múnich en 1962, trataban de revelar y publicar lo que se estaba decidiendo y lo que estaba pasando en la larga transición intra-totalitaria española. La libre expresión, en todas sus formas, es incompatible con el monopolio fascista del que participan. “La vía institucional y la lucha armada” son la tapadera de la colaboración y la complicidad con el imperialismo; de la traición y la corrupción de sus servidores.

El reconocimiento del régimen franco-español de ocupación militar como “no-violento y democrático”, la persecución y la liquidación de la libertad de expresión, de comunicación y de crítica (resultado de la mala fe), el obscurantismo, el dogmatismo, el miedo y el desprecio a la verdad y al conocimiento vulgar o científico, son la obra de los institucionalistas “moderados y radicales” Pnv-Eta, desarmados y armados.

Estos “institucionalistas vascos” armados y desarmados han participado activa y eficazmente en la tarea – vital para el régimen fascista franco-español de ocupación militar de nuestro País, que ellos han aceptado como legítimo, democrático y el suyo propio – de ocultar, impedir, abortar y reprimir todo planteamiento teórico o práctico dirigido a la creación o el desarrollo de una oposición ideológica y política de nivel estratégico frente al imperialismo franco-español. Han sacrificado toda virtualidad político-estratégica al oportunismo, la colaboración, la complicidad y la traición institucionales. Han arruinado los recursos políticos e ideológicos de este Pueblo, que ha quedado abandonado así a la indefensión y la inexistencia ideológicas y políticas. Se han aliado para ello con las fuerzas imperialistas y su Gobierno, y han beneficiado de los monopolios de violencia y propaganda para extender la censura, la incapacidad, la desinformación, la confusión y la división a su base popular: aterrorizada, venal o resignada. Han logrado así, por una parte, las compensaciones que la corrupción burocrático-corporativa necesita; y por otra, la frustración y desesperación de la clientela populista.

Por otra parte, sus vacías provocaciones han exasperado la violencia represiva de las fuerzas de ocupación; han movilizado, reorganizado, radicalizado y potenciado a los Colonos; y han multiplicado el número y la acción de los Renegados. Finalmente, el derrotismo inherente a una ideología y una política de perdedores, y la experiencia del fracaso manifiesto y constante, han arruinado la credibilidad nacional e internacional del Movimiento Vasco de libertad y democracia; entorpecido su posible desarrollo efectivo en los medios sociales que mejor preparados estaban para ello; y limitado su expansión a las zonas cultural y políticamente más duramente castigadas.

No ha sido la simple superioridad material e ideológica del imperialismo y el fascismo internacional, el factor decisivo de la actual catástrofe política. Bien entendido: su “superioridad ideológica”, como ya ha quedado expuesto, nada tiene que ver con ninguna clase de superioridad-honestidad epistemológica y científica, sino con las patrañas conscientes y deliberadas que sus monopolios de adoctrinamiento y propaganda fascistas – anexo a su monopolio de Violencia criminal – les permiten difundir a todas horas y en sesión continua sobre una población indefensa.

En realidad, el imperialismo y el fascismo no habrían podido aquí alcanzar hasta ese punto sus objetivos sin haber tenido la participación decisiva y la colaboración, la cooperación y la complicidad: continuadas y obstinadas, de las bandas institucionalistas que han protagonizado “la vía institucional y la lucha armada”. Es decir, sin haber contado con el apoyo de la organización burocrática-corporativa moderada y activista de la “oposición” oficial: desde el Pnv tradicional hasta el Eta. Sin ellos, la confirmación y el desarrollo del imperialismo franquista no habrían sido posibles. De no haber sido por la traición del Pnv y sus satélites, no habría podido el Segundo Franquismo establecerse, mantenerse, consolidarse y desarrollarse como lo ha hecho en los últimos cincuenta años; y los más terribles y funestos errores habrían podido evitarse. Han sido el burocratismo, el corporatismo, la corrupción y la traición, la colaboración, la complicidad y el apoyo deliberados de la burocracia del Pnv y de sus cómplices y satélites armados y desarmados, los que han acarreado la indefensión total: ideológica y política, del Pueblo Vasco. Sin su apoyo decisivo en la tarea de liquidar la libertad de expresión, esos sub-productos de propaganda de tan deleznable contenido no habrían podido alcanzar ni siquiera una mínima parte de sus objetivos.

Salvo exterminio o expulsión totales, el imperialismo y el fascismo no pueden reducir a los Pueblos si no media el oportunismo y la incapacidad institucional y estratégica por parte de éstos. La inepcia política e ideológica, la corrupción y recuperación imperialistas, la colaboración, la complicidad y la traición indígenas continuadas y obstinadas los debilitan, los humillan y los ponen de rodillas. Los Pueblos se atacan y se arruinan desde fuera, pero se derrumban y se hunden desde dentro. Como todo totalitarismo, un régimen de ocupación militar y colonización extranjeras tiene necesidad de la inhibición, sumisión, colaboración, complicidad o traición de parte de los Pueblos y Estados sojuzgados.

Los componentes de la pretendida “vanguardia política” Pnv-Eta, que han llevado a tales resultados, tratan ahora de ocultar su papel – y de conservar sus miserables privilegios – diciendo tarde y mal algo de lo que ellos no han dejado decir – o al menos que el pueblo pudiera escucharlo – pronto y bien. Hablan ahora, a todas horas, “de estrategia y táctica, de posibilismo, minimalismo, realismo y pragmatismo”. Pero no hay estrategia ni táctica posibles sin libre comunicación y asociación; ni libre asociación y comunicación sin principio estratégico, que ellos han eliminado por completo.

Dichas burocracias “vascas” pretendidamente abertzales tratan de hacer olvidar que no hay política democrática que valga sin una Resistencia organizada, independiente, y con contenido estratégico: algo que sus agentes son incapaces de concebir, y cuya simple evocación no pueden siquiera soportar. Hablan de “unidad democrática”; pero su corporatismo, sectarismo, elitismo, burocratismo y liquidación estratégica han hecho que las fuerzas democráticas se encuentren hoy más aisladas, incomunicadas, divididas y desamparadas de lo que nunca estuvieron bajo el Franquismo primitivo.

Como buenos embaucadores y embusteros, dicen ahora que “si alguien les hubiera dicho lo que iba a pasar, no se lo habrían creído”, y que “después de visto, todos listos”; pero son esos mismos quienes han participado activamente: durante cincuenta años ya, en el dispositivo fascista para impedir que se dijera y supiera nada en este País sobre las cuestiones estratégicas capitales para la liberación del Pueblo Vasco. Quienes dicen ahora que “se ha acabado la democracia” llevan cincuenta años ocultando que nunca empezó. Quienes dicen ahora de sus aliados – Pp o PsoE – que “con éstos no hay nada que hacer”, son los mismos que “los iban a convencer”; los mismos que siguen esperando la apertura de un proceso de “diálogo sin violencia y sin exclusiones”; los mismos que están generosa y heroicamente “dispuestos a dimitir o retirarse de la vida política y dejar el campo libre a los tanques”. Son los mismos que han cerrado el paso a toda virtualidad estratégica; los mismos cuya palinodia institucional ha ocultado el estruendo de los tanques y los cañones: los cuales están aquí desde hace tanto tiempo como el régimen totalitario que éstos establecieron y garantizaron.

Todas las advertencias habían sido vanas: el autoritarismo de la burocracia en funciones no podía soportar sino sumisión y lisonjas, y no supo responder sino con excomuniones, embustes, calumnias y difamaciones, delaciones, expulsiones y persecuciones a cuantos – en Méjico, en Venezuela, en Argentina o en la misma Europa – trataban de denunciar lo que estaba pasando y lo que iba a pasar después. Ni entonces ni ahora, medio siglo después, se han atrevido los negacionistas a dar cuenta de la naturaleza, alcance e implicaciones de la operación de liquidación que ellos o sus compinches llevaron a cabo; y a confesar públicamente la verdad de la política de entrega y derribo que estaban siguiendo. La exclusión de toda forma de libre expresión e información (con la ayuda de la nueva “oposición” española prefabricada y financiada por el régimen franquista y los Servicios Secretos Occidentales), les permitió ocultar al Pueblo los cambalaches en curso y prevenir todo intento de Resistencia o de simple información de la opinión pública.

Este objetivo prioritario determinó el más amplio e insólito frente internacional: desde el Franquismo oficial y la Agencia y sus satélites, hasta los institucionalistas armados y desarmados Pnv-Eta. Era la involuntaria confesión de la virtualidad decisiva de la cuestión. Era también una prueba más – para quien la necesitase – de que el Nacionalismo español de todas tendencias, en plena posesión del monopolio de la Violencia criminal y apoyado por las Potencias hegemónicas, no aceptaría nunca una autonomía real y federal que afectase al monopolio total de la Violencia e implicase redistribución, por limitada que fuese, del poder político absoluto del Estado español sobre el Pueblo Vasco.

Los institucionalistas armados y desarmados Pnv-Eta han demostrado de tal modo su capacidad para las maniobras electorales bajo el fascismo, que han conseguido preparar, realizar y reconocer la “victoria democrática” del Partido único nacionalista español en territorios donde la mayoría “sociológica” actual y virtual la haría imposible. Tratan de ocultar que, incluso sin posibilidad de oposición real y oficial, la mayoría espontánea del Pueblo Vasco – e incluso de la “ciudadanía” administrativa – repudia la política de liquidación que prosiguen desde la post-guerra. Prefieren “legitimar” el Partido único español (con la reserva de 100,000 votos nulos atribuidos al Eta), antes que afrontar la realidad del 35% de “abstenciones” de la población administrativa – 37% en Gipuzkoa – en las condiciones de los monopolios de propaganda, Violencia y Terrorismo de Estado; lo que evidencia que la mayoría del Pueblo Vasco rechaza cada vez más la política de colaboración, corrupción, complicidad y traición con el régimen de ocupación.

El objetivo declarado de “los moderados y los radicales” armados y desarmados es ahora “resolver el conflicto vasco dentro del más absoluto respeto al orden establecido, con la renuncia a toda violencia como medio para conseguir fines políticos, por medios estrictamente pacíficos, políticos y democráticos, mediante votos y elecciones, persuasión, diálogo y negociación inevitable – si hay democracia y voluntad política – entre todos los demócratas, nacionalistas y no-nacionalistas, cada uno con sus ideas y proyectos, todos legítimos y respetables, abriendo un proceso de autodeterminación en ausencia de toda violencia legalizada o de respuesta” etc. Lo que no sólo es absurdo en los términos y falso en los hechos: es además una pieza recurrente en la propaganda y la guerra psicológica de la ideología imperialista y fascista.

Pero es que, además, eso no es resolver el “problema vasco” sino darlo por resuelto; es negar la realidad del imperialismo franco-español, que jamás mencionan, y practicar el encubrimiento y la apología de su régimen de ocupación militar. Si el imperialismo y el fascismo no estuviesen constituidos por la guerra y la Violencia criminal monopolista, si dialogaran o respetaran los derechos humanos fundamentales, si negociaran con quien no tiene entidad política para ello, o si la paz y los derechos humanos fundamentales contaran para ellos, entonces no serían el imperialismo y el fascismo y no habría problema imperialista que resolver. Por desgracia el Nacionalismo imperialista franco-español existe, y su objetivo no es el diálogo etc. sino la liquidación por todos los medios de la libertad de los Pueblos sojuzgados, y de sus derechos.

Con Estados criminales y terroristas de este género, con esta gentuza sin honor ni vergüenza, dicen y quieren hacer creer los colaboracionistas moderados y radicales, armados y desarmados Pnv-Eta y sus cómplices, que van a “resolver democráticamente el conflicto político por el diálogo y la negociación, abriendo un proceso de paz mediante la palabra y el diálogo, en ausencia de toda violencia” etc.

Quienes pretenden primero apaciguar el régimen imperialista, y después cautivarlo mediante la sumisión, la colaboración, la complicidad y la traición, únicamente ponen de manifiesto la debilidad de los Pueblos sojuzgados, y excitan la agresividad propia del imperialismo y el fascismo. El imperialismo es la lucha de clases a nivel internacional: es la dominación y explotación de un País por otro; y el imperialismo Nacionalista consiste además en la destrucción de la Nación dominada y la imposición sobre ella de los caracteres nacionales de la Nación opresora. En estas condiciones, en un País sojuzgado bajo un régimen Nacional-imperialista y fascista de ocupación militar sólo caben dos Partidos reales: el de la integración al poder dominante, y el de la Resistencia.

Los realistas-posibilistas-institucionalistas Pnv-Eta tratan de presentar el régimen de ocupación como susceptible de acceder a sus delirantes propuestas de “diálogo, negociación, consultas, procesos de paz y derecho a decidir dentro del más absoluto respeto a las instituciones”, con la vana esperanza de conseguir que él mismo se lo crea. Rechazan “las deficiencias y los excesos” del régimen de ocupación, represión y Terror, el cual presentan y reconocen como fundamentalmente válido y legítimo, “no-violento y democrático” a la vez, aunque con defectos e insuficiencias comprensibles que no alteran su condición porque “ningún régimen es perfecto y nadie tiene la razón al 100%, cada cual tiene la razón que le dan los votos” etc. Esta vergonzosa acumulación de disparates, esta hipócrita exhibición de relativismo axiológico, de falso talante conciliador y de ecuanimidad, tratan de ocultar la realidad del imperialismo y el completo fracaso de la vía institucional – con o sin atentados – para resolver nada de otro modo que por la liquidación de toda Resistencia estratégica.

La “estrategia” realista-posibilista-minimalista del Pnv y sus satélites se basa desde hace cincuenta años en la idea de que la sumisión, la liquidación estratégica, política e ideológica, la colaboración, la complicidad, la asumpción de los principios del Nacionalismo español “convencerán y cautivarán a España”, y les granjearán el respeto, la benevolencia y el agradecimiento del imperialismo. “Hemos sido comprendidos por nuestros aliados, de quienes recibimos seguridades en las que tenemos derecho a confiar.” (Manuel Irujo, 1962) Sólo los colaboracionistas y cómplices del imperialismo pueden alimentar ilusiones al respecto. Por muchas renuncias, concesiones, humillaciones, cautivadoras proposiciones que prodiguen, nunca pasarán de ahí. En hipótesis, podrían prolongar durante trescientos o tres mil años más sus vacías tentativas, y el imperialismo y el fascismo no tendrían motivo de preocupación mientras conserven lo esencial: el monopolio de la violencia y el terror constitutivos del régimen de ocupación militar, que les permite resolver cualquier situación a cañonazos; lo que nunca se han privado de hacer.

Los institucionalistas armados y desarmados Pnv-Eta excluyen así la única estrategia posible contra el imperialismo, y declaran insoluble y absurdo todo lo que no entienden, ni quieren entender, ni tienen interés en entender. Para ello necesitan ocultar la realidad del imperialismo, cuya crítica – completamente mitigada y accesoria, limitada a los “excesos” – ellos convierten en apología. La consecuencia ha sido la parálisis política de un País indefenso, sin Instituciones ni estrategia propias; y el Pueblo que no las tiene, está obligado a servir las instituciones y la estrategia de quien sí las tiene, en este caso los Estados ocupantes España y Francia. Desde el siglo XIX, la incapacidad de aquella presunta clase política indígena (su incapacidad foralista para constatar tanto la realidad del fenómeno político del régimen imperialista de ocupación, así como la resolución imperialistas en su rechazo de cualquier distribución territorial del poder real), y su persistencia en una línea “política” de liquidación estratégica e ilusionismo ideológico, con todas sus desastrosas consecuencias, se mantienen hoy día en las alucinaciones y el comportamiento de los sucesores de aquéllos: bien protegidos contra los “extravíos” del realismo político, y vueltos a la “cordura” de aquéllos sus ilustres predecesores.

Beneficios y privilegios “privados” aparte, los “logros” políticos a que han sacrificado toda virtualidad estratégica y toda solidaridad nacional evidencian su triste precariedad. El espejismo de la “descentralización” se desvanece, y las instituciones “autónomas” ya no engañan a nadie. Los actuales herederos del Franquismo son los “demócratas y socialistas vascos” que los “abertzale moderados y radicales” han impuesto, presentado, confortado y avalado ante sus incautos seguidores. Los “honorables caballeros de la derecha moderada y la democracia cristiana” franquistas se muestran como los facinerosos imperialistas y fascistas que siempre han sido. El “frente obrero y de izquierdas”, y “toda la clase obrera de España, que está con nosotros”, se funden y se confunden en la Unión Nacionalista sagrada, consagrada y exasperada por la transición franquista.

Arruinada ya toda expectativa, el imperialismo fascista: consolidado gracias a “los moderados y los radicales”, necesita cada vez menos de su insufrible concurso para reducir a la opinión democrática. Durante la transición intra-totalitaria, ante la virtualidad de una Resistencia nacional de nivel estratégico, lograr que los “nacionalistas” (vascos) – “terroristas” incluidos – participasen en las “instituciones” era objetivo central del “nuevo” régimen. Pero ahora el Pnv y sus satélites pugnan por mantenerse a toda costa en ellas. El peaje institucional, que antes exigía el fascismo “democrático” y ellos concedían, es ahora lo que ellos mendigan y el poder soberano les niega cada vez más. La privación inerte, estéril y forzosa del “derecho a votar” es la inversión y la reaccionaria caricatura de la abstención y el boycott estratégicos. (Pero los primeros abstinentes, que nunca votaron tras la “transición”, son los que quedaron asesinados en los montes, las cunetas, las plazas de toros y las tapias de los cementerios; los niños, mujeres y hombres reventados bajo las bombas, excluidos para siempre del censo electoral por el imperialismo y el fascismo  español, incluyente, democrático y no-violento.)

Pretenden volver así a un añorado pasado “democrático” que habían propiciado, avalado y usufructuado pero que nunca volverá. Mendigan la devolución de los miserables privilegios económicos, ideológicos o electorales que ellos identifican con la democracia; privilegios que el régimen de ocupación les otorgó en pago de su participación y concurso en la “transición” intra-totalitaria, y que les retira cuando – consolidado gracias a ellos – ya no tiene necesidad de sus servicios para devorar y asimilar toda oposición democrática. Se arrastran ahora ante el poder político fascista, implorando y mendigando que les permita participar, cuando éste – que ya no los necesita – los echa a patadas de las instituciones mientras los colaboradores y los cómplices todavía legales ponen las barbas a remojo, y las respectivas clientelas sacan sus propias conclusiones de cara al porvenir.

Al “descubrir” el “frente” nacional del partido único franquista, los colaboradores “recuperan la iniciativa” por la fuga hacia adelante, aspirando a participar en él y convirtiendo el bi-partito frentista en tri-partito más frentista todavía. Pugnan por hacer valer sus méritos y demostrar su capacidad para integrarse como miembros de pleno derecho y asumir un papel cada vez más activo en el aparato de dominación imperialista y fascista. Con inigualable astucia, no se disfrazan sino que se identifican con el imperialismo hasta superar sus exigencias; de tal modo que – según imaginan – engañado, seducido y cautivado por la liquidación de la política del Pueblo y del Pueblo mismo, el Partido único otorgará (aunque no se vea muy bien por qué) sus favores a los representantes de lo que ya no existe.

Los oportunistas-institucionalistas “moderados y radicales”, armados y desarmados Pnv-Eta han arrastrado a la impotencia y el inmovilismo al Pueblo que dicen defender y representar. Durante cincuenta años el Pnv y sus satélites: con atentados y sin ellos, lo han engañado, extraviado, diezmado y arruinado; dividido, aburrido y demoralizado; sumido en la indefensión, la división, la nulidad estratégica y la alienación política, ideológica y mental. Lo han metido y encerrado en una trampa mortal, un callejón sin salida ni esperanza de encontrarla.

“Los moderados y los radicales” Pnv-Eta no han tenido nunca – y siguen sin tener – ni la menor idea de cómo encontrar la salida de la situación que tanto han contribuido a establecer y mantener, ni la menor intención de buscarla. Bien al contrario, esos colaboracionistas y cómplices coinciden activamente con el régimen en la tarea prioritaria de evitar, arruinar y perseguir todo desarrollo de una conciencia y una oposición de nivel estratégico, que pondría en peligro el sistema del que forman parte integrada. Su misión histórica consiste en reducir y mantener la Resistencia del Pueblo Vasco a nivel infrastratégico.

Económica, política e ideológicamente dependientes del régimen en que se encuentran cómoda o en muchos casos incómodamente alojados o desalojados, son incapaces de plantarse política e ideológicamente porque eso supondría cortar el cordón que los alimenta. Por sus condiciones e intereses, por su porvenir, ideología y estrategia (tanto individuales como burocráticos y corporativos), se encuentran simbiótica y existencialmente, estructural, económica, ideológica y políticamente unidos al vigente régimen imperialista y fascista.

Su verdadera misión es mantener la aparente y superficial agitación que oculte la realidad del inmovilismo y el tiempo que pasa; administrar el clientelismo y la corrupción; garantizar el subdesarrollo ideológico de la población; desgastar en vano sus recursos políticos, económicos, culturales y humanos; arruinar su voluntad nacional; y seguir engañando al Pueblo y manteniéndolo en la indefensión. Es el engaño permanente: las falsas ilusiones, la mente extraviada y la noción perdida de la realidad, las esperanzas vanas y los espejismos ideológicos. Es la contención, desviación, desgaste, destrucción y sacrificio inútil de personas, fuerzas y recursos; la organización de la corrupción; las operaciones de diversión y substitución: he ahí las tareas que son el quehacer propio y continuo de los “moderados y radicales” Pnv-Eta.

La nulidad teórica y práctica de su aportación es tan absoluta que revela una especie de genio específico para ello, sin parangón ni equivalente en el pasado y el presente de las sociedades humanas. Su función es el condicionamiento, la fijación, reducción, manipulación, intoxicación y recuperación de las fuerzas democráticas, mientras el rodillo de la apisonadora colonial franco-española destruye, día a día, los recursos materiales y humanos del Pueblo que trata de aniquilar.

Dirigidos, potenciados y manipulados para ello por el monopolio de propaganda establecido, los componentes de la burocracia liquidacionista Pnv-Eta han conseguido tal vez hacer creer a sus seguidores que el imperialismo y el fascismo no existen. Un “déficit democrático” y un “estado de excepción” imaginarios e inexistentes, son infundios funcionales añadidos: un invento reaccionario más que les permite ocultar la realidad de lo que es el estado y el comportamiento normales del régimen fascista de ocupación militar, y hacer su apología mientras fingidamente aparentan denunciarlo. Puesto que, de toda evidencia, el despotismo, el imperialismo y el fascismo existen, y asesinan, torturan, secuestran, roban y persiguen la libertad de pensamiento y expresión como lo han hecho siempre: en toda normalidad, sin déficits ni excepciones. No necesitan de ellos para ser lo que son y actuar conforme a su naturaleza.

En realidad, su “denuncia” es la más insidiosa negación y evacuación ideológica de la verdadera estructura de Violencia criminal del sistema imperialista de dominación, el cual se mantiene en nuestro País sin excepciones y sin interrupción – desde hace ya ocho siglos – de forma incurablemente ilícita y criminal, por mucho que los colaboracionistas locales de cada época histórica lo hayan ignorado o hayan pretendido ocultarlo. Es sólo que ahora ese sistema “se mantiene” de forma “legítima, no-violenta y democrática” gracias al apoyo de los “moderados y radicales armados y desarmados” Pnv-Eta.

Protestar y llevar las masas (o lo que queda de ellas) a manifestar contra un imaginario Estado “democrático-deficitario” o un “régimen de excepción” que no existe ni formal ni realmente, preservando así la mentira fascista de la normalidad democrática, no es un acto de oposición al régimen de ocupación sino un acto de colaboración y complicidad con el imperialismo y el fascismo; un acto de encubrimiento, apología y enaltecimiento del Terrorismo de Estado; es un intento, cada vez más ilusorio, de acomodarse dentro de su normalidad. (No es extraño que Amnistía Internacional se sume a esta peculiar “crítica” del totalitarismo imperialista: censurar lo que no existe no puede incomodar demasiado a régimen alguno, sino todo lo contrario.)

Los Pueblos tienen la piel más dura de lo que creen o esperan sus predadores. Un Pueblo puede sobrevivir a veces a conquistas, guerras, ocupaciones, depredaciones, epidemias o catástrofes naturales. De hecho, Pueblos pequeños y materialmente débiles han recuperado la libertad nacional arrebatada; pero una calamidad como las burocracias autoritarias, sectarias, derrotistas, incompetentes, maleables y finalmente corruptas del Pnv y sus derivados armados y desarmados, eso es imposible de superar. Ni la Sexta Flota se mantendría a flote dirigida por los burócratas peneuvistas. Ningún Pueblo sobrevive que no se reconoce a sí mismo, que pierde su propia estima y toda conciencia de la realidad del mundo que lo rodea, que se refugia en teorías absurdas y vanas esperanzas, que se encomienda a una “clase política” compuesta de subnormales, anormales y vendidos, oportunistas, colaboracionistas y cómplices que el poder totalitario le impone como dirección política. Una “clase política” ridículamente engreída, ignorante y pueblerina en el peor sentido de la palabra, que cree que puede permitirse ignorar por completo y tirar a la papelera su propio Estado históricamente constituido y mantenido de forma oficial e internacionalmente reconocida durante mil años, mientras reconoce a los Estados imperialistas y fascistas ocupantes como “legítimos, no-violentos y democráticos”, y participa en sus monopolios jurídicos totalitarios, los cuales niegan el Pueblo y el Estado Vascos.

“Gracias” a esa “clase política”, este País se pasa la vida esperando algo que no llega nunca; porque nada, y menos aún la Libertad, llega nunca por obra de las vanas ilusiones, que producen una y otra vez amargas desilusiones. Más de medio siglo engañando al Pueblo que dicen representar y defender; sesenta años de persuasión, diálogo, realismo, posibilismo y minimalismo “de pega”, con su corolario de pretendidas lucha armada, guerra revolucionaria y negociación inevitable, han dado el resultado inevitable, previsible y previsto. El régimen “transitorio”: gracias a la “lucha institucional y la lucha armada” ahora política e ideológicamente consolidado, no necesita ya – o cree no necesitar – de sus servicios, y se apresta, lógicamente, a prescindir de servicios y servidores de la manera más rápida y expeditiva posible.

En realidad toda la “política de la oposición oficial vasca”: perfectamente integrada en el sistema, reposa sobre la ignorancia-negación de la realidad imperialista; y sobre la afirmación de la buena disposición – espontánea o forzada – de la clase política española y francesa para aceptar o respetar democráticamente la voluntad del “pueblo vasco”: un ente fabuloso que, para ella, carece de toda existencia real y legal. Ahora bien, creer que un régimen imperialista de dos mayores e implacables predadores de Pueblos: construido por siglos de crímenes de guerra, contra la paz y contra la humanidad y en plena disposición del monopolio de la Violencia criminal, vaya a retroceder y a proceder a su autodesarme como consecuencia de “los triunfos electorales”, la persuasión, el diálogo y las exhortaciones de los apóstoles y heraldos – estúpidos o hipócritas – de la “no-violencia”; o como resultado de los atentados individuales, las algaradas tontas, las huelgas “generales” o de hambre – ya sean “ilimitadas” o testimoniales – y demás “hallazgos” de la oposición oficial oportunista, realista, posibilista, maximalista, minimalista o medievalista “vasca”, eso es algo que sólo se lo cree el que quiere creérselo. Sólo se engaña al que quiere que lo engañen.

El Ejército español sigue siendo el ejército franquista que ganó la guerra; por mucho “reconocimiento” póstumo que pueda haber obtenido el republicano, que la perdió. Si alguien cree de verdad que las fuerzas armadas españolas, y el Estado que fundamentan, son instituciones democráticas, pacíficas y no-violentas a la vez, es que no ha visto ni oído nunca a un Militar español de cerca ni a un Guardia Civil de lejos. Manifiesta con ello el grado de descomposición mental que resulta de los monopolios fascistas de violencia y propaganda, asegurados por los servicios locales de colaboración, complicidad y traición.

La abyección de estos agentes indígenas Pnv-Eta es el estadio supremo de la sumisión, la colaboración y la traición. Sus humillantes claudicaciones eran la reconocida parte necesaria en la empresa que iba a “producir” la “democracia”, es decir: la auto-reforma y consolidación del Franquismo bajo el protectorado de las Potencias hegemónicas. Imaginaron que podrían amansar a la fiera mediante la sumisión, la humillación, la colaboración y la complicidad en sus crímenes. Pero la sumisión y la humillación sólo tienen por efecto excitar y aumentar el desprecio, la irritación, la impaciencia y el furor xenófobo que los aborígenes serviles y corrompidos inspiran a sus amos y señores, quienes sólo ven en ello lo que realmente es: debilidad e incapacidad intelectuales, vitales y políticas en las que ellos pueden apoyarse para aumentar y mejorar los medios y las medidas de violencia y Terrorismo de Estado; para extender e intensificar la represión; y para acelerar la marcha a la solución final con el apoyo incondicional de las Naciones Unidas (que han traicionado su propia proclamada legalidad internacional), de la Unión Imperialista Europea (que no ha traicionado a nadie porque ha sido siempre lo que es), y de los Estados integrantes del sistema de dominación Imperialista y Terrorista internacional. Tanto “ganar elecciones”, tanto “mover ficha”, tanta “pelota en el tejado”, tanta “Mesa de Alsasua”, tanta “Declaración de Ayete”, de aquí y de allá, tanta “negociación inevitable” y tanta humillación para llegar a esto. “A éstos, ¡leña!” es la conocida conclusión de todos los órganos de Gobierno y represión de Francia y de España, de Europa y de América, así como de sus respectivas “opiniones públicas”.

La incompetencia, la impotencia y el fracaso políticos – durante más de cien años ya – de una pretendida ‘intelligentsia’ y clase política vasca, unidos a la propaganda, el recuerdo y la nostalgia de un régimen foral idealizado, alimentaron la vana esperanza en un imperialismo y un imperio moderados en los que el Pueblo Vasco pueda subsistir y “sentirse cómodo en España” (y en Francia también, ¿por qué no?); un delirio que, verbalizado por el “lehendakari” Ardanza en la Asamblea del Pnv celebrada en el Teatro Arriaga de Bilbao en Enero de 1988 (es el llamado “Espíritu del Arriaga”), llega a nuestros días.

Es esta arraigada inclinación de la burocracia Pnv a engañar a sus afiliados y a nuestro Pueblo, presentándole sus propios espejismos o “espíritus” fantasmales como si fueran realidades, la que había llevado a otro pretendido “lehendakari vasco”, Carlos Garaikoetxea, a la abyección de repartir piperpoto “constitucional” por los cuarteles que la Guardia Civil española tiene instalados en nuestro País para ocuparlo militarmente y sojuzgarlo mediante esas fuerzas extranjeras de ocupación, presentadas como si fueran las nuestras propias. Por todas esas razones, y llevados siempre por la necesidad de ocultar los resultados de su incapacidad ideológica y política, todos esos “políticos e intelectuales vascos”: que desde hace más de cuarenta años han adoptado la política de sumisión y la humillación al régimen imperialista franco-español admitido ya por ellos como democrático, ignoran y se obstinan en ignorar la solidaridad natural e histórica de los diversos imperialismos para con sus presas comunes o respectivas.

Tratan también de afirmar un delirante “diferencial” de actitudes entre Estados imperialistas, siendo así que éstos nunca han ocultado sino que han puesto de manifiesto de todas las maneras: conjunta y separadamente, su voluntad y determinación sin fallas para acabar con los Pueblos que ellos han sojuzgado. Y “descubren” periódicamente – pero siempre tarde – que los imperialistas Estados ocupantes: España y Francia, son lo que son y no lo que sus vanas esperanzas pretendían.

Dejando a un lado a los imperialistas y fascistas declarados y matriculados, sólo los hipócritas Colaboracionistas, y los Renegados y Cómplices indígenas del imperialismo, han podido pretender que la negación del Pueblo sojuzgado, de su libertad nacional y del derecho de autodeterminación de los Pueblos: negación que ellos sostienen mientras confortan al régimen imperialista y fascista de ocupación militar admitido por ellos como “democrático” etc., podía conciliarse y se conciliaría con el respeto de la libertad y los derechos humanos fundamentales en general, y que es compatible con ellos.

Por su parte los institucionalistas indígenas: incluidos los antaño armados y ahora desarmados, así como sus sucursales “sociales y culturales” y sus terminales mediáticas, intoxican cada día a nuestro Pueblo al denunciar con estúpida o mercenaria obstinación el “déficit democrático” y un inexistente “estado de excepción” del régimen fascista (puesto que para el Pueblo Vasco el fascismo español no es la excepción sino la norma), el cual según ellos “desacredita a la democracia española”. Igualmente, “descubren” que los poderes establecidos no cumplen sus propias leyes fascistas (impuestas mediante el monopolio de la Violencia criminal para que las sufra nuestro Pueblo), mientras que en cambio ellos las han aceptado como democráticas y sí las cumplen; que su represión “es política y no jurídica” (siendo así que ambos conceptos son una y la misma cosa); que se niegan a dialogar o negociar con ellos (siendo así que la negociación implica tener una entidad política que los muñecos de trapo como ellos no tienen); que no les permiten votar en un “referéndum de autodeterminación” (siendo así que los derechos humanos fundamentales no se someten a votación); que practican la tortura (siendo así que para su propia vergüenza ni siquiera eso los lleva a revisar su dogma de que el régimen fascista español es democrático); que no acercan los presos a las que ellos llaman “cárceles vascas” (sin comentario); que sus entrañables aliados tradicionales: los fascistas y Nacional-socialistas-obreros-Españoles de Falange-PsoE, los han engañado; que no son de fiar y que no cumplen la palabra dada (siendo así que ellos mismos están pidiendo a gritos que los engañen y aun así siguen en su repugnante y obcecada afirmación/aceptación de “la democracia española”); y que los criminales imperialistas y fascistas españoles hacen trampas legales y faltan a la verdad, que tienen muy mala educación y que no respetan su delicada sensibilidad, mientras que ellos sí respetan la de todos: la de todos los imperialistas y fascistas.

Pero quienes así se manifiestan no son deficientes mentales que vivan al margen de toda realidad. Simplemente son personas alienadas y/o corrompidas que ocultan la naturaleza y los crímenes del Imperialismo y el Fascismo franco-español; y que, con sus ridículas denuncias, lo que en realidad están haciendo es la apología del régimen “más o menos democrático y no-violento” de ocupación, anexión, colonización y genocidio. En realidad, lo que realmente hacen con ardor es ignorar, ocultar y negar el Pueblo Vasco, su libertad nacional, su democracia auténtica, y sus derechos humanos fundamentales e inherentes de autodeterminación y legítima defensa: sobre los que ella debe necesariamente estar fundada, para no ser simple farsa y engaño, así como su Estado propio: el Reino de Nabarra; en todo lo cual los institucionalistas indígenas Pnv-Eta no creen en absoluto.

“El error es humano”, nos dicen con cinismo en un desvergonzado intento de justificarse; y el totalitarismo, la represión y la mentira: que ellos sostienen en favor del Nacionalismo imperialista franco-español mientras los llaman “democracia”, también lo son. “Todo el mundo puede equivocarse”, se excusan, fingiéndose falsamente compungidos. Sin embargo, quienes dicen estar siempre “absolutamente convencidos” de todas las majaderías que profieren en sesión continua, no tienen derecho a excusarse con el error; el cual, por otra parte, cuando indefectiblemente la realidad se muestra disconforme con tan absolutas convicciones, no confiesan ni reconocen nunca. No cabe invocar ignorancia o error cuando los hechos y el método para procesarlos estaban al alcance de todos, y sus resultados eran previsibles y habían sido además previstos. Para prevenirlos bastaba con oír y ver; pero los institucionalistas indígenas: tanto los “moderados” Pnv así como los “radicales” Eta anteriormente armados y ahora desarmados, no oyen, ni ven, ni entienden, ni dejan decir nada que no les guste. Sólo hacen lo que les sale, o lo que el Fascismo y el Imperialismo les mandan: lo cual viene a ser una misma cosa. Como ocurre en la “alta” finanza, las catástrofes – por anunciadas que estén – se las montan ellos solos, pero la factura la pagan los demás.

Los desastres bélicos y políticos debilitan todavía más a los Pueblos débiles, pero no a los responsables que los han causado, a los cuales confortan y consolidan. Podría pensarse, después de los muchos años o siglos en que se están sucediendo conquista, represión y guerras de resolución y exterminio, que el sentido, el contenido y el balance de la historia y de sus métodos no deberían dejar dudas para nadie; y que los catastróficos resultados de “la vía institucional y la lucha armada” – en las condiciones del imperialismo y el fascismo – deberían llevar “normalmente” a un amplio movimiento social para su reconsideración, revisión y substitución por medios diferentes. Pero los Pueblos ocupados y colonizados no están en su estado normal y no reaccionan como si lo estuvieran; por el contrario, obstinados o estúpidos, prosiguen su marcha al desastre. Con terquedad que asombraría al propio escarabajo pelotero, aceptan repetir incesantemente las mismas desastrosas, fracasadas e inútiles tentativas, los mismos desesperados esfuerzos para salir de la encerrona sin salida en la que están metidos. Sin que hasta hoy nuestro País: que está padeciendo todo ello, haya alumbrado la cultura ni la clase políticas capaces de sacarlo de la trampa mortal en que estupidez y corrupción, dogmatismo y obscurantismo, charlatanismo e ilusionismo, sectarismo, corporativismo, burocratismo y autoritarismo, mezquinas y vanas ambiciones individuales y colectivas de su pretendida clase política, lo han encerrado. Bajo tales condiciones, una visión fantástica de la política y de la historia – propia de estos zombis – convierte en inútil la experiencia propia, e ignora o falsifica el ejemplo de la ajena.

No caben eximentes ni atenuantes, sino agravantes, para quienes durante muchos años han aceptado, reconocido y “legitimado” por la vía institucional: con sus votos, sus “negociaciones” y su propaganda, el poder criminal impuesto mediante la guerra y la ocupación militar. Ésos tales han reprimido la libertad de información y crítica, y perseguido a los “disidentes” por todos los medios a su alcance en las condiciones de los monopolios fascistas de violencia y propaganda: incluidas la mentira, la calumnia, la difamación y la delación. Es su función, para eso los condicionan, los manipulan y les pagan. Es dudoso que las lágrimas de cocodrilo de las plañideras de servicio conmuevan a sus víctimas, el día en que el poder que los mantiene decida pasarse sin ellos.

Esa partida de incapaces, irresponsables, exhibicionistas y desaprensivos con siglas vascas ha logrado ya el resultado necesario, previsible y previsto de su política de liquidación estratégica de las fuerzas democráticas, y la aceleración general del proceso que conduce a la sumisión y la liquidación final del Pueblo Vasco: objetivo fundamental e invariable del imperialismo franco-español. Quienes sacrificaron la virtualidad estratégica y la cohesión social de las fuerzas populares para satisfacer su oportunismo y sus miserables ambiciones individuales y corporativas, descubren ahora que también éstas peligran sin remedio. Abandonaron la lucha democrática por un reconfortante plato de lentejas, y pronto no tendrán ni una cosa ni otra. Roma no paga a traidores cuando ya no los necesita.

En la totalidad funcional del sistema imperialista, la represión a veces se atempera y se confunde con el enaltecimiento y la publicidad. Desde el Pacto de Santoña hasta hoy, los Servicios de Espionaje del imperialismo español han mantenido y todavía mantienen en activo puntos de contacto, informadores, portavoces bajo influencia, y “negociadores en reserva” disponibles y manipulados, que les permiten descubrir, conocer, provocar, intoxicar y corromper los focos actuales y virtuales de Resistencia democrática. Gracias a esos elaborados métodos, el poder real reprime y potencia a la vez. Combina provocación y recuperación, información y delación, corrupción y manipulación, a cargo de sus colaboradores y cómplices locales; lo que explica la aparente ambigüedad de su táctica al respecto.

Efectivamente, los diversos ataques del régimen fascista contra los “institucionalistas y activistas” son al mismo tiempo una gigantesca propaganda destinada a acreditarlos e inflarlos ante su base social. En principio, y por su propia naturaleza, el régimen imperialista de ocupación militar tiende a la eliminación de todo signo, muestra o residuo de identidad política de los Pueblos sojuzgados, aunque los “conlleve”, soporte y utilice mientras no puede evitar tener que hacerlo así.

La República francesa, y sus Partidos “de izquierda” y de derecha, han llevado y llevan hasta el final y sin contemplaciones la lógica constitucional de su imperio “republicano”, ilegalizando todo lo que suponen pone en cuestión la unidad francesa. Lo mismo hizo y hará el “Reino de España”, que incorporó institucionalmente al Eta mientras le fue útil, y acabará otra vez con la legalidad del Pnv cuando se sienta bastante fuerte o lo sienta bastante débil para ello. Con su actual planteamiento de integración estratégica en el régimen imperialista y fascista franco-español de ocupación militar de nuestro País: un régimen al que ha admitido como “democracia” y a su Estado criminal como legítimo y el propio (“el Estado”, como no se cansa de decir a todas horas), el Pnv podrá – con sus barbas a remojo – ir tirando durante algún tiempo, como lo hizo su generador “carlista” durante ciento cincuenta años; lo que, en sí mismo, nos tiene sin cuidado.

La línea de liquidación estratégica iniciada hace sesenta años por la burocracia del Pnv sólo ha conseguido exigencias cada vez más duras por parte del imperialismo, pues éste adelanta inmediata y sistemáticamente sus posiciones cada vez que la “oposición” retrocede. El tratar de apaciguar o domesticar a la bestia imperialista; de persuadir a la fiera fascista y “dialogar” con ella; o de oponer – bajo la ocupación militar – “votos democráticos”, palabras y atentados en contra de la Violencia criminal y el Terrorismo imperialistas, todo ello son (des)propósitos ilusorios y absurdos que sólo los cómplices “moderados o radicales vascos” del imperialismo y el fascismo franco-español pueden alimentar.

Sólo los cómplices de la propaganda imperialista-fascista pueden creer o tratar de hacer creer que “la persuasión y el diálogo” pueden afectar a la dictadura ideológica del imperialismo; del mismo modo que sólo ellos pueden creer o tratar de hacer creer que el Nacionalismo franco-español y su explotación imperialistas contra el Pueblo sojuzgado van a retroceder ante los votos, las palabras y los atentados, en las condiciones del régimen fascista de ocupación militar. El Imperialismo y el Fascismo no dialogan, de otro modo no serían el Imperialismo y el Fascismo. A veces, cuando la relación estratégica de fuerzas los obliga irremediablemente a ello, negocian; lo cual, gracias a dichos cómplices, está muy lejos de ocurrir en los territorios ocupados del Pueblo Vasco, que el grupo Pnv-Eta ha reducido a la indefensión política e ideológica.

Como ya ha quedado señalado, la propia consciencia de su inexistencia/impotencia como oposición realmente operativa había llevado a la reconciliación de los sectores españoles demo-cristianos con las clases y poderes que constituían el fascismo; el cual quedó convalidado como “demócrata” mediante el fraude de la transición intra-totalitaria, y aceptado a continuación como honorable socio en las instituciones internacionales. Por su parte, el “frente de izquierdas” declaraba abolida la lucha de clases y proclamaba su reconciliación con todo lo que hiciera falta. Ya no eran “la burguesía”, ni “la extrema derecha”, ni el fascismo reconvertido a “la democracia parlamentaria” quienes eran los enemigos “prioritarios” de la “izquierda” Nacionalista española o francesa sino que, a partir de entonces, se convirtieron en un aliado siempre posible contra el verdadero enemigo prioritario y el único que la “izquierda” Nacionalista no soporta, a saber: la Resistencia Nacional de los Pueblos oprimidos por el imperialismo nacionalista hispano-francés. Ya que

“Un cetro [poder] arrebatado por una mano rebelde tiene que ser mantenido tan violentamente como se ha conseguido; y aquél que se coloca en terreno resbaladizo no se hará el delicado con ningún vil asidero que pueda sostenerlo [...]; Puesto que quien empapa su seguridad en sangre verdadera hallará únicamente una seguridad sangrienta y falsa.” (W. Shakespeare; ‘King John’, III, iv.)


Su condena del “terrorismo” – es decir: de la legítima defensa de los Pueblos sojuzgados contra el Terrorismo imperialista – y su apoyo a ultranza del Fascismo y el Terrorismo de Estado pasado y permanente: necesarios para el mantenimiento de la herencia imperial-colonialista de España y de Francia, es la falsa coartada con la que han intentado ocultar su posición social-imperialista que ellos llaman “socialista” o “·comunista”. Es el plano inclinado en el que están colocados y que los ha conducido inexorablemente a la obscena exhibición sin complejos de su Unión Nacional sagrada, y de su identificación con la criminal empresa Nacionalista, Imperialista y Colonialista de dominación y explotación de los Pueblos.

Con el cambio de siglo, el Segundo Franquismo ha dado por terminada la transición intra-totalitaria. Capitalismo, oligarquía financiera y terrateniente, burguesía, clericalismo y fascismo nacional-imperialistas felizmente triunfantes y consolidados, toda oposición política y toda ideología crítica han desaparecido. Rebasada ya la delicada fase de “la transición, el pacto y el consenso”, el (bifronte) Partido franquista oficial y gubernamental, gestionario del poder militar real, cuenta con el apoyo cada vez más entusiasta de la casi – la reserva es de principio – totalidad de los Españoles. La represión, contención o recuperación de las “clases” populares, trabajadoras u obreras de España carecen de realidad y de sentido, puesto que no hay nada que reprimir, contener ni recuperar. Y el recurso a la “oposición” es cada vez más superfluo, aunque sea obligado para demostración del “pluralismo democrático” del régimen. En cualquier caso, la diversidad de otros Partidos políticos se ha legalizado a condición de que todos ellos hagan y digan lo mismo y mantengan los principios del Movimiento en todas las cuestiones fundamentales.

La aparición de nuevos Partidos políticos españoles “regeneracionistas”, por efecto de la escandalosa corrupción estructural del régimen a todos los niveles, no pone jamás en cuestión los fundamentos del Estado imperialista y colonial que la hacen posible y necesaria, y su objetivo se limita a una ilusoria acción de “mejorar la casa común”, generalmente con expresas y demagógicas apelaciones a incrementar y reforzar la integración totalitaria de los Pueblos y Estados sojuzgados mediante la supresión de los residuos forales de poder popular que éstos aún conservan; a veces incluso bajo el disfraz de proponer un “referéndum de autodeterminación” celebrado desde y bajo el régimen de colonización y de ocupación militar, y naturalmente como un instrumento para negar su independencia.

Característico de toda operación política que acaba siendo recuperada por el imperialismo (su ineluctable resultado, cuando se trata de fuerzas que no quieren o no pueden establecer una estrategia independiente y se desenvuelven en su órbita), tales Partidos funcionan como redes auxiliares del gran sistema de arrastre que impulsa el imperialismo, con la función de repescar los sectores que las redes principales no pueden ya conservar. Pero, como es obvio, no es posible evitar – menos aún combatir – el régimen imperialista y fascista una vez que se ha sido recuperado por él, y sin denunciarlo como tal desde una posición autónoma ideológico-estratégica.

No hay ninguna posibilidad de constituir un Partido realmente regenerador sobre la base de ignorar o eludir que la revolución democrática en España y Francia es estructuralmente imposible partiendo de la preservación de los actuales regímenes unitarios oligárquicos, nacional-imperialistas y fascistas de ocupación militar sobre los Pueblos y Estados sojuzgados; y manteniendo la impostura de su reconocimiento como regímenes democráticos, y la correlativa negación-represión del derecho de autodeterminación de esos Pueblos. Sin embargo, toda nueva aparición de grupos “regeneracionistas” en el panorama político de los Estados ocupantes consiste invariablemente en intentar dar con la fórmula que haga realidad el sueño imposible tantas veces buscado: el sistema “mixto” perfecto que logre compaginar la eficacia reformadora y auténticamente integradora propia del sistema democrático, junto con el mantenimiento del régimen imperialista sobre los Pueblos y Estados ocupados que tan entrañable les resulta. No pueden y no quieren entender que ello es simplemente imposible, y que ya fue intentado en último término por la Segunda República Española, con el resultado que conocemos. Pero no importa: imperialistas de todo pelaje y aspecto siguen ofreciéndonos la Tercera… o la Quinta; confiando siempre para ello en una tan experimentada como estéril recuperación de las fuerzas populares de las colonias al servicio de los objetivos unitario-imperialistas, y en el concurso de los Renegados y los Colaboracionistas, junto con los acomplejados o despistados de siempre, que por desgracia nunca faltan entre los Pueblos sojuzgados.

No porque haya sido expresado y explicado constantemente dejaremos de repetirlo una vez más: “Un programa de estabilidad democrática impulsada por las fuerzas populares ofrece un máximo de eficacia reformadora y, por ello mismo, un mínimo de riesgo y coste social. En cambio un programa de recuperación y oportunismo conduce a la inoperancia total y,por tanto,a la agudización catastrófica de la crisis social, a la regresión general totalitaria: solución válida, cuando no preferente, para la estrategia imperialista.” (Lan Deya: “Otra vez elecciones generales”; Mayo-1977.)

Como ya se ha expuesto, en el Pueblo Vasco y su Estado ocupado la respuesta de la pretendida oposición oficial ante el Frente Nacionalista, Fascista y Totalitario quedó fatalmente minada y determinada por la corrupción, el derrotismo, el autoritarismo y el oportunismo de su burocracia política Pnv-Eta: liquidacionista de las instituciones democráticas y populares, así como por la recuperación ideológico-estratégica lograda por el imperialismo infiltrado en sus ideas, términos y posiciones; todo lo cual sólo podía llevar al desastre. De hecho, al igual que hicieron en el pasado respecto al fascismo oficial en el escenario que condujo al Pacto de Múnich y a la transición intra-totalitaria, las burocracias de “los moderados y los radiales”, incapaces de incorporar aprendizajes de lo ya experimentado y de comprender la ineludible exigencia de preservar y potenciar las propias fuerzas populares – cuya potencialidad siempre despreciaron – como única garantía frente al Nacionalismo imperialista, siguen actualmente comprometiendo y saboteando toda unión nacional y democrática al confiar en el “cambio que se produce desde dentro” del imperialismo: ahora de los diversos comparsas Nacional-socialistas del fascismo oficial. Y ello a pesar de que éstos jamás han abandonado ni modificado sus posiciones nacional-imperialistas, con la afirmación del social-imperialismo franco-español como forma “democrática” de organización política para nuestro País, y la radical negación del Pueblo ocupado y de su derecho de autodeterminación como tesis fundamentales.

La vía principal elegida por el colaboracionismo de “los moderados y los radicales”: “realista-posibilista-minimalista mediante la participación electoral y el progreso paso a paso y sin prisas”... pero sin pausas hacia la sumisión y la integración totalitaria en las estructuras políticas, ideológicas, económicas, sociales y culturales del Nacionalismo imperialista hispano-francés, aceptado como “democrático y no-violento”; y su vía secundaria y coartada, estructuralmente complementaria de aquélla: “revolucionaria-maximalista mediante la guerra de liberación y la lucha armada”, que finalizaba con el reconocimiento del daño causado al “Estado democrático de derecho”, la petición de perdón a las víctimas del Nacionalismo imperialista, y la reincorporación a la casa paterna y a su vía tradicional, resultaron catastróficas para el Pueblo sometido y vías al desastre, como fuera anunciado.

Como “excelente” resultado práctico conseguido por tan “eficaces gestores” colaboradores del régimen imperialista “democrático”, el tejido social, económico y financiero autóctono y su control popular retroceden fatalmente ante la integración totalitaria; culminando con la entrega y desaparición-apropiación de entidades populares de crédito realizadas a manos de élites y “fundaciones” corporativas. Finalmente, tras algunos contratiempos e imprevistos, la táctica gubernamental ha terminado por imponerse también en la cuestión de los atentados; lo cual ha sido vergonzosamente adornado y disfrazado ante el Pueblo mediante la caución y coartada proporcionadas por “intermediarios y verificadores internacionales”. La negociación-trampa, la tregua unilateral y la entrega de armas (por supuesto del Eta, no del Ejército español), junto con la represión sin tregua y más unilateral todavía, han acabado con ellos en beneficio del institucionalismo puro y sin mancha.

Los adictos de la “vía institucional” son parte cada vez más evidente del sistema político e ideológico de criminal Violencia, dominación y corrupción que constituye el régimen imperialista. Son ellos: la pretendida “clase política oficial vasca” Pnv-Eta y sus impresentables representantes armados y desarmados, quienes por incompetencia, estupidez, exhibicionismo, corporatismo, burocratismo dedocrático, corrupción, oportunismo, colaboracionismo, complicidad, traición y mezquinas o delirantes ambiciones de poder han hecho suya la política del imperialismo y el fascismo franco-español, y aceptado los supuestos estratégicos y los postulados ideológicos del régimen imperialista y colonial, dentro de los cuales no hay cabida ni salvación para la libertad y la democracia. Han dividido y enfrentado irremediablemente su base política, ya que no hay unidad política sino en función estratégica. Sin ella no cabe unidad, ni falta que hace. Los Pueblos no son derrotados porque están divididos; la liquidación estratégica precede a la descomposición política.

Para acabar de hacer el desastre completo, los institucionalistas armados y desarmados Pnv-Eta y sus satélites han adaptado, falsificado, trucado y recuperado palabras, conceptos, signos y símbolos de identidad, de modo que correspondan a los que el imperialismo y el fascismo necesitan. Como si cambiando los nombres cambiaran las cosas, llaman “populares y socialistas vascos” a los auto-declarados Españoles del Partido único Nacionalista español, fascista y terrorista, es decir: los Franquistas tradicionales y sus comparsas Nacional-socialistas. Tratando igualmente de reducir y falsificar conceptos fundamentales, llaman “derecho a decidir” al derecho internacional, fundamental e inherente de autodeterminación de todos los Pueblos; “Euskadi”, a las tres Provincias vascongadas; “Gobierno Vasco” (o “Navarro”), a la Administración regional fantoche; “Policía Autónoma” (lo que los euskarólogos oficiales llaman “la Ertzaintza”), a los servicios auxiliares de la Guardia Civil; “Irrati-telebixta”, a los media de propaganda suplementaria de proximidad de Televisión española; y – en fin – “unionistas y unionismo”, a los imperialistas y fascistas y a su régimen de ocupación militar, el cual los colaboracionistas no se atreven siquiera a calificar de totalitario, imperialista y fascista; no al menos sin introducir tantas precauciones y restricciones en el lenguaje, que finalmente los conceptos desaparecen. Desde siempre, los vencedores queman, arrastran o exponen las enseñas de los vencidos: lo que llaman “la Ikurriña” es ahora humillada e incorporada en el servicio doméstico del piperpoto. La usurpación, falsificación y recuperación de los signos de identidad del Pueblo sojuzgado son características del Segundo Franquismo. El lenguaje ideológico es el que el poder político impone; y los comparsas institucionalistas, al no tener poder real alguno, simplemente repiten el lenguaje ideológico del único poder existente.

Los colaboracionistas y los cómplices aborígenes del imperialismo: las organizaciones que integran los moderados y los radicales armados y desarmados Pnv-Eta, son corporaciones burocratizadas que tienen por objetivo vital su propia supervivencia, expansión y reproducción, y son absolutamente dependientes de la evolución y la iniciativa del régimen español del que dependen y a cuya consolidación contribuyen decisivamente desde hace casi cincuenta años. Desde entonces, han colaborado con los monopolios de violencia y represión ideológica, y han falsificado y traicionado la libertad, la democracia y los derechos humanos funamentales.

La función real de la “oposición oficial vasca”: una función que cumplen al servicio de la consolidación del régimen imperialista franco-español de ocupación militar, es la de perseguir, combatir y reducir la Resistencia Nacional y Democrática del Pueblo Vasco a nivel espontáneo e infrastratégico; confortar el criminal poder establecido, el cual la utiliza y manipula para ese fin; ocultar la naturaleza fundamental del criminal régimen imperialista y fascista franco-español: establecido sobre el monopolio de la Violencia criminal y crímenes horrendos, incontables e imprescriptibles; mantener en sus vanas ilusiones a sus víctimas más desprotegidas; reclutar el personal y administrar con él los servicios auxiliares de corrupción, pillaje, recuperación, intoxicación y represión; cerrar el paso a la producción, expresión y comunicación de las ideas; hacer imposibles y absurdas a la vez toda unidad y toda asociación políticas; crear entre la Resistencia Nacional grupos inútiles: abscesos aberrantes destinados a agotarla, bloquearla y fijarla en objetivos estériles, falsas expectativas, happeningsperformances e instalaciones diversos, y en operaciones de diversión y agitación; fabricar el ruido, las distracciones y las nubes de humo necesarias para que se pierda toda noción de la evolución y la situación reales; hacer creer finalmente que aquí no hay nada que hacer excepto someterse; impedir la constitución del Pueblo dominado en agente político real; impedir toda movilización e integración estratégica de los recursos potenciales: tanto intelectuales como materiales; limitar y reducir el nivel de Resistencia a la llamada vía institucional junto con la llamada lucha armada: “única alternativa posible y concebible” según ellos (es por ello por lo que hemos sido traídos a esta situación); y, en fin, fijar objetivos que garanticen la sujeción permanente del Pueblo Vasco al régimen franco-español de ocupación militar.

La vía institucional no es parte o suplemento de su política, es toda su política. “Legalistas y constitucionalistas”, no son ni pueden ser la oposición legal ni ilegal al régimen imperialista: son la oposición del propio régimen imperialista. No pueden ni quieren afrontar la existencia política – no pueden siquiera imaginarla – sino dentro del régimen de ocupación en que han nacido y se han desarrollado. Dependen del reconocimiento, la protección y los privilegios que el poder les otorga por sus inestimables servicios en el cumplimiento de la función ya detallada, en la represión de la libertad de pensamiento y expresión, así como en la constante creación de ilusiones de masas e intoxicación ideológica en general. Necesitan absolutamente de esos privilegios para seguir ocupando su puesto en la estructura del régimen a fin de proteger sus intereses individuales, burocráticos y corporativos, ocultar el tiempo que pasa, y seguir tomando el pelo a sus aturdidos seguidores que, en muchos casos, visiblemente no piden ya otra cosa.

Por fortuna para ellos, los monopolios de propaganda garantizan el monólogo oficial y les permiten todavía engañar a las masas indefensas. Valoran, reclaman, solicitan o mendigan: por encima de todo y a toda costa, los “derechos institucionales, democráticos, electorales y parlamentarios” que el régimen de ocupación les atribuye mientras necesita de ellos, y a los que ellos corresponden con su declarada fidelidad y compromiso con “la estabilidad de las instituciones”. Necesitan existir – porque es la única forma que tienen de existir – dentro del régimen institucional que aceptan, apoyan y reconocen como legítimo, democrático, no-nacionalista y no-violento a la vez, negando con ello la realidad del imperialismo, y la entidad nacional y política de la Nación y el Estado sojuzgados.

Estratégicamente arruinados en su conjunto, y tras toda una agotadora era de sumisión, colaboración y estéril agitación del “activismo armado” del Eta durante más de cincuenta años, los diversos componentes del colaboracionismo tratan ahora en vano de salir de la trampa mortal en que ellos mismos se metieron cuando decidieron reconocer al imperialismo del régimen franquista transitivo como democrático, y para ello le ofrecen reiterados y sinceros “planes de paz ‘sin’, a saber: ‘sin’ exclusiones, ‘sin’ condiciones previas y ‘sin’ mugas”. O sea: sin derecho de autodeterminación de todos los Pueblos, sin exigencia de evacuación incondicional e inmediata de todas la fuerzas de ocupación del imperialismo impuestas sobre los Pueblos sojuzgados, y sin la inmediata e incondicional independencia de sus Estados; derechos previa y cuidadosamente excluidos de dichos “planes” en un inútil intento por obtener su aprobación por parte de un régimen fascista absolutamente arrogante e intratable ya incluso después de (en realidad precisamente por) la capitulación total, entrega de armas y “mediación internacional”. Pero, forzosamente, sólo la afirmación de eso que excluyen, a saber: la denuncia del imperialismo fascista y la exigencia de la Autodeterminación o Independencia de los Pueblos sojuzgados, con todas sus implicaciones y corolarios, puede extirpar el cáncer imperialista: originaria, permanente e incurablemente letal e ilegítimo. Todo lo demás son planes que favorecen su mutación, reforzamiento y continuidad.

Después de haber reconocido – no sólo de facto sino también de jure – el régimen unitario español: Nacionalista-Fascista de ocupación militar; y de haberlo presentado como legítimo, democrático, no-Nacionalista y no-violento a partir de tres funestos momentos de nuestra historia reciente (Pacto de Múnich-1962, y “elecciones generales” de 1977/1979), las sectarias burocracias colaboracionistas “moderadas y radicales” Pnv-Eta y sus satélites artífices del desastre: que ya habían colaborado con el fascismo – incluso en los tiempos de la dictadura personal del General Franco – para atacar y calumniar a quienes en este País denunciaban el engaño que se estaba montando y advertían de la catástrofe que iban a causar (y que en todos y cada uno de esos momentos trataron de evitarla), condujeron a la demoralización, parálisis y ruina políticas de un País indefenso, sin instituciones ni estrategia propias, dejado en la orfandad ideológica, entregado a una brutal explotación y represión terrorista a manos del fascismo “democrático”, y hundido en una negra desesperación por la traición y el abandono de su supuesta ‘intelligentsia’ y clase política, mientras ésta prosperaba en amistosas relaciones con el régimen transitivo español.

Mientras “moderados y radicales” juegan a democracias imaginarias: a “modelos de representación propios de las democracias liberales o de autogestión” (que es como ellos llaman a esta falsificación con la que ellos mismos están ocultando el régimen imperialista y fascista español de ocupación militar que sojuzga a nuestro País), el bulldozer nacionalista, imperialista y fascista franco-español prosigue día a día su obra de demolición; y el rodillo económico, político, racial, lingüístico y cultural de su apisonadora colonial avanza a paso de gigante hacia la completa destrucción del Pueblo sojuzgado. En los últimos ochenta y cinco años el Pueblo Vasco ha sufrido heridas más importantes que en toda su precedente e inmemorial historia. ‘Hola segituz, gureak egin du.’

Es indudable que las fuerzas populares vascas han quedado sumidas en la confusión y la impotencia; pero se encuentran ahí porque el grupo Pnv-Eta: partidarios de “la vía institucional y la lucha armada”, las han reducido a ello. Su pretensión de que ése era el único camino posible, basándose en que es precisamente el que sucedió, constituye una grosera y burda petición de principio tras la cual esa retaguardia de traidores liquidacionistas intenta esconder su responsabilidad en el desastre. Una responsabilidad que sólo podrán paliar poniéndose al servicio de una verdadera política de liberación nacional basada en la afirmación nacional y estatal del Pueblo Vasco y su Estado, el Reino de Nabarra, apoyada en el imprescriptible derecho internacional de autodeterminación, libertad, libre-disposición o independencia de todos los Pueblos, y de integridad y continuidad de sus Estados legítimamente constituidos sobre la Autodeterminación o Independencia de todos los Pueblos; así como en el no-reconocimiento, con todas sus consecuencias, de los Estados y regímenes de ocupación militar de España y de Francia: criminales, imperialistas, colonialistas y fascistas.

Si bien el Pueblo Vasco tiene todavía recursos potenciales: materiales y morales, para realizar una verdadera política democrática, su situación es ahora mucho peor que hace treinta o cincuenta años. Su subdesarrollo político: resultante de siglos de agresión, dominación y colonización bajo el imperialismo franco-español; y la instauración de una falsa oposición a éste: dirigida desde los años cincuenta del siglo pasado por una pretendida clase ideológica y política – incapaz y corrompida – que estaba en realidad recuperada por la dominación imperialista y al servicio de ella, son handicaps que nuestro Pueblo nunca ha sabido superar.

Sólo una oposición capaz de movilizar y estructurar sus fuerzas vivas; de crear y restaurar sus instituciones nacionales y estatales propias; de restablecer la libertad y la democracia internas; y de desarrollar una Resistencia Nacional de nivel estratégico frente al imperialismo franco-español, podría sacarlo de la trampa totalitaria, imperialista y fascista en que se ha dejado encerrar. El Movimiento Vasco de Resistencia y Salvación Nacional ha expuesto repetidamente y con la debida amplitud los dos principios fundamentales mínimos que contienen la virtualidad de conseguir esos objetivos, y que volvemos a repetir ahora de forma sucinta:

1/ Afirmación del derecho de autodeterminación o independencia del Pueblo Vasco, cuya condición previa es la evacuación incondicional e inmediata de las fuerzas de ocupación de imperialismo franco-español fuera de los Territorios del Pueblo Vasco; y

2/ Afirmación de la continuidad, vigencia y actualidad de nuestro Estado propio: el Reino de Nabarra.


(De ‘Euskal Herria y el Reino de Nabarra, o el Pueblo Vasco y su Estado, frente al imperialismo franco-español’.)

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