Agentes indígenas del Nacionalismo imperialista: Renegados y Traidores-Colaboracionistas (XIX)
XIX – Agentes indígenas del Nacionalismo imperialista: Renegados y Traidores-Colaboracionistas
Iñaki Aginaga y Felipe Campo
Una de las aberraciones más características que produce el imperialismo colonialista es la figura del Renegado, es decir: el autóctono que niega su propio Pueblo y País dominados y colonizados, y ante todo su derecho de autodeterminación o independencia, para integrarse por el contrario en el “pueblo” y el país imperialistas que los han sojuzgado, apoyando a ultranza su dominación. Además, dadas las características del Reino de Nabarra y el Principado de Catalunya: Estados ilegal y criminalmente desmembrados, repartidos y anexados por España y Francia, la personalidad del Renegado por partida doble, es decir: de un autóctono de esos Países sojuzgados que alternativa o simultáneamente adopta el Nacionalismo imperialista de España y de Francia (pero jamás el “nacionalismo” catalán o vasco), es una perniciosa variante e interesante novedad cuya posibilidad teóricamente existía y que por tanto, según postula “la ley de Murphy”, acabaría dándose.
Esto ha cristalizado efectivamente en unos notables arribistas y Renegados “catalán” y “vasco”: Manuel Valls y F. O. (por poner un ejemplo cualquiera de nuestro País, donde podríamos encontrar una legión de ellos). El primero: rebotado de la política francesa donde ya han tenido bastante de él y de su falta de honestidad, ha recalado provisionalmente en la política española; y, una vez en ella y para hacer méritos, inmediatamente ha pedido entrar en primera línea de fuego contra el Movimiento de Resistencia e Independencia de Catalunya. Sus contorsiones para hacer posible la “Union sacrée”, de cualquier forma que sea, entre Españoles imperialistas y fascistas de toda laya contra este Movimiento, son obscenas: “Es el momento de hacer gestos de responsabilidad”, ha leído hoy [29-Mayo-2019] ante las cámaras de la tele en rueda de prensa. “Queremos evitar, tenemos que evitar, que la Ciudad [Barcelona] tenga un alcalde independentista”.
Y el “vasco” Renegado F. O.: Nacionalista francés temerario y sin complejos, no tiene el menor problema en falsificar y llevarse por delante todo lo que haga falta. De este modo, llega a la desvergüenza de presentar la agresión hispana contra el Reino de Nabarra como una campaña para evitar que los Vascos se mataran entre ellos; tal como – según dice – ocurriría también mañana si fuéramos libres: “Mañana todo volvería a empezar, y habría que llamar a un nuevo ‘Fernando de Aragón’ para volver a poner el orden en la familia vasca, estallada en clanes divergentes. A veces tengo el ‘CULO SUCIO’ y no me disculpo..... YO LO ASUMO. Francia no es perfecta, pero me siento cómodo, para desarrollar mi pertenencia étnica... superior, en una FUERZA TRANQUILA y decidida”.
[“Demain tout recommencerait et il faudrait faire appel à un nouveau ‘Ferdinand d’Aragon’ pour remettre de l'ordre dans la famille Basque éclatée de clans divergents.” “J'ai parfois le ‘CUL SALE’ et je ne m’en excuse pas..... J'ASSUME. La France n'est pas parfaite, mais je m'en accommode, pour développer mon appartenance ethnique... supérieure, dans une FORCE CALME et déterminée.” (F. O.)
Así pues, a fin de ilustrar la personalidad y las pulsaciones que operan en la psicología de esta clase de sujetos, traemos aquí la exposición hecha en Publicaciones Iparla sobre esta cuestión.
La contribución de los indígenas Renegados (como lo eran los “alógenos rusificados” a los que se refería Lenin al escribir: “es sabido que las gentes de otras naciones que han sido rusificadas siempre exageran esta mentalidad rusa”), los cuales se supone conocen el terreno y “se hacen notar” al respecto, se manifiesta también en todas las épocas y en todos los Países ocupados. Pero estos sumisos y vendidos Conversos, Neófitos y Renegados de todo pelaje van siempre más lejos que sus maestros y modelos en las tareas que les son asignadas.
“El alógeno rusificado – seguía diciendo Lenin de aquel criminal tándem ‘comunista georgiano’ formado por Stalin/Ordzhonikidze que aplastó las Repúblicas Caucásicas – lanza desdeñosamente acusaciones de ‘socialismo-nacionalista’, cuando él mismo es un verdadero y auténtico ‘social-nacionalista’ e incluso un brutal esbirro Gran-Ruso”. Y el alógeno afrancesado y/o españolizado lanza desdeñosamente acusaciones de “nacionalismo” en contra de los nacionales de la Nación oprimida, siendo así que él mismo es no sólo un verdadero, un auténtico Nacionalista español y/o francés sino además un brutal opresor al servicio del Nacionalismo imperialista de esas Naciones dominantes.
El desprecio y el odio: completamente naturales en el caso de los Nacional-imperialistas que se consagran a dominar a los Pueblos oprimidos, se encuentran incluso reforzados en el caso de los Renegados, debido al rencor y los complejos específicos de su psicología propia. El desprecio pasivo y el desprecio de sí mismo son la adaptación adoptada por el colonizado ante el desprecio del colonizador. Para la mentalidad imperialista, el “retrato del colonizado” es el “retrato del colonizador” en negativo, y el colonizador es el inverso positivo del colonizado.
Ahora bien, según Memmi: “La primera tentativa del colonizado es la de cambiar de condición mediante un cambio de piel. Un modelo tentador y muy próximo se le ofrece e impone: precisamente el del colonizador. [...]. La primera ambición del colonizado será la de igualar ese modelo prestigioso, la de parecérsele hasta desaparecer en él. [...]. El amor hacia el colonizador sirve de base a un conjunto de sentimientos que van desde la vergüenza hasta el auto-odio. La ultranza en esta sumisión al modelo es ya reveladora. [...] El colonizado no busca solamente enriquecerse con las virtudes del colonizador. En nombre de lo que él desea llegar a ser, se ensaña en empobrecerse, en arrancarse de sí mismo. [...] El aplastamiento del colonizado está incluido en los valores colonizadores: cuando el colonizado adopta estos valores, adopta la inclusión de su propia condena. Para liberarse – al menos él así lo cree – acepta destruirse. El fenómeno es comparable a la negro-fobia del negro, o al anti-semitismo del judío”. Como resultado de todo ello, se manifiestan “el esfuerzo obstinado del colonizado por superar el desprecio que le merecen su propio retraso, su debilidad y – al fin acaba por admitirla – su alteridad; la sumisión admirativa; y la cuidadosa inquietud por confundirse con el colonizador, por vestirse como él, hablar como él, comportarse como él”. Etc. (Albert Memmi; ‘Portrait du colonisé, précédé du portrait du colonisateur’, 1957.)
Para su desgracia, e inevitablemente, la posición de un Renegado es siempre incomparablemente más precaria que la del Colono imperialista. Para éste, impedir la pérdida del País dominado que implica su independencia no es una necesidad vital absoluta, puesto que él siempre tiene su propio País al que poder regresar; mientras que el Renegado necesita absolutamente la sumisión-liquidación-destrucción de su propio País, ya que su salvación mediante la independencia lo dejará a él completamente sin argumentos con los que poder justificar su traición, al mismo tiempo que sin un lugar en el mundo al que dirigirse, en el cual no haya de ser para siempre un extraño y un Renegado.
El Nacionalista español o francés de pura cepa parte de un sentimiento “positivo” hacia “la potencia y grandeza” de su País; lo cual induce en él un sentimiento negativo de desprecio y odio hacia los otros Pueblos dominados por su Nacionalismo, los cuales él percibe como obstáculos o cuerpos resistentes a “su propio desarrollo”. En cambio, el Renegado parte de un sentimiento negativo hacia su propio País de origen, del que se deriva un sentimiento “positivo” hacia el Pueblo “superior” que lo ha dominado y que puede arrancarlo a él de sus miserables raíces; arrancando también, para mayor seguridad, las raíces – nombres, toponimia, historia – y la tierra.
El Nacionalista español o francés de pura cepa es en primer lugar Español o Francés, y anti-Vasco – o anti-Catalán etc. – por vía de consecuencia. En cambio, el Renegado es ante todo anti-Vasco (o anti-Catalán etc.), y a continuación Español o Francés. De hecho se convertiría en cualquier otra cosa, siempre que una Potencia cualquiera le pareciera capaz de destruir ese País de origen cuya liquidación es para él condición necesaria de normalización, justificación y recuperación cultural, psicológica y sociológica.
El odio: tan aparente y característico en los Renegados, es el resultado de resentimientos, decepciones, frustraciones, complejos edípicos u otros de los que se hace responsable al País de origen. “La agresión física y la voluntad de destruir no son la única respuesta a la frustración sino una de las respuestas posibles, y quizá la respuesta espontánea.” “Existe un mecanismo de comportamiento bien distinto de la agresión. Es el odio: ese feo hermano menor del gran amor.” “Probablemente, no se puede odiar verdaderamente sino ahí donde se ha amado y donde, a despecho de todas las negaciones, se ama todavía.” “Es un fenómeno notable, generalmente poco conocido por los profanos, que se llama ‘ambivalencia afectiva’.
Una de las manifestaciones de esta ambivalencia está representada por la coexistencia muy frecuente, en una misma persona, de un amor intenso y de un violento odio. A esta observación el psicoanálisis añade que estos dos sentimientos opuestos se apoyan frecuentemente sobre el mismo objeto.” “Lo que hay de primitivo en nuestra vida psíquica es, en el sentido literal de la palabra, imperecedero.” (S. Freud.)
“Gilbert Folliot, prudent: L’amitié du roi pour Thomas Becket est morte, Altesse?
“Le Roi: Soudainement, évêque. Une sorte d’arrêt du cœur.
“Gilbert Folliot: C’est un phénomène curieux, Altesse, mais fréquent.
“Le Roi, lui prend soudain le bras: Je hais Becket, évêque, maintenant. Entre cet homme et moi, il n’y a plus rien de commun que cette bête que me laboure le ventre. Je n’en puis plus. Il faut que je la lâche sur lui. Mais je suis le roi, [et] ce qu’il est convenu d’appeler ma grandeur m’embarrasse: j’ai besoin de quelqu’un. [...] On se trompe quelquefois sur les hommes, évêque. Moi, aussi, je me suis trompé. (Il crie soudain:) Ô mon Thomas!
“Gilbert Folliot, s’écrie: Vous l’aimez, Altesse! Vous l’aimez encore. Vous aimez ce porc mitré, cet imposteur, ce bâtard saxon, ce petit voyou!
“Le Roi, lui saute dessus, criant: Oui, je l’aime! Mais ça ne te regarde pas, curé. Je ne t’ai confié que ma haine. Je vais te payer pour m’en défaire, mais ne dis jamais du mal de lui!” Etc. (Jean Anouilh; ‘Becket, ou l’Honneur de Dieu’, 1959.)
(“Gilbert Folliot, prudente: ¿La amistad del rey por Tomás Becket ha muerto, Alteza?
“Rey Enrique II: Repentinamente, obispo. Una especie de parada del corazón.
“Gilbert Folliot: Es un fenómeno curioso, Alteza, pero frecuente.
“Rey Enrique II, lo toma de pronto del brazo: Odio a Becket, obispo, ahora. Entre este hombre y yo, no hay nada más en común que esta bestia que me roe el vientre. No puedo soportarlo más. Tengo que soltarla sobre él. Pero yo soy el rey, [y] lo que se ha convenido en llamar mi grandeza me avergüenza: necesito de alguien. [...] A veces nos equivocamos con los hombres, obispo. Yo, también, me he equivocado. (Grita, de repente) ¡Oh, mi Tomás!
“Gilbert Folliot, exclama: ¡Vos lo amáis, Alteza! Lo amáis todavía. ¡Amais a ese cerdo mitrado, a ese impostor, a ese bastardo sajón, a ese pequeño bribón!
“Rey Enrique II, salta sobre él, gritando: ¡Sí, lo amo! Pero eso no te concierne, cura. Yo sólo te he confiado mi odio. Voy a pagarte para librarme de ello, ¡pero no me digas jamás nada malo de él!” Etc.)
*
En el trayecto hacia esa sumisión propia del Renegado, un procedimiento más camuflado e insidioso se manifiesta en los mecanismos y coartadas adaptativos de quienes, por su propio interés (que ellos ocultan tras la pereza intelectual o la mala fe), buscan confort y acomodo “amables” en el régimen criminal fascista e imperialista, el cual perversamente presentan de forma “aséptica” y despreocupada como algo “no tan malo, cuando tantos dramas mucho peores ocurren en el mundo”. De este modo, los dramas que el propio imperialismo ha causado y causa a través del mundo entero son presentados como “argumento” para exculpar al propio imperialismo:
“Hoy la INDEPENDENCIA...; mañana una guerra, como en la Yugoslavia de Tito. AUTONOMÍA (que ya tenemos) SÍ!!!!! Independencia: sinónimo de guerras familiares... NONNNNN!!!!!” (F. O.)
Pero, si bien el respeto de la Autodeterminación o Independencia de los Pueblos no asegura forzosamente el respeto de todos los derechos humanos fundamentales, sin embargo su violación asegura la ausencia de ellos. La afirmación del derecho de autodeterminación o independencia de los Pueblos sojuzgados permite, a veces o a plazo, la paz y la convivencia entre Naciones y Estados; su negación no las permite nunca. No es “la balcanización” sino los Imperios – Austro-Húngaro, Ruso y Turco – y su expansionismo, lo que durante siglos ha hecho de los Balcanes el polvorín de Europa; del mismo modo que es el Nacionalismo imperialista Continental o trans-Continental de las “grandes” Naciones imperiales de España y de Francia el que ha ensangrentado y descuartizado el Mundo. Sólo la liberación – a veces defectiva y defectuosa – de los Pueblos ha permitido un principio, aunque sea limitado y precario, de solución.
La desvergüenza de estos Renegados es el resultado de la intoxicación ideológica difundida por los agentes Nacional-socialistas y Nacional-comunistas – muchas veces autóctonos – del imperialismo español y francés, infiltrados entre los Pueblos sojuzgados. Y este tipo de Renegados “incautos”, que en realidad son taimados oportunistas a la búsqueda de una “justificación” que pueda blanquear su traición que no podrían afrontar de otro modo, necesitan creer esas supercherías (ignorancia y mala fe van aquí de la mano: no saben porque no quieren saber), las cuales acaban aceptando como “socialismo” o “progresismo” auténticos, cuando se trata únicamente de vulgar y repugnante Nacionalismo imperialista franco-español: el eterno y rabioso enemigo de la libertad de los Pueblos y de sus Estados libremente constituidos.
Según estos Renegados, la actitud del independentismo frente al régimen imperialista franco-español “debería ir por otros derroteros [concediéndole]: diálogo político, igualdad, justicia, fraternidad, solidaridad, honestidad, armonía, ayudar a los vecinos, sentido común...” Virtudes que por supuesto son predicadas siempre a sentido único: del Pueblo oprimido hacia el pueblo y el Estado opresores, cuya específica naturaleza imperialista y fascista, de imposición antidemocrática, se niega o simplemente ignora. Y sigue así esta Renegada catalana:
“Somos catalanes a los que la independencia y todo lo que supone nos da una pereza inmensa. [...] La idea de España no nos fascina, pero no nos repugna. [...] Nos sentimos en casa tanto en Olot como en Orense o en Orán, [...]. Creemos que la historia no es un memorial de agravios sino un instrumento para aprender de los errores. [Entiéndase: los errores cometidos al haber intentado siquiera recuperar la independencia y librarse del agresor imperialista, en vez de permitirle que siga tranquilamente en el País conquistado.] [...] Somos tan ilusos que lo único que queremos es vivir en un lugar que se llame como se llame y tenga la bandera que tenga, pero en el que la justicia funcione sin trabas” etc. etc. (Isabel Coixet, en la prensa monopolista del fascismo español, 11-Septiembre-2015.)
Son las declaraciones que ha soltado recientemente una conocida “directora de cine” Renegada catalana: Nacionalista española mimada por el régimen español de ocupación militar. Y lo ha dicho como si en Orán: una ciudad argelina pero tan francesa como Reims según el imperialismo-colonialismo francés, hubieran florecido siempre la armonía y hermandad entre los Pueblos, y algo llamado “Guerra de Independencia de Argelia” jamás hubiera tenido lugar allí. Y como si “la justicia” fuera algo que baja de los montes escrita por Dios en tablas de piedra de la mano de Francia y de España: “hija primogénita” la primera y ambas “hijas predilectas” de la Iglesia.
Es decir, “errores” mas no crímenes, y en realidad situaciones idílicas de paz, tolerancia, respeto y “justicia que funciona sin trabas”; unas realidades que son posibles, al parecer, bajo regímenes y Estados de dominación imperialista como lo son los de España y Francia. ¡Unos Estados que han sido establecidos mediante agresión y ocupación militar y armada, y mantenidos y conservados así durante siglos por medio de crímenes innumerables, horrendos e imprescriptibles! Crímenes de guerra, crímenes contra la paz y la seguridad de Pueblos y Estados legítima y libremente constituidos, y crímenes contra la Humanidad: cuya sanción, prevención y retribución es el objeto del Derecho Internacional.
De este modo y según estos Renegados, la independencia nacional de sus propios Pueblos es presentada como algo trivial e incluso molesto, cosa que ciertamente lo es para los colonialistas; y las criminales violaciones del imperialismo: mediante imprescriptibles y odiosas ofensas contra las leyes de la guerra, contra la paz y la seguridad de los Pueblos y Estados agredidos, y contra la Humanidad, como algo directamente inexistente. El imperialismo colonialista y fascista no es imperialismo; los incontables y horrendos crímenes cometidos para conseguir su implantación no son crímenes; y la justicia que exige la restauración de los derechos humanos fundamentales violados – y la reversión de las ventajas logradas mediante su conculcación – no es justicia, simplemente porque todo lo que estorbe a la cómoda adaptación de esos “magnánimos y comprensivos intelectuales” de la sumisión al fascismo, a costa de la sangre, las lágrimas y el latrocinio de su propio Pueblo, les parece un incomprensible exceso extremista.
A ellos les traen sin cuidado los inmensos sacrificios que muchos Pueblos del mundo han tenido que hacer para poder sentirse “en casa” en su propio País, y no como extranjeros según el plan que el imperialismo les tenía diseñado. A ellos lo único que les importa es que el cosmopolitismo imperialista les permita sentirse “en casa” en lugares donde el imperialismo franco-español impone la extrañación de los Naturales del País.
Y tras el desvergonzado cinismo añaden la hipocresía, porque según dicen – con la pretensión de que los creamos – la situación no los entusiasma: “Francia no es perfecta, pero me acomodo” (O.); “la idea de España no nos fascina, pero no nos repugna” (Coixet), dicen estos Renegados cínicos y sin vergüenza. Prefieren su miserable “pereza inmensa” que esconde su inmensa traición, la cual pretenden imponerla a todos mediante la demoralización y la mentira que difundiden a través de los grandes monopolios fascistas de adoctrinamiento de masas al servicio del imperialismo colonialista (siempre dispuestos éstos y deseosos de difundir la basura ideológica de los Renegados), y tras la máscara de una inexistente persecución o enfrentamiento interno que refleja su mala conciencia. Prefieren eso, antes que apoyar la dignidad de los Pueblos libres que resisten frente al imperialismo, el cual los Renegados confiesan no les repugna. La abyección moral que subyace tras esas repugnantes coartadas nos excusa de más consideraciones al respecto.
No es sino de una manera inadecuada como a este respecto algunos hacen uso de términos como “colaboración-colaboracionista”. Bonnard, Bousquet, Brasillach, Brinon, Bucard, Céline, Cousteau, Darlan, Darnand, Déat, Deloncle, Doriot, Drieu, Gaucher/Goguillot, Laval, Luchaire, Pétain, Rebatet, Suarez y tantos otros han sido colaboracionistas; y muchos de ellos, orgullosos de serlo, estaban íntimamente convencidos de lo justo de su política. Ellos también han legitimado y reforzado la ocupación militar extranjera, y participado en la represión de su propio País; sin embargo, nunca pretendieron que ése fuera un régimen democrático, no-Nacionalista y no-violento, ni intentaron nunca desmembrar su País en beneficio de los Estados vecinos, como hacen los Renegados “vascos”. Ellos jamás quisieron anexarlo al Reich alemán. Pensaron e incluso dijeron que ellos sabían y podían manejar y engañar a los ocupantes en provecho de Francia, a fin de conservar el Imperio francés bajo protectorado alemán.
Ellos jamás dijeron que los Franceses eran Alemanes, o que los Alemanes eran en Francia “Franceses con una sensibilidad diferente”; ni que su ‘Partido Nacional Socialista de los Obreros Alemanes’ era en Francia un Partido tan francés, legítimo y democrático como los otros. Jamás calificaron la lengua alemana como “lengua de la República” (francesa), ni el dialecto francés como lengua regional, parte del patrimonio alemán. Jamás obligaron a los niños en las escuelas a cantar “Deutschland über alles” en homenaje a sus antepasados los Teutones y ante los monumentos a la gloria de la Wehrmacht. Sería hacerles una afrenta el equiparar a esos Colaboracionistas franceses con los Traidores y los Renegados “vascos” que, en los Territorios ocupados del Pueblo Vasco, hacen carrera afanándose deliberadamente y con toda consciencia en la liquidación pura y simple de su Pueblo de origen, y en la aceptación: como si fueran los suyos propios, de los Pueblos y Partidos de las Naciones dominantes, según hacen los autóctonos miembros bien sea de la burocracia liquidacionista Pnv-Eta y sus satélites, o de los partidos Nacional-imperialistas franceses y españoles. No es preciso mezclar los géneros, poniendo en el mismo cesto a los Colaboracionistas junto con los Traidores y los Renegados.
Lamentablemente, en un País ocupado no faltan Renegados, Traidores, Oportunistas, Colaboracionistas y Cómplices – ignorantes o corrompidos – dispuestos a servir tanto a la intoxicación de la propaganda imperialista así como a la ocupación misma. A este respecto, la rotunda firmeza con la que los Renegados y auto-proclamdos Españoles o Franceses (miembros del Franquismo ya sea en su versión tradicional, o en su versión Nacional-socialista local de Falange-PsoE/Ugt con etiquetas “vascas” o “navarras”, y sus compinches del Partido socialista Francés-PsF); la forma como todos ellos niegan públicamente el derecho de autodeterminación del Pueblo Vasco y afirman la naturaleza democrática del régimen imperialista franco-español de ocupación militar, tiene – aparte de su estridente obscenidad – algo de espectáculo alucinante, propio de quienes, tras haber ido ya demasiado lejos en la negación y la denigración de este País y en el apoyo de la secular ocupación imperialista sobre él, han perdido también todo sentido de la realidad e instinto de conservación. Esos “socialistas vascos” son los entrañables aliados de siempre de los burócratas jelkide, cuyo apoyo éstos han buscado desde siempre para cerrar el paso a todo desarrollo democrático de un Movimiento popular vasco de Resistencia. Un desarrollo al que, debido a su corrupción, esos burócratas Pnv no pueden y no quieren llegar, como tendremos ocasión de exponer.
La negación anticipada de la existencia del propio Pueblo de origen como un Pueblo completo y en pie de igualdad con todos los Pueblos del Mundo, es decir: un Pueblo con su derecho originario, inherente e imprescriptible de autodeterminación o independencia frente a cualquier agresión o intromisión del imperialismo, es el punto de partida o el pie forzado que condiciona toda la posición de los Renegados en favor de los pueblos invasores. Esta posición los lleva a los más flagrantes extremismos y falsedades; empezando por la afirmación de la atomización de su propio Pueblo en fragmentos que pretendidamente excluyen su totalidad constitutiva, y estableciendo falsamente a continuación por petición de principio la “espontánea” y “feliz” unión de esas partes: supuestamente inconexas y refractarias entre sí, con el “todo” del criminal agresor ocupante que, éste sí, tiene una “identidad” sin fisuras la cual engloba a todos los Pueblos sojuzgados:
“La nación española es la reunión de los españoles de ambos hemisferios.” (Artículo 1 de la “Constitución” española de 1812. Cuba, toda Sud-América y Filipinas eran “España”.)
Sin embargo, la “identidad” esa falsa nación española (y francesa) se asienta sobre las bayonetas y los horrendos crímenes que la han construido al servicio del Nacionalismo imperialista franco-español; y alcanza a todos los Pueblos sojuzgados que aún no han conseguido liberarse de él. Como es sabido, ahora Argelia, Filipinas o Cuba ya no son parte intrínsecamente constitutiva de Francia y de España, como en un tiempo lo fueron de forma “evidente” e “indiscutible”; un tiempo en el que “lo [formalmente] normal fue durante demasiado tiempo lo [realmente] inaudito”, por utilizar las palabras de otro Renegado que vamos a comentgar enseguida.
A partir de sus criminales y sangrientos dogmas constructivistas, y a fin de mantener su imperativo categórico Nacional-imperialista, cualquier trampa – por ridícula que sea – la tienen por permisible y no retroceden ante ella. Sus perpetradores se titularán o bien “profesores universitarios”, o “parlamentarios” de un grupo político imperial-colonialista, o incluso ambas cosas a la vez; y ello sin el menor temor de que el irremediable conflicto entre ambas exigencias: la ineludible honestidad e imparcialidad científicas, por un lado, y a la visceral parcialidad política imperialista, por otro, les parezca demasiado estridente, ante una población paciente cuya capacidad de rechazo de su impostura ellos visiblemente o bien desprecian, o han llegado a considerar como algo “sencillamente” inexistente.
“[...] Sencillamente, porque la norma ha sido durante demasiado tiempo lo inaudito. [...] Es habitual que se enseñe a los niños de los modelos educativos en vascuence que Navarra forma parte de un todo con las Provincias Vascongadas y el País Vasco francés. [...] [Se] citará a buen seguro un texto de Axular de 1643, en donde se habla de Euskal Herria y se incluye en ella a Navarra. [...] [Ellos] manipulan a Axular sin ser conscientes de ello. Axular no escribió ‘Euskal Herria’, con mayúsculas, sino ‘euskal herria’, con minúsculas, mientras que sí escribió ‘Nafarroa’ o ‘Araba’. No se trata de un matiz sino de un detalle esencial. El escritor urdazubitarra no se refería a un país, en el sentido moderno [...], ni siquiera a un ‘pueblo’, en cuanto colectivo étnico.” Etc. (Iñaki Iriarte López, profesor de la llamada “Universidad del País Vasco”, y parlamentario – por un partido Nacional-imperialista español – en el “parlamento autonómico de Navarra”. Cita tomada de su artículo ‘Euskal Herria, mentiras y libros de texto’; publicado en la prensa local fascista, 21-Agosto-2016.)
Sin embargo, nadie en este País manipula a Axular, como no sea quien tales cosas escribe. Efectivamente, Axular en 1643 escribe “euskal herria”, e indiscutiblemente se refiere con ello, sea cual sea su ortografía (una convención que obviamente afecta sólo al lenguaje escrito y que en aquella época estaba lejos de ser algo bien fijado), al Pueblo Vasco y a su País: el País de los Vascos; indicando por añadidura todos los territorios que lo formaban en aquel entonces y que, por cierto, son los mismos que lo forman en la actualidad, incluidos la actual Nabarra residual y “el País Vasco francés” que el profesor Iriarte menciona.
(Como muestra del ridículo al que su extremismo sectario anti-vasco y su ignorancia han llevado al profesor Iriarte, ofrecemos al lector una cita sacada de la dedicatoria de su gramática que el autor Elio Antonio de Lebrija presentó en 1492 a la reina Isabel de Castilla, en la que escribe la palabra ‘españa’ con minúscula al menos en dos ocasiones:
A la mui alta y assi esclarecida princesa doña Isabel la tercera deste nombre Reina i señora natural de españa y las islas de nuestro mar […].
[...] I cierto assi es que no sola mente los enemigos de nuestra fe que tienen la necessidad de saber el lenguaje castellano: mas los vizcainos, navarros, franceses, italianos, y todos los otros que tienen algun trato y conversacion en españa y necessidad de nuestra lengua: si no vienen desde niños ala deprender por uso: podran la mas aina saber por esta mi obra. La qual con aquella verguença, acatamiento y temor quise dedicar a vuestra real majestad.)
Pero antes que Axular, también Juan Pérez de Lazarraga había dejado constancia entre 1564-1567 del término/realidad “eusquel erria”, que aparece al menos en tres ocasiones en un manuscrito suyo. Y Joannes de Leizarraga lo había hecho en 1571, con su “Heuscal-herria / heuscal herria” que aparece en ambas formas: con mayúscula y minúscula iniciales, al menos en sendos momentos de su traducción del Nuevo Testamento al Euskara. Por otra parte, este inmediato predecesor de Axular, en la dedicatoria bilingüe – Francés-Euskara – de su obra ‘Iesus Christ Gure Iaunaren Testamentu Berria’, que él ofreció en 1571 a la Reina Joanna III de Nabarra (una obra que el sacerdote “romanista” Axular indudablemente conoció), proporciona la equivalencia en francés de esas expresiones al escribir: “Sin embargo, estando seguro de que los Vascos [les Basques / Heuscaldunac en el original], entre todas las demás naciones [nations / natione en el original], no somos tan bárbaros como para no poder reconocer y alabar a Dios nuestro Señor en nuestra propia lengua,” etc. Y un poco más adelante continúa diciendo: “que por este medio la pura palabra de Dios debería entrar y acrecentarse en el Pueblo o el País de los Vascos [au pays des Basques / Heuscal-herrian en el original],” etc. Así pues, este texto, para empezar, nos proporciona una incontestable muestra de ese compuesto nominal: Heuscal-herria / País-Pueblo Vasco; el cual, al igual que el gentilicio nacional – Heuscaldunac / los Vascos – comienza con mayúscula y es anterior en setenta y dos años al ejemplo de Axular aducido por el “profesor y parlamentario” Nacional-imperialista español Iñaki Iriarte.
Pero dejemos las formas y vayamos al fondo. Ninguno de esos autores (que, por cierto, pertenecen todos a la denominada Edad Moderna), al dejar constancia escrita del término/concepto ‘Euskal Herria’, era víctima de una demencia o estaba escribiendo sobre historia-ficción, ni hablaba de un País inventado o de fantasía sino que, con dicho término, estaban todos ellos designando una realidad sociológica incuestionable: la realidad sociológica y nacional del Pueblo Vasco. Decir que cuando usaban el término Eukal Herria “no se referían a un país, en el sentido moderno”, aparte de aventurar una insostenible afirmación sobre el alcance de las intenciones y concepciones que ellos tenían, es debatir contra los molinos de viento que uno ve tras sus propias fobias o demencias: las de quienes, como consecuencia de su imperativo Nacional-imperialista español, se ven obligados a negar esa realidad. Es por ello que esos negacionistas necesitan imputarnos que manipulamos a esos autores y que estamos re-interpretando sus palabras, para poder así combatir a los fantasmas que los atormentan al recordarles una realidad demasiado real que ellos querrían no existiera. Pero el hecho es que nosotros ni manipulamos sus palabras ni – lo que es más – necesitamos hacerlo; mientras que ellos sí necesitan manipular la realidad al objeto de negarla.
Sostener actualmente que una realidad sociológica no existe, o que es menos realidad por el simple hecho de que no está formalizada políticamente (dejemos a un lado el grotesco “detalle esencial” de la minúscula, que encima ni siquiera es siempre cierto), es hacer un planteamiento formalista y ridículo, perfectamente previsible en los actuales negacionistas, y en consecuencia estos Renegados merecen la crítica correspondiente. Pero pretender que también aquellos autores participaban en aquel entonces de ese mismo planteamiento, que está causado estrictamente por las obsesiones y odios de estos re-negacionistas adeptos al status quo imperialista y fascista hispano-francés, es simplemente una burda y patética manera de manipularlos sin escrúpulos. Porque, si bien aquellos autores eran sin duda conscientes de la falta de unidad política de su “eusquel erria/Heuscal-herria/euskal herria”, sin embargo ese hecho no les impidió nombrar la incuestionable realidad sociológica del Pueblo/País de los Vascos, y escribir de forma absolutamente laudatoria sobre ella.
Como es indudable, ellos tenían mucho más cercano que lo tenemos nosotros el recuerdo de los Estados Vascones independientes: el Ducado de Vasconia, y los Reinos de Pamplona y de Nabarra, los cuales habían aglutinado en torno suyo todos los Territorios del Pueblo Vasco/Euskal Herria antes de que la rapacidad de los reinos de Francos e Hispanos los acosaran y anexionaran a sus Estados imperialistas. Por lo tanto, el término que Lazarraga, Leizarraga y Axular documentan, y que en Euskara equivale exactamente – palabra por palabra – a ‘Pueblo Vasco’, no solo tenía para ellos ese significado, lo cual es innegable, sino que habría tenido también su correspondencia con la realidad políticamente institucionalizada de nuestro Estado, es decir: con “un país, en el sentido moderno”; cosa que el Renegado “profesor y parlamentario” Nacionalista español Iriarte no está dispuesto a conceder y que de hecho niega sin el menor fundamento. Esto por un lado.
Pero es que, además, en ningún caso la falta de una formalización política pre-existente ha detenido nunca la determinación de una mente independiente cuando, trabajando en libertad, se ve ante la necesidad de superar una realidad social que es sentida como inaceptable, para proyectar otra superior o más avanzada en términos de defensa de derechos fundamentales. Es así como la falta de una Entidad política que reflejara la unidad de los Territorios del Pueblo Germano: los cuales ascendían a varios cientos de entes políticos autónomos que – englobados en el Sacro Imperio Romano – jamás habían formado “un país en el sentido moderno” (según lo expresa el Renegado “profesor” Iriarte), no le impidió a Martín Lutero escribir en Agosto de 1520, en Alemán y en el marco de su enfrentamiento teológico contra la corrupción y opresión existentes bajo la Jerarquía de la Iglesia romana, el primer manifiesto político revolucionario de la Historia difundido por la imprenta y dirigido “A la Nobleza Cristiana de la Nación alemana”: An den Christlichen Adel teutscher Nation.
Nótese que, en el evidente paralelismo que se da entre las expresiones ‘teutscher Nation’ de Lutero, y ‘eusquel/euskal [h]erria’ de Lazarraga/Axular, ambos indicadores de la nacionalidad: teutscher-euskal, van escritos en minúscula. (Como hemos visto, en Leizarraga también aparece con mayúscula en la forma Heuscal-herria.) En cuanto a las palabras ‘Nation-herria’, ya sea en mayúscula o minúscula, ambas son equivalentes y sinónimos de Pueblo. Como es sabido, en la reforma/re-creación del idioma Alemán realizada por Lutero todos los substantivos – en este caso Nation – deben ir en mayúscula, cosa que no ocurre en otros idiomas; ésa es toda la diferencia formal entre las dos expresiones: la germánica ‘teutscher Nation’ de Lutero, y la euskérica eusquel/euskal [h]erria’ de Lazarraga/Axular. Y que “[h]erria” significa en Euskara tanto “país” como “nación/pueblo”, eso es algo que Joannes de Leizarraga deja bien patente: por una parte, cuando coloca a los Vascos en pie de igualdad “entre todas las demás naciones” / berce natione gucien artean (Alabaina segur içanez ecen Heuscaldunac berce natione gucien artean ez garela hain bassa non gure lengoagez ecin eçagut eta lauda deçagun gure Iainco Iauna etc.); y, por otra, cuando traduce su ‘Heuscal-herrian’ al francés como “au pays des Basques”.
Sin embargo, según parece, el “sesudo profesor universitario” Iriarte sabe muy bien que Axular “no se refería a un país, en el sentido moderno, ni siquiera a un ‘pueblo’, en cuanto colectivo étnico”, cuando escribió ‘euskal herria’. En buena lógica, ¿tampoco Lutero se refería a ningún país, en el sentido moderno, ni siquiera a un “pueblo” en cuando colectivo étnico, cuando escribió ‘teutscher Nation’ ciento veintitrés años antes que Axular escribiera la mencionada expresión? Eso es lo bueno que, para estos Renegados, tiene el ser “profesor”: que se creen con derecho a saber lo que los demás pensaban en el siglo XVI, y a falsificar y hacerles decir las insanas obsesiones y odios que ellos mantienen por motivos inconfesables.
No es en absoluto descartable la inspiración o influencia que esa obra de Lutero pudo haber ejercido sobre nuestros escritores clásicos, dada su rápida traducción a varias lenguas y el profundo impacto que ella tuvo no sólo en Alemania sino en muchos lugares de Europa. Y ese impacto y ejemplo tuvieron que ser aún mayores a partir de 1522, cuando Lutero publicó su traducción del Nuevo Testamento, creando y fijando para ello el moderno idioma Alemán a partir de sus dialectos; lo que Joannes de Leizarraga realizó cinco décadas después con los dialectos del Euskara continental. (Pero nosotros aún debemos soportar la pretendida defensa que hacen “en favor” del Euskara quienes mantienen que su unificación literaria es incompatible con la existencia de sus dialectos. En realidad, se trata de gentes que jamás han hecho nada por los dialectos y que sólo están fingiendo defenderlos, con la esperanza de que la mayor debilidad de las partes lleve más fácilmente a la destrucción del todo.)
Así pues, Lutero no solamente creó y fijó el moderno idioma Alemán para poder llevar a cabo su traducción de la Biblia; él fue también tal vez el primero (o desde luego uno de los primeros) en utilizar por escrito la expresión “Nación alemana”, que estaba formada por los diferentes e independientes Ducados Tribales (jüngere Stammesherzogtümer) de Bavaria, Franconia, Lotaringia, Sajonia, Suavia etc. Estos ducados eran integrantes de la inicialmente denominada Francia Oriental (Francia Orientalis) y después Reino de Germania (Deutsches Reich), que era la parte fundamental del Sacro Imperio Romano (Heiliges Römisches Reich) y que incluía también el Reino de Bohemia, el Reino de Borgoña, el Reino de Italia (una parte de la actual Italia) y muchas otras Naciones.
Ahora, en retrospectiva, nos resulta evidente que si alguien, en aquellos momentos o posteriormente, hubiera pretendido ridiculizar o reducir el alcance de la expresión de Lutero “Nación alemana” haciendo referencia bien sea a que “eso” no existía en aquella época como un Estado políticamente unificado (todavía en 1808 Johann G. Fichte seguía considerando necesario dirigir sus “Discursos a la Nación alemana”: Reden an die deutsche Nation, inexistente aún como entidad política), o al hecho de que había sido escrita con letra minúscula inicial, como hacen los actuales falsificadores re-negacionistas/reduccionistas en nuestro País, sólo habría dejado constancia de su propio ridículo para la posteridad. Y si, siendo él Alemán, lo hubiera hecho con el objetivo de impedir o debilitar la percepción de la propia identidad nacional del Pueblo Alemán y de consolidar de ese modo su sojuzgamiento bajo una Potencia extranjera, la valoración histórica posterior no se habría limitado tan sólo a señalar su ridículo sino también a subrayar la criminal tarea de ese Renegado.
En cambio – cómo no – nosotros debemos seguir soportando a día de hoy que estos agentes indígenas del imperialismo franco-español: impostores que se presentan como “demócratas navarros” y por añadidura “profesores de la Universidad del País Vasco”, difundan su basura intelectual y moral anti-vasca y Nacional-imperialista española a través de un Diario local, en su momento instigador del criminal golpe fascista de 1936 y apologista del nazismo hitleriano; haciendo así posible: mediante el embrutecimiento ideológico de la población, que la norma fascista siga siendo durante demasiado tiempo ya lo inaudito, como Iriarte dice falsamente de los demás mientras él aparenta no ver la enorme viga que tiene en su propio ojo.
En concreto, ello es el mantenimiento del criminal régimen franco-español de dominación imperialista y fascista sobre el Pueblo Vasco/Euskal Herria y su Estado, el Reino de Nabarra; un régimen criminal que es afirmado como democrático por estos herederos y sucesores ideológicos de los asesinos y cuneteros Renegados de 1936. Y en todo ello son confortados por los Traidores de la burocracia liquidacionista Pnv-Eta y sus satélites: Ea-Ehbildu-Sortu-Geroa bai etc., componentes de la pretendida “clase política vasca”; los cuales, desde hace casi medio siglo y hasta el día de hoy, están manteniendo exactamente lo mismo que aquéllos y admitiéndolos como “demócratas navarros”.
(Incidentalmente, conviene indicar aquí que, a pesar de su total entrega al fascismo español, la banda de Renegados que forman la burocracia del “partido regionalista navarro foral y español” no va a impedir que el Franquismo tradicional del Pp no intente barrerlos de la Nabarra residual, valiéndose de todos los enormes medios de los que dispone. Roma no paga ni se fía de los traidores, aunque sean Renegados y hayan demostrado su abyecta naturaleza durante un siglo. Es el inevitable destino que aguarda a los instrumentos útiles devenidos inútiles. Para tener una más completa aproximación a la cuestión del desafío que nos plantean los Renegados y los Traidores indígenas con su Negacionismo de nuestro Pueblo y Estado, ofrecemos al lector el texto ‘Reino de Nabarra del siglo XXI. Frente al “nuevo” discurso pseudo-nabarrista de los Renegados indígenas: Espíritu de la Defensa de Amaiur’, publicado en nuestro blog el 1 de Julio de 2019.)
En otro orden de cosas, y a la vista de la aportación intelectual de estos impostores, podemos imaginar la calidad de su prestación académica. Si la Humanidad hubiera tenido que depender para su progreso general de semejantes lacayos del poder totalitario establecido, es probable que aún siguieran explicándonos, con auto-complaciente y “docta” ignorancia, los epiciclos y los movimientos retrógrados de los planetas según eran postulados por el geocéntrico modelo oficial ptolemaico, dogmáticamente establecido mediante el “convincente argumento” de torturas y hogueras contra quienes lo rechazaban.
La perversión moral inherente a la propaganda Nacionalista-imperialista y fascista sólo es superada por la abyección de los sedicentes representantes del Pueblo ocupado, cuando – acusando el golpe de los monopolios fascistas que difunden la intoxicación, la difamación y la calumnia – olvidan o exaltan los crímenes del imperialismo, y tratan de convencer al opresor de que “el pueblo vasco es un pueblo pacífico y trabajador que debe pedir perdón y reparar el mal causado” al imperialismo, al fascismo y a sus agentes locales. En ningún Pueblo sojuzgado: esté aún colonizado o ya liberado, sus pretendidos representantes habían caído tan bajo. Ningún País libre ha reconocido ni mucho menos exaltado a los agentes materiales e ideológicos de un régimen imperialista extranjero de ocupación militar, que conculca los derechos humanos fundamentales. El hecho de que los Cómplices indígenas del imperialismo franco-español y los Colaboracionistas hayan llegado a olvidar los crímenes masivos y multi-seculares contra su País de origen, y que hayan pedido perdón, enaltecido, compensado y recompensado con dinero público a sus autores y herederos materiales e ideológicos, demuestra el grado de abyecta sumisión a que se puede llegar por el camino que han elegido.
En nuestro País, los Colaboracionistas y los Cómplices indígenas del imperialismo franco-español olvidan o exaltan los crímenes masivos y multi-seculares que él ha cometido. Manifiestan así su solidaridad moral, política y económica con el régimen imperialista y fascista; piden perdón y homenajean a sus representantes y responsables; y enaltecen y califican de trabajadores – sindicados por ellos – a los agentes de la ocupación y la represión que son los autores materiales de tales actos, a quienes compensan e indemnizan a cargo del contribuyente Pueblo ocupado. Es la aportación de los Colaboracionistas y los Cómplices de ese régimen imperialista y fascista de ocupación militar a la Política y el Derecho Internacionales. Una iniciativa nunca vista y nunca aplicada por los Pueblos ocupados en toda la Historia de la Humanidad, los cuales han sostenido siempre que, en cuanto tales, los agentes y beneficiarios del imperialismo y el fascismo: repelidos en uso del derecho de legítima defensa de los Pueblos sojuzgados, no son víctimas de nada ni tienen derechos, ni electorales ni ningún otro derecho político; menos aún a ser compensados por los Pueblos víctimas de una agresión imperialista. Según numerosas Resoluciones de las NU:
“La Asamblea General, [...] Reafirmando que la continuación del colonialismo en todas sus formas y manifestaciones, como se señaló en la resolución 2621 (XXV) de 12 Octubre 1970 de la Asamblea General, es un crimen y que los pueblos coloniales tienen el derecho inherente a luchar por todos los medios necesarios a su alcance contra las Potencias colonialistas y la dominación foránea en el ejercicio de su derecho de autodeterminación reconocido en la Carta de las Naciones Unidas y en la Declaración sobre los Principios de Derecho Internacional referentes a las Relaciones Amistosas y a la Co-operación entre los Estados, de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas, [...], Proclama solemnemente los siguientes principios básicos del status jurídico de los combatientes que luchan contra la dominación colonial y foránea y contra los regímenes racistas, sin perjuicio de su elaboración más detallada en el futuro en el marco del desarrollo del Derecho Internacional aplicable a la protección de los derechos humanos en los conflictos armados: 1. La lucha de los Pueblos sometidos a la dominación colonial y foránea y a regímenes racistas por la aplicación de su derecho a la libre determinación y a la independencia es legítima y está plenamente de acuerdo con los principios del Derecho Internacional. 2. Toda tentativa de reprimir la lucha contra la dominación colonial y foránea y contra los regímenes racistas es incompatible con la Carta de las Naciones Unidas, la Declaración sobre los Principios de Derecho Internacional referentes a las Relaciones Amistosas y a la Cooperación entre los Estados de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas, la Declaración Universal de Derechos Humanos, y la Declaración sobre la Concesión de la Independencia a los Países y Pueblos Coloniales 21 [Resolución 1514 (XV)], y constituye una amenaza contra la paz y la seguridad internacionales.” Etc. [UNGAR 3103 (1973)]
Los Cómplices del imperialismo y los Colaboracionistas aborígenes que se prestan a tan repugnante forma de sumisión declaran con ello, una vez más, que han adoptado y reconocido al pueblo y al Estado ocupantes como propios; que no creen en la realidad de su propio Pueblo y Estado oprimidos; y que, en necesaria consecuencia, niegan también su libertad y sus derechos de independencia, autodeterminación y legítima defensa. Si tuvieran vergüenza, o si les quedara algo de dignidad, comprenderían que es a los esbirros fascistas y sus amos a quienes corresponde pedir perdón.
Ningún Pueblo ni Estado víctima de la agresión, la ocupación y la colonización imperialistas han condenado nunca a sus propios resistentes, aun cuando fueran perseguidos como terroristas de derecho internacional por el Estado ocupante: único perpetrador real de los “actos represivos y terroristas realizados por los regímenes coloniales, racistas y extranjeros que niegan a los Pueblos sus legítimos derechos a la autodeterminación y la independencia y otros derechos humanos y libertades fundamentales” etc. [UNGAR 32/147 (1977)]
Ni tampoco han indemnizado o pedido nunca perdón a los pueblos, Estados y fuerzas ocupantes, ni han procedido nunca a contriciones, reparaciones e indemnizaciones hacia las fuerzas de ocupación; ni siquiera cuando los atentados contra ellas: consecuencia del Despotismo y el Terrorismo del Estado ocupante y de la consiguiente desesperación e incapacidad política de los Pueblos sojuzgados, acarreaban terribles represalias contra la propia población civil. Incluso en esos casos, han hecho todo lo contrario: han exaltado y recompensado siempre las proezas – reales o imaginarias – en favor de la liberación nacional. (Las reparaciones correspondientes hacia las fuerzas de ocupación han corrido siempre a cargo del propio Estado ocupante; el cual, tras ser finalmente derrotado y convicto de algunos de sus crímenes, se asegura con su reconocimiento y sus pensiones a las viudas y los huérfanos de sus agentes la fidelidad de sus servidores, y eventualmente la continuación de sus criminales empresas futuras.)
Si las innumerables víctimas de la agresión y la tiranía franco-españolas, que en este País quedaron asesinadas en los montes y las cunetas, contra las tapias de los cementerios, las cárceles y las murallas, o las plazas de toros; y si sus familias: víctimas del hambre, el frío, la exclusión, la discriminación y el destierro, hubieran oído o leído que el Pueblo Vasco iba a ser presentado como el agresor y opresor nacionalista, imperialista, fascista y terrorista, mientras el pueblo español era mostrado como la víctima desarmada no-Nacionalista y no-violenta agredida por el “imperialismo periférico”; si todos ellos hubieran sabido que los asesinos que trajeron la muerte, el terror y la destrucción a este País en nombre e imposición del Imperio y el Nacionalismo imperialista franco-español, así como sus herederos y continuadores ideológicos, iban a dárselas de pacíficos y no-violentos demócratas y a erigirse en acusadores de sus víctimas; y que estas afirmaciones iban a ser difundidas y apoyadas – con todas las consecuencias – por las camarillas que se dicen “demócratas, partidos abertzales vascos” y por la pretendida ‘intelligentsia’ de este País: ideológicamente colonizados todos ellos por el Nacional-socialismo y el social-imperialismo español instalados en las “instituciones vascas”, indudablemente no habrían creído que ello pudiera ser posible.
El hecho de que después de ocho siglos de conquista y ocupación; después de la agresión fascista a sangre y fuego; después de la orgía de asesinatos, deportaciones y reclusiones, opresión y represión de masas que asoló una vez más este País y fundó el presente régimen totalitario de poder absoluto, se pueda no obstante mantener públicamente o hacer creer a nadie – cualquiera que sea – que “política y violencia son incompatibles”; que un Estado, cualquiera que sea, es contrario a la violencia; que sus fuerzas armadas de tierra, mar y aire son no-violentas (lo cual equivale a decir que no existen y que no existe el Pueblo que reprimen); que el problema de la violencia en este País radica en los atentados y que los atentados son aquí la única violencia y el único terrorismo, sin correlación constitutiva alguna con la Violencia criminal del Estado Terrorista franco-español (la cual según pretenden tampoco existe aunque esos Estados subsistan); la mera posibilidad de que todo ello sea posible y esté ocurriendo, decimos, indica la eficacia ilimitada de los monopolios fascistas de Violencia, Terrorismo, propaganda e intoxicación ideológica de masas del imperialismo franco-español sobre el Pueblo Vasco, el consiguiente derrumbe de la opinión y la memoria colectivas, y la culpabilización condicionada y la inducida endeblez o degeneración moral del Pueblo que los padece.
Lo más grave, penoso y vergonzoso: tal vez sorprendente e increíble para los que no conocen el paño, es que el conjunto de corporaciones y burocracias “vascas” Pnv-Eta y sus satélites de “la vía institucional y la lucha armada” participan activamente en la consolidación y la explotación mancomunada del monopolio fascista franco-español de propaganda; privan a las fuerzas populares de toda referencia y recurso ideológico; persiguen la libertad de expresión (ya que pondría en evidencia la indigencia y el verdadero contenido deleznable de su propaganda y su “estrategia” institucional y armada); asumen y repercuten sobre la opinión pública la versión imperialista y fascista de “democracia”; niegan la realidad del imperialismo y el fascismo franco-español; y anulan el derecho internacional de autodeterminación o independencia del Pueblo Vasco, cuyo concepto mismo falsifican para quedar reconciliados con sus amos y señores y obtener su buena disposición.
Sin la participación ideológica de esas burocracias Pnv-Eta y sus satélites: Ea-Ehbildu-Sortu-Geroa bai etc., ni los mismos agentes declarados del Nacionalismo español habrían creído rentable ni posible llevar tan lejos la impostura. Sólo la defección, la participación, la recuperación y la corrupción de la pretendida clase política vasca de oposición: la cual ha explotado, desviado y traicionado la Resistencia de las masas populares, han hecho posible un fraude ideológico semejante, nunca intentado antes por un régimen totalitario. La ideología totalitaria tiene en las contradicciones y fantasmagorías “críticas” de sus auxiliares locales un inapreciable aliado.
Afirmaciones hechas en el Congo, en vísperas de la independencia: “El ‘Congo’ nunca ha constituido una nación, es un conglomerado de tribus que pelean entre ellos, su unidad lingüística viene dada a través del francés, la lengua colonial, su unidad económica y política es la de la Administración colonial, los negros no están preparados...” etc., clamaban los colonialistas agentes de la Unión Minera del Alto Katanga. He ahí un análisis reductivo de la realidad que escamoteaba una sola verdad: la existencia de la explotación imperial-colonialista, y el derecho de la población negra autóctona a su auto-gobierno, a su propia independencia nacional.
Afirmaciones hechas en Argelia, en vísperas de la independencia: “Argelia es Francia; y desde Flandes hasta el Congo están la Ley, una sola Nación, un solo Parlamento.” “En todas partes la ley se impone, y es la ley francesa. Una sola Nación, un sólo Parlamento: es la Constitución y es nuestra voluntad”.
Y en Argelia, durante la guerra de liberación: “Argelia no ha tenido nunca una existencia histórica; fue una simple colonia turca, no hay pueblo argelino sino árabes y kabilias que se odian y se combaten, su unidad y progreso están ligados a la acción civilizadora de Francia, el francés es el único idioma de cultura existente en el territorio, sus hijos han dado mil veces la vida por Francia, los nacionalistas argelinos proponen una arbitrariedad política sin raíces en la historia, los Musulmanes son ‘Franceses’, en Argelia hay un millón de Franceses ‘europeos’, no existe cohesión nacional...” etc. etc., clamaban a su vez los fascistas de “Presencia francesa en Argelia”. Análisis-reductivo de la realidad, en beneficio de las clases dominantes, los monopolios y los terratenientes franceses. Todo ello, bien entendido, con el apoyo incondicional de toda la “izquierda” social-colonialista francesa: desde Mitterrand al P.c.F.
Angola, Kenia, Madagascar, Cuba, “Indochina francesa”... etc., la larga historia del Imperialismo. Siempre el mismo esquema, la misma teoría analítica, pragmatista y colonialista; y siempre el mismo creador de ese discurso: el gran capital monopolista internacional. Sin olvidar que para pertenecer a esta clase no es preciso gozar de su “dolce-vita”; como, por ejemplo, es el caso de los gendarmes katangueños, o el mayor Hoare y sus mercenarios blancos y negros.
La independencia de sus propios Pueblos sojuzgados es el mal absoluto para los Renegados. Para esta clase de personas, lo de menos es cuál será su País de adopción: ellos serán siempre de cualquiera, con tal de que esté en posición de garantizarles la dominación y destrucción del suyo propio, al que odian; lo cual desemboca en los dolorosos síndromes que acarrean la impostura y el auto-odio. Nos lo recuerda el poeta de “la négritude”, Aimé Césaire, en aquellos versos:
“[...]; ‘ne faites pas attention à ma peau noire: c’est le soleil qui m’a brûlé’. Et il y a le maquereau nègre, l’askari nègre ; et tous les zèbres se secouent à leur manière pour faire tomber leurs zébrures en une rosée de lait frais.” (Aimé Césaire; ‘Cahier d’un retour au pays natal’.)
(“[...]; ‘no prestéis atención a mi piel negra: es que me ha quemado el sol’. Y ahí está el delator negro, el gendarme [colonial] negro; y todas las cebras se revuelcan como pueden para deshacerse de sus rayas de cebra en un rocío de leche fresca.”)
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