Evolución del totalitarismo hispano-francés: el Fascismo (V)


EUSKAL HERRIA Y EL REINO DE NABARRA, O EL PUEBLO VASCO Y SU ESTADO,, FRENTE AL IMPERIALISMO FRANCO-ESPAÑOL



V – Evolución del totalitarismo hispano-francés: el Fascismo

 

Iñaki Aginaga y Felipe Campo

 

En “la emergencia del mundo occidental” (Douglass North & Robert Thomas; The Rise of the Western World: A New Economic History’), en su desarrollo y ulteriores transformaciones, el bloqueo de las nuevas formas de producción-asociación por el sistema totalitario ha sido el factor más constantemente retardatario de la historia europea.

La libertad es una fuerza productiva y una estructura social. A este respecto, y desde finales de la Edad Media, las estructuras sociales de España y de Francia han evolucionado lamentablemente en sentido totalitario: desde el absolutismo agropecuario hasta los más recientes modelos de integración totalitaria. La adopción por esas sociedades del nuevo sistema de producción-asociación, su recepción local de la masa de innovación tecnológica realizada y acumulada en las áreas de organización democrática de la sociedad europea, han sido tan inevitables como parciales y tardías, porque han quedado siempre subordinadas a las condiciones y los objetivos establecidos por sus regímenes totalitarios.

Los caracteres estructurales que han hecho del totalitarismo una detestable forma de producción-asociación son hoy, más que nunca, la clave de dificultades, insuficiencias y contradicciones, que la fuga hacia adelante y el camuflaje ideológico inherentes a ese sistema no pueden sino desplazar y agravar.

A pesar de la precocidad de su forma absolutista, el totalitarismo español en su conjunto evolucionó tardía y laboriosamente hacia una convergencia con el modelo totalitario francés. El primero presentó durante largo tiempo un carácter inacabado, debido al vigor de los movimientos populares de oposición; de lo cual se derivaban: permanencia de bolsas de resistencia económicas, ideológicas y políticas, sucesivas guerras insurreccionales protagonizadas por los Pueblos sojuzgados bajo dominio español, y limitación y división de poderes.

En cambio, el modelo francés venía dotado de una perfección “clásica” por tratarse del prototipo histórico de totalitarismo moderno, basado en la Dictadura Terrorista de los comités del “Nuevo Régimen” integrada y desarrollada en bonapartismo y burocratismo. Lo cual implicaba: ocupación militar, prohibición, persecución y represión generalizadas de la personalidad y el proceso diferencial evolutivo de los Pueblos sojuzgados, resolución entropista de las contradicciones sociales, hipertrofia del burocratismo gubernamental y de la reglamentación autoritaria, sumisión generalizada de toda oposición, monopolio de la Violencia criminal, concentración del poder, absorción administrativa y uniforme del conjunto de la vida social, y confiscación y utilización sistemáticas de los modernos medios monopolistas de condicionamiento ideológico y de camuflaje de la propia naturaleza del orden político.

Esta convergencia había quedado ya fundada en España cuando presentaba todavía una forma conflictiva en nuestro País Vasco, donde ambos modelos eran vecinos, rivales y cómplices.

En la “Monarquía Hispánico-Católica”, el despotismo oriental y su posterior transición al totalitarismo “moderno” a la francesa se extendieron y consolidaron con la ruina de las libertades comuneras, y con la liquidación de los derechos nacionales de los Reinos circundantes. Y en el “Reino de Francia y de Nabarra”, toda oposición – en sus diversas variantes – al poder absoluto desapareció con la “revolución” nacionalista francesa, que suprimió toda veleidad de resistencia – por irrelevante que fuera – a los actos o dictados gubernamentales. El Nacionalismo y el totalitarismo franceses son los constituyentes del Imperio Republicano. El Gobierno del así creado y falsificado Estado-nación tiende a la dominación totalitaria tanto hacia dentro como hacia fuera; aunque ello cueste la libertad de los propios Pueblos opresores a manos de sus Gobiernos policiacos, militares y totalitarios, porque “Un Pueblo que oprime a otro Pueblo no puede ser libre”.

La “revolución” francesa abrió la larga y accidentada continuación-sucesión del feudalismo y el absolutismo del “Antiguo Régimen”. Como no puede ser de otro modo, a los ciclos políticos en que se produce y modifica la política imperialista corresponden ciclos ideológicos que la sirven, adaptándose a ella. De este modo, el “Nuevo Régimen” militar y burocrático resultante de esa “revolución” operó su propia adaptación ideológica, inaugurando la Dictadura y el Terrorismo con camuflaje de libertad, derechos humanos y democracia; el Nacionalismo imperialista francés, bajo cubierta y falsificación de universalismo, igualdad y libre disposición de los Pueblos; el belicismo, la agresión y el pillaje, bajo retórica de fraternidad humanista y pacifista; el fanatismo ideológico, bajo pretexto de ciencia, ilustración y religión republicana; la deificación del Estado, a pretexto de laicismo y moral cívica; y el imperialismo colonialista francés, bajo disfraz de civilización y progreso humanitarios.

Como consecuencia de todo ello, la falsificación histórica y la mistificación ideológica: así implementadas para dar cobertura a la continuación y el reforzamiento del Nacionalismo imperialista francés a costa de los Pueblos sojuzgados, siguen operando sus efectos hoy en día; e incluso en nuestro País, donde la cosa debería estar bien clara, tenemos que seguir soportando que pretendidos “historiadores abertzale vascos”, incapaces de sustraerse a los falsos clichés de esa basura ideológica imperialista, sigan repitiéndonos la falsa y repugnante monserga de siempre: “la democracia y los derechos humanos [...] como valores surgidos de la revolución francesa”.

El Nacionalismo español explotó el mismo procedimiento, que su actual fascismo renovado por “la transición” intra-totalitaria al Segundo Franquismo ha desarrollado con una extensión y una desvergüenza sin precedentes, hasta el punto de hacer del General Franco un ingenuo y retardatario aprendiz de dominación ideológica. Efectivamente, su “Estado Nacional-sindicalista, totalitario, autoritario, unitario, imperialista y ético-misional: instrumento al servicio de la unidad, la integridad y la grandeza de la Patria, por el Imperio hacia Dios”, así como su instrumento político estructurado en un “Movimiento Nacional”, en sus tentativas de adaptación y camuflaje, no supieron ir más lejos que llegar al establecimiento del “Fuero de los españoles, la participación del Pueblo español en la Democracia Orgánica, y la auto-limitación de la Jefatura del Estado en que se concentran todos los poderes”. Como puede verse, nada en su “honesta” propaganda podía compararse con el reino de la impostura y suprema desfachatez que sus “democráticos” sucesores han fabricado después, y que analizaremos más adelante.

En España: donde “casi no hubo feudalismo” y donde la revolución-invasión francesa fue el factor destabilizador efectivo de su régimen Despótico asiático, se abrió así la crisis de ese régimen; al igual que había ocurrido en Francia con su “Antiguo Régimen” Absolutista. En ambos casos, el resultado: propio de los Países políticamente subdesarrollados, no fue la homologación con los Estados europeos democráticos históricamente constituidos sino la constitución de sus Ejércitos en clase política real, y la construcción de regímenes militares y burocrático-administrativos característicos del totalitarismo “moderno”, con o sin disfraces y coberturas formales. El Ejército español era ya la clase política real y la columna vertebral de España desde 1812.

Y en ambos casos, el sentido – ausente – de la democracia, la libertad y el poder popular auténticos desapareció, substituido por el vacío, la falsificación y el irracionalismo peculiares de los modernos despotismos y sus “consensos, Asambleas Constituyentes y Constituciones formales, elecciones, bi-partidismo y alternancia” a la española. Se trataba en realidad de una retahíla de mistificaciones ideológico-políticas que quedaban establecidas sobre una estructura política, un poder y una constitución reales predeterminados por la guerra, la represión y el pillaje: domésticos y coloniales. El interminable cortejo de guerras, Dictaduras, Imperios, Restauraciones, Repúblicas, revoluciones derrotadas y contra-revoluciones triunfantes que siguió a la instauración de esos “Nuevos Regímenes”, no hizo sino desarrollar y consolidar ese poder real; con el Fascismo contemporáneo como resultado acabado.

Dato histórico fundamental, el Nacionalismo imperialista moderno nació de la Revolución, la República y el Imperio. El Nacionalismo y el Terrorismo modernos no han sido obra ni consecuencia del despotismo y el imperialismo tradicionales sino del totalitarismo “liberal y socialista”: mucho más radical, fanático y extremista que su predecesor. La síntesis de ambos se resuelve en el moderno Fascismo. El Fascismo y el Nacional-socialismo: que han desplazado, renovado y transformado a la derecha arcaica, despótica, militar y plutocrática, nacieron de los Partidos y Sindicatos de la “izquierda” Nacionalista, una vez que éstos fueron derrotados, reinventados, colonizados, impuestos y financiados por los Servicios oficiales o secretos de las Potencias dominantes; e incorporados, encuadrados o substituidos por los advenedizos de la reacción triunfante, que han recuperado hasta sus descoloradas etiquetas a fines de reclamo y publicidad.

Los agentes del Nacionalismo imperialista español fundaron su Estado, su derecho y su organización represiva en el Despotismo asiático y el Absolutismo, en el obscurantismo y el fanatismo nacional-católico, en la Santa Inquisición hispano-vaticana, y en la empresa multi-secular y multi-continental de guerra, conquista, genocidio, destrucción, pillaje, asesinatos, tortura, ocupación militar, explotación, opresión y represión de Pueblos y sus legítimos Estados, de la que tan satisfechos se sienten. Todo lo cual hizo del Imperio español la mayor y más devastadora organización criminal trans-Continental de fanáticos malhechores, asesinos y ladrones de toda la Historia de la Humanidad.

En “La mitad del mundo que fue de España”, torturaron, quemaron vivos o expulsaron a cuantos Judíos, Musulmanes o Herejes tuvieron la desgracia de caer en sus garras. Fueron todos ellos los actores del Nacionalismo más agresivo, destructor, racista, xenófobo e imperialista de la Historia; los que con arrogancia dieron al imperialismo su dimensión “universal” en los dominios “donde nunca se ponía el sol”; los campeones de la expoliación, la dominación racista y el genocidio tanto contra Pueblos europeos como de otros Continentes; los últimos celadores y guardianes: a escala mundial, de la servidumbre de la gleba (en España) y la esclavitud (en Cuba); los mismos campeones, durante siglos, de la Cruzada contra la masonería y el judaísmo internacional; y los protagonistas, precisamente aquí, de la primera ofensiva continental del Nazismo internacional. Ellos mismos son los actuales continuadores del Franquismo y el Nacionalismo imperialista y fascista español.

Toda la historia pasada y presente de España y de Francia está fundada en el esfuerzo constante por excluir de la comunidad humana a los Pueblos conquistados, e incluso a las minorías residuales dominadas. Vascos, Judíos y Moriscos, Guanches, Indios de América, Negros de África, Tagalos, Bereberes, Árabes o Vietnamitas saben demasiado de su política imperialista y racista de guerra, discriminación, apartheid y limpieza étnica. (Y de su actual reglamentación imperialista de la inmigración: Constituciones y Leyes contra la inmigración de los demás, régimen de fronteras, leyes de extranjería y de su capacidad civil, de patriótica humanidad y exclusión general, y de proteccionismo y mediante la Guardia Civil. Las leyes y los códigos de la nacionalidad y la identidad: que ellos desprecian cuando se trata de los Pueblos que ellos dominan aunque estén en sus propios Países, los reivindican para sí mismos y los ilustran con la expulsión de trabajadores; y la Matanza de las Alpujarras se actualiza en estos tiempos con las innumerables víctimas: hombres, mujeres y niños de los boat-people en el Estrecho y el Mediterráneo; fría y cínicamente convalidadas por la “dimensión humana” de la Unión Imperialista Europea.)

Incontables ejemplos históricos – remotos o recientes, continentales o ultramarinos – han demostrado sin lugar a dudas que los imperialistas españoles y franceses son radicalmente incapaces de admitir y reconocer la realidad, esto es: la existencia y los derechos de independencia de los Pueblos que ellos han ocupado, anexionado y colonizado, mientras no hayan agotado hasta el último extremo todos los recursos de Violencia y Terrorismo de guerra y de Estado de los que disponen, e incluso mucho después. No cabe duda alguna de que el Fascismo: forma suprema y necesaria del imperialismo, seguirá utilizando sin restricción también aquí todos los medios de represión a su alcance para cerrar el paso a las fuerzas democráticas, y terminar de una vez y de manera definitiva con el Pueblo Vasco y su Estado ocupado, el Reino de Nabarra.Como no podía ser de otra manera, la empresa imperialista acarrea inevitablemente consecuencias funestas también para las naciones predadoras, porque los Pueblos no aceptan nunca los “derechos” de agresión, conquista y colonización; causando entonces indirectamente el despotismo interno para los propios Pueblos predadores a manos de los ejércitos que éstos necesitan en su empresa de opresión y expoliación externa. En los malganados dominios europeos o ultramarinos de los imperios de España y de Francia, y con el apoyo de “liberales, socialistas y comunistas” nacionales, se templaron los sables y se curtieron los Generales y los Ejércitos coloniales que iban luego a someter a sus propias metrópolis. En Indochina, Argelia, Marruecos, Cuba, Nabarra y Catalunya, los Pueblos “superiores” se forjaron sus propias cadenas de despotismo interno. Los ejércitos que ganan o pierden los Imperios son el factor decisivo del despotismo metropolitano. El Nacionalismo imperialista y el colonialismo conllevan fascismo y totalitarismo internos: su Unión Sagrada se realiza en la dictadura militar, en el Partido único oficial o fáctico, y en el fin de las libertades tanto en el comportamiento así como en las ideas.

En la política multi-secular que el Nacionalismo imperialista español y francés – ya sea despótico-asiático, absolutista, monárquico o republicano – ha practicado siempre en este País, la guerra de conquista de 1936 fue – tras ocho siglos de ocupación y desmembramiento – el mayor esfuerzo jamás realizado por el imperialismo español para acabar por la vía rápida y de una vez para siempre no sólo con la creciente Resistencia del Pueblo Vasco sino con su misma existencia. Las directrices y prospectivas del Cardenal Cisneros y de Lebrija: establecidas al objeto de ensanchar y homogeneizar el Estado-nación español mediante la liquidación del sojuzgado Pueblo Vasco y de su Estado ocupado, el Reino de Nabarra, alcanzaron un nivel de realización sin precedentes.

El régimen así establecido ha continuado realizando ese esfuerzo desde entonces. En los últimos ochenta años, el Pueblo Vasco ha sufrido heridas más importantes que en toda su inmemorial historia anterior: la empresa de genocidio imperialista ha causado destrozos inmensos a su entidad e id-entidad nacionales. Sujeto a los monopolios absolutos de Violencia criminal; con una pretendida “clase política vasca” incapaz de dar estructura estratégica a sus recursos virtuales y a su Resistencia espontánea; ideológica y políticamente sojuzgado, el Pueblo Vasco, indefenso y desarmado, es víctima propiciatoria de sus caníbales vecinos españoles y franceses: los más agresivos, destructivos y sanguinarios predadores que la Humanidad ha padecido. En estas condiciones, sus perspectivas de salir con vida del proceso de liquidación sólo mediante su Resistencia espontánea y negándose a su cualificación estratégica: como está haciéndolo desde hace un siglo y medio, son prácticamente nulas, muy inferiores a las del cordero en el cubil del lobo.

Era explicable la euforia de los conquistadores y los asesinos: “Ha triunfado la España Una, Grande y Libre. Ha caído vencida, aniquilada para siempre, esa horrible pesadilla siniestra y atroz que se llamaba Euzkadi. Podían discutir sobre los supuestos derechos de Vizcaya a su autonomía o gobierno propio. Desde ahora hay una razón que está por encima de todas. La razón de la sangre derramada por defender la sacrosanta unidad de la Patria. No reconocemos más derecho que el derecho de conquista. Perseguiremos a los nacionalistas vascos por los montes como a fieras salvajes. Vizcaya es otra vez parte de España por pura y simple conquista militar. La espada de Franco ha resuelto definitivamente el litigio. En estas horas trágicas de Cruzada nacional, están junto a nosotros la Alemania de Hitler, la Italia de Mussolini y la Portugal de Oliveira Salazar”.

Españoles y Franceses pueden en ocasiones enfrentarse entre ellos por motivos diversos pero son todos Nacionalistas, en el peor sentido de la palabra; y esta decisiva condición determina su comportamiento. Las raras excepciones son individuales. Esta comunidad fundamental entre ellos ha sido el cimiento y el cemento de la reconciliación nacional, espíritu de la “transición”. Dada la victoria total de la rebelión franquista, la “síntesis histórica de los contrarios” sólo podía consistir en la destrucción del modelo de Nacionalismo imperialista de los vencidos, y su incorporación al Nacionalismo imperialista de los vencedores. Gracias a esta “síntesis”, los diversos republicanos españoles: que – al igual que los franceses – sostuvieron siempre la ocupación militar como fundamento de su imperio sobre los Pueblos sojuzgados, se han integrado al Franquismo en el poder, y a su vez los Franquistas oficiales alardean como “demócratas de toda la vida”; sin que su desvergüenza tenga consecuencias negativas para ninguno de ellos.

Los Franquistas tradicionales y los social-imperialistas españoles: Nacional-socialistas y Nacional-comunistas “convertidos” al Nacionalismo burgués, capitalista, monárquico etc., conmemoran y celebran – conjunta y patrióticamente – la Constitución “liberal”, monárquica, nacionalista, colonialista, racista y esclavista de 1812, madre y modelo de las que la siguieron; a su vez imitación de la Constitución francesa “liberal”, monárquica, nacionalista, colonialista, racista y esclavista de 1791. Y los ministros, esbirros y agentes ideológicos que oficiaron durante la guerra y la dictadura del General Franco, disfrutan de sus crímenes en toda impunidad, fundan Partidos, y ocupan los más “altos” cargos públicos.

Desaparecidos de la actual realidad ideológica y política el Liberalismo, el Anarquismo, el Socialismo y el Comunismo tradicionales: productos transitorios del optimismo histórico, quedan actualmente dueños del campo el Fascismo, el Nacionalismo y el Imperialismo, los cuales han recuperado, asimilado y finalmente reinventado sin dificultad a sus antiguos adversarios. Una vez que han quedado abandonadas las referencias y diferencias tradicionales de aquellas ideologías de liberación, a sus postulados o postulantes herederos no les queda otra salida que reconvertirse e incorporarse plenamente al poder establecido, sin el cual no pueden subsistir, mostrándose más capaces, fiables, eficaces y celosos en servir sus intereses que los propios agentes de la derecha oficial. Es únicamente así como esos agentes “progresistas” subsisten y participan: como comparsas y tapaderas serviles, vergonzantes, sumisas, hipócritas y corrompidas, cuando el poder real necesita de ellos como complemento político e ideológico para hacer – o hacer “mejor” – el trabajo delegado, particularmente sucio y deshonroso, que la derecha tradicional no puede hacer o prefiere no hacer abiertamente por sí misma.

En el panorama político Occidental, la extrema derecha ha desaparecido como tal; es más que nada el accesorio ideológico que referencia y acredita la moderación centrista de la única derecha real. (Para más detalles sobre esta deriva, ver más abajo el Capítulo XXXII: ‘La nueva ola de reacción totalitaria’.)

La izquierda tampoco existe de otro modo que como ala izquierda de la derecha. El “bi-partidismo” tradicional es vehículo de intereses y tácticas no contradictorios sino complementarios, secundarios o circunstanciales; y planteamiento estratégico y objetivo final son los mismos para todos ellos: la conservación, el mantenimiento y el amejoramiento de su imperialismo sobre los Pueblos sojuzgados. La alternancia administrativa es la justa compensación que abre el camino y el acceso a las prebendas del poder político y a la corrupción institucionalizada, que ha sido siempre el terreno naturalmente privilegiado – aunque no exclusivo – de las izquierdas tradicionales, y que se amplifica con su vuelta a los negocios tras la Restauración monárquica franquista.

La más absoluta falta de vergüenza no es privilegio de la derecha tradicional; es más bien una destacada prenda de la “izquierda socialista y comunista”. Los Partidos comunistas han usado y exaltado la Violencia y el Terrorismo a ultranza (con los que han causado, entre otras cosas, cien millones de muertos), para sumarse finalmente a la Violencia y el Terrorismo institucionales del Fascismo Nacionalista en el poder. Sin embargo, el Partido comunista de España (PcE) expulsa ahora “a los que no condenan la violencia” según ese partido la define; y “el Partido comunista Francés pone empeño en reafirmar su oposición a toda forma de violencia y terrorismo”, siempre que no sean los del régimen francés. (Véase igualmente el texto ‘Nacionalismo y Nacional-socialismo’.)

La mutua implicación entre el fascismo exterior y el fascismo interior es más interactiva de lo que algunos parecen creer. Las “democracias occidentales”: que con su complacencia y cooperación promueven, conducen, alimentan, encubren, amparan y confortan el fascismo, el imperialismo, el terrorismo y la tortura en las tierras y a costa de los demás, como es el caso del sojuzgado Pueblo Vasco y su Estado ocupado, el Reino de Nabarra, se encuentran más cada día con las consecuencias domésticas de esa política “realista”-nacionalista que las inspira y dirige. Los Pueblos que luchan por su independencia nacional contra el Imperialismo condicionan la vida política interna y externa de sus opresores. Son reveladores de la verdadera naturaleza de Estados y Partidos políticos que se pretenden democráticos, simplemente como un truco para poder así esconder: bajo esas etiquetas trucadas y gracias a los monopolios de Violencia criminal y propaganda, el Fascismo, el Terrorismo y el Imperialismo modernos.

Esta falsificación y la consiguiente penetración ideológico-política del imperialismo español como “democracia”: implantadas en nuestro País desde las “elecciones generales democráticas” españolas de 1977-79 hasta el día de hoy, ha sido posible gracias a la complicidad y el colaboracionismo obstinados y perversos que el régimen fascista ha obtenido de sus agentes locales, es decir la burocracia liquidacionista Pnv-Eta y sus satélites.


(De ‘Euskal Herria y el Reino de Nabarra, o el Pueblo Vasco y su Estado, frente al imperialismo franco-español’.)



*


En estas circunstancias es preciso denunciar, con toda contundencia, a la burocracia mafiosa-liquidacionista Pnv-Eta y sus satélites Ea-Eh bildu-Sortu-Geroa bai etc., así como a sus asociaciones auxiliares, sindicales y socio-culturales vascas o “vasco-nabarras”. Éstas, tras una falsa, ilusoria y no altruista labor de “formación/formakuntza urratsez urrats askatasunera”: cuyo fin es distraer, engañar, anestesiar, agotar y explotar a sus víctimas con la venta de sus sub-productos, dan cobertura y evitan ante todo denunciar a dicha burocracia y a su política de colaboracionismo/traición, eludiendo toda crítica teórica y – mucho más aún – toda crítica práctica fundamentales contra ellas, algo que no hacen jamás. Todos ellos son pretendida y falsamente abertzale que desde hace más de cuarenta años reconocen a los Estados ocupantes: el “Reino de España” y la “República francesa”, y a sus criminales, imperialistas, colonialistas y fascistas regímenes totalitarios de ocupación militar sobre el Pueblo Vasco y su Estado, como los regímenes y “los Estados” propios, no-Nacionalistas, no-violentos, legítimos y democráticos.

El Pueblo Vasco está perdido si no es capaz de comprender que esas burocracias indígenas y sus auxiliares constituyen desde hace casi medio siglo una trampa mortal, puesto que son el disfraz y el sostén locales que hacen posible la continuidad del criminal régimen franco-español de ocupación militar al que todos ellos llaman “democracia” etc.; y que, por tanto, la primera tarea para su propia liberación consiste en desembarazarse de dichas burocracias.

A la vista de todo ello, el Movimiento Vasco de Resistencia y Salvación Nacional hace un llamamiento al Pueblo Vasco para que denuncie, desenmascare y repudie a estas burocracias Pnv-Eta etc. de “políticos” traidores e impostores. Son todos ellos agentes del régimen franco-español de ocupación militar, cuya vida está dedicada, como su única profesión, cualificación y aspiración, a conseguir ser pagados con cargo a los presupuestos generales de los Estados ocupantes – por tanto con nuestros impuestos – a cambio de traicionar a nuestro Pueblo e integrarlo en esos Estados totalitarios de España y de Francia; y que, presentándose como “vascos y vascas abertzales”, reconocen como democráticos y los suyos propios el régimen  y el Estado fascistas de España y de Francia sobre nuestro Pueblo y su Estado, el Reino de Nabarra.

Para poder afrontar esta tarea de liberación, invitamos a nuestro Pueblo a unirse a la Resistencia en torno a dos principios estratégicos fundamentales, que son LOS ÚNICOS que permiten y hacen posible nuestra unidad nacional orientada a liberarnos de la dominación del imperialismo y el fascismo franco-español. De forma breve, estos principios son:

1/ Afirmación del derecho internacional de autodeterminación (DA), libre disposición o independencia nacional del Pueblo Vasco/Euskal Herria. “Piedra angular de la democracia”, el DA es un derecho que es originario, fundamental, de costumbre, inherente, inmediato, incondicional, continuo, permanente, inalienable, irrenunciable imprescriptible de todos los Pueblos sojuzgados bajo un régimen imperialista y extranjero; que es la misma cosa que la incondicional e inmediata independencia de éstos frente a/contra toda dominación o interferencia extranjera contraria a su libertad nacional; que ha sido reconocido – no constituido – por el derecho internacional de las Naciones Unidas: desde el Artículo primero de su fundacional Carta de San Francisco así como por constantes y relevantes Resoluciones de su Asamblea General, como EL PRIMERO DE LOS DERECHOS HUMANOS FUNDAMENTALES Y LA CONDICIÓN PREVIA PARA EL PLENO DISFRUTE DE TODOS ELLOS; y cuya aplicación práctica consiste, como requisito ineludible para su realización, en la exigencia de evacuación incondicional e inmediata de todas las fuerzas de ocupación y de todo el aparato de colonización y sojuzgamiento de las Potencias ocupantes: España y Francia, FUERA de los Territorios históricos del Pueblo Vasco y de su Estado. Y

2/ Afirmación de la continuidad, vigencia y actualidad de nuestro Estado propio: el Reino de Nabarra, sucesor del Reino de Pamplona – el Reino de los Vascos – constituido por una Confederación de Repúblicas, Condados y Señoríos Vascónicos histórica y libremente reunida en torno a él, e internacionalmente reconocido durante mil años; el cual sigue siendo el único Estado de la Nación Vasca, al que jamás ha renunciado ni ha admitido ni reconocido nunca ningún otro. Su necesaria consecuencia implica EL NO-RECONOCIMIENTO Y LA DENUNCIA constantes e incesantes de los Estados ocupantes: el “Reino de España” y la “República francesa”, y de sus regímenes totalitarios de ocupación militar, como criminales, imperialistas, colonialistas y fascistas. Son Estados que llevaron el Terror y la Opresión por todo el mundo: historia de la que tan orgullosos se sienten; y que, con el apoyo de los Renegados y los Traidores indígenas “vascos” Pnv-Eta etc., siguen manteniendo sus garras de Terror y Opresión sobre el Pueblo Vasco mediante apariencia y falsificación de “democracia”.

Simultáneamente, es preciso mantener un BOYCOTT TOTAL a toda colaboración con quienes, por rechazar en la teoría o en la práctica uno o ambos principios fundamentales arriba mencionados, forman objetivamente parte del imperialismo; especialmente los social-imperialistas de todo pelaje que, disfrazados de “progres, socialistas, comunistas” etc. (en cualquiera de sus desdoblamientos o hijuelas), exhiben “argumentos” con esas falsas etiquetas “progresistas” etc. como pretextos para negarse a denunciar de forma inmediata el régimen fascista franco-español de ocupación militar de nuestro País; lo que equivale a apoyarlo.

Como es incuestionable, quienes entre nosotros – sean cuales sean su origen, apellidos o pretendida ideología – rechazan asumir total o parcialmente esos principios que establecen nuestros derechos nacionales, y afirman por el contrario el “derecho de imperialismo” y de ocupación militar de nuestro Pueblo y Estado, quedan absolutamente desenmascarados como los imperialistas y fascistas que son: partidarios de que continúe la ocupación militar imperialista de nuestro País y de nuestro Estado por el “Reino de España” y la “República francesa”. Ahora bien, ¿qué colaboración puede haber con estos agentes? ¿Puede alguien honesta y cuerdamente creer – dejando por tanto a un lado delirantes alucinaciones o inconfesables intereses – que es posible hacer una política anti-imperialista con el concurso de imperialistas y fascistas? Está claro que no.

Así pues, mientras el imperialismo franco-español no retira de nuestro País sus fuerzas de ocupación (dado que ellas CONSTITUYEN el elemento esencial y fundamental de su dispositivo estratégico de dominación, sin el cual todo su sistema se desploma), y puesto que no es posible hacer una política anti-imperialista junto con los quinta-columnistas y agentes al servicio del imperialismo franco-español infiltrados entre el Pueblo sojuzgado, el corolario y la aplicación práctica de estos dos principios implica mantener un BOYCOTT TOTAL:

– a toda colaboración con cualquier persona individual o colectiva que total o parcialmente, en la teoría o en la práctica, rechaza expresamente – o se niega a asumir públicamente – uno o ambos principios fundamentales citados, puesto que esa persona forma objetivamente – algunos incluso de forma subjetiva y confesa – parte del imperialismo; y

– a toda participación, tanto en las instituciones del régimen imperialista, colonialista y fascista franco-español, especialmente en sus monopolios jurídicos o “parlamentos”: Parlamento francés y Cortes Generales españolas (establecidos a lo largo de los siglos mediante la ocupación militar y el Monopolio de la Violencia criminal y el Terror de guerra y de Estado, e imprescriptibles e incontables crímenes constitutivos), que criminalmente conculcan esos principios desde su constitución real y primaria y que expresa y constitucionalmente – valga la redundancia – los niegan por su “Constitución” formal y secundaria; así como en sus “elecciones generales” totalitarias que “legitiman” todo ello.

Frente al imperialismo totalitario de España y de Francia, y frente a sus criminales, terroristas, colonialistas y fascistas regímenes de ocupación militar auxiliados por grupos indígenas de Agentes provocadores, Renegados, Traidores y Colaboracionistas, el Pueblo Vasco/Euskal Herria afirmará siempre de forma inquebrantable la democracia de su independencia nacional, y la continuidad e integridad de su Estado: el Reino de Nabarra, actualmente representado por su Consejo Nacional de la Resistencia.

DERECHO DE AUTODETERMINACIÓN O INDEPENDENCIA NACIONAL INCONDICIONAL E INMEDIATA DEL PUEBLO VASCO / EUSKAL HERRIA!


REINO DE NABARRA: EL ESTADO DEL PUEBLO VASCO / EUSKAL HERRIA!


¡Ejército de ocupación ni con música!

¡España ni con república! ¡Francia ni con monarquía!


¡BOYCOTT TOTAL A LOS IMPERIALISTAS Y FASCISTAS, Y A SU RÉGIMEN FRANCO-ESPAÑOL DE OCUPACIÓN MILITAR!  –  ALDE HEMENDIK!


¡¡¡VIVA EL PUEBLO VASCO LIBRE!!! – GORA EUSKAL HERRI ASKEA!!!

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