Los “expertos” en derecho fascista afirman la “legalidad” del fascismo
(Texto publicado inicialmente el 3-Diciembre-2019.)
Los “expertos” en derecho fascista afirman la “legalidad” del fascismo
Según parece, el grupo de leguleyos que forman la llamada “Comisión arbitral del País Vasco”: supuestos expertos en “derecho constitucional” del imperialismo español nombrados por las bandas burocráticas de Traidores Pnv-Eta así como por los partidos declaradamente españoles (integrantes todos ellos del denominado “parlamento vasco”), y que incluye ideólogos imperialistas tales como López Basaguren y Del Burgo, tras haber sido encargados para que, con cargo al contribuyente vasco, dictaminen sobre un “nuevo estatus” del Pueblo Vasco dentro del régimen totalitario, imperialista y fascista bajo el que se encuentra, han evacuado por fin sus “informes”.
Como es natural, estos “expertos” debían ajustarse a las especificaciones que habían recibido, a saber: por una parte, dejar a salvo la “cláusula de salvaguarda” que garantiza la intangibilidad del régimen imperialista español de ocupación militar: dogmática e incuestionablemente establecido y aceptado por esas burocracias de Traidores como “legítimo, no-Nacionalista, no-violento y democrático” desde 1977-79. Y, por otra, establecer la falsificación y el rechazo – por “inconstitucional” – del originario e imprescriptible derecho internacional de independencia, libre disposición o autodeterminación del Pueblo Vasco, al que unos y otros: agentes todos del imperialismo español, denominan “derecho a decidir”.
Como es natural, el imprescriptible e inalienable derecho internacional de autodeterminación de todos los Pueblos: primero de los derechos humanos fundamentales y condición previa de todos ellos, es incompatible con la “Constitución” formal española y francesa, las cuales lo niegan y con motivo; por la misma razón que las constituciones reales española y francesa (fundamentos de su “Constitución” formal) niegan y se constituyeron de forma incompatible con los derechos humanos fundamentales y con toda democracia, puesto que lo hicieron negando y destruyendo el derecho de independencia de un Pueblo libre y pacífico, el Pueblo Vasco, mediante una cadena continua, interminable e inmanente de crímenes imprescriptibles que llegan al día de hoy: crímenes de guerra, contra la paz y contra la humanidad, y contra la legalidad nacional e internacional, temporal e intemporal y la integridad de su Estado histórica y legítimamente constituido: el Reino de Nabarra. Eso lo sabe todo el mundo: no hacía falta ningún “experto” para llegar a esa conclusión.
Los Estados imperialistas español y francés son Estados criminales: incompatibles con el derecho de autodeterminación de los Pueblos sojuzgados sobre los que ellos, mediante crímenes imprescriptibles, están constituidos; y el derecho de autodeterminación de todos los Pueblos es el primero de los derechos humanos fundamentales y la condición previa de todos ellos. Aun así, como no podía ser de otra forma (y por encima de los respectivos grados de mayor o menor intransigencia en el mantenimiento de los postulados del Nacionalismo imperialista franco-español a los que debían atenerse), todos esos “expertos” han coincidido en afirmar la “legalidad” del derecho imperialista y fascista del Estado español como si fuera “democrático”; y han dictaminado que el derecho de autodeterminación del Pueblo Vasco es “ilegal” según el derecho positivo imperialista, como se esperaba que hicieran. Según sus “informes”, las cosas pueden seguir exactamente como estaban y la tomadura de pelo del Pueblo Vasco – que tiene que pagar estos costosos y extravagantes “informes” con los que el “lehendakari” y el resto de la mafia de colaboracionistas hacen ver como que hacen algo – podrá continuar como si nada hubiera ocurrido.
“Nosotros creemos que la constitución actual: la constitución española (en la Disposición adicional que habla específicamente de los derechos históricos Vascos), y la Disposición final del estatuto de autonomía de Gernika actual, son, nos dan una percha suficiente para garantizar que la ciudadanía vasca tiene derecho a decidir libremente su futuro, y efectivamente nosotros seríamos partidarios de que en un nuevo texto [el del “nuevo estatus”] se recogiera ese derecho.” (A. Ortuzar, presidente del Pnv.)
“Propongo una mirada de largo alcance, un punto de encuentro respetuoso con la pluralidad de sentimientos de pertenencia nacional de nuestra sociedad. Ninguna solución es mejor que una solución acordada: respeto al principio de legalidad y al principio democrático, capacidad de decidir y obligación de pactar” (I. Urkullu, “lehendakari”.)
Son más de cuatro décadas de renuncia a toda política democrática de liberación nacional del Pueblo Vasco y su Estado, en las que los traidores de la camarilla burocrática Pnv-Eta han estado manteniendo el reconocimiento del régimen de ocupación militar de nuestro País como “democrático” etc., las que nos han llevado a esto. Más de cuatro décadas engañando al Pueblo con el ilusionismo absurdo de las posibilidades que ofrecen las “disposiciones adicionales” y los “derechos históricos” mencionados en una “Constitución” formal y secundaria española que inequívocamente se los pasa “por el forro” a unas y otros (al igual que hace, ya puestos, con la Disposición final del Estatuto de Gernika y con el Estatuto entero), desde el momento en que todo ello está supeditado a la imposición insoslayable del único “pueblo essspañol: soberano único”, al que los parlamentarios españoles, incluidos los de origen “vasco”, han pedido hoy perdón y han reconocido una vez más en el parlamento español, sede de la soberanía única de ese “pueblo”. Un “pueblo” que está constituido sobre la negación del Pueblo Vasco, y que esa “Constitución” formal y secundaria establece – al igual que establece al Estado español – como único en petición de principio tras haberlos impuesto por “derecho de conquista” a través de los siglos mediante cañones, ejércitos, agresiones criminales e imprescriptibles crímenes de guerra, contra la paz y contra la humanidad cometidos contra el Pueblo Vasco y su Estado: el Reino de Nabarra; todo lo cual es su constitución real y primaria.
Quienes niegan que ésta es la realidad que ellos han admitido como legítima, no-Nacionalista, no-violenta y democrática no son, o no son sólo, cretinos y lunáticos desquiciados: son sinvergüenzas que están engañando consciente y deliberadamente al Pueblo Vasco. Sus pretendidas “miradas de largo alcance” no alcanzan los momentos y los crímenes con que esa imposición imperialista se produjo por vía militar. Sus “puntos de encuentro” consisten en una forzosa encerrona donde los Vascos son obligados a ser “Españoles” o “Franceses”, y donde el respeto es siempre a sentido único: del dominado hacia el dominador; donde “la pluralidad de sentimientos de pertenencia nacional de nuestra sociedad” consiste únicamente en ser “españoles” o “franceses” y nada más; donde la “solución acordada” consiste en hacer lo que el imperialismo dicta que hay que hacer; donde el “respeto al principio de legalidad” es el respeto a la legalidad del imperialismo y el fascismo impuesta durante siglos mediante su monopolio de la violencia criminal y horrendos e incontables crímenes imprescriptibles cometidos contra el Pueblo Vasco; y donde el “principio democrático” (que por definición esos miserables traidores colaboracionistas llevan más de cuarenta años admitiendo como tal CUANDO NO LO ES EN ABSOLUTO) es el principio de la aceptación del imperialismo español y su “unidad de destino en lo universal”; todo ello en escandalosa falsificación del concepto de democracia, que es el poder político del Pueblo y que se establece necesariamente por el respeto y la vigencia incondicionales de los derechos humanos fundamentales, y ante todo del derecho de autodeterminación de los Pueblos sojuzgados: primero de los derechos humanos fundamentales y condición previa de todos ellos. Donde – en fin – la “capacidad de decidir” corresponde únicamente al imperialismo; y donde la “obligación de pactar” es también a sentido único y consiste en la obligación del Pueblo sojuzgado de acatar y respetar las posiciones del imperialismo y el fascismo.
(A propósito: la situación “legal” que el imperialismo establece para la relación entre el Euskera y el Español consiste también en lo mismo. Es decir, los Vascos tenemos teórica “capacidad de hablar” Euskera – si es que uno ha podido aprenderlo, si es que puede hacerlo, si es que queda alguien con quien hablarlo... – y práctica OBLIGACIÓN de hablar y desde luego de saber hablar Español. Es muy probable que Urkullu se haya inspirado en esta formulación absolutamente “constitucional” para formular sus paridas sobre el “nuevo estatus” con el que substituye/falsifica el derecho de autodeterminación, cuya sola mención le quema la boca y que no pronuncia jamás, como tampoco “Pueblo Vasco”. Véase en esta misma página el artículo que bajo el título ‘El Pueblo Vasco y la Memoria de las Víctimas del Terrorismo’, se publicó el pasado día 13-Marzo-2019.)
Quienes afirman todo esto no son unos cualquiera. Bien al contrario, quienes afirman todo esto sin temor – como deberían temer – de que hasta los perros les ladren por la calle y los niños de pecho se echen a llorar con sólo de verlos, tienen la desvergüenza de pretender que son presidente de un partido que se declara “nacionalista vasco”, dirigentes de una pretendida “izquierda abertzale revolucionaria”, y “lehendakari de Euskadi”. Naturalmente lo hacen frente a un Pueblo amordazado, confundido y abandonado por una intelligentsia absentista o castrada, formada en el mejor de los casos por gentes apocadas, acomplejadas e intelectualmente embotadas; y traicionado y engañado desde hace más de cuarenta años por la acción de una pretendida “clase política” formada por una banda mafiosa de traidores que durante medio siglo ya, y contando con la protección y el apoyo del fascismo y de su monopolio de idiotización de masas anexo a su monopolio de la violencia, han estado embruteciéndolo y agotándolo: unos y otros de esa banda liquidacionista Pnv-Eta, con su “realismo, posibilismo, lucha armada y guerra revolucionaria”. Y al que siguen embruteciendo, agotando y pidiéndole con toda desvergüenza “que haga gimnasia” (Otegi) y que secunde sus falsas, costosas, absurdas e inútiles demostraciones callejeras contra un régimen que ellos reconocen como “democrático” etc., mientras siguen llevando al Pueblo Vasco a votar una y otra vez en las “democráticas elecciones generales” españolas para que todos ellos puedan seguir cobrando espléndidamente como parlamentarios del democrático, legítimo y no-violento régimen de ocupación militar. Qué manada de miserables!
Ahora esta abyecta burocracia Pnv-Eta, en colaboración con sus entrañables aliados de siempre: los Nacional-socialistas españoles de Falange-PsoE junto con las nuevas hornadas de los social-imperialistas del PsoE-bis en el que el primero se ha desdoblado (con todos los cuales comparten los “informes articulados” de esos “expertos” en imperialismo y fascismo, y con los que – a condición de que sean españoles – se alían frente a cualquier opción auténticamente vasca que ellos no puedan controlar), se aprestan en hacer que ese “nuevo estatus de Euskadi” sea – como ha declarado la portavoz Nacional-socialista del Gobierno español Celáa – “la base de la convivencia para otros cuarenta años”. Llegados a este punto, el meollo de la situación actual, de la que la burocracia Pnv-Eta no podrá sustraerse ante el juicio de la Historia y de las generaciones futuras, sólo puede formularse de este modo: el éxito de la política de esas burocracias liquidacionistas lleva necesariamente a la ruina del País y a su integración y disolución en la “sagrada unidad” de España y de Francia: unas e indivisibles por petición de principio; en cambio la salvación del País pasa necesariamente por la evicción de esa burocracia de traidores e incapaces y de su política de integración totalitaria.
“En ‘Francia’ y en ‘España’, la transición desde el absolutismo y el despotismo oriental al imperialismo ‘moderno’ del Nuevo Régimen se realizó buscando que, mediante la manipulación fraudulenta y la falsificación de los nuevos principios de ‘la revolución, los derechos humanos, el contrato social y la soberanía nacional’, pudiera lograrse el medio de atribuir nueva e inmaculada legitimidad ‘democrática’: pasada, presente y futura, a la conservación y el desarrollo de la obra del Antiguo Régimen. Todo ello ocultando, completando o suplantando los verdaderos fundamentos de la permanente realidad histórica, política y social, a saber: los crímenes de guerra, contra la paz y contra la humanidad, el pillaje económico general, y la empresa sistemática de destrucción de Pueblos, Naciones y Estados por el Nacionalismo imperialista franco-español.
“Así pues se trataba ante todo de un esfuerzo por ocultar los fundamentos del régimen imperialista, impuesto por siglos de violencia, guerra y ocupación militar, terrorismo, represión y deportación. Se trataba por tanto de distorsionar y arruinar, en la teoría y en la práctica, el derecho internacional de independencia, libre disposición o autodeterminación de todos los Pueblos sojuzgados: primero de los derechos humanos fundamentales y condición previa de todos ellos; un derecho sin el cual las pretendidas ‘libertad y democracia’ invocadas por los legistas y propagandistas encargados de la manipulación no son sino farsas ideológicas al servicio del imperialismo. Era y es la tarea prioritaria de los ideólogos y políticos de los Partidos Nacionalistas en el poder. [...]
“Para el concepto nacional ‘de tártaro origen’: importado y funcionalmente adoptado y adaptado por los ideólogos del imperialismo francés, la conciencia histórica del Nacionalismo dominante se fabrica por una adecuada combinación funcional y tautológica de recuerdo y olvido. Los ideólogos del Nacionalismo español lo tomaron tal cual de su traducción francesa, limitando su aportación a la dosis suplementaria de metafísica y misticismo tradicional que el mercado ideológico local necesitaba. ‘Francia no es Dios’, admitía una comentarista cristiana ‘crítica’ – aunque Nacionalista – de la historia de Francia; pero ‘España es un hecho divino’, ‘una cosa como de Dios’, aseguran los teólogos españoles, que no temen la blasfemia o la herejía cuando sirven al Imperio como valor supremo y absoluto. Profetas y testigos civiles, militares o eclesiásticos no han faltado ni faltan para certificarlo.
Esto es justamente lo que algún “eminente” teórico establecía como base de su artificial “ente nacional/Estado-nación” producto del imperialismo, a saber: “una adecuada combinación de memoria y olvido”. Renan lo expresó de forma transparente:
“‘El olvido y, yo diría incluso, el error histórico [entiéndase: la deliberada y sistemática distorsión/falsificación de la historia] son un factor esencial de la creación de una nación; y de este modo el progreso de los estudios históricos es a menudo un peligro para la nacionalidad. [...] Ahora bien, la esencia de una nación consiste en que todos los individuos tengan muchas cosas en común, y también en que todos hayan olvidado muchas cosas’. Etc. (E. Renan, ‘¿Qué es una nación?’; 1882.) [...]
“En definitiva, una vez agotadas finalmente las coartadas y supercherías tradicionales que ‘justificaban’ el imperialismo sobre el derecho divino, eclesiástico, humano, natural, histórico, dinástico, dogmático y otros, los ideólogos del constitucionalismo ‘revolucionario’ francés y de su epígono español (que buscaban el medio ideológico de preservar el mantenimiento de la obra del absolutismo y el despotismo asiático en la nueva situación creada) lograron atribuir la nueva e inmaculada fundamentación que estaban buscando para el Nuevo-Régimen, sobre la continuación del Antiguo, mediante la recuperación, falsificación y adaptación del concepto de ‘nación’. [...]
“La creación del concepto unitario de ‘Francia’ y ‘España’ está basado en la negación (entre otros) del Pueblo Vasco y su Estado: el Reino de Nabarra, estableciendo por el contrario de forma fraudulenta – mediante retroyección-falsificación históricas y creación ideológica – el mito de la ‘Nación’ imperialista atemporal, una e indivisible por petición de principio. Pero, puesto que esos Pueblos y Estados pre-existentes están ahí y sus sujetos también, su negación prudente exige desde entonces reducciones, implica contradicciones, y acarrea inevitables vacíos teóricos que el ilusionismo ideológico imperialista creado por los agentes al servicio de “España” y “Francia” se esfuerza inútilmente por atenuar, evacuar o rellenar con significativamente reiterativas aportaciones, interpretaciones y falsificaciones auxiliares; acorde todo ello con la producción ideológica inmediata, imaginaria, romántica, abstracta, mística, dogmática, esencialista, constructivista y retro-activada de esas falsas naciones: Hijas predilectas de la Iglesia Católica, donde lo infame se confunde con lo grotesco.” (Véase el Capítulo XX – ‘La “nación” y la “conciencia nacional” imperialistas’ / ‘The imperialistic “nation” and “national consciousness”’.)
Epílogo: No es
posible hacer frente al imperialismo si los conceptos fundamentales teóricos,
ideológicos y políticos de una oposición democrática: que ha de estar
forzosamente basada en la defensa de los derechos humanos fundamentales y ante
todo del derecho de autodeterminación de los Pueblos sojuzgados (PRIMERO de los
derechos humanos fundamentales Y CONDICIÓN PREVIA DE TODOS ELLOS), así como del
derecho de independencia e integridad de sus Estados, están siendo
constantemente falsificados como “derecho a decidir”, distorsionados e
ignorados. La actual “clase política oficial vasca” está formada, en el mejor
de los casos, por ignorantes e incompetentes absolutos en todas estas cuestiones
fundamentales. Lo peor es que, además, son elementos corruptos que están
económica, ideológica y simbióticamente integrados con el régimen de ocupación
al que, suceda lo que suceda, no se cansan de confortar y reconocer como
“democrático”, una tras otra, en todas las “decisivas elecciones generales” a
las que son llamados. Sin deshacerse de esa camarilla de sinvergüenzas y/o
incompetentes no es posible una política de liberación nacional.
Ante esta situación de emergencia, es absolutamente necesario lograr la unidad estratégica de todas las fuerzas de oposición democrática frente al imperialismo; una unidad que únicamente puede realizarse en función también estratégica, es decir: en torno a un objetivo o fin estratégico y fundamental (no parcial o secundario) que haga posible la acumulación de todas esas fuerzas democráticas, unánimes en la aceptación de ese objetivo fundamental e irrenunciable; mientras que su rechazo sólo pueda hacerse por los sectores comprometidos con el mantenimiento de las posiciones del imperialismo, lo cual los dejará fatalmente en evidencia como lo que realmente son, a saber: agentes al servicio del imperialismo. Y el único fin estratégico y fundamental que el sojuzgado Pueblo Vasco tiene ante sí: el único que puede concitar la reunión de todas sus fuerzas de oposición democrática, es conseguir su independencia nacional como consecuencia de su liberación del régimen imperialista de ocupación militar, y la restauración de su Estado propio: el Reino de Nabarra. Afirmar y reivindicar su inviolabilidad y permanencia por encima de ilícitas y legalmente nulas agresiones extranjeras: como la persona jurídica de máximo rango que todo Estado legítimo es según el derecho internacional de los Pueblos declarado por la ONU, nos proporciona una palanca decisiva, en el contexto del derecho internacional, para el objetivo de garantizar la pervivencia nacional del Pueblo Vasco como un actor más de la escena internacional, en pie de igualdad con todos los Pueblos del Mundo.
Esta
unidad estratégica corresponde además a nuestra realidad social de Nación
sometida bajo el imperialismo. El imperialismo es la lucha de clases a un nivel
internacional: es la dominación y explotación de un País por otro; y el
imperialismo Nacionalista consiste además en la destrucción de la Nación
dominada y la imposición sobre ella de los caracteres nacionales de la Nación
opresora. En estas condiciones, en un País sojuzgado bajo un régimen
Nacional-imperialista y fascista de ocupación militar sólo hay lugar para dos
Partidos reales, a saber: el de la integración al poder totalitario, por un
lado, es decir, el Nacional y social-imperialista de la metrópolis arteramente
desdoblado en una diversidad de franquicias locales, que – apoyadas en las
fuerzas de ocupación y en los Renegados autóctonos – se camuflan tras una falsa
fachada pretendidamente “democrática, liberal, progresista, socialista” etc.
que oculta su auténtica realidad Nacionalista-imperialista española (o
francesa); y el de la Resistencia, por otro, cuyo objetivo es y sólo puede ser
conseguir la expulsión de las fuerzas de ocupación: un elemento básico para
recuperar la libertad nacional. Otra cosa será cuando la independencia nacional
sea ya efectiva y haya una situación de real libertad, en cuyo momento podrán manifestarse
diversas opciones políticas; pero, hasta ese momento, toda división interna del
Pueblo sojuzgado lleva y sólo puede llevar a su debilitamiento y por tanto a
perpetuar la dominación del imperialismo sobre él.
Es
pues evidente que la labor de los agentes de la burocracia liquidacionista
Pnv-Eta, que: – aparte de instaurar entre el Pueblo Vasco el extravío
ideológico-estratégico que implica admitir el régimen fascista de ocupación
militar como democracia – consiste también en potenciar la división partidaria
interna en el momento presente, lo que hace es arruinar necesariamente la
unidad estratégica ante nuestro mencionado objetivo fundamental de
Autodeterminación o Independencia del Pueblo Vasco; un objetivo que esas
burocracias lo han abandonado y substituido por “la contienda electoral, las
urnas y el voto” en el seno del Estado ocupante que reconocen como propio,
no-violento, legítimo y democrático; a todo lo cual ellos llaman “democracia
vasca”. Esto no es extraño en absoluto, puesto que ése es un objetivo y un
concepto en el que esas burocracias no creen y que de hecho han abandonado y
substituido por “la contienda electoral, las urnas y el voto” en el seno del
Estado ocupante y fascista que ellos, con perversa y obcecada obstinación,
reconocen desde hace más de cuarenta años como propio, no-Nacionalista,
no-violento, legítimo y democrático, y en el que todo lo que desean es
“sentirse cómodos en España”; a todo lo cual ellos llaman ejercer “la
democracia de la ciudadanía vasca” y “el derecho a decidir”.
Esos
partidos: debidamente re-fundados y re-orientados en sus principios ideológicos
y estratégicos nacionales (frente a las mafias que desde hace más de cuarenta
años los tienen confiscados y puestos al servicio del imperialismo), podrían en
su momento – si el Pueblo Vasco así lo decidiera – servir al lícito debate
político entre partidos una vez alcanzadas las condiciones de libertad
nacional; sin embargo, si en el momento actual persisten en su acción
disolvente y divisionista en beneficio del imperialismo franco-español, y no se suman en el boycott al régimen de ocupación militar impulsado por el Movimiento Vasco de Resistencia y Salvación Nacional, serán
inexorablemente barridos y echados al basurero de la historia por el Pueblo
Vasco.
Por tanto, frente a ese funesto divisionismo interno, la unidad estratégica de las fuerzas populares de oposición democrática exige aglutinarse en un Movimiento de Resistencia Nacional: integrado por todos los sectores de esa oposición democrática, los cuales podrán mantener su propia personalidad dentro de él pero compartiendo y defendiendo todos ellos en esta etapa histórica, como una sola alma, un único principio fundamental de doble afirmación: nacional y estatal del Pueblo Vasco.
Sólo el mantenimiento de dicho principio permite la unidad estratégica de las fuerzas populares vascas para la constitución de ese Movimiento de Resistencia Nacional; cuyas dos afirmaciones complementarias e indisociables incorporan en nuestro favor toda la potencialidad democrática y estratégica del Derecho Internacional. Estas afirmaciones son y sólo pueden ser:
1/ Afirmación del derecho de libertad, LIBRE disposición, independencia nacional o autodeterminación del Pueblo Vasco/Euskal Herria.
“Piedra angular de la democracia”, el derecho internacional de autodeterminación o independencia de todos los Pueblos es un derecho que es originario, fundamental, inherente, de costumbre, inmediato, incondicional, continuo, permanente, inalienable, irrenunciable e imprescriptible para todos los Pueblos sojuzgados bajo un régimen imperialista y extranjero; que es la misma cosa que la incondicional e inmediata independencia de éstos contra/frente a toda dominación o intromisión extranjera contraria a su libertad nacional; y que ha sido reconocido – no constituido – por el Derecho Internacional contemporáneo de las Naciones Unidas: desde el Artículo Primero de su fundacional Carta de San Francisco así como por numerosas y relevantes Resoluciones de su Asamblea General, como EL PRIMERO DE LOS DERECHOS HUMANOS FUNDAMENTALES Y LA CONDICIÓN PREVIA PARA EL PLENO DISFRUTE DE TODOS ELLOS.
Su corolario y aplicación práctica consiste, como requisito ineludible para su realización, en la EXIGENCIA DE EVACUACIÓN INCONDICIONAL E INMEDIATA de todas las fuerzas de ocupación y de todo el aparato de sojuzgamiento imperial-colonialista de las Potencias ocupantes: España y Francia, FUERA de los Territorios históricos del Pueblo Vasco y de su Estado. Y
2/ Afirmación de la continuidad, vigencia y actualidad de nuestro Estado propio: el Reino de Nabarra, sucesor del Reino de Pamplona – “el Reino de los Vascos” – constituido por una Confederación de Repúblicas, Condados y Señoríos Vascónicos histórica y libremente reunida en torno a él. Internacionalmente reconocido durante mil años, el Reino de Nabarra sigue siendo el único Estado de la Nación Vasca, al que jamás ha renunciado ni ha admitido ni reconocido nunca ningún otro.
Su necesaria consecuencia implica EL NO-RECONOCIMIENTO Y LA DENUNCIA constantes e incesantes de los Estados ocupantes: el “Reino de España” y la “República francesa”, y de sus regímenes totalitarios de ocupación militar, como criminales, imperialistas, colonialistas y fascistas, y no como los propios, no-Nacionalistas, no-violentos, legítimos y democráticos, según está haciendo hasta el día de hoy la pretendida “clase política oficial vasca” formada por la burocracia liquidacionista Pnv-Eta y sus satélites.
Simultáneamente,
y mientras el imperialismo no retira sus fuerzas de ocupación, es preciso
mantener un BOYCOTT TOTAL:
–
a toda colaboración con toda persona individual o colectiva que, por rechazar – o negarse a asumir públicamente – ya sea en todo o en parte, en la teoría o en la práctica una o ambas afirmaciones fundamentales citadas, forman objetivamente – algunos incluso de forma subjetiva y confesa – parte del imperialismo franco-español; y
–
a toda participación tanto en las instituciones del régimen colonial-imperialista y
especialmente en sus monopolios jurídicos (“parlamentos”) establecidos mediante
su monopolio de la violencia, así como en sus “elecciones generales”
totalitarias que “legitiman” todo ello.
DERECHO DE AUTODETERMINACION O INDEPENDENCIA NACIONAL INCONDICIONAL E INMEDIATA DEL PUEBLO VASCO / EUSKAL HERRIA!
¡REINO DE NABARRA: EL ESTADO DEL PUEBLO VASCO / EUSKAL HERRIA!
¡Ejército de ocupación ni con música!
¡España ni con república! ¡Francia ni con monarquía!
¡BOYCOTT TOTAL A LOS IMPERIALISTAS Y FASCISTAS, Y A SU RÉGIMEN DE OCUPACIÓN MILITAR! – ALDE HEMENDIK!
¡¡¡VIVA EL PUEBLO VASCO LIBRE!!! – GORA EUSKAL HERRI ASKEA!!!
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