“Demokrazia Bai!”: nuevas maniobras del colaboracionismo indígena para el camuflaje y la continuidad del imperialismo
(Texto publicado inicialmente en Diciembre-2018.)
“Demokrazia Bai!”: nuevas maniobras del colaboracionismo indígena para el camuflaje y la continuidad del imperialismo
La “nueva plataforma” Demokrazia Bai! recientemente lanzada (18-Diciembre-2018), se manifiesta en primer lugar como un ejercicio de obsceno exhibicionismo encabezado por dos señalados agentes del colaboracionismo “vasco”: ex-”lehendakari” y principales responsables de la desastrosa situación política actual en nuestro País. Ésta consiste en el reconocimiento y la aceptación del régimen de la transición intra-totalitaria española al Segundo Franquismo como “legítimo, no-violento y democrático”, siendo así que es la continuación maquillada pero intacta del criminal régimen franquista anterior.
En ese reconocimiento del régimen imperialista y fascista español del Segundo Franquismo como “legítimo” etc.: que está en el origen y la causa de la completa ruina estratégica que seguimos padeciendo, el papel de ambos personajes fue determinante. Ello no les impide volver a presentarse: junto a un coro de extraviados admiradores/colaboradores, como los gestores de la solución para el desastre que ellos mismos hicieron posible (incluso desoyendo y atacando a quienes advertían de aquel funesto error), y que ellos han estado manteniendo durante cuarenta años, todo lo cual siguen sin reconocer.
Esos dos personajes, que reclaman “una nueva mayoría plural”, no han querido nunca escuchar otras ideas que las que se acomodan a sus delirios y que, al menos desde 1977, son las que corresponden al régimen del fascismo “democrático” que ellos contribuyeron a instaurar. Ahora aparentan hipócritamente alarmarse por “la regresión autoritaria” de ese régimen, cuando si fueran honestos deberían admitir
1/ que el régimen del Segundo Franquismo ha sido siempre la continuación del primero, y que si antes esto se notaba menos es porque ellos colaboraban más para taparlo;
2/ que para haber “regresión autoritaria”, primero tendría que haber habido progresión democrática: cosa que no hubo nunca salvo en sus alucinaciones (si es que las tuvieron), o en su flagrante mala fe;
3/ que – lejos de toda “anormalidad” – el régimen se comporta con toda normalidad según su propia naturaleza imperialista y fascista, la cual ellos ayudaron a camuflar; y
4/ que fueron ellos quienes, contra toda evidencia e incluso contra toda advertencia, llevaron al Pueblo Vasco a engaño sobre esas cuestiones fundamentales, cosa que jamás han lamentado ni – sobre todo – corregido.
Ambos agentes, “que aspiran a aportar un esquema de concurrencia, no de competencia”, tienen su propio partido (que uno de ellos incluso creó a partir de la ruptura de otro) que están o han estado en lo que llaman “gobierno vasco”, presidido además por ellos mismos. Pero si, según esa “realidad oficial”, el Pueblo Vasco está no sólo auto-determinado sino que incluso tiene su propio gobierno y el poder está en manos de sus propios partidos, entonces, a menos que toda esa situación aparente consista en una falsificación, ¿dónde está el problema de la “urgencia democrática del momento” y “la regresión autoritaria” que “denuncian”?
Ahora bien, si acaso ocurre que ellos son conscientes ahora de que, efectivamente, todo el montaje del “régimen democrático y autonómico español” es una falsificación: como indudablemente lo es, creada/mantenida al objeto de ocultar su secular imperialismo sobre el Pueblo y el Estado vascos, entonces ¿cómo pueden presentarse con un discurso – que pretenden es sincero – sin denunciar expresamente y desde el primer momento que toda esa fachada y montaje “autonómicos y democráticos” en que consiste el régimen actual es una enorme impostura; y sin decir claramente que eso que ellos admitieron y llevaron al Pueblo a creer que era “democracia”, ahora ven que no lo es? Es decir, que se trata de un régimen que tiene detrás única y exclusivamente la ocupación militar española y el régimen del Segundo Franquismo: constituido como continuación y heredero del primero, y sobre todos sus logros conseguidos mediante guerra, crímenes incontables y Terrorismo de guerra y de Estado contra el Pueblo Vasco y su Estado.
Pero de todos modos, aun cuando reconocieran todo ello (cosa que desde luego no hacen), y pretendieran que en aquel entonces ellos actuaron de buena fe y por ignorancia no culpable (cosa que no es cierta), ¿cómo pueden volver a presentarse ahora como capitanes del barco quienes lo han encallado anteriormente y siguen además afiliados a los “partidos vascos” que formalmente están “en el poder”: los cuales continúan reconociendo el régimen imperialista español como “legítimo, no-violento y democrático” y son los responsables de la desastrosa situación actual; y presentarse además como si la cosa no fuera con ellos?
Inconsciencia, exhibicionismo, falsificación, impostura, soberbia, incompetencia y mala fe, demencia y cara dura se dan la mano en compleja mezcolanza en personajes que han perdido todo sentido de la decencia y que, lejos de reconocer nada, están dispuestos a ponerse otra vez el casco de Generales y a dirigir de nuevo al País a nuevas confrontaciones con la garantía de que con ellos están perdidas de antemano. Perdidas, porque lo que proponen tan “ilustres líderes” es lo mismo de siempre y más de lo mismo.
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“Que el Estado [o sea: el Estado español, el cual aparte de “democrático” etc. lo toman como Estado propio] reconozca el Pueblo y la Nación vasca”, piden. Pero el Estado español no puede reconocer la Nación vasca, puesto que está expresa y constitutivamente basado por su constitución real y primaria, así como por su “Constitución” formal y secundaria:
1/ en la expresa negación de ella y en la negación del Pueblo Vasco como distinto del “pueblo español”, que es el único que hay;
2/ en la absoluta negación del Pueblo Vasco como titular del derecho internacional de independencia, libre disposición o autodeterminación de todos los Pueblos; y
3/ en la radical negación de que la Nación y el Estado vascos existan ni hayan existido nunca.
Por más que quieran ocultarlo, eso es lo que ellos mismos admitieron cuando reconocieron el régimen de la “transición” como “legítimo” etc., y lo que siguen admitiendo mientras públicamente no lo denuncien. Por tanto, resulta evidente que para implementar una política distinta es preciso empezar afirmando que aquello fue una falsificación y un engaño; que “el Estado” – o sea: el Estado español – sigue siendo incurablemente imperialista y fascista; y que la única forma de desbaratar su dominación imperialista sobre el Pueblo Vasco consiste en denunciarlo como lo que es, no en reconocerlo como democrático y como el Estado propio, mientras siguen ocultando/negando que nuestro Estado histórico, permanente, real y actual es el Reino de Nabarra. Pero ante todo, es necesario negarse a seguir colaborando con el Estado español como si fuera democrático: exigencias elementales que esos agentes no muestran la menor intención de querer plantear.
Muy al contrario, lo que ellos hacen es seguir reconociendo el régimen como “democrático, no-violento” etc., y en consecuencia (sobre esa falsa premisa cuya falsedad no ven porque no quieren ver) pedir que “el Estado” reconozca y admita lo que no quiere reconocer ni puede admitir sin negarse a sí mismo; lo cual es pedir un imposible.
Proponer esa petición es, una vez más, hacer la apología del régimen de ocupación militar, y afirmar que el imperialismo y el fascismo no existen, que no son tales sino que son democráticos; algo que esos agentes no se privan de repetir con inaudita obstinación. Es pretender que el régimen fascista: aun estando como está en plena posesión del monopolio de la violencia criminal, y reforzado y confortado además por el reconocimiento que ellos mismos le prestan como “legítimo, no-violento y democrático”, se comportará del modo que ellos en sus culpables alucinaciones esperan que lo haga. Y todo ello a pesar de que ese régimen una y otra vez afirma y reafirma de todas las formas posibles la inexistencia del Pueblo y el Estado Vascos y de cualquier derecho por encima de los del pueblo y el Estado españoles (o franceses), que son los únicos que hay.
Proponer esa petición no es formular una posición política, es mostrar una posición voluntarista e infantil que en adultos revela una total impotencia y alienación. Ello es tan voluntarista, infantil e ilusorio como pedir y esperar que un asesino no asesine, que un ladrón no robe, o que un violador no viole; máxime cuando están colocados en una posición en la que, además de tener deseo e interés en hacerlo, pueden hacerlo sin el menor problema como ocurre con el imperialismo hispano-francés, que ha establecido su dominación sobre el Pueblo y el Estado Vascos mediante su monopolio de violencia, y está vitalmente comprometido a destruirlos en una secular empresa de dominación nacional-imperialista que se basa desde siempre, como primera medida, en afirmar nuestra inexistencia. Ignorar esto es negarse a ver la evidencia; lo cual no pasaría de ser un cuadro psicótico de esos individuos, a tratar clínicamente en instituciones especializadas, si no fuera porque “esos individuos” han sido y pretenden seguir siendo los líderes intelectuales y políticos del Pueblo Vasco y los rectores de “sus instituciones” políticas.
Ahora bien, cuando esos “líderes” una y otra vez constatan (?) que los fascistas que ellos afirman que son demócratas siguen comportándose como fascistas, lejos de replantearse su errónea posición de partida, rectificando y admitiendo la realidad que hasta ahora no han querido ver, su perversa obcecación los lleva a concluir que el problema consiste en que éstos “no tienen voluntad democrática”. A la expresa, resuelta e inmutable voluntad de seguir comportándose según su naturaleza imperialista: una y otra vez afirmada y reafirmada a lo largo de siglos, lo llaman “falta de voluntad”.
Contra toda evidencia y cordura, el problema de fondo: la permanente voluntad imperialista de España y de Francia sobre el Pueblo y el Estado Vascos, se enmascara como un problema de falta de voluntad o abulia. Así, los fascistas que envían a sus esbirros a romper la cabeza de quienes están pacíficamente esperando en una cola para votar, se convierten en su demente discurso en abúlicos demócratas o incluso “autistas” que viven al margen de la realidad, según hemos leído en la prensa que se presenta como abertzale (‘Agonía de un Estado’). En esa misma línea, los ladrones serían abúlicos y distraídos defensores de la propiedad ajena; y los violadores, abúlicos e indecisos defensores de la libertad o inmunidad sexual de sus víctimas...
Estamos en pleno delirio. Pedir “que el Estado [español] reconozca el Pueblo y la Nación vasca”, mientras se reconoce ese Estado como propio y a su “Constitución”, leyes y jurisprudencia como “legítimos, no-violentos y democráticos”, siendo así que todos ellos niegan expresamente la Nación y el Pueblo vascos al igual que los niegan sus partidos y su propaganda, todo ello es situarse en plena demencia; es hacer una petición que muestra la incapacidad para reconocer la realidad del imperialismo hispano-francés. Negarse a reconocer el mal, colaborar con él, y a continuación pedir que éste no se produzca, no es solucionar el mal: es desconocer su naturaleza y en consecuencia hacer imposible el logro de un remedio para su solución. Es exactamente eso lo que estos nuevos plataformistas proponen, con el único objetivo de ocultar ante todo y sobre todo su propio papel como colaboradores necesarios (al menos desde 1977-79) con el imperialismo fascista; cuya naturaleza, así como su solución, ellos se obstinan en negar o desconocer hasta hoy mismo.
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La Democracia: poder político del Pueblo, sólo es posible a partir del respeto y la vigencia de los Derechos Humanos Fundamentales (DDHH), y el derecho internacional de independencia o autodeterminación (DA) de todos los Pueblos es el primero de los DDHH y la condición previa de todos ellos. Allí donde los DDHH – y ante todo el DA – son conculcados/negados no hay ni puede haber Democracia, hay imperialismo y fascismo. Esto es lo que ocurre con España y Francia, que desde hace al menos ocho siglos están dedicados a la destrucción de la Autodeterminación o Independencia del Pueblo Vasco mediante la violencia criminal, así como de su Estado propio: el Reino de Nabarra, histórica y libremente constituido por el Pueblo Vasco, que jamás ha dejado de reconocerlo como propio ni ha reconocido nunca ningún otro.
Así pues, decir SÍ a la Democracia es afirmar necesaria e ineludiblemente un principio fundamental de doble afirmación nacional y estatal del Pueblo Vasco y de su Estado, a saber:
Por un lado, el imprescriptible derecho de independencia, libre disposición o autodeterminación del Pueblo Vasco. Y, por otro, la vigencia, continuidad y actualidad de su Estado propio, el Reino de Nabarra: ilegal y criminalmente agredido, desmembrado y anexado por España y por Francia. Si una persona dice realmente SÍ a la Democracia en nuestro País, con todo lo que ello implica, o sea, con un NO a la dominación imperialista, el corolario para ambas posiciones es uno y el mismo, a saber: exigir la retirada incondicional e inmediata de las fuerzas de ocupación y de todo el aparato de dominación nacional-imperialista y colonialista hispano-francés establecido sobre el Pueblo Vasco y su País mediante secular agresión, crímenes y Terrorismo de Estado, así como la restauración de la integridad territorial de su Estado propio. Es por tanto decir NO a los regímenes y Estados de ocupación militar imperialistas – y finalmente fascistas – de España y de Francia, constituidos sobre igualmente imprescriptibles crímenes de guerra, crímenes contra la paz, y crímenes contra la humanidad.
Simultáneamente, mientras el imperialismo franco-español no retira de nuestro País sus fuerzas de ocupación (dado que ellas CONSTITUYEN el elemento esencial y fundamental de su dispositivo estratégico de dominación, sin el cual todo su sistema se desploma), y puesto que no es posible hacer una política anti-imperialista con el concurso de los imperialistas y fascistas, es decir: los agentes quinta-columnistas al servicio de ese imperialismo infiltrados entre el sojuzgado Pueblo Vasco (quienes, mientras se niegan a asumir públicamente el principio de doble afirmación nacional y estatal del Pueblo Vasco y de su Estado, el Reino de Nabarra, afirman por el contrario su propio “derecho de imperialismo y de ocupación militar” sobre nuestro Pueblo y Estado), el corolario y la aplicación práctica de ese doble principio implica mantener un BOYCOTT TOTAL:
–
a toda colaboración con toda persona individual o colectiva que, por rechazar – o negarse a asumir públicamente – ya sea en todo o en parte, en la teoría o en la práctica una o ambas afirmaciones fundamentales citadas, forman objetivamente – algunos incluso de forma subjetiva y confesa – parte del imperialismo franco-español; y
– a toda participación, tanto en las instituciones del régimen imperialista-colonialista franco-español de ocupación militar, y especialmente en sus monopolios jurídicos o “parlamentos” imperialistas: Cortes Generales españolas y Parlamento francés (establecidos a lo largo de los siglos mediante el Monopolio de la Violencia criminal y el Terror de guerra y de Estado, e imprescriptibles crímenes constitutivos contra el Pueblo Vasco y su Estado); así como en sus “elecciones generales” totalitarias que “legitiman” todo ello.
Quienes dicen ‘Demokrazia Bai!’ o ‘Independentzia Bai!’ sin partir de estas premisas, o incluso obstinadamente ignorándolas si es que no descartándolas, están simplemente iniciando: siempre en colaboración con los sectores de recambio del régimen totalitario e imperialista hispano-francés (como lo son los Nacional-socialistas, Nacional-comunistas y social-imperialistas de Falange-PsoE, el PcE y sus auxiliares y franquicias locales), y a su servicio, una nueva campaña de ocultación de la realidad del imperialismo y de engaño al Pueblo Vasco; exactamente igual que han estado haciendo los últimos cuarenta y un años las burocracias del grupo Pnv-Eta: auxiliares y colaboradoras fundamentales del imperialismo español en nuestro País, a las cuales los impulsores de esta “plataforma” siguen perteneciendo.
El agotamiento del actual “régimen autonómico”: visible ya hasta para la persona más ingenua, impone al imperialismo la necesidad de tantear recambios y el lanzamiento de nuevas operaciones diseñadas para la distracción y recuperación de las fuerzas políticas populares vascas, al objeto de desviarlas y neutralizarlas en sus permanentes e irrenunciables objetivos de democracia e independencia nacional: cuestiones ambas absolutamente idénticas, unidas e indisociables.
Ante esas turbias operaciones, hoy al igual que en 1977 y 1979, la clara denuncia de esos intentos quedará patente para la posteridad y mostrará la labor de los colaboracionistas y auxiliares indígenas del régimen de ocupación militar del Segundo Franquismo, mantenida ya casi durante medio siglo.
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