UNA NUEVA ERA DE PAZ, DIÁLOGO Y DEMOCRACIA
“UNA NUEVA ERA DE PAZ, DIÁLOGO Y DEMOCRACIA”
El siglo XXI es el tiempo del imperialismo globalizado y de la dominación universal del capital financiero y de Estado. El capitalismo tradicional ha desaparecido, y con él han desaparecido también el liberalismo y el socialismo, lo que conlleva el fin del ilusionismo y el idealismo de cualquier signo que sean; sin que por ello la política – que es el reino de la violencia – y el derecho positivo monista – que es un orden político y por tanto de violencia – hayan salido del estado de naturaleza en que viven las Naciones y los Estados. Esto determina relaciones de violencia antagónica y conflicto permanente entre ellos. Las Naciones y los Estados se encuentran siempre en posición o en disposición de “guerra de todos contra todos”.
Los Pueblos grandes, fuertes, guerreros, rapaces, agresivos, conquistadores y colonizadores rigen el mundo y las relaciones internacionales; imponen sus intereses y su ley; y se aseguran la supervivencia en la política internacional atacando, dominando, sometiendo, expoliando, explotando, asimilando y destruyendo a los débiles y los indefensos. Belicismo y militarismo son la actitud espontánea de los Estados y Pueblos dominantes; y el pacifismo es un recurso ideológico de éstos para mantener su dominación sobre los débiles.
La agresión, la opresión, “la rivalidad de las conquistas”, el temor mutuo, y la destrucción de los otros Estados y Naciones mediante la Violencia criminal son lo propio y la normalidad de las relaciones internacionales, sin orden ni poder supranacional que las transcienda. En estas condiciones, la “comunidad natural” internacional y su derecho internacional no existen y no pueden existir. El imperialismo es la especie extrema, más agresiva y opresiva de Violencia criminal, de guerra de agresión y dominación, de totalitarismo, pillaje y explotación, de Nacionalismo, racismo y opresión lingüística y cultural.
Un Pueblo se califica como agente político real por “el número, el territorio, y los recursos”; como consecuencia, sólo son “plenamente” independientes las grandes Naciones imperiales o hegemónicas. En la práctica internacional, sólo son clasificados o considerados como tales Pueblos o Naciones, y sólo tienen derechos, aquéllos que son capaces de imponerse o defenderse contra los demás; bien sea por sí mismos, o con la asistencia, la protección o el protectorado alienígenos, u ocupando los espacios que las grandes Potencias se impiden mutuamente ocupar y repartirse a consecuencia de sus propios “antagonismos y fricciones”.
Como resultado de ello, los que no disponen de los medios necesarios para resistir al Imperialismo y al Colonialismo no tienen derecho a nada y no existen sino como objetos de Violencia criminal, es decir: de política y de “derecho” imperialistas. No hay paz, derecho ni protectorado terrenal ni celestial al que los Pueblos débiles puedan acogerse para escapar al regulador supremo: la relación de fuerzas. En estas condiciones, la desgracia que supone la caída de estos Pueblos bajo la dominación de un Estado imperial implica un permanente conflicto político que sólo tiene dos salidas posibles: la primera es la liquidación del Pueblo ocupado y colonizado, que se realiza mediante exterminio, asimilación, repoblación o deportación; y la segunda es su supervivencia, lograda únicamente mediante la restauración – o en su caso creación – de su Estado propio y la Independencia nacional.
La única alternativa al imperialismo, y a la degradación social y moral que él conlleva, radica en la instauración de un orden social fundado en el Derecho Internacional de los Pueblos, el cual quedó establecido tras la Segunda Guerra Mundial sobre la afirmación y vigencia de los Derechos Humanos Fundamentales (DDHH) y ante todo sobre el derecho de autodeterminación o independencia de todos los Pueblos: primero de los DDHH y condición previa para el pleno disfrute de todos ellos, según el Derecho Internacional contemporáneo de las NU.
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El Derecho Internacional de los Pueblos (no su falsificación y destrucción que se difunde actualmente bajo la denominación condescendiente e hipócrita de “derecho internacional humanitario”): un Derecho formalmente reconocido – no constituido – por la Carta y las Resoluciones de la Organización de “Nosotros, los Pueblos de las Naciones Unidas”, y por sucesivas Declaraciones y Convenciones de Derechos Humanos, condenó formalmente – como internacionales, intemporales e imprescriptibles crímenes de guerra, contra la paz y la seguridad de los Pueblos y sus legítimos Estados, y contra la Humanidad – el imperialismo y el colonialismo, la agresión y la amenaza de agresión, el derecho de conquista, la anexión y el genocidio, la violación del derecho de autodeterminación de todos los Pueblos, el sojuzgamiento, la dominación y la explotación alienígenos, la política demográfica de deportación de los Pueblos indígenas y de implantación en sus Territorios de colonias de población foránea, y la negación de la identidad propia de los Pueblos oprimidos. El Estado imperialista es un Estado criminal.
Fueron así a contrario repetidamente reconocidos como fundamentales, imprescriptibles e inalienables el derecho de autodeterminación de todos los Pueblos (que es su derecho de libertad e independencia inmediata frente al imperialismo), el derecho de independencia e integridad de las Naciones y “los Estados que se conducen ellos mismos en conformidad con el principio de derechos iguales y autodeterminación de los pueblos”, y el derecho de legítima defensa de todos ellos frente a la agresión originaria; una defensa que puede legítimamente ser realizada “por todos los medios a su alcance”.
(Para una ampliación sobre estas cuestiones, véase – entre otros – el Capítulo XIV – “Derecho Internacional y Autodeterminación de los Pueblos”, de nuestro texto general ‘Euskal Herria y el Reino de Nabarra, o el Pueblo Vasco y su Estado, frente al imperialismo franco-español / Euskal Herria and the Kingdom of Nabarre, or the Basque People and its State, against French-Spanish imperialism’.)
Todos los Estados que pidieron y obtuvieron su ingreso en la Organización de las Naciones Unidas, adoptaron formalmente con ello su normativa constitutiva e institucional; pero, en la práctica, ni los Estados-miembros ni la propia Organización la cumplen. De este modo, la política internacional sigue determinada por el imperialismo de las Potencias dominantes y de sus satélites y protectorados ocasionales o permanentes. De hecho, la ONU acepta la independencia de los Pueblos sojuzgados cuando éstos la han conseguido ya, generalmente contra aquélla; y el nuevo, millonario y convicto Rey del actual Orbis Regulator: la República de ‘E pluribus unum’, ha declarado – junto con su corte de arrogantes y pluri-mil-millonarios ministros-bufones – “una nueva era de paz, diálogo y democracia” en la que están dispuestos a pasarse por “el arco del triunfo” la independencia de los Pueblos y sus legítimos Estados, y todo el Derecho Internacional. Son lamentables cuestiones que ya han sido expuestas en nuestros textos de referencia:
[...]
“Ahora bien, cómo una Institución que empezó dando frutos como Washington, Adams y Jefferson ha podido caer en manos de Bush y Trump, ello es una cuestión que muestra de por sí las contingencias del devenir histórico y la precariedad del progreso político en este mundo. Pero todo tiene su explicación, porque cuando el General-Presidente Eisenhower se paseaba por Madrid entre aclamaciones – en coche descubierto y rodeado por la Guardia Mora – acompañado por el General-Dictador Franco: último superviviente del Nazismo oficialmente vencido, estaba anunciando con este acto de cínica e indecible obscenidad la deriva que ha abierto ahora las puertas al primer fascista matriculado ocupante de la Casa Blanca.
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“El nuevo Orbis Regulator legisla, interpreta, juzga, condena y ejecuta por sí mismo. El principio de eficacia es su norma fundamental de legitimidad; su capacidad militar y política es virtualmente ilimitada; su responsabilidad es nula; y ninguna institución humana puede oponerse a su ejercicio discrecional.
“La dependencia con respecto a los demás – ya sea en materia de decisiones, intervenciones, represalias o guerras – le resulta ya humillante e insoportable a la Potencia hegemónica, que ha optado por hacer todo cuanto quiere donde, cuando y como quiere. Las NU, la NATO y sus componentes deben cuanto antes comprender que callarse y cooperar es lo único que les está permitido por el nuevo derecho internacional hegemónico. Cuanto antes entiendan quién manda aquí, mejor será para todos. Después de todo (según parecen decir), así como “lo que es bueno para la General Motors es bueno para los USA”, del mismo modo lo que es bueno para los USA es bueno para el mundo.
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“La Potencia hegemónica y los Estados vasallos no reconocen ya sujeto agente ni Derecho Internacional que pueda limitar o mitigar sus propias normas, acciones o decisiones. El nuevo ‘orden internacional’: cuidadosamente preparado, se encuentra ya efectivamente implantado como fundamento de la constitución política del Mundo contemporáneo.
“Las relaciones políticas internacionales, como las demás, se habían regido siempre y hasta el presente por una combinación variable, transitoria y recurrente de violencia actual o virtual, de guerra o de paz armada, y de confrontación total o parcial, directa o indirecta, inmediata o diferida, rígida o flexible, autoritaria o transaccional. Es decir: ‘En tiempo de paz, los Estados intercambian notas diplomáticas; en tiempo de guerra, balas de cañón’, pero la política continuaba ‘por medios diferentes’. En cambio, bajo este nuevo ‘orden internacional’, la manifestación de la desnuda realidad y del desinhibido recurso unilateral a la Violencia criminal se ha exacerbado ante la vista de todo el mundo.
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“Sin embargo, la crisis de identidad, de eficacia y de prestigio del Derecho Internacional, su abandono o degradación, y la puesta al desnudo de la cruda realidad en las relaciones internacionales, constituyen un mecanismo de acción inmediata y prolongada cuyas consecuencias materiales y morales pueden ir mucho más lejos de lo que sus prepotentes causantes pueden sospechar. Y ello es así porque la ‘liberación’ unilateral de la Potencia hegemónica y su clientela, con respecto a las molestas trabas que suponen cualquier freno o procedimiento internacional, conduce también, necesariamente, a la correspondiente ‘liberación’ de los demás. Si la Potencia hegemónica fabrica sus propias normas ‘internacionales’, las demás tratarán de hacer lo mismo. (Cfr. El retorno al Nacionalismo y al Imperialismo belicista de las Naciones derrotadas y forzadas al pacifismo: Alemania y Japón.) Porque, de entrada y como es natural, nadie respeta un ‘derecho’ de parte en cuyo establecimiento uno sólo aparece en cuanto objeto de represión.
“De este modo, el tiempo de la globalización y el mundialismo es, en realidad, el tiempo del Nacionalismo y el Totalitarismo imperialistas: restablecidos y desplegados sin complejos ni restricciones. El Imperialismo y la ruina del derecho de autodeterminación de los Pueblos, esto es: la ruina de su derecho de independencia frente al imperialismo hegemónico y los imperialismos concurrentes, tienen por consecuencia la inseguridad y el miedo a lo peor; los cuales son la base social de la nueva ola de Nacionalismo y Reacción que avanza sobre el globalizado mundo, y cuya profundidad y naturaleza los Partidos tradicionales se esfuerzan por camuflar y caricaturizar.” Etc. (Véase el texto completo en nuestra obra ‘La crisis hegemónica’.)
(Las “normas” internacionales de protección de las “minorías” esconden y sirven hipócritamente, en realidad, la determinación constante de los Estados imperiales de terminar con esas minorías por todos los medios a su alcance, sabiendo que sus víctimas “así engañadas se hacían más estúpidas de lo que nunca habían sido antes”.)
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En un régimen despótico-asiático y absolutista, como es el español y el francés (impuesto en nuestro País mediante guerra de agresión, dictadura militar y Terrorismo), el poder político e ideológico resultante no ha sido derrotado nunca. De hecho, con el triunfo total y el mantenimiento de la dictadura fascista del General Franco durante toda su vida, la antigua oposición española desapareció. Y, tras la pacífica muerte natural del dictador en su propia cama, una prefabricada representación de esa “oposición”, creada y financiada por el régimen franquista y los Servicios Secretos Occidentales, declaró de la noche a la mañana la “democracia” (de un régimen dictatorial – caso único en la Historia – cuyos componentes, Fuerzas Armadas y de represión, Judicatura etc.: todos excepto apenas el propio Dictador y su familia, habían permanecido siempre “demócratas de toda la vida”), la obsolescencia de la lucha de clases interna (doméstica), y la inexistencia de la lucha de clases externa, que es su propio imperialismo sobre los Pueblos que España y Francia mantienen sojuzgados. Contó para ello con la complicidad y conformidad del conglomerado que forma la burocracia mafiosa-liquidacionista Pnv-Eta y sus satélites: Ea-Ehbildu-Sortu-Geroabai y el resto de asociaciones y fundaciones que les dan cobertura, los cuales están traicionado al Pueblo Vasco desde hace medio siglo con su aceptación como democrático del imperialismo franco-español. (Véase el Capítulo 18 – ‘La transición intra-totalitaria española: el Segundo Franquismo’, de nuestra obra ‘Apuntes sobre la Historia del Pueblo Vasco/Euskal Herria y de su Estado: el Reino de Nabarra’.)
Ésta es la “idílica democracia” en la que esa “oposición” recuperada y corrupta está instalada desde la transición intra-totalitaria al Segundo Franquismo actualmente reinante. Mientras, no cesan de asombrarse y preguntarse periódicamente, con repugnante estupidez y/o hipocresía, cómo es que el Franquismo sigue presente, y que los monumentos que glorifican sus crímenes y genocidio – lejos de ser derruidos – han de ser mantenidos y “re-significados”; todo ello con la colaboración de la llamada “izquierda abertzale”. Ni siquiera el lenguaje soporta las obscenas contorsiones que ellos hacen para “normalizar” su miserable corrupción y traición.
La sombra siniestra del General Franco, padre de la España actual, se proyecta sobre todas sus instituciones, sujetas a las guías maestras impuestas por su fundador; y ello es así aunque, ahora, la Constitución del Segundo Franquismo se llame “democrática”. En cuanto al Estado francés, toda oposición a su poder absoluto en sus diversas variantes desapareció con la revolución nacionalista francesa; y con ella desapareció también toda veleidad de Resistencia a los actos o dictados gubernamentales, por irrelevantes que sean. Nacionalismo y totalitarismo son los constituyentes del imperio republicano francés. El gobierno del Estado-nación tiende a la dominación totalitaria tanto hacia dentro como hacia fuera.
“El poder centralizado del gobierno, con sus organismos presentes en todas partes: ejército permanente, policía, burocracia, clero y magistratura”, es la maquinaria y el factor determinante supremo del Estado moderno. Como escribió K. Marx, “Todas las revoluciones políticas no han hecho sino perfeccionar esta máquina en lugar de destruirla”. “Sus fuerzas son superiores a cualquier otra.” Como hemos indicado desde el principio, en este tiempo del imperialismo globalizado, la dominación de los grandes monopolios financieros determina la inter-penetración de los poderes estatales y bancarios, o sea: de los monopolios de Violencia criminal y de finanzas, en un sistema único.
Los “poderes” participantes: ejecutivo y judicial, ministerios, jueces, administraciones centrales y locales, partidos, sindicatos, bancos, inmobiliarias y ayuntamientos igualmente “inter-penetrados”, luchan o se asocian entre sí por todos los medios legales y – formalmente – ilegales; lo cual les permiten utilizar o burlar la ley según los casos. La corrupción, el nepotismo, la intimidación, el cohecho, la incompetencia, la ignorancia y la prevaricación de funcionarios, jueces y auxiliares, los usos y abusos, y las complicidades corporativas y extra-corporativas no son accidentes o infracciones al sistema, son su modo normal y necesario de funcionamiento.
Contra lo que la inmunda propaganda de los monopolios colonialistas hace o trata de hacer creer, el régimen político impuesto por el imperialismo y el fascismo franco-español al Pueblo Vasco no se funda sobre la libre adhesión manifestada y desarrollada por elecciones, transiciones, procesos constituyentes y otros procedimientos “democráticos”. Es el resultado de muchos siglos de Violencia criminal, represión y Terrorismo de Estado; asesinatos de masa y crímenes de guerra, contra la paz y contra la humanidad; guerras de agresión, conquista, pillaje, ocupación, subyugación, desmembramiento, anexión e ignominiosa negación y destrucción de la integridad y la independencia de su Estado el Reino de Nabarra y de sus instituciones forales y de costumbre (todo ello en contra del Derecho nacional e internacional contemporáneo y actual); separatismo demográfico y territorial de nuestro Pueblo; fusilamientos sumarios y masivos de la oposición armada o desarmada como medio de solución de los conflictos políticos; conculcación teórica y práctica de los derechos fundamentales, imprescriptibles, inherentes e irrenunciables de autodeterminación y legítima defensa del Pueblo Vasco; negación teórica y práctica de su libertad, dignidad e identidad propias; deportación de poblaciones autóctonas e implantación de una colonización foránea; adoctrinamiento ideológico y privación de toda libertad de expresión e información; y persecución de la propia identidad y personalidad nacional vasca, mediante la imposición individual y colectiva de una identidad ajena y la postergación y criminalización de la lengua y la cultura autóctonas. Éste es el orden político del criminal Estado franco-español de ocupación militar de nuestro País; un orden que los institucionalistas-colaboracionistas indígenas “vascos” que constituyen la burocracia mafiosa-liquidacionista Pnv-Eta y sus satélites – Ea-Ehbildu-Sortu-Geroabai etc. – están aceptando y calificando desde hace casi medio siglo y hasta el día de hoy como legítimo, democrático, pacífico, no-Nacionalista, no-violento, y “el Estado” propio.
El Pueblo Vasco: demográfica y territorialmente reducido, lingüísticamente acorralado, primitivo, culturalmente atrasado, e ideológicamente crédulo y manipulado, ha pasado desde la libertad precaria a la dependencia política absoluta bajo el imperialismo franco-español. Lo que es peor y decisivo: el Pueblo diezmado, ocupado y colonizado, que no se ha recuperado todavía ni material ni moralmente de la hecatombe de su última guerra, ha sido extraviado y traicionado por una incompetente, acomplejada, atemorizada y finalmente corrupta intelectualidad y pretendida “clase política nacionalista vasca” colaboracionista, y no se reconoce en la única estrategia de Resistencia y Salvación Nacional que tiene y que nosotros le proponemos, ni tampoco en sus actuales instituciones estatales propias del Reino de Nabarra; lo que fatalmente lo priva de tener la conciencia ideológica y política que le permitiría pesar en la política internacional, y oponerse o resistir al imperialismo y al totalitarismo reinantes. En tales condiciones, y a pesar de la patética e inútil agitación infra-política a la que está arrastrándolo constantemente esa falsa “clase política nacionalista vasca” (precisamente al objeto de agotarlo), el Pueblo Vasco es simple objeto pasivo e indefenso ante el régimen imperialista franco-español de ocupación militar, que aumenta sin cesar su dominación política, económica, demográfica, lingüística e ideológica.
El imperialismo franco-español niega la existencia del Pueblo Vasco. Una negación repetidamente refrendada por la burocracia “vasca” Pnv-Eta y sus satélites, cómplices de la sumisión y la colaboración; con lo cual está de más hablar de derecho de autodeterminación y legítima defensa de todos los Pueblos, puesto que para ellos el Pueblo Vasco no existe y lo que no existe no tiene derechos. El Nacionalismo franco-español no rechaza, persigue o trata de reformar algunos caracteres de nuestra Nación ocupada sino que la niega como tal, para mejor acabar definitivamente con ella. Su objetivo estratégico no es sólo la dominación y explotación del Pueblo ocupado y colonizado sino además su liquidación; por tanto, ni concesiones parciales ni apaciguamientos puntuales cambiarán nada, sólo llevarán a nuevas y mayores exigencias hasta la completa destrucción del Pueblo Vasco y su Estado; lo cual ha sido siempre el objetivo político fundamental e invariable de ese Nacionalismo imperialista.
Si alguien cree realmente que, en ausencia de toda Resistencia de nivel estratégico (que es la situación en la que la pretendida “clase política nacionalista y abertzale vasca” actual está manteniendo a nuestro País desde hace casi medio siglo), el Nacionalismo imperialista franco-español va a abandonar dicho objetivo, entonces es más tonto o está más loco de lo que aparenta o quiere aparentar. Pero hace ya tiempo que la traición y la corrupción han sido abiertamente asumidas en la burocracia liquidacionista Pnv-Eta y sus satélites; y nadie de entre ellos es tan tonto como para creer realmente algo de lo que fingen defender, únicamente con la finalidad de engañar a nuestro Pueblo. Sólo el monopolio de des-información, intoxicación ideológica, adoctrinamiento y propaganda de masas: del que ellos se benefician y que bajo el régimen fascista es inherente al monopolio de la Violencia criminal y el Terror, permite que tales infundios logren algún crédito en parte del Pueblo oprimido.
Pedir que “los Estados [o sea, los Estados ocupantes] y la Iglesia se impliquen” – todavía más! – en resolver “pacífica y democráticamente” el conflicto que ellos han producido mediante guerra de agresión, crímenes y opresión contra el Pueblo Vasco y su Estado, es como pedir al lobo que se implique en la protección de las ovejas. Los Estados ocupantes de nuestro País y la Iglesia están totalmente implicados en la solución final: la liquidación de los Estados y las Naciones sometidas.
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Franceses y españoles son naciones imperiales venidas a menos, que sólo pueden ya ejercer como tales contra Naciones y Estados indefensos o débiles y desarmados; pero no por ello han perdido arrogancia, agresividad y rapacidad respecto de los residuos de su imperio, por cuanto disponen sin reservas de su mutuo apoyo y el de toda la reacción mundial. Estas naciones imperiales han demostrado de todas las maneras que son radicalmente incapaces de admitir y reconocer la realidad, la existencia y los derechos de los Pueblos que ellas han ocupado, anexionado y colonizado. Las infames guerras coloniales de Cuba, Filipinas, Argelia y Marruecos son postreras experiencias ultramarinas que no dejan lugar a dudas sobre la permanente idiosincrasia del Nacionalismo imperialista español y francés que las protagoniza, el cual no abandona nunca y en ninguna parte su dominación mientras no haya agotado hasta el último extremo todos los recursos de Violencia criminal y Terrorismo de que dispone, e incluso mucho después. Sus valedores no tienen mayor motivo de preocupación política mientras conserven lo esencial, a saber: el monopolio de la Violencia criminal y el Terror, que les permite resolver cualquier situación a cañonazos. Lo que, por cierto, nunca se han privado de hacer, aunque ello cueste la libertad de los propios pueblos opresores a manos de sus gobiernos policíacos, militares y totalitarios; porque – como les advirtió el Indio Dionisio Inca Yupanqui, diputado electo en la constitución de las Cortes de Cádiz – “Un Pueblo que oprime a otro Pueblo no puede ser libre”.
La ocupación militar permanente, y la Violencia criminal y el Terror de masas imponen la ley de mármol del dispositivo estratégico y táctico imperialista contra los Pueblos sojuzgados; un dispositivo que fija los límites infranqueables de las eventuales reformas y adaptaciones que el imperialismo puede acometer u otorgar. En consecuencia, el Nacionalismo imperialista de franceses y españoles nunca aceptará en sus dominios un Pueblo, una Nación y en definitiva un sujeto activo de política y de derecho que no sean los de ellos mismos. Esperar otra cosa sería tanto como ignorar la base particularmente primitiva, irracional, instintiva, afectiva y pasional del Nacionalismo español y francés, encuadrado por una inamovible “clase” política, financiera, clerical y burocrático-castrense que resiste siempre y saca partido a “revoluciones y transiciones”. Así pues, ese Nacionalismo imperialista nunca accederá a una “devolución” total ni parcial del poder político que sus agentes consiguieron monopolizar en nuestro País mediante guerra de agresión, represión y terror entre 1833 y 1937.
El imperialismo franco-español no va a ceder, devolver ni negociar nada ante una oposición “vasca” estratégicamente inexistente; y sus colaboradores y cómplices locales Pnv-Eta y sus satélites: armados y desarmados, no van a hacer nada por alterar esta situación. La primera preocupación de estos cómplices locales “vascos” de ese imperialismo es prevenir e impedir toda contaminación por influencias externas, a fin de que la iniciativa y el ejemplo de otros países que se han liberado de las garras de la opresión no puedan suscitar aquí movimientos que pongan en peligro la que para ellos es tan idílica, cautivadora y provechosa sumisión. Garantizan así a los Gobiernos de España y Francia que, gracias a la colaboración bien retribuida del sucursalismo burocrático “vasco”, aquí no se va a mover nadie; ni antes ni después de que todos los demás Pueblos oprimidos de Europa y del mundo entero recuperen su libertad nacional.
Esa “oposición vasca” armada y desarmada se ejerce – con estricto y subvencionado respeto al orden establecido y a sus monopolios de Violencia criminal y comunicación – mediante “elecciones y consultas, profundización en la democracia, progreso poco a poco, persuasión, diálogo y negociaciones imaginarias, pactos entre caballeros y convivencia pacífica” (todo ello con el imperialismo y el fascismo); y mediante huelgas y manifestaciones tan repetitivas como vacías e inútiles, y atentados civiles o inciviles que son la negación de toda Resistencia estratégica. Pero, eso sí, contando con el “derecho a decidir” bajo el imperialismo y sus condiciones, y con el “derecho a confiar” en las promesas de sus aliados, a fin de negar, destruir y substituir con ellos los derechos internacionales de autodeterminación y legítima defensa de todos los Pueblos. Todo ello es la ocultación y apología del vigente régimen imperialista, colonialista y fascista franco-español de ocupación militar de nuestro País; y, consecuentemente, es la negación de la Nación Vasca, de su Estado y sus derechos. Una negación realizada por quienes dicen defenderlos, mientras mantienen directa o indirectamente en la inopia ideológica y la inactividad política a la supuesta base social del Movimiento de Liberación Nacional; una base social tantas veces frustrada y engañada que ya no le quedan fuerzas para otra cosa.
La euforia y las ilusiones de los periodos electorales se alternan con la depresión y la desilusión que son su consecuencia; y los ilusionistas festejos y bailoteos electorales dejan paso más pronto o más tarde a la triste realidad. Pero la financiación de los partidos y sindicatos “vascos” con cargo al erario del Estado español es sin embargo bien real: es el salario de la traición, la sumisión, el clientelismo y la corrupción; y la participación de ellos en los monopolios fascistas de intoxicación ideológica y propaganda les permite seguir engañando a los incautos de nuestro País. No cabe duda de que esos beneficiarios no van a renunciar a un colaboracionismo que les proporciona tales compensaciones y gratificaciones. “Llamad artaburu a quien propugne el boycott a las elecciones” del fascismo, era la consigna de un “líder” del colaboracionismo “abertzale”. Como es evidente, los auténticos artaburu y sinvergüenzas del colaboracionismo vasco se reservan y disponen siempre de una escala y un margen de prioridades que, una vez pasado el “periodo electoral”, les permiten no hacer nada “durante los próximos tres años” prorrogables por la eternidad. “Pero – como escribió Lenin – para repartirse el botín, instalarse en los puestos lucrativos y atribuirse las sinecuras administrativas etc. etc.” no les hace falta esperar tanto, ni siquiera hasta “la próxima legislatura”.
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La solidaridad a sentido único, el servilismo y la humillación no le han aportado nunca a un Pueblo la consideración de nadie sino el desprecio y la hostilidad añadida de los demás. Tales pautas de comportamiento son consecuencia de la nulidad política de las Naciones que son demasiado débiles como para proclamar o restaurar su propio Estado. Sin embargo, Pueblos tanto o más desfavorecidos que el nuestro han sido capaces de mostrar capacidad de percepción de la realidad política, lucidez estratégica, rapidez de adaptación, reacción e iniciativa (ya sea espontánea o mediada), y articulación operacional de su virtualidad asociativa; todo lo cual les ha permitido compensar una inferioridad inicial con frecuencia abrumadora, y resistir a la agresión y la colonización del imperialismo con éxito considerable. Pero ninguna Potencia, grande ni pequeña, apoyará, protegerá ni reconocerá nunca a un Pueblo, una Nación y un Estado que no se reconocen ellos mismos.
En los últimos noventa años: desde la heroica, trágica y catastrófica guerra contra las Potencias del Eje que a partir de 1936 determinó nuestro presente, el Pueblo Vasco ha demostrado su incapacidad para volver o acceder al nivel estratégico, fuera del cual está también fuera de la realidad y de la Historia. Si no se conoce ni reconoce la realidad del imperialismo franco-español que nos mantiene sojuzgados, menos aún se puede intervenir contra ella. Que estemos aquí o no ante una incapacidad congénita para la política y, por tanto, para afrontar el mundo real en que vivimos, esto es algo que nadie que no sea el propio Pueblo puede demostrarlo. Pero si verdaderamente quiere hacerlo así, y después de medio siglo ya de mandanga colaboracionista con “la democracia española” de la transición intra-totalitaria al Segundo Franquismo actualmente reinante, más le vale darse prisa.
La flagrante incapacidad estratégica de la pretendida “intelectualidad y clase política nacionalista vasca”, esto es: su incapacidad para entender de qué va la política real en el mundo actual, han hecho que, en poco tiempo, la cotización de nuestro Pueblo en las agencias internacionales de evaluación y previsión políticas se haya hundido. Todos han comprendido que “éstos no aprenderán nunca” y que no son motivo de preocupación para nadie. Sólo esperan que el Nacionalismo español y francés acabe con ellos – esto es, con nosotros – cuanto antes. “Gracias” a la incapacidad, la corrupción, el fanatismo, la soberbia y la traición de las burocracias políticas “vascas” Pnv-Eta y sus satélites: que durante cincuenta años seguidos han idio[E]tizado, embrutecido y alienado mentalmente a nuestro País, el Pueblo – nuestro Pueblo – que algunos creyeron que era con seguridad el cabeza de lista del independentismo en Europa, ha reculado rápidamente en la clasificación hasta desaparecer de la lista, del atlas estratégico, y del booking de apuestas internacionales para la liberación frente al imperialismo.
En una realidad como la que padecemos, no hay más política nacional y democrática que la Resistencia civil – estratégica e institucional – contra la Opresión y el Terrorismo de Estado, el boycott de sus operativos ideológicos y políticos de represión, intoxicación y recuperación, y la restauración del Estado propio. Ante todo ello, volvemos a reafirmar el principio fundamental de doble afirmación nacional y estatal del Pueblo Vasco/Euskal Herria, según ha sido expuesto en el ‘Manifiesto del Movimiento Vasco de Resistencia y Salvación Nacional’, publicado en Español, Euskara, Francés e Inglés:
1/ Afirmación del derecho de libertad, LIBRE disposición, independencia nacional o autodeterminación del Pueblo Vasco/Euskal Herria.
“Piedra angular de la democracia”, el derecho internacional de autodeterminación o independencia de todos los Pueblos es un derecho que es originario, fundamental, inherente, de costumbre, inmediato, incondicional, continuo, permanente, inalienable, irrenunciable e imprescriptible para todos los Pueblos sojuzgados bajo un régimen imperialista y extranjero; que es la misma cosa que la incondicional e inmediata independencia de éstos contra/frente a toda dominación o intromisión extranjera contraria a su libertad nacional; y que ha sido reconocido – no constituido – por el Derecho Internacional contemporáneo de las Naciones Unidas: desde el Artículo Primero de su fundacional Carta de San Francisco así como por numerosas y relevantes Resoluciones de su Asamblea General, como EL PRIMERO DE LOS DERECHOS HUMANOS FUNDAMENTALES Y LA CONDICIÓN PREVIA PARA EL PLENO DISFRUTE DE TODOS ELLOS.
En nuestro País, su corolario y aplicación práctica consiste, como requisito ineludible para su realización, en la EXIGENCIA DE EVACUACIÓN INCONDICIONAL E INMEDIATA de todas las fuerzas de ocupación y de todo el aparato de sojuzgamiento imperial-colonialista de las Potencias ocupantes: España y Francia, FUERA de los Territorios históricos del Pueblo Vasco y de su Estado. Y
2/ Afirmación de la continuidad, vigencia y actualidad de nuestro Estado propio: el Reino de Nabarra, sucesor del Reino de Pamplona – “el Reino de los Vascos” – constituido por una Confederación de Repúblicas, Condados y Señoríos Vascónicos histórica y libremente reunida en torno a él. Internacionalmente reconocido durante mil años, el Reino de Nabarra sigue siendo el único Estado de la Nación Vasca, al que jamás ha renunciado ni ha admitido ni reconocido nunca ningún otro.
Su necesaria consecuencia implica EL NO-RECONOCIMIENTO Y LA DENUNCIA constantes e incesantes de los Estados ocupantes: el “Reino de España” y la “República francesa”, y de sus regímenes totalitarios de ocupación militar, como criminales, terroristas, imperialistas, colonialistas y fascistas, y no como los propios, no-Nacionalistas, no-violentos, legítimos y democráticos, según la pretendida “clase política oficial vasca” – formada por la burocracia liquidacionista Pnv-Eta y sus satélites Ea-Ehbildu-Sortu-Geroa bai etc. – está haciendo hasta el día de hoy.
Al mismo tiempo, mientras el imperialismo franco-español no retira de nuestro País sus fuerzas de ocupación militar (dado que ellas CONSTITUYEN el elemento esencial y fundamental de su dispositivo estratégico de dominación imperialista, sin el cual todo su sistema se desploma), y puesto que evidentemente no es posible hacer una política anti-imperialista con el concurso de imperialistas y fascistas, esto es: los agentes quinta-columnistas al servicio de ese imperialismo infiltrados entre el sojuzgado Pueblo Vasco (quienes, mientras se niegan a asumir públicamente el principio de doble afirmación nacional y estatal del Pueblo Vasco y su Estado, el Reino de Nabarra, afirman por el contrario como legítimo y democrático el “derecho de imperialismo y de ocupación militar” de España y Francia sobre nuestro Pueblo y Estado); mientras todo ello siga así, decimos, el corolario y la aplicación práctica de ese principio implica mantener un BOYCOTT TOTAL:
– a toda colaboración con toda persona individual o colectiva que, por rechazar – o negarse a asumir públicamente – ya sea en todo o en parte, en la teoría o en la práctica una o ambas afirmaciones fundamentales citadas, forman objetivamente – algunos incluso de forma subjetiva y confesa – parte del imperialismo franco-español; y
– a toda participación tanto en las instituciones del régimen imperialista, colonialista y fascista franco-español de ocupación militar de nuestro País, y especialmente en sus monopolios jurídicos o “parlamentos”: Cortes Generales españolas y Parlamento francés (establecidos a lo largo de los siglos mediante su constitución real y primaria, esto es: ocupación militar, Monopolio de la Violencia criminal y Terrorismo de guerra y de Estado, e incontables e imprescriptibles crímenes constitutivos, en contra el Pueblo Vasco y su Estado); así como en sus “elecciones generales” totalitarias que “legitiman” todo ello.
DERECHO DE AUTODETERMINACION O INDEPENDENCIA NACIONAL INCONDICIONAL E INMEDIATA DEL PUEBLO VASCO / EUSKAL HERRIA!
¡REINO DE NABARRA: EL ESTADO DEL PUEBLO VASCO / EUSKAL HERRIA!
¡Ejército de ocupación ni con música!
¡España ni con república! ¡Francia ni con monarquía!
¡BOYCOTT TOTAL A LOS IMPERIALISTAS Y FASCISTAS, Y A SU RÉGIMEN DE OCUPACIÓN MILITAR! – ALDE HEMENDIK!
¡¡¡VIVA EL PUEBLO VASCO LIBRE!!! – GORA EUSKAL HERRI ASKEA!!!
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