Agudización de la actual crisis geo-política: nueva agresión del Imperialismo Moscoviano contra el Pueblo Ucraniano y su Estado
Agudización de la actual crisis geo-política: nueva agresión del Imperialismo Moscoviano contra el Pueblo Ucraniano y su Estado
Felipe Campo
“Ya Boris Nolde – casi a principios de siglo [XX] – se interrogaba sobre cómo un pequeño estado nórdico del siglo XVI había conseguido en menos de cuatro siglos convertirse en un vasto Imperio que en la actualidad ocupa la mitad del continente europeo y una tercera parte del asiático, o sea una sexta parte del mundo. Si realizamos un análisis estadístico – tan afín a los historiadores tecnificados de nuestros días – comprobaremos sorprendentemente que desde el siglo XV hasta nuestros días Rusia ha anexado territorios en una proporción de aproximadamente 80 kilómetros cuadrados por día, abarcando a la fecha una superficie de alrededor de 17 millones de kilómetros cuadrados. Ese proceso tuvo un avance acelerado en el siglo XX, en que la Unión Soviética llegó entre 1940 y 1950 a anexar en una proporción de 3.000 km2 por día. Es importante señalar que contemporáneamente las naciones colonialistas de Occidente, especialmente Gran Bretaña y Francia, llevaban a cabo el proceso inverso.” (Florencio Hubeñak; ‘Rusia. Teoría y praxis del imperialismo’, tesis doctoral, 2001.)
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El pasado día 27 de Enero publicábamos en esta página un apunte titulado ‘A propósito de la crisis geo-política actual’ / ‘About the current geo-political crisis’, en el que se exponía un extracto de nuestro texto ‘La crisis hegemónica’ / ‘The hegemonic crisis’, en sus líneas generales más significativas al respecto. Todo ello ha tenido una trágica confirmación y agravamiento con la actual guerra de agresión de la llamada “Federación de Rusia” contra la República de Ukraina, continuación de su anterior agresión realizada en Febrero-Marzo de 2014, lo cual merece algún comentario más en detalle.
Por el Memorándum de Budapest sobre Garantías de Seguridad, firmado en la Conferencia de la Organización para la Seguridad y la Co-operación en Europa (OSCE) en Budapest el 5-Diciembre-1994, Ucrania se comprometió a entregar todo su armamento nuclear a la “Federación de Rusia”, y así lo hizo. A cambio, los otros firmantes del Memorándum: los Estados Unidos, el Reino Unido y la Federación Rusa, se comprometían a garantizar la seguridad e integridad del Estado de Ukraina. China y Francia dieron seguridades algo más débiles en documentos separados.
Pero ahora esas Potencias han tirado todo aquello a la papelera y han dejado a Ucrania sola ante la guerra de agresión rusa: que viola ese Memorándum y todo el derecho internacional, e intentan tapar sus vergüenzas con la monserga – constante y sistemáticamente repetida por la televisión – de que “Ucrania no pertenece a la OTAN”; una excusa absurda con la que hipócritamente intentan lavar su evidente mala conciencia – ya que eso no les impidió bombardear Belgrado – y desviar la atención del mundo sobre la verdadera cuestión de fondo que desean ocultar, la cual consiste en el flagrante incumplimiento de las obligaciones que contrajeron por el Memorándum de Budapest. (Por cierto, Belarus y Kazajstán firmaron también – al igual que Ucrania – sendos Acuerdos semejantes en Budapest, y ahora tendrán que empezar a poner sus barbas a remojar; máxime Belarus, que está siendo base de operaciones para la agresión rusa contra Ucrania.)
Anteriormente a dicho Memorándum, el Derecho Internacional contemporáneo que comenzó a formularse desde el final de la Segunda Guerra Mundial había condenado la guerra de agresión con los más duros términos, empezando por la Sentencia del Tribunal que juzgó a los Criminales Nazis en Núremberg:
“The charges in the Indictment that the defendants planned and waged aggressive wars are charges of the utmost gravity. War [of aggression] is essentially an evil thing. Its consequences are not confined to the belligerent States alone but affect the whole world. To initiate a war of aggression, therefore, is not only an international crime; it is the supreme international crime differing only from other war crimes in that it contains within itself the accumulated evil of the whole.” (Judgment of the International Military Tribunal for the Trial of German Major War Criminals that followed World War II; Nüremberg, 30th September and 1st October, 1946; see: “The Common Plan or Conspiracy and Aggressive War”.)
(“Los cargos formulados en la Acusación, de que los procesados planearon e hicieron guerras de agresión, son cargos de la máxima gravedad. La guerra [de agresión] es esencialmente una cosa perversa. Sus consecuencias no se limitan únicamente a los Estados beligerantes sino que afectan al mundo entero. Iniciar una guerra de agresión, por lo tanto, es no solamente un crimen internacional; es el crimen internacional supremo, y difiere sólo de otros crímenes de guerra en que él contiene dentro de sí la maldad acumulada de todo el conjunto.” [De la Sentencia del Tribunal Militar Internacional para el Juicio de los Principales Criminales de Guerra Alemanes que siguió a la Segunda Guerra Mundial; Nüremberg, 30 de Septiembre y 1 de Octubre de 1946; sección “El plan o conspiración común y la guerra de agresión”.] Traducido del original en Inglés por F.C.)
Por su parte, la Asamblea General de las Naciones Unidas dejó bien establecida su condena de la guerra de agresión:
“La Asamblea General, [...], Convencida de que la sujeción de los pueblos a sojuzgamiento, dominación y explotación extranjeros constituye uno de los mayores obstáculos al fomento de la paz y la seguridad internacionales, Convencida de que el principio de la igualdad de derechos y de la libre determinación de los pueblos constituye una importante contribución al Derecho Internacional contemporáneo, y de que su aplicación efectiva es de suprema importancia para fomentar entre los Estados las relaciones de amistad basadas en el respeto del principio de la igualdad soberana, [...],
1. Solemnemente proclama los principios siguientes:
El principio de que los Estados, en sus relaciones internacionales, se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado, o en cualquier otra forma incompatible con los propósitos de las Naciones Unidas [...].
Una guerra de agresión constituye un crimen contra la paz, que, con arreglo al Derecho Internacional, entraña responsabilidad. [...].
Todo Estado tiene el deber de abstenerse de recurrir a cualquier medida de fuerza que prive de su derecho a la libre determinación y a la libertad y a la independencia a los pueblos aludidos en la formulación del principio de la igualdad de derechos y de la libre determinación.
Todo Estado tiene el deber de abstenerse de organizar o fomentar la organización de fuerzas irregulares o de bandas armadas, incluidos los mercenarios, para hacer incursiones en el territorio de otro Estado. [...].
[...]. No se reconocerá como legal ninguna adquisición territorial derivada de la amenaza o el uso de la fuerza. [...].”
[Y en las DISPOSICIONES GENERALES]
“ 2. Declara que: Por lo que respecta a su interpretación y aplicación, los principios que anteceden están relacionados entre sí y cada uno de ellos debe interpretarse en el contexto de los restantes.
Nada de lo enunciado en la presente Declaración se interpretará en forma contraria a las disposiciones de la Carta o en perjuicio de los derechos y deberes de los Estados Miembros en virtud de la Carta o de los derechos de los pueblos en virtud de la carta, teniendo en cuenta la formulación de esos derechos en la presente Declaración.
3. Declara además que: Los principios de la Carta incorporados en la presente Declaración constituyen principios básicos de derecho internacional y, por consiguiente, insta a todos los Estados a que se guíen por esos principios en su comportamiento internacional y a que desarrollen sus relaciones mutuas sobre la base del estricto cumplimiento de esos principios.” [UNGAR 2625 (1970)]
Medio siglo antes, el Premier del Reino Unido se había expresado así ante el Parlamento:
“[...] There is no security in any land without certainty of punishment. There is no protection for life, property, or money, in a State where the criminal is more powerful than the law.
“The law of nations is no exception; and until it has been vindicated, the peace of the world will always be at the mercy of any nation whose professors have assiduously taught it to believe that no crime is wrong so long as it leads to the aggrandizement and enrichment of the country to which they owe allegiance.
“There have been many times in the history of the world CRIMINAL STATES. We are dealing with one of them now. And there will always be criminal States until the reward of INTERNATIONAL CRIME becomes too precarious to make it profitable, and the punishment of international crime becomes too sure to make it attractive.’ (From the Address of Prime Minister of the United Kingdom of Great Britain and Northern Ireland, Mr. David Lloyd George; 14-December-1917. Emphasis added.)
(“[...] No hay seguridad en ningún país sin certeza de castigo. No existe protección para la vida, los bienes, o el dinero, en un Estado donde el criminal es más poderoso que el derecho.
“El derecho internacional no es ninguna excepción; y hasta que ello no haya obtenido plena vindicación, la paz del mundo estará siempre a merced de cualquier nación cuyos profesores le hayan enseñado asiduamente a creer que no hay crimen reprensible mientras éste conduzca al engrandecimiento y enriquecimiento del país al que ellos deben lealtad.
“En la historia del mundo ha habido muchas veces ESTADOS CRIMINALES. Estamos actualmente frente a uno de ellos. Y siempre habrá Estados criminales hasta que la recompensa del CRIMEN INTERNACIONAL llegue a ser demasiado precaria como para hacerla provechosa, y el castigo del crimen internacional llegue a ser demasiado seguro como para hacerlo atractivo.” Del discurso del Premier Mr. David Lloyd George. Énfasis añadido.)
Las Naciones Unidas, por su parte, se han pronunciado sin equívocos sobre los crímenes internacionales:
“La Asamblea General, Recordando sus resoluciones 2583 (XXIV) de 15 Diciembre 1969, 2712 (XXV) de 15 Diciembre 1970, 2840 (XXVI) de 18 Diciembre 1971, y 3020 (XXVII) de 18 Diciembre 1972, Teniendo en cuenta la necesidad especial de adoptar, en el plano internacional, medidas con el fin de asegurar el enjuiciamiento y castigo de las personas culpables de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, Habiendo examinado el proyecto de principios de cooperación internacional en la identificación, arresto, extradición y castigo de los culpables de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, Declara que las Naciones Unidas, en cumplimiento de los propósitos y principios enunciados en la Carta referentes al desarrollo de la cooperación entre los pueblos y al mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, proclaman los siguientes principios de cooperación internacional en la identificación, arresto, extradición y castigo de los culpables de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad:
1. Los crímenes de guerra y los crímenes de lesa humanidad, dondequiera y cualquiera que sea la fecha en que se hayan cometido, serán objeto de investigación, y las personas contra las que existen pruebas de culpabilidad en la comisión de tales crímenes serán buscadas, detenidas, enjuiciadas y, en caso de ser declaradas culpables, castigadas.
2. Todo Estado tiene el derecho de juzgar a sus propios nacionales por crímenes de guerra o crímenes de lesa humanidad.
3. Los Estados cooperarán bilateral y multilateralmente para reprimir y prevenir los crímenes de guerra y los crímenes de lesa humanidad, y tomarán todas las medidas internas e internacionales necesarias a ese fin.
4. Los Estados se prestarán mutua ayuda a los efectos de identificación, detención y enjuiciamiento de los presuntos autores de tales crímenes, y, en caso de ser éstos declarados culpables, de su castigo.
5. Las personas contra las que existan pruebas de culpabilidad de que han cometido crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad serán enjuiciadas y, si son declaradas culpables, castigadas, como regla general en los países donde cometieron esos crímenes. A este respecto, los Estados cooperarán en cuestiones de extradición de estas personas.
6. Los Estados cooperarán mutuamente en la compilación de informaciones y documentos relativos a la investigación a fin de facilitar el enjuiciamiento de las personas a que se refiere el párrafo 5 supra e intercambiarán tales informaciones.
7. De conformidad con el artículo 1 de la Declaración sobre el Asilo Territorial, de 14 Diciembre 1967, los Estados no concederán asilo a ninguna persona respecto de la cual existan motivos fundados para considerar que ha cometido un crimen contra la paz, un crimen de guerra o un crimen de lesa humanidad.
8. Los Estados no adoptarán disposiciones legislativas ni tomarán medidas de otra índole que pueden menoscabar las obligaciones internacionales que hayan contraído con respecto a la identificación, la detención, la extradición y el castigo de los culpables de crímenes de guerra y de crímenes de lesa humanidad.” Etc. [UNGAR 3074 (1973)]
Y del mismo modo que podemos hablar de Estrados criminales, puede hablarse ya de Estados Terroristas. Veamos. Tras la Segunda Guerra Mundial, y en las primeras formulaciones de los organismos internacionales, el concepto de terrorismo “se” limitaba a los autores no-estatales. El concepto de terrorismo “exterior”: “inter-nacional” o trans-nacional, implicaba un ámbito multi-nacional del terrorismo; pero conservando siempre la misma idea de que el agente terrorista era no-estatal, y excluyendo la autoría del terrorismo realizado por Estados. Sin embargo, “reaparece” luego la noción de Terrorismo de Estado, o de Estado Terrorista, con un Estado como agente perpetrador de actos de terrorismo. También aparece la idea de terrorismo inter-nacional (entre Naciones), con un “Estado terrorista” como autor:
“El Consejo de Seguridad, Profundamente preocupado por la persistencia en todo el mundo de actos de terrorismo internacional en todas sus formas, incluidos aquéllos en que hay Estados directa o indirectamente involucrados, que ponen en peligro o destruyen vidas inocentes, tienen un efecto pernicioso en las relaciones internacionales y comprometen la seguridad de los Estados,” etc. [S/Res/731 (1992)]
“El Consejo de Seguridad, Profundamente preocupado por la persistencia a nivel mundial de actos de terrorismo internacional en todas sus formas, que ponen en peligro vidas inocentes u ocasionan su pérdida, repercuten negativamente en las relaciones internacionales y amenazan la seguridad de los Estados, [...] Convencido de que la supresión de actos de terrorismo internacional, incluidos aquéllos en los que están involucrados los Estados, es un elemento indispensable para el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales,” etc. [S/Res/1044 (1996)]
“El Consejo de Seguridad, [...] Reafirmando que la supresión de actos de terrorismo internacional, incluyendo aquéllos en que hay Estados involucrados, es esencial para el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales,” etc. S/Res/1070 (1996)]
Se deduce igualmente de ello que pueden imponerse “sanciones obligatorias contra los Estados que realizan o eventualmente apoyan tales actividades”.
Es incomprensible que el Gobierno de Ukraina no aireara públicamente ante el Mundo entero las obligaciones de los Estados garantes por el Memorándum de Budapest, y que no exigiera a los Estados Unidos y al Reino Unido – y a China y Francia – su cumplimiento, cuando veía la amenaza terrorista de la “Federación de Rusia” al acumular junto a sus fronteras una inmensa concentración de tropas, armamento y logística destinados a invadir el Estado de Ukraina. Por el contrario, las declaraciones de su Presidente Zelenski: en total perjuicio para los lícitos intereses y la seguridad de Ukraina, consistían en no hablar en absoluto de dichas obligaciones; en rebajar – si es que no negar – la relevancia de los informes que le eran proporcionados sobre aquellos alarmantes e inequívocos preparativos bélicos (que incluían unidades de intendencia, hospitales de campaña etc.); y en decir que allí prácticamente no ocurría nada, todo ello en total coincidencia con la propaganda y las declaraciones mentirosas de Putin, según las cuales no ocurría nada que no fuera “histeria de Occidente”. Unas afirmaciones que por supuesto sí eran perfectamente coherentes con sus criminales proyectos de agresión, al servicio de sus aspiraciones de imperialismo y hegemonía sobre Europa.
(Son éstos los funestos peligros que derivan del amateurismo en la política, concebida como un ‘show’ que realizan “políticos” sin la menor preparación lanzados por los mass-media como un producto de moda. La dignidad y valentía que está mostrando actualmente el Presidente Zelenski: las cuales lo honran y engrandecen su figura en estos momentos de tragedia para su País, no sirven ya, por desgracia, para detener el horror de los crímenes desatados y largamente preparados por el criminal régimen imperialista y mafioso-kagebista de Putin-Lavrov/Peskov-Zakharova contra Ukraina; de lo cual él fue advertido pero que no quiso creer a pesar de tenerlo ante los ojos.)
De entre los mencionados garantes de su seguridad e integridad en el Acto de Budapest, ¿qué podía esperar Ukraina del régimen “comunista” – despótico-asiático, imperialista y totalitario – de China, que ha estado observando con interés el desenlace de este lance para aplicarlo a continuación a su propio expansionismo criminal, imperialista y colonialista sobre los Pueblos y los Estados de Taiwán, Tíbet y Turkestán Oriental (sin olvidar Manchuria y Mongolia del Sur): sometidos a una permanente violación de sus derechos humanos fundamentales y ante todo de su derecho internacional de autodeterminación o independencia, bajo la ocupación o la amenaza de ocupación militar de China? Ciertamente nada, como el imperialista aliado de Putin – que no del Pueblo Ruso – que es. (Véase nuestro texto ‘El Imperialismo Chino contra el derecho de autodeterminación de los Pueblos’, publicado en este blog el 6 de Agosto de 2022.)
Pero la debilidad y la falta de moral de los gobernantes de los Estados Unidos, el Reino Unido y Francia frente al expansionismo de Putin contra Ukraina desde 2014 no tienen excusa; han consistido prácticamente en una invitación a Putin para que hiciera lo que quería hacer en y con Ukraina (desde que adoptaron como propia la política de claudicación y “apaciguamiento” ante él “amadrinada” por la Canciller de Alemania, Ángela Merkel); y durante todos estos años han sido semejantes a la claudicación y el “apaciguamiento” de ellos ante Hitler en el Acuerdo de Múnich de 30-Septiembre-1938 en perjuicio de Checoslovaquia. ¡Vergüenza! Los espíritus de los asesinados y las vidas rotas por los criminales Hitler/Putin: en Checoslovaquia y resto de Europa desde 1938, en Georgia desde 2008, en Ucrania desde 2014, y en los bombardeos de arrasamiento (‘carpet bombing’) en Siria desde 2015, claman venganza junto con todas las inocentes víctimas del imperialismo, siempre rampante ante la cobardía, el egoísmo y las “astucias” de políticos miserables:
Aquí, la Alemania Nazi [como podrían haberlo dicho – y sin duda lo dirían – de la España Franquista: su aliada y protegida, respetada siempre por las ‘democracias occidentales’] es considerada como un ariete muy útil contra el bolchevismo; por el contrario, Checoslovaquia apenas tiene portavoces en esta reunión, tan pocos como en la prensa conservadora.
[Se refiere este comentario a la camarilla que formaba el llamado ‘Cliveden Set’: reuniones de fin de semana que se mantuvieron en Inglaterra durante el verano de 1938 en la mansión Cliveden, a las que acudía cierta élite y la clase política conservadora británica que apoyaba la ‘Política de Apaciguamiento’ con Hitler, y entre cuyos invitados habituales estaban el Primer Ministro, Lord Chamberlain, y su ministro de exteriores, Lord Halifax.]
En el verano de 1938, algunos periódicos británicos – tales como el Daily Express y el Daily Mail – reprochaban a los Checos el haber tardado demasiado tiempo en hacer las concesiones necesarias, con lo que el mundo corría peligro de verse inmerso en otra guerra mundial; así pues, desde ese punto de vista los Checos habían perdido mucha popularidad. Se pensaba que les correspondía a ellos hacer las concesiones necesarias para asegurar la paz en Europa; que eran ellos los que ponían el mundo al borde de la guerra por empeñarse en mantener esa franja de tierra: ‘que le den el territorio de los Sudetes a Hitler, y entonces éste dejará al resto del mundo en paz’, muchos pensaban así. Entre los huéspedes de Cliveden también se encontraba el Editor de The Times, Geoffrey Dowson, y a principios de Junio [1938] escribe en su editorial que la única salida posible es ceder los Sudetes al Reich Alemán.”
“Ceder los Sudetes al Reich Alemán”... al igual que desde 2014 se ha estado proponiendo cerrar los ojos ante las exigencias de Putin y las agresiones y anexiones del Imperialismo Moscoviano – Crimea, Donbas – contra el Pueblo y el Estado Ucranianos; creyendo igualmente de forma estúpida y suicida “que así Hitler/Putin dejará al resto del mundo en paz”.
Al parecer, la supuesta “invitación” a Putin a que nos hemos referido ha sido entendida por éste: completamente por su cuenta y riesgo y sin la menor cautela, desde luego, como una nueva edición del engañoso “permiso” que Saddam Hussein creyó haber recibido – y que probablemente recibió de forma verbal – de las Potencias Occidentales, y ante todo de los Estados Unidos de América, para entrar militarmente en Kuwait, en Agosto de 1990, y realizar la reunificación de esa antigua provincia con el Estado de Iraq del que legítimamente siempre había formado parte; algo que los genuinos levantamientos populares de los años 30 – sobre todo de 1938 – habían solicitado frente al intervencionismo de los británicos, orientado a la secesión de ese territorio por los intereses colonialistas de éstos.
La “intervención internacional” que siguió a aquella agresión de Irak causó, además de los horribles crímenes contra la Humanidad representados por los bombardeos sobre Bagdad en Enero-Febrero de 1991, un daño inmenso a la credibilidad de esas Potencias como pretendidas defensoras de la causa de los derechos humanos y la democracia (más aún por su posterior agresión en la Guerra contra Irak en 2003: “justificada” con falsedades y engaños sobre sus supuestas “armas de destrucción masiva”), hasta el punto de devaluar los avisos que el Presidente ucraniano Zelenski recibía de ellas sobre la inminente agresión de Rusia contra ese País.
Pero en este caso de ahora y bien distintamente, como veremos, el proyecto de Putin de anexionar Ukraina a “Rusia” está construido sobre la base de las mistificadas concepciones de la historiografía Nacionalista-imperialista moscoviana, apoyadas en las demandas de sus Colonos y en los Renegados ucranianos; y no tenía otra “justificación” que el eterno imperialismo colonialista moscoviano sobre ese País. Por desgracia, aquel ejemplo no ha inducido en el mandatario ruso la más mínima prudencia a pesar de las advertencias de demoledoras sanciones para su País, en el caso de que agrediera a Ucrania, que fueron absolutamente públicas, claras y sinceras en todo momento.
En resumen, la esperanza de que Putin se metiera él solito en el delirio Nacionalista de restablecer el Imperio Moscoviano zarista-bolchevique y ahora putinista: nuevamente restaurado sin subterfugios ideológicos “soviéticos” interpuestos y voceado por él simplemente como “Rusia!” (‘Rossiya, Rossiya’!); y de que acometiera la criminal y nunca abandonada empresa de sojuzgar a Ukraina, para – sobre esa base – tener a continuación la justificación y la posibilidad legal de arruinar a Rusia mediante una duradera guerra de desgaste tanto militar como económica contra su criminal régimen, es una explicación de lo sucedido que se presenta como perfectamente plausible y que tiene visos de haber funcionado a la perfección.
Pero, en cualquier caso, es innegable que la agresión unilateral y los crímenes de la “Federación de Rusia”: acometidos contra el Pueblo y el Estado Ucranianos desde Febrero-Marzo de 2014 y “justificados” sobre las falsificaciones histórico-sociológicas del Nacionalismo imperialista moscoviano que Putin ha decidido explotar, todo ello es de la exclusiva responsabilidad de Vladímir Putin; y va a causar a los Pueblos Ucraniano sobre todo, pero también a los Pueblos dominados bajo el Imperio Moscoviano y a sus vecinos europeos, las mismas desgracias que causaron al Pueblo Alemán y a esos mismos vecinos las similares alucinaciones imperialistas de Hitler. (Por cierto, el petróleo que movió tanto los tanques nazis en la Blitzkrieg contra Polonia y después contra los Países Bajos, Bélgica y Francia, así como los aviones nazis durante la Batalla de Inglaterra, fue proporcionado a Hitler por Stalin tras el Pacto germano-soviético firmado entre la Alemania Nazi y la Unión Soviética el 23 de Agosto de 1939.)
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Como indicábamos al comienzo de este texto, el Nacionalismo imperialista y expansionista moscoviano es una empresa histórica unilateral de agresión y dominación de otros Pueblos, Países y Estados, que viene de forma ininterrumpida al menos desde el siglo XVI hasta el día de hoy. La Rusia que conocemos hoy mantiene la misma concepción sobre el mundo que Rusia siempre ha mantenido; con los inevitables cambios sociológicos que la evolución y el desarrollo de los tiempos han traído. El régimen actual de Rusia no es una aberración, ni siquiera es una anomalía o desviación del modelo de régimen ruso de siempre: autocrático, militarista, represivo, y enemigo de un Occidente que es percibido en su conjunto como una “amenaza” – cultural y política – tanto para la propia expansión moscoviana sobre otros Países, así como para el mantenimiento de su Estado totalitario también hacia dentro de la propia sociedad “rusa”. Un Estado totalitario que es intrínsecamente necesario para el mantenimiento de su sistema imperialista-fascista de dominación y ocupación militar sobre otros Pueblos y Estados. Sin que Occidente haya hecho nada para provocar esta realidad, y mucho antes de que existiera la NATO: lo cual es presentado ahora por Putin como la razón para su agresión contra Ucrania, “Rusia” ya era así.
Efectivamente, ya en Diciembre de 1939, la Sociedad de Naciones decidía expulsar de su seno a la Unión Soviética, dos semanas después de haber iniciado su guerra de agresión contra Finlandia en la denominada “Guerra de Invierno”: resultado de su pacto de no-agresión firmado en Agosto de ese año con la Alemania Nazi de Hitler para un nuevo reparto conjunto de Polonia y la anexión rusa de todos los Estados Bálticos, y sin que hubiera OTAN alguna de por medio. Así pues, no se ve por qué la UNO – sucesora de aquella Sociedad – no debería hacer ahora otro tanto con la denominada “Federación de Rusia” – pretendidamente sucesora de la URSS – por su guerra de agresión contra el Pueblo Ucraniano y su legítimo Estado, de cuya independencia e integridad esa “Federación” era garante por el Memorándum de Budapest.
Por otra parte, es preciso denunciar también el calculado genocidio contra los Pueblos no-rusos que están siendo utilizados como carne de cañón en esta agresión contra Ucrania: Buriatos, Chechenos etc.; una limpieza étnica o directamente un genocidio con el que Putin está destruyendo esos Pueblos (vistos como obstáculos para el imperialismo moscoviano), a la vez que preservando a su propio pueblo ruso de pagar un tributo de la sangre como precio por su imperialismo:
“El tributo y la extorsión de la sangre ha sido siempre parte del tributo y la extorsión que el imperialismo impone siempre y necesariamente a los Pueblos sojuzgados. Dada su contemporánea escasez, como consecuencia del proceso de liberación de los Pueblos, el resurgimiento de los nuevos ejércitos profesionales ha dado un nuevo impulso al reclutamiento de mercenarios, fijos o contractuales, que siguen ‘haciendo comercio con su cuerpo’ y con su vida, y pagando ‘voluntariamente’ con sangre el precio del imperialismo y el colonialismo en el nuevo mundo ‘liberal’ globalizado.
“La cuestión de los mercenarios ha adquirido renovada importancia con el colonialismo moderno y los nuevos ejércitos profesionales, siempre a costa de los Pueblos previamente subdesarrollados. Con el procedimiento del servicio militar obligatorio, las fuerzas armadas se reclutan por la violencia para ejercer la violencia; y los ejércitos profesionales hacen lo mismo sobre bases comerciales. Los imperios metropolitanos han sabido siempre apreciar en su justo valor las tropas de los Pueblos ocupados y colonizados: particularmente como carne de cañón para sus criminales enfrentamientos y empresas de expansión, en las que esas tropas ponen los muertos y heridos; con lo cual el imperialismo gana por partida doble. Frente a ello:
“La Asamblea General, [...] Reafirmando las declaraciones hechas en las resoluciones de la Asamblea General 2548 (XXIV) de 11 Diciembre 1969, y 2708 (XXV) de 14 Diciembre 1970, de que la práctica de usar mercenarios contra los movimientos de liberación nacional en los Territorios coloniales constituye un acto criminal, [...], Solemnemente proclama [...]; 5. El uso de mercenarios por los regímenes coloniales y racistas contra los movimientos de liberación nacional que luchan por su libertad e independencia contra el yugo del colonialismo y la dominación extranjera se considera que es un acto criminal y en consecuencia los mercenarios deberían ser castigados como criminales” etc. [UNGAR 3103 (1973)]
“Según el Artículo 47 del Protocolo (I) Adicional (Junio-1977) a las Convenciones de Ginebra: “1. Un mercenario no tiene derecho al estatuto de combatiente o prisionero de guerra”. Y a mayor abundamiento:
“La Asamblea General, [...], Recordando igualmente sus resoluciones 2465 (XXIII) de 20 Diciembre 1968, 2548 (XXIV) de 11 Diciembre 1969, 2708 (XXV) de 14 Diciembre 1970, 3103 (XXVIII) de 12 Diciembre 1973, y 3314 (XXIX) de 14 Diciembre 1974 concernientes al uso y reclutamiento de mercenarios contra movimientos de liberación nacional y Estados soberanos, [...]; 7. Reafirma que la práctica de usar mercenarios contra movimientos de liberación nacional y Estados soberanos constituye un acto criminal y que los mercenarios mismos son criminales, y llama a los Gobiernos de todos los países a establecer legislación que declare que el reclutamiento, financiación y entrenamiento de mercenarios en su territorio y el tránsito de mercenarios a través de su territorio son delitos punibles, y prohibiendo a sus nacionales servir como mercenarios, y a informar sobre tal legislación al Secretario General.” [UNGAR 33/24 (1978), y 35/35 (1980)]”
(Véase el Capítulo XV – ‘El Imperialismo frente al Derecho Internacional (XV)’ / ‘Imperialism vs. International Law (XV)’, de nuestra obra general ‘EUSKAL HERRIA Y EL REINO DE NABARRA, O EL PUEBLO VASCO Y SU ESTADO, FRENTE AL IMPERIALISMO FRANCO-ESPAÑOL / EUSKAL HERRIA AND THE KINGDOM OF NABARRE, OR THE BASQUE PEOPLE AND ITS STATE, AGAINST FRENCH-SPANISH IMPERIALISM’.)
En cualquier caso, cuando la tragedia en Ukraina está consumada por la falta de resolución y de principios morales de “las democracias occidentales” en 2014: una realidad de la que Putin y el Chino tomaron nota, dichos Países se alarman ahora ante las amenazas del primero contra Finlandia y Suecia. Pues bien, ante ello, es preciso volver a recordarles unas palabras sobre el deshonor, dichas en una situación que es en todo semejante a la actual:
“Se os dio a elegir entre el deshonor o la guerra. Elegisteis el deshonor, y tendréis la guerra.” (Winston Churchill a Neville Chamberlain, 1938, tras la firma del Acuerdo de Múnich aceptando las exigencias expansionistas de Hitler.)
Para entenderlas correctamente hay que tener presente: y cada vez más claramente, si lo que pretendemos es preservar la salvación de la Humanidad y la civilización, que el único ‘honor’ verdadero consiste estrictamente en el mantenimiento y la defensa de los derechos humanos fundamentales, y ante todo del derecho de autodeterminación o independencia de todos los Pueblos: “primero de los derechos humanos fundamentales y condición previa para el pleno disfrute de todos ellos”, según ha establecido el Derecho Internacional contemporáneo reconocido por las Naciones Unidas; lo cual es todo lo contrario del imperialismo y el colonialismo.
“El honor es una necesidad vital del alma humana. [...] Toda opresión crea un hambre, con respecto a la necesidad de honor, puesto que las tradiciones de grandeza que poseen los oprimidos no son reconocidas [como efecto de la opresión], faltas de prestigio social. Estamos ahí siempre ante el resultado de la conquista.” Etc. (Simone Weil; ‘L‘Enracinement. Preludio para una Declaración de Deberes hacia el Ser Humano’, 1949.)
Todo ello implica la afirmación y el respeto de la Autodeterminación o Independencia de TODOS los Pueblos, dicho en positivo, o sea: la abolición del imperialismo sobre los Pueblos (que es el correlativo negativo de su Autodeterminación o Independencia), así como la retirada incondicional e inmediata de toda fuerza de ocupación extranjera sobre los Pueblos y sus Estados legítimamente constituidos sobre el principio de derechos iguales y Autodeterminación o Independencia de los Pueblos, y no sobre el principio del Nacionalismo imperialista – Nacionalismo en sentido estricto – y la conquista, dominación y colonización sobre otros Pueblos.
Éste es precisamente el caso del Nacionalismo moscoviano y de su criminal Estado imperialista, terrorista y totalitario: primero zarista, después “bolchevique”, y ahora mafioso-kagebista-putinista, que han sido históricamente impuestos sobre el Pueblo Ucraniano – y el Pueblo Checheno, entre otros – por los Ejércitos, los agentes ideológicos civiles, religiosos y militares, y los Colonos “rusos””, con el apoyo a ultranza de los Renegados autóctonos de esos Pueblos que el Imperialismo Moscoviano mantiene sojuzgados. Exactamente igual que ocurre en nuestro País con el Nacionalismo imperialista español y francés y sus Estados imperial-totalitarios, criminalmente impuestos sobre el Pueblo Vasco y su legítimo Estado, el Reino de Nabarra; en último término mediante la rebelión Nazi-Fascista española y el genocidio contra el Pueblo Vasco de 1936-1937.
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Frente a las constantes interferencias y pretensiones de dominación de Ukraina – y otros Países – por el Zarato ( = Reino) de Moscovia y su régimen de servidumbre de la gleba y rusificación forzada: “legitimado” todo ello por la ilegal pretensión de hegemonía del Patriarcado ortodoxo de Moscú sobre el de Kiev (una concesión de supremacía que Moscú obtuvo de Constantinopla en 1686 mediante presiones y simonía, y que fue abolida el 5-Enero-2019 por el Patriarca Ecuménico Bartolomé I mediante el Tomos que restauraba la autocefalia de la Iglesia Ortodoxa de Ukraina bajo el Metropolitano de Kiev); frente a todo aquel estado de cosas, decimos, el proyecto de conseguir la independencia para el Pueblo Ucraniano, y de garantizarla definitivamente mediante la creación de un Estado ucraniano moderno y avanzado, fue concebido a principios del siglo XVIII por Ivan Mazepa y Pylyp Orlyk, quienes comprendieron que su única posibilidad estratégica: “lógica e inevitable, impuesta por la necesidad de liberar la patria”, según ellos mismos lo expresaron, consistía en ampararse en la esfera de contra-poder que les ofrecía la alianza con Suecia frente al zar moscovita, el cual amenazaba la existencia en libertad del Pueblo Ucraniano.
Por desgracia, esa coalición formada por Carlos XII de Suecia y las tropas cosacas de Mazepa fue derrotada por el zar Pedro I en la batalla de Poltava (Ukraina, 1709)), es decir, en lo que fue una clara acción defensiva: dentro del territorio de Ukraina, frente a la agresión y el expansionismo del zar moscovita; exactamente igual que lo que está ocurriendo en nuestros días. Esta derrota retrasó la independencia de Ukraina durante casi trescientos años (si exceptuamos la breve independencia declarada por su Rada Central en 1918 y abortada por Lenin y Trotsky en 1922, para obligar a Ukraina a constituir la llamada “Unión Soviética”); con todo lo que ello significó en términos de continuación de la rusificación forzada y la opresión-colonización: ruso-zarista primero y después ruso-soviética, apoyadas por los inevitables Renegados autóctonos al servicio del Nacionalismo imperialista gran-ruso, y por la expansión de Colonos rusos por todos los Países ocupados. Unos Países que todos los Nacionalistas-imperialistas rusos, no importa cuál sea la coartada ideológica que manifiesten para “justificarlo”: desde la Nacional-ortodoxa del Patriarca Kirill/Vladímir, a la Nacional-mafiosa-putinista actual pasando por la Nacional-comunista del Pcus, niegan como tales Países distintos y soberanos, y los declaran como de su propiedad.
Aquella victoria de Pedro I y de su régimen imperialista y despótico: cantada por Pushkin en su poema ‘Poltava’ (1829) que glorificaba a Pedro I y presentaba la batalla como una gran gesta del Nacionalismo imperialista “ruso”, fue una gran desgracia para su Pueblo y los derechos humanos fundamentales en general (al igual que lo sería ahora una victoria de Putin), puesto que ella estableció las bases para la Autocracia y el Despotismo asiático del zar sobre el Pueblo de Moscovia y el resto de Pueblos dominados por el imperialismo nacionalista “ruso” para los siglos venideros. Éste fue el resultado inevitable de aquella victoria, del mismo modo que la victoria del rey francés en Bouvines (1214) había establecido las bases para el Absolutismo en Francia; mientras que la “vencida” Inglaterra se encaminaba hacia una sociedad constituida sobre un sistema de libertades, garantías y contrapesos establecidos al año siguiente de la “derrota” mediante la ‘Magna Carta’ (1215), impuesta al vencido rey inglés por sus barones. Según afirma el historiador Ernest Lavisse, “las dos Naciones emprendieron caminos distintos: Inglaterra hacia la libertad; Francia hacia el absolutismo”.
(Al igual que había ocurrido a comienzos del siglo XIII con las Batallas de Las Navas, Muret y Bouvines en 1212, 1213 y 1214 [lo cual quedó expuesto en nuestro ‘Manifiesto del Movimiento Vasco de Resistencia y Salvación Nacional’, publicado en Español, Euskara, Francés e Inglés’], el siglo XVIII se inició – y en años bastante seguidos también – con tres batallas cuyas desenlaces fueron igualmente favorables al reforzamiento del despotismo en el Continente europeo, y al bloqueo de la libertad de los Pueblos. Se trata de las Batallas de Almansa [Reino de Valencia] en 1707; Poltava [Ucrania] en 1709; y Barcelona [Principado de Catalunya] en 1714. Véase nuestra obra ‘Apuntes sobre la Historia del Pueblo Vasco/Euskal Herria y de su Estado: el Reino de Nabarra’ / ‘Notes on the History of the Basque People/Euskal Herria and its State: the Kingdom of Nabarre’.)
Efectivamente, el zar moscovita Pedro I: quien por su notoria crueldad muchos piadosos rusos creían que era el Anticristo, tras firmar la paz con Suecia – y confiscando como propio el corónimo del antiguo Rus de Kiev – se hizo proclamar en 1721 Emperador de Todas las Rusias (22 Octubre 1721); y es de este modo como el Zarato de Moscovia pasó a llamarse Imperio Ruso.
Dadas las nuevas circunstancias creada como consecuencia de la batalla de Poltava, los eternos Traidores y Renegados comenzaban a realizar sus contorsiones para re-situarse ante la nueva situación. Es el caso del arzobispo de origen ucraniano Theophan Prokopóvich, quien en 1707, siendo aún un monje, había escrito una obra de teatro en la que glorificaba al Gran Príncipe del Rus de Kiev Vladímir I y que dedicó a Ivan Mazepa. Sin embargo, al producirse la derrota de éste en Poltava se pasó al bando de la nueva “Rusia” y se convirtió en el ideólogo del imperialismo de Pedro I “el Grande” (aunque sólo sea grande por sus crímenes, como diría Lenin), y uno de sus más estrechos colaboradores, según Pushkin lo menciona (sólo por su nombre Feofán) en su obra ‘El negro de Pedro el Grande’. Los fundamentos para la introducción del dogma de la Santísima Trinidad en la política “rusa”: en la que estos fanáticos monjes introdujeron el demencial misticismo – la mistificación – de una pretendida “Rusia santa y triuna” formada por la “Gran-Rusia” (o sea: el Zarato de Moscovia), la “Pequeña-Rusia” (el Rus de Kiev-Ucrania), y la “Rusia-Blanca” (Belarus), quedaban asentados; y un siglo después, el ministro zarista Uvárov establecería sus dogmas Nacionalistas-imperialistas mediante un nuevo conjunto de supercherías “trinitarias” con su “Tríada de la Nacionalidad oficial”, como veremos.
[Nota: Hacemos aquí un inciso, con posterioridad a la publicación inicial de este texto, para indicar que, entrevistado V. Putin el miércoles 13 de Marzo de 2024 por su agente propagandista D. Kiselyov, “director general” del grupo mediático ‘Rossiya Segodnya’ (una entrevista transmitida dos días antes del inicio de las “elecciones generales” para su quinta re-elección como presidente de la “Federación de Rusia”, y realizada bajo estrictas pautas de obsequioso servilismo, propaganda, desinformación e intimidación), el entrevistado, consciente del agotamiento ideológico de la mencionada Tríada, dejó constancia de la nueva “tríada” en la que él basa sus aspiraciones actuales:
“Pregunta: [...] ¿Estamos realmente preparados para una guerra nuclear?
“Vladímir Putin: Desde el punto de vista técnico-militar, por supuesto estamos preparados. Ellos [las tropas] están constantemente en estado de preparación para el combate. Esto es lo primero. Segundo (esto también es algo generalmente aceptado): nuestra tríada nuclear es más moderna que cualquier otra tríada, y sólo nosotros y los estadounidenses tenemos esa tríada.” Etc.
Sobre la naturaleza de semejantes “elecciones generales”: en las que “no son los votos los que sirven en Rusia para ascender y mantenerse en el poder sino la pistola, el puñal y el veneno”, véase, entre otros, nuestro texto “Elecciones legislativas” bajo el imperialismo y el totalitarismo: una falsa fachada de legitimidad y democracia.]
En aquel estado de cosas, y a pesar de la derrota, Pylyp Orlyk estableció en la ciudad de Bender – actual República de Moldova – una especie de Gobierno ucraniano en el exilio, y en 1710 proclamó allí una Constitución para Ucrania que lleva su nombre: “Constitución de Pylyp Orlyk”, también conocida como “Constitución de Bender”, escrita en Ucraniano y Latín: “Pactos y Constituciones de Derechos y Libertades del Ejército Zapórogo”. Y en su mismo Preámbulo, tras exponer los esfuerzos del poder moscoviano “para limitar y anular por todos los medios disponibles los derechos y libertades” del Pueblo Ucraniano, y justificar por tanto su política de oposición al imperialista Zarato de Moscovia y de alianza con Carlos XII de Suecia – seguida por Iván Mazepa y él mismo – “como lógica e inevitable, impuesta por la necesidad de liberar la patria”, este autor estableció de entrada como objetivo prioritario de la Constitución la independencia del nuevo Estado, afirmada naturalmente frente a Moscovia.
En dicha Constitución, además de proclamar la necesidad de mantener la independencia de Ucrania frente a toda dominación y explotación extranjera, así como la fe ortodoxa independiente del Patriarcado de Moscú, y de garantizar la inviolabilidad de las fronteras, Orlyk estableció el principio de la separación de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial del Estado; planteando por tanto este principio treinta y ocho años antes que fuera formulado por el Barón de Montesquieu en su obra ‘Del Espíritu de las Leyes’ (1748). Aquel interesante proyecto de independencia para el Pueblo Ucraniano fue pionero: no sólo por relación a la calamitosa situación social del Imperio moscoviano-zarista sino incluso para los estándares que por aquel entonces estaban vigentes en las áreas de organización democrática de la sociedad de Europa occidental.
Es preciso recordar que la Constitución de Pylyp Orlyk antecede en 45 años a la Constitución que Pasquale Paoli redactó en 1755 para Córcega: primera escrita en Italiano y primera en conceder el voto a las mujeres; en 77 años a la Constitución de los Estados Unidos aprobada en 1787 por la Convención de Filadelfia; y en 81 años a la Constitución de la Mancomunidad de Polonia-Lituania: la “Constitución del 3 de Mayo de 1791”, que fue aprobada con un aplastante apoyo popular. Los actuales colonos “rusos” y sectores “pro-rusos” de Ucrania no son ninguna novedad: la Guerra Ruso-Polaca de 1792, llamada “Guerra en Defensa de la Constitución”, se desató precisamente por la oposición que mantenían contra ella tanto los “pro-rusos” sectores aristocráticos y reaccionarios polaco-lituanos (unidos en la llamada “Confederación de Targowica”, que se creó en Sankt Petersburg bajo el amparo y la instigación de la “emperatriz” Catalina II), así como el Imperio Ruso que ella gobernaba.
La “emperatriz”, temerosa del “efecto contagio” que aquella Constitución – y las libertades que ella establecía – podían suponer en Rusia, invadió la Mancomunidad de las Dos Naciones de Polonia-Lituania sin declaración de guerra; al igual que Vladímir Putin, temeroso del efecto contagio que podía tener en Rusia la consolidación de la democracia en Ukraina (tras el Alzamiento del Euromaidán en 2014 por su Independencia Nacional y en contra de su gobierno-títere en manos de Putin), invadió ese País justo después de aquellos hechos, también sin declaración de guerra y ocultando las insignias de sus agentes-corsarios. La traición del rey polaco llevó en 1793 a la anulación ilegal de la Constitución y a la Segunda Partición-Anexión de la Mancomunidad de Polonia-Lituania por el Imperio Ruso. De este modo, el Imperialismo Moscoviano impidió la independencia y la democracia – ambas realidades son inseparables en los Países que están bajo el imperialismo de una dominación extranjera – en Polonia, Lituania y Ucrania; al igual que el imperialismo de Francia había arruinado en 1769 la de Córcega, al anexionarse esa isla mediante agresión y ocupación militar.
Así pues, conseguida en 1709 la dominación de Ukraina, el expansionismo y colonialismo moscoviano continuó en aquella región. Las grandes miserias de los campesinos provocaron, ya bajo el reinado de Catalina II, el levantamiento de Pugachev (1773-75), la mayor revuelta campesina que ha conocido Rusia y que fue ferozmente reprimida; lo que aprovechó Catalina II para destruir también en 1775 la Sich – sede fortificada – de los Cosacos Zaporogos, rodeada con la infantería y artillería del ‘Ejército Imperial Ruso’ y sometida mediante un ultimátum. Y el año 1783 marca un hito en ese nefasto proceso expansionista moscoviano, con su “introducción de la servidumbre en Ukraina, que hasta entonces no la había conocido” (M. Mourre, ‘Dictionnaire de l’Histoire’, 1981); y con su anexión de Crimea – por la instigación del agente Potemkin – en violación del Tratado de Küçük Kaynarca que el Imperio Ruso había impuesto a Turquía en 1774, según el cual se reconocía la independencia del Kanato de Crimea.
Indudablemente, de haber logrado Ukraina la victoria en 1709, la consolidación de su independencia bajo la Constitución de Pylyp Orlyk habría conducido las cosas de muy distinta manera; pero la evolución que iba a darse como resultado de la victoria del Imperialismo Nacionalista Moscoviano fue bien distinta. Durante los reinados de Pedro I y de Catalina II (también “la Grande”), la servidumbre y la opresión no dejaron de crecer para los súbditos del Imperio y también para el pueblo ruso: un régimen despótico-asiático de estos dos “emperadores” que los “historiadores” objetivamente lacayos al servicio del poder establecido presentan perversa o estúpidamente como “ilustrados”; y que, en esa misma línea de distorsión y falsificación, los “zares soviéticos” continuarían siendo presentados por ellos como “socialistas y comunistas”:
....“[...] Rusia había visto muchas cosas en mil años de historia. Durante los años soviéticos, el país había sido testigo de victorias militares mundiales, enormes construcciones, ciudades nuevas, presas que detenían el curso del Dniéper y el Volga y canales que unían los mares, la potencia de los tractores, de los rascacielos... La única cosa que Rusia no había visto en mil años era la libertad.
[...] “Como un licor viejo de miles de años, el principio de la servidumbre [de la gleba] se fortaleció en el alma rusa. [...]
“Pero cuanto más se parecía superficialmente la vida [rusa] a la vida de Occidente; cuando el fragor de sus fábricas, el ruido de las ruedas de las calesas y los trenes, el chasquido de las velas de sus barcos, y la luz cristalina de las ventanas de sus palacios más recordaban a la vida occidental, más crecía el abismo misterioso que separaba a la vida rusa de la europea.
“Aquel abismo consistía en que el desarrollo de Occidente estaba fecundado por el crecimiento de la libertad [propia, ya que no necesariamente la de otros], mientras que el desarrollo de Rusia estaba fecundado por el crecimiento de la [propia] esclavitud.
“La historia [del desarrollo] de la humanidad es la historia de su libertad. El crecimiento de la potencia de la humanidad se expresa sobre todo en el crecimiento de la libertad. [...] El progreso es, en esencia, progreso de la libertad humana. [...]
“[En cambio,] El desarrollo ruso ha revelado una extraña naturaleza: se ha confundido con el desarrollo de la falta de libertad. Año tras año, la esclavitud de los campesinos se ha vuelto más dura y cruel, cada vez ha ido menguando más su derecho a la tierra; al mismo tiempo, la ciencia rusa, la técnica y la educación estaban en continuo crecimiento, paralelamente al crecimiento de la esclavitud rusa.
“El nacimiento del sistema estatal ruso estuvo marcado por la esclavización definitiva de los campesinos, [...].
“La potente actividad de Pedro el Grande, [...] estaba ligada también a un potente progreso de la servidumbre. Pedro el Grande [...] Sometió a servidumbre a los ciudadanos libres del norte y a los odnodvortsi en el sur. Bajo el reinado de Pedro, a la servidumbre de los terratenientes se unió la servidumbre del Estado, que favoreció la educación y el progreso. [...], pero el abismo entre la libertad y la no-libertad cada vez se hacía más profundo.
“Así se llegó al espléndido siglo de Catalina II, el siglo del maravilloso florecimiento del arte y la cultura de Rusia, el siglo en que la esclavitud alcanzó su mayor desarrollo. [...].
“En Febrero de 1917 se abrió ante Rusia el camino de la libertad. Rusia escogió a Lenin. [...]. Y sin embargo toda la historia de Rusia obligó a Lenin, por extraño y grotesco que esto pueda parecer, a conservar la maldición de Rusia: el vínculo entre desarrollo y esclavitud. [...] Pero la tragedia de Rusia no fue sólo una tragedia rusa, fue una tragedia mundial. [...] La síntesis leninista entre ausencia de libertad y socialismo aturdió más al mundo que el descubrimiento de la energía atómica.
“Stalin reunió en sí todos los rasgos de la Rusia de servidumbre que ignoraba la piedad hacia los seres humanos. En su increíble crueldad, en su increíble perfidia, en su capacidad de fingir y aparentar, en su carácter rencoroso y vengativo, en su grosería y su humor, se vislumbra al tirano asiático. [...] Y el Estado que él construyó tuvo como principio elemental ser un Estado sin libertad. [...] En este Estado, no sólo los pequeños pueblos, tampoco el pueblo ruso tiene libertad nacional.
[No obstante, la opresión de los Pueblos no-rusos: sojuzgados y rusificados mediante la violencia criminal por el Nacionalismo imperialista y terrorista moscoviano, constituye para ellos una amenaza existencial definitiva que aboca a su liquidación como tales Pueblos; lo cual, obviamente, no admite equivalencia alguna con la situación del Pueblo ruso, por desgraciada que pueda ser.]
[...]
“El principio milenario según el cual el desarrollo de la cultura, la ciencia y la potencia industrial podía obtenerse a la par que crecía la ausencia de libertad: un principio puesto en práctica por la Rusia de los Boyardos, Iván el Terrible, Pedro el Grande y Catalina II, alcanzó su victoria plena con Stalin.” Etc. (Vasili Grossman; ‘Todo fluye’ [Vsio techiot], 5, 22, 24; 1961.)
A todo esto condujo la afirmación constante y a través de los siglos del Nacionalismo imperialista moscoviano. El fundamento ideológico de ese Nacionalismo fue expuesto en 1833 al zar Nicolás I por su ministro de educación, Serguéi Uvárov, en un influyente informe basado sobre una tríada de dogmas reaccionarios y Nacional-imperialistas gran-rusos bajo el lema: Pravoslávie, Samoderdzhávie, Naródnost, esto es, Ortodoxia (bajo el Patriarcado de Moscú), Autocracia (del zar), y Esencia nacional (Gran-Rusa, por oposición a la “Pequeña Rusia” que es como llamaban a Ucrania y a su idioma). Ello ocurría precisamente el mismo año en que se inició la primera Guerra de Independencia Nacional del Pueblo Vasco frente a la integración totalitaria en España, que le imponía el Nacionalismo imperialista español; una guerra que su historiografía oficial: con la colaboración de los inevitables Colonizados y los Renegados autóctonos “vascos” (a los que se unen siempre los eternos despistados), recupera, oculta y desfigura llamándola Guerra “carlista”.
Ese desarrollo ideológico del Nacionalismo imperialista moscoviano, impulsado por el ministro Uvárov, había sido alentado por el hecho de que el año anterior, mediante la encíclica ‘Cum primum’ (1832) dirigida “A los obispos de Polonia sobre la autoridad de los Príncipes”, el papa Gregorio XVI había condenado: con gran escándalo de los católicos de la entonces llamada “Polonia del Congreso” (de Viena, o “Zarato de Polonia”), el levantamiento que los patriotas polacos realizaron contra el dominio moscoviano; un levantamiento que había llevado a la Guerra Ruso-Polaca de 1830-1831 y en la que los patriotas polacos habían sido finalmente aplastados. Ante esta situación, la encíclica reafirmaba “la más sana doctrina de la obediencia que los súbditos deben prestar a su legítimo Príncipe”, es decir: la obediencia que los católicos polacos debían prestar “a su legítimo zar ruso”. (Véase el Capítulo 5 – El imperialismo romano-vaticano, de nuestra obra ‘Apuntes sobre la Historia del Pueblo Vasco/Euskal Herria y de su Estado: el Reino de Nabarra’.)
Esta ayuda ideológica de la Iglesia Católica: en reafirmación del “deber de los súbditos” polacos de acatar el ‘status quo’ criminalmente establecido por el Imperio Ruso, confirmado como legítimo por su máxima autoridad el papa, fue inmediatamente aprovechada, como puede verse, por los ideólogos del autocrático régimen zarista para consolidar su autoridad religiosa-político-nacionalista moscoviana sobre todos sus súbditos. Efectivamente, justo al año siguiente de aquella encíclica, y bajo la bendición de la Iglesia católica, quedaba formulada por el mencionado ministro la doctrina del Nacionalismo imperialista “ruso”, sobre aquel confirmado deber de “dar al Zar ( = César) lo que es del Zar”, y “a Rusia lo que era de Rusia”. La superchería es evidente, pero sigue funcionando a día de hoy en las mentes desquiciadas por el Nacionalismo imperialista moscoviano, en su relación con los Pueblos, Países y Estados no-rusos dominados por “Rusia”.
A partir de ahí, se incrementó la rusificación de Ucrania y la persecución contra su idioma nacional. Treinta años más tarde del mencionado informe del ministro Uvárov, el decreto – ukaz – secreto de Piotr Valuev (ministro ruso de “Asuntos Internos” del Emperador Alejandro II), conocido como ‘Circular Valuev’, establecía en 1863 la prohibición de publicaciones en idioma Ucraniano, afirmando además la inexistencia de tal idioma: “un idioma Pequeño Ruso separado nunca existió, no existe, y no existirá, y el idioma de ellos [o sea, de los Ucranianos, a quienes él llama “Pequeños Rusos”] usado por los plebeyos no es sino Ruso corrompido por la influencia de Polonia”, decía.
Mientras e producían estas “prohibiciones oficiales” que negaban la realidad, un joven ucraniano de veinticuatro años: siervo e hijo de siervos que en 1838 había sido rescatado de la servidumbre por amigos que reunieron el dinero para comprar su libertad y para que pudiera así acudir a la universidad, vetada para las personas como él, había creado sus grandes obras en Ucraniano. Era Tarás Shevchenko, el gran poeta y escritor que había llevado el idioma ucraniano – “que nunca existió, no existe, y no existirá” – a su esplendor, y que – tras haber pasado por la cárcel por su labor literaria – murió con 47 años en 1861.
Finalmente, el Ucraniano fue prohibido por completo con el – también secreto – Ukaz de Ems, promulgado por el propio Zar Alejandro II en 1876, prohibiendo el uso del Ucraniano en toda publicación y en toda producción artística (teatro etc.) y escolar. Este Decreto: con diversas vicisitudes en su funcionamiento según los momentos, nunca fue abolido, y por tanto sigue oficialmente en vigor. Por si todo eso fuera poco, en el siglo XX se produjeron asesinatos de masas étnicamente dirigidos contra los Ucranianos (Vinnitsa, 1937-38) y sus artistas tradicionales (asesinato de banduristas en Jarkiv, 1933); y sobre todo el genocidio del Pueblo Ucraniano mediante la creación de una hambruna (Holodomor) en 1932-1934.
Todavía en 1914, el mismo Lenin denunciaba:
“[...] Si Ucrania, por ejemplo, está destinada a formar un estado independiente, ello es un asunto que estará determinado por mil factores impredecibles. Sin intentar ociosas “conjeturas”, defendemos firmemente algo que está fuera de toda duda: el derecho de Ucrania a formar tal estado. Respetamos este derecho; no defendemos los privilegios de los Grandes Rusos con respecto a los Ucranianos; educamos a las masas en el espíritu de reconocimiento de ese derecho, en el espíritu de rechazar los privilegios estatales para cualquier nación.
“La posición de la ‘burocracia’ (pedimos perdón por este término inexacto) y de los terratenientes feudales de nuestro tipo de nobleza unida es bien conocida. Ellos rechazan definitivamente tanto la igualdad de las naciones así como el derecho de autodeterminación. Suyo es el viejo lema de los días de la servidumbre: autocracia, ortodoxia, y la esencia nacional – con la particularidad de que por esta última tan sólo se entiende la nación Gran-Rusa. Incluso declaran que los Ucranianos son un pueblo ‘ajeno’, y su propio idioma está siendo suprimido. [...] y mientras, se pierde de vista el nacionalismo de la nación opresora. [...].
“Sus ideas predominan, y su persecución de los no-Rusos por ‘separatismo’, por pensar en la secesión, es predicada y practicada en la Duma, en las escuelas, en las iglesias, en los cuarteles y en cientos y miles de periódicos. Es este veneno nacionalista Gran-Ruso el que está emponzoñando toda la atmósfera política de Rusia entera. Ésta es la desgracia de una nación; la cual, por someter a otras naciones, está fortaleciendo a la reacción en toda Rusia. Los recuerdos de 1849 y 1863 forman una tradición política viva, que, a menos que surjan grandes tormentas, amenaza con obstaculizar todos los movimientos democráticos y especialmente todos los movimientos social-demócratas para las próximas décadas.
“La reacción en Inglaterra está reforzada y fomentada por el sojuzgamiento de Irlanda (¡del mismo modo que la reacción en Rusia está fomentada por el sojuzgamiento de una serie de naciones!).” Etc. (V. Lenin; ‘El derecho de las naciones a la autodeterminación’, 4, 5, 10; 1914.)
Los Ucranianos, un pueblo “ajeno” cuya lengua estaba siendo suprimida... ¡en Ucrania, no en Rusia! Por desgracia, una vez llegados al poder, los bolcheviques de Lenin combatieron la independencia de Ukraina que su Rada Central había proclamado en su Cuarta Proclama Universal el 22 de Enero de 1918; y en 1922 obligaron a Ukraina a constituir junto con Belarus etc. la ‘Unión Soviética’, que mantenía la secular dominación del Imperialismo nacionalista de Moscovia sobre sus vecinos.
Tras la disolución de ese último imperio “ruso-soviético” en 1991, el remanente Estado imperial moscoviano al que llaman “Rusia” pudo haber re-orientado su camino hacia una política de paz, desarrollo y progreso para su Pueblo, y de respeto y convivencia pacífica para sus vecinos y el resto de Pueblos que seguía manteniendo sojuzgados; pudo haberse re-inventado de nuevo como un verdadero contra-poder en el mundo, abanderando una auténtica multi-polaridad democrática establecida sobre la defensa de los derechos humanos fundamentales y ante todo del derecho de autodeterminación o independencia de todos los Pueblos, con lo cual habría adquirido un papel de primer orden en el mundo frente al imperialismo internacional. Por supuesto, ello le exigía el abandono de toda veleidad de dominación Nacionalista “rusa” sobre los Pueblos, Estados y Territorios que aún seguían dominando desde el Mar Báltico al Océano Pacífico.
Pero, en lugar de hacer eso, el Gobierno de Moscú se dedicó a reforzar entre su población la demencia de su criminal Nacionalismo imperialista sobre TODOS los Pueblos y Estados que en el pasado ellos había dominado; una empresa de dominación en la que se empeñó en hacerle ver a su pueblo que estaba su gloria. Y así, añorando una vez más la re-instauración del imperio de los zares Romanov y Soviéticos en todo su alcance, se volvió a tomar una vez más esa misma salida equivocada con el propósito de seguir siendo un protagonista destacado de la multi-polaridad imperialista y el eterno matonismo internacional ante todo sobre el Pueblo y el Estado Ucranianos, cuya negación-destrucción había que lograr en primer lugar. Retomando las citadas palabras de Grossman sobre Lenin, “ante Rusia volvió a abrirse el camino de la libertad; pero Rusia ‘eligió’ a Putin”, presentado ante las masas nacional-imperialistas como “el salvador y restaurador de la patria”.
Vladímir Putin es actualmente el epítome a ultranza y más acabado de toda la demencia criminal y Nacional-imperialista moscoviana, que niega el Pueblo y el Estado ucranianos y que los afirma como parte de “Rusia”; si es preciso, realizando un genocidio para conseguirlo, que será ya el segundo que realiza el Estado ruso contra el Pueblo Ucraniano para lograrlo, tras el Holodomor creado por Stalin hace 90 años, en 1932-1933. Dominación y ocupación militar permanente, y opresión, colonización y genocidio a manos del Estado ruso-zarista-bolchevique durante casi trescientos años: he ahí LOS ÚNICOS fundamentos de la presencia rusa” dentro del Pueblo Ucraniano y de algunas zonas de su Estado (Donbás, Crimea); al igual que son esos mismos componentes los que durante siglos han fundado la presencia española y francesa entre el Pueblo Vasco y su Estado, el Reino de Nabarra.
En correspondencia con las nunca abandonadas aspiraciones del Imperialismo Moscoviano sobre el Pueblo Ucraniano y su Estado, la terminología impuesta por su ideología en el habla corriente sigue refiriéndose a Ukraina como “el territorio de Ukraina”, jamás como la Nación y el Estado de Ukraina. Lo mismo ocurre con “los territorios bálticos”: nunca los Estados Bálticos. Estamos ante la más genuina continuidad del despotismo, la negación de la libertad y el Nacionalismo imperialista moscoviano descritos por Grossman; los cuales, llegados a “su victoria plena con Stalin”, continúan asentados en las emponzoñadas mentes y depravadas almas de los ideólogos y voceros de ese Nacionalismo imperialista, y de los silovikí que están al frente de y parasitan al actual Estado totalitario, imperialista y mafioso-kagebista-putinista moscoviano, para desgracia de su Pueblo y de sus vecinos.
“¿Qué esperanza le queda a Rusia, si ni siquiera sus profetas distinguen la libertad de la esclavitud? ¿Qué esperanza le queda, si el genio de Rusia ve la belleza dulce y luminosa del alma rusa en su obediente esclavitud? ¿Qué esperanza le queda a Rusia, si el más grande de sus reformadores, Lenin, no destruyó sino que reforzó el lazo entre progreso y esclavitud? ¿Cuándo será libre y humana el alma de Rusia? ¿Cuándo llegará ese día?”
En la obra citada, Grossman responde a esas preguntas que él mismo se hace diciendo “Tal vez ese momento nunca llegue”. (V. Grossman; obra citada, capítulo 22, final.)
¡Ojalá que eso no sea así! Pero, para ello, el Pueblo Ruso deberá dejar de escuchar y seguir los cantos de sirena de esa nube de lunáticos y/o criminales doctrinarios, visionarios y charlatanes que, desde hace al menos dos siglos y de forma ininterrumpida, han estado – a la vez que algunos de ellos desarrollaban la literatura rusa – explotando su credulidad y causando su desgracia en nombre de un falso misticismo sobre “el alma rusa” que nadie ataca, como no sean sus propios dirigentes; los cuales agreden, roban y saquean a su propio pueblo todo lo que pueden tras haber eliminado siempre toda oposición.
Por el contrario, lo único que se esconde detrás de todo ese delicuescente delirio ideológico del “alma de Rusia”: presentada al menos desde Gogol como un ser mitológico real, es la imposición del Nacionalismo imperialista moscoviano y el ataque sobre Pueblos que NI SON NI QUIEREN SER RUSOS, pero a los que se ha obligado a serlo mediante crímenes horrendos e incontables, prohibición de su idioma propio, rapiña, robo y destrucción; algo que continúa hoy en día por medio de los ideólogos imperialistas que rodean a Putin y su régimen cleptocrático, para que ellos puedan seguir con sus yates y palacios incluso en grado mayor a como lo hacían los zares Romanov.
Todos ellos se esfuerzan en hacerle creer al Pueblo Ruso que su futuro: desde su privilegiada posición en el “Pivote Geográfico de la Historia” (el “Heartland” de la “Isla-Mundo” que imaginó H. Mackinder), le permite y a la vez exige la imposición de su Nacionalismo Imperialista sobre otros Pueblos como el Ucraniano o el Checheno; a los que, como Lenin denunció (pero que luego, tras tomar el poder, no corrigió), se les niega – si es necesario mediante agresión militar y horrendos crímenes imprescriptibles – su derecho de autodeterminación o independencia y su existencia misma como Pueblos distintos, de forma no diferente a como se haría si fueran ganado y no personas humanas. Pero eso significa también la ruina del Pueblo Ruso.
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Simultáneamente, la grotesca pretensión de que los Colonos “rusos” – esparcidos por Ucrania y otros Países gracias al expansionismo y el colonialismo imperialista y militar del Imperio Ruso – tienen el “derecho de autodeterminación” que reivindican los imperialistas-colonialistas: el cual supuestamente prevalece sobre los legítimos derechos de autodeterminación, independencia e integridad nacional de los Pueblos autóctonos y de sus Países, dominados y colonizados por el Imperialismo Moscoviano durante toda su historia (Pueblos y Estados que por añadidura ese Nacionalismo imperialista niega), es el cáncer que corroe esa “alma rusa” sin remisión posible, y que lleva a ese Pueblo a la destrucción.
Los Colonos “rusos” del Donbas en Ucrania, o de Transnistria en Moldova, o los asentados en los Estados Bálticos: no más que los Colonos “rusos” en Chechenia/Ichkeria, Prusia Oriental, Tatarstán, Udmurtia, Buriatia, Yakutia etc. etc. NO TIENEN DERECHO DE AUTODETERMINACIÓN NI NINGÚN OTRO DERECHO POLÍTICO. Exactamente del mismo modo que los colonos germanos en Prusia Oriental y los Sudetes: descendientes o sucesores de los Caballeros Teutónicos y sus criminales Cruzadas propiciadas por el Nacionalismo imperialista y expansionista polaco contra los autóctonos Pueblos Bálticos Prusianos desde Conrado I de Mazovia; o que los colonos franceses y españoles en Argelia, Indochina, Cuba, Filipinas y el Reino de Nabarra, NO TIENEN DERECHO DE AUTODETERMINACIÓN NI NINGÚN OTRO DERECHO POLÍTICO.
El derecho internacional de autodeterminación o independencia de todos los Pueblos: reconocido – no constituido – por el derecho internacional de las Naciones Unidas como el primero de los derechos humanos fundamentales y la condición previa para el pleno disfrute de todos ellos, pertenece a los Pueblos autóctonos establecidos en sus propios Países, NO A LOS IMPERIALISTAS Y COLONIALISTAS establecidos en los Países que ellos han invadido y ocupado mediante guerras de agresión y crímenes imprescriptibles. Y consiste en el derecho originario e inherente – no derivado u otorgado – de independencia incondicional e inmediata de esos Pueblos autóctonos frente a toda agresión o interferencia extranjeras contrarias a su independencia nacional, NO EN EFECTUAR FALSIFICADOS REFERENDA LLAMADOS “DE AUTODETERMINACION” BAJO LAS FUERZAS DE OCUPACIÓN DEL IMPERIALISMO, LOS CUALES SON LA NEGACIÓN del auténtico derecho de autodeterminación o independencia de todos los Pueblos. En cuanto tales, LOS IMPERIALISTAS NO TIENEN DERECHOS ¡Fuera los imperialistas de los Pueblos y Estados sojuzgados!
La desvergonzada reivindicación de un pretendido derecho de autodeterminación de los Colonos “rusos” que ha hecho el agresor Putin: para “justificar” su criminal agresión contra el Pueblo Ucraniano y su legítimo Estado mientras niega que eso sea una guerra (y además una guerra de agresión, para más señas), es idéntica y se basa en la misma “argumentación” que fue utilizada por Hitler en 1938 para “justificar” su reivindicación de “la vuelta de la región de los Sudetes – Sudetenland – a la madre-patria alemana”.
Es la misma afirmación de “unidad constitucional” establecida por la “Constitución” formal y secundaria española de 1812, esclavista, colonialista y racista, al afirmar en su Artículo 1: “La nación española es la reunión de los españoles de ambos hemisferios”.
Y es la misma que fue utilizada por el Nacionalismo-Imperialismo de Francia: “Es indispensable fundar la colonización sobre la dominación”, había dicho Jules Ferry en su discurso ante la Cámara de Diputados en Julio de 1885 para justificar la agresión colonialista sobre Argelia. “Argelia es Francia; [...] Desde Flandes hasta el Congo, [...] por todas partes la ley se impone, y esta ley es la ley francesa; es la que vosotros votáis porque sólo hay un parlamento y una nación, en los territorios de ultra-mar como en los departamentos de Argelia como en la metrópolis. Tal es nuestra regla; no sólo porque la Constitución nos lo impone sino porque es conforme a nuestras voluntades. [...] Etc. “La única negociación es la guerra”, dijo François Mitterrand, ministro ‘socialista’ del interior del Gobierno de Mendes-France, en su discurso desde la tribuna de la “Asamblea Nacional” el 12 de Noviembre de 1954. “Por tanto”, su Gobierno invocaba los derechos de autodeterminación y de legítima defensa del Pueblo francés frente a la “agresión interna” que decía sufrir en Argelia, a fin de justificar aquella infame “no-guerra” colonial de “Argelia, parte integrante del Pueblo francés”.
(“En 1885 Jaurès había votado en favor de los créditos de guerra para Tonkín. En 1887, en el momento del affaire Schnæbelé, él estaba en favor de los créditos militares para Argelia ‘en el silencio patriótico de los parlamentarios’. En 1903, él pedía el presupuesto para la ‘penetración pacífica’ en Marruecos. En 1904, Guesde le reprochaba el ‘haber votado los presupuestos de la guerra y la marina’; lo que personalmente Jaurès había evitado hacer. Pero ‘los de ustedes los han votado – argumentaba Guesde aquel año, dirigiéndose a Jaurès y al PsF. Vuestro error está en vuestra concepción socialista que no tiene nada de socialista; vosotros hacéis surgir vuestro socialismo de la República, mientras que nosotros lo hacemos surgir de la evolución capitalista. ¡Vuestro método es el nacionalismo bajo una forma más peligrosa que otra!’. En 1908 Jaurès rechazó los créditos militares suplementarios.” Cita tomada del Cap. XI de ‘Nacionalismo y Nacional-socialismo’ / ‘Nationalisme et National-socialisme’ / ‘Nationalism and National-socialism’, de Iñaki Aginaga; publicado en el blog de Nabarra-ko Erresuma el 22 de Marzo de 2021.)
Ésta es la descripción que hace Aron de aquella mentalidad: “Estamos en presencia de una nacionalidad armada y vivaz que es preciso apagar mediante la asimilación, [...] la dislocación del Pueblo bereber y la fusión”. “El nacionalista – tunecino, marroquí, argelino – sería el enemigo: no ocasional ni siquiera permanente, por retomar los términos que hemos definido más arriba; sería el enemigo absoluto, aquél con quien ninguna reconciliación es posible, cuya existencia misma es una agresión y que, en consecuencia, si se siguiera la lógica hasta el final, habría que exterminar. Delenda est Carthago: la fórmula es la de la enemistad absoluta, la enemistad de Roma y de Cartago; una de las dos ciudades está de más. Si Argelia debe quedar definitivamente francesa, los nacionalistas que quieren una Argelia independiente deben ser eliminados sin piedad. Para que millones de Musulmanes se hagan Franceses a mitad del siglo XX, es necesario que no puedan ya soñar en una nación argelina, y olviden a los testigos que hubo que degollar.” (Raymond Aron; ‘Paix et guerre entre les nations’, 1962.)
Una vez establecido a priori de este modo el dogma de que “Argelia es Francia, y en Francia no hay más Pueblo que el francés”, de ahí se deducía con pretensiones de “lógica cartesiana” la ridícula y absurda afirmación de que “Francia no puede luchar contra sí misma”; y que, por tanto, la guerra colonial-imperialista de Argelia era una no-guerra. Del mismo modo, la actual “operación especial militar” y “no-guerra” de la “Federación de Rusia” contra el Pueblo Ucraniano y su Estado es la continuación de aquella línea de desvergüenza, crimen y destrucción de la razón. Y es también idéntica a las posiciones de Hitler, quien en el programa del “Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán-NSDAP” (que él mismo co-escribió y leyó en su primer mitin multitudinario celebrado en Múnich en Febrero-1920), reivindicaba la “unificación de los Alemanes” (Germanos de Austria y de Sudetenland-Checoslovaquia) invocando esa misma falsificada versión imperialista del derecho de autodeterminación, y que llevó al Pueblo Alemán a su mayor miseria. (Véase el Capítulo XV – ‘El imperialismo frente al derecho internacional / ‘Imperialism vs. International Law (XV)’ de nuestra obra general ‘EUSKAL HERRIA Y EL REINO DE NABARRA, O EL PUEBLO VASCO Y SU ESTADO, FRENTE AL IMPERIALISMO FRANCO-ESPAÑOL / EUSKAL HERRIA AND THE KINGDOM OF NABARRE, OR THE BASQUE PEOPLE AND ITS STATE, AGAINST FRENCH-SPANISH IMPERIALISM’.)
Todo esto está reproduciéndolo actualmente la criminal agresión del Estado putinista con la finalidad de restaurar los logros imperialistas y colonialistas moscovianos sobre el Pueblo Ucraniano y su Estado. Unos criminales logros que habían quedado establecidos en Poltava en 1709, hacía trescientos años; y que, tras el levantamiento del Pueblo Ucraniano en el Maidán de 2014 por su independencia nacional y la soberanía de su Estado, y contra los lacayos del imperialismo ruso infiltrados en el Gobierno de Ukraina, podían quedar nulificados si no se intervenía.
Así pues, frente al nuevo derecho internacional precariamente establecido tras el final de la Segunda Guerra Mundial, con la afirmación del derecho de autodeterminación o independencia de todos los Pueblos (y por tanto también de los Pueblos Ucraniano, Checheno etc.), los nuevos amos del Kremlin moscovita llegaron a la conclusión de que había que restablecer las viejas teorías de “la defensa de nuestros intereses nacionales”, basados en la afirmación de “zonas de influencia y de soberanía limitada”, y – en definitiva – en el “derecho de imperialismo” sobre esos Pueblos.
La consecuencia del reconocimiento de esos criminales intereses es la consolidación de “Reservas Coloniales” en todo el mundo, en donde los derechos humanos fundamentales – y ante todo y sobre todo el primero y la condición previa de todos ellos: el derecho de autodeterminación (DA) o independencia de todos los Pueblos – no tienen vigencia alguna; así como la renovación o estabilización de “Zonas de influencia, Protectorados, Espacios vitales/Lebensraum/Spazio Vitale, Esferas de Co-Prosperidad de la Gran Asia Oriental, Zonas de Seguridad” y demás viejos conocidos de la expansión imperialista, subyacentes también en la “doctrina Brézhniev de soberanía limitada”. Pero eso es llevar de nuevo al mundo a una situación inaceptable para la mayoría de los Países, y desde luego a su destrucción.
Frente a ese funesto desatino que implica la afirmación del inexistente y criminal “derecho de imperialismo de la santa Rusia” sobre todos sus vecinos, el Pueblo Ruso y sus dirigentes sensatos y no criminales deberían comprender que su verdadero interés radica en incorporarse a un mundo establecido sobre la afirmación de los principios del respeto a los derechos humanos fundamentales y la cooperación entre los Pueblos y las naciones del Mundo, y ante todo sobre el derecho de autodeterminación o independencia nacional de todos los Pueblos, y no sobre los falsos “derechos” del colonialismo imperialista; y que un “futuro” construido sobre la imposición de su Nacionalismo imperialista sobre otros Pueblos consiste sólo en crímenes horrendos, corrupción, y finalmente en destrucción, ruina material y moral, y muerte. También para él.
*
Pero desgraciadamente, y por efecto de una sistemática tarea de Terror y Despotismo asiático IMPULSADA SIN INTERRUPCIÓN POR TODOS los regímenes totalitarios e imperialistas que han regido en Rusia durante al menos los últimos cuatrocientos sesenta años: desde el del zar moscovita Ivan IV el Terrible hasta el del zar “ruso” Putin I a día de hoy, he aquí que, como resultado de ello, los sofismas, la destrucción de la razón, y el fanatismo teórico-conceptual inherentes al Nacionalismo imperialista han arraigado en la estructura intelectual y en la “cosmogonía” del mundo ruso. Sólo así puede entenderse que una parte del Pueblo Ruso haya endosado silenciosamente y aceptado la falta de empatía, la perversión y la crueldad que implica el desentenderse de lo que el dirigente de su País está haciendo en Ucrania; garantizado todo ello, desde luego, por los actuales terror y persecución dirigidos contra todo pensamiento, toda oposición y toda acción independientes y democráticos que desafíen los diktat y las nuevas opríchnina y ojrana del régimen. Se trata de un dirigente que, ante la pasividad de esos sectores de su Pueblo – si es que no con una secreta y malsana satisfacción por esas actuaciones – afirma contra toda verdad y contra toda cordura que el vecino Pueblo y País de al lado “no existe, no es real, y necesita ser invadido [mediante una agresión criminal] en una guerra defensiva y existencial para el Pueblo Ruso, contra un nuevo Nazismo”.
Ahora bien, en cuanto a Nazismo, éste fue el aliado del Estado ruso-soviético desde el ‘Tratado de No-Agresión entre Alemania y la [así llamada] Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas-URSS’ (conocido también como “Pacto Hitler-Stalin”), firmado para 10 años entre esas Potencias el 23 de Agosto de 1939. Sin embargo, en un Protocolo secreto el Pacto establecía en realidad el reparto de Europa oriental y central entre ambas Potencias según “zonas de influencia” acordadas entre ambas. Además de un nuevo Reparto conjunto de Polonia – el cuarto – entre el Reich Alemán y el nuevo Imperio Ruso, a la “Unión Soviética” le correspondería anexionarse Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania (excepto su capital Vilna) y Besarabia (actual Moldova); es decir, todas las “posesiones” del Imperio ruso-zarista a las que el Imperio ruso-bolchevique había tenido que renunciar por el Tratado de Brest-Litovsk en 1918 y que Stalin ansiaba volver a dominar gracias a su pacto con Hitler, quien se apropiaba para Alemania del resto de sus “zonas de especial interés”. Y actualmente, tras haber recuperado sus independencias, todos esas antiguas “posesiones” del zarismo vuelven a estar hoy en el punto de mira de Putin. Los “rusos soviéticos” no fueron enemigos de los Nazis; fueron sus aliados desde el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Si después combatieron a los Nazis fue porque éstos traicionaron el Pacto de No-agresión y los atacaron, obligándolos a defenderse contra sus iniciales aliados.
Una vez firmado ese Tratado-Pacto de No-Agresión y Reparto de Europa, y contando con la complicidad de la “Rusia soviética” de Stalin, Hitler tuvo las manos libres para invadir Polonia nueve días después, el 1 de Septiembre de 1939, lo cual causó la declaración de guerra del Reino Unido y Francia contra Alemania, que dio inicio a la Segunda Guerra Mundial. Y dieciséis días después, el 17 de Septiembre, la “Unión Soviética” lanzó su invasión contra “su parte” oriental de Polonia, anexionándola, reprimiendo la Resistencia mediante ejecuciones y deportaciones a Siberia y otras zonas remotas, y afirmando que llegaban a Polonia para salvarla de los Nazis. De hecho, el Politburó “soviético” llamó con todo cinismo “campaña de liberación” a aquella anexión de Polonia que habían acordado con los Nazis. Del mismo modo, el 30 de Noviembre de ese año, los imperialistas “soviéticos rusos” – como lo habían hecho antes los zaristas rusos con todos los Pueblos no-rusos que desde el Báltico al Pacífico aún mantienen sojuzgados – se lanzaron contra Finlandia, que hizo frente a la agresión en la Guerra de Invierno y evitó la anexión pero no graves pérdidas territoriales, retenidas aún por la “Federación de Rusia” actual. El 15 y 16 de Junio de 1940, los otros tres Estados bálticos: Lituania, Estonia y Letonia, recibieron sendos ultimátum y fueron ocupados por el “Ejército Rojo” ruso, que a partir del siguiente día 28 de Junio ocupaba también Besarabia y el norte de Bucovina, según había quedado pactado entre el régimen Nazi y el “soviético”.
Putin no ha inventado nada nuevo al afirmar que quiere “liberar y desnazificar Ucrania”; simplemente ocurre que ahora en Ucrania, como en 1939 en Polonia y Finlandia, y en 1940 en Estonia, Letonia, Lituania y Rumania, los Nazis son los invasores “rusos”: agentes del Imperialismo Moscoviano totalitario camuflado como “soviético” entonces, y abiertamente totalitario-mafioso-kagebista-putinista ahora. (Esto quedará registrado así en la Historia, para eterna vergüenza y total descrédito de “la izquierda” europea que lo apoya, y en particular de la pretendida “izquierda abertzale”: totalmente acomplejada, acorralada y recuperada por los Nacional-“socialistas” y los Nacional-“comunistas” españoles que integran el actual social-imperialismo español. Éste, con sus sucursales y franquicias “sozialistas” camufladas en nuestro País con siglas “vascas”, cursa ahora bajo la mezcolanza que denominan “izquierdos/izquierdas-unidos/unidas-podemos-sumar-más-país” español.)
Tal es el régimen que detenta el poder hoy en Moscú bajo el Gobierno de Putin; quien, en un discurso oficial (16 de Marzo de 2022, disponible en la página web del Kremlin), para designar a quienes se oponen a él y a los – según él – “verdaderos patriotas”, ha utilizado términos tales como “escoria, traidores, insectos [moshki], y auto-limpieza natural y esencial de la sociedad”, así como “nacionaltraidores” en una sola palabra; del mismo modo que Hitler utilizó por primera vez la palabra Nationalverräter en ‘Mein Kampf’, y hablaba también de aquéllos a quienes aspiraba a destruir como de infrahumanos (Untermenschen), para facilitar psicológicamente la tarea de aplastarlos como si fuesen escoria o insectos. De hecho, la calificación de los Ucranianos como sub-humanos es un lugar común, un concepto establecido entre el Nacionalismo imperialista ruso, que constituye el mainstream ideológico ruso. El mismo Lenin advertía contra esta funesta tendencia de los Rusos:
“[...] En mis obras acerca del problema nacional he escrito ya que un planteamiento abstracto del problema del nacionalismo en general no sirve para nada. Es necesario distinguir entre el nacionalismo de la nación opresora, y el nacionalismo de la nación oprimida; entre el nacionalismo de la nación grande [o sea: imperialista], y el nacionalismo de la nación pequeña.
“Con relación al segundo nacionalismo, nosotros, los integrantes de una nación grande, casi siempre somos culpables, en el terreno práctico histórico, de infinitos actos de violencia; e incluso más todavía: sin darnos cuenta, cometemos infinito número de actos de violencia y de ofensas. No tengo mas que evocar mis recuerdos de cómo en las regiones del Volga tratan despectivamente a los no-Rusos, cómo la única manera de llamar a los Polacos es ‘Poliáchishka’, cómo el Tártaro es motejado de Príncipe, cómo los Ucranianos son siempre ‘Jojols’, y los Georgianos y demás nacionales del Cáucaso los llaman siempre ‘Kapcasianos’ u ‘hombres del Kápcaso’.
“Por eso, el internacionalismo por parte de la nación opresora, o de la llamada nación ‘grande’ (aunque sólo sea grande por sus violencias, sólo sea grande como lo es un esbirro) no debe reducirse a observar la igualdad formal de las naciones sino también a observar una desigualdad que, partiendo de la nación opresora, de la nación grande, compense la desigualdad que prácticamente se produce en la vida.
“[...] Y creo que en este caso, con relación a la nación georgiana, tenemos un ejemplo típico de cómo la actitud verdaderamente proletaria exige de nuestra parte extremada cautela, delicadeza y transigencia. El georgiano [está refiriéndose a Stalin-Beria] que desdeña este aspecto del problema, que lanza desdeñosamente acusaciones de “social-nacionalismo” (cuando él mismo es no sólo un “social-nacional” auténtico y verdadero sino un brutal esbirro Gran-ruso), ese georgiano lastima, en esencia, los intereses de la sociedad trabajadora de clase, porque nada retarda tanto el desarrollo y la consolidación de esta solidaridad como la injusticia en el terreno nacional,” etc. (V. Lenin; ‘Acerca de la cuestión de las Nacionalidades o “Autonomización”’. Tomado al dictado en taquigrafía por su secretaria Mariya Volodiceva el 31-XII-1922.)
Hoy sabemos que los Alemanes que se oponían a Hitler no eran nacional-traidores sino todo lo contrario, y que en cambio quienes lo apoyaron en su criminal empresa contribuyeron a traer la desgracia y la vergüenza del Pueblo Alemán; del mismo modo que esos “verdaderos patriotas rusos”, según Putin: los que hoy lo apoyan en su criminal empresa, van a traer la ruina y la vergüenza para su Pueblo. Es el “filósofo político ruso” Iván Ilyin: un émulo de Hitler y declaradamente fascista, cuyos restos mortales Putin hizo traer de vuelta a Rusia desde Suiza y cuya tumba consagró, el que parece ser su inspiración. Finalmente, el hecho de haber elegido como distintivo de su agresión el símbolo de una letra ‘z’: que es en realidad una semi-sauvástica (o semi-svástica invertida), nos da la visión completa de este nuevo Nazi imitador de Hitler que es Vladímir Putin, y que como él ha empezado por el Anschluss de Ukraina. El Nazismo está hoy dirigiendo Rusia: desde el Kremlin, desde luego; pero también desde la Duma y la televisión rusa.
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Pero, a la vez que Putin y sus agentes ideológicos mantienen la burda afirmación de “los Nazis de Ucrania”: un simple pretexto para invadir y anexionarse ese País al igual que lo utilizaron los “rusos soviéticos” en 1939 para anexionarse Polonia a medias con sus aliados los Nazis (así como el resto de Países que correspondían al Imperio Ruso, según hemos expuesto que acordaron secretamente con ellos), y como una posición de repliegue táctico, si ven que esa mentira no da resultados (pero sin reconocer jamás que es mentira), difunden a continuación la afirmación de que “esto no va de Ucrania en absoluto sino que refleja la batalla sobre cómo será el nuevo orden mundial post-occidental”.
Al recurrir a esta nueva “justificación”, esos agentes del imperialismo dejan en evidencia que si “esto no va de Ucrania”, como dicen ahora, esa afirmación es contradictoria con la primera de “los Nazis de Ucrania” con la que “justificaron” su agresión contra ese País; y que, en definitiva, siguen la vieja táctica ideológica de todo régimen totalitario según la cual “cuanto más propaganda, mejor”. Y no les preocupa lo más mínimo que esa propaganda sea deleznable, formalmente contradictoria entre sí y de ínfimo nivel, porque saben muy bien que sus afirmaciones no dependen de la verdad ni de la lógica formal para imponerse sino del volumen de los monopolios mediáticos de falsificación de las ideas y de embrutecimiento e intoxicación ideológica de masas, que ellos imponen sobre toda la población sin temer más oposición democrática que la que ellos han llevado ya a los cementerios o a las cárceles.
Ahora bien, si miramos detrás de toda esa palabrería, vemos que ese supuesto “nuevo orden mundial post-occidental” por el que el régimen putinista dice ahora – por boca de su primer propagandista Lavrov – estar combatiendo, NO CONSISTE en un nuevo orden democrático y anti-imperialista: fundado por tanto sobre la vigencia y el respeto de los derechos humanos fundamentales (DDHH) y ante todo sobre el derecho de autodeterminación o independencia de todos los Pueblos, primero de los DDHH y condición previa de todos ellos según el Derecho Internacional de las Naciones Unidas. Consiste, bien al contrario, en el mantenimiento DEL MISMO orden imperialista, sólo que ahora se pretende que orbite bajo la hegemonía de una Potencia oriental
Y esto es precisamente lo que se oculta, puesto que Rusia y China son también Potencias que forman parte del sistema imperialista de dominación internacional sobre sus respectivas “áreas de influencia”. En la auténtica realidad, no hay tal “orden mundial occidental” (que sería, según implícita y subliminalmente pretende la propaganda de aquellas Potencias, el único imperialista), al que se opone un “orden mundial oriental” y pretendidamente anti-imperialista. Bien distintamente, lo que hay es un orden global imperialista basado en lo que es la esencia del imperialismo, a saber: la conculcación tanto de los derechos humanos fundamentales y ante todo de la Autodeterminación o Independencia de los Pueblos, así como de la integridad y seguridad de sus legítimos Estados constituidos sobre el principio de derechos iguales y Autodeterminación de todos los Pueblos. Un orden y estructura global imperialista que incluye tanto a Potencias imperialistas occidentales así como a Potencias imperialistas orientales.
Frente a ese orden imperialista global se opone la Resistencia democrática de los Pueblos que están siendo agredidos por dicho orden imperialista, sea cual sea el agresor: oriental u occidental; una Resistencia que debería ser apoyada por todos los Pueblos libres del mundo. Esta Resistencia democrática está basada en la defensa de la independencia nacional de esos Pueblos agredidos, la cual está representada ahora por la oposición del Pueblo Ucraniano a ser deglutido por el Imperialismo Moscoviano, que aspira a lograrlo mediante su actual guerra de agresión contra ese Pueblo para destruir en primer lugar su legítimo Estado, y a continuación al Pueblo mismo; y por por supuesto está representada también por la oposición y Resistencia nacional del Pueblo Vasco frente al criminal imperialismo colonialista y fascista de España y de Francia.
Estamos por tanto sólo ante un mero re-dimensionamiento geográfico del orden mundial imperialista, en el que no es posible afirmar con seriedad que ese supuesto “nuevo orden mundial post-occidental” consista en un orden democrático anti-imperialista, ya que el Gobierno de la “Federación de Rusia” pretende imponerlo sometiendo al Pueblo Ucraniano y destruyendo su legítimo Estado mediante crímenes de guerra, crímenes contra la paz y la seguridad de los Pueblos y de sus Estados legítimamente constituidos, y crímenes contra la Humanidad; de todo lo cual el cínico propagandista del Imperialismo Moscoviano, Lavrov, no dice ni palabra porque todo eso está supeditado al imperativo categórico de su Nacionalismo imperialista “Gran-ruso”: incluidas las mentiras que haya que decir y los crímenes que haya que perpetrar. Se trata nuevamente del viejo orden imperialista ruso de siempre, establecido por los zares bajo la égida de la “Rusia santa y triuna” y de su Nacionalismo imperialista, opresores de Pueblos y de sus legítimos Estados.
Esta ideología Nacionalista-imperialista, putinista y fascista, endosada con fanatismo por una parte del Pueblo Ruso y apoyada en Europa Occidental y otras partes por “representantes y pensadores” de una pretendida “izquierda marxista” reaccionaria: ideológica, intelectual y moralmente arruinada, degenerada y en total coincidencia con la derecha fascista de siempre (y que en nuestro País es apoyada por los sectores intoxicados con el dogmatismo y el fanatismo del Eta: actuales lacayos del social-imperialismo “socialista y comunista” español), es el verdadero cáncer que envilece al Pueblo Ruso y que hace posible la continuidad del régimen de ese autócrata y su banda mafiosa.
Es esa letal ideología la que alimenta esta situación, y la que permite que tales regímenes puedan aparecer y mantenerse. Pero no hay misiles ni armas nucleares – es fundamental comprender esto – que puedan servir para combatir la ideología fascista, ya sea de Putin, de la “izquierda marxista” pseudo-revolucionaria europea, de Berlusconi o de Donald Trump. Lo que se necesita frente a ella es un desarrollo teórico-ideológico basado en la auténtica Democracia, y no en su actual falsificación y sucedáneo creados por el “moderno” imperialismo y totalitarismo “con elecciones”, y aplicados en Europa occidental durante doscientos treinta años ya a partir de la “revolución” Nacionalista francesa. Es decir, un desarrollo de la auténtica Democracia, basada en el respeto y la vigencia de los derechos humanos fundamentales y ante todo en la Autodeterminación o Independencia nacional de todos los Pueblos, la cual desmonte los sofismas y las falsedades en que se basa todo régimen imperialista, totalitario y fascista. Veamos las condiciones de desarrollo de ambas ideologías:
“[...] Para la apreciación e interpretación de la realidad según la ideología del imperialismo y el fascismo, y debido a la distorsión mental/moral que ella establece, los mismos datos, los mismos medios, los mismos hechos y las mismas ideas son o bien “intrínseca y fundamentalmente” perversos, o rectos y santos; todo ello según sean las circunstancias, el momento, el sujeto involucrado y la propia conveniencia. La aplicación de conceptos, valores, criterios, principios, normas y referencias teóricas que no solamente son variables sino incluso formalmente contradictorios (una aplicación realizada conjunta o separadamente, según sea la necesidad y la oportunidad ideológica y según se apliquen a uno u otro de los adversarios), es una constante de la propaganda imperialista y fascista.
“En cambio, para las personas y los Pueblos sojuzgados, la verdad es el camino – largo, aventurado y lleno de riesgos – que conduce, a veces, a la libertad y que igualmente procede de ella. (Lamentablemente, Españoles y Franceses no han conocido durante toda su historia otra “libertad” que la de sus permanentes regímenes despótico-asiáticos y absolutistas; y su “verdad” es la afirmación de su Nacionalismo imperialista sobre el Pueblo Vasco.)
“Ahora bien, en un mundo como el nuestro, decir la verdad es una actividad poco recomendable que expone a sus temerarios o inconscientes actores a las peores reacciones de la opinión y los poderes ‘públicos’. En lo que se refiere a la verdad, el que aquí quiera ‘vivir bien’, o cuando menos vivir tranquilo, tiene todo interés en aprender a cerrar el morro. La mayor parte de la población lo ha comprendido así hace tiempo. ‘La verdad os hará libres’, se ha dicho; pero la mentira y la destrucción de la razón ‘liberan’ también a los servidores de éstas: agentes del poder totalitario, imperialista y fascista establecido, a quienes éste ofrece la rica diversidad de su voluntad todopoderosa.
“En la medida en que la democracia implica libertad de pensamiento, de crítica y de investigación, la coherencia lógica, la univocidad conceptual y terminológica, la paridad semántica y la estabilidad metódica son condiciones del acceso a la verdad y al conocimiento. En cambio, para el imperialismo y el fascismo son obstáculos insuperables que deben ser destruidos, porque sus agentes no pueden dominar ideológicamente a los Pueblos sin falsificar, recuperar y confundir los conceptos y los términos. Esa forma de ideología implica el embrutecimiento previo de sus pacientes por los modernos monopolios de propaganda. Ahora bien, si esta condición viene a faltar, la reacción puede ser peligrosa para sus pretenciosos agentes.
“Probidad intelectual y Nacionalismo imperialista se excluyen mutuamente. El Nacionalismo-Imperialismo nada tiene que ver con cualquier clase de ‘honestidad’ intelectual. El imperialismo es una empresa criminal de dominación-explotación Nacionalista y racista a costa de la libertad de los Pueblos: establecida y mantenida mediante la Violencia criminal, que se realiza también mediante el adoctrinamiento ideológico; lo cual implica la confusión mental de sus pacientes, la mentira, el disimulo y la calumnia.
“Los ideólogos del Nacionalismo imperialista y fascista: tanto si se reclaman Nacional-católicos/ortodoxos, o Nacional-laicos/socialistas/comunistas, no son honrados teóricos u hombres de ciencia, ni menos todavía gentes de bien ‘que defienden sus ideas – todas legítimas y respetables – con la pluma y la palabra, y que oponen la cultura a la violencia’, como sus servicios indígenas y ‘autónomos’ de intoxicación ideológica de masas pretenden hacernos creer. Bien al contrario, en cuanto políticos, son agentes, partícipes, cómplices, encubridores y/o beneficiarios – notorios y convictos – de la rapiña y los crímenes de guerra, contra la paz y contra la Humanidad que constituyen el actual régimen imperialista franco-español que sojuzga nuestro País. Y en cuanto ideólogos, son mentirosos, difamadores, falsarios y embaucadores, tramposos y fulleros, jugadores de ventaja habituales o profesionales.
“Las personas decentes, las gentes de bien, no hablan con los criminales imperialistas y fascistas que continúan o pretenden que continúe la empresa de dominación del Nacionalismo imperialista franco-español, el cual ha ensangrentado y oprimido al Pueblo Vasco y está ocupando nuestro País desde hace doce siglos. Menos todavía pueden hacerlo quienes ejercen funciones y asumen responsabilidades ideológicas y políticas. El pensador, el político o la persona libre que afronta cuestiones teóricas, prácticas o de simple información en las condiciones del imperialismo, hará bien en desconfiar y protegerse de toda comunicación o aportación ‘informativa, científica o artística’ que provenga de sus agentes.
“Para los políticos, los científicos y las gentes decentes, ningún comercio digno, ninguna honrada frecuentación son posibles con los agentes ideológicos imperialistas y fascistas: cualesquiera que sean las pretensiones morales o culturales con que se encubran. No se habla con quien no es que tenga o no una pistola encima de la mesa, sino que se apoya sobre el monopolio de la Violencia criminal establecido mediante la guerra de agresión y la conquista contra nuestro País, e innumerables y horrendos crímenes imprescriptibles. En nuestro País no caben “habladas” con los agentes de la propaganda y la guerra psicológica que imponen las ideas del imperialismo y el fascismo franco-español, al servicio y bajo el amparo de su ejército de ocupación. El ‘diálogo’ con el Fascismo y el Terrorismo imperialistas es un absurdo formal que implica la complicidad con sus agentes y el encubrimiento de su empresa criminal de destrucción de las personas y los Pueblos libres; en lógica consecuencia, debe ser absoluta y positivamente evitado.
“En las condiciones del régimen imperialista de ocupación militar, son imposibles y contradictorias las relaciones democráticas con quienes combaten los derechos humanos fundamentales y, en primer lugar, el derecho de autodeterminación o independencia de todos los Pueblos: ‘primero de los derechos humanos fundamentales y condición previa para el pleno de todos ellos’, según el Derecho Internacional contemporáneo reconocido – no constituido – por las Naciones Unidas. Relaciones democráticas, voluntad popular y derechos humanos sólo se alcanzan por la supresión de la ocupación imperialista como condición previa.
[...]
“La mentira y la difamación con alcance de masas son armas fuertes, más directas y efectivas que su problemática rectificación teórica posterior. Para empezar, los monopolios de Violencia criminal y propaganda del imperialismo excluyen ya toda respuesta proporcionada al daño causado, multiplicando así de forma decisiva la superioridad ideológica de las fuerzas imperialistas; y de este modo, la mentira mil veces repetida deviene una vez más la verdad ideológica.
“Es preciso tener en cuenta que la utilización a ultranza de los medios materiales de que dispone, e incluso la propia debilidad teórico-formal de la propaganda imperialista y fascista, son causa y efecto de la situación de dominación absoluta que el monopolio de la Violencia criminal proporciona a sus agentes. Y ello porque la contradicción formal en la que éstos se mueven con total naturalidad y sin que ello les cause la menor preocupación, el embuste y la estupidez, la falsificación de las palabras y la manipulación de los conceptos, son siempre rentables para el fascismo si el monopolio de propaganda les asegura repetición y penetración sin posibilidad de réplica; y esto es algo que el fascismo se asegurará en conseguir. La falsificación de los términos y los conceptos cardinales de la sociología y la política es parte de la técnica ideológica del imperialismo y el totalitarismo modernos, al objeto de conseguir la confusión y la dominación sobre los Pueblos.
“El imperialismo y el fascismo destruyen no sólo la realidad material de los Pueblos; destruyen también en ellos el sentido común y la razón. La esquizofrenia ideológica funda la propaganda dominante que afirma la ‘libertad’ del imperialismo. Sus portavoces: considerados mentalmente sanos por los medios y criterios clínicos tradicionales, son un peligro permanente para la salud mental de las poblaciones sometidas a los monopolios de propaganda, guerra psicológica, e intoxicación ideológica de masas del régimen imperialista y fascista. Lejos de perjudicarlos, la irracionalidad les ofrece a esos funcionarios considerables – y con frecuencia decisivas – ventajas ideológicas frente a los defensores de la auténtica libertad basada en los derechos humanos fundamentales y la Democracia; sin que aquéllos deban temer de éstos una competencia racional o científica que pueda ser ideológicamente efectiva entre las masas, dada su aplastante superioridad de medios.
“Por sorprendente que ello pueda parecer a los ilusos o idealistas románticos: que todavía creen en el valor y la vigencia universales del panlogismo y en la eficacia de la razón como arma ideológica, la estupidez y la irracionalidad formal no son defecto ni debilidad sino plenitud y virtud ideológicas, bajo las condiciones del imperialismo y el fascismo. La confusión, el caos, el envilecimiento de las ideas, y la destrucción de la razón benefician siempre al imperialismo y al fascismo.
“Frente a ellos, el único antídoto que tiene la ideología democrática es la honestidad intelectual y la coherencia lógico-formal, por un lado; y, por otro, la vertebración de una ideología y una política democráticas fundadas sobre la afirmación teórica y práctica de la vigencia y el respeto universales de los derechos humanos fundamentales y ante todo sobre el primero y la condición previa de todos ellos: el derecho de autodeterminación o independencia de todos los Pueblos. Sin derechos humanos, no hay democracia.” Etc. (Véase el Cap. XXIII: Ideología imperialista frente a ideología democrática: una asimetría de factores variables y constantes / Imperialistic ideology versus democratic ideology: an asymmetry of variable and constant factors; de nuestra citada obra general.)
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El Nacionalismo imperialista “ruso”, como todo Nacionalismo imperialista, es incompatible con los derechos humanos fundamentales, también los de su Pueblo. Pero ante todo es incompatible con el que es el primero y la condición previa de todos ellos: el derecho de libertad, autodeterminación o independencia de todos los Pueblos sobre los que aspira a imponerse; y significa por tanto la destrucción de toda democracia, que sólo puede existir y subistir sobre los derechos humanos fundamentales y por esos derechos. “Un Pueblo que oprime a otro Pueblo no puede ser libre.” Identificarse con el Nacionalismo imperialista es identificarse con la agresión militar, el totalitarismo y el fascismo criminales: para los demás pueblos pero también para uno mismo; es el caso del régimen imperialista moscoviano: actualmente mafioso-kagebista-putinista, como antes lo fue bolchevique, como antes lo fue zarista.
Éste es también el caso del Nacionalismo imperialista franco-español y de los Estados totalitarios: monárquicos o republicanos, nacional-católicos o nacional-laicos, nacional-socialistas/comunistas o nacional-fascistas de España y de Francia, que han sojuzgado el Pueblo Vasco y que ocupan su Estado, el Reino de Nabarra, contra toda legalidad nacional e internacional. Ese Nacionalismo-imperialismo franco-español ha sido igualmente impuesto al Pueblo Vasco a lo largo de toda una historia de agresión, persecución, opresión, Terrorismo de guerra y de Estado, y crímenes imprescriptibles contra el Pueblo, su Idioma y su Estado, perpetrados mediante los Ejércitos de ocupación de España y de Francia, sus propagandistas doctrinales, y sus Colonos metropolitanos franco-españoles junto con los Renegados indígenas. Han sido auxiliados todos ellos por sus colabores necesarios y partidos que se hacen llamar “nacionalistas vascos y abertzale radicales”, los cuales forman la burocracia mafiosa-liquidacionista Pnv-Eta y sus satélites, que han admitido a los ocupantes imperialistas como “demócratas vascos”. Y esa dominación imperialista franco-española ha sido mantenida sobre la “justificación” ideológica de negar el Pueblo Vasco y su derecho de autodeterminación o independencia en pie de igualdad como otro Pueblo más del mundo, y de afirmarlo por el contrario como “español” o “francés”. Según todos ellos, los regímenes de ocupación militar y los resultantes Estados de España y de Francia son “no-nacionalistas, no-violentos, legítimos y democráticos”, y los propios del Pueblo Vasco.
Frente a todo ello, reproducimos nuevamente un párrafo significativo de la ‘Declaración por los Derechos y la Liberación de los Pueblos’, publicada en Español, Euskara, Francés e Inglés:
“Quienes oprimen a Pueblos y Estados no son agentes de honorables tareas políticas, son simples malhechores. Pero no delincuentes políticos sino simples delincuentes comunes; y tampoco delincuentes de un nivel cualquiera sino autores de los más grandes crímenes que registran la moral y el derecho. Si nos remitimos a la ley internacional, tales terribles ofensas se ordenan en tres grupos: las cometidas contra las leyes de la guerra, contra la paz, y contra la humanidad. No pueden ser olvidadas ni perdonadas, si de verdad pretendemos terminar con ellas.” (Iñaki Aginaga; de su ‘Declaración por los derechos y la liberación de los Pueblos’.)
“‘Todo imperio perecerá.’ Afortunadamente los imperios se deshacen, obligados a abandonar su dominación sobre los Pueblos que sojuzgaron por la Violencia criminal y el Terror, y que – si no los liquidan antes – recuperan uno tras otro su independencia nacional. No sólo en Continentes diversos y lejanos sino también en la pequeña península europea situada junto al ‘Heartland’ de la “tierra central”. El significativo retorno de las naciones a sus territorios históricos geopolíticamente condicionados y constituidos manifiesta, en simple y cartográfica perspectiva, la anómala, extravagante y extemporánea condición de los residuales imperios español y francés del extremo occidente europeo.
“Desde el Despotismo oriental hasta el Feudalismo, desde el Absolutismo al “Liberalismo” proto-Fascista, y desde las dictaduras castrenses al totalitarismo contemporáneo, contemplados los casos de Inglaterra, Alemania, Japón o el Imperio Ruso, la historia comparada muestra la diversidad evolutiva de los imperialismos; pero confirma que, en general, el imperialismo no retrocede nunca de forma voluntaria, espontánea, racional o razonable. Su remisión o limitación sólo se da cuando encuentra resistencias que no puede superar.” (Véase el Capítulo III – ‘El Nacionalismo imperialista franco-español (III) / The French-Spanish imperialistic Nationalism (III)’.)
Esas resistencias – ideológicas y en su caso militares – deben ser mantenidas por todos los medios que los Pueblos tienen a su disposición, en virtud de su derecho de legítima defensa y con la ayuda de todos los Pueblos y Estados libres del mundo, según han establecido relevantes resoluciones de la Asamblea General de la ONU.
“La perniciosa tendencia del ‘derecho internacional’ de las ‘grandes’ Potencias a la conservación del status quo: fundado sobre innumerables crímenes contra los Pueblos y Estados más pequeños pero propugnado no obstante como ‘benéfica forma pacífica’ de imperialismo (‘aunque ello sea’ en violación del internacional e imprescriptible derecho de autodeterminación o independencia de todos los Pueblos-DA), ha causado ya a la Humanidad terribles consecuencias. La afirmación de este DA permite – incluso si es de forma defectiva – paz y convivencia entre Naciones y Estados; su negación no las permite nunca.
“Cuando – forzados por las crisis creadas por los Pueblos sojuzgados – los dirigentes imperialistas afirman que ‘no tenemos un problema de independencia sino que tenemos un problema de convivencia’ (P. Sánchez, primer ministro español por el ‘Partido Nacional-socialista obrero Español – Falange-Ugt-PsoE’), están falseando por completo la realidad, ya que la ‘convivencia’ que hipócritamente predica el imperialismo consiste en la sumisión a su dominación. Quienes en la teoría y en la práctica niegan la libertad y el derecho de autodeterminación o independencia de todos los Pueblos, destruyen el único fundamento posible de la convivencia, la paz y el orden democráticos; construyen en su lugar las bases de la Violencia criminal y la guerra de agresión; y establecen y sostienen las bases del orden y el desorden de violencia entre las Naciones.
“Sin una solución real para la cuestión nacional: una solución democrática, basada por tanto en la independencia e integridad de los Pueblos y de sus legítimos Estados construidos sobre la Autodeterminación o Independencia de los Pueblos, no hay convivencia, paz ni tranquilidad firmes y duraderas sino intermedios entre un conflicto y otro. ‘Si se vacía de su contenido el derecho de autodeterminación de los Pueblos, se le quita a la amistad entre los Pueblos el fundamento a partir del cual puede desarrollarse.’
“La identificación de las luchas de los Pueblos por su independencia nacional con ‘la violencia, el terrorismo y el nazismo’; y la correlativa identificación del imperialismo y el status quo producto del imperialismo con ‘el pacifismo y la no-violencia’, implican sin más:
- la liquidación del principio de libertad e independencia, y del derecho de autodeterminación y de legítima defensa de los Pueblos;
- la abolición de los crímenes contra los derechos humanos fundamentales y la impunidad de los criminales contra aquéllos;
- la criminalización de las luchas de independencia nacional, sometidas a formas de represión propiamente terroristas y cada vez más extremas; y
– la vuelta al ‘derecho internacional’ clásico que establecieron las Grandes Potencias imperialistas y colonialistas, con su inicua afirmación de la legitimidad de la ‘doctrina del descubrimiento’, el ‘derecho de conquista’, y el jus ad bellum, jus in bello, jus post bellum. Esto es: la afirmación de su derecho absoluto y terrorista a la expansión y rapiña por medio de la guerra, en la guerra, y en la post-guerra, bajo la simple condición de que una de esas Potencias se sienta en condiciones de poder imponerlo.” Etc. ( Del Capítulo 10 – La “cuestión nacional” es la cuestión de la política y el derecho de las Naciones, en: ‘Fundamentos ideológicos – Ideologi oin-harriak / Ideological fundamentals – Stepping-stones’.)
¡NINGUNA ‘CONVERSACIÓN’ CON LOS GENOCIDAS DE PUEBLOS Y CRIMINALES CONTRA LA HUMANIDAD QUE SE HACEN LLAMAR ‘DIRIGENTES POLÍTICOS’!
¡FUERA DE LA REPÚBLICA DE UKRAINA LAS FUERZAS RUSAS DE OCUPACIÓN MILITAR!
¡FUERA DEL REINO DE NABARRA LAS FUERZAS FRANCO-ESPAÑOLAS DE OCUPACIÓN MILITAR!
¡¡¡A LA CÁRCEL CON LOS MALHECHORES Y ASESINOS DE MASAS!!!
ALDE HEMENDIK!!!
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